Enero 2012
ECONOMIA CRISTIANA
Fredy H. Wompner G. (*)
Introducción
La economía es el estudio de los principios y métodos para asignar recursos escasos para lograr una producción y una distribución óptimas, y un consumo de la riqueza. Su principal propósito es descubrir y refinar medios justos y afectuosos para crear, distribuir y consumir la riqueza para vencer la pobreza e incrementar la prosperidad material y espiritual del hombre.
No obstante lo anterior, hoy en día cientos de millones de personas sufren por la falta de alimentos, hambre y malnutrición. Muchos se encuentran sin hogar, carecen de protección de las fuerzas crudas de la naturaleza y viven en condiciones insalubres. La única respuesta apropiada para el Cristiano es clamar con un corazón compasivo, "Oh Señor, ¿cómo podemos ayudar? ¿Qué podemos hacer para alimentar al hambriento, vestir al desnudo y proteger a los desamparados?". La respuesta a esta oración debe ser lo que denominaremos y trataremos de explicar como "economía cristiana". El entendimiento y la aplicación apropiada de los principios de este tipo de economía son necesarios si hemos de ofrecer la mejor ayuda que podamos al hambriento, el desnudo y el vulnerable. Por lo tanto, el entendimiento y la aplicación apropiada de los principios de la economía cristiana son elementos esenciales de la compasión verdadera.
La situación actual
La situación actual no es muy alentadora; una población mundial cada vez más numerosa, la privatización constante y el aumento de la desintegración social son solo alguno de los problemas. En los informes de las naciones unidas se señala que, luego de aumentar de 1,6 mil millones en el 1900 hasta un poco más de 6,51 mil millones hoy en día, se espera que la población mundial alcance los 8 mil millones en el año 2020 y quizás se estabilice alrededor de los 9 mil millones a 10 mil millones hacia el año 2050, a pesar de los bajos índices de fertilidad y a que se estima que unos 3.500 millones de parejas aun no tienen acceso a la planificación familiar. Es decir, la población neta del planeta habrá aumentado en 1800 personas durante el tiempo que toma leer este artículo.
Los datos globales sobre la privación persistente de los seres humanos resultan aun mas alarmantes. Se estima que hoy día mueren 37.000 bebes de causas relacionadas con la pobreza; existen más de 260 millones de niños que no asisten a la escuela ni primaria ni secundaria; existen 840 millones de personas desnutridas; 850 millones de personas analfabetas; 880 millones de personas no tienen acceso a los servicios de atención medica; 1 mil millones de personas no poseen viviendas adecuadas; 1,3 mil millones de personas ( de las cuales el 70% son mujeres) tratan de vivir con menos de U$ 1 al día, cifra que la década pasad aumento en 200 millones; 2 mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad y 2,6 mil millones carecen de instalaciones sanitarias básicas.
Esta miseria se traduce en una desintegración social masiva. Cerca de 1,2 mil millones de adultos están cesantes o bien tienen empleos penosamente pagados. Esto representa un tercio de la mano de obra mundial y constituye el porcentaje más elevado desde los años treinta. Mas de 250 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad trabajan como obreros. La desigualdad en los ingresos ha aumentado tanto al interior de las naciones como entre las mismas. La participación de los ingresos globales de la quinta parte mas rica del mundo actualmente se calcula que es 74 veces la de la quinta parte mas pobre, diferencia que se ha duplicado durante los últimos treinta años. Según los cálculos de la revista Forbes, la riqueza combinada de las 225 personas más ricas del mundo hoy en día equivale a los ingresos combinados de la mitad mas pobre de la humanidad. Las diferencias sociales cada vez mayores alimentan la rabia, frustración, alineación y la desesperanza.
Por otro lado actualmente también nos encontramos profundamente divididos por las ideologías económicas de Izquierda y Derecha, del capitalismo, el socialismo, el intervencionismo, la teología de liberación y el comunismo. El efecto es una ciudadanía desconcertada y confundida, debilitada en su habilidad para responder sabiamente a la miríada de opciones que enfrenta.
Los adherentes de ideologías y metas en disputa jalan la estructura económica de la sociedad en direcciones opuestas. El actual sistema de asistencia social pretende a través de esquemas de mercado que buscan la rentabilidad ante todo, por sobre el proporcionar soluciones sociales a los sectores más desvalidos. Las estructuras y las políticas de impuestos son herramientas de ingeniería social usadas para crear lo que ellos creen ser una sociedad "justa," pero, debido a las ideologías conflictivas que contribuyen a las políticas, las estructuras llegan a ser confusas y desconcertantes. La gente está en desacuerdo no solamente con respecto a las políticas específicas sino también acerca de asuntos fundamentales tales como la naturaleza de la justicia, las funciones legítimas del gobierno civil (especialmente las relacionadas con la economía), y la naturaleza de los derechos y las responsabilidades. El resultado de toda esta confusión y conflicto es una economía debilitada y manipulada por grandes concentraciones económicas.
Por otro lado las regulaciones gubernamentales dificultan las relaciones económicas libres y eficientes entre los individuos y los grupos. Los grupos de micro, pequeñas y medianas empresas claman pidiendo protección especial en contra de sus competidores tanto en el plano doméstico como en el extranjero. Los consumidores, como resultado, pagan precios más elevados por bienes y servicios - una situación dolorosa para todos pero especialmente para aquellos con bajos ingresos.
El consumismo creciente, la envidia, los celos y el resentimiento generan fraude, robo y violencia a medida que la gente va en pos de cada medio para incrementar o sostener su riqueza, aún a expensas de otros. Abundan los llamados a favor de la abolición o la restricción de la propiedad privada, y para la repartición y distribución forzada de la riqueza, ajenos a las conexiones integrales entre la vida, la libertad y la propiedad. Todas estas actitudes y acciones exaltan la riqueza como si fuera Dios, y por tanto equivalen a lo que el Apóstol Pablo condena como codicia, que equivale a idolatría (Colosenses 3:5).
Los mismos cristianos se hallan profundamente divididos respecto a estos problemas. Somos empujados en direcciones opuestas (e igualmente peligrosas) por el "socialismo Cristiano," que pretende ser la única respuesta compasiva a la pobreza, y el "evangelio del éxito" que bautiza el amor al dinero, "que es la raíz de toda suerte de males, y que ha apartado a algunos de la fe" (1 Timoteo 6:10). Algunos condenan al rico nada más por ser rico, mientras que otros "que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Timoteo 6:9). Pero además, los capitalistas son insaciables; cada día que pasa incrementan la desigualdad entre los sectores más desposeídos y los más acomodados, a través de prácticas laborales injustas o abusadoras en las empresas de su propiedad. Es por tanto lógico pensar que las políticas neoliberales han debilitado los derechos sociales y sindicales y que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial obligan a los países pobres a aplicar políticas económicas que los mantengan en la miseria, en lugar de exigirles que adopten un sistema fiscal moderno.
En nuestra cultura se exalta la figura de Jesús, sus enseñanzas se tienen como las más avanzadas y humanistas de la Historia. Pese a que algunas sociedades cristianas en teoría hacen en la práctica lo contrario de lo que predican. Y donde peor se comportan es en las relaciones del capital con los asalariados. Ejemplo de ello son algunas instituciones de educación que declaran públicamente su adhesión a principios de fe católica y que tienen palabras de aliento espiritual para los grandes ejecutivos, pero que en lo que respecta a los cargos de menos poder dentro de la organización como los profesores, los coordinadores, secretarias y auxiliares, no se implementa el mismo discurso y muchas veces las prácticas laborales no son las más reñidas a los principios declarados. Siendo que para buscar a miembros de la Iglesia Católica que sean progresistas, solidarios con los pobres, solo hay que fijarse en nuestro padre Hurtado, el padre Benito Baranda, o la misma madre Teresa de Calcuta, entre otros más.
Principios y bases de la economía cristiana
Para que una visión de la economía sea llamada "Cristiana" debe ofrecer una descripción del hombre y de la sociedad basada en la doctrina cristiana, debe identificar y describir las sentencias bíblicas que expliquen las condiciones actuales, y debe ofrecer principios tanto operativos como normativos para alcanzar la conducta individual y el sistema económico más justos posibles en nuestro mundo imperfecto. No es función de la economía Bíblica describir las tácticas de implementación de políticas o programas sino ofrecer principios y verdades que, cuando se implementen como políticas, programas y conducta individual, conformarán tanto la conducta como la condición económica de los hombres y de la sociedad a las normas de la Escritura.
En un mundo lleno de pecado, la economía - como todas las otras esferas de la vida - no puede ser perfecta. Debido a la Caída los hombres abusan de todos los principios y verdades de la economía Bíblica, y de todas las varias formas de riqueza. Por lo tanto, la economía revela la naturaleza vil del hombre, sus esfuerzos codiciosos por alcanzar poder y riqueza, e incluso los engaños fugaces de independencia de Dios. La conducta económica de uno revela su corazón.
La economía moderna, como ciencia, ha perdido la ética de una economía más antigua enraizada en la tradición espiritual de la humanidad. Pero la economía como disciplina y la economía como estructura social no puede funcionar éticamente sin estar enraizada en la realidad espiritual. De modo que, como Cristianos, desafiamos a aquellos que buscan un sistema normativo por el cual traer perspectiva a un conjunto crudo de datos de economía mecánica a considerar la ética Cristiana como aquel sistema. Y les extendemos a todos - ya sea en el campo político-económico de Izquierda, Derecha o Centro - una invitación a discutir pacíficamente las implicaciones económicas de la cosmovisión Cristiana. Los principios de la economía revelados en la Escritura proveen el fundamento espiritual y ético para una economía que es justa y que mejor se adapta para incrementar el gozo humano y glorificar a Dios.
Solo reexaminando los principios Bíblicos fundamentales se puede restaurar un amplio consenso entre los creyentes que se ubican en todas las partes del espectro político y económico. Los cuales tenemos el deber de practicar el cristianismo sin desmayo, en todas las oportunidades que nos ofrezca la economía y la marcha del país, especialmente en el planteamiento de proyectos de desarrollo, solución a problemas sociales, mejoras de prácticas laborales y diversas reivindicaciones que se planteen.
Es oportuno decir que el planteamiento de la economía cristiana, no es un planteamiento confrontacional, ni divisorio, sino solidario y profundamente humano. Para esto nada más basta con revisar el siguiente pasaje bíblico (Lc 19,1-10).
"En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la Salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido»".
Como se puede apreciar Jesús no limita el reino de los cielos a nadie, sino más bien que por amor de su divina persona nos regala la salvación y la vida eterna. No obstante este amor no es vacío y superficial, sino que representa un cambio interior, un cambio hacia el amor al próximo y la solidaridad. El siguiente pasaje también es claro en este sentido (Mateo 25. 34-45):
"Entonces el rey dirá a los de su derecha: '¡Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino preparado para vosotros desde el comienzo del mundo! Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo y te vestimos?, ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: en verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mi me lo hicisteis. Entonces dirá también a los de su izquierda: ¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles! Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, era forastero y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel y no me visitasteis'. Entonces dirán también estos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él entonces les responderá: ¡En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis: Cada vez que dejasteis de hacerlo con uno de éstos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo!".
El amor a Jesús no es exento de compromiso y acción social, no podemos decirnos cristianos y reconocer que amamos a Cristo y no obstante no hacer nada por los más desvalidos, o peor que eso, hacer lo contrario, actuar de forma egoísta, competitiva e injusta en términos de nuestra participación y actuación en el mercado y la economía. Cristo mismo nos presenta un orden distinto de valores y principios al señalar que el bienestar, los beneficios económicos y la riqueza están en segundo plano y lo prioritario y verdaderamente importante son las dadivas del espíritu como lo muestra el siguiente pasaje en Mateo 6,19-23.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se la coman, ni ladrones que habrán boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón.
Luego agrega en Mateo Cap. 6, 33.
"Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura"
Si lo anterior lo relacionamos con el hecho cierto de que aquellas sociedades con un nivel mayor de justicia social y equidad, son también las presentan economías más sólidas y prosperas y que aquellos periodos de paz, optimismo y confianza en los mercados son también los periodos donde se ha generado mayor crecimiento económico y riqueza en la humanidad, podemos llegar a la conclusión que el mensaje cristiano es verdadero y real y que lo que en realidad hace falta es creer mucho más en él.
Dios no se equivoca y seguramente cuando hizo el mundo dijo: "O mis hijos se hacen solidarios o no serán felices. Si se hacen solidarios, si instauran mi Reino entre ellos, todo lo demás se lo daré por añadidura".
Bibliografía
Stephen McDowell 2007, Principios de Economía Cristiana. Editado por Fundación "Por mi Nación". Disponible en internet: http://www.porminacion.org
E. Calvin Beisner &. Daryl S. Borgquist, La Cosmovisión Cristiana de la Economía, Disponible ne internet: http://www.contra-mundum.org/castellano/declaraciones/coalicion/Cosm_Econ.pdf
Ronald Sider 1984 Cristianos Ricos en una Era de Hambre, 2ª Ed. revisada Ediciones Centauro, México.
Downers Grove 1980 Viviendo de Manera más Simple - Principios Bíblicos & Modelos Prácticos
Santa Biblia 1999. La Nueva Versión Internacional Editorial Bíblica
Wompner G., F.H. "La economía desde un enfoque holístico" en Contribuciones a la Economía, Nº 82, julio 2007. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/2007b/ghwg.htm
(*) Fredy H. Wompner G.
Ingeniero Comercial
Master en Educación
Diplomado en Docencia Universitaria
Escritor
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