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Diciembre 2011

EDUCACIÓN Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Mtro. Jorge Calvimontes Calvimontes

 

Pensar en los vacíos de la educación

Los niveles educacionales presentan nociones, esta es una prueba de meter correcciones definiciones y conceptos. Por ello entendemos que son sustratos desde los que podemos establecer pareceres, opiniones, conceptos y teorías. Somos educados pero eso no significa que estemos estrictamente empapados del conocimiento total; la conversión de ese saber es una constante dinámica en la que el objeto que conocemos no sólo comienza y avanza, sino que también se transforma, se proyecta o simplemente se pierde.

La educación se adquiere tanto por la experiencia o la empiria que viene a darnos el acercamiento a la praxis, como por el hallazgo o la investigación que sistematiza lo que llamamos el conocimiento científico. Puedes conocer mirando el cielo o tocando el agua, pero ese es simplemente un conocimiento de sensibilidad o de contacto que no alcanza a producir más que la forma de lo que estás experimentando; el otro conocimiento, tal vez podríamos decir la otra educación, viene de la indagación, de lo que se explora, se racionaliza, se interpreta y se sistematiza teórica y metodológicamente. Parecería que estuviéramos hablando de un proceso cuyo principio es siempre remoto y cuya conclusión aunque nos permita señalar datos, etapas, estados y situaciones, no concluye nunca.

Lo que sabemos de ayer, lo encontramos hoy y lo descubrimos hasta el infinito. En una palabra aprendemos, enseñamos y postulamos. Podríamos decir que la educación es un océano del que viene y al que va la multiplicidad de otros infinitos archipiélagos. Esto es lo que idealmente se concibe como la educación, un complejo e inexorable devenir que lleva a todo pero casi nunca acaba. Se trata de un acontecer imperecedero en el que se desarrolla la vida social, se obtienen y utilizan todas las posibilidades de la acción humana. La educación es y está en la misma vida; es todo lo que concebimos, el modo de crear, producir y emplear dentro de lo infinito. La educación es el paraíso, como el de Shangri-Lá, donde no debiera suceder ninguna falacia.

Mencionamos conceptos como educación, instrucción, información y conocimiento por tratarse de temáticas similares y cuasi similares que conciernen, tanto a la sustentabilidad de las cosas como a su potencialidad. El conocimiento es, al mismo tiempo, información y comunicación como lo son la instrucción, la enseñanza, el aprendizaje y la educación. No se trata de sinonimias de exclusividad sino más bien de la conectividad y de las precisiones denotativas. Verdaderamente, no todo es todo y tampoco no todo es nada, aunque cada una de esas temáticas posee su propia singularidad, no todo lo que educa instruye, y a pesar de que el conocimiento informa no siempre comunica.

Las particularidades de la comunicación y la información vienen a ser el género como potencialidad. En tal entendido, la educación es sentida, propósito y acción que abordamos, específicamente, desde los vacíos que la desfiguran hasta la necesidad de pensarla.

Hay en la educación una dualidad negativa que, aparte de discriminarla, la hace vacía y omisiva; sus atributos y sus privilegios sufren apropiaciones y menoscabos y, lo que es peor, se convierte en propiedad privada, se la compra y se la vende. Al convertirse en mercancía solamente los que son ricos pueden ir a la escuela, conocer y educarse. La escuela pública pierde cada día sus posibilidades: para conocer, educarse y adquirir una profesión no basta ser rico, hay que tener una fortuna o gozar de alguna beca que es como encontrar una lenteja en medio del arenal. Como sucede con todo lo que es ilusorio la educación es un precipicio donde se hunden las aspiraciones de los pobres.

Una ojiva insondable lleva la contradicción, que enseña a descubrir el vacío que ignoramos o que simplemente suplantamos con la indiferencia. Tal vacío no es de orfandad, ni siquiera la falta de acceso o disponibilidad ya que alcanzar o disponer; depende naturalmente, de la voluntad humana. El primer vacío. Está en la organización social con su estructura de clases sociales, en la riqueza concentrada en pocas manos, en la propiedad y el injusto arbitrio, las leyes. No debemos olvidar que la producción de la educación es inagotable, que no sólo se la produce, también la reproduce y es abundante como cualitativamente transformable. Poseer la educación como riqueza, apropiarse de sus materias y sus subjetividades es una constante lucha por el poder, si no es el poder mismo.. Esa es la causa por la cual su acumulación se da en todas

Las formas de su apropiación; las guerras, las invasiones, los atracos, los engaños y las seducciones, la ilegalidad, la ilegitimidad, el dolo prostituyen a la educación como un arte más del latrocinio. De esa impostura, inútilmente festejada de educación y conocimiento es el tamaño de una malversación pública y privada a la que no podemos enfrentarnos sólo porque estamos sujetos al fantasma de la mediocridad, a la resignación, al sometimiento, a la falta de todos los deberes de la responsabilidad.

El abuso de personas y cosas, la manipulación de la cultura, la ideología, la dominación moral y material, constituyen el primer ataque contra las libertades de información y expresión que mantienen en la ignorancia cada vez a un mayor número de poblaciones.

El segundo gran vacío de la educación consiste en la extrema negación y en el abandono rutinario de miles de millones de habitantes que permanecen al margen de la educación formal y se hallan condenados a la expoliación inicua; tal es la sujeción del tiempo mal asalariado como débil su capacidad adquisitiva. Este no es un cuestionamiento en contra de la relación laboral justa, reproductiva y recreadora sino la denuncia de todo aquello que siendo sumisión, engaño y arbitrariedad desarrolla políticas torpemente convincentes e impone la legalidad ilegítima del ancho embudo mientras adelgaza los derechos de los desposeídos. En esta misma encrucijada están los campesinos que migran desde el campo hacia las ciudades. Los agrícolas que se ubican en los límites urbanos del agro improductivo, igual, quienes transitan al país de los espaldas mojadas no pierden únicamente su ubicación escolar sino que se incorporan a una especie de sobrevivencia que se mezcla con el hambre, la insalubridad y al pago de la fatalidad en abonos que demanda el coyotaje.

Hay un tercer vacío en el que finalmente se conjuntan las siguientes imposibilidades:

Ώ Los seres humanos que por su pobreza de solemnidad no pueden jamαs, ni siquiera fortuitamente, concurrir a la primaria; Los hijos de padres fallecidos que tienen que incorporarse tempranamente a la mendicidad o a la temprana remuneración;

Ώ Los hijos de madres solteras y desempleadas; los hijos de familias numerosas; los huérfanos; los hijos en situación de calle. Los hijos que deben jugar al albur entre la escuela y la búsqueda precoz del sustento cotidiano.

Ώ La convicciσn de total o parcial de los desempleados en la ignorancia, el panorama gris de los mediocres y el bullicio sordo de los inadvertidos; todos, en fin, aquellos que se dejan arrebatar el derecho de la vida.

Parecería que estamos ante goteras insignificantes; pero no se crea, el pantano de la analfabetización y la ignorancia son transoceánicos y no existen islas que puedan evitar el naufragio. A propósito este es un vacío que la cordura social y una justa corrección de la economía pueden participar en la búsqueda de soluciones.

Se aconseja reflexionar acerca de que el conocimiento es el punto básico de la exploración, de que ningún archipiélago es totalmente suficiente, de que millones de seres humanos permanecen al margen de la educación , de que no tendrán acceso a la educación y que el sistema actual educativo es una enredadera que perpetúa la ignorancia. Resulta necesario determinar una suerte de lo que podríamos llamar responsabilidad en frente de las reflexiones sugeridas, proponiendo la solución social y civilmente asumida.

En países con mayor crecimiento demográfico, a pesar o a favor de los consorcios mundiales, del avance tecnológico y de la mayor concentración de riqueza, la tendencia presenta también un perpetuo empobrecimiento. Está claro que el empleo de la tecnología no ha de ser herramienta para mejorar a las mayorías populares sino para disminuir la mano de obra y uniformar el consumo de los colocadores de repuestos y accesorios que se venden en serie y eliminan la concurrencia de la destreza artesanal.

En Bolivia el plan de gobierno ha servido para alfabetizar a 819.417 personas, el 99,5% del total de analfabetas que tenía el país, y aumentar con ello el índice de alfabetización en algo más del 96% de su población.

En 2001, un estudio del Gobierno demostró que el 14% de los bolivianos eran analfabetos y que casi el 26% de la población de las zonas rurales tampoco sabían leer ni escribir.

Entonces obsérvese cómo la educación no es la idealidad generalizada y más bien muestra nacionalidades y territorios en los que se trata de un problema de lo inaccesible y de la mala distribución, sólo para el inicio de sus procesos de alfabetización. Debemos advertir que la apropiación de la cultura, la conversión del conocimiento en cotos privados, apareja otros menoscabos que se condensan con la pobreza y el desempleo, con la salud y la carencia de mínimos de bienestar, lo cual supera el simple vacío, porque entonces no se trataría de un problema, sino de una crisis que no puede solucionarse fraccionariamente.

Si concurrimos a la coexistencia de la educación y de la caja de pandora no estamos ligando necesariamente la unidad de ambos elementos. Podemos confundirlos, es cierto, pero por eso mismo lo primero que se hace es reconocerlos y diferenciarlos. Con toda la complejidad que se alude la ejemplificación contradictoria entre el mundo de la educación y la caja de pandora.

Las estadísticas muestran que la alfabetización y con ello las mejores condiciones de vida tienen que esperar muchos siglos aunque su solución no se asegure. Hay que percatarnos de que el mejoramiento educacional no satisface las mínimas exigencias, pues no se trata de tener un mayor o menor número de habitantes que medianamente sepan firmar y escribir y que en lugar de decir lo rutinariamente correcto, aprendan a comprender y disentir. Menudo papel de la educación que penosamente trata de cumplir el estatus quo desestabilizador y de la injusticia.

Quienes piensen que la educación tiene que estar necesariamente basada en la economía no deben engañarse con que lo básico es siempre la finalidad. Desde luego, interesa una educación libre y creativa, pero no una educación sesgada al filo de la ignominia y la vejación, esa que ha sido capaz de sustituir con la mercancía y la lucha de clases la natural solidaridad del conocimiento y la educación que ha enajenado los recursos patrimoniales de la colectividad humana y ha dejado vacíos de certidumbre y de esperanza en la mayor parte de los países deprimidos.

En el centro de las grandes crisis como en sus coyunturas se puede ver que la educación está condicionalmente determinada para jugar un papel opuesto al conocimiento y su praxis formativa.

Si bien es cierto que la gran depresión de 1929 fue estrepitosa, otras se han sucedido el año 2008 con modalidades diferentes, aunque siempre con el de enriquecer a las élites y empobrecer a las mayorías. No estamos hablando de economía, sino de educación y economía. Aunque en sentido estricto, lo uno está en lo otro, en sus causas y en sus consecuencias. Como está organizado el mundo la educación se ha convertido en mercancía, la mercancía en educación y así, por ambos lados, la finalidad de su apropiación sirve a la concentración de la riqueza.

La educación es un término muy usado por los políticos y la sociedad. Sin embargo, muy pocos reflexionan en torno a la veracidad de ciertos principios que parecen evidentes, pero que no siempre lo son. El primer mito es pensar que con un incremento en el presupuesto mejorará la calidad del sistema educativo. Incierto, porque el nuevo presupuesto puede ser usado para gastos administrativos (pagos de sueldos a los profesores, mantenimiento de equipos, trámites documentarios, entre otros) y no necesariamente en capacitación de los maestros, mejora del sistema de evaluación, priorizar la educación de la primera infancia, el aprendizaje de operaciones aritméticas básicas, la comprensión de lectura, que sí son factores que influyen directamente en la mejora de la calidad. Por ejemplo, Estados Unidos posee uno de los mayores presupuestos en educación y, sin embargo tiene una educación pública deplorable.

Los temas que comprenden a la educación tales como la cultura, el conocimiento y su administración son de suyo complejos y exigentemente esclarecedores. Desentrañar esa problemática es algo así como el intento de asumir la total sabiduría. Por cierto, nada que sea factible, ni siquiera la ignorancia, escapan a la necesidad del razonamiento. Es en el campo de la educación donde se presentan las más apremiantes disyuntivas porque la enseñanza y la provisión del conocimiento se ubican en permanente situación de contrariedad. No debería existir ningún atajo para que todo ser social medianamente habilitado tuviera acceso y permeabilidad al conocimiento, a la cultura y a sus destrezas.

Sin embargo aparte de su universalidad la educación se configura como un mosaico de inextricable composición. Tenemos a nuestro alcance todo aquello que podría servir para desechar la ignorancia y encauzarla por los caminos de la accesibilidad requerida por quienes necesitan compenetrarse de una singular variedad que haga posible conocer, saber y ser hábil en todo aquello que significa el descubrimiento y la aproximación a la verdad.

Con todo y su horizonte la educación carece de la vertiente principal que abra no sólo el convencimiento sino también la convicción de lo que debe ser tal y cual es.

Resulta aleccionador el principio de la educación que funge como portal abierto a las inquietudes, que fluye como agua purificadora de todos los cauces y que afina y refina las más solemnes verdades del fenómeno social; sin embargo, en la contraparte de esta educación abierta al universo, se encuentra también una serie de factores que operan como obstáculo, unas veces simplemente para hallar la verdad y otras veces con el propósito de oscurecer la luz y frenar la libertad.

Se dice que la educación es la fuente de la verdad, aunque también se afirma que no existe una sola verdad. Que la búsqueda de la ciencia es la verdad, aunque frecuente y sistemáticamente se haga caso omiso de ella

La educación es también una acción política, un cometido de racionalidad antagónica o uno de adversidad que se desencadena con la finalidad de afirmar o de negar, de hallar o descubrir. No obstante la pluralidad de las posibilidades argumentativas, la acción política de la educación acusa una marcada tendencia al manejo de triquiñuelas, garlitos, sofismas, y embustes.

Esta es, particularmente, una de las capitales conversiones que deterioran el cambio político.

Aparte de la permisibilidad que la educación confiere a toda acción material o inmaterial, a lo que es concepto, acto, cambio, producto o transformación, la pluralidad de este hecho la presenta también, unas veces como objeción y, otras, como confirmación. Y aunque no hay un libro que consagre la legítima contradicción universal, los cabos y las ataduras naufragan desde siempre.

La disposición entre el sentido liberador y el sentido opresor de la educación no resultan de un banal y caprichoso ordenamiento. Es más bien la composición dialéctica de las leyes del movimiento.

Es en esta situación de perplejidad que el ser social, cualesquiera que fueran sus problemas y sus necesidades, tiene que desentrañar la causa originaria de una convulsión conceptual y mecánica de un proceso que debiéndose orgánico, institucional y racionalmente teleológico acaba en la perpetuación malograda de la educación. Frecuentemente decimos que la búsqueda, la invención y el empleo del conocimiento son herramientas con las que se mejora la formación del saber humano, sin embargo la educación ha sido desvirtuada, toda vez que sus escolaridades han sido distorsionadas como sustento de la mercadotecnia. Este aspecto debería convocarnos a la inalienable responsabilidad social. La cosa pública, por ser una responsabilidad del común, no debe estar a expensas de los cotos y los privilegios. Quiere decir que no sólo la sociedad sino también el Estado son el espacio ineludible de la responsabilidad social.

1. Este planteamiento obedece a una lógica que, así como fue capaz de despojar el patrimonio social de la educación, lo tiene también que reinvindicar

2. Es necesario oponer toda privatización del sistema educacional y tender a la permanente democratización. Así como no es suficiente ni justa la apropiación elitista de los recursos no hay nada que justifique la enajenación perpetua de quienes pueden y deben acceder al conocimiento

3. La educación pública no se agota en la comunidad, el movimiento social o el Estado es de siempre y para siempre. Por eso la responsabilidad social puesta en manos de los empresarios privados es un modo ilegal, arbitrario e impune.

4. Los estudiosos y los pedagogos tienen que construir una responsabilidad social capaz de luchar contra la enajenación de los empresarios y abatir el conformismo y la mediocridad que incuba los vacios de la educación

ALGUNAS PERLAS EDUCACIONALES

El mundo padece un analfabetismo multimillonario, sin embargo, sus efectos negativos se ensañan contra los sectores económicamente deprimidos.

Causas del analfabetismo:

1. Pobreza.

2. Miseria.

3. Pobreza moral.

4. Desempleo.

5. Incapacidad material para eliminar o disminuir la pobreza.

6. Discriminación étnica.

7. Discriminación social.

8. La ley del embudo favorece a los ricos y oprime a los sectores mayoritarios.

9. La mendicidad y la lucha de clases perpetúan en la injusticia a millones de seres. Hay una escolaridad que está enajenada a los menesterosos.

10. La vocación educacional es políticamente discriminatoria.

11. La injusticia solaza al exclusivismo. La favorece con becas y otros beneficios que se destinan a la gente adinerada

12. Algunos sectores de la población son admitidos como técnicos medios, diestros o asalariados. No pueden pasar a los niveles de la educación superior, las recientes tragedias que han impuesto la hambruna en los países de África constituyen una guadaña para erradicar el futuro de la educación.

13. Son cuantiosos los que abandonan sus estudios, sea por la pérdida de sus familiares, por la falta de recursos y, fundamentalmente, se cierra el círculo para decir que también en este mismo ámbito el analfabetismo es multimillonario.

14. La mayor perla es aquella que está devolviéndonos paulatinamente al servilismo y a la esclavitud. Parece que tampoco el hábito hace al monje porque aún con trajes, corbatas, puños blancos y portafolios, los analfabetos viven su triste condena.

Sin embargo, no todo está perdido, es todavía muy probable que los seres humanos se liberen del conformismo y asuman su lucha para que la educación se convierta en una herramienta con la cual aprendan a conocer la realidad y asuman su responsabilidad social.

La educación (en la actualidad) se pierde. Quiere decir que hay comportamientos sociales que se ocupan de malograr las posibilidades de una educación justa y necesaria; que mientras existen políticas, sistemas y objetivos para monopolizar el conocimiento, otros servicios denominados "educativos" otros sectores sociales omiten las primordiales obligaciones de una responsabilidad social que debía percatarse de que tanto los individuos como las colectividades deben comprometerse en una lucha de clases para liberar las ataduras materiales y morales de la educación. La opresión de los dominantes es sistemática, permanente y cualitativamente eficaz.

La educación que no se resigna ni se abandona es el imperativo de los postergados, quienes enseñan tienen que aprender, pero también tienen que enseñar, especialmente, si se trata de defenderla y fortalecerla. La educación es un don valioso, pero de nada sirve si somos omisos, indiferentes o cómplices de la ineptitud. ¿Quieres educarte? Tu primera tarea es luchar por ella. Esa es una responsabilidad que corresponde a cada uno de los ciudadanos conscientes o no advertidos de las limitaciones de la educación. El mundo actual no es para los evadidos. Es necesario comprender que vivir sin conocimiento es una respiración a penas, cotidianamente asfixiada y eso es más grave, porque tienes que compartir la esos disminuciones con el medio ambiente social. La educación y el conocimiento son derechos primordiales y legítimos de la humanidad. La primera responsabilidad social es el derecho para abatirlos. Hacer caso omiso significa que todo estará perdido.

Septiembre de 2011

Bibliografía:

1. Weber, Max," Ventajas y desventajas de la Universidad como empresa", en El mito de la Universidad: Introducción, selección y notas de Claudia Bonvecchio, Siglo XXI, España, 1998, 285 pp.

2. Freire Paulo, Política y Educación, Siglo XXI, España 1998, 132 pp.

Cibergrafía:

1. Gambarte Pérez, Jesús, El analfabetismo en el mundo, [en línea], 25 de octubre del 2010, periódico El País, Dirección URL: http://www.elpais.com/articulo/opinion/analfabetismo/mundo/elpepiopi/20101025elpepiopi_11/Tes, [Consulta: 24 de agosto del 2011].

2. Agencias, Bolivia vence al analfabetismo. El país se convierte en el tercer país latinoamericano, tras Venezuela y Cuba, en lograr que toda su población sepa leer y escribir,[ En línea], Cochabamba, 12 de diciembre de 2008, periódico El País, Dirección URL: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Bolivia/vence/analfabetismo/elpepuint/20081221elpepuint_1/Tes, [ Consulta: 24 de agosto de 2011].

3. Rosales Purizaca, Carlos Alberto, Los mitos de la educación, [En línea], pagibadigital-com, 14 de febrero del 2006, Dirección URL: http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2006/2006prim/educacion/mitos-140206.asp, [Consulta 24 de agosto de 2011].

4. Washington, Presupuesto de Obama prioriza educación,[ En línea], 15 de febrero de 2011, Presupuesto de Obama prioriza educación, El nuevo Herald, Dirección URL: http://www.elnuevoherald.com/2011/02/15/886977/presupuesto-de-obama-prioriza.html, [Consulta: 24 de agosto de 2011].

5. El espectador, El hambre en África importa un cuerno,[en línea] 22 de julio de 2011, periódico El Espectador, Dirección URL: http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-286426-el-hambre-africa-importa-un-cuerno, [Consulta 24 de agosto de 2011].





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