Noviembre 2011
LA RECONSTRUCCIÓN DEL ESTADO NEOLIBERAL EN PAÍSES INDÍGENAS, NI POSCOLONIALISMO, NI POSNEOLIBERALISMO
Jorge Lora Cam
LA REBELDÍA, EL VERDADERO BARÓMETRO DE LA AUTODETERMINACIÓN
Y LA DEMOCRACIA
En lo que hoy son los países indígenas de la subregión andino amazónica: Bolivia, Perú, Ecuador hace dos siglos se habló de independencia, emancipación, repúblicas, liberalismo, estado de derecho mientras se empezaban a crear semiestados recolonizados por los criollos en los nuevos países socialmente indígenas. Ni hubo emancipación real, ni liberalismo, ni república y menos democracia, pero si nos sentimos persuadidos y conmovidos de lo que podría haber sido y dimos por real lo que sólo estaba en las palabras.
Hoy, en el actual momento histórico, nos seguimos engañando, en particular dirigentes políticos e intelectuales mestizos junto a ilusos indígenas creen estar construyendo el Estado Plurinacional, cuando no es así. Continuamos imponiendo el Estado neoliberal sólo que ahora bajo la dirección centroizquierdista mestizo-indígena. Hay quienes ante la incomprensión de la modernidad siempre frustrada o ante la expansión de la una aparente resistencia estatal hablan de poscolonialismo y otros de posneoliberalismo para calificar regímenes y políticas que sólo ocultan el saqueo y despojo permanentes, la dominación étnico-clasista, el control de las fuerzas productivas.
En realidad lo que viene ocurriendo es un nuevo intento de reconstruir los estados, sólo que ahora con mayor presencia de la nación, de los pueblos indígenas, dentro de una concepción instrumental del Estado colonial.
En este ensayo queremos insistir en criticar el énfasis intelectual en absolutizar tendencias recurriendo a la retórica y a la semántica, a utilizar palabras sin referente objetivo, a divagaciones sin argumentos pero expresadas en palabras que suenan bien y son inflamatorios, calificando ciertos procesos de poscolonialismo, posneoliberalismo, es sin duda la influencia eurocéntrica del pensamiento posmoderno. Una figura retórica posee la capacidad de conciliar lo opuesto, de expresar lo absurdo, de inventar cualidades inexistentes, de relacionar mundos distintos, de crear complicidades entre la intelectualidad hegemónica. Es por esto que son usadas comúnmente de forma abundante en el discurso de la construcción de un Estado plurinacional e intercultural, cuando no hay ni experiencias previas ni concreciones en países donde aun la autodeterminación nacional está pendiente, aunque no solo en ellos.
Para estos intelectuales los países de la región han dejado de ser coloniales, de ser indígenas. Han transformado idealmente un Estado-Nación en Plurinacional y han superado el neoliberalismo. Premisas falsas que inducen a abandonar la tarea histórica de la descolonización tanto como los retos de la autodeterminación frente a los nuevos factores que produce el enemigo imperial e interno para permanecer en el poder colonizando incluso las rebeliones andinoamazónicas y la de pueblos hermanos de Asía, del Medio Oriente o del África. Y es que también olvidamos que la reconstrucción de sociedades y Estados además de reflexiva es estructural, el saqueo de hace un cuarto de siglo nos dejó Estados económica e intelectualmente desarmados para enfrentar los nuevos retos, de ahí la recaída en la acumulación por desposesión en base al extractivismo, que -como veremos- tampoco justifica el neodesarrollismo y menos el ataque permanente a los sujetos del cambio, a los rebeldes andino amazónicos que vuelven a ser objeto del despojo, de desempleo, sobreexplotación y precarización.
Los invisibles se visibilizan, si en el siglo XIX, Lima, Tucumán o Santiago del Estero estaba poblada en un 60% por población negra. Bolivia, Perú o Ecuador eran en un 85% indígenas, países enteros sin Estado-nación. Ahora cuando se presentan como la potencia arrolladora de lo múltiple, la intensificación de lo identitario en su diversidad, la presentación de lo antes representado, para los pensadores hegemónicos blanco mestizos estos países han dejado de tener una matriz indígena pero los pueblos indígenas son tratados como minorías plurinacionales. Y es que las formas de dominación son siempre engañosas. No solo blanquearon a los pueblos sino que modificaron los saberes respecto a la relación hombre-naturaleza. Al control territorial de los recursos naturales: energía, agua, minerales, biodiversidad, etc. se le llama protección de la naturaleza, a la estabilización del capital trasnacional neodesarrollismo o neoestructuralismo, al hegemonismo imperial democracia gobernable que produce políticas sociales de largo plazo orientadas a la cohesión social y a los consensos, a la facilitación de transferencia de riqueza al capital se le llama neoinstitucionlismo, a la imposición del capital trasnacional crecimiento económico, al inhibir potencialidades de conflicto lucha contra la pobreza. En el tratamiento de las luchas interétnicas es notoria esta forma de presentar y hacer las cosas.
Cuando las políticas estatales de integración indigenista y campesinista pierden capacidad de manipulación y control pues el saqueo es evidente, se les reconoce derechos en las Constituciones, se les ofrece autonomía política, se acepta la consulta, se sutiliza la discriminación, se la acepta pertenencia nacional, se les acepta como buenos salvajes protectores de la naturaleza, se folkloriza su historia y cultura y se admiten proyectos turísticos bajo su gestión pero no se resuelve el problema colonial que es el del territorio, la tierra, los recursos naturales, en fin, el de la autodeterminación sin la cual no puede haber emancipación. La dignidad, la memoria, aspectos culturales, formas comunitarias, el patrimonio inmaterial como los conocimientos ancestrales son la base de una identidad. El mercado, el individualismo, el consumismo, los medios son formas de disolver esta identidad de lo diverso.
Es oportuno recordar y recuperar al recientemente desaparecido maestro Adolfo Sánchez Vásquez, para quien la construcción de los sujetos en resistencia -y la propia elaboración teórica- surgen de la práctica, de la actividad autogobernada, de la experiencia de la lucha organizada y de la autonomía cultural. Son los sujetos que no preexisten al margen del objeto social, que aprenden activamente y se apropian de la cultura histórica del mundo social en el que nacen. Los participantes desarrollan poder, capacidad de control de la propia actividad socialmente organizada en lucha con el que poseen las clases dominantes sobre la actividad y la vida cotidiana de las gentes, que generan explotación y heteronomía.i El verdadero barómetro de la democracia, más que las encuestas de opinión, es la medida de la presión que ejercen los pueblos para que esta exista y su mejor expresión son las rebeliones que en esta subregión continúan sin pausa mientras predomine el ethos cultural colonial concentrado en los Estados.
Este aspecto es fundamental tener en cuenta cuando nos referimos a la naturaleza y carácter de los pueblos y sus proyectos de atodeterminación, comunidades diversas que algunos llaman nacionalidades cuando no lo son. Se les trata como grupos preconstruidos y no como producto de un modo de producción colonial y una historia que se ajusta en varios momentos por necesidades económicas y políticas. Los intelectuales clasificadores, impregnados de positivismo, dejan a un lado las relaciones de fuerza y la intensidad de los lazos históricos de sujeción política y económica frente al poder colonial y al mercado. Otros, no toman en cuenta la historicidad andina ni las mitologías construidas a su alrededorii.
En Bolivia, la única comunidad étnica a la que se puede atribuir la condición de nacionalidad es la quechua-aymara, fusión donde la primera tiene claros orígenes en lo que hoy es el Perú, mientras que la última con antiguos orígenes aun en investigación, ha logrado construir en las últimas décadas una comunidad imaginada y que por su experiencia insurreccional y capacidad de resistencia puede atribuirse una aspiración nacional. Pensadores indígenas etnocéntricos reclaman una falsa pureza étnica aymara, sin contemplar que esa población de confusas raíces, durante siglos sufrió la explotación esclavista-servil colonial en la producción minera y las haciendas, el etnocidio, la extirpación de idolatrías, el registro de identidades, los mecanismos de delegación del poder, la reterritorialización de sociedades, la determinación de atributos culturales reinventan constantemente a las culturas indígenas. Las etnias son producciones coloniales que etnifican y transforman desde adaptaciones y resistencias van más allá de esencialismos étnicos o derivaciones separadas de la historia concreta.
Pero otra forma más peligrosa es no reconocer que el problema étnico es el centro de lo nacional como construcción étnico clasista y por tanto étnico-decolonial apostando por la visión plurinacional y pluricultural, cambiando la centralidad de un lado a otro. La disímil resistencia y memoria anticolonial es una y diversa, abre espacios discontinuados, es creativa y experimentada, uniendo y complementando lo discorde, desbordando las instituciones, así se ha construido la conciencia histórica anticolonial. La condición indígena sigue determinada por relaciones de poder que se reinventan cada vez. Lo universal y el problema estatal seguirá siendo patrimonio del liberalismo y de sus representantes adaptado a los tiempos.
La capacidad de poder de estas etnias siempre ha sido dado por la extensión del movimiento colectivo y la experiencia de la resistencia en el movimiento fijando las posibilidades de acción y el proyecto político elaborados colectivamente desde la imaginación práctica que surgen del sentido común (integrada por saberes axiológicos, teoréticos, prácticos tecnológicos) para autogobernar su praxis. Actuar del modo opuesto, de unos que piensan y mandan y otros obedecen es el aristocratismo heredado del liberalismo. Unos que se están profesionalizando y convirtiendo en una casta que adopta la lógica capitalista. Que solo les preocupa construir y controlar un Estado liberal con su ley y funcionarios por encima del resto. Desde hace seis años en Bolivia y Ecuador nunca ha existido la idea de crear un nuevo orden social y una nueva sociedad civil, una nueva cultura material, un orden nuevo, por encima y por debajo de la Constitución.
Las justificaciones teológicas de la colonización española se convirtieron en sentido común del colonizador y de muchos de los colonizados, se trataba entonces de una intervención humanitaria para acabar con los sacrificios humanos sometiendo a sus habitantes que vivían sobre territorios sin propietarios. La barbarie de esta cultura colonial no solo quedó en monumentos como las iglesias sino también en los pensadores jesuíticos, reaccionarios y escolásticos que fundan las bases intelectuales de los posteriores pensadores del poder. Cuatro siglos de dominio europeo, de colonización privada bajo la protección de las Coronas de España, Portugal, Francia, Inglaterra y el Consejo de los Señores de Holanda y las instituciones de la cristiandad que juntos sistemáticamente destruyen las culturas e implantan religión, lenguas y solo la cultura técnica indispensable para la explotación de los recursos naturales en minas y haciendas. Las luchas por la independencia acaban con un tercio de la población latinoamericana y solo una rebelión como la de Tupac Amaru significo la pérdida de 150 mil indígenas. La llamada emancipación política no disuelve la dependencia y nuevamente los anglosajones reinician el proceso de reprimarización e imponen tratados de libre comercio para establecer una falsa reciprocidad que anula las actividades económicas no deseadas por el poder.
Las autonomías en los Andes se basan en una falsa diferenciación entre indígenas y campesinos cuando ambos generalmente provienen de la misma raíz, surgen del campo y trabajan en el, provienen de una tradición histórica común, un mismo sentido cultural y de creencias, lenguas indígenas aymara o quechua principalmente o son bilingües, una unidad territorial y una identidad objetiva y muchas veces acompañadas de una conciencia de pertenencia a un pueblo y/o de un proyecto de autodeterminación. Los indígenas que son el pueblo boliviano, ecuatoriano y peruano luchan por la descolonización, la recuperación y el control de territorios ancestrales, por sistemas de organización social y política propios, capacidad de decisión político territorial y de sus vidas, por ello sus demandas son las del país. Esta es la diferencia central con la visión boliviana departamental de las autonomías que propone la descentralización y las prerrogativas del poder privado de los terratenientes del Oriente sobre los territorios colonizados, lo que no debe invalidar la justeza de las reivindicaciones regionales y de democracia local, particularmente de los poseedores de los recursos naturales.
Los más destacados intelectuales ecuatorianos-bolivianos y también algunos peruanos coinciden en que hay que destruir el Estado Uninacional para construir el Plurinacional. Sin embargo, se contradicen a sí mismos cuando coinciden en señalar que hay que fortalecer al Estado nacional para enfrentar al colonialismo. Quizás esto se aclare si aceptamos que la aspiración popular sigue siendo, pasar de un semiestado antinacional, neoliberal colonial, a un Estado de unidad nacional que reconozca y acepte la diversidad. Sobre la base de la adquisición de ciertos sentidos de pertenencia histórica a una comunidad política, el monopolio legítimo de la violencia, la existencia de instituciones y un orden jurídico, se han establecido múltiples formas de gobierno que en su desenvolvimiento aun no han terminado por ocupar y administrar todo su territorio.
En la coyuntura actual está ocurriendo que organismos de las Naciones Unidas como la OIT, la Relatoría Especial, el Foro Permanente o la Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos defienden los derechos indígenas contra los gobiernos de centroizquierda que defienden a las trasnacionales, incluso oponiéndose a sus nuevas Constituciones. Son más claros a nivel conceptual cuando coinciden en hablar de pueblos indígenas y tribales reconociéndoles el derecho a poseer, utilizar, desarrollar y controlar tierras, territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, el derecho a tener una nacionalidad y al autogobierno. Entre muchos otros. Recuperamos el tema de la nacionalidad pues esta es vista como una posibilidad y no como hacen las Constituciones de tratar a los pueblos y tribus como nacionalidades ya construidas iii.
Los imperios y empresas trasnacionales bajo el pretexto globalizador funcionan en América Latina destruyendo soberanías bajo la estructura de países y empresas transnacionales desterritorializadas y bajo la lógica del capital rentista y financiero especulativo. Esto lo hace más expoliador e inhumano que nunca antes pues la barbarie imperial bajo una estructura de combate unificado por el Comando Sur en el marco de una estrategia de espectro completo no dudan en utilizar la violencia para terminar con la soberanía. De ahí que toda rebelión empiece por la descolonización y la recuperación de la soberanía estatal, pero esto no viene ocurriendo.
Desde los años 90 del siglo pasado la acumulación se sustenta en la integración de la actividad industrial a las cadenas de producción mundial y a la especulación financiera. El espectro de la recolonización ahora proviene de varios lados, bajo el control financiero, militar y tecnológico de los Estados Unidos En la 37 Conferencia del Club Bildeberg en 1989 en la ciudad La Toja, España, se decidió promover la globalización neoliberal y privatizar los servicios públicos y los bancos. España sería la plataforma de lanzamiento con sus empresas Repsol, Endesa, Telefónica, BBVA, Banco Santander, Unión Fenosa constituyéndose años después en las más grandes en varios países de la región como Perú o Colombia. Compartiendo con Brasil y la lumpenburguesía criolla de cada país la mayor parte de la inversión. Chile y Canadá, el primero aprovechando de sus nexos con Asia es una plataforma de importaciones y el segundo se ha convertido en la sede de las más grandes trasnacionales mineras, completan con los Estados Unidos el grupo de países que fomentan la acumulación por despojo, monoproducción y el extractivismo.
El capitalismo es mafioso en el centro y en la periferia colonial y mientras los países estén más sometidos al centro mayor será la corrupción. El Barómetro Global de la Corrupción es una encuesta de opinión realizada por Transparency Internacional. (TI) que en el 2006 señalaba que los políticos y las empresas eran los más corruptos.iv En Estados unidos seis megaempresas (Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan Chase, Citygroup, Bank of América, y Wells Fargo controlan el 60% del PBI y constituyen una oligarquía financiera, rentista y mafiosa que ha llegado a controlar el Estado. En América Latina tiene sus modalidades; en Colombia han construido un nuevo bloque de poder donde se juntan los grandes grupos económicos, los narco-empresarios, las Fuerzas Armadas, los partidos tradicionales, la jerarquía eclesiástica y los paramilitares.
Un alto grado de complementaridad e interpenetración entre multinacionales y paramilitares, entre bancos y lavadores de dinero, entre terratenientes y militares, entre el Estado y círculos gansteriles, entre ganaderos y comerciantes, planearon el control del Estado y lo consiguieron con el auspicio de los Estados Unidos en la medida en que continúen privatizando e imponiendo la acumulación por desposesión. En México, el PRI creó un régimen cleptocrático, delincuencial y mafioso, creado una inmensa red de corrupción que ha venido apoderándose y reconfigurando las estructuras estatales y del mundo privado. En el Siglo XXI se va consolidando con el cogobierno con el PAN -que algunos llaman alternancia- aunque no falten las diferencias de estilo. En Perú, Fujimori-Montesinos desde 1990 crean una red de corrupción desde el ejecutivo hasta los últimos rincones del país. Lo mismo podríamos decir de Sánchez de Lozada en Bolivia, Menem en Argentina, Bucaram en Ecuador, etc.
Brasil es una potencia emergente que merece un párrafo aparte. Controla la generación de divisas en Bolivia Perú, Paraguay, Uruguay invirtiendo en hidrocarburos, hidroeléctricas, soya, carreteras, ganadería y frigoríficos. Marca la pauta de la centroizquierda de aglomerar al Estado con un grupo de empresas intensivas en recursos naturales con la diferencia de que ellos van muy por delante con empresas como Votorantim (Refinería de zinc en Cajamarquilla-Perú), Gerdau (en Siderperú), Camargo Correa (absorbió a la mayor cementera Argentina), Marfrig que asociada a con Friboi controla la exportación de carne desde Uruguay. Odebrecht, Andrade y Camargo son consorcios de la construcción que se encargan del megaproyecto de infraestructura IIRSA. Brasil es una potencia en agronegocios y agrocombustibles con destino a China.
Veamos más de cerca que podría ser este nuevo Estado o que tiene de viejo y que de nuevo. Con el ánimo de aclarar y ubicar históricamente lo ocurrido con los pueblos indígenas hagamos una reflexión comparativa entre los países indígenas de América Latina-Caribe. Lo primero es reconocer que la región es afro-indígena, con una mayoría de descendientes afroamericanos y en segundo lugar indígena. En el primer grupo están todos los países del Caribe, Colombia, Venezuela, Brasil y en el segundo estarían México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia. Los países centroamericanos y Paraguay están en medio con alta población negro-indígena y mestizos. Uruguay con proporcionalmente alta población negra, Argentina y chile con el norte y sur indígena hoy tienen una alta migración peruano-boliviana principalmente en sus fronteras y capitales. En Ecuador con el apoyo del movimiento indígena llegó a la presidencia el mestizo Gutiérrez y más tarde Rafael Correa con apoyo crítico. En Perú votaron por el Cholo Toledo en el 2000 y en el 2011 por el mestizo Ollanta Humala.
Los estudios demográficos y estadísticos o incluso sociológicos o antropológicos están marcados por su alta dosis de rechazo a la población afro indígena, por un forzado blanqueamiento, por elogiar las políticas indigenistas de asimilación. Por ello se dice que América Latina es mestiza y su futuro es lo barroco. Si nos detenemos en los países que hemos denominado indígenas podemos verificar como en México a lo largo de un siglo se invirtieron las cifras y de un 86% de población indígena (Ilan Semo, El Estado Mosaico, Fractal) pasó a tener un 86% de población no indígena. Y es que en México hubieron dos revoluciones, rebeliones y cambios económicos que permitieron asimilar al Estado producto de la revolución, tanto social como políticamente a esta población. Sin embargo esta transformación de indígenas a mexicanos no debería modificar su condición indígena.
En un estudio del ADN del mexicano se encontró con que aproximadamente el 90% tiene contenido indígena. Algunos académicos protestaron y dijeron que esa era una conclusión racista. El llamado Estado republicano consistió en desindigenizar a los nuevos países promoviendo las migraciones europeas paralelamente a una política etnocida. Los casos más repudiables fueron los de Estados Unidos, Argentina y Brasil. Después de 500 años aun persiste esta política bajo el nombre de multicultural, pluricultural o intercultural y son puestas al día por el BM asimilando al indígena a la sociedad moderna y a la cultura occidental. En realidad no es más que la subsusnción real del trabajo al capital ante la indetenible expropiación o el abandono de la pequeña agricultura y comunal por el Estado.
Como resultado de la desintegración-asimilación por el capital, los países indígenas dejan de serlo formalmente y de alguna manera siguen el camino mexicano. Ahora solo son indígenas los sectores de la población rural menos penetrados por el capitalismo. Perú es el caso que más de cerca sigue este camino. En todos estos países el indígena fue transformado primero en campesino, luego en mestizo mexicano, peruano, etc. La desposesión los lleva a las migraciones primero internas y luego internacionales. El modo de producción colonial extractivista no permite siquiera las autonomías indígenas, quedando como un tema marginal. Ante la resistencia a esta forma de producir y la dominación que conlleva los gobiernos atinan a tratarlos como minorías. Que siempre lo son si son vistos como electores, como dirigencias o clientes. Pero si la lucha continuase por el sendero anticolonial, más allá del posibilismo marcado por la política económica, los veríamos como una mayoría compuesta por dos o tres macroétnias que incluyan a los trabajadores mestizos.
En Ecuador la situación es semejante con la diferencia de que este Gobierno centroizquierdista es más directamente mestizo y prescinde de las organizaciones indígenas más radicales. Vive la ilusión de ser producto de una revolución ciudadana desligada de la resistencia indígena. Lo que parece indicar que la proclamación de plurinacionalidad no es más que una declaración. Veamos más de cerca lo que ocurre en Bolivia, Perú y Ecuador para entender que ocurre en los países sudamericanos de mayoría indígena.
BOLIVIA Y ECUADOR. NI AUTONOMÍA INDÍGENA, NI ESTADO PLURINACIONAL
En Bolivia se intenta construir el Estado nacional aceptando la globalización lo que los obliga a prescindir de las comunidades étnicas. Sin embargo, se proyecta un Estado Plurinacional y para ello se parte del presupuesto de la existencia de nacionalidades que con más propiedad deberían llamarse comunidades étnicas, reservando categoría nacionalidad solo para la macro-etnia quechua-aimara y quizás para los guaranís-chiquitanos, si reconociésemos en ellos la existencia de un proceso de construcción nacional. En general creemos que hay mucha confusión conceptual de las relaciones sociales, más aun cuando se pierde de vista la interrelación clase-etnia-nación y también la ruta para concretar el programa. Aunque debería estar claro que si no hay un programa soberano de construcción estatal.
En una visión estrecha el problema de la descolonización no trasciende dos de sus aspectos: a) La ocupación de las instituciones estatales y b) el reconocimiento de la diversidad cultural y los derechos ciudadanos de los indígenas. Los problemas de la tierra, de los recursos naturales, territorios, del medio ambiente, etc. que van a la raíz de la descolonización ya no son siquiera mencionados. Félix Patzi concibe que la descolonización no es más que la superación de las desigualdades sociales a partir de criterios étnicos y la construcción del Estado plurinacional radicaría en la presencia de todas las nacionalidades en la Asamblea Plurinacional y el ascenso de los indígenas en los espacios políticos cualificando su presencia. vi Lo cierto es que ahora el MAS-Gobierno controla el ejecutivo, la Asamblea Legislativa Plurinacional, la generalidad -8 de 9- de Gobiernos departamentales y sus correspondientes Asambleas, la mayoría de municipios, el poder electoral y ahora van por el judicial y los medios. Sin embargo, reconociendo la importancia del empoderamiento político indígena, con todo ese capital político aun no existen las autonomías indígenas ni la tan mentada descolonización. ¿Será posible la descolonización sin autonomía indígena en países indígenas?
Del enfrentamiento de las fuerzas sociales que lucharon por la soberanía y la autodeterminación algunos intelectuales derivaron idealmente la lucha por la emancipación, otros entendieron que lo central era la descolonización cultural, algunos más siguen pensando que reemplazando a viejos funcionarios políticos en todos los espacios del poder por otros donde tengan cabida los mestizos e indígenas significa descolonizar y solo quedaría pendiente la industrialización. El Vicepresidente -ideólogo del proceso al lado de los neoliberales pragmáticos- al notar que los avances indeseados del proceso, nos referimos a la sustitución de personas en el poder, modificaba la correlación de fuerzas, cambio su discurso del capitalismo andino a otro que remarca el socialismo comunitario. Intelectuales como Sader y otros de CLACSO y de la UBA ven en estos cambios estratégicos y la teorización que después los justifica genialidades sociológicas. Olvidan que Inicialmente frente a la oposición de la oligarquía de la Media Luna acepto conceder en 400 artículos de la nueva Constitución y justificó su comportamiento con el diseño intelectual de un etapismo al que consideró apegado a la ortodoxia marxista. En realidad La constitución -como muchos lo han observado - no es más que una declaración de deseos expresados jurídicamente y el más notorio es el del Estado Plurinacional e intercultural.
El justo reconocimiento de la diversidad cuando fue llevado al extremo por el pensamiento posmoderno condujo a la conversión de los pueblos indígenas en nacionalidades, cuando se trata -reiteramos- de macroétnias de las cuales una la quechua-aymara bajo la dirección intelectual de intelectuales aymaras es la única que desde hace mucho crea y difunde el proyecto de una comunidad imaginada en el poder, o sea que tiene aspiraciones nacionales. Si leemos la revista Pukara donde aparecen juntos -con sus notables diferencias- el ex Vicepresidente Víctor Hugo Cardenas, el Mallku Felipe Quispe, Simón Yampara y muchos otros que reivindican la economía y el poder para esta macroétnia. Lo que ellos y también la CONAMAQ y los campesinos ricos del Chapare quieren construir es un Estado nacional. La base nacional de organización,vii es un capitalismo prenacional de campesinos, comerciantes, obreros e industriales que está en ciernes en el Alto-La Paz, en los gremialistas, la economía informal, en los cocaleros, etc.
En este sentido, tales bases no existen en los otros pueblos que siguen disgregándose y sobreviviendo amenazados por el capital. Lo que queremos decir es que la nación y las nacionalidades se construyen sobre el capitalismo que en este caso ocurre por imposición y despojo. Y entonces una cosa es defender su existencia, la identidad, los derechos, la cultura, y otra que estos pueblos tradicionales se hayan constituido en nacionalidades que postulen la creación de un Estado. A diferencia de esta situación los criollos terratenientes y burgueses de Santa Cruz y sus congéneres de Beni-Pando-Tarija-Chuquisaca si tuvieron bases -más o menos solidas- nacionales de organización que no prosperó porque tras los intereses autonómicos ocultaban mezquinos intereses de grupo que tras las asonadas separatistas y las correlativas respuestas represivas se fue difuminando.
Los líderes, el carismático y el intelectual, Evo y Álvaro, en la práctica han retrocedido desde un nacionalismo popular, de masas, anticolonial a un nacionalismo étnico que también precede a un capitalismo que lo demande y que sin embargo es una construcción arcaizante realizada desde no hace más de medio siglo. Más bien es luego propuesto como la ocupación de los poderes del Estado abandonando la lucha por la soberanía. Dejando la convocatoria política para las coyunturas conflictivas, mientras la conducción neoliberal cotidiana es declinada a manos de los tecnócratas. Al abandonar las reivindicaciones nacionalistas y centrarse esta política desarrollista neoliberal han resurgido las luchas en todo el territorio boliviano, optando otra vez más por reivindicaciones nacionales como es la marítima, en conflicto con Chile.
Habiendo llegado al tope de popularidad y apoyo en la reelección del 2009, después de haber derrotado al separatismo-autonomismo de la Media Luna, el 2010 el pueblo esperaba iban a comenzar los cambios sustantivos. No solo no ocurrieron sino que en el 2011 luego del gasolinazo (DS 0748) se derrumba el apoyo reduciéndose en el caso de Evo al 24%y en García Linera cayó al 20 %, acompañado de pedidos de renuncia. La situación económica es difícil, el déficit fiscal es del 4.9%, y la inflación llegó al 18.5% en el 2010, las trasnacionales exigían mayores precios por los hidrocarburos. Los especialistas afirman que el costo de producción de un barril de petróleo es de 1 dólar y las trasnacionales exigían 59.
Hay casos emblemáticos y simbólicos de corrupción que se van acumulando. Primero fue el alto dirigente del MAS y Director de YPFB Santos que creó una empresa fantasma en YPFB para apropiarse de un enorme capital, luego el Mallku -no Felipe Quispe- que posesionó a Evo Morales encontrado con más de 200 TM de cocaína y en el 2011 las denuncias contra la Ministra de Agricultura Nemesia Achacollo por tráfico de tierras. Las instituciones cobijan viejas formas de corrupción y de prácticas políticas aberrantes como los cuoteos, volteos, encubrimientos, coimas, narcovínculos. La podredumbre cotidiana en la FELCC, en las FFAA, el poder judicial, YPFB, universidades públicas y muchas otras dependencias públicas. El ethos dominante aun es el colonial.
Mientras que el MAS -como organización gelatinosa propia del movimientismo- sigue afirmada en el caudillismo y el imaginario indianista, su Gobierno busca afirmarse en el pacto militar-campesino, recordándonos al MNR y saca del baúl de la memoria la reivindicación marítima frente a Chile.
El Gobierno chileno con una mentalidad colonialista hace muchos años ha cerrado la discusión acerca de este tema, pero las negociaciones bilaterales continúan. Hace 130 con el auspicio y apoyo de Inglaterra la oligarquía chilena en el poder se apropio de territorios y sus riquezas andino costeras -cobre, guano, salitre, puertos, aguas, valles y el mar- que según ellos les pertenece desde tiempos de la colonia e independencia. Las consecuencias fueron el bloqueo a la economía boliviana y el aprovechamiento de estas debilidades para continuar sometiendo a Bolivia -y Perú- a sus intereses geoestratégicos, sin que los gobiernos neoliberales de las últimas dos décadas hayan hecho nada para revertir tal situación. Vinculado a este tema están las aguas de los manantiales del Silala que nacen en territorio boliviano pero provee de este líquido a las mimas de Chuquicamata, Rodomiro Tomic y a las poblaciones de Antofagasta y Calama por más de un siglo. Destruyeron las economías de sus vecinos, se apropiaron del mar, del cobre y del salitre y por si fuera poco los obligaron -con el consentimiento de la indigna y entreguista oligarquía de ambos países- a usar sus puertos y caminos para exportar y comprar mercancías ingresadas desde oriente o maquiladas por ellos. Por las aguas del Silala Chile -y Evo también- estarían dispuestos a reconocer el pago por 700 millones de dólares y un pago anual por 3,6 cuando los especialistas calculan 30 mil dólares día por más de 100 años.
Lo mismo ocurre con los hidrocarburos donde las trasnacionales socias exigen un pago de 59 dólares el barril cuando el costo está calculado en un dólar. En un documento elaborado por reconocidos luchadores sociales señalan cinco puntos de crítica al Gobierno:
1. Las trasnacionales siguen en poder de los campos
hidrocarburíferos,
2. Se han violado los principios de la democracia,
3. Se ha abandonado la construcción del Estado Plurinacional,
4. Se ha dañado y agredido a la madre tierra, y
5. Bolivia financia al capital financiero trasnacional con sus
reservas internacionales.
Respecto al primer punto sostienen que el proceso de nacionalización se ha reducido a la sola recuperación de los sectores secundarios de transporte y refinación y que en cinco años YPFB, en medio de incapacidad de gestión y el clientelismo, no cuenta con ningún campo hidrocarburífero en producción. Denuncian que las trasnacionales no solo controlan la producción sino que solo aportan 888 millones de dólares ya que el Gobierno les devuelve 640 por costos recuperables, mientras que el pueblo aporta más de 2,300 millones de dólares por pago de impuestos.viii Un problema que se avecina son las consecuencias internas de la decisión de multiplicar por cuatro las ventas de gas a la Argentina para desarrollar Misiones, Corrientes, Salta, Formosa y el Chaco - a diferencia del país vendedor- y aumentar las exportaciones a Brasil, conociendo de la situación crítica de YPFB.
Agregan que el endeudamiento ya llega a los 7500 millones de dólares mientras tienen más de 2500 millones de dólares en la banca internacional a menos del 2% de interés. Este es un llamado más a resolver los problemas del extractivismo y la sumisión colonial que siguen profundizándose mientras más se intenta salir de la crisis. Los compromisos con el Gobierno norteamericano, los créditos del FMI, la entrega de títulos a los grandes y medianos propietarios de oriente y occidente, la autorización para el uso de transgénicos como centro de la revolución agraria, la legalización de 128 mil vehículos ilegales.
No solo la soberanía en la tensión colonialismo-autodeterminación está en cuestión, sino también la autonomía donde los derechos indígenas mantienen su raíz colonial al quedar en los límites del Estado colonial que no termina de cambiar.
Y es que el territorio es la piedra angular sobre la que se ejercen los derechos colectivos que en tierras bajas quedó circunscrito a las Tierras Comunitarias de Origen de las que poblaciones indígenas quedaron marginadas caso de los guarayos y en las altas los ayllus se reconstituyeron sobre territorios mutilados. Entre el Estado colonial propietario y los grandes terratenientes que reivindican las autonomías departamentales, las autonomías indígenas quedan en el vacío no obstante que la nueva Constitución transversaliza los derechos indígenas. Este tratamiento oculta el hecho de que la contradicción principal radica en la lucha por el control territorial. En otras palabras la autonomía sobre territorio, tierras y recursos naturales bajo administración municipal indígena en coordinación con el Estado en todo el país sería el instrumento central del poder indígena desde abajo y eso no existe ni el Gobierno hace nada por conseguirlo. Por el contrario ya es famoso el Ministro de Minería José Pimentel por la claridad con que respondió a las demandas de la CONAMAQ en octubre del 2010 al sentenciar que el Estado Plurinacional no reconoce autogobierno ni mucho menos autodeterminación de los pueblos indígenas.
Dejando claro que quienes efectivamente controlan el territorio son el Estado, sus socias trasnacionales y los barones del oriente. La apropiación de la naturaleza se concretiza en recursos naturales, commodities, biodiversidad en base a la capacidad de apropiación y producción de conocimiento científico y tecnológico tradicional y de las nuevas ciencias como parte de una estrategia de seguridad imperial, apertura de mercados, economía mafiosa. A las crisis provocadas por fraudes financieros institucionalizados se les da respuesta con una reestructuración de la economía global que transfiera la riqueza, donde los imperios se apropian del 40% del ahorro mundial para que siga siendo el gran consumidor global, mientras protegen a la plutocracia internacional. En fin en la apropiación territorial uso del planeta para el mantenimiento del poder global. México es un buen ejemplo cuando vemos que el 40% de la tierra ejidal han sido enajenadas en los últimos 20 años desde que Salinas de Gortari reformó el Art. 27 constitucional.
En Bolivia se viene restituyendo el libre mercado de tierras a favor de terratenientes blancos y orginarios y de funcionarios encabezados por la propia Ministra Nemesia Achacollo y congresistas amafiados a su alrededor, se enriquecen con el saneamiento. Como consecuencia de la inoperancia en política agraria la consecuencia es la crisis alimentaria que vive el país. En Bolivia se quemaron 3.5 millones de Has. de bosques (80% en tierras bajas) principalmente por el chaqueo inducido desde el Estado, al exigir la función económico social en el saneamiento de tierras de terratenientes y campesinos y por la expansión de los agronegocios. El Vicepresidente aseguraba que aun se podían quemar 9 millones más de has. de bosques, mostrando el desconocimiento y mala lectura del país. Que también se expresa en la política de precios, en el comercio internacional, en la creación de empresas estatales que solo han generado especulación y corrupción. Y es que la política de un Gobierno preocupado solo por la legitimidad y la reelección favorece a las corporaciones y grandes empresas exportadoras de commodities.
Es cierto que el 82% e la producción agrícola de alimentos y el 72% de la oferta de carne esta en el oriente abasteciendo el mercado interno y que ahora, solo entre el 2009-2010, sufre una reducción del 6.3 % del área cultivada. Sin embargo lo que disminuye es la producción de maíz, sorgo y arroz, aumentando la de soya, trigo y coca. El 40% del suelo esta erosionado o en proceso de desertificación y es que durante el Gobierno del MAS se incrementó la importación de agroquímicos en un 300% y la introducción de soya transgénica paso del 40% en el 2005 al 85% en el 2009. Es así que la inacción frente a la baja capacidad productiva de los suelos, con solo 6% de tierra bajo riego y 65% de tierras degradadas o en proceso de serlo, la especialización productiva y la cooptación de la cadena productiva por la asociación trasnacionales-terratenientes, la concentración de la propiedad de la tierra, el crecimiento de los monocultivos para producir commodities agrícolas, la ausencia de inversión privada u pública, la determinación externa de los precios, la contaminación y el cambio climático, la tenencia de tierras con ganadería extensiva solo para justificar la propiedad, la deforestación, quema y abandono de los bosques, la ausencia de políticas productivas, la disminución de la capacidad de compra de la población ante la elevación de los precios de los alimentos, la ausencia de institucionalidad y planes, la uniformización de hábitos alimenticios, la ausencia de investigación y asistencia técnica, el relegamiento de la agricultura y la descampesinización.
En pocas palabras la ausencia de un cambio de modelo, están conduciendo a una crisis agraria y alimentaria, con un incremento de la miseria de la PEA agraria que representa un 42% -principalmente campesina que abastece del 20% de los alimentos- a las migraciones y a la desnutrición rural-urbana que sobrevive en medio de una crisis climática y cada vez más bajos rendimientos e ingresos. Bolivia con un 60% de la población que gana menos de 200 dólares al mes no podrá resistir.
La ofensiva de las trasnacionales de los agro-combustibles y los transgénicos en América Latina y en los países andino-amazónicos es enorme, atentando contra la soberanía alimentaria y la biodiversidad, expulsando millones de campesinos de sus tierras creando nuevas formas de dependencia. La Ley de revolución productiva es un retroceso en todos los órdenes pasando el Estado a ser el sustento del sector privado e implantando la economía de los transgénicos o sea el dominio de las trasnacionales sobre la política agraria y alimentaria, consolidando el extractivismo y el despojo.
Bolivia, lo mismo que Perú o Colombia, concesionan tierras en el Oriente y en todo el país. Es el caso de la compañía brasileña Votorantim Metais que ya cuenta con 19 concesiones en 70 mil Has. en las que existen comunidades indígenas y áreas protegidas, caso de San Matías en El Pantanal; en la Chiquitanía se han entregado 320 mil Has.
En tanto la reforma agraria está estancada florecen los cultivos de coca y los transgénicos, en desmedro de la soberanía alimentaria. El Senador Avalos, el mismo que fraguo alianzas con los mercenarios del Comité Cívico cruceño, ahora aboga por la legalización de vehículos ingresados contra las normas y defiende -junto a los líderes del Chapare- la construcción de la carretera San Antonio de Mojos-Villa Tunari que aunque afecta la Reserva del Tipnis, amplía las posibilidades de expansión de los cocaleros que ya lo vienen haciendo y que explica la coca excedentaria y la elaboración de cocaína. En un solo operativo, en julio de 2011, han descubierto más de 300 laboratorios de cocaína y días después se difundió que Bolivia es el primer productor sudamericano de marihuana. El Gobierno ha perdido apoyo y aliados dentro y fuera del MAS. El "Estado Mayor del Pueblo" y los cocaleros son convocados como aparatos de choque ante. Ahora sus aliados son el FMI, la DEA, el BM, la USAID, los terratenientes y empresarios del oriente, las trasnacionales y los campesinos de los valles.
Mucho se ha escrito sobre el conflicto por el TIPNIS y se conocen los resultados en favor de los indígenas frente al intento de expansión cocalera e impulso del extractivismo y de explotación hidrocarburífera como salida ante el fracaso del intento gubernamental navideño por incrementar los precios del gas y la gasolina.
Desde sus inicios de esta gestión las prácticas de la autodeterminación, cooperación, autoregulación, del bien común, de la insubordinación como la defensa de los derechos laborales, mejor distribución presupuestaria o políticas para el sector productivo, acceso y control de recursos naturales, reducción de tarifas de transporte u oposición a la contaminación minera o hidrocarburífera por las grandes empresas, han sido marginadas y hasta criminalizadas por ser acciones políticas. No hay voluntad burocrática para tomar decisiones colectivas, atender a las críticas, rediscutir la Constitución, pues nunca se hizo, y la descolonización, la plurinacionalidad y la interculturalidad.
Con decisiones y prácticas cupulares, han optado por el asistencialismo subsidiario, la sujeción del pensamiento. Han adoptado la lógica de mayorías-minorías en el tratamiento de las demandas populares y justificación de la politización-criminalización de los movimientos. Solo admiten reivindicaciones sociales si antes se someten al Estado y admiten que el Gobierno representa a las mayorías y ellos a las minorías. Con estas ideas y comportamientos no hay un desarrollo de la conciencia colectiva.
En el 2008 se reformaron 144 artículos de 400 de la Constitución y tuvo que transcurrir un sexenio para derogar el DS 21060 de 1985 para terminar con los residuos de neoliberalismo. Lo que expresa las negociaciones para no cambiar el capitalismo colonial que favorece a las trasnacionales y a la lumpenburguesía oriental y sus instituciones privatizadas y desnacionalizadas, que mantienen su poder mafioso sobre un país segmentado y limitado por las divisiones étnico-clasistas promovidas desde un Gobierno que perdió la brújula del proyecto político descolonizador y de unidad nacional. El Gobierno primero aprendió y adopto los viejos métodos basados en el chantaje, la represión, la despolitización, el clientelismo, el divisionismo para en un segundo momento ante la crisis fiscal aceptar explícitamente las políticas del FMI-BM-IIRSA-DEA con sus políticas antiinflacionarias y en lo cultural el indigenismo multiculturalista. Un pensamiento político liberal, juridicista, conservador basado en el irrespeto al otro.
Y es que en este último tema hay tendencias derivadas de la reapropiación de las demandas sociales por el Imperio. El interculturalismo puede ser una concesión al orden colonial y a los nuevos mecanismos de dominación articulados a la comunidad de ciudadanos, un artilugio mercantil que se basa en diferentes igualdades y en normas que sostienen las reales desigualdades. La inclusividad es una práctica mercantil, neoindigenista que mantiene la sumisión de las minorías a través de dádivas. Con funcionarios formados en la cultura dominante monocultural y occidentalista adoptan la cultura del capital: una visión cosificadora, deshumanizante, electoralista, intolerante. La igualdad ciudadana es una ficción como la igualdad ate la ley o la igualdad como seres humanos de gentes de diferentes culturas. En realidad esta ideología no admite la diversidad cultural y menos política. El Estado tratara de mantener y sostener la ideología y prácticas neoliberales, la cultura enajenada y fetichizada donde el ser humano es una cosa que se compra y vende, desvaloriza lo humano y el trabajo es extraño, a favor de la valorización de las cosas y del capital. La cultura no es modificada y no se crea un nuevo orden desde abajo.
La ciudad continua siendo una fuente de alienación donde las relaciones sociales se cosifican y el individualismo consumista y la ciudadanía son dos fetiches que sustentan esa cultura excluyente en sus componentes económicos y políticos e incluyentes la aceptación de lo diverso. Se consumen bienes físicos y simbólicos, se consume libertad individual y orden en oposición a lo atrasado, lo premoderno, lo comunitario. Los modos de diferenciación cultural, étnica, religiosa, de género aun siguen los patrones coloniales blanqueados que dan acceso a privilegios y derechos bajo la forma de prebendas, corporaciones. En las grandes ciudades se concentra parte del capital producto del narcotráfico, de las remesas, el funcionariado público, representantes de trasnacionales, grandes centros comerciales, trabajadores de fábricas, etc. que han provocado una burbuja de la construcción y el crecimiento de la clase media y de sectores desclasados sometidos a los mercados como espacios de poder de las corporaciones y del capital financiero.
El Estado es descentralizado y fragmentado por el mercado mientras la privatización traslada a las corporaciones las decisiones fundamentales sobre regulación y asignación de recursos. Las instituciones financieras internacionales con sus consultores y expertos, apoyados por la cooperación internacional y las ONG, ocupando espacios políticos, son el núcleo duro de la transformación neoliberal del Estado, desde las grandes estrategias de reformas estructurales y sectoriales, la privatización de la naturaleza y la consolidación del capital extranjero y del extractivismo, hasta las necesidades primarias y urgentes de la población. Que en su límite ofrecen servicios bancarios a las PYMES, se moderniza los servicios privados de salud a cargo de ONG-organismos públicos, mientras se destruyen comunidades, solidaridades, soberanías se sobreexplota y deteriora las condiciones de vida.
Se perfeccionan y legalizan los mecanismos de inclusión subordinada, de sumisión y mantención del orden del sistema a través de la violencia simbólica y el adiestramiento. Se sigue inculcando el respeto a la propiedad, a las jerarquías, a las leyes. Mientras la globalización invade mentes y destruyen la memoria comunitaria, la cultura de lucha, proscribe o invisibiliza la sabiduría ancestral; las clases medias urbanas son sus correas de trasmisión y tienen sus prereflexivos adherentes que consiguen adhesión al poder respondiendo a las expectativas colectivas basadas en el orden y el consumismo. Aun se vive en estos países una abolición de la soberanía colectiva a favor de las formas liberales de representación política, de reglas, procedimientos e instituciones que solo sirven para seleccionar a los ya electos. Una ideología se convierte en dominante cuando incorpora motivos y aspiraciones fundamentales de los oprimidos, universaliza ficciones y regula la hegemonía distanciando a los pueblos de su etnia y clase. Existe complicidad entre el fundamentalismo étnico y la globalización pues ambos aspiran a expandir el capitalismo. En este sentido el interculturalismo globalizador es una forma de racismo autoreferenciado que respeta a las comunidades en tanto acepten el sometimiento cultural, encerrados en su mundo pero abiertos a la inversión extraña a él. Observados y respetados desde una cierta distancia se preserva la superioridad colonial. La lógica de las ONG populistas se traslada al Estado heredado de la revolución del 52.
No existe una nueva vida colectiva de reapropiación de la palabra, de las decisiones y derechos colectivos, basado en la autonomía indígena y la construcción democrática, que privilegie la presentación sobre la representación, que recupere lo mejor de las civilizaciones que conforman lo que es Bolivia hoy. La tarea es ardua pero no ha comenzado siquiera. Uniformizar la educación, desterrar viejos hábitos y estructuras grabadas en los cuerpos, modificar creencias, deslegitimar fetiches y mitologías religiosas, patrioteras, sexistas, racistas. No hay visos de una interculturalidad emancipatoria que nazca de los saberes locales, étnicos, y se funde con lo más avanzado del pensamiento crítico universal, de occidente y oriente. Una nueva democracia exige reinventar lo público y sus sentidos, requiere autodeterminación de masas, de reconquistar la capacidad de decidir. La identidad nacional permite asociarse a un ideal anticolonialista que exige distanciarse de lo étnico y clasista, pero a su vez articulando lo étnico-clasista a lo nacional.
De allí que las tendencias conservadoras se reafirmen en la población, particularmente entre los jóvenes. Afirman el orden mercantil imperante, defienden una libertad que la anula, permanece inmóvil cerrándose a toda apertura, afirma el yo y sus certezas ante la ausencia de una sociedad que lo integre. Presos de una colonización subjetiva que llega a través del internet, los medios, los juegos, celulares, MP3-4 y el mercado quedan pasmados y obnubilados ante el resplandor de los mall, las fiestas, los carnavales.
La Central Obrera Boliviana demanda profundizar los procesos de cambio, abrogar las políticas neoliberales y redistribuir los ingresos mediante un aumento salarial del 15% considerando que el salario mínimo era de 116 dólares y la canasta familiar cerca de 5 veces mayor. Cuando se iba generalizando la consigna de salida del Gobierno la tardía respuesta fue derogar la 21060 que imponía las reglas del neoliberalismo y aumentar hasta un 12% el salario, unos 14 dólares al mes o menos de medio dólar día. Se da en un contexto de ocupación de cada vez más espacios políticos por el MAS, correlativamente a un aumento de las denuncias por corrupción y narcotráfico y una densa publicidad del Gobierno respecto a sus éxitos económicos. Quien se opuso a los aumentos no solo fue el Gobierno sino también líderes del MAS y los empresarios. De este modo el MAS vive una crisis de narrativa, solo actúa ante los reclamos. Las llamadas nacionalidades no están representadas en el Estado. A nadie le interesa las autonomías, ni al poder central ni al departamental, no han adecuado sus estatutos a la Constitución y los subgobernadores son nombrados a dedo. No existen los consejos departamentales de participación popular ni las regalías son distribuidas bajo la fórmula 50-40-10 correspondientes a productores, no productores y otros. Desde el Estado no hay nada acciones por la economía solidaria, ni defensa del medio ambiente, o prácticas del buen vivir, menos democracia comunitaria, ni revolución agraria y los conflictos entre organizaciones indígenas crecen día con día.
El régimen de partidos se reactiva y alcaldes y concejales transitorios no quieren irse. No hay debate sobre realidades que se expanden y afectan al futuro como los transgénicos, agrotóxicos, los agronegocios, el papel de las grandes corporaciones, los megaproyectos del tipo IIRSA, la deforestación y desertificación.
En la práctica se viene construyendo el Estado nacional que se somete cada vez más al poder global. Lo del Estado solidario multiétnico anticolonial quedó atrás adoptando la propuesta multiculturalista del BM. La fusión práctica de movimientos y procesos de reconstitución de pueblos y macroétnias indígenas ejerciendo sus derechos soberanos a la autodeterminación-autogobierno con derechos sociopolíticos esta frustrado pero no acabado. Continúa el debate sobre instituciones y competencias que lleven a la presencia política de los pueblos indígenas, consolidando espacios de resistencia y creatividad en base a la territorialización de las demandas autonómicas. Buscar la autoidentificación y aglomeración indígenas con los trabajadores del campo y la ciudad es un requisito social de la construcción del sujeto autonómico. Pues, por el contrario, al no transformarse las bases de la sociedad no ha cambiado la naturaleza estatal. La existencia de 11 municipios indígenas en un país indígena con más de 500 municipios, la confrontación Estado-pueblos indígenas, el socavamiento de autogobiernos en resistencia, la segmentación de territorios étnicos no hay posibilidad de construir una esfera pública del bien común con espacios comunitarios y de reproducción social diferentes, ni un espacio simbólico de unidad cultural, institucional y de prácticas solidarias desde bajo.
En el Ecuador, otro país andino-amazónico, indígena, los problemas de la de la descolonización, de la fuerza del extractivismo, de la auodeterminación y las autonomías indígenas también son los principales y han aflorado ante el agotamiento de la derecha y cuando el Gobierno entra a definir su proyecto de poder y de la economía que los sustente. Decide apoyarse en los ciudadanos, electores de la clase media urbana, para continuar con una economía primario exportadora y para hacerlo enfrentarse con quienes estén en desacuerdo o sea los pueblos indio y los trabajadores. Igual que en Bolivia la aceptación de Correa comienza a caer en picada y en junio del 2011 apenas llegaba al 36% debido a que ni los pueblos originarios ni la clase media ven satisfechas sus expectativas, los primeros respecto a las decisiones estratégicas sobre el agua o la educación y los otros por el deterioro de sus condiciones de vida.
Los pilares de la autodeterminación están en la descolonización y los de la autonomía indígena en sus dimensiones interculturales, político-jurídicas y económico ecológica solo pueden materializarse en un sujeto autonómico que en este caso sigue en construcción desde la movilización permanente de redes multiétnicas y la afirmación hegemónica ante la continua intrusión del Estado y las corporaciones multinacionales en sus territorialidades.
El supuesto intento de golpe de septiembre del 2010 tiene que ver con la Constitución de reforma capitalista del 2008 y las leyes que le sucedieron. El detonante de este suceso fue la aprobación por la Asamblea Nacional de la ley de servidores públicos y la Ley de educación superior que pretende dejar en el desempleo a 200 mil servidores públicos y restar prerrogativas a los trabajadores, que en el fondo es la reimposición del modelo neoliberal que ha convertido a la Asamblea, a los poderes del Estado y a los partidos en campos de conflicto ya que mientras los dirigentes estatales pretenden someter las demandas sociales y la CONAIE al Estado, estos están por acabar con el neoliberalismo y asumir a dirección del proceso de cambio sin sometimientos a la lógica estatal. De este modo el Gobierno se enfrenta a una derecha que pretende que todo siga igual ante las políticas sociales mínimamente redistributivas, representada por Sociedad Patriótica, y a una izquierda que persiste en la democratización y una nueva sociedad. Lo que desato la inconformidad de indígenas, movimientos sociales y sindicatos fue el veto de la Presidencia a la Ley de Educación Superior, al Código Orgánico de Servicio Civil, al código de Ordenamiento territorial provocando la ruptura de equilibrios y pérdida de hegemonía.
Los debates sobre la empresa Interagua de Guayaquil, la presencia de USAID en planes como Socio Bosque, la represa San Francisco y la trasnacional brasileña Odebrecht, Sarayaku y la empresa argentina CGC, la concesión del área protegida del Yasuni a Petrobras y otras empresas, muestran a una burguesía intermediaria reciclada y su sector más nuevo actuando en el gabinete neoliberal respaldados en la crisis fiscal tratando de privatizar los bienes comunes basados en la ambigüedad constitucional a través de las leyes Minera aprobada en enero de 2009, de Recursos Hídricos y otras, sin consultar a los pueblos afectados. Leyes ya consensuadas fueron vetadas por el Presidente.
La Conaie que representa a 30 pueblos y más de 5000 comunidades indígenas viene reconstituyéndose desde el 2005, después de 25 años de su fundación y 21 años de su gran levantamiento en defensa de territorio y 10 años de haber colocado a Lucio Gutiérrez en la Presidencia para tres años después contribuir a su salida, y preparándose para enfrentar a la represión cuyo ejército sigue siendo preparado por los Estados Unidos, quien en el 2009 aportó 50 millones de dólares para financiar entrenamiento en lo militar, contraterrorismo y lucha antinarcóticos. Las Fuerzas Armadas no solo recibieron aumentos salariales de un 80% sino que se han adjudicado 800 millones de dólares de un total de 5000 en obras civiles. Lo que sumado al papel de aliado en la seguridad democrática colombiana -recibe de la USAID 15 millones de dólares para el Plan Ecuador- configuran un panorama siniestro de empoderamiento de las fuerzas armadas y la posible disolución de la Asamblea Nacional. El llamado golpe de estado de las fuerzas policiales que aun siguen financiadas y preparadas por los Estados Unidos, aunque el Presidente en reiteradas oportunidades haya negado la participación, muestran que el Gobierno de Correa juega con fuego.
Algunos analistas como Edgar Isch sostienen que solo fue una huelga policial, otros le llamaron asonada y el Gobierno junto a algunos intelectuales golpe de Estado.
Podemos apreciar como la crisis fiscal -dos mil millones de dólares- en un país donde aun impera el modo colonial de producir está obligando al Gobierno de Corea a optar por las políticas de ajuste y a las concesiones a las trasnacionales mineras, hidrocarburíferas y madereras. Provocando resistencias que son respondidas con la criminalización- al mejor estilo peruano- de cerca de 300 luchadores sociales procesados y acusados por terrorismo y sabotaje quedando condenados a tres años de cárcel el Presidente de la FEUE -Marcelo Rivera- por oponerse a la Ley de educación y siete dirigentes mineros de Azuay sancionados con 8 años de prisión por enfrentarse a una trasnacional minera. La protección de las trasnacionales mineras lo está llevando a Correa a una derechización que puede borrar todo lo antes hecho en política interna e internacional. El 8 de mayo del 2009 el Ministro de Minas y Petróleo autorizó el reinicio de operaciones de la empresa argentina Compañía General de Combustibles en los Bloques 23-24 a las que los pueblos Shuar y Achuar se oponen desde hace mas de una década.
La concepción de que el Estado representa al interés general y para ello necesita de la hegemonía, el monopolio de la fuerza, y que para lograr el buen vivir hay que industrializar al país en base a los recursos provenientes del extractivismo no es más que una visión liberal que ahora impregna a todos los gobiernos de centroizquierda.
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- Joaquín Miras Abarrán, La teoría canónica sobre el partido, www.rebelión.org, 06-06-2011
- Por ejemplo, Pedro Portugal, "Descolonización: Bolivia y el Tawantisuyo", uno de los más destacados defensores de la macroetnia quechua-aymara en la actualidad, propone como eje descolonizador, proseguir con el proyecto del Tawantisuyo. En Descolonización en Bolivia, cuatro ejes para comprender el cambio, Gonzalo Gonsálvez, Jorge Dulón, La Paz, 2010.
- Un referente son el pueblo Ayoreo de cazadores y recolectores, que con una población de menos de 6000 habitantes ocupan territorios del Gran Chaco americano, entre Bolivia y Paraguay. Estos sobreviven un proceso de exterminio y transformado en objeto de caza. Si antes se movían en un territorio de 30 millones de hectáreas ahora están asentados en 190 mil. En Ecuador los pueblos originarios Taromenane y Tagarei voluntariamente aislados en la Amazonía, en territorios de posesión irreductible e intangible de acuerdo a la Nueva Constitución, vecinos del Parque nacional Yasuni, son amenazados por la licitación gubernamental del Bloque Armadillo. Lo mismo ocurre con las etnias, también bajo aislamiento voluntario, Huaoranis, Arabela y Taushiros en la Amazonía peruana que son amenazadas por las empresas asociadas PetroVietnam y Repsol YPF que explotan el bloque 38. O el caso de la etnia Isco-Nahua amenazada por la carretera transoceánica. El ingreso de petroleras y mineras en reservas territoriales se viene produciendo en Bolivia, Perú y Ecuador.
- Departamento de Investigación y Políticas Transparency International - Secretaría Internacional Informe sobre el Barómetro Global de la Corrupción de Transparency International 2006, diciembre de 2006
- Renán Vega Cantor, Lumpenburguesía y capitalismo gansteril en Colombia, Izquierda, Bogotá, 5 de octubre 2010
- Felix Patzi, Paradojas de la representación política indígena, Mojón 21 N° 2, Santa Cruz de la Sierra, junio 2011.
- José Ramón Recalde, en La Construcción de las naciones, SXXI, Madrid, 1998. Sostiene que la nación será la construcción objetiva final que resulte de la acción subjetiva de las clases, acción de concreción y de transformación de la base económica y social en que consiste cada modo nacional de organización. El problema de la definición de la colectividad que se presenta como nación ocupa inevitablemente un lugar central en una teoría del nacionalismo.
- Luchadores sociales por Bolivia, Por la recuperación del proceso de cambio para el pueblo y con el pueblo, www.rebelion.org julio 2011
- Un dato que merece ser investigado es el siguiente: de acuerdo con los datos de la Aduana Nacional de Bolivia entre enero del 2006 mayo del 2011 habrían ingresado 429,205 vehículos, duplicando el parque automotor. ¿Quiénes importan vehículos usados? ¿Quiénes se benefician en Bolivia? Pues es obvio que los empresarios chilenos y su Estado están entre los primeros, a contramano con las posibilidades de presión relacionadas con el diferendo marítimo, pero al interior del país ¿Qué ocurre?
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