Julio 2011
Chile:
Cambio de gabinete: declaración de guerra a los movimientos sociales
Coordinador Movimiento Generación 80
El cambio de gabinete realizado este lunes recién pasado es la prueba
evidente que el Gobierno ha resentido el golpe propinado por las
multitudinarias movilizaciones sociales desarrolladas en las últimas
semanas, en especial el gran movimiento nacional por una educación
pública gratuita y de calidad. La salida de Joaquín Lavín de la
cartera de educación es la señal más clara de ello. Por su parte, la
llegada de Longueira en Economía, es la continuidad del
neoliberalismo, duro y rapaz. ¡Para qué hablar de los dos próximos
senadores designados de la UDI! Práctica inaugurada por Bachelet, que
viola los más elementales principios de la democracia representativa.
Pinochetistas Longueira, Chadwick, Lavin, etc.: nuevo gabinete de Piñera
Sin embargo, es importante no perder de vista que el cambio de
gabinete constituye fundamentalmente un reordenamiento de las fuerzas
gobiernistas para enfrentar las movilizaciones sociales y no ceder a
los cuestionamientos de fondo que ha recibido la institucionalidad
pinochetista.
Fracasado el diseño de lo que esperaba iba a ser un gobierno de
gestión de un modelo económico y político incuestionado, Piñera ha
debido ceder frente a las críticas de la UDI que reclamaban la falta
de "peso político" en el gabinete.
Frente a las grandes movilizaciones que se vienen sucediendo desde
principios de año (contra el alza del gas en Magallanes, el rechazo a
HidroAysén, la lucha por la educación pública, las huelgas de
trabajadores de planta y contratistas del cobre, las luchas de los
trabajadores portuarios, las movilizaciones por la libertad de los
presos políticos mapuche), la UDI ha comprendido bien el alcance y
potencial de ruptura de estas luchas y resiente de que estas
movilizaciones hayan desafiado ideas fuerza del modelo neoliberal, a
través de la crítica al lucro, y a la mercantilización de los derechos
sociales básicos, y de un cuestionamiento de fondo a la elite
empresarial (potenciado por la enorme estafa de la empresa de retail
"La Polar").
Con el cambio de gabinete, la UDI ha impuesto una agenda gubernamental
que notifica a los movimientos sociales que:
a) no está dispuesta a retroceder en los pilares básicos del modelo
pinochetista, del esquema de privatizaciones forzadas y de la
depredación ambiental empresarial y, más específicamente, de la
educación de mercado, sesgada y clasista;
b) buscará acuerdos y consensos con la Concertación para proteger
dicha institucionalidad, para lo cual el gobierno está dispuesto a
retoques menores, del mismo tenor que los efectuados por los gobiernos
concertacionistas y,
c) quiere salvar la gestión de Piñera con el objetivo de defender sus
posibilidades electorales el 2013, pues ya no confía en los
"liberales" de la Alianza como garantes del proyecto refundacional de
la dictadura.
Por la experiencia de los veinte años de gobiernos concertacionistas
sabemos que la coalición "opositora" tampoco está interesada en
cambios de fondo. Su postura busca instrumentalizar y aprovecharse de
las movilizaciones sociales sólo para mejorar sus perspectivas
electorales de reconquistar el ejecutivo el año 2013, a la vez que
busca diluir las demandas más rupturistas con los pilares del régimen
postdictadura que han emergido del movimiento social.
Para ello, la Concertación busca utilizar su influencia en sectores de
trabajadores. La CUT, dirigida por el cuestionado Arturo Martínez, ha
convocado a un paro para los días 24 y 25 de agosto. Sería una
excelente iniciativa si este paro fuera preparado conjuntamente con
los otros componentes del movimiento sindical con seriedad, método y
movilización general de las bases. Con un paro de la clase trabajadora
no se juega. Y el del 24 y 25 debe ser la respuesta de los
trabajadores de Chile (de los organizados y desorganizados) a la
ofensiva neoliberal que se prepara que muestre la fuerza de toda la
clase trabajadora. Esto significa organizarlo con todas las otras
federaciones, centrales y confederaciones que no pertenecen a la CUT.
Con altura de miras y en pos de la convergencia de las luchas,
articulando las demandas y en alianza con los movimientos sociales de
abajo y en la calle.
En materia de educación la CUT debe retomar las demandas del
movimiento estudiantil por una educación pública gratuita y de
calidad. Ya no basta exigir una "nueva institucionalización de la
educación, desmunicipalizando la educación y que termine con el lucro
y garantice el acceso igualitario y de calidad".
La cúpula de la CUT pide también una "Nueva Constitución Política que
garantice los derechos fundamentales de los trabajadores y
trabajadoras y que establezca el plebiscito como forma de resolver los
grandes temas nacionales", un paso atrás respecto de la exigencia de
una Asamblea Constituyente, pues deja la puerta abierta a los acuerdos
por arriba de la Alianza y la Concertación teniendo como escenario el
Congreso, en una pantomima que ya realizó el gobierno de Ricardo
Lagos.
En lo económico-social, la CUT aboga por "Una reforma tributaria que
termine con la injusta distribución de la riqueza", distrayendo sobre
la necesidad de cambiar de raíz una institucionalidad diseñada para la
superexplotación de los trabajadores por el capital, pretendiendo
reducirlo todo a una cuestión de más impuestos.
Si la CUT no es capaz de levantar esta plataforma de los trabajadores
y los movimientos sociales, éstos y las otras organizaciones
sindicales deben generar los mecanismos de convergencia necesarios
para dotar al paro del 24 y 25 de un verdadero contenido clasista.
El movimiento sindical en su conjunto debe levantar la cabeza. El
pueblo entero lo espera. Y los trabajadores no pueden someterse a la
política concertacionista que intenta retomar la iniciativa frente a
un movimiento social que, para los parámetros de la Concertación e
incluso para el ala parlamentaria del PC, se está volviendo demasiado
antineoliberal, independiente e inmanejable para usarlo como argumento
en la mesa de negociaciones.
Es importante señalar que El Mercurio, en su edición del lunes 18 de
este mes, publica la amenaza de Codelco de despedir a 2.800
trabajadores "por razones de empresa", aplicándoles la Ley Laboral de
la Constitución pinochetista. Es una provocación a toda la clase
trabajadora. Por lo tanto, creemos que es el momento de la unidad de
todo el movimiento sindical, de sus federaciones, confederaciones y
centrales para salir a la calle a defender los empleos y, en unidad
con los estudiantes, exigir, además de renacionalizar el cobre, la
elección de una Asamblea Constituyente donde sean los trabajadores
mismos los que redacten una nueva Ley del Trabajo
Para enfrentar esta doble ofensiva, tanto del gobierno como de la
Concertación, se hace imprescindible que los movimientos sociales
unifiquen sus luchas y levanten una plataforma unitaria para el paro
del 24 y 25, en la que se ponga en el centro una idea básica: bajo
esta institucionalidad, ninguna de la demandas populares (educación
pública gratuita y de calidad, renacionalización del cobre, gestión
ambientalmente sustentable de la energía, reconocimiento y autonomía
de la nación mapuche, negociaciones colectivas y defensa del empleo
ante la ofensiva neoliberal que se prepara) será satisfecha.
Es necesaria una convergencia social y política en torno a la Asamblea
Constituyente y las demandas más avanzadas de los movimientos sociales
en alianza con una coordinadora del movimiento sindical, que se
plantee un calendario conjunto de lucha para derrotar al modelo
neoliberal y avanzar hacia una salida del modelo que implique una
ruptura con el capitalismo salvaje.
Es tiempo de retomar el proyecto social que el Gobierno de Allende
puso en marcha con el apoyo del movimiento estudiantil, los
pobladores, los campesinos mapuche y los trabajadores organizados.
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