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Abril 2011

BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN Y MARGINACIÓN INDÍGENA EN MÉXICO


Alfredo Ramos Vázquez

aramosvr@gmail.com

Resumen (*)

Las regiones que presentan alta biodiversidad en México están ubicadas dentro de territorios indígenas cuyas comunidades generalmente se encuentran en condiciones de marginación. Esta situación se repite para la mayoría de los países que presentan alta biodiversidad incluyendo los megadiversos, debido a que a los pueblos indígenas se les ha ofrecido un mínimo de desarrollo. Si a esto le agregamos el efecto potencial del cambio climático sobre los ecosistemas y las perturbaciones negativas sobre las comunidades indígenas, encontramos que la situación de éstas podría agravarse, ya que dependen principalmente de los productos ambientales, por lo que este cambio podría afectar el desarrollo de sus cultivos y con ello la producción de los mismos; además de afectar la colecta de especies de animales, hongos y vegetales silvestres comestibles, que utilizan los pobladores indígenas para complementar su dieta. Sin olvidar el daño que podría traer el clima sobre algunos de los hogares y pertenencias de los pobladores por inundaciones y deslizamientos de tierra.

Los pueblos indígenas han tenido una larga y estrecha asociación con los ecosistemas y las especies que habitan éstos, por lo que dichos grupos en muchas ocasiones han usado los recursos de manera adecuada. Sin embargo, este conocimiento ha sido ignorado, por lo que debemos estudiarlo y revalorarlo, en especial en México que cuenta con un gran número de grupos étnicos, de los cuales potencialmente podríamos encontrar los conocimientos adecuados, para un uso y manejo eficiente de los diversos ecosistemas que tenemos. Estos incluyen vegetación de zonas áridas y semiáridas, bosques tropicales caducifolios, bosques de pinos, encinos, selvas medianas y altas perennifolias, bosques de niebla entre otros ecosistemas terrestres, costeros y dulceacuícolas.

La combinación del manejo y conocimiento tradicional con el moderno podría darnos las herramientas para proteger y conservar los paisajes, ecosistemas y especies de una forma adecuada, siendo esto fundamental en estos días debido a la pérdida de hábitat y del gran número de especies amenazadas que se encuentran dentro de las listas de especies en riesgo. Con dicha combinación se favorecería la biodiversidad y el desarrollo de los pueblos indígenas.

La situación en México.

México es un país considerado megadiverso debido a que en su territorio se estima que existe alrededor del 10 por ciento de las especies que se encuentran en todo el planeta (CONABIO 2008). Dicha diversidad es producto de la topografía e historia geológica de nuestro país, la gran diversidad de ecosistemas, climas, tipos de suelos, así como la convergencia de dos provincias biogeográficas (neártica y neotropical) y la especiación que se produce por efecto de la evolución de las especies como producto de la interacción con su ambiente (CONABIO y SEMARNAT, 2009; Sarukhán et al., 2009). Esta variedad físico-biológica ocasionó que se desarrollaran una gran cantidad de culturas étnicas, las cuales a su vez originaron agroecosistemas complejos y sistemas de manejo de los bosques, que favorecieron el uso y manejo de una gran variedad de especies (Boege, 2008).

Sin embargo, a pesar de que los territorios de los pueblos indígenas en México presentan la mayor proporción de ecosistemas de alta biodiversidad (selva mediana caducifolia, selva alta perennifolia, bosque mesófilo de montaña, bosque de pino-encino y selva baja caducifolia) y que han desarrollado una extraordinaria agrobiodiversidad y un excelente conocimiento ecológico tradicional (Boege, 2008), éstos se encuentran en condiciones de marginación, presentando los Índices de Desarrollo Humano(**) más bajos en todo el país (PNUD, 2010). Dicha condición se presenta para todos los grupos indígenas de la república mexicana en todos los estados.

La marginación más profunda se presenta principalmente en aquellas comunidades indígenas que son remotas y pequeñas, las cuales generalmente mantienen sus bosques (ver un ejemplo en Ramos-Vázquez y Silva-Palma, 2010), Para dar una idea de cómo los pueblos indígenas mantienen sus bosques, encontramos que los tipos de ecosistemas terrestres con mayor biodiversidad en nuestro país se encuentran en los territorios indígenas. Por ejemplo, de la extensión total de la selva mediana caducifolia, selva alta perennifolia, selva mediana subcaducifolia y el bosque mesófilo de montaña, encontramos que el 76.7, 70.5, 63.5 y 54.4 por ciento, respectivamente de su extensión se encuentran en territorio indígena (Boege, 2008).

La asociación entre la vegetación natural y los pueblos indígenas ha estado presente durante cientos de años, lo cual ha asegurado que muchas comunidades indígenas manejen y utilicen la vegetación de forma adecuada. Los bosques han sido esenciales para la sobrevivencia de los pobladores indígenas, ya que éstos les han ofrecido alimento, plantas medicinales, materiales de construcción, forraje, vestido, leña y materiales que utilizan en sus rituales religiosos. En México, se estima que los pueblos indígenas utilizan de 5,000 a 7,000 especies de plantas en diversas actividades culturales, de las cuales alrededor de 3,500 a 4,000 son utilizadas con fines medicinales (CONABIO, 1998) y de 1,000 a 1,500 con fines alimenticios; a esto deberíamos agregarles las especies de fauna que utilizan. Esta enorme variedad de especies manejadas, se debe básicamente al conocimiento que han desarrollado los pueblos indígenas, a través de la estrecha relación que han tenido con la vegetación y a la gran variedad de especies presentes en nuestro país. A su vez, estos pueblos han aumentado la diversidad genética de las especies cultivadas, siendo el maíz el caso más notable con cientos de variedades, las cuales crecen desde el nivel del mar hasta los 3,400 msnm, en diferentes regímenes de temperatura y precipitación (Benz, 1999; Boege, 2008).

Por tanto, el aporte de los pueblos indígenas en mantener la biodiversidad dentro de sus territorios, la extraordinaria agrobiodiversidad y cultura desarrollada por éstos, ha hecho que se construya la idea de considerar y establecer un enfoque biocultural para la conservación y manejo sustentable de los bosques (Oviedo et al., 2000; Maffi, 2005 y 2007), en México dicho enfoque ha sido desarrollado en los últimos años por Boege (2008) y Toledo et al. (2010), quienes establecieron 22 centros bioculturales en el territorio nacional, los cuales se caracterizan por mantener la vegetación natural de los ecosistemas más diversos, los servicios ambientales de éstos, la agrobiodiversidad y la biodiversidad.

En tanto, el esquema de conservación por las instituciones mexicanas es a través de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), las cuales se establecen en zonas que presentan alta diversidad biológica, que en muchas ocasiones incluyen territorios indígenas, por ejemplo de las 152 ANP a nivel federal, 52 de ellas presentan población indígena (Boege. 2008). Sin embargo, como establece Rosenzweig (2003) la mayor parte de la biodiversidad del mundo se encuentra fuera de las ANP, debido a que la biodiversidad en el caso de México no se ubica solo en determinadas áreas (diversidad alfa), sino que se encuentra a través de los paisajes y provincias biogeográficas mexicanas (diversidad beta), por lo que se requieren alternativas complementarias a las ANP (Halffter, 2005). Si a esto le agregamos que las ANP solo protegen 1 732 036 hectáreas de vegetación natural en comparación con las 21 286 470 has de vegetación natural que existen en los territorios indígenas (Boege, 2008), encontramos que debemos elaborar esquemas de conservación que incluya a los pueblos indígenas de una forma más activa, ya que el establecimiento de las ANP ha sido un instrumento ajeno a ellos y en algunas ocasiones ha provocado problemas entre las comunidades indígenas reubicadas. Además, la marginación de dichas comunidades en las ANP sigue siendo elevada, sin olvidar que este esquema no ha eliminado la pérdida de la cubierta vegetal aunque si la ha reducido. Por ejemplo, el 70% de las ANP federales y el 51.4% de las estatales han presentado pérdida de vegetación primaria (CONABIO, 2008).

Así mismo, si consideramos que el 75 por ciento de los territorios indígenas presentan vegetación natural, principalmente compuesta por vegetación primaria y secundaría (42.2 y 29.3 por ciento respectivamente), encontramos que dichos territorios podrían ser una parte importante en la conservación, y podrían actuar en algunas ocasiones como corredores biológicos que conecten ciertas ANP o las zonas núcleo de las Reservas de la Biosfera. Esto explica, porque el 70 por ciento de dichos territorios, se encuentran dentro de la prioridad para su conservación dentro de las Regiones Terrestres Prioritarias, Regiones Hidrológicas Prioritarias, Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves y ANP (Boege, 2008).

Los pueblos indígenas han desarrollado eficientes esquemas de manejo, uso y conservación de la biodiversidad, algunos de éstos se han mantenido y desarrollado a través del tiempo mientras que otros han decrecido en su uso. En el primer caso tenemos varios ejemplos: uno de ellos es el denominado manejo tradicional del café o café orgánico, en el cual se pueden encontrar hasta 200 especies distintas de árboles, arbustos, hierbas y epifitas en estos agroecosistemas (Moguel et al., 2004); además sirven de hábitat para diversas especies de pájaros, mamíferos e insectos (Toledo et al., 2010). Otro ejemplo es el de los huertos o solares con diversas especies vegetales que utilizan para obtener algún beneficio económico o alimenticio, en dichos huertos existe una gran variedad de árboles, plantas medicinales, hortalizas, hierbas comestibles y silvestres, especias, arbustos y plantas ornamentales, así como animales de corral. Finalmente, en las últimas décadas diversas comunidades indígenas han desarrollado planes de manejo forestal en diversos estados de la república, explotando una parte de sus bosques y utilizando otra parte de su territorio para la conservación.

En el segundo caso, encontramos algunos sistemas que han decrecido en su uso como es el caso del sistema de silvicultura indígena denominado Te’lom que significa “grupo de árboles”, el cual fue descrito por Alcorn (1983) y representa el manejo de la selva por parte de los mayas del sureste de San Luis Potosí, en la denominada huasteca potosina. El Te’lom huasteco formaba parte de un sistema mayor que incluía la milpa (emm, eemlom), el acahual (ts’uleel’), el cañal (pakablom), el henequenal (weylom), el huerto familiar del patio (wal eleb) y el huerto familiar del tonalmil (k’aalumlab), a partir del cual los pobladores obtienen los recursos para su sobrevivencia. El Te’lom huasteco se desarrolla en laderas inclinadas y lomeríos, lo cual previene la erosión del suelo. En este sistema se pueden encontrar 33 especies que se utilizan como materiales para la construcción, 81 especies para consumo humano (frutos, flores, semillas y especies de plantas y hongos silvestres comestibles), 221 plantas medicinales de las cuales 65 especies también presentan otros usos (como material para producir canastas, muebles, colorantes, barbasco, etc.). Así mismo, utilizan diferentes especies para obtener forraje y leña de este sistema. Desafortunadamente, dicho sistema ha sido reemplazado por sistemas agrícolas y pecuarios menos eficientes, auspiciados por programas de gobierno particularmente en las décadas de los setentas y ochentas (Reyes-Hernández, et al., 2005). Esto originó la eliminación de grandes cantidades de vegetación debido a que la tasa de deforestación en la región de la huasteca potosina durante 1971 a 1988 fue de 9.5% (Dirzo et al., escrito en proceso de elaboración y obtenido de la página web http://www.cienciorama.unam.mx/imprimir.jsp?pagina=vida&aid=248). De haber favorecido el uso y manejo de este sistema seguramente se hubiera evitado la deforestación de grandes áreas con vegetación en la huasteca potosina y veracruzana, manteniendo así la biodiversidad de esa región. Otros trabajos donde se encuentra el uso de la biodiversidad en México por parte de las comunidades indígenas se pueden encontrar en Gómez-Pompa (1987) y Toledo (2008). En dichos estudios se observa como los pueblos indígenas utilizan adecuadamente los bosques, lo cual es producto del conocimiento obtenido de cientos de años, en donde no se rebasa la capacidad de resilencia de los ecosistemas y por tanto estos se mantienen a través del tiempo (Folke y Berkes 1995).

Así mismo, los indígenas han elaborado agroecosistemas bastante complejos, en los cuales interaccionan muchas especies diferentes, en este caso podemos mencionar el sistema denominado milpa, el cual es un sistema de policultivos que tiene la función de producir alimentos para autoconsumo y venta, forraje, material para construcción, especias y diversas hierbas silvestres (Boege, 2008). Por tanto, el conocimiento tradicional de los pueblos indígenas podría darnos las bases para el uso y manejo sostenible de los ecosistemas en los diferentes tipos de ambientes en que se desarrollan, que incluyen desde zonas áridas, semiáridas hasta húmedas y semihúmedas. Ante esto, tenemos que estudiar y revalorar dicho conocimiento ya que generalmente ha sido ignorado.

Además, las comunidades indígenas han contribuido al mantenimiento de los bosques utilizando otras estrategias como son: organizándose para combatir el fuego forestal cuando éste se presenta en sus bosques y luchando contra actividades u obras de construcción que afectan los bosques de sus territorios. Es decir, tanto las formas de manejo como la protección de sus bosques surgen de la visión cultural que han desarrollado los pueblos indígenas acerca de la Tierra, la cual les ofrece el sustento, protección, interacción y espacio espiritual, en donde la comunalidad es fundamental en el uso de los recursos, toma de decisiones y ayuda mutua entre sus integrantes, a través de la familia y la comunidad (tequio o faenas); así mismo, el trabajo sólo tiene sentido cuando se realiza para los demás (la comunidad) (Regino-Montes, 1999), algo de lo cual deberíamos aprender actualmente todos aquellos que fuimos educados a través de la visión occidental, donde el individualismo y la homogeneidad nos han apartado de los fundamentos naturales y la ayuda mutua.

Por otro lado, aún cuando los pueblos indígenas han contribuido al mantenimiento de los ecosistemas, la biodiversidad y al desarrollo de la agrobidiversidad, observamos que éstos se encuentran en su gran mayoría en condiciones de marginación, ya que las políticas públicas dirigidas a ellos no han sido suficientes. Por ejemplo, la población indígena del país en 2005 representaba el 9.5 por ciento del total de la población en México (PNUD, 2010), sin embargo, el gasto público programable del gobierno para los indígenas durante el periodo 2000 – 2008 en promedio fue de 1.47 por ciento y el gasto total en promedio fue de 1.17 por ciento para el mismo periodo. Por tanto, el gasto ha sido menor en proporción de lo que deberían de recibir los pueblos indígenas. Esto ha contribuido a que las comunidades indígenas presenten menor Índice de Salud, Educación e Ingresos, por ello éstas presentan mayor tasa de mortalidad infantil, altos índices de desnutrición infantil, pocas oportunidades de trabajo y menor infraestructura básica (Regino-Montes, 1999).

Esta situación sin duda contribuye en parte a la migración de los pobladores indígenas. Los 11 estados con mayor emigración indígena en el país durante 2010 fueron: Guerrero, Veracruz, Oaxaca, San Luis Potosí, Michoacán, Hidalgo, Quintana Roo, Campeche, Puebla, Yucatán y Chiapas, cuyos porcentajes de emigración fueron de: 15.1, 9.2, 7.2, 6.5, 6.4, 5.9, 5.7, 5.6, 5.2, 4.6 y 2.7 respectivamente (PNUD, 2010). En esta lista se encuentran los estados con mayor biodiversidad en el país incluyendo los cinco más diversos (Mittermeir y Goesttsch. 1992). Los pobladores indígenas que generalmente emigran son hombres, lo cual afecta la familia, las relaciones sociales existentes en la comunidad y potencialmente parte de la cultura de la comunidad, incluyendo la relacionada con el uso y manejo de los bosques. Es decir, podríamos perder parte del conocimiento tradicional de los pueblos indígenas con respecto al uso y manejo de sus recursos.

Otro elemento que potencialmente afectará a los pobladores indígenas es el relacionado con el cambio climático, ya que al variar los regímenes de temperatura y precipitación, potencialmente afectará el desarrollo y producción de sus cultivos, así como la disponibilidad de otras especies silvestres que recolectan para complementar su dieta. Además, el incremento de eventos extremos por dicho cambio podría producir inundaciones y deslizamientos de tierra en regiones de alto riesgo que afectarían las pertenencias de dichos pobladores, provocando con ello una situación más grave. Así mismo, el cambio climático también afectará la biodiversidad de los bosques, que aunado a la deforestación existente y con ello la pérdida y fragmentación de éstos, encontramos que el futuro de muchos ecosistemas terrestres de nuestro país es desalentador, por lo que es urgente buscar alternativas para conservarlos y con ello mantener la gran biodiversidad que tenemos. Por tanto, es necesario involucrar a todos los actores para encontrar soluciones, en donde se combinen conocimientos modernos y tradicionales de forma adecuada. Esto implica, la participación de los pueblos indígenas, las instituciones gubernamentales y académicas, las cuales deben trabajar de forma horizontal para crear los mecanismos necesarios y las políticas públicas adecuadas, las cuales por un lado mantengan los ecosistemas y la biodiversidad presente en éstos y por otro favorezcan el desarrollo de los pueblos indígenas. Para esto, es necesario trabajar en conjunto al mismo nivel, reconociendo el valor del manejo y conocimiento tradicional y entendiendo la cosmovisión de los pueblos indígenas, que junto con los conocimientos científicos actuales se pueda generar una estrategia de conservación adecuada.

Alternativas a considerar para el desarrollo de los pueblos indígenas y la conservación de la biodiversidad.

Los pueblos indígenas ya han desarrollado ciertas alternativas como han sido:





Otro tipo de actividades que se deberán realizar son:













(**) El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desarrolló al Índice de Desarrollo Humano como un indicador en 1990, el cual se compone por tres dimensio­nes básicas: “una vida larga y saludable, educación y un nivel de vida digno. Las variables que utiliza el PNUD para medir cada una de estas dimensiones son: la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetismo y matriculación escolar, y el ingreso per cápita ajustado por la paridad de poder de compra”.

Bibliografía.

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(*) Abstract.

In Mexico, high biodiversity regions are inside indigenous territories in which indigenous communities frequently show marginal conditions. This situation happens for most countries with high biodiversity including those known as megadiverse countries. This marginalization is part of the scarce development that has been offered to indigenous pueblos. Besides, this situation could be worse if it is considered the potential negative effect on ecosystems, due to climatic change; because, indigenous communities depend on environmental products. Climatic change could affect productivity and development of their crops and hunting and gathering of wild species which are very important for supplementing their diet. Also, climatic change could damage some indigenous towns affecting belongings and homes due to floods and landslides.

Indigenous pueblos have maintained long and close association with ecosystems and wild species; for that reason, they have used those resources in a sustainable way. However, this knowledge has been ignored and we need to study and revalue it. In special, in Mexico because has a lot of ethnic groups from which could find potential knowledge to manage and use efficiently all the ecosystems that exist in Mexico. Those involve vegetation from arid and semiarid zones to pinus and oak forest, tropical deciduous forest, rainforest, mist forest among other terrestrial and aquatic ecosystems.

Traditional and modern knowledge combination could give us the opportunity to protect and conserve in a sustainable way ecosystems and landscapes, which is very important in these days, due to loss of habitat for deforestation and the large number of endangered species found within lists of species at risk. This knowledge combination could keep biodiversity and indigenous pueblos development.

En Globalización: ALFREDO Ramos Vázquez


Sept 2010 Como conservar la biodiversidad en regiones de México ante la marginación indígena y la escasez de informacion

Julio 2009 La disminución de los bosques y la marginación social en los tuxtlas por falta de una vision sistémica

Agosto 2003 Las Maravillosas Conexiones Ocultas de la Vida: Agroecología versus Biotecnología Tahimí Pérez Espino, Walter Ritter Ortiz, Alfredo Ramos Vázquez, Juan Suarez, Sánchez




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