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Abril 2010

¿QUÉ ES EL CAMBIO CLIMÁTICO Y QUÉ TAN EFECTIVO ES SU PRONÓSTICO?

Walter Ritter Ortíz y Tahimi E. Perez Espino

Centro de Ciencias de la Atmósfera.

UNAM, Circuito Exterior. CU. 04510 México DF.

INTRODUCCIÓN

    El sistema climático básico de conjunto en la Tierra no es en absoluto tan estable como anteriormente se creía. No se necesita saber mucho de esto para comprender que los científicos auténticamente punteros en el campo de la climatología son muy conscientes de las carencias que presenta la comprensión del proceso del cambio climático. La determinación del clima mundial es tan increíblemente compleja que todavía no es posible hacer modelos de él con demasiada confiabilidad.

Sabemos que si no hubiésemos disfrutado de la ventaja de un efecto invernadero natural, posiblemente la Tierra se habría congelado de forma permanente y la vida nunca habría llegado a conseguirse, y solo sería una bola de hielo sin vida, con una temperatura media de -50ºC. Sabemos que las influencias naturales sobre el clima son a muy largo plazo y sobre eso no se puede hacer gran cosa, y de que fue Milankovich quién calculara estas periodicidades climáticas de largo plazo; De que sus cálculos, son lo más confiable que tenemos a la mano, ya que ha sido posible verificarlas en repetidas ocasiones; Incluyendo los datos del experimento paleoclimático de los hielos de Vostok, Siberia, los cuales no tan solo verifican sus valores, sino además nos muestran variaciones enormes de las concentraciones de CO2 en los últimos 150,000 años, desde mucho antes que los seres humanos produjeran impacto alguno, mostrando que se dieron cambios climáticos, drásticos y rápidos, en un pasado lejano mucho antes de que la actividad humana pudiera ser responsable de los mismos. Nos dicen también que la norma general de la Tierra ha sido, durante la mayor parte de su historia, el calor, sin ningún hielo permanente en los polos y en los últimos 2,5 millones de años se han dado un mínimo de 17 episodios glaciales con una duración de unos 100,000 años.

De que hace 20,000 años el 30% de la superficie terrestre, estaba bajo el hielo y actualmente es de solo 10%. De que vivimos en un período interglacial de clima más cálido, donde los períodos interglaciales anteriores sólo han durado 8,000 años, y el nuestro ha cumplido ya su diezmilésimo aniversario. Durante los últimos 4,000 años las temperaturas en Groenlandia han sido más elevadas que hoy, y el actual período de calentamiento es uno más de los innumerables períodos de calentamiento natural; incluso menos cálido que los anteriores 4 períodos cálidos de los últimos 1,500 años, Grudd (2008). Se ha ignorado que las erupciones volcánicas lanzan a la atmósfera 30 veces más CO2 que los humanos. Así como también se ha ignorado la relación entre clima y fluctuaciones en los rayos cósmicos en tiempos de décadas, centurias o milenios, y el hecho de que la influencia del sol, modulando el flujo de rayos cósmicos sobre la temperatura de la Tierra, es de 280 veces más intensa que la influencia del CO2 atmosférico, Mangini y colaboradores (2005).

La idea sistémica basada en procesos de retroalimentación dice que una elevación de las temperaturas podría provocar una era glacial; al aumentar los índices de evaporación se incrementaría la cubierta nubosa, lo que provocaría en latitudes altas una acumulación de nieve más persistente, que podría provocar una era glacial.

Sabemos también que si un sistema complejo como el clima está en equilibrio, a menudo puede resultar gravemente perturbado por un cambio relativamente pequeño en uno de sus componentes; que un pequeño cambio en la dinámica de la Tierra puede tener repercusiones que desbordan nuestra imaginación.

Que el verdadero centro motor de la superficie del planeta son los mares, que se le da de maravilla la tarea de retener y transportar calor en cantidades increíblemente grandes, lo que afecta a su vez al clima de forma considerable.

Estudios sobre las variaciones en la intensidad solar hacen notar que ésta desciende en más de un 2% cuando no hay manchas solares. Pero una de las cuestiones que más llaman la atención en nuestro sol, es el hecho de haber tenido cuando joven un 25% menos luminosidad que actualmente; eso debería de haber tenido como consecuencia que la Tierra fuese mucho más cálida. Este cambio colosal debería de haber tenido unas consecuencias absolutamente catastróficas en la Tierra y, sin embargo, parece que nuestro mundo apenas se ha visto afectado. Debido a estas complejidades, hasta ahora no ha podido elaborarse un modelo matemático adecuado de nuestro sistema climático y todavía no podemos predecir con seguridad las pequeñas desviaciones de los cambios climáticos naturales, nuestro conocimiento sin embargo es suficiente para decirnos que el hombre ha influido de forma significativa en el clima de algunas regiones de la Tierra pero no necesariamente a través del CO2. Así que el auténtico asunto es: ¿En qué medida existe la probabilidad de que el equilibrio climático, tal cual es, se vea más o menos afectado durante el próximo siglo por las actividades humanas?

Cuando los pequeños incrementos anuales de cambio se multiplican por centurias y milenios, el cambio acumulativo puede ser muy grande. El hombre se convirtió en una fuerza mundial ecológica y geológica en una escala de tiempo medida tan solo en años en vez de siglos.

Los sistemas de irrigación hicieron florecer los desiertos, pero también los llevaron a la catástrofe. Métodos deficientes acabaron por convertir grandes áreas en paramos a consecuencia de la acumulación de sal. Practicas de excesivo pastoreo y cultivo defectuoso de la Tierra, contribuyeron a lo largo de milenios, a extender los desiertos del planeta.

A través del proceso de quemar combustibles, se lanza a la atmósfera cantidades considerables de calor, sin embargo éstas son muy pequeñas cuando se las compara con la de la energía solar que llega a la superficie de la Tierra, pero en lugares específicos son muy superiores a las que en términos generales se experimentan en la naturaleza, y la creación de estas islas de actividad energética, pueden afectar al tiempo en una escala local o regional, La lección a aprender es que: nuestro ambiente natural es de suma complejidad y nuestros conocimientos sobre él son insuficientes, a tal grado que con facilidad podemos llevarnos una sorpresa, y aunque seamos conscientes del problema de la vulnerabilidad, hay sin duda muchos otros problemas ambientales que surgirán de la acción o inacción del hombre y que acabarán por salir a flote.

Las predicciones de los cambios en las precipitaciones inducidos por gases de efecto invernadero varían enormemente de un modelo a otro y tampoco nos dicen donde va a llover más o donde menos, pero en general es de esperarse que disminuya en áreas continentales grandes alejadas de los mares y se incrementara en zonas que bordean los mares. Las buenas noticias es que las predicciones que han resultado consistentes de las evidencias en los últimos años, han sido favorables para la producción de alimentos.

Las predicciones de cambio de nivel del mar han pasado de 8 metros en 1980 a 65 centímetros para finales de este siglo, olvidándose que las mayores capas de hielo terrestre en la Antártida han permanecido sin cambio durante más de 14 millones de años, aún con la presencia de drásticas fluctuaciones de temperatura.

Una pregunta interesante es que si el bióxido de carbono es tan importante en el equilibrio radiativo de la Tierra, y siguen apareciendo zonas y periodos de enfriamiento, una respuesta razonable sería que estamos en medio de un período de rápido enfriamiento natural y lo probable es que el bióxido de carbono impida a la Tierra enfriarse tanto como lo habría hecho sin él.

¿QUÉ CAUSA REALMENTE EL CAMBIO CLIMÁTICO?

El IPCC(Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), al que muchos climatólogos aceptan como representativo del consenso general en este campo, informó basado en los resultados de modelos, que con la duplicación de las concentraciones de carbono conduciría a incrementos de temperatura de 2.5 ºC, con márgenes de error de uno o dos grados por arriba o por abajo, para dentro de 50 años. Pero Richard Lindzen del Instituto Técnologico de Massachusetts (MIT), y otros arguyen que el calentamiento global es el único asunto de la ciencia atmosférica en el que el enfoque de consenso se ha proclamado antes de que apenas haya empezado la investigación; ha deplorado públicamente hasta qué punto generalmente se oculta la carencia de consenso en este campo, arguye que la modelización del clima global es todavía tan insatisfactorio que hay otras tantas hipótesis que explicarían el calentamiento global observado en el último siglo igual de bien que la hipótesis del CO2.

Sabemos que el clima está determinado por las interacciones entre el movimiento de la Tierra, la irradiación del sol, la tierra firme, los océanos, el hielo y la atmósfera. Las interacciones en sí son de suma complejidad, y fenómenos tales como la actividad volcánica, deriva continental y la actividad humana, acaban por complicar el problema. La historia básica actual del calentamiento global es que éste tendrá lugar de la acumulación en la atmósfera de determinados gases de efecto invernadero, entre ellos el CO2. Estos gases no bloquean demasiada energía del sol, que es como la Tierra se calienta; pero bloquean parte de la radiación de onda larga, que es una de las formas de enfriamiento de la Tierra, donde el proceso más importante viene siendo la evaporación. Con la acumulación de los gases de invernadero, esta última se retiene y acumula de tal manera que la temperatura podría aumentar.

El clima es más complicado, que esta historia elemental y muchos de sus funcionamientos todavía se entienden vagamente. Una mejor modelización de la evaporación que se obtendría como resultado de un calentamiento podría indicar los efectos retroalimentadotes negativos de las nubes, que moderarían el incremento del calentamiento que de otra forma se daría y hasta qué punto su efecto depende de otras características complejas de las nubes. Se trata de procesos complicados de efecto indirecto que siguen sin poder cuantificarse de forma confiable. El más poderoso de todos los gases de invernadero es el vapor de agua que retiene dos tercios del calor total atrapado por todos los gases de invernadero, pero contrariamente a los demás, bloquea en forma de nube parte de la radiación del Sol durante el día, manteniendo las temperaturas moderadas. ¿Será que el CO2 actúa de catalizador del vapor de agua?

Los océanos absorben 2 gigatoneladas de CO2, y la vida en la Tierra otra gigatonelada y media, Las plantas y árboles viejos no absorben tanto CO2 como los bosques jóvenes contribuyendo a enfriar el planeta. Por cada molécula de CO2 en la atmósfera, hay cincuenta en los océanos, pero conforme éstos se hacen más calientes o más ácidos, absorben menos CO2. Los océanos poco profundos, por su parte, son responsables de la eliminación del 20 por ciento del dióxido de carbono.

Milankovic identificó tres ciclos principales que determinaban la variabilidad climática de la Tierra; el más largo de estos ciclos es de 100,000 años debida a la excentricidad de la Tierra, en que se ven variaciones en la forma orbital haciéndose fuertemente elíptica y es cuando el planeta viaja más cerca y más lejos del Sol, lo que significa que la intensidad de los rayos solares varía considerablemente a lo largo del año. En la actualidad no es muy elíptica y sólo existe un 6% de diferencia entre las radiaciones de enero y julio. Cuando la diferencia es de 20 o 30 por ciento su influencia es considerable. El segundo ciclo es de 42,000 años y tiene que ver con la inclinación de la Tierra sobre su eje, que varia entre 21.8 y 24.4 grados y determina los sitios dónde caerá la máxima radiación. Actualmente nos encontramos en un sitio intermedio. El tercer ciclo se da cada 22,000 años y afecta el balanceo de la Tierra sobre su eje, afectando la intensidad de las estaciones, donde los inviernos pueden ser tremendamente fríos y los veranos abrasadoramente cálidos. Sedimentos de los lechos oceánicos prueban exactamente los ciclos predichos por Milankovic.

Pero sigue siendo un misterio porque los ciclos de Milankovic que provocan una variación anual de menos de 0.1 por ciento en la cantidad total de la luz solar que llega a la Tierra, sin embargo esa diferencia aparentemente trivial puede provocar que la temperatura de la Tierra suba o baje hasta 5ºc.

La duración típica de los períodos comprendidos entre las glaciaciones, o período interglacial, abarca alrededor de 10,000 años. El período interglacial actual es un tiempo en el que ha permitido desarrollar la agricultura y la civilización urbana, y en el que las temperaturas promedio han sido más cálidas a las experimentadas en 100,000 años. Demostrándose en forma convincente que los cambios en la geometría orbital de la Tierra han sido las causas fundamentales de las edades de hielo en el último medio millón de años, y señalan que la tendencia a largo plazo es hacia una glaciación en el Hemisferio Norte. Vaticinio que no tiene en cuenta los posibles efectos de la acción del hombre. Sin la intervención humana y sin la influencia del CO2, el clima constantemente ha estado cambiando por miles de millones de años, a veces más y más rápido que en la actualidad.

La aparente relación observada entre las concentraciones de CO2 y las temperaturas estimadas en los últimos 150,000 años, donde se cree que esa dirección de causalidad es justamente al revés, es decir no es el CO2 el que produce las temperaturas altas, sino lo contrario, las temperaturas altas producen los altos niveles de CO2; así los datos de Vostok señalan que los niveles de dióxido de carbono normalmente aumentan después de un aumento de la temperatura y no antes. La disminución en las temperaturas de este período, fue probablemente resultado de un pequeño cambio en las características orbitales de la Tierra, como inicialmente lo observara Milankovich, que habría llevado a una disminución de la concentración de CO2 debido a que los océanos más fríos absorben más cantidad de CO2. Lo mismo se da en situaciones de Océanos más turbulentos como consecuencia de eventos y efectos más intensos en los huracanes, registrándose un proceso de retroalimentación negativa que conduce finalmente a situaciones originales de equilibrio.

El sistema del clima es de una complejidad tal que empantana la mente y todos los científicos reputados parecen estar de acuerdo en que hay todavía huecos importantísimos en la comprensión del fenómeno del calentamiento global.

Lo que nos revelan los datos de Vostok, no resulta tranquilizador ya que durante la mayor parte de su historia reciente, ha oscilado violentamente entre períodos de calor y frío. El hecho extraordinario es que no sabemos qué es más probable y sólo una cosa es segura, de que vivimos en el filo de la navaja. El nivel natural de dióxido de carbono es de unas 280 partes por millón, hoy es de más de 360 partes por millón y se prevé que ascienda a unas 560 partes por millón.

Ciclos similares se han producido en el pasado de forma natural sin el efecto de la contribución humana, por lo que podemos decir sin temor de equivocarnos, de que al final el ciclo del carbono se restablecerá y devolverá a la Tierra su situación de estabilidad mantenida por millones de años. Como la mayoría de las tendencias recientes al alza en la temperatura se dieron entre 1900 y 1940 cuando las concentraciones de CO2 subían un 0.1 por ciento en comparación con el 0.5 por ciento anual de la actualidad de ahí que se comenta que: la sincronización de las fluctuaciones en el registro de las temperaturas, y el hecho de que cualquier calentamiento de tipo invernadero probablemente se vea retrazado durante varias décadas debido la inercia térmica de los océanos, parece indicar con fuerza que los cambios observados, se tratan de fluctuaciones climáticas naturales.

¿QUÉ DICEN LOS MODELOS?

La forma tradicional de modelar el clima es la de construir el modelo más complejo posible y correrlo dentro de la más grande computadora disponible y ver que pasa. Esta forma nos da en un solo valor el mejor pronóstico posible. Sin embargo, como algo elemental, sabemos que una respuesta sin posibles rangos de error no es del todo una respuesta y de que no es una prueba trivial asignar estimaciones a la incertidumbre de modelos imperfectos o de sistemas caóticos. El mejor valor estimado de un modelo complicado sin buenas estimaciones de su incertidumbre presenta poca potencialidad y es poco práctico, mientras que un buen grupo de estadísticas ensambladas en un modelo simple puede ser a la vez irrelevante. En el mejor de los casos nuestros modelos tienen valor solo bajo ciertas circunstancias.

Según Newton, una vez que conocemos las leyes del movimiento, podemos predecir el futuro de un objeto que se mueve y mientras más sea la información inicial que tengamos, más acertadas serán las predicciones, sin embargo en la práctica resulta muy difícil conocer todas las circunstancias iniciales relativas a un suceso, la enormidad de la tarea es lo que nos impide hacerlo. El sistema climático de la Tierra, está tan abarrotado de circuitos de retroalimentación que nuestros conceptos habituales de causa efecto ya no son válidos. Lorenz dio con la prueba que dejaba sin fundamento el de que todo lo que hacía falta para hacer mejores predicciones era disponer de ordenadores más rápidos y de redes de observación más detalladas, demostrando que las técnicas lineales de predicción estaban lejos de ser perfectas y de que la atmosfera puede ser muy sensible a las condiciones iniciales. La ciencia le promete el poder al hombre; pero como suele suceder con tanta frecuencia cuando la gente se deja seducir por promesas de poder, el precio es servidumbre e impotencia.

El tiempo meteorológico, unas veces es más caótico que otras. Si se realizan predicciones varias veces con ligeras variaciones en las condiciones iniciales y si todas resultan más o menos iguales, sabemos que se puede confiar en la pauta global de la predicción. Como señalara Ian Stewart(1990), podemos predecir el estado del tiempo con precisión siempre y cuando éste no haga algo inesperado.

William Hamilton reformulo las leyes newtonianas, donde hacen falta seis dimensiones para describir el estado de una sola partícula. El gran número de ecuaciones diferenciales utilizadas, no puede resolverse en la práctica, ni siquiera cuando las ecuaciones tienen solución. Sabemos que el mundo no es determinista ni en el sentido más simple del término, ya que se han de tener en cuenta el azar y la probabilidad cuando se intente describir o calcular el comportamiento de sistemas macroscópicos, demostrando que ciertas trayectorias en apariencia sencillas obedeciendo las conocidas leyes newtonianas pueden comportarse de un modo caótico e impredecible.

Las ecuaciones de Hamilton permiten analizar, de un modo general, la manera en que el sistema global cambia a medida que transcurre el tiempo, sin necesidad de tener que resolver las innumerables ecuaciones diferenciales que son necesarias. Nos dicen cómo se mueven los sistemas a través del “espacio de fases” y nos indican las regiones hacia las cuales se verán atraidos. No es posible predecir la trayectoria exacta, pero si se puede decir que hay que hay una probabilidad enorme de que siga cierto tipo de trayectoria a través del espacio de fases, convirtiendo un problema de mecánica y dinámica en un problema geométrico. Si una trayectoria regresa al mismo punto en que ha estado antes, conocida como sección de Poincare, entonces las orbitas deben repetirse con periodicidad y por lo mismo se hacen predecibles.

Los modelos predicen en su mayoría una mayor precipitación, proveniente de una mayor evaporación, sin embargo, en que sitios se vaya a producir ese incremento es imposible, por el momento, de poder predecir con precisión alguna. Hecho comprobado con el Hemisferio Norte que se ha calentado menos que el Hemisferio Sur cosa bastante contraria a lo pronosticado por los modelos climáticos. Así también las sequías pronosticadas para los estados centrales de los Estados Unidos no se han visto corroboradas. De hecho son los que registran una mayor humedad. Entre las décadas de 1940 y 1970, a pesar del aumento de los gases de invernadero, la temperatura media de la superficie de la Tierra disminuyo. Los modelos pronosticaban el doble de temperatura a lo que está en realidad.

Para las nubes nadie ha podido elaborar una teoría que explique cómo se forman y disipan, por lo que dependiendo de las circunstancias pudieran calentar o enfriar. La corriente del Golfo transporta hacia el norte grandes cantidades de calor generado cerca del Ecuador. Si el nivel salino de la corriente se diluye con agua dulce de los deshielos, el agua no se hunde a medida que se enfría, con lo que deja de arrastrar más agua caliente hacia el norte, estableciendo así un circuito de retroalimentación de control negativa; sin el calor que aporta, los glaciales que se derretían comienzan a expandirse de nuevo y empieza el ciclo de nuevo. Los datos geológicos confirman que esto ha sucedido en repetidas ocasiones entre 20,000 y 8,000 años atrás.

Es la ausencia de caos en la cambiante oblicuidad de la Tierra lo que, gracias a la presencia de la Luna, ha permitido que la vida en la Tierra evolucione en circunstancias climáticas más o menos estables durante miles de millones de años.

Podemos predecir el estado del tiempo siempre y cuando éste no haga algo inesperado. No existe en absoluto modo alguno de predecir o conocer el futuro, salvo observando la evolución del universo. En un espacio de fases un solo punto corresponde a la totalidad del estado del sistema y el atractor de ciclo límite independientemente de donde comience el sistema, en el límite será atraído a una pauta de comportamiento repetitivo, y por lo mismo predecible.

Una ley sencilla establece un comportamiento periódico que converge en un atractor sin embargo situaciones similares pueden darnos un comportamiento aleatorio, por ser sensibles a las condiciones iniciales y no ser predecibles.

Otra vez recordaremos que son las leyes sencillas, los procesos no lineales, sensibilidad a las condiciones iniciales y a la retroalimentación, los factores que hacen funcionar el mundo.

¿QUÉ DICEN LOS DATOS?

Disponemos de registros confiables de temperatura que se obtienen estudiando las relaciones de los isótopos de oxígeno en los fósiles en los últimos 200 millones de años, y a partir de esa época el clima ha sido mucho más cálido que en la actualidad. A lo largo de los últimos 500 millones de años, el hielo permanente en los polos, no ha durado este más de un 15% del tiempo analizado, lo que indica que estamos en un período más frío de lo acostumbrado. La última glaciación se dio hace 10,000 años y desde entonces los glaciales se han retirado y el ambiente se ha entibiado, por lo que si el comportamiento del clima en el futuro se conforma como en el pasado estaremos tal vez dentro de unos miles de años, próximos a otra glaciación. Durante el último millón de años ha habido numerosos períodos muy fríos en los que los glaciales se han extendido sobre regiones continentales. Esta serie clara de edades de hielo, seguida de períodos de calentamiento a intervalos de 100,000 años, han ido alternando subperiodos de relativo enfriamiento y calentamiento que han durado unos 20,000 años.

¿EXISTE LA CAPACIDAD DE PRONOSTICAR EL CAMBIO CLIMÁTICO?

Se ha indicado que un sistema tan complejo como el integrado por el globo terrestre sólido en rotación, con sus continentes, océanos, atmósferas, nubes, nieve y hielo puede fluctuar sin cesar por sí solo, aún y cuando las aportaciones del exterior, como la radiación solar fueran por completo fijas. Donde para resolver las complejas relaciones matemáticas de su modelación es necesario pasar por alto muchos detalles, y el resultado de ello es que nunca se sabe con certeza hasta que grado el modelo se asemeja de veras a la realidad. Nuestra comprensión del clima y de las formas en que actúan los numerosos factores que influyen en ellos es de una pequeñez deplorable, hay que hacer mucho trabajo antes de llegar a entender en realidad un fenómeno tan complejo como es el cambio climático.

Es claro que el bióxido de carbono creciente no hace sino añadir otra variable más a un sistema ya de por sí muy complejo, donde los efectos finales del calentamiento del clima son imposibles de predecir basándonos en el estado actual de nuestros conocimientos, tomando en cuenta lo cambiante de los parámetros actuantes y las consecuentes modificaciones en la circulación tanto de los océanos como de la atmósfera.

CONCLUSIONES

Los cambios que ocurren en el medio ambiente forman una telaraña compleja de implicaciones sociales, económicas, políticas y científicas. Las recientes fluctuaciones climáticas, aunque no necesariamente son atribuibles a las actividades humanas, sirven para mostrar la amplia gama de efectos ambientales que afectan la actividad humana, en su salud y bienestar económico a escala individual y mundial. Deben tomarse decisiones políticas difíciles, apoyadas en riesgos futuros apenas perceptibles y en unas posibles consecuencias económicas respecto a la energía, tecnología, y uso de los recursos naturales, usando la mejor información que la ciencia actual puede ofrecer, pero no por esto podemos decir que los científicos están mejor calificados que el resto de las personas para resolverlos, por lo que es importante que el público en general esté informado respecto a la situación sobre cambio climático y ambiente en general, y que se comprometa con sus implicaciones, con la toma de decisiones y el manejo político que se deriva de ellos.

Las especies biológicas han surgido y desaparecido, pero la vida ha persistido sin interrupción, sin importar lo que hagamos los seres humanos, es poco probable que podamos suprimir esas fuerzas tremendas de la naturaleza que accionan el sistema terrestre. Donde a lo largo de la historia terrestre, las transformaciones en la atmósfera, océano y biosfera se han producido generalmente, de acuerdo con los ritmos de los ciclos naturales.

Los países ricos cuentan con más del 80% de la riqueza mundial, usa la mayor parte de los recursos naturales y produce los mayores desperdicios, en cambio los pobres se ven forzados a destruir su medio ambiente, talar sus bosques y la riqueza de sus suelos, para poder sobrevivir y donde si trataran de crear riqueza utilizando los métodos del pasado producirían daños ecológicos considerables y por lo mismo definitivamente inaceptables. Necesitamos elevar el nivel de vida que nos permita reducir las tasas de crecimiento demográfico, en lugar de reducirlos por hambre y enfermedades, así como la de establecer los precios de sus bienes según los costos del medio ambiente en su producción y uso, restaurando y manteniendo los recursos naturales y adoptar nuevas tecnologías que produzcan menor contaminación. Con lo que resulta evidente que las decisiones indispensables deben ser para lograr el ajuste necesario de un mejor acoplamiento entre la ciencia y la política.

Según Humboldt, había tres etapas en un descubrimiento científico; primero, la gente rechaza lo que es verdad; luego, niega que es importante, y, finalmente, atribuye el mérito a quien no corresponde. Ningún computador tiene capacidad para simular la complejidad de la atmósfera sin embargo Milankovitch noto que la Tierra está sometida no sólo a variaciones en la longitud y la forma de su órbita, sino también a cambios rítmicos en su ángulo de orientación respecto al sol, es decir en su inclinación, posición y oscilación, lo cual afecta a la duración e intensidad de la luz solar que cae sobre cualquier parte de ella y tan solo con una regla de cálculo pudo hacer la más grande contribución que se haya hecho hasta la fecha sobre cambio climático y aparición y desaparición de las eras glaciales.

El hecho de que se decidiera otorgar el premio Nobel de la paz al IPCC y a sus miles de integrantes, quiero creer que fue con el objetivo de crear una conciencia ecológica universal, no abaratar su prestigio o inflar “egos” de sus afortunados miembros y mucho menos para presionar en la dirección de acciones drásticas e inconscientes que resulten en perdida de millones de empleos y la esperanza de los países pobres de salir del subdesarrollo; sino que en la inteligencia de las mejores decisiones, se nos permita hacer el cambio y transformación de energías fósiles a energías alternativas, más eficientes y menos contaminantes, generadora de nuevos empleos y formas de convivencia en que se antepongan de forma inflexible los intereses generales sobre los particulares; En síntesis en ser conscientes de que estamos viviendo la oportunidad de generar el nuevo mundo.

Predicciones de que el cambio climático va a llevar a cientos de millones a morir de hambre deben tratarse también con cierto escepticismo. De aquí es que hacer un llamado al principio precautorio, de que frente a la posibilidad por remota que sea, de algún desarrollo catastrófico, requiere que se adopten las actuaciones necesarias y requeridas por costosas que pudieran ser para prevenirla. Sin embargo los costos económicos y por tanto sociales, de actuar de manera que se evite toda concebible posibilidad de catástrofe serían astronómicas y esto si no tendría ninguna incertidumbre.

El calentamiento global debe tomarse en serio, pero no es motivo de alarma o de actuaciones drásticas, como tampoco es una cuestión que debe decidirse por presiones fatalistas o medios histéricos. Debemos mejorar nuestro conocimiento para adoptar medidas en el recorte de usos de combustible fósil y remediar fracasos de mercado en la alternancia a fuentes alternativas de energía. Debemos asegurar una educación ambiental y sistémica a todos los niveles, así como la de asegurar los recursos genéticos de las especies amenazadas, y desarrollo de tecnologías eficientes y sustentables, reconociendo que la peor amenaza al entorno surge, más que de ningún otro sitio, de la pobreza del tercer mundo: Esto es algo más urgente y donde los recursos serían mejor aprovechados.

Sí somos capaces de ver con mayor claridad que conflictos son reales y cuales son ficticios, podremos movernos hacia un mejor equilibrio entre nuestros auténticos objetivos. Apoyar los objetivos de una ecología científica para la Tierra, cuyos recursos deben evaluarse, controlarse, y preservarse, basados en criterios científicos y no en preconcepciones irracionales.

En las implicaciones políticas de estos posibles cambios, apelar al “Principio Precautorio”, de una política prudente conocida en teoría de juegos, como estrategia mínimax, que nos lleve a un daño mínimo en el caso de que se presenten las situaciones más drásticas y dañinas, tendríamos que encararnos a la elección entre: aceptar alguna remota posibilidad de un brusco cambio climático a largo plazo, con enormes e incuantificables posibles efectos negativos en lo social y económico; o adoptar medidas draconianas de urgencia con toda la seguridad de darse catástrofes económicas y sociales si se llegan a adoptar.

Nos vemos frente a una elección entre opciones que resultan en valores económicos y sociales inconmensurables. Los costos económicos, y por tanto sociales, de actuar de manera que podamos evitar toda concebible posibilidad de catástrofe, serían sencillamente astronómicos, y el uso del análisis de costo-beneficio, no son de gran ayuda en esta decisión, como tampoco las reglas de decisión racional, pero para el último caso, sabemos que no hay duda ni incertidumbre alguna, de que la catástrofe se presentaría.

Poder predecir los efectos económicos del cambio climático en los próximos cien años es construir un modelo informático muy elaborado, que pudiera abarcar cientos de ecuaciones y ya existen varios de ellos, pero lo cierto es que no hace falta ninguno, todo lo necesario podría escribirse en una hoja o incluso hacerse de memoria, ya que la mayoría de la gente no pasará en los próximos cien años ningún cambio climático mayor o más drástico que los cambios climáticos sufridos en los pasados cien años.

Bibliografía

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En Globalización: Walter Ritter Ortíz y Tahimí E. Pérez Espino

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