LAS TRANSICIONES INTRASISTEMA DEL CAPITALISMO. UNA PERSPECTIVA TEÓRICA
Yoandris Sierra Lara1.
2010.
Introducción
El trabajo que exponemos ahora a consideración de los lectores es resultado de un conjunto de investigaciones sistemáticas orientadas a fundamentar el desenvolvimiento histórico del sistema capitalista desde una perspectiva marxista y heterodoxa en general. Continuamos profundizando en nuestra concepción sobre lo que hemos dado en llamar Modelos Globales de Acumulación Capitalista así como los análisis sobre el sistema capitalista que describen tres niveles fundamentales en su evolución histórica – lógica.
Este artículo en particular busca dar fundamentación y argumentación a lo que hemos denominado como transiciones intrasistemas del capitalismo.
I. Generalidades teóricas
Los momentos de transición son, por su naturaleza misma, momentos críticos del desarrollo social e histórico. Son los períodos de transformación acelerada y revolucionaria de las relaciones sociales vigentes asentadas en un grado de desarrollo ahora superior de las fuerzas productivas. Son los períodos de salto o discontinuidad que en lo histórico - social demuestran la presencia de las leyes generales del materialismo dialéctico.
Por estas razones debe inferirse que para el pensamiento marxista las transiciones sean un momento propio y necesario de la dinámica social en una escala histórica. Así, se pueden identificar una serie de mega transiciones que se dan entre los modos de producción conocidos hasta hoy: comunidad primitiva - esclavismo - feudalismo- capitalismo - ¿comunismo? En general, estas transiciones obedecen en el plano objetivo material a la correspondencia históricamente finita entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, y en el ámbito subjetivo a las luchas conscientes entre clases explotadas y explotadoras.
La doctrina marxista se preocupó y ocupó especialmente por la transición del capitalismo hacia el comunismo, sin que esto niegue en absoluto estudios y análisis de estos autores sobre las transiciones previas. Esta transición capitalismo - comunismo clasifica como una transición intersistema, entiéndase que ocurre desde el sistema capitalista pero termina superándolo históricamente.
La línea de pensamiento, iniciada por Lenin, señala el arribo del capitalismo a una nueva fase en su desarrollo: el imperialismo. Inspirados en esta concepción, autores posteriores identificaron nuevas etapas (que nosotros hemos preferido definir como estadios) en el interior de la fase imperialista del capitalismo: capitalismo monopolista privado, capitalismo monopolista de estado, capitalismo monopolista de estado trasnacional. Esta línea de pensamiento es ya conocida y la hemos discutido en una serie de trabajos que hemos ido publicando sistemáticamente.2
Ahora, si bien la continuidad de estos estadios expresan el desarrollo histórico del capitalismo, queda por precisar que el capitalismo transita en su propio seno por distintos momentos para lograr su funcionalidad como modo de producción históricamente determinado, y son las transiciones que ocurren entre lo que hemos definido y argumentado en diversos trabajos como Modelos Globales de Acumulación Capitalista3. Como hemos demostrado en esos trabajos, este movimiento histórico a nivel de los Modelos Globales es sumamente importante e interesante porque condicionan en gran medida el funcionamiento del capitalismo, afectando material y subjetivamente todas las dinámicas que tienen su seno en ese propio sistema.
Esta tradición marxista - leninista que hemos comentado arriba, no ha tenido reparos en caracterizar los cambios de fases y estadios como una tendencia histórica inherente al capitalismo, pero nuestra opinión es que no existe razón alguna para mantener fuera de esta misma clasificación a la dinámica histórica de los Modelos Globales. Precisamente, hemos querido llamar transiciones intrasistema a las que ocurren en el interior del sistema capitalista y que se expresan en el agotamiento de un Modelo Global de Acumulación Capitalista y el paso hacia un nuevo Modelo Global. Esta es, evidentemente, una transición de menor rango histórico que la transición intersistema, e incluso desde el punto de vista absolutamente histórico puede ser de rango inferior a las que ocurren a nivel de fases y estadios de desarrollo capitalista; pero consideramos que en el plano funcional son trascendentales para la vida del capitalismo, pues garantizan el funcionamiento vital del sistema.
Consideramos que si el capitalismo no ha encontrado su ruina final - abstrayendo como probable causa la histórica pasividad de las fuerzas sociales opuestas al capital -, ha sido en gran medida gracias a estas transiciones intrasistema o intermodelos globales. Simplemente, el capitalismo tiene en estas transiciones, especialmente en la transición intermodelo global proespeculativa financiera y el dominio temporal de este tipo de Modelo Global, la forma histórica de resolver sus más complejos problemas y contradicciones de funcionalidad. Un ejemplo concreto de esta situación se dio en la década de los setenta y ochenta del siglo XX.
Estas transiciones no logran erradicar las contradicciones esenciales del capitalismo. No lo podrían hacer porque ocurren en un nivel más externo o concreto. Pero si propician que las expresiones más superficiales de estas contradicciones - los efectos de la caída de la cuota de ganancia por ejemplo - sean temporalmente atenuadas y controladas por el sistema.
Esto nos lleva a explicar una serie de consideraciones sobre estas transiciones intrasistema asociadas al conjunto dialéctico de las contradicciones del capitalismo como modo de producción. Esta explicación tiene como base la diferenciación que hemos establecido en trabajos publicados en cuanto a los niveles de desenvolvimiento histórico del sistema, esto es: nivel esencial, nivel de comportamiento y nivel funcional4. La idea general es que las contradicciones esenciales del sistema capitalista se originan en el denominado nivel esencial, pero encuentran solución funcional en el nivel funcional. Es esta la verdadera explicación fisiológica de por qué el movimiento histórico de estos Modelos Globales es clave para garantizar la supervivencia del régimen. Analicemos las dos variables centrales que conforman el Modelo Global y su sistema esencial y funcional de contradicciones asociadas para que el lector pueda evaluar lo que sugerimos.
Contradicciones asociadas a la acumulación capitalista:
Las contradicciones de la acumulación capitalista en el nivel esencial se expresan entre el carácter cada vez más social de la producción y el carácter permanentemente privado de la apropiación. Esta contradicción, llevada hasta el extremo, sería la principal causa material de la aniquilación del capitalismo. Sin embargo, esta contradicción esencial se resuelve en el nivel funcional mediante uno de los polos que conforma la dimensión funcional de la acumulación capitalista, siendo esta dada entre las variantes de acumulación capitalista: acumulación productiva comercial o acumulación especulativa financiera. El sistema asume temporalmente una de estas variantes para garantizar su supervivencia cuando en el nivel esencial la contradicción se acentúa. Este tipo de movimiento favorece que la solución no tenga que ser intersistema, sino que queda en los marcos de una transición intrasistema, de un patrón de acumulación capitalista a otro patrón de acumulación también capitalista.
Contradicciones asociadas al Estado burgués:
Las contradicciones del Estado burgués en el nivel esencial se expresan entre el carácter representativo de la propiedad privada que este Estado realiza y el carácter social del proceso de producción que intenta regular. Esta contradicción se resuelve en el plano funcional mediante el uso de algunos de los dos polos que conforman la contradicción dialéctica, dada entre una posición activa, reguladora, proteccionista, etc. frente a una posición pasiva, desreguladora, etc. ante la reproducción del capital social. Como hemos fundamentamos en diversos trabajos, un Estado activo, interventor, regulador de la economía, se asocia orgánicamente a un patrón de acumulación productivo comercial, mientras que un Estado pasivo se asocia a un patrón de acumulación especulativo financiero. Tampoco en lo referido a esta variable debiera pensarse en que las soluciones funcionales puedan eliminar las contradicciones esenciales. También en este aspecto debemos hacer énfasis. El pensamiento de izquierda en su afán de análisis esencialista pasa por alto las singularidades funcionales del Estado, singularidades de gran importancia práctica para las fuerzas revolucionarias. Esto es, tanto da el Estado del Keynesianismo como el del Neoliberalismo. ¡Es un Estado burgués¡ dirían siempre. Pero nosotros diríamos que sí, que es un Estado burgués, pero que su funcionamiento, su capacidad económica y política es radicalmente diferente en ambos modelos, y por tanto sus implicaciones para las luchas políticas revolucionarias es sumamente importante. El hecho es que el pensamiento marxista contemporáneo poco ha hecho para comprender la naturaleza de la participación del Estado burgués en la economía, y mucho menos ha podido comprender su rol en los denominados por nosotros Modelos Globales de Acumulación Capitalista. En este aspecto, este movimiento favorece que no tenga que ocurrir la transición intersistema y se pueda resolver a nivel de una transición entre Estados esencialmente burgueses.
Como puede deducirse de este análisis, las soluciones funcionales no eliminan las contradicciones esenciales, pero contribuyen a atenuarlas. De cualquier modo, el énfasis de nuestra exposición en este aspecto no es demostrar cómo estas contradicciones esenciales aún permanecen en el capitalismo, sino más bien mostrar cómo el sistema logra sobreponerse a ellas. El énfasis no es algún tipo de apología al sistema capitalista, sino más bien un claro llamado de atención a los entusiastas que sólo logran ver en cada nuevo grado de recrudecimiento de las contradicciones esenciales del sistema los síntomas y signos de la ruina final del capitalismo. Creemos que, en este sentido, confunden sus deseos con la realidad.
Queremos ahora discutir dos cuestiones que bien pudieran inquietar al lector:
¿Significa este engranaje antes descrito algún tipo de mecanismo autónomo o volitivo que preserva y guía racionalmente al capitalismo?
¿Significa este engranaje antes descrito la declaración explícita o implícita de la naturaleza infinita del capitalismo como modo de producción?
En ciencias sociales las preguntas son siempre más importantes que las respuestas, pero ensayaremos aquí nuestras propias respuestas.
En su época, y sin haber podido observar toda la evolución posterior del capitalismo que nosotros si hemos podido observar, el propio Marx se encargó de fundamentar su concepción del fetichismo inherente a la economía mercantil. Llegó a definir este fetichismo como objetivo. Es decir, la cosificación de las relaciones sociales de producción en el capitalismo es un fenómeno con base material, no era una alucinación de los agentes económicos y sociales. A medida que se desarrolla el sistema capitalista, este carácter fetichista se recrudece, dándole más autonomía real a las relaciones y procesos económicos haciéndolos cada vez más desconectados de la conciencia y voluntad humana. La economía se convertía en una grotesca y complicada creación del hombre social que cobraba vida propia y se le enfrentaba como una potencia mágica. Pero este proceso por más que irracional e inhumano, seguía siendo muy objetivo y sobre todo, real. Consideramos que este gran mecanismo de supervivencia del capitalismo no es más que una muestra del alto grado de desarrollo y expansión que puede adquirir esta naturaleza fetichista objetiva del modo de producción capitalista.
En otro momento de su obra, Marx, que tanto señaló las contradicciones del capitalismo, tuvo la genial intuición que lo llevó a plantear que el capital plantea trabas a la acumulación, pero que es capaz de crear los medios para bordear esas mismas trabas. Y en este mecanismo que hemos explicado hasta aquí están las pruebas de cómo el capital encuentra trabas en su reproducción pero crea las alternativas para su superación, al menos temporal.
Nuestra consideración es que el capitalismo no es en modo alguno eterno. No lo ha sido hacia atrás en la historia (sólo surgió como sustituto del feudalismo) y no lo será hacia adelante (suponiendo que no aniquile antes la vida en el planeta, cosa que cada día se hace más probable). Pero en un plano menos abstracto y filosófico nuestros argumentos son los siguientes:
Este mecanismo de transiciones intrasistema funciona automática y efectivamente sobre la base de un supuesto: la impotencia o anulación plena de la lucha política revolucionaria de las fuerzas opuestas al capital. Este supuesto, sin embargo, tiene gran peso terrenal, pues esa ha sido la actuación real de estos potenciales sujetos históricos del cambio. Por lo tanto, al menos en este sentido, el mecanismo descrito pudiera seguir funcionando libremente hasta que alguna fuerza política lo detuviese o simplemente hasta que colapsara la vida humana en el planeta.
En un segundo plano, encontramos en la misma dinámica de las transiciones intrasistema una amenaza fundamental para el capitalismo. En nuestra opinión, el sistema podrá siempre transitar con mayores probabilidades de éxito desde un Modelo Global típicamente Productivo Comercial hacia un Modelo Global típicamente Especulativo Financiero que en el sentido contrario. Aquí los principales ajustes no serían estructurales, asociados a la producción y sus leyes económicas y físicas. Pero en el caso de la transición desde un Modelo Global típicamente Especulativo Financiero hacia un Modelo Global típicamente Productivo Comercial, la posibilidad de que la transición se realice plenamente conlleva serios y radicales cambios estructurales y superestructurales, que demostrarán la posibilidad o no del capitalismo de actuar nuevamente como un modo de producción. Esa es la gran prueba histórica del régimen, si la pasa, habrá ganado su derecho a permanecer por algunas décadas más dominando la palestra universal. Pero es este momento el que, algún día marcará la hora final del sistema imposibilitado de realizar el proceso vital de valorización, acumulación y reproducción del capital social.
Si se quiere tener una idea aproximada de los distintos grados de complejidad que caracterizan a cada transición, podemos repasar los hechos históricos del siglo XX. La primera transición desde un Modelo Global típicamente Especulativo Financiero hacia uno típicamente Productivo Comercial ocurrido en este siglo podemos ordenarla cronológicamente como sigue:
1929 - 1933: Crisis clásica de superproducción. En nuestro sistema categorial la identificamos como el Punto de Inflexión típico del nivel de comportamiento. Es Punto de Inflexión porque inicia el paso a la transición pro productiva comercial.
1933 - 1937: Depresión.
1939 - 1945: Segunda Guerra Mundial.
1950: Dominio del Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Productivo Comercial de corte keynesiano.
Como se puede apreciar en este ordenamiento cronológico de los hechos económicos, esta transición pro productiva comercial necesitó un aproximado de 21 años para consolidarse, además de una destrucción masiva de fuerzas productivas y humanas por una espantosa guerra mundial.
La primera transición de tipo proespeculativa financiera puede decirse que se inició en el año 70 y en el 74 - 75 ya estaba bastante consolidada. Incluso, llegó a la periferia capitalista en los inicios de los 80. No se necesitó ni siquiera 15 años para realizarse. No hizo falta una destrucción masiva de fuerzas productivas mediante un acto tan complejo como lo es una guerra. Si se necesitaron importantes cambios a nivel de superestructura.
Sería quizás muy violento intentar generalizar a partir de sólo dos ejemplos históricos concretos. Pero consideramos que más allá de lo que nos ofrece la historia como evidencia, la racionalidad nos indica que es siempre más complicado hacer encajar el desarrollo de las fuerzas productivas en un marco ya maduro - decimos maduro y no podrido - de relaciones de producción, que propiciar la valorización masiva del capital en circuitos menos contradictorios como es el reino de las finanzas.
Los dos epígrafes que siguen a continuación, poseen nuestros criterios acerca de dos transiciones intrasistema. La primera de ellas ya ocurrió en la década de los setenta del siglo XX y se trata entonces de interpretar histórica y lógicamente aquellos acontecimientos. La segunda transición conlleva un análisis todavía más complejo, porque si tenemos razón, esa transición se está desarrollando en estos momentos, y el análisis de algo no absolutamente seguro y además altamente condicionado por procesos y acontecimientos de índole cotidiana, es siempre muy complicado. Por eso hemos pretendido captar sólo el movimiento tendencial menos influido por la coyuntura que, siempre quedará en el olvido para dar paso a las tendencias seculares.
La transición Modelo Global típicamente Productivo Comercial de corte Keynesiano – Modelo Global típicamente Especulativo Financiero de corte Neoliberal en la década de los setenta del siglo XX.
La mayoría de los ensayos que tratan sobre esta transición lo hacen a partir del estudio del modelo keynesiano como sustituido por el modelo neoliberal. Esto, si bien tiene parte de verdad objetiva, posee una limitación como análisis, al menos observándolo desde nuestra concepción global del capitalismo.
La transición en los setenta del siglo XX no fue esencialmente una transición entre keynesianismo y neoliberalismo, sino una transición desde un Modelo Global típicamente Productivo Comercial con una expresión teórico subjetiva y de política económica keynesiana hacia un Modelo Global típicamente Especulativo Financiero de corte neoliberal. Aquí el contenido es el Modelo Global, el keynesianismo como teoría y política económica que es, no fue nunca más que un revestimiento externo de dicho modelo. Esto creemos que lo han obviado tanto los analistas marxistas como los de la ortodoxia neoclásica.
Lo que se agotó en la década de los setenta no fue el keynesianismo, fue el Modelo Global que lo justificaba históricamente. Por lo tanto, el primer análisis aquí debe intentar explicar la causa o el conjunto de causas que provocaron el desenlace más profundo. Una vez logrado eso podremos pasar a un plano más concreto y determinar las fallas específicas del modelo keynesiano que, como se verá, terminarían siendo provocadas por la ruptura interna del Modelo Global. Este análisis demostrará, que el keynesianismo no fue muerto y enterrado en los setenta, aún puede funcionar hoy - obviamente bajo nuevas formas - siempre y cuando el capitalismo logre recomponer un nuevo Modelo Global típicamente Productivo Comercial. Pero ahora repasemos algunas de las causas que en los setenta aniquilaron el Modelo Global típicamente Productivo Comercial de corte keynesiano.
Primera causa: Caída en los niveles de productividad del trabajo social
Como hemos explicado en una serie de trabajos, el Modelo Global típicamente Productivo Comercial se erige siempre sobre un alto desempeño de la productividad del trabajo social. Todo el período de posguerra se caracterizó por poseer una alta tasa de productividad del trabajo. Sin embargo, para los años setenta, esta dinámica torció su tendencia y comenzó a caer. Las siguientes figuras demuestran empíricamente dicha situación.
Figura 1. Ciclo largo en los Estados Unidos.
Fuente: Tomado de: Rodríguez Vargas, J.J. (2005) La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial Tesis doctoral accesible a texto completo en http://www.eumed.net/tesis/jjrv/
Puede observarse, principalmente en el panel de la izquierda, cómo entre 1948 y 1973 la tasa de productividad del trabajo casi alcanzaba un crecimiento del 3%. Sin embargo, para mediados de los años setenta y en una situación que se extendería hasta 1995, la tasa de productividad del trabajo cayó a aproximadamente 1,4%. Debemos precisar que otras fuentes alternativas consultadas dan la misma lectura. Por lo tanto, es evidente que estamos ante una caída bastante significativa en la productividad del trabajo social para este período. ¿Pudiera achacarse esta caída al modelo keynesiano?
Sin duda muchos lo trataron de hacer, pero una vez que conocemos las interioridades de la teoría del ciclo económico largo, ¿no seríamos algo ingenuos al creer que fue la naturaleza del modelo keynesiano la que produjo tal caída en la productividad del trabajo? La respuesta es mucho más profunda que en un simple fallo de políticas económicas. Simplemente se había agotado el influjo expansivo de la gran masa de capital fijo, o de la renovación tecnológica generada después de la segunda guerra mundial. Este es un movimiento bastante observado e interpretado por autores neo shumpeterianos.
De modo que la idea que defendemos acá es que hay una caída sensible y empíricamente registrada en la tasa de productividad del trabajo social en la década de los setenta del siglo XX, siendo una caída que puede estar relacionada con la dinámica de los ciclos Kondratiev y motivada concretamente por un agotamiento de la renovación tecnológica aplicada tras la segunda guerra mundial. El modelo keynesiano no tiene cómo causar una caída de este tipo en la productividad del trabajo social y menos todavía tenía cómo enfrentarla.
Segunda causa y motivada por la primera: Caída en la cuota de ganancia del capital social
Hemos visto que Marx analiza la tendencia de la cuota de ganancia como afectada por variables que la impulsan a caer y otras que la hacen aumentar o al menos mantenerse en un plano estable. Entre las variables claves que hacen ascender la cuota de ganancia social está el comportamiento de la productividad del trabajo social. La variable independiente en este caso es la productividad del trabajo y la dependiente sería la cuota de ganancia existiendo una relación positiva entre ambas. La cuestión es simple: a mayor productividad del trabajo social, mayor plusvalía relativa, y a mayor plusvalía relativa mayor cuota de ganancia del capital social. Pero, el gran problema, fue que la cuota de ganancia comenzó a declinar también.
Estadísticamente esto se puede mostrar a través de gráficos que se refieren directamente a la misma cuota de ganancia del capital social, o indirectamente mediante gráficos u otros tipos de datos que evidencien el comportamiento de la producción capitalista, en el entendido de que la producción sigue generalmente el rumbo de la cuota de ganancia, es decir, a una alta tasa de ganancia le debe seguir una alta tasa de crecimiento de la producción industrial, y viceversa.
Analicemos entonces algunos datos:
La siguiente tabla muestra el comportamiento de la cuota de ganancia social para cuatro economías desarrolladas, entre ellas la de Estados Unidos. Puede observarse con claridad que en el caso de Estados Unidos, Canadá y Australia, a partir de la década de los setenta, la cuota de ganancia tuvo una acentuada caída.
Figura 8.2.Comportamiento de la cuota de ganancia en EUA, Canadá, Japón y Australia.
Fuente: Tomado de: Webber, Michael J. and David L. Rigby. (2001). “Growth and Change in the World Economy Since 1950”. En Albritton, Robert, Makoto Itoh, Richard Westra and Alan Zuege.
Incluso si observamos en la siguiente gráfica el comportamiento de la producción industrial mundial veremos cómo a partir del momento en que se instaura el neoliberalismo, a partir de los setenta, este índice va a marcar una clara tendencia a la baja.
Figura 8.3. Tasas combinas de crecimiento real del PBM y los Productos Financieros derivados.
Fuente: Tomado de: Crisis del Capitalismo y Capitalismo de Crisis. 2009. Pedro Páez Pérez. XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana, Cuba.
Estos datos evidencian que la caída registrada en la productividad del trabajo social ocasionó a la postre la caída de la cuota de ganancia social. Estos dos elementos contribuirían a que el Modelo Global típicamente Productivo Comercial vigente comenzara a fracturarse en su propia base. De hecho, el patrón de acumulación productivo comercial vigente comenzaba a perder sentido y viabilidad funcional. El capitalismo ya no podía garantizar su reproducción en la esfera de la producción y debía comenzar a reproducirse en los esquemas de la especulación financiera. Esta certeza comenzó el desmantelamiento definitivo del Modelo Global vigente y se llevó consigo al keynesianismo.
Pero aquí repetimos la idea de que es el hundimiento previo del Modelo Global lo que liquida al keynesianismo y no es una crisis específica del keynesianismo como si el keynesianismo tuviera vida propia. Debemos considerar que todo el andamiaje de teoría y política económica keynesiana se basaba en el estímulo a la inversión en el sector real de la economía, para ello aplicaba una política fiscal expansiva y mantenía una baja tasa de interés. La vocación de este modelo era de acumulación productiva comercial, verdad que acumulación capitalista, pero productiva comercial.
El neoliberalismo fue utilizado después para buscar la reactivación del proceso vital del capitalismo: valorización, acumulación y reproducción. Ante la manifiesta imposibilidad de lograr este proceso vital en la economía real el sistema trasladó su línea de funcionamiento principal hacia la economía financiera especulativa. El neoliberalismo, haciendo lo contrario al modelo keynesiano, ajustó elevadas tasas de interés con el pretexto de enfrentar la inflación “derivada del modelo keynesiano” - más adelante veremos por qué este cheque tampoco debe endosársele al keynesianismo - y con ello propició lo que Hilferding y Keynes entendieron en su momento: los capitales fluyen hacia donde mayor rentabilidad se les ofrece, en este caso cuando la tasa de interés sobrepasó los niveles deprimidos de la cuota de ganancia social, las inversiones fluyeron a los circuitos especulativos financieros.
Obviamente la sola elevación de la tasa de interés no podría garantizar la alternativa de valorización para los capitales existentes. El ascenso del capital especulativo estuvo favorecido por otra serie de factores que llegaron de la mano del neoliberalismo o que al menos este empleó para su interés. Las nuevas técnicas de comunicación desarrolladas a partir de la revolución científico – técnica tuvieron como primero y más importante efecto el de liberalizar los capitales mundiales. El mercado financiero mundial lograba la inmediatez y alcance de las redes de computación. A partir de estos adelantos técnicos miles de millones de dólares pueden viajar diariamente de un mercado financiero a otro y entre los centros financieros más importantes del mundo. Esta posibilidad garantizaba la viabilidad de la especulación como vía de valorización de los capitales.
En la década de los setenta del siglo XX los Estados Unidos desmonetizan el dólar y las tasas de cambio hasta esa fecha fijas de tornan en flotantes lo que propiciaba a su vez la especulación con ellas y una nueva vía de obtención de sumas fabulosas de ganancia para los especuladores monetarios. En la década de los noventa cayeron las barreras jurídicas que limitaban las transferencias de fondos entre los países, se liberalizaban las cuentas de capital de las naciones como resultado del fundamentalismo neoliberal del libre mercado. En lo adelante los centros de poder financiero internacional tendrían libre acceso a los recursos financieros de los países subdesarrollados.
Centrándonos entonces en este plano de análisis, ¿podríamos continuar creyendo que lo que se agotó fue el modelo keynesiano y el neoliberalismo con una racionalidad económica superior vino en su rescate? Creo que la respuesta es negativa. El sistema capitalista tuvo que renunciar una vez más a funcionar como un verdadero modo de producción, renunciar a emplear un Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Productivo Comercial y emplear un Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Especulativo Financiero, que por su propia naturaleza es algo artificial, irracional. El neoliberalismo no pasa de ser la forma teórica subjetiva que reviste este Modelo Global. Quizás si los economistas del desarrollo hubieran partido de esta perspectiva habrían entendido rápidamente por qué el neoliberalismo no podía de ningún modo resolver la tarea pendiente del desarrollo en América Latina, la respuesta es simple: no estaba diseñado para eso, sino para garantizar la valorización, acumulación y reproducción del capital trasnacional. El crecimiento y desarrollo económico de la periferia era, cuando más, un efecto colateral.
Tercera causa y motivada por las dos primeras: resquebrajamiento del papel y poderío económico del estado nación.
Ya hemos explicado en varios trabajos la lógica interna de los Modelos Globales. Sólo repasaremos acá algunos conceptos allí desarrollados en general. Una alta cuota de ganancia, propicia un patrón de acumulación productiva comercial, y esto a su vez demanda de una activa participación estatal en la economía. No como policía o árbitro, sino como una pieza clave en la reproducción del capital. Durante todo el período que la productividad del trabajo y la tasa de ganancia fueron elevadas, se aplicó en el capitalismo un patrón de acumulación productivo comercial, y esto hizo que el Estado mantuviese una presencia económica vital. Quien conozca en algo la doctrina keynesiana entenderá el papel clave que le otorga al Estado en la economía capitalista. Pero este papel activo del Estado en la economía responde a las necesidades de funcionalidad del Modelo Global vigente: el Estado tiene que generar demanda efectiva porque existe superproducción causada por la acumulación productiva comercial y el capital debe cerrar su ciclo en un acto de realización, por eso es necesario un amplio mercado interno y un gran nivel de consumo de la clase obrera, por eso el desempleo debe ser bajo y el Estado debe ocuparse de eso; el Estado debe además practicar el proteccionismo para así proteger su demanda interna, etc.…Todo en el modelo teórico y práctico keynesiano en torno a la participación estatal en la economía responde a las necesidades y naturaleza del Modelo Global típicamente productivo comercial vigente. Es en este aspecto coherente con el momento histórico concreto existente.
Las tendencias adversas observadas en la productividad del trabajo y la cuota de ganancia comprometieron el patrón de acumulación productiva comercial y al propio Modelo Global vigente, y con ello comenzaron a desconectar al Estado del organismo económico. Los teóricos neoliberales y los conservadores en general escribieron miles de libros y artículos y pronunciaron cientos de discursos críticos del Estado en esta época, pero ellos no hacían más que reflejar, de forma consciente o no, los nuevos requerimientos funcionales del Modelo Global típicamente Especulativo Financiero que demandaba para el Estado un nuevo rol. No creemos que los teóricos neoliberales hayan descubierto la gran cosa con relación al Estado, fue el propio organismo económico el que rechazó al Estado. Hemos visto que existe un ciclo histórico - funcional relativo a la participación estatal en la economía.
La cuestión de la inflación
El modelo keynesiano siempre había sido un modelo con tendencias a la inflación. Sólo que mientras las inversiones no cubiertas encontrarán como efecto un incremento de la renta, la demanda y la ocupación, pues el problema de la inflación sería sólo un mal necesario y controlable. Pero ya para los años 60 – 70 del siglo XX la economía no tenía estímulo para producir, dada la disminución en las tasas de ganancia, esto se traduce en que las inversiones por grandes que sean y por bajas que fuesen las tasas de interés no reportaban una conveniente tasa de ganancia. La cuota de ganancia es el factor que influye más sobre las inversiones privadas. Por otra parte, el modelo inflacionario se justificaba por el hecho de que se intercambiaba inflación por desempleo, es decir, los niveles de inflación existentes garantizaban bajos niveles de desempleo en el sistema. Esta relación también se deteriora, y se arriba a un momento en que la inflación y el desempleo se muestran juntas en la economía capitalista. El sostenimiento del gasto público deficitario se tradujo en un proceso de inflación creciente para la economía.
Pero si bien todo esto coincide en el tiempo con el predominio del modelo keynesiano, no debe considerársele como responsable absoluto, y ni siquiera como el principal. La raíz del problema está en la caída de la productividad del trabajo social antes señalada. Sólo eso puede explicar desde el punto de vista macroeconómico la coexistencia de inflación, desempleo y estancamiento económico, o sea la estanflación. Pero la caída de la productividad del trabajo social no era motivada por el keynesianismo, ya vimos que responde a dinámicas más profundas y esenciales del modo de producción capitalista. Simplemente el sistema dejó de brindar las condiciones necesarias para que el modelo keynesiano no creara más complicaciones que soluciones.
El diagnóstico de los economistas neoliberales, principalmente los monetaristas, era simple: la causa de la inflación era el gasto público deficitario keynesiano. Nunca se interesaron en ir más profundo en su análisis y esto responde tanto a su estrecha visión de la economía política y a un claro interés político. En definitiva, se aplicó una serie de ajustes en estos gastos que terminaron por liquidar en gran medida el denominado Estado de Bienestar General, y en gran medida la intromisión misma del Estado en la economía capitalista; y todo a nombre de erradicar el que para ellos era el mal socioeconómico número uno del capitalismo, es decir, la inflación.
Pero, aún cuando en algunos países la inflación haya sido realmente dominada, debe considerarse que los economistas neoliberales y su modelo nunca llegaron a resolver el problema del desempleo y tampoco el del estancamiento económico como norma general. Simplemente no lo podían hacer porque la base de productividad del trabajo seguía siendo baja. Ellos sólo podrían distraer la atención y aprovechar la situación para fortalecer la hegemonía del capital a costa de las demás fuerzas sociales y económicas existentes. El desempleo fue tratado a nivel de teoría ultra academicista, inventando tasas naturales de desempleo para sustituir con un tecnicismo teorético una realidad social y económica imposible de ignorar: el capitalismo era incapaz de generar empleo.
La fórmula según la cual no existe relación de intercambio alguna entre inflación y desempleo - tal como la exponen Friedman y Phelps - es sólo válida si acaso para el contexto de los años setenta, pero en el período previo si se cumplía el intercambio entre estas variables, y se cumplí sencillamente porque la elevada productividad del trabajo social lo garantizaba. Pero esto sólo demuestra cómo la ciencia económica burguesa no hace más que naturalizar y eternizar sus categorías y teorías para preservar el orden social vigente.
En definitiva podemos plantear que la inflación acelerada aparece no como consecuencia de la naturaleza del modelo keynesiano, sino como un resultado combinado de ciertas características de este modelo pero acentuadas por la caída en la productividad del trabajo social. La solución monetarista neoliberal es plenamente superficial, sólo logra reprimir la inflación a costa de un desempleo rampante en la práctica y solapado en la teoría económica.
Es también curioso como ninguno de estos economistas neoliberales monetaristas apuntaron a los precios monopólicos como una de las causas de la inflación que seguirían funcionando aún en el neoliberalismo, o al descomunal gasto militar que tampoco dejó de crecer en la era neoliberal y que se reconoce es causa directa de la inflación, o a los golpes petroleros que en la década de los setenta encarecieron las tarifas de todos los productos.
Por más vueltas que le demos, llegaremos siempre a la misma conclusión: la inflación fue usada como chivo expiatorio para desmantelar el keynesianismo. Pero las raíces del problema no fueron nunca entendidas y menos aún afrontadas.
En síntesis, podemos plantear que es la conexión material de los Modelos Globales principalmente a la dinámica de la cuota de ganancia la que rige el movimiento de los mismos, la que provoca las variaciones radicales a nivel de patrón de acumulación, participación estatal en la economía, etc.… los ciclos en las escuelas de pensamiento económico, tienen su base material en esta dinámica de los Modelos Globales, pero tanto el keynesianismo como el neoliberalismo no son más que formas teórico subjetivas que asumen estos Modelos Globales para cubrir sus andamios.
La potencial transición Modelo Global típicamente Especulativo Financiero de corte Neoliberal - Modelo Global típicamente Productivo Comercial de corte Neokeynesiano.
A modo de tendencia, pudiera inferirse un movimiento del sistema hacia un Modelo Global típicamente Productivo Comercial, tomando como necesidad de este movimiento, el hasta ahora muy probable agotamiento objetivo del Modelo Global típicamente Especulativo Financiero de corte neoliberal reinante desde los años setenta del siglo XX.
Quedaría valorar no obstante los elementos de posibilidad. Sobre el esquema de análisis que hemos desplegado hasta ahora, podríamos considerar de forma crítica los siguientes aspectos para valorar la posibilidad de una nueva transición intrasistema, esta vez hacia un Modelo Global típicamente Productivo Comercial, que externamente pudiera adquirir caracteres neokeynesianos.5
Entre los aspectos polémicos que consideramos a discutir para valorar la posibilidad de tal eventualidad ubicamos los siguientes:
Cuestión de la existencia de una base material que sustente una onda larga ascendente del capitalismo.
Cuestión de la concurrencia favorable para el capital de “factores extraeconómicos” en la actual coyuntura.
Las complejidades específicas del nuevo Modelo Global.
1. Cuestión de la existencia de una base material que sustente una onda larga ascendente del capitalismo.
Existe cierto consenso que es durante las ondas largas descendentes cuando suelen generarse los adelantos tecnológicos que serán aplicados y darán sus frutos al tiempo que sostendrán la onda larga ascendente. Pues bien, desde los setenta del siglo XX se ha instaurado un Modelo Global de onda larga descendente, y según importantes autores cumplió su tarea de regenerar las fuerzas productivas para sustentar el nuevo auge capitalista.6
Para la próxima onda larga ascendente, Carlota Pérez, entre otros autores, dan como base material el desarrollo de la informática, las telecomunicaciones, la cibernética, es decir, lo que ha dado en llamarse Tecnologías de la Información (TIC). Otros incorporan las llamadas tecnologías verdes, y el despliegue de la energía nuclear con fines pacíficos, como un punto importante de la estrategia de desarrollo de los Estados Unidos.
En el debate científico debido precisamente al desarrollo que mostraron estas ramas de la economía norteamericana durante la década de los noventa del siglo XX apareció el término Nueva Economía7 y toda una discusión en torno a si realmente estas ramas eran capaces de generar saltos importantes de productividad en toda la economía como un todo o si sólo era capaz de afectar sus propio marco de actuación. Si era lo primero, podría considerarse que se estaba ante un paradigma técnico productivo capaz de potenciar y mantener una onda larga ascendente para el sistema capitalista.
El debate en torno a esta problemática ha resultado ser altamente complejo, tanto por los requerimientos empíricos que demanda conclusiones definitivas y fundadas, como por las posibles implicaciones ideológicas de dichas conclusiones. De tal forma, se ha mezclado y en muchos casos identificado el término y contenido de una potencial Tercera Revolución Industrial, con el término y contenido del slogan de la “nueva economía”, en muchos casos validando o descartando de un golpe y por extensión a ambos procesos como si se tratase de lo mismo.
A los fines de nuestro trabajo sólo es relevante la cuestión de si las TIC constituyen o no la posible base material para una onda larga ascendente en el sistema capitalista, esto es, si logran o no impactar significativamente el resto de las ramas económicas del sistema. En los Estados Unidos durante toda la década de los noventa y en la primera década del siglo XXI se mantuvo una recia controversia entre economistas que sostenían criterios divergentes, aunque finalmente se impusieron los defensores de la Tercera Revolución Industrial. En la academia cubana también hubo polémica, pero al parecer se ha aceptado por algunos importantes investigadores de la economía norteamericana, el alto nivel de impacto que las TIC han tenido de forma general en dicha economía.8
Un elemento que ha venido a complejizar aún más esta problemática es la concurrencia de las conmociones cíclicas o crisis y recesiones capitalistas de los últimos años. Así la recesión en el 2001 que se expresó en una caída de los índices Nasdaq, fue utilizada por los críticos para negar la Tercera Revolución Industrial, mientras que la salida de la economía norteamericana de dicha recesión dio pie a que volviera a considerarse el carácter real y además estructural de un nuevo paradigma tecnológico.
Es opinión del autor que los movimientos como las recesiones de inicio del siglo XXI en los EUA no pueden indicar definitivamente la presencia o no de un proceso de profunda reconversión tecnológica, toda vez que entre su generación e introducción a la economía capitalista, y su posterior generalización o amplificación productiva, media un tramo considerable. Es decir, las recesiones pueden responder a fenómenos y procesos de corto plazo, relativamente circunstanciales; mientras la reconversión tecnológica es un proceso estructural y por tanto, un proceso de largo plazo.
Por lo demás, en los umbrales de un patrón de acumulación productivo comercial, la verdadera fortaleza de este paradigma económico no debe concebirse en términos de índices bursátiles, es menester precisar que en el largo plazo, la variable realmente esencial es la productividad del trabajo social.
En realidad es bien difícil suponer que la economía capitalista vaya a asimilar un nuevo paradigma tecnológico y un probable cambio de patrón de acumulación sin que dejen de darse serias conmociones financieras – económicas en el ámbito de la economía mundial.9
Pudiera estar sucediendo que justo ahora la transformación o transición hacia el nuevo modelo global está chocando con la dinámica especulativa financiera a escala global, provocando una nueva recesión en la economía norteamericana y mundial, sin descartar la de una depresión.10 La recesión en el 2001 pudo haber estado asociada a la variación de los EUA hacia el nuevo paradigma de acumulación, la del 2008 podría ser un síntoma externo de la búsqueda objetiva del sistema capitalista mundial de ese nuevo patrón de acumulación.
En síntesis, con base a la información disponible, consideramos que las TIC han comenzado a impactar efectivamente en la tasa de crecimiento económico y de ganancias de los países industrializados, principalmente de los Estados Unidos, que su significación es relevante tanto para la producción como para el consumo y que, en ambos momentos guarda aún potencialidades insospechadas.11 Pudieran por esas razones actuar como base material para el sostenimiento de una onda larga ascendente, al menos en la economía de los Estados Unidos y algunos otros países altamente industrializados, los que podrían halar del sistema económico mundial capitalista dotado de un nuevo paradigma tecnológico aunque este aún no se haya expandido por toda la economía mundial.
2. Concurrencia favorable para el capital de “factores extraeconómicos” en la actual coyuntura.
Según Ernest Mandel, entre las causas fundamentales que clasifican para propiciar la onda larga ascendente se cuentan los factores extraeconómicos, entre ellos las guerras, revoluciones, contrarrevoluciones, conquistas coloniales, derrota de la clase obrera internacional, incremento del ejército industrial de reserva.
Desde que se inició el siglo XXI los Estados Unidos apoyados por la mayoría de las potencias occidentales ha venido desplegando un impresionante accionar bélico en regiones que consideran íntimamente como estratégicas. Esto les ha permitido entre otras cosas agenciarse de recursos naturales estratégicos, castigar todo intento de disidencia política e ideológica con la perspectiva fundamentalista norteamericana, castigar todo intento de cambiar las reservas monetaria de dólar a euros por los países exportadores de petróleo lo que preserva uno de los pilares de su hegemonía global, y por último, y no por ello menos importante, el fabuloso enorme gasto militar permite la reproducción en escala ampliada de la economía capitalista norteamericana12. Por lo tanto, la variable guerra favorece con su sola existencia efectiva la irrupción de una nueva onda larga ascendente en la vida del capitalismo, reforzando aún más el carácter agresivo y retrógrado de este sistema.
En cuanto a las conquistas coloniales habrá que decir que el capitalismo actual cuenta hoy, quizás como nunca antes, con un espacio geográfico para lograr su reproducción que hubiera asombrado incluso a Rosa Luxemburgo que como ya analizamos cifraba los límites históricos del imperialismo en el agotamiento del espacio no capitalista; pues bien, una nueva onda larga ascendente contaría hoy con países como Rusia, China,13 la India, Europa Central, como partes de la reproducción mundial del capital, actuando como demanda global, como suministradores de mercancías, como receptores de créditos, etc. La onda larga ascendente que se dio en la posguerra no incluyó tan abiertamente a estos países, por lo que una onda de este tipo en la actualidad, al menos por este factor, sería mucho más potente.
La clase obrera internacional no logra aún resolver el impacto tanto material como ideológico que significó la destrucción del socialismo en Europa del Este. De hecho, en las condiciones del capitalismo contemporáneo la extracción de la plusvalía, ahora aún más en su modalidad absoluta, se refuerza sobre manera en las nuevas condiciones del desarrollo capitalista. Si a esto se le suma la extrema precarización del sector obrero motivado por el neoliberalismo, entonces pocas dudas habría de la derrota de la clase obrera de la que hablara Mandel.
Así, los elementos extraeconómicos que terminarían favoreciendo la tendencia ascendente de la cuota de ganancia del capital productivo pudieran estar dispuestos en este momento.
Mandel también plantea como condición para el desarrollo de una nueva onda ascendente la necesaria desvalorización masiva del capital mediante la creciente eliminación de empresas no eficientes, o sea un nuevo salto hacia la concentración y centralización de capital. Según Orlando Caputo este es un proceso que ya ha iniciado.14
3. Complejidades específicas del nuevo Modelo Global.
Si el capitalismo experimenta una nueva onda larga ascendente en su desarrollo muy probablemente configurará un Modelo Global típicamente Productivo Comercial para garantizar su funcionamiento. Externamente, dicho Modelo Global podría identificarse con una especie de neokeynesianismo.
Para que el sistema retorne a un patrón de acumulación productivo comercial se precisa que la inversión productiva sea rentable para el capital, si no es así, no lo hará. Para esto se precisa además que exista demanda efectiva suficiente como para realizar la capacidad productiva del sistema capitalista. Al parecer después de lo que hemos visto acerca del incremento del grado de explotación de los obreros, la cuota de plusvalía estaría garantizada para el capital; pero las condiciones actuales del capitalismo interponen otro problema fundamental: el ritmo y la naturaleza de la reposición tecnológica. Este es el punto de vista de Wim Diershenxs y que encuentra eco en muchos teóricos.15
Los remedios a esta compleja problemática podrían pasar por alargar la vida media de la tecnología, controlar el ritmo de la aplicación tecnológica así como socializar los enormes gastos en subsidios estatales a los monopolios propietarios y a la vez “administradores” de la tecnología de avanzada. Como puede verse, esta problemática podría reforzar por esta vía la participación directa del Estado en unión a los monopolios sobre el sistema económico capitalista y potenciar sus políticas macroeconómicas expansivas.
El otro aspecto que habla de la posibilidad de existencia de un Modelo Global típicamente Productivo Comercial de corte neokeynesiano está en la necesidad de potenciar la demanda total global por parte del sistema capitalista contemporáneo. Este tipo de Modelo Global sólo logrará imponerse a largo plazo si las economías generan suficiente demanda efectiva, tanto en el polo central como en la periferia del sistema capitalista. De tal forma, también esta vez la periferia será asumida funcionalmente en la dinámica capitalista global, comenzará a cobrar importancia tanto como oferente de materias primas y productos semi elaborados, y en cuanto a fomento de demanda efectiva.16
El último elemento a discutir, y a la vez el más superficial, es el referido al sistema de políticas macroeconómicas neokeynesianas. Generalmente, este tipo de políticas trata de conjugar una alta participación estatal, del capital y del trabajo. La condición necesaria para lograr esta tríada de objetivos radica en la presencia de una productividad del trabajo social media o elevada.
Según J. Gouverneur: “En primer lugar un aumento en la tasa de plusvalía es compatible con un mejoramiento del nivel de vida de los asalariados bajo todas sus formas (salario real directo, indirecto, colectivo). En segundo lugar, los incrementos en la productividad general permiten superar la contradicción presente tanto en los salarios como en el gasto público. Hacen posible un estímulo simultáneo de tres desarrollos aparentemente antagónicos: el aumento en la tasa de plusvalía y en la ganancia de las empresas (y, por tanto, en su potencial de acumulación), el aumento en el poder adquisitivo de los asalariados (lo cual tiene efectos favorables para los mercados de las empresas), y el crecimiento en el gasto público (con efectos positivos para los mercados de las empresas y para su rentabilidad, así como para el nivel de vida de la población). Entre mayores sean los mejoramientos de productividad, es mayor la posibilidad de aumentar el nivel el poder adquisitivo de los asalariados y el gasto público, sin amenazar la acumulación”.17
El hecho es que, según Rodríguez Vargas, el período 1996 – 2002, se asemeja mucho en cuanto a nivel de productividad del trabajo, nivel de precios y nivel de ocupación al período de 1960 – 1964, un período de franca aplicación de políticas macroeconómicas keynesianas, lo que significaría un escenario donde, al menos estas variables, estarían dispuestas favorablemente.18
Para algunos analistas existen claras pruebas de una política macroeconómica puramente keynesiana ya en acción: “El paquete de estímulo presupuestal de 150 mil millones de dólares, aprobado a comienzos de 2008, tras varias rebajas del costo del dinero e inyecciones de liquidez marcó el final de lo que hemos dado en llamar la primera ola de la política keynesiana. […] Más adelante, en septiembre de 2008, vendría una segunda ola con el desencadenamiento del tsunami financiero y, en apenas dos semanas, el gobierno estadounidense tendría que asumir operaciones de capitalización de empresas quebradas por un monto de 285 mil millones de dólares”.19
Los propios autores reconocen que: “Es verdad, el papel del gobierno en la economía está muy lejos de su dimensión alcanzada en los años treinta, cuando Estados Unidos luchaba por dejar atrás la Gran Depresión. De todos modos, el aluvión de rescates e intervenciones lo ha dejado en un posición desconocida en la historia reciente”20. Al tiempo que también reconocen que: “Pero una vez que el gobierno interviene en esta escala, normalmente se queda por mucho tiempo”.21
El análisis a nivel de las políticas macroeconómicas dominantes empleadas por las principales potencias capitalistas podría ser confuso y engañoso, al tiempo que oculta los procesos esenciales que discurren en la profundidad estructural del sistema. No serían entonces la caracterización de estas políticas, elemento suficiente para determinar con precisión hacia dónde se mueve el sistema.
Mucho mayor peso tienen los procesos más profundos anteriormente tratados. Es a partir del análisis de esos procesos que consideramos que el capitalismo ha iniciado un proceso de transición intrasistema hacia un Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Productivo Comercial que pudiera revestirse con instrumentos macroeconómicos de corte neokeynesiano.
Esto no quiere decir que el actual Modelo Global vaya a desaparecer sin lucha ni convulsiones, o que incluso le sea ya imposible tener aún momentos de repunte, pero observando la tendencia histórica, el tránsito a un nuevo Modelo Global parece ser el movimiento definitivo. Es importante considerar que la pasada transición de este tipo necesitó más de quince años y una guerra mundial de por medio para realizarse, y que también participan con gran importancia en el desenlace final las variables de tipo políticas – subjetivas, los llamados intereses creados, elementos que pueden entorpecer, acelerar o configurar el rumbo de los procesos y tendencias más objetivos del sistema.
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1 Prof. Asist. Lic. Yoandris Sierra Lara. (1981, Cuba). Profesor de Economía Política y Pensamiento Económico Universal. Candidato a Doctor en Ciencias Económicas. Desde el 2008 coordina el Proyecto Nacional de Investigación “Estudios para el desarrollo de la teoría económica en los Centros de Educación Superior en Cuba”.
2 La realización de las premisas materiales de la transición al socialismo en los Modelos Globales de Acumulación Capitalista típicos del Imperialismo. Revista Aportes. Referada en Bases de Datos Internacional Latindex. México. 2010. / “Fundamentos para la interpretación del desenvolvimiento global del Capitalismo Contemporáneo”. Revista Economía y Desarrollo. # 2. Referada en Bases de Datos Internacional Latindex. 2009 y Revista Contribuciones a la Economía. ISNN: 1696 – 8360. Referada en: Base de Datos Internacional: Ideas – REPEC. http://www.eumed.net/ce/. España. 2009.
3 Definimos Modelo Global de Acumulación Capitalista como la estructura sistémica conformada por un grupo de variables socioeconómicas que genera el capitalismo para favorecer por todas las vías posibles la valorización de los capitales, la subsiguiente acumulación del mismo y la consiguiente reproducción del sistema en su conjunto. La conformación de tal Modelo Global conjuga la capacidad consciente y espontánea de construcción económica del sistema capitalista. A partir del surgimiento del capitalismo monopolista se han configurado alternativamente dos tipos o modalidades específicas de Modelo Global: el Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Productivo Comercial y el Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Especulativo Financiero. Esta categoría aparece fundamentada y analizada a plenitud en los trabajos citados en la nota al pie de página # 2. [NA].
4 Nivel esencial: Se expresa históricamente en fases y estadios de desarrollo. Estas fases son: capitalismo pre monopolista y capitalismo monopolista. Los estadios de desarrollo son: capitalismo monopolista privado, capitalismo monopolista de estado y capitalismo monopolista de estado trasnacional. Lo consideramos como esencial dado que expresa el desarrollo histórico – concreto de las variables esenciales del sistema: forma de propiedad, procesos de socialización y concentración de la producción, el capital y la propiedad, en los marcos del capitalismo. Nivel de comportamiento: Este nivel de desenvolvimiento capitalista se expresa históricamente en ciclos económicos cortos y largos o Kondratiev. Es la expresión más concreta de la situación que vive la correspondencia fuerzas productivas – relaciones sociales de producción y su expresión en la cuota de ganancia del sistema. Los momentos que conforman el ciclo económico largo son: Crisis Estructural, Onda Larga Descendente, Punto de Inflexión, Onda Larga Ascendente. A diferencia del nivel esencial, este tiene un alto grado de recurrencia histórica, los ciclos económicos llevan al sistema, aún con las obvias características históricas existentes, a repetir especie de escenarios de desenvolvimiento capitalista. Nivel funcional: Se expresa históricamente en la sucesión regular de Modelos Globales de Acumulación Capitalista, en un movimiento de tipo: dominio de un Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Productivo Comercial, crisis y agotamiento del Modelo Global vigente, fase de transición intermodelo global, dominio de un Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Especulativo Financiero, crisis y agotamiento del Modelo Global vigente, etc.… La variable central de los Modelos Globales es el patrón de acumulación, que está materialmente conectado a la dinámica de largo plazo de la cuota de ganancia. Estas categorías aparecen fundamentadas y analizadas a plenitud en los trabajos citados en la nota al pie de página # 2. [NA].
5 Resaltamos la idea de que el neokeynesianismo sería sólo el revestimiento externo que podría tener un Modelo Global típicamente Productivo Comercial. Puede incluso interpretarse como la expresión teórico – subjetiva de dicho Modelo Global. Pero el movimiento fundamental que inferimos es de un Modelo Global típicamente Especulativo Financiero a un Modelo Global típicamente Productivo Comercial. Este es un movimiento mucho más objetivo, trascendental y profundo que un simple cambio de políticas macroeconómicas o corrientes políticas. [NA].
6 Este es por ejemplo el criterio de Carlota Pérez “Lo que estamos viviendo actualmente es la transición de un patrón tecnológico a otro en el mundo productivo. Son los períodos de surgimiento de un nuevo e inmenso potencial de generación de riqueza, cuyos verdaderos frutos sólo se dan décadas más tarde, una vez que la sociedad ha logrado “domar” ese potencial, organizándose de modo adecuado para ponerlo al servicio de sus objetivos. [ ...] En efecto, en la historia de los países que han liderizado el crecimiento de la economía mundial en los últimos dos siglos se registran cuatro grandes “edades doradas” de prosperidad generalizada, surgidas a continuación de largos períodos de inestabilidad y turbulencia” Pérez, C. 1998. Desafíos Sociales y Políticos del Cambio de Paradigma Tecnológico. Presentación en el Seminario. Venezuela: Desafíos y Propuestas con motivo del 60 Aniversario de la Revista SIC”. Caracas, Febrero de 1998.
7 La primera vez que se manejó públicamente el término de Nueva Economía fue el 30 de diciembre de 1996 por la Revista BusinessWeek en el informe de Michael J. Mandel denominado "El triunfo de la Nueva Economía. Es un término que fue acuñado a finales de los años 90 para describir la evolución económica, en los Estados Unidos y otros países desarrollados, de una economía basada principalmente en la fabricación y la industria a una economía basada en el conocimiento, debido en parte a los nuevos progresos en tecnología y en parte a la globalización económica. En ese momento, algunos analistas entendieron que este cambio en la estructura económica había creado un estado de crecimiento constante y permanente, de desempleo bajo e inmune a los ciclos macroeconómicos de auge y depresión. Además, creyeron que el cambio puso en obsolescencia antiguas prácticas de negocios.
8 Para Esteban Morales: “El complejo electrónico – informático ha emergido como el núcleo integrador y dinamizador de la producción social y la acumulación del capital, lo que ha producido un nuevo dinamismo y un nuevo ciclo industrial. Tal situación se pone de manifiesto en la participación creciente de la industria electrónica e informática, la cual supera a la industria automovilística, la metalmecánica y la petroquímica, observándose el predominio creciente de la industria electrónica – informática dentro del comercio a nivel internacional. En particular, dentro de la economía estadounidense, es posible observar el peso determinante que esta última industria mencionada tienen en los gastos de consumo”. Morales, Esteban. 2008. IMPERIALISMO Y ECONOMÍA EN LOS ESTADOS UNDOS: EL LLAMADO COMPLEJO MILITAR INDUSTRIAL. En: Los EE. UU. a la luz del siglo XXI. 201. p. Según Faustino Cobarrubia “Durante los últimos 15 años se han producido transformaciones profundas en la base tecno – productiva del funcionamiento económico de los Estados Unidos, apoyadas en los notables avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones. [ …] La parte de la economía estadounidense que funciona sobre la base de Internet se eleva hasta aproximadamente 70%. Las tecnologías de la información e Internet crearon más de 2,3 millones de nuevos empleos entre 1995 y el 2000. Más del 60% de las pequeñas y medianas empresas norteamericanas están conectadas a Internet, al menos el 40% de ellas tiene sus propios o páginas web. Algo más de la mitad de la población estadounidense posee una computadora personal y está conectada a Internet. [ …] Desde marzo de 1991 hasta marzo del 2001, la economía estadounidense disfrutó del período de expansión más largo en tiempo de paz de su historia, con 120 meses consecutivos de crecimiento que eclipsaron el récord anterior de 106 meses establecido en los años sesenta durante la administración de Jonson. Especialmente, entre 1995 – 2000, el aumento del PIB fue superior al 4% promedio anual (comparado con 1,8% Alemania y 1,2% Japón) y la tasa de desempleo descendió a 4,6% - lo que equivale casi al pleno empleo-, mientras la inflación apenas tocaba el 2%. […] En la base de este dinamismo estaban los impulsos constantes de la productividad del trabajo a causa de la acelerada integración del desarrollo tecnológico en la economía de los Estados Unidos, lo cual facilitó el aumento del empleo sin una escalada de los precios. La productividad del trabajo en el sector industrial norteamericano se elevó, de una tasa promedio anual de 1,4% antes de 1995, a un nivel alrededor de 3% como promedio anual durante 1995 – 2000 (The Economist, 2003). Cobarrubia, F. 2006. Economía de los Estados Unidos: una retrospectiva de las últimas cuatro décadas. En: Libre comercio y subdesarrollo. 193 – 195.pp. Según Luis René Fernández – Tabío “La economía estadounidense en la década de los años 1990 había sido bastante exitosa en el desempeño de sus variables macroeconómicas, y la cusa del éxito se relacionaba con cambios fundamentales en el patrón de acumulación asociados a la introducción de nueva tecnología, sobre todo el empleo de la informática y las comunicaciones en todos los procesos productivos y de servicios. La misma se había caracterizado desde el segundo trimestre del año 1991 por mantener una fase expansiva que en el 2001, cuando se desataba la recesión en el mes de marzo, había cumplido su décimo aniversario de crecimiento continuado, si bien con algunos altibajos”. Fernández – Tabío, L. R. 2008. La Economía Estadounidense en el siglo XXI: Crisis bursátiles y recesiones. En: Los EE. UU. a la luz del siglo XXI. 222. p.
9 Esto ya era previsto por importante autores latinoamericanos: “...el dinamismo actual de la economía norteamericana y de la mayoría de los otros países desarrollados no descarta la posibilidad de una nueva crisis cíclica del Capitalismo a nivel mundial: la que sería la cuarta en las últimas tres décadas. De darse, esta crisis cíclica permitiría algunas transformaciones que han quedado pendientes, particularmente en algunos países y en algunos aspectos (por ejemplo, el dinero mundial) que sean necesarias para darle más fuerza a una fase expansiva de largo plazo. Caputo, O. Radriagán, J. Acumulación, Tasa de Ganancia e Inversión en los países capitalistas desarrollados.
10 La crisis inmobiliaria representa el colapso de la bursatilización y en un sentido más amplio, de un régimen de acumulación dominado por las finanzas. La pirámide de bonos y de derivados construido alrededor de las hipotecas, se ha derrumbado estrepitosamente. La insolvencia en el segmento de las hipotecas subprime fue solamente el iceberg de una crisis más profunda. Se trataba tan sólo del eslabón más débil de la cadena financiera. Guillen, A. 2009. La crisis global y la recesión mundial. XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana, Cuba.
11 Para un marxista contemporáneo como Stefan Engel “Las posibilidades de la tecnología de la Internet, la telecomunicación, la tecnología biológica y genética todavía no están ni remotamente agotadas”. Engel, S. Crepúsculo de los Dioses sobre el Nuevo Orden Mundial. 480. p.
12 “La construcción de un aparato militar y el surgimiento de un vínculo creciente entre este, la política del gobierno y la economía, responde dentro del capitalismo, a la necesidad, cada vez mayor, da dar respuesta al proceso de agudización de las contradicciones de éste régimen de explotación; sirviendo al mismo tiempo para sostener el orden imperialista y proporcionar en tendencia un instrumento de regulador del ciclo de reproducción. [ …] En cuanto a los gastos militares: “Para el período 2005 al 2011, se observó una tendencia creciente de los gastos militares del gobierno, que excluyendo las asignaciones suplementarias para las guerras en Afganistán e Irak, van desde 400 000 millones de dólares anuales en el 2005, hasta 502 000 millones para el año fiscal 2011. Morales Domínguez, E. 2006. Imperialismo y economía militar norteamericana. El denominado complejo militar industrial. En: Revista Economía y Desarrollo. Número 2. 2006. 117, 122. pp.
13 China es, sin lugar a dudas, centro de atención en la economía mundial. Pero parte de esa atención consideramos recae en cómo China actúa objetivamente favoreciendo el funcionamiento del sistema capitalista mundial y la reproducción del capital. La siguiente idea es ilustrativa: “La crisis financiera internacional aceleró y puso al descubierto un conjunto de situaciones extraordinarias en el entramado de poder global. China detenta el rol de garante de Estados Unidos, por lo menos de sus megaplanes financieros. A su vez, el Gobierno de Obama dispone de las potencialidades del dólar, la principal divisa internacional en la cual descansan casi la totalidad de las reservas globales. En fin, ambos países están forzados a cooperar entre sí, aún cuando en el tablero geopolítico, militar y energético, se ubiquen en veredas opuestas. La hegemonía global del siglo XXI tendrá varias sucursales. Prueba de ello es el peculiar proceso que hoy protagonizan Estados Unidos y China en las esferas económica y financiera: la Dependencia Mutua Asegurada. Pellegrino, S. 2009. Estados Unidos, China y la trampa financiera. Dependencia mutua asegurada. www.rebelion.org.
14 “La desvalorización del capital podría estar ya transformando cualitativamente los procesos de producción, reemplazando en magnitudes importantes la maquinaria y equipo construidos sobre una base técnica anterior por maquinaria y equipos nuevos construidos en la nueva base técnica que el actual desarrollo de las fuerzas productivas está permitiendo. Esto ha sido considerado como un elemento esencial para que se posibilite la superación de la crisis estructural que se inició en los años 70”. Caputo, O. Acumulación, Tasa de Ganancia e Inversión en los países capitalistas desarrollados.
15 La lógica del argumento de Diershenxs y que aparece en varios de sus trabajos es como sigue: Bajo la racionalidad capitalista, el crecimiento económico se desenvuelve partiendo de la maximización de la ganancia y en un entorno competitivo. El entorno competitivo se promueve sobre todo con la permanente innovación tecnológica. La innovación tecnológica de por sí no garantiza, sin embargo, una mayor tasa de ganancias. La rentabilidad de la innovación tecnológica depende a su vez del costo de su reposición. Cuanto más una empresa pueda producir con tecnología de punta, mayor será, en principio, su competitividad. Pero lo que es bueno para una no lo es para todas. Mientras más se estimula la innovación tecnológica, más corta es la vida útil de ésta y más crece su costo de reposición. Si el costo de reposición tecnológica crece a igual velocidad que la reducción en el costo laboral por el incremento de la productividad del trabajo, el resultado final funciona como si esa productividad no hubiese nunca aumentado. El alza de la productividad del trabajo lograda con la innovación se neutraliza. Un trabajo donde el autor expone estas ideas de una forma más sistematizada es: Tablada, C y Dierckxsens, W. 2003. Guerra Global, Resistencia Mundial y Alternativas.
16 Dado que la necesidad para la expansión de mercados del tipo apropiado parece surgir en cada transición, nos atreveríamos a sostener que es improbable que se pueda desencadenar el ascenso económico sin el desarrollo de cuando menos un grupo sustancial de países del Tercer Mundo. Para que fructifique todo el potencial de aumento de la productividad brindado por el nuevo paradigma no bastan los mercados internos de los países industrializados más las minorías de altos ingresos en el Tercer Mundo. Lograr esto no es fácil, sin embargo. En vista de la actual escasez de fondos de inversión y los altísimos niveles de endeudamiento, el facilitar la expansión de mercados impulsando el desarrollo del Tercer Mundo requeriría arreglos institucionales temporales o permanentes para la redistribución mundial del ingreso. Algunos de estos mecanismos pueden tomar la forma de acuerdos para mejorar los precios de las materias primas (lo que OPEP logró de modo unilateral), pero otros pueden orientarse hacia algún tipo de Keynesianismo internacional tal como sugirió el Informe Brandt” Pérez, C. MICROELECTRONICA, ONDAS LARGAS Y CAMBIO ESTRUCTURAL MUNDIAL. Nuevas perspectivas para los países en desarrollo. Versión en castellano por la autora. 36. p.
17 Gouverneur, J. 2002. Comprender la Economía. Un manual para descubrir la cara oculta de la economía contemporánea.
18 Rodríguez Vargas, J.J. (2005) La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial. Capítulo II. Tesis doctoral accesible a texto completo en http://www.eumed.net/tesis/jjrv/. 49.p.
19 Cobarrubia, F., James, J., Tablada, C. 2009. Dólar y hegemonía. ¿Un orden monetario en el siglo XXI? Editorial de Ciencias Sociales, La Habana. 78. p.
20 Cobarrubia, F., James, J., Tablada, C. 2009. Dólar y hegemonía. ¿Un orden monetario en el siglo XXI? Editorial de Ciencias Sociales, La Habana. 79. p.
21 Íbidem, 78.p.
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