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Diciembre 2010

Sociedad interconectada. Protestas en Red



Renee Isabel Mengo
Cordoba-Argentina

Resumen


En una era marcada por la inter conectividad, las múltiples conexiones entre medios de comunicación masiva, tecnologías informáticas y de telecomunicación con la red son casi indispensables para nuestra forma de vida. Al modificarse la forma en que trabajamos, también se han transformados los modos de protesta.

El artículo parte de las características de era global. Luego se fundamenta con el enfoque de autores sobre la temática y por ultimo se analizan casos de protestas a través de la red. Se aporta una reflexión sobre la virtualización de nuestras acciones (protestas), más allá del resultado de las mismas.


Presentación

La globalización como fenómeno predominante de este siglo, dispone de su propia cultura dominante, porque la integración tiende a ser homogeneizadora. El sistema de la globalización tiene también un rasgo predominante: la integración. Hoy tanto las amenazas como las oportunidades dependen cada vez más de con quién se esta conectado. Este sistema se representa también con un solo símbolo: la Red Mundial. Así que en el sentido más amplio hemos pasado de un sistema basado sobre muros a un sistema que cada vez más se basa en redes.

La globalización se apoya en dos pilares. El primero es la comunicación, que ha tendido a reemplazar poco a poco a un importante impulsor de los dos siglos pasados: el progreso. El segundo pilar es el mercado, que sustituye a la cohesión social, a la idea de que una sociedad democrática debe funcionar como un reloj. En un reloj ninguna pieza es innecesaria y todas las piezas están unificadas. ¿Cuáles de nuestros nuevos valores son fundamentales? Beneficios rápidos, eficacia y competitividad.

Ahora todos estamos interconectados y somos interdependientes. Lo que pasa en un lugar del globo tiene impacto en todos los demás, pero esa condición que compartimos se traduce y se reprocesa en miles de lenguas, de estilos culturales, de depósitos de memoria. No es probable que nuestra interdependencia redunde en una uniformidad cultural. Es por eso que el desafío que enfrentamos es que estamos todos, por así decirlo, en el mismo barco; tenemos un destino común y nuestra supervivencia depende de si cooperamos o luchamos entre nosotros. De todos modos, a veces diferimos mucho en algunos aspectos vitales. Tenemos que desarrollar, aprender y practicar el arte de vivir con diferencias, el arte de cooperar sin que los cooperadores pierdan su identidad, a beneficiarnos unos de otros no a pesar de, sino gracias a nuestras diferencias.

Marco teórico

Para aproximarse al estudio de las organizaciones y movimientos sociales y globales, es necesario realizar un breve recorrido histórico a la luz de las teorías más destacadas en el campo de las ciencias sociales y los conceptos mediante los cuales se da cuenta de procesos y nuevos actores relevantes.

Hacia los años ’80 se comienza a denominar como “nuevos” movimientos sociales a aquellos actores colectivos identificados con valores más generales y universales que los específicos y sectoriales de los movimientos tradicionales, entendiendo como tales principalmente al movimiento obrero, asociado fundamentalmente a la sociedad industrial (Lago, Silvia y Marotias, Ana . 2006-07). Otro autor, (Clauss Offe, 1992), afirma que se observa la aparición de un nuevo paradigma de acción colectiva a través de los nuevos MS, entendido como configuración de actores, contenidos, valores y modos de actuar en conflictos políticos-sociales. Consecuentemente, realiza una contrastación entre el nuevo paradigma, expresado en los nuevos movimientos sociales y el viejo paradigma, analizando cuatro movimientos sociales: ecologistas o de protección del medio ambiente (entorno natural y entorno urbano); movimientos por derechos humanos (principalmente feminismo); pacifismo y movimientos por la paz; movimientos que propugnan formas alternativas o comunitarias de producción y distribución de bienes y servicios.

También hacia los '90, y con la centralidad en el escenario de las demandas sociales de las organizaciones de la sociedad civil (OSC), entre los especialistas se analizan nuevas categorías de análisis: nuevos sujetos históricos, campo de fuerza popular, ciudadanía global, exclusión social, descentralización, redes de solidaridad, tercer sector, entre otras, perfilando en una nueva relación con el Estado, un espacio público no estatal con base en la sociedad civil.

Simultáneamente, la virulencia de los problemas generados por la globalización en América Latina y en el mundo, obran como disparador para la gestación de movimientos sociales en contra del modelo neoliberal, que incluyen en su seno diversas expresiones de los opositores al pensamiento único, con características diferentes a las OSC.

(Alain Touraine, 2000) alerta sobre la aparición de nuevas preocupaciones y nuevos horizontes para los movimientos sociales, muchos de los cuales tan sólo se pueden explicar a partir de las acciones que son capaces de proponer y de ejecutar en un mundo de flujos de comunicación en red. En estudios previos había establecido una tipología definiendo un MS a través de tres categorías analíticas, la identidad del movimiento, el adversario y la visión o modelo social. (Castells, 1997), retoma esta tipología y refiere a la identidad como la autodefinición del movimiento (lo que es, en nombre de quién habla), el adversario alude al enemigo y la última categoría que la denomina “objetivo social” hace referencia al tipo de orden social u organización que desearía darse en el “horizonte histórico de su acción colectiva”. Establece, además, una diferencia entre tipos de MS, los reactivos y los proactivos (ecologismo y feminismo). Según el autor, el impacto de estos movimientos está estrechamente ligado a la presencia de los medios de comunicación y al uso efectivo de las TICs, éstas se constituyen en su infraestructura organizativa y soporte fundamental para su acción.

(Boaventura de Sousa Santos, 2001) indica que la actuación de movimientos y organizaciones sociales en el contexto mundial esta vinculada, por un lado, a la emergencia de temas que por su naturaleza son globales (la sustentabilidad del planeta, la violación de derechos humanos, problemas ambientales, la afirmación de identidades de sexo, etnia, nacionalidad, etc.); y por otro lado, por la oportunidad de que grupos subordinados, movimientos sociales o regiones, se organicen transnacionalmente en defensa de intereses comunes, y usen en su beneficio las posibilidades de interacción creadas por el sistema mundial.

(Bordieu, 2000) expresa que los movimientos sociales, por diversos que sean en razón de sus orígenes, sus objetivos y sus proyectos, tienen en común toda una serie de rasgos que les dan un aire de familia; entre otros, se orientan hacia objetivos determinados, concretos e importantes para la vida social, rechazan las políticas neoliberales y exaltan la solidaridad como principio de la gran mayoría de sus luchas.

Las nociones de red y de articulación en red no son nuevas, han existido desde siempre, en la actualidad, tanto las empresas multinacionales como los movimientos de resistencia global funcionan en red.

Las llamadas redes internacionales de oposición a la globalización neoliberal o “movimientos antiglobalización” son una expresión del surgimiento de este espacio global disputado, la novedad es que están conectados en red a través de las herramientas de Internet que resultan imprescindibles para su actuación y para la redimensión de sus territorios de influencia y acción (Castells, 1997). Aprovechan el desarrollo de los medios de comunicación y transporte para efectuar acciones colectivas globales o promover redes de apoyo transnacional, evidenciando en su accionar una nueva percepción del espacio tiempo. (David Harvey, 1998: pp. 262-263) destaca que la “capacidad de influir en la producción del espacio constituye un medio importante para acrecentar el poder social”. De manera que la lógica de articulación en redes del capitalismo y el control del espacio y el tiempo marca su superioridad. Las prácticas espaciales y temporales no son neutrales en las cuestiones sociales, y expresan algún tipo de contenido de clase o social.

Otra manifestación de la articulación transversal de reivindicaciones sociales, es el denominado nuevo movimiento social sindical que se perfila en la arena mundial, con “una estrategia activa orientada hacia la comunidad y con una concepción más amplia de quiénes son las personas trabajadoras” (Munck, 2000). Este movimiento ha reaccionado frente a la globalización regional – asociaciones norteamericanas y el NAFTA, asociaciones Latinoamericanas y el ALCA- incluyendo problemas ambientales y sociales en la discusión internacional, extendiendo su acción política más allá de la lucha contra las empresas.

Todo ello, sumado a las tendencias más relevantes en relación a las luchas sociales de este período, nos permite contextualizar algunas transformaciones en el proceso de acción colectiva: la reterritorializacion de la protesta, la diversificación de las formas de acción, y la articulación transversal de reivindicaciones sociales.

En una era marcada por la inter conectividad, las múltiples conexiones entre medios de comunicación masiva, tecnologías informáticas y de telecomunicación con la red son casi indispensables para nuestra forma de vida. Al modificarse la forma en que trabajamos y estudiamos, incluso la en que nos relacionamos con los demás, también se han transformados los modos de protesta.

Los nuevos movimientos sociales y acciones de protesta utilizan Internet para diseminarse por el mundo y coordinar medidas. Así, grupos humanos en distintos espacios geográficos pueden comunicarse y compartir técnicas, experiencias, medidas, pensamientos, información, inclusive prestar solidaridad vía Internet. La utilización de la red que hacen estos grupos se ha volcado a movimientos sociales y políticos de protesta, que incentivan al activismo en función de los interese de cada individuo. El objetivo parece ser divulgar sus reivindicaciones y desarrollar espacios de interacción y movilización. Internet es considerada por ellos como un recurso.

Otro agente importante en este esquema son los medios alternativos, quienes informan y comunican las protestas. Se mantienen en internet alejados de presiones. Allí la comunicación es horizontal, a diferencia de las instituciones en donde es verticalista. El carácter no institucional y alternativo de los nuevos medios es fecundo para los actores que no pueden acceder a los medios oficiales de comunicación, y que tratan de expresar opiniones e intereses opuestos a los de los grupos dominantes.

La red propone una comunicación bidireccional. Un modelo donde el receptor es activo en la comunicación, a diferencia del rol pasivo de leer. Este nuevo lugar del receptor es de interés para los actores sociales que participan en movimientos colectivos fuera de Internet, y ven en el ciberespacio otra forma de participación.

En consecuencia, es posible señalar como elementos propios de la intervención política de los movimientos de resistencia global en la sociedad de la información: la mundialización de la protesta y simultaneidad de las acciones, las nuevas formas organizativas y diversificación de las estrategias de acción colectiva y la relevancia de la comunicación en los procesos de activismo social y político (Sabada y Roig, 2004).

En las últimas décadas se vieron modificadas las formas de protestas. La globalización de los reclamos unido al auge de internet dieron como resultado un cambio en las formas en que se mueven y esparcen los movimientos sociales, actualmente. Internet como recurso en manos de los movimientos, por su carácter democrático y participativo, conecta con las aspiraciones de la mayoría de los seres humanos. No obstante, también es utilizado por movimientos fundamentalistas y grupos políticos de carácter totalitario.

La protesta social necesita racionalidad y estrategia. Individuos con intereses comunes que desarrollan estrategias colectivas como alternativa racional calculable para optimizar, en circunstancias ocasionales y bien delimitadas, las probabilidades de éxito.

El movimiento social tiene continuidad, la protesta no. El movimiento consta de:

a. identidad colectiva,

b. organización,

c. continuidad en el tiempo, y

d. extensión en el espacio.

La protesta puede surgir de la nada, puede derivar en la nada, puede agotarse en sí misma, plantea la ausencia de fundamentación (puede ser expresión de un movimiento), puede carecer de sujetos o ser ella sujeto. Pueden diferir los intereses de los agentes, la clase de organización y de recursos y sus capacidades para moverlos. La acción colectiva de protesta sirve para la construcción de alianzas. La acción implica la creación de una novedad, ruptura de las interacciones.

Internet permite coordinar una acción para llevarla a nivel global. La comunicación en tiempo real implica la relación del tiempo, el lugar y una identidad. Gracias a la plataforma digital lo movimientos atraviesan usos horarios y fronteras. Surgen campañas a distancias y las causas se globalizan.

Se ha establecido un medio de alcance global que no sólo permite recibir y enviar datos, imágenes y sonidos, en cualquier momento y en tiempo real o diferido, sino que además facilita una interrelación de muchas a muchas que redunda en implicaciones organizativas.

(Naomi Kleim, 2001, p. 456) sostiene: “la Red es más que un instrumento de organización; ha llegado a ser un modelo para esos propósitos, un manual para la adopción descentralizada pero cooperativa de decisiones. Facilita el proceso de difusión de la información hasta tal punto que muchos grupos pueden trabajar al unísono sin necesidad de alcanzar un consenso monolítico”.

Estos nuevos modos de concebir la práctica política buscan innovar su accionar. Se ponen en práctica distintas formas de desobediencia civil, acciones directas no violentas (bloqueos, ocupación de espacios públicos, ingreso forzado, campamentos, etc.), protestas simbólicas (fiestas en la calle, carnaval anticapitalista, caravanas de ciclistas, festival de arte político), manifestaciones masivas de fuerte contenido lúdico dramatizaciones públicas, acciones (in)formativas (clases publicas, radio abierta, seminarios, entrenamientos prácticos sobre métodos de resistencia no violenta a la represión policial), marchas, asambleas, acciones de esclarecimiento popular (escraches, tribunal de justicia popular) enfrentamientos violentos, hackeos y ciberactivismo.

En el plano simbólico es donde se hacen las alusiones a las ideas, se busca la mediatización de la protesta casi tanto como la confrontación de los valores antagónicos. La velocidad de las transmisiones, la difusión ilimitada, los bajos costos y la ruptura con los medios tradicionales son algunas de las ventajas que les ofrece internet a los nuevos movimientos. Sin embargo, las desventajas son igualmente importantes. La falta de profundización en propuestas de comunicación que se concilien con demandas públicas, quizás sea el mayor obstáculo. Además, la velocidad del ciberespacio es diferente a la de la sociedad, la política y la economía. El cambio social, al que apelan los movimientos, implica un proceso que requiere mayor tiempo. La diseminación de los miembros de la comunidad no representa la totalidad. Por lo que, no puede separarse la participación ciudadana de los reclamos, y confiarse en los movimientos de internet. La universalización del acceso podría contribuir a lograr una mayor participación.

Globalización - fragmentación social-Protestas en Red

La globalización impacta en diferentes sectores de la sociedad y áreas en contextos de creciente “desterritorialización” de las decisiones económicas y políticas. Esta realidad económica y social es diversa y las localidades están insertas en escenarios de desarrollo desigual y por lo tanto de fragmentación económica, social y cultural.

A nivel económico se ha producido una concentración del capital acelerada y paradójicamente podemos afirmar que la mayoría de la población del planeta subsiste gracias a la existencia de pequeñas y medianas empresas. Se sabe que gran parte de los procesos sociales se han desterritorializado el flujo de capital, transacciones electrónicas, desarrollo de las comunicaciones, pero simultáneamente el territorio continúa siendo un referente identitario insustituible para la sociabilidad de la amplia mayoría de la humanidad. Asistimos a cambios sociales que encierran paradojas y contradicciones en forma permanente, como nunca antes se han generado pautas simbólicas comunes para casi toda la humanidad pero en paralelo también se han visto exacerbados los fundamentalismos étnicos y religiosos y por ende la aparición de conflictos que hablan de una incomunicación cultural.

En este escenario existen redes globales que articulan individuos, segmentos de población, regiones y ciudades, al mismo tiempo que excluyen otros tantos individuos, grupos sociales o territorios.

Consiguientemente, los países están atravesados por dicha lógica dual en la que se crean redes transnacionales que forman parte dinámica de la globalización, al mismo tiempo que se segregan y excluyen grupos sociales, al interior de cada región o ciudad. Puede asumirse que el nuevo mundo a principios de milenio implica transformaciones estructurales en las relaciones de producción, cuyas manifestaciones más claras en la sociedad son; el aumento de la desigualdad y exclusión social y la fragmentación del empleo.

Procesos crecientes de fragmentación socioeconómica y consecuente segregación urbana generan cambios a nivel de las estrategias de los hogares así como transformaciones de las pautas culturales. Aparecen crecientemente situaciones de situaciones de “vulnerabilidad y riesgo social” que particularmente afectan a jóvenes, mujeres y grupos carenciados (CEPAL-PNUD 1999).

Los impactos sociales de estos procesos afectan los históricamente altos niveles de equidad e integración social del país y la región. Tal como ha sido señalado, emergen crecientemente durante los años noventa diversas manifestaciones de fragmentación sociocultural. La marginalidad y la pobreza adquieren nuevas características que se basan en una inserción laboral precaria e insuficiencia de ingresos, movilidad social descendente y violencia urbana. Esto contribuye al aumento de la desintegración y se reflejan en la segregación residencial. En términos de los impactos en los procesos locales y regionales han implicado cambios en las formas de gestión y gobierno y cambios culturales conjuntamente con nuevas pautas de consumo.

Es de presumir que los impactos sobre las formas de gestionar el desarrollo son múltiples, desde las propias transformaciones de gobiernos (reforma del Estado, descentralización, etc.) a las consecuencias sociales de los procesos mencionados y los desafíos que esto plantea para las políticas sociales.

Antes estaba más clara la estructura jerárquica de los valores, hoy a través de los cambios experimentados en el ámbito cultural y lo social hay una multiplicidad que se entremezclan. Entran en contradicción, se superponen se redefinen todo a una velocidad acelerada que es impuesta por los cambios sociales y por la globalización, y los tiempos para la reflexión son muy acotados o inexistentes.

En síntesis, los actores perciben que conjuntamente con las transformaciones territoriales se ha experimentados cambios sociales importantes. El aumento y la complejización de las desigualdades son los aspectos destacados. Por un lado, la consolidación de una parte de la población con serias dificultades para la subsistencia y de otro sector de la población que se enfrenta a situaciones de vulnerabilidad. La fragmentación socio- territorial y cultural destruye espacios de integración existentes hasta el momento.

La expansión del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y así como la de los medios de comunicación también ejerce su impacto sobre las sociedades locales. Esto generará impactos sobre los procesos de socialización y cambios en los marcos culturales de referencia y las pautas de consumo cultural.

En las sociedades locales se evidencia la “globalización de los procesos socioeconómicos y culturales y manifestaciones de anomia colectiva”.

El modelo de organización en red, a partir del cual se estructuran las principales actividades de la sociedad de la información, también es un modelo referencial para los movimientos y redes sociales de resistencia y oposición al proceso de globalización neoliberal. En este escenario global y con la base tecnológica de Internet, las redes sociales de resistencia emplean de manera innovadora las redes informáticas, la política informativa y las formas organizativas en red. Dentro de esta nueva lógica, la capacidad de influir en la producción del espacio constituye un medio muy importante para acrecentar el poder social.

Al mismo tiempo, el modelo comunicativo de la Internet contribuye a reducir la dependencia de los canales tradicionales de comunicación. Las organizaciones cuentan con la oportunidad de difundir sus discursos y acciones más allá de las fronteras locales, logrando apoyos y reconocimientos a escala mundial; la mediatización de sus mensajes forma parte de las nuevas herramientas de lucha, la visibilidad de la acción se constituye en un requisito indispensable. Para ilustrar la exposición precedente se han seleccionado las siguientes manifestaciones convocadas desde la red.

  1. La lucha en la arena global


A lo largo de la década de los ‘90 surgen los grandes movimientos internacionales. El antecedente más destacado del activismo en Internet es el movimiento mexicano “zapatista” (EZLN) que en 1996 coloca el conflicto en el ciberespacio obteniendo apoyo internacional para su lucha (Encuentro itergaláctico). (Lowy, 2001) señala que para luchar de manera eficaz contra el “sistema” es preciso actuar simultáneamente en tres niveles: local, nacional y mundial. Para este autor, el EZLN es un buen ejemplo de ésta dialéctica: enraizado en las comunidades indígenas de Chiapas, en lucha al mismo tiempo contra la dominación sobre la nación mexicana y contra la hegemonía del neoliberalismo (Conferencia Intercontinental por la Humanidad y contra el neoliberalismo en Chiapas, 1996). Antecedente igualmente importante es el movimiento ecologista: Amigos de la Tierra o Greenpeace. Ambos fueron grupos que utilizaron internet en los noventa para poder coordinar acciones contra la aprobación del tratado de libre comercio. Otro ejemplo es el Movimiento de los Sin Tierra (MST) brasilero que tiene su base social en las movilizaciones y ocupaciones locales pero participa fuertemente en la red regional CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo) y en la internacional “Vía Campesina”. Otras redes de gran importancia son los movimientos coordinados por la Acción Global de los Pueblos (AGP), ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos/as), la Marcha Mundial de las Mujeres, la Campaña Continental contra el ALCA, Focus on the Global South, entre otros.

Posteriormente, lo que se dio en llamar la “batalla de Seattle”, el 30 de noviembre de 1999, marca el comienzo simbólico de las sucesivas movilizaciones de carácter global, denominadas por sus actores “contra-cumbres”. La protesta en la ciudad de Seattle (EUA) en contra de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se constituyó en la primera de sucesivas movilizaciones que le dieron a la protesta una impronta mundial (Lago, 2006). Con la consigna “que nuestra resistencia sea tan trasnacional como el capital! Un día de acción global, resistencia, manifestaciones y carnaval contra el sistema capitalista global”, se presentó como un enfrentamiento directo contra la globalización neoliberal y consistió en acciones de protesta simultáneas a la cumbre como resultado de alianzas entre movimientos diversos y heterogéneos (Wallerstein: 2004). A partir de Seattle la prensa mundial acuña la denominación de movimientos anti-globalización, posteriormente sustituida por “globalifóbicos”.

Las contra-cumbres se expresan como la confluencia de movimientos opositores a las políticas neoliberales que rechazan los acuerdos comerciales y las instituciones que los regulan; la OMC, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el G8 (grupo de los ocho países más poderosos) y diversos acuerdos regionales. Se concentran en objetivos diversos y las prioridades no siempre son las mismas: planes de ajuste estructural del FMI, peso de la deuda pública o del endeudamiento privado, aplicación de acuerdos internacionales como el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI), OMC, intercambios desiguales Norte-Sur, etc. Se dan cita en el lugar donde se desarrollan las reuniones de estas instituciones, como fueron los acontecimientos de Seattle, Washington, París, Praga, Génova, Gotemburgo, y muchos otros.

La Cumbre de las Américas que ha tenido lugar en Quebec-Canadá en abril de 2001, ha servido para dejar constancia de que las reacciones sociales al llamado movimiento de globalización económica y social también están organizadas a través de Interneti.


De hecho, la Red es uno de los aliados del movimiento antiglobalizador, y son muchas las organizaciones de tipo pacifista y librepensadora que convocan movilizaciones y publican información independiente sobre el movimiento, a través de Internet.


El movimiento antiglobalización ha encontrado en Internet su mejor aliado como instrumento de información independiente en el que difundir el pensamiento de un movimiento que adquiere dimensiones internacionales: la corriente ideológica y socioeconómica crítica con el neoliberalismo y el capitalismo de los países occidentales.

Numerosas asociaciones pacifistas y anti-globalización llevan convocando movilizaciones y protestas a través de Internet desde la Cumbre de Seattle del año 99, y continuaron en Melbourne, Praga, Niza y Davos. Por ejemplo, durante la pasada Cumbre de Quebec se convocó una manifestación a través de la página “Marcha de los pueblos”ii para protestar contra las medidas que se querían adoptar en la cumbre.

En el año 2003 la guerra de Irak se convirtió en el eje principal de la protesta mundial. Se produjeron movilizaciones en Londres, París, Rotterdam, Berlín, Washington y Madrid, registrándose la más importante en febrero de 2003, promovida desde el 3er Foro Social Mundial. En América Latina, simultáneamente, se consolidan las luchas contra el ALCA, en todos los países se conforman comités específicos que se articulan en red e incorporan a movimientos y organizaciones sociales y en febrero de 2002, en el Foro Social Mundial, se lanza la Campaña Continental contra el ALCA.

Las acciones en Gotemburgo y principalmente en Génova (2001) evidenciaron una creciente represión y criminalización de las acciones por parte de los Gobiernos y los Organismos Internacionales. Génova fue la sede de la cumbre del G8 y allí se desataran las protestas y sobre todo la represión mas violenta registrada hasta ese momento. El ex Presidente Bush sostenía que los globalifóbicos condenan a la gente a la miseria y el ex Primer Ministro Tony Blair consideraba que toda esta violencia va en contra de la democracia; la represión policial se convirtió en un escándalo, y las fuerzas policiales fueron duramente acusadas de violar los derechos humanos de los detenidos. Estos acontecimientos ocuparon la primera plana de los periódicos de todo el mundo y los debates y reflexiones se sucedieron varios días después, como saldo quedó claro que las manifestaciones pacíficas se vieron transformadas en violentas y la represión policial fue virulenta con tal de proteger la cumbre de los “poderosos”. Los organizadores deliberaban sobre si las siguientes cumbres tendrían que realizarse en lugares aislados donde los “globalifóbicos” no pudieran llegar. Se perfilaba un nuevo escenario. A partir de allí las “contracumbres” estarían rodeadas de medidas de seguridad extrema, el acceso a las cercanías de los lugares donde se celebraban los encuentros casi inexpugnables y la connotación de la protesta como “peligrosa”.

2 . Francia y las protestas sobre exclusión

Hace algunos años, de Seattle a Génova, los jóvenes altermundistas occidentales dieron la voz de alarma, gritándole en la cara a los representantes de la Organización Mundial del Comercio (OMC): ¡Vuestra criminal política de comercio hará estallar el mundo entero! Por única respuesta, el imperio y los subimperios que conducen aquella globalización, siguieron reprimiendo, invadiendo militarmente, ahondando la discriminación y el despojo comercial. Los sucesivos tratados comerciales profundizaron el empobrecimiento de los países subordinados al mercado mundial y sus pobladores comenzaron a migrar masivamente hacia el norte. Hasta entonces todo iba bien, los países ricos mostraban aquellas manifestaciones como ejemplo de la democracia neoliberal y los empresarios del norte aumentaban sus ganancias pagando la mitad de precio por la fuerza laboral tercermundista.

Repentinamente, en los primeros días de noviembre de 2005 el mundo recibió la noticia de que los ghetos parisinos se estaban sublevando contra el orden que los rebaja como seres humanos, a pesar de tener una cédula de identidad en sus bolsillos. Hoy se insurrecciona contra los efectos de la globalización, como son las medidas discriminatorias y marginantes de la democracia del mercado (Núñez Soto, 2005)iii. Insurrección que se extiende a toda Francia y amenaza con extenderse al resto de Europa.


Fruto todo ello del fracaso de una política integracionista que quiere mano de obra barata para limpiar sus casas y sus calles, pero sin que le ensucien sus alfombras o sus aceras.

  1. Los condenados de la tierra


Millones de latinoamericanos y caribeños siguen entrando a los Estados Unidos en busca de un pedazo de pan que dos siglos de capitalismo (inversión, empleo y crecimiento) no han podido suministrarles. Millones de africanos se juegan la vida a diario atravesando el Estrecho de Gibraltar para exigir aquellos derechos prometidos por la globalización de que así como las corporaciones llegan al tercer mundo, igualmente los pobladores del tercer mundo pueden llegar a Europa. Los migrantes y las migrantes se han convertido en uno de los sujetos de la injusticia y de la contestación, así como en uno de los segmentos más productivos del nuevo proletariado mundial, tanto para los grandes capitales metropolitanos como para los familiares de los migrantes que desde los caseríos de la periferia esperan mensualmente las remesas familiares.
Al desempleo que padecían en sus propios países se agrega ahora el racismo aristocrático y humillante de los blancos metropolitanos. En el tercer mundo eran ciudadanos de tercera categoría, en el primer mundo son ciudadanos sin ninguna categoría, considerados simplemente como caraille (escoria), según lo diría el propio Ministro del Interior de Francia.

Los que ahora se rebelan contra el infierno de la globalización son los mismos condenados de la tierra que Fanon otrora invitara a emanciparse del complejo colonial. Ayer los vimos conquistando la independencia política de los imperios europeos, hoy los vemos al interior de estos mismos imperios rechazando su condena y su castigo.


El tercer mundo llega al primer mundo. La metrópolis los necesita como esclavos, pero no logra asimilarlos como ciudadanos. No son sindicalistas porque no tienen empleo, no son gremios porque no tienen patrimonio, no se organizan legalmente porque no tienen permiso. Simplemente se insurreccionan, como lo que son, como marginados, testimoniando las contradicciones de la globalización.

La contradicción se convierte en conflicto, no hay policías para tantos migrantes insurrectos y la paz metropolitana se descompone. ¿Qué quieren?, se preguntan los medios de comunicación. Por el momento saben lo que no quieren: Racismo, humillación y desprecio, no seguir viviendo como hasta ahora lo han hecho, con la cabeza baja, esperando compasión, sensibilidad, comprensión, solidaridad, empleo, salud, educación, en fin, estado de derecho para ellos. Salir de la confusión. Si son ciudadanos franceses, aunque hijos de migrantes, ¿por qué tanta saña y odio por parte de la Policía, el conserje, el resto de ciudadanos? ¿Por qué el color de la piel tiene que generar tanta diferenciación?

La humillación se convirtió en rabiosa dignidad y comenzaron a quemar los símbolos de la jerarquía que los discrimina: vehículos, escuelas, bibliotecas, supermercados. Miles de incendios en pocas semanas, desobediencia a las autoridades, pérdida del respeto y del miedo, incluso diversión, la única que han tenido hasta ahora.


¿Qué hacer?, se pregunta la población francesa, atónita ante la rebelión de los condenados de la globalización y ante la pérdida repentina de su seguridad ciudadana.El FMI calla, pero sigue recomendando, aun en Europa, bajar los costos salariales y el salario mínimo, aumentar los impuestos indirectos y bajar los impuestos al capital, recortar los gastos sociales, gobernabilidad contra los terroristas de a pie, justificar el terrorismo de Estado como acción civilizatoria y democrática.

¿Qué arma utilizamos?, discuten las autoridades francesas, mientras desempolvan los mecanismos represivos que utilizaron hace medio siglo contra los abuelos argelinos de estos mismos muchachos. Finalmente, el gobierno se decide y decreta el estado de emergencia. Toque de queda en decenas de ciudades, suspensión de los derechos ciudadanos, persecución y arrestos, testimoniando así el fracaso del estado de derecho y la farsa de los derechos universales del hombre y del ciudadano.

  1. Protesta por crisis mundial


Desde mediados del 2008, Hungría, Bulgaria, Grecia, Letonia, Lituania entre otros, han registrado protestas más o menos violentas. Los analistas explican que se trata de problemas internos que se agravan con la crisis económica internacional. "Cada país afronta una situación nacional diferente y no veo en el horizonte una gran catástrofe en términos políticos en Europa", afirma Jacek Kucharczyk, subdirector del Instituto de Asuntos Públicos de Varsovia. Pero si algo ha quedado claro en la reunión del Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), es que la crisis amenaza con generar reacciones sociales violentas en todo el mundo y un resurgimiento del proteccionismo y el nacionalismo.

 La revuelta de la desigualdad sacude al mundo entero: de Moscú a Helsinki, de Londres a Washington y de Berlín a Buenos Aires. En Internet encontramos páginas que invitan a quemar o a colgar a los banqueros. El centro mundial de las finanzas en Londres aconseja a las empresas que exhorten a sus trabajadores a no pasearse más en traje y corbata para evitar riesgos. Aquellos que parecían ejercer un control irrevocable sobre las finanzas mundiales son ahora percibidos y calificados despectivamente como "extraterrestres", se les considera como personas de otro planeta. Cuando se obstinan en seguir cobrando primas y obteniendo privilegios, entonces son ejecutados, por lo menos moralmente, en los debates televisivos. Y probablemente esto sólo acaba de empezar (Beck, 2006).

No sólo aumenta la desigualdad, tanto en el marco nacional como en el global, sino que, ante todo, el rendimiento y el ingreso se han desacoplado ya por completo a los ojos de la ciudadanía. O peor aún: en el contexto del desmoronamiento de las finanzas mundiales se ha producido en las esferas más altas del poder un acoplamiento perverso entre gestión ruinosa e indemnizaciones millonarias. El pequeño secreto, que no hace más que agudizar la amargura, consiste en que este enriquecimiento codicioso se ha realizado de forma absolutamente legal, pero atenta a la vez contra todo principio de legitimidad.

La ira popular se enciende a causa de esta contradicción entre legalidad y legitimidad con la que la élite financiera ha incrementado fabulosamente su riqueza. Pero esta ira se enciende más aún, justamente, porque esta desproporción ha burlado todas las mediciones de los rendimientos y porque las leyes vigentes siguen encubriendo tan clamorosas desigualdades. Aquí también aparecen contradicciones en la apreciación. Unos dicen: necesitamos más impuestos para los que más ganan, ya que el mercado no está en condiciones de corregir sus propios excesos. Los otros consideran, según el viejo esquema, que esto no es más que una política de la envidia, y reclaman derechos que se apartan de las leyes.

La consecuencia de ello es que el grito de dolor socialista reclamando la igualdad es proferido justamente desde el centro herido de la sociedad y halla repercusión por doquier. Pero esta conciencia de la igualdad no hace ahora más que alimentar las desigualdades sociales de un modo políticamente explosivo. Las desigualdades sociales se convierten en material conflictivo que se inflama con facilidad, no sólo porque los ricos siempre son más ricos y los pobres más pobres, sino sobre todo porque se propagan normas de igualdad que están reconocidas y porque en todas partes se levantan expectativas de igualdad, aunque al final queden frustradas.

Una quinta parte de la población mundial, la que se encuentra en peor situación (posee, en su conjunto, menos que la persona más rica del mundo), carece de todo: alimentación, agua potable y un techo donde cobijarse. ¿Cuál fue la causa de que, en estos últimos 150 años, este orden global de desigualdades mundiales se mostrara a pesar de todo como legítimo y estable? ¿Cómo es posible que las sociedades del bienestar en Europa pudieran organizar costosos sistemas financieros de transferencia en su interior sobre la base de criterios de necesidad y pobreza nacionales mientras que buena parte de la población mundial vive bajo la amenaza de morir de hambre?

La respuesta es que éste es -o era- el principio de eficiencia que legitimaba las desigualdades nacionales. Quien se esfuerce será recompensado con bienestar, rezaba la promesa. A la vez, el Estado nación procuraba que las desigualdades globales se mantuvieran encubiertas y que pareciera que fueran legítimas e inalterables. Porque hasta entonces las fronteras nacionales separaban nítidamente las desigualdades políticamente relevantes de las irrelevantes. ¿Quién se preocupa por las condiciones de vida en Bangladesh o en Camboya? La legitimación de las desigualdades globales se basa así en el disimulo del Estado nación. La perspectiva nacional exime de mirar la miseria del mundo.

La revuelta contra las desigualdades realmente existentes se alimenta así de estas tres fuentes: del desacoplamiento entre rendimiento y ganancia, de la contradicción entre legalidad y legitimidad, así como de las expectativas mundiales de igualdad. ¿Es ésta una situación (pre)revolucionaria? Absolutamente. Carece, sin embargo, de sujeto revolucionario, por lo menos hasta ahora. Porque las protestas proceden de los lugares más distintos. La izquierda radical acusa a los directivos de los bancos y al capitalismo. La derecha radical acusa una vez más a los inmigrantes. Ambas partes se corroboran mutuamente en que el sistema capitalista imperante ha perdido su legitimidad. En cierto sentido, son los Estados nación los que se han deslizado involuntariamente hacia el rol de sujeto revolucionario. Ahora, de repente, éstos ponen en práctica un socialismo de Estado sólo para ricos: apoyan a la gran banca con cantidades inconcebibles de millones, que desaparecen como si fueran absorbidas por un agujero negro. Al mismo tiempo, aumentan la presión sobre los pobres. Semejante estrategia es como querer apagar el fuego con fuego.

Este proceso sólo fue posible porque los decenios anteriores engendraron en muchos ámbitos de la economía una suerte de espíritu del superhombre nietzscheano. Pequeñas empresas locales eran transformadas en potencias globales por superhombres de la economía, y éstos cambiaron adecuadamente las reglas del poder en vigor. Llevaron las finanzas a la esfera de lo incalculable, que nadie, ni ellos mismos, podía entender. Pero su actuación parecía justificarse en que elevaron a cotas inauditas sus beneficios, su poder y sus ingresos.

La ideología predicaba que cualquiera podía triunfar. Esto era válido tanto para el comprador de bajos ingresos que obtenía su primera propiedad como para el malabarista que ignora los riesgos incalculables. El paraíso en la tierra consistía en que el primero podía comprar con dinero prestado y el segundo podía hacerse aún más rico, también con dinero prestado. Ésta era, y sigue siendo ahora, la fórmula de la irresponsabilidad organizada de la economía global. Ahora, en la caída libre de la crisis financiera, ambos salen perdiendo, aunque no exactamente de la misma manera. Mientras que los ricos poseen un poco menos, a los pobres apenas les alcanza para vivir. Después de haber subido, ahora el ascensor vuelve a bajar. Pero esto no amortigua la capacidad explosiva de la revuelta de la desigualdad que hoy se cuece.

Las demandas de más igualdad, que encuentran su expresión en las actuales protestas, alcanzan la autoconciencia de Occidente en su núcleo neoliberal. En los decenios pasados se falsificó el sueño americano y sus promesas de libertad e igualdad de oportunidades por la promesa cínica de enriquecimiento privado. En realidad, este espíritu ha convertido a muchas y a muy distintas sociedades en dependientes de la droga de vivir con dinero prestado. La rutina diaria de las personas se basaba en la obtención de dinero rápido y barato, así como en la disponibilidad ilimitada de combustible fósil.

La vida misma ha perdido el control en ese anhelo permanente de obtener cada vez más y más. Ahora cabe preguntarse: ¿dónde están los movimientos sociales que esbozan una modernidad alternativa? De lo que se trata es de cosas tan concretas como de las nuevas formas de energía regenerativa, pero también de fomentar un espíritu cívico que supere las fronteras nacionales. Y de cualidades como la creatividad y la autocrítica, para que temas clave como la pobreza, el cambio climático o civilizar los mercados tengan un lugar central.

  1. Irán, protestas más allá de la religión


El fraude electoral ha convertido un momento político en un momento histórico tal como son los hechos ocurridos en junio de 2009. La quintaesencia del poder popular es la misma desde hace mucho tiempo, pero cada capítulo de su historia aporta una novedad. La innovación iraní de este año es el uso de las últimas tecnologías de la información y la comunicación. Los detalles sobre los lugares de convocatoria, las tácticas y los eslóganes se transmiten a través de Twitter, redes sociales como Facebook y mensajes de teléfono móvil. Se cuelgan vídeos de las manifestaciones y los tiroteos en YouTube y otras páginas web, a las que se puede acceder desde fuera del país y desde las que se pueden volver a emitir dentro de él. El David digital lucha contra el Goliat teocrático.

Todo eso no quiere decir que los jóvenes iraníes que utilizan Twitter para luchar por la libertad vayan a tener éxito a corto plazo. Ni que los matones basij no vayan a seguir atacando y asesinando a más estudiantes en sus residencias, como ya ha ocurrido. Ni que en Occidente debamos apresurarnos a aplicar la etiqueta de "revolución verde" y compararla con el derrocamiento del Sha hace 30 años. Ni que debamos ser ingenuos sobre los motivos de conspiradores clericales como Hashemi Rafsanyani, cuyas maniobras ocultas forman parte importante de esta historia.

Dos de cada tres iraníes tienen menos de 30 años. Muchos nacieron en una época en la que los mulás exhortaban a las familias a tener más hijos -pequeños "soldados del imán oculto", los llamaban los propagandistas- para fortalecer el nuevo régimen islámico y sustituir a los mártires de la guerra con Irak. Gracias a una enorme expansión de la educación superior en la República Islámica, millones de esos jóvenes han llegado a la universidad. Aproximadamente la mitad de esos licenciados son mujeres. Y más de dos tercios de los habitantes de Irak viven en las ciudades. Esta población joven, urbana y cada vez más educada quiere trabajo, vivienda, oportunidades y más libertad. Cualquiera que haya viajado por Irán y haya hablado con los jóvenes sabe que están muy insatisfechos. La semana pasada lo vio todo el mundo: sobre todo en los rostros y las palabras inolvidables de esas iraníes que, como mujeres en un Estado islámico, necesitan doblemente el poder de los impotentes.

Nos encontramos, pues, con que la revolución islámica ha engendrado los hijos que acabarán devorándola. Los que tenían que haber sido los "soldados del imán oculto" acabarán expulsando, un día, a los autodesignados soldados de ese imán oculto, como Mahmud Ahmadineyad. Pero no parece probable que eso vaya a ocurrir hoy ni mañana.

Por ahora, concentrémonos en las elecciones robadas. La escala y el descaro del fraude electoral han convertido un momento político en un momento histórico. Si el régimen hubiera amañado las votaciones para que Ahmadineyad hubiera ganado por poco, digamos un 52%, y los candidatos de la oposición hubieran ganado en sus circunscripciones de origen, habría habido protestas, pero seguramente no de esta dimensión. Muchos, incluidos los gobiernos occidentales, quizá habrían aceptado los resultados y habrían reconocido que Ahmadineyad cuenta con un nivel significativo de apoyo real. Pero el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, autorizó esta victoria abrumadora y fraudulenta e incluso la bendijo y dijo que era un "juicio divino".

Los brazaletes verdes que llevan los manifestantes en Irán son una muestra de la energía con la que una población joven e insatisfecha combate a un régimen islámico fragmentado (Garton Ash, Timoty , 2009)iv. Independientemente de lo que ocurra a partir de ahora, Irán ya ha escrito un nuevo capítulo en la historia del poder popular. Cada hombre y cada mujer iraní que ha atravesado una barrera personal de miedo para manifestarse pacíficamente por las calles de Teherán, Isfahán y Shiraz con un brazalete verde ha hecho historia.

La frustración, desesperanza y descontento de millones de iraníes —13 millones, según el Gobierno, votaron a Musavi— han vuelto al magma del volcán. Si el deseo de democracia, el nacionalismo y, en el caso de Polonia, la religión acabaron con el comunismo en Europa oriental y central, en Irán el nacionalismo y la religión son banderas compartidas por todos los bandos que luchan por el poder.

  1. Protesta contra Chávez

Un grupo de colombianos, cuya identidad se desconoce, convocó a través de las redes sociales de Facebook y Twitter a una gran marcha mundial contra el presidente venezolano Hugo Chávez para el 4 de septiembre de 2009, informaron medios locales. La marcha, que tiene el lema “No Más Chávez”, se plantea como un movimiento internacional que realizaría jornadas de protesta en las principales plazas de varias ciudades del mundo. La convocatoria rechaza lo que denomina "hipocresía en Chávez" y califica al presidente venezolano de "intervencionista". "Estamos cansados de que juegue con el destino económico de millones de personas según el vaivén de su estado de ánimo. Estamos cansados de sus obscenidades, de sus groserías, de su demencia. No Más Chávez!" Dijeron los administradores de este grupo de Facebook.

El diario El Tiempo de Colombia del 4 de Setiembre de 2009, en su edición digital, reveló que los organizadores del grupo se reunirán el lunes en la sede de la Fundación Un Millón de Vocesv .

Las relaciones entre el gobierno de Chávez y del presidente colombiano Álvaro Uribe se encuentran en un momento muy tenso debido al acuerdo de Bogotá con Washington para permitir a militares estadounidenses el uso de siete bases en Colombia.


A eso se sumaron recientes declaraciones del mandatario venezolano que anunció que tiene derecho a difundir sus mensajes y planteamientos en Colombia, lo que fue considerado por el gobierno en Bogotá como expansionismo.

La aparición del grupo anti Chávez en la red Facebook se suma a las de varias vallas contra el mandatario venezolano y el presidente ecuatoriano Rafael Correa en la capital colombiana. La protesta nació de la indignación de cuatro grupos de jóvenes de Colombia tras las declaraciones que Chávez hizo el 23 de agosto en su programa dominical Aló, Presidente, en las que acusaba a los colombianos de ser “traidores” y los invitaba a sumarse a su “doctrina bolivariana”. Las principales marchas tuvieron lugar en Colombia, Honduras y la ciudad estadounidense de Miami, con varios miles de participantes; mientras que en Caracas, los actos a favor y en contra del gobernante convocaron a varios cientos de personas.

Otras ciudades del mundo, como Nueva York (Estados Unidos), Madrid y Barcelona (España); Buenos Aires (Argentina); Santiago de Chile; Panamá; Quito (Ecuador); La Paz (Bolivia); París (Francia) y Berlín (Alemania) fueron escenario de actos en contra del Mandatario venezolano, aunque en ningún caso lograron superar los 200 asistentes.

Las protestas anti Chávez se sienten en unos 12 países. Los organizadores aseguran que participaron 100 ciudades. Chávez, de gira por Siria, restó importancia a las protestas y las calificó de “estúpidas”. “Vaya y marche contra Chávez, porque no es contra Chávez, es contra los pueblos”, expresó el presidente venezolano en una transmisión de Tele Survi.

Conclusión


Vivimos una tercera globalización de la era "moderna" --si del Renacimiento europeo, convencionalmente, hacemos partir la modernidad-- y, como en las anteriores, las realidades económicas se adelantan a las necesidades sociales y a las normas jurídicas, tanto internas como internacionales. Hay una nueva realidad. Falta una nueva legalidad.

En este mundo interconectado, dirigido por el mercado, sólo sobreviven los
más fuertes. El mercado sólo ofrece protección a los solventes y, en este nuevo orden en que la solidaridad humana no es ya un imperativo, los demás seres son postergados y marginados.

Gracias a la globalización, sólo prosperan las actividades que posean cuatro
atributos principales: que sean de naturaleza planetaria, permanente, inmediata e inmaterial.

En este mundo interconectado, dirigido por el mercado, sólo sobreviven los
más fuertes. La vida es una pelea, una constante competencia, y adaptación, es algo que se impone a todos y a todo. En este nuevo orden social los individuos se dividen en "solventes" o "insolventes". El mercado sólo ofrece protección a los solventes y, en este nuevo orden en que la solidaridad humana no es ya un imperativo, los demás seres son postergados y marginados.

El aumento y la complejización de las desigualdades son los aspectos destacados. Por un lado, la consolidación de una parte de la población con serias dificultades para la subsistencia y de otro sector de la población que se enfrenta a situaciones de vulnerabilidad. La fragmentación socio- territorial y cultural destruye espacios de integración existentes hasta el momento.

La expansión del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y así como la de los medios de comunicación también ejerce su impacto sobre las sociedades locales. Esto generará impactos sobre los procesos de socialización y cambios en los marcos culturales de referencia y las pautas de consumo cultural.

Los descontentos no detendrán la globalización de hoy. Pero los agravios son reales. No sólo manifiestan ánimos anárquicos e ideologías impermeables, sino descontentos válidos contra la percepción de las crisis ecológicas, el deterioro urbano, la pésima distribución de la riqueza mundial, los enfrentamientos culturales y el simple dolor y desesperación de millones de seres humanos excluidos de los beneficios sociales.

Nos ahogaremos todos --fuertes y débiles-- si no le damos legalidad a la realidad, si no le damos la cara a las graves injusticias del mundo en el que vivimos. Las protestas contra la globalización deben empezar por las soluciones locales. Contamos con capital social abundante. Lo desperdiciamos, con o sin globalidad. La globalización nos impone a todos el deber de empezar por casa y darle a nuestros propios ciudadanos una vida tan importante como la educación que reciban y la cultura que hagan valer.

Una de las creaciones globales, la red digital debe servir para mejorar la calidad de vida de las mayorías, si que queremos aprovechar el instrumento cultural creado por el hombre actual, ello revertirá la mundialización de las protestas. Es nuestra oportunidad!

Notas aclaratorias

i El movimiento antiglobalización se organiza también desde Internet Publicado el 01/06/2001.

Fuente. http://www.idg.es/IWORLD/impart.asp?id=121905. Consultado el 19/10/2009.

ii El movimiento antiglobalización se organiza también desde Internet. Número: 39   Sección: Aldea Global. 6/1/2001 Fuente. http://www.idg.es/IWORLD/articulo.asp?id=121905. Consultado el 20/09/09.

iii Núñez Soto, Orlando. Estalla la globalización en Francia. En ALAI, América Latina en Movimiento. 16/11/2005. Fuente. http://alainet.org/active/9781&lang=es. Consultado el 17/08/09.

iv Garton Ash, Timoty. Iran. Los hijos de la revolución. En diario El País. es. 21/06/2009.

Fuente.http://www.elpais.com/articulo/opinion/hijos/revolucion/elpepusocdgm/20090621elpdmgpan_1/Tes. Consultado el 20/10/09.

v Manifestación contra Hugo Chávez no podrá llegar a la Plaza de Bolívar en Diario el Tiempo de Colombia. Sección Política. 4 de Setiembre de 2009. Fuente.

http://www.eltiempo.com/colombia/politica/uso-de-la-plaza-de-bolivar-para-manifestacion-

contra-hugo-chavez-no-fue-autorizado-por-el-distrito_6008807-1. Consultado el 30 de Setiembre de 2009.

vi Chávez tacha de "estúpida" la marcha mundial organizada en su contra. 4 de Setiembre de 2009.

Fuente. http://www.europapress.es/internacional/noticia-chavez-tacha-estupida-marcha-mundial-organizada-contra-20090904170523.html. Consultado el 1/10/2009.



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Abstract
In an era marked by the inter connectivity, multiple links between mass media, information technology and telecommunications with the network are almost indispensable to our way of life. By modifying the way we work, have also transformed the modes of protest. The article features some of the global era. Then he founded the authors approach the subject and finally are cases of protests across the network.It provides a reflection on the virtualization of our actions (protests), beyond the outcome of these negotiations.


Dra. Renee Isabel Mengo

Córdoba-Argentina




En Globalización: RENEE ISABEL Mengo


Marzo 2010 Desde la caída del Muro de Berlín a la Crisis económica Internacional. -Cambios y sucesos en el Sistema Mundial-

Marzo 2009 Influencia Neoliberal en la Reforma del Estado en Latinoamérica -Ciclos y Representantes-

Nov 2008 Migraciones en la Era global. Latinoamericanos hacia Estados Unidos de Norteamérica: Transformaciones socio-culturales




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