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Diciembre 2010

¿QUÉ ES EL ENFOQUE SISTÉMICO

DE LOS SISTEMAS PENSANTES?



Walter Ritter Ortíz y Tahimi E. Perez Espino

Centro de Ciencias de la Atmósfera. UNAM,

Circuito Exterior. CU. 04510 México DF. México

INTRODUCCIÓN

En la vida cotidiana no es nada extraño cuestionar respecto a la existencia de situaciones que no concuerdan con lo que se entiende como sentido común. Así por ejemplo a diferentes niveles de realidad se suele preguntar: ¿Por qué cuando las cosas marchan bien, tarde o temprano dejan de funcionar, y los grupos que se forman con el propósito de ayudarse mutuamente, terminan casi siempre en enfrentamientos? ¿Por qué a los recursos se les dan usos inferiores que conducen al bajo rendimiento además de ser insostenibles y en general se aplican a un solo uso, a pesar de que hay otros usos superiores, de alto rendimiento, sostenibles y con la posibilidad de emplearse en forma múltiple, que podrían redituar en un beneficio neto mayor? ¿Por qué no se invierte en la protección y fomento de los recursos naturales aún cuando se sabe que eso produce a largo plazo un valor neto positivo, al elevar la productividad y aumentar la sustentabilidad? ¿Por qué desapareció el imperio Maya? ¿Por qué al intentar premiar la productividad y la creatividad se termina premiando lo más trillado y se ignora la originalidad y los temas realmente de frontera? ¿Por qué se tiende a aceptar lo irracional y se permite que prevalezca en forma repetitiva hasta convertirse en costumbre?

En varias ocasiones, también, hemos sentido que nuestras vidas se descontrolan y se encaminan a situaciones caóticas y no tan sólo de forma ocasional sino de manera permanente. El significado de este caos sólo ha comenzado a investigarse, pero no cabe duda que la comprensión individual o colectiva del mismo puede cambiar radicalmente nuestras vidas, Emery(1969), Lazlo(1972a), Gleick(1987), Senge(1990), Peat and Briggs(1990).

A lo largo de la historia de la humanidad, se observa que conforme tenemos un mayor entendimiento de las leyes de la naturaleza, descubrimos que los problemas de la sociedad que inicialmente se manejaron en forma simple, como fenómenos lineales de causa-efecto, en realidad son complejos y están interconectados y, se generan muchas veces, en las mismas políticas bien intencionadas que tratan de resolverlos, actuando sobre los síntomas y no sobre las causas; con lo cual, se producen beneficios sólo a corto plazo que inducen a actuar nuevamente sobre los síntomas.

Es decir que en la mayoría de los problemas que se intentan resolver, existe de antemano una ineptitud para plantear, comprender y manejar los sistemas complejos, además de ignorar que las principales amenazas a la supervivencia de estos sistemas no proceden de hechos repentinos sino de procesos lentos y graduales. Estas preguntas y otras situaciones similares tienen un origen común, de tal manera que se pueden resolver con la misma metodología.

Para quien puede percibir modelos de interconexión es fácil ser un pensador sistémico. El análisis de sistemas es una herramienta adecuada para enfrentar este reto, ya que nos permite cambiar la percepción del problema al detectar distintos niveles de interacción entre las variables que conforman el problema, es decir, nos facilita apreciar una mayor cantidad de perspectivas de un mismo problema. No vemos más allá del problema que se presenta y, por lo tanto, proponemos soluciones sintomáticas y de arreglo rápido, que no resuelven los procesos disfuncionales más importantes, que dan origen al problema.

Nos esforzamos en vano contra los problemas persistentes, sin observar que el problema se definió de modo tal que nunca podrá resolverse. También, aplicando el pensamiento y la energía en el lugar equivocado o al nivel erróneo. Igualmente es más fácil encontrar alguien a quien culpar, que examinar la forma en que los propios esfuerzos complican las dificultades que se tratan de superar.

Un problema se crea, perpetúa y con frecuencia empeora por el manejo erróneo de una dificultad. Definir un problema es un problema. Personas distintas pueden percibir de manera diferente un problema o el propósito de una reunión, proyecto o procedimiento. Los problemas no tienen existencia independiente a uno mismo: los crean nuestras mentes, acciones y conversaciones. Requiriendo atención especial cuando llegan a cierto grado de complejidad, ya sea de detalles o dinámica.

La complejidad dinámica se da en situaciones en las que la acción lleva a resultados distintos en el corto y a largo plazo o bien, si una acción tiene un conjunto de consecuencias locales por un lado y externas por otro; o asimismo, si las intervenciones obvias producen resultados no tan obvios.

El pensamiento sistémico proporciona métodos más eficaces para afrontar estos problemas con mejores estrategias de pensamiento al profundizar y ampliar nuestros puntos de vista. Además por ser integral el razonamiento es más claro y profundo y por ende mejora la comunicación, Briggs y Peat(1999). Nos permite desarrollar una metodología innovadora para descubrir patrones de comportamiento que se repiten en los acontecimientos de la naturaleza y la vida cotidiana.

Así, los problemas ambientales tienen una dimensión de cantidad y otra de calidad y cuando los de calidad se tornan graves, se convierten en problemas de cantidad, porque la cantidad se vuelve insuficiente para obtener una calidad determinada. Y si se habla además de la degradación del medio ambiente, es importante tener presentes sus tres dimensiones: cantidad, calidad y diversidad, como también su interdependencia. Sobre todo porque la diversidad tiene un valor esencial en la productividad y la sustentabilidad; así como en el desarrollo económico a largo plazo; su preservación será una forma de inversión para el futuro.

Quienes toman las decisiones sólo suelen considerar los beneficios inmediatos, y no los costos a largo plazo. Así vemos que los bosques se convierten en paramos a cambio de muy pocos beneficios, dejando un enorme costo de rehabilitación presente y futura. Además de que una vez que se produce una degradación ambiental excesiva, ya no vale la pena tratar a través de la rehabilitación de obtener el nivel que habría sido óptimo, porque los costos se hacen muy elevados, la efectividad es escasa y los mismos intereses de las personas involucradas son más fuertes. Determinar cuanta erosión se puede permitir puede ser la diferencia entre el crecimiento exuberante y la desertificación.

Por el hecho de basarnos en los síntomas y no en su causa medular, se suele carecer de una visión con capacidad de lidiar con el problema, que nos pueda ayudar a definir su verdadera dimensión, y a sugerir una intervención eficaz en la solución de éstos. Las implicaciones económicas de esto, pueden llegar a ser contradictorias e ir en contra de la intuición, por lo que es conveniente observar que:

  1. El uso excesivo, el desperdicio y la falta de eficiencia coexisten con la creciente escasez e insuficiencia de los recursos.


  1. Un recurso renovable cuya administración podría ser sostenible es explotado como un recurso minero. Usando una cantidad mayor de esfuerzo y costo, siendo que con una cantidad menor se habría podido generar un nivel más alto de producción, mayores ganancias, sustentabilidad y menores daños para el recurso.

  1. Se emprenden proyectos sin tomar las medidas adecuadas ni generar beneficios suficientes para indemnizar a todos los afectados, de modo que su situación sea mejor con la presencia de ese proyecto que sin el. Donde las comunidades locales, por sus tradiciones e intereses, podrían ser los administradores más eficaces de dichos recursos.



La primera prioridad debe ser la de suprimir las políticas cuyos costos ambientales sean sustanciales y que crean incentivos malignos que van en detrimento de la economía y del medio ambiente. Donde muchas de estas distorsiones no sólo son fuente de la falta de eficiencia, sino también de la falta de equidad y de la perpetuación de la pobreza, Holling(1993), Capra(1982,1991).

La ciencia es sistematización y la sistematización es simplificación. Sin simplicidad no existe la ciencia. La diferencia entre lo simple y lo complejo es una diferencia de organización, no de componentes, donde los sistemas complejos se comportan de formas que no obedecen las reglas sencillas de nuestro universo físico, por el contrario su comportamiento es sorprendentemente complicado pero a la vez flexible y libre y llega a trascender sus orígenes físicos. Se caracteriza por la adaptabilidad, evolución, reproducción, autocomplicación y autorregulación, Ashby(1947,1972), Carnap(1934), Parsegian(1972), Boulding(1985), Brigs y Peat(1999). En la ciencia no hay progreso, solo cambio de perspectiva; donde la verdadera función de la ciencia, según Popper(1972, 83, 85) no es demostrar teorías sino refutarlas. Donde si la predicción no se cumple, se demuestra que la teoría es falsa y se debe desechar; no tiene caso tratar de reparar la teoría científica caída, suministrándole una excepción o adaptándola para explicar su falla. Una vez que una predicción crucial demuestra ser falsa, se debe abandonar o bien reelaborarla totalmente. Una teoría no es probada solo corroborada. Ciencia es aquel conocimiento que se obtiene a través de observaciones exactas y correcto pensamiento, mientras que la verdad nace de la contradicción y es la misma en todas partes. Para James Lovelock(1973, 79) creador de la teoría “Gaia”; los grandes equipos de laboratorio son útiles para verificar hipótesis, pero de nada sirven para concebir teorías realmente nuevas. Las teorías principales o “paradigmas” son como gafas que se ponen para resolver “enigmas”. Revisten gran valor practico, ya que sin ellos el científico no sabría adónde mirar ni cómo planear un experimento y reunir datos. Las observaciones y experimentos de la ciencia a su vez, se basan en las premisas de las teorías e hipótesis. La visión sistémica de los sistemas pensantes no concibe descripciones súper complejas de los sistemas, por el contrario busca que sean simples, que iluminen el mundo de la naturaleza y lo hagan comprensible. Estas metodologías no tuvieron una acogida favorable en su época; “sabemos que no hay mejor manera de hacer enemigos, que cuando tratamos de cambiar las cosas”, pero hoy en día se encuentran sólidamente asentadas y acogidas por el mundo científico actual. Los fenómenos tanto personales como de la naturaleza o de la sociedad son constitutivamente complejos; esta propiedad tiende a aumentar al interaccionar y relacionarse unos con otros, ya que se generan nuevos niveles de realidad, Green y Green(1977), Green(1994), Haken(1987), Holland(1995). Tales percepciones exigen construir conocimientos correlativamente complejos, coordinados por una metodología innovadora como el pensamiento sistémico de los sistemas pensantes, que analice el conjunto de interacciones, por un lado; y sus partes, por otro. Para este enfoque sistémico todas las partes mantienen una interacción recíproca y cada parte, por pequeña que sea, puede influir en el comportamiento del conjunto, esto implica que la forma de actuar de un sistema no es predecible mediante el análisis de sus partes por separado, y donde es la estructura del sistema y no el esfuerzo de las personas lo que determina los resultados, además, sirve para adentrarse con una mayor profundidad en la comprensión de la complejidad de un proceso y descubrir, si es posible, la forma de mejorarlo. A nivel personal permite guiarse con eficiencia uno mismo o a otros y amplía la visión para ser más creativos y eficientes en el planteamiento y la resolución de problemas, lo cual lleva a una mejor funcionalidad de las cosas. Se basa en la premisa de que: si realmente lo comprendes, entonces puedes intentar cambiarlo. En resumen:

Esto no significa que rechacemos el concepto reduccionista sino que los fenómenos no solo deben ser estudiados a través de un enfoque reduccionista, también pueden ser vistos en su totalidad, ya que existen fenómenos que sólo pueden ser vistos y explicados en su totalidad que los comprende y del que forman parte a través de su interacción.

interacciones más complejas, se tiende a tomar en cuenta su medio o

entorno, es decir su totalidad.