Federiquito: A Tres años de su ausencia
Diciembre (3) te gusto pa´que te vayas
Que sea tu cruel adiós mi Navidad .
Si va a llegar el día que me abandones
Aquello que dejaste fue lo que más quisiste.
Pero ya no hay remedio
Mtra. Eugenia Azcatl Hernández
San Bernabé Temóxtitla
Un Huehue, un gran Huehue, un hombre verdaderamente sabio, humano e intenso. Un hombre de sangre Latina, y mexicana. Chile fue su tierra, fue su gran añoranza, pero México fue su pena, fue su tierra cercana, sembró semillas de luchas en nuestros corazones. Federico García Morales fue un hombre de los que hacen falta hoy, día a día. Me recordó que no hay mejor lucha que las ideas, con el pensamiento, con la palabra para dejar huella en las mentes de los hombres. No le alcanzó la vida para decir todo lo que tenía que decir. No le alcanzo el papel para prolongar su larga historia y su extenso saber.
Gustaba de la más grande sencillez y el más profundo gusto del buen comer, el buen beber y el buen placer. Amaba México más que un mexicano cualquiera y vivía a la Chilena como ningún otro chileno. Compartir con él la mesa era deleitarse con un buen vino, unas patatas y un arroz blanco, con su sazón especial y único, hacia de una comida sencilla, un verdadero manjar. Viajar y recorrer zonas arqueológicas mexicanas como Yahualichan era otra de sus actividades más placenteras. Recorrió cada rincón de Latinoamérica desde Chile hasta Guatemala, se enamoró y se asentó en Tlaxcala durante más de 15 años.
Su amable corazón lo repartía trozo a trozo hasta quedarse sin nada, estando lleno de todo. Un hombre con gran vitalidad, amaba la vida, y la vida lo amó a él. La alegría era su mejor arma para luchar contra las adversidades. Siempre dispuesto a continuar. Un hombre que sabía lo que decía y por qué lo decía. Soñaba y vivía cada día con intensidad. Nunca le faltó pasión a las cosas que hacía, para que de una forma u otra dejara rastro y brecha abierta.
Un gran crítico social y ambientalista. Siempre preocupado por lo que le acontecía a la madre Tierra.
" .Amabas también la naturaleza, y recuerdo de pequeña que plantabas árboles con una cuchara de té y no con una pala como lo haría el resto, pero eran justamente esos árboles los que más resistían y más fuertes crecían. Creo papá que nos plantaste a Florencia y a mí con cuchara de té: somos fuertes y enraizadas, para que no nos bote el viento ni nos queme el fuego, para que siempre nos sintamos orgullosas de ser quienes somos. De ti yo heredé la pasión y la impulsividad, la forma de mis ojos, mi nariz Florencia tu temperamento, el gusto por la historia y la comida y la forma de tus manos " (sus hijas)
Un hombre que amaba los tangos argentinos, la vida latina y sufría por cada suceso injusto que le acontecía al mundo de los hombres sin libertad. Un hombre que creía que otro mundo es posible. Un hombre que sabía que las luchas son constantes y deben ser con coraje y fortaleza para ganar batallas y la propia guerra por un mundo mejor.
Díez años de lucha y trabajo en su revista Globalización, logró trascender fronteras y abrir el pensamiento a los incrédulos, a los que desconocen los poderes del sistema. Su revista es una ventana al mundo que no vemos en la televisión y no escuchamos en la radio. Es una bandera que debe ser el estandarte de nuestras luchas. Su más grande herencia: los libros. Libros, vida mucha vida, donde todo tenía sentido y su legado al mundo, su propia vida.
La muerte nos lo arrebató, se lo llevó. Hasta el último momento sus días fueron una gran lucha, una cruel lucha. Pero la muerte se lo llevó. Nos dejó vacíos y llenos de dolor. Pero, nuestros amados muertos nunca mueren, siempre están acompañándonos, cuidándonos, mirándonos, y amándonos como nosotros a ellos. Sus suaves manos y llenas de fuerza nos acompañan, nos guía en este mundo loco.
Federiquito que te llevó la calaca
Dile que te ponga una placa
Que diga: yo vivo la vida aquí y allá.
Mtra. Eugenia Azcatl Hernández
San Bernabé Temóxtitla, Ocoyucan, Puebla, México
Diciembre 2010
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