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Julio 2010

Mentalidad colonial y «gobierno de cambio»
Félix Patzi

En : Historia, coyuntura y descolonización.
Katarismo e indianismo en el proceso político del MAS en Bolivia

Fondo Editorial Pukara
Edición electrónica 2010
La Paz, Bolivia
http://periodicopukara.com/archivos/historia-coyuntura-y-descolonizacion.pdf
Pg. 51

Félix Patzi

Nació en 1967 en la provincia Aroma, La Paz. Licenciado en Sociología con maestría en Historia Agraria. Doctor en Ciencias del Desarrollo. Catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés, UMSA, de La Paz. Invitado por el Movimiento al Socialismo, MAS, fue ministro de Educación en el 2006 y secretario general de la Prefectura paceña. Se postuló el año 2010 como candidato a Gobernador por el departamento de La Paz, candidatura que le fue negada por el MAS aduciendo haber sido capturado conduciendo su vehículo en «estado inconveniente».
En principio agradecer la invitación y también la presencia de ustedes. Este va ha ser un momento propicio para intercambiar ideas sobre los temas de coyuntura, política y descolonización. Solamente voy a referirme a eso haciendo una especie de corte. Es decir, un corte que significa quizás ahora cómo veo desde lo exterior, además de lo interior.

Todos sabemos que los acontecimientos del año 2000 abrieron una posibilidad de construir otro tipo de país. Se abrió la posibilidad de saldar salidas, de dar soluciones a los problemas históricos, especialmente a esa historia más vieja que viene desde la conquista y a la que todos los Kataristas Indianistas hemos trabajado buscando solución a la exclusión y la discriminación fundamentalmente.

El año 2000 se abrió también posibilidades para los luchadores la izquierda. Se abrió también la posibilidad de construir otro país en sus conceptos de bienestar social. Así, para izquierdistas, indianistas y todas las corrientes críticas a esta estructura social era fácil unirse, porque había un enemigo común, el enemigo común era la oligarquía, la derecha, que se había apoderado del poder.

Evidentemente era fácil organizarse contra la derecha, esa derecha estricta en su estructura colonial y que dominaba desde hace décadas. Contra esa derecha era muy fácil organizarse con el único objetivo de derrotar a esa estructura vieja y hacer una estructura de una fuerza nueva, de una fuerza nueva compuesta, diría yo, de una multiformidad, de una diversidad de ideologías. No se entiende de otra manera el 2005 y el avance en la lucha electoral: ¡Se ganó con el 54%! ¡Alegría, felicidades todos!

La esperanza se articuló quizás alrededor de dos temas estructurales. El más inmediato fue la nacionalización de los recursos hidrocarboríferos, que había sido una lucha que conjuncionó tanto los indígenas como a los que apuestan por la izquierda y que de alguna manera apuestan por el socialismo. Pero la expectativa indígena, aquello en que los indígenas depositaron más su confianza fue en la Asamblea Constituyente, precisamente porque se la concebía como el instrumento para cambiar esa historia de exclusión, esa historia de negación y discriminación.

La Asamblea Constituyente debía elaborar una nueva Constitución que era la esperanza que iba a solucionar ese problema estructural de exclusión entre indígenas y no indígenas. En esta lucha había todavía un enemigo común con el que todavía se medían las fuerzas. En el referéndum disputan una fuerza vieja contra una fuerza nueva; una fuerza vieja cada vez con tendencias a perder y una fuerza nueva con tendencia a ganar. Pero esta fuerza ganadora tiene ya grandes debilidades: debilidad ideológica, porque juntaba diversas ideologías, desde las posiciones kataristas (y los de katarismo tienen diversas corrientes, como en el marxismo hay diversas tendencias desde trostkistas hasta moscovitas) hasta las diferentes izquierdistas. Entre estas diferentes ideologías, entre estas diferentes líneas, los izquierdistas han sido los más beneficiados, los más aventajados, pues estaban prácticamente muertos, no representaban a nadie, pero el estar en la estructura de gobierno los revivió. Esta izquierda no revivió desde las luchas sociales, sino desde el poder de gobierno que le fue dado, esta es una historia real.

Una vez en gobierno, el MAS acumula triunfos electorales: 62% con la Constituyente, con el Referéndum 67%. ¡Maravilloso, jamás visto en la historia ni siquiera de América Latina! En términos de lucha electoral el triunfo ya estaba claro. Aquí hay que destacar como paréntesis dos cosas:

La primera gestión de gobierno del MAS se compone de tres troncos ideológicos: el neoliberal acomodadizo pragmático, que es una línea que está presente en la estructura de gobierno; la otra línea es fundamentalmente la de izquierda tradicional y la última línea (que no es decisiva sino algo marginal) es la que llamaríamos indianista.

Esas diversas corrientes en el inicio están coexistiendo, pero a medida que vamos avanzando en la derrota del enemigo dos de ellas -la del neoliberalismo o liberalismo reformado acomodadizo, pragmático y la otra, la izquierda tradicional- van ocupando mayor fuerza en la estructura de gobierno, mientras que cada vez a medida que pasa el tiempo la línea Indianista Katarista va siendo marginanda y después excluida.

Finalmente, para finales del 2007, 2008, se quedan solamente los troncos ideológicos neoliberal y marxista y el Katarismo Indianismo es totalmente excluido.

Quienes apuestan por el Katarismo Indianista están en esa época totalmente ya al margen. Cuando indico al margen no me refiero solamente como posición ideológica, sino que se está al margen ya como presencia física en la administración de gobierno. La batalla final en este proceso de exclusión se da el seis de diciembre, en ocasión de las lecciones generales, cuando el MAS derrota definitiva a la derecha y a la oligarquía en términos políticos.

Ahora le toca al MAS la hora de la verdad. Ya no hay enemigo único al frente y empieza a surgir en su interior lo que yo llamo discrepancias ideológicas. No son públicas, sino subterráneas.

Yo comparto con Walter Reynaga el análisis de que se apoderó de este proceso de cambio la izquierda tradicional, y en términos políticos yo lo puedo llamar con nombres y apellidos. Empieza a administrarse el poder desde una persona, desplazando al resto de las corrientes y al resto de los protagonistas. El desplazamiento se da también a nivel del discurso, que es ya explícito de socialismo.

Sin embargo, el socialismo no fue apuesta del movimiento social como tal. El movimiento protagonista de este proceso es el movimiento indígena y su apuesta no fue de reivindicación del socialismo. Quienes posicionaron al socialismo en el debate fueron Evo Morales y Álvaro García Linera. Así empieza el debate interno sobre qué es socialismo y sobre el socialismo y la experiencia de Lenin, de Stalin, donde es fundamental la colectivización pura desde los más pequeños negocios. Evidentemente, esa experiencia históricamente ha llevado a la miseria y a la penuria a quienes en el mundo han estado en este tipo de socialismo.

Mi participación en ese debate se trasluce en tres artículos que publiqué en el periódico La Razón de La Paz en los que critico, primero, los bonos: segundo, la visión del socialismo que impera entonces en el MAS. Yo digo explícitamente que el socialismo concebido como lo hicieron Lenin y Stalín, como estatización de la economía y administrado por una burocracia que vive de la plusvalía de la gente, pero que no libera al trabajador y que más bien lo somete a la súper explotación, es peor que el capitalismo. Eso ha sido la Unión Soviética y eso es Cuba.

Cuba está viviendo en la miseria, miseria que Bolivia ni siquiera conoce. Es cierto que en Cuba existen buenos servicios de educación y de salud, pero en la parte realmente económica es miseria y penuria.

Basado en ese tipo de socialismo de miseria y penuria han acuñado aquí un discurso de «socialismo comunitario». Quiero contarles aquí una historia, que es una historia verdadera, que la conocen hermanos que están en la testera, hermanos Kataristas: En la Asamblea Constituyente se empezó el debate de si debíamos buscar ser hegemónicos con la visión Indianista Katarista o apostábamos por lo plural. En esa ocasión a mí me trataron como «troskista aymara». Ya surgía entonces esa discrepancia, porque metimos el tema de descolonización, el tema del sistema comunitario en la parte económica, política, jurídica. La primera reacción sobre el que realmente esos sean sistemas políticos fue todo debate.

Es sabido que en el MAS hay convergencia de varias divergencias, de varias corrientes. No hay una sola corriente. Entonces, en el debate para definir qué es primero, lo hegemónico o lo plural; se decide apostar por lo plural. Hoy quiero enfatizar, porque es importante, que muchos salimos a defender ese pluralismo del Estado, que hemos defendido el pluralismo del Estado, con el único objetivo de trazamos a este Estado como un «Estado de transición», de la misma manera que se interpreta al socialismo como transición al comunismo, igualito. Lo plural era como transición hacia una hegemonía. No se aceptó la reconstitución de las instituciones indígenas porque era más democrático rescatar los dos troncos históricos, un tronco histórico antiguo ancestral indígena y otro tronco histórico si quieren occidental, euro céntrico, llegando a concebir que eso es actualmente Bolivia. Mediante esa pluralidad se debía encaminar hacia la descolonización.

Sin embargo, actualmente esa pluralidad ya no se efectiviza como política nacional, ya no se traduce en las leyes o en los decretos. Y algo que aquí es interesante y muy importante, se da como un giro en los encargados de hacer los decretos o de quienes hacen las leyes nacionales: ya no lo hace un grupo plural, sino que es tarea de un grupo que yo llamo «grupo duro». Este grupo duro tiene visión fundamentalmente izquierdista, socialista a lo antigua, grupo duro que está encabezado por Álvaro García Linera y constituido por Héctor Arce y Walter San Miguel. Sacha Llorenti se coló a este grupo aunque no tenía mucha capacidad, pero se coló. Otro que se coló es Gabriel Loza, quien no tenía ni idea de lo que era «lo plural». Yo los conozco casi a toditos.

Pero lo más interesante en este asunto es, yo creo, la lectura de Álvaro García da a todo esto. Álvaro imagina el rol del MAS igual al rol del partido en tiempos de Lenin y Stalin, cuando el partido sustituyó a los Soviets. En esas épocas, digamos, la palabra del obrero se expresaba a través del más consciente revolucionario que era militante del Partido Comunista. En nuestro caso la diferencia es la siguiente: El MAS no logró constituirse como partido. El MAS como partido no está en el gobierno. El MAS como partido está solamente para pelearse por los cargos, las pegas, o para convocar a las grandes concentraciones.

La dirección nacional del MAS prácticamente no juega ningún rol en las decisiones nacionales; quienes usurparon ese rol del partido son cinco personas a la cabeza el Vicepresidente. No hay, por lo tanto, ni siquiera dictadura del partido, hay solamente dictadura de cinco personas. No hay, mucho menos, dictadura del pueblo que se habría movilizado: las organizaciones sociales terminan siendo coptadas totalmente y condicionadas para el apoyo. Las organizaciones sociales sirven para dos cosas: Para ir a a las concentraciones y para organizar el voto masivo, que es utilización y deformación del voto comunitario, pues sirve simplemente para votar uniformemente y no para tener influencia en la decisión misma.

Sobre las supuestas evaluaciones que los movimientos sociales hacen del trabajo de gobierno yo decía, a través de un artículo, que las evaluaciones en Cochabamba que se hacían como ritual en la llamada casa campestre, no eran verdaderas fiscalizaciones del Movimiento Social sobre la acción del gobierno, sino puros actos de legitimación de decisiones anteladamente tomadas por esas cinco personas. Los encuentros en el Hall del Palacio de Gobierno es ya el símbolo del lugar donde las organizaciones sociales, los dirigentes, terminan aplaudiendo, y no es símbolo del lugar donde ellos deciden o por lo menos influyen en las decisiones tomadas por el grupo de cinco que se atribuye su representación.

En la definición de cuál de las dos teorías de liderazgo debería implementarse: la teoría del líder único o la teoría de liderazgo colectivo, ha triunfado la teoría del líder único. La teoría del líder único se ha concretizado en la doctrina del Evo Único. En el MAS ya no hay otros y quien es dirigente es un disidente y tiene que ser excluido «democráticamente», sino anulado. Sobre las políticas de anulación aquí se podría dar cátedra de cómo anular al adversario. Es triste ver esa parte, porque se trata de la aplicación de políticas de escarmiento, de hundir a quien discrepa, hundir es la palabra: hay que hundirlo hasta que no se levante, hundirlo hasta que desaparezca. No importa el medio que se utilice, lo importante es que no tiene que haber competencia a un liderazgo. Ya se van a acordar ustedes: el 2015 el Evo va a ser nuevamente candidato.

No es absurdo lo que digo, ya está preparada la ley, yo la he visto.

Sin embargo, es importante saber que la esencia de las propuestas de cambio no ha muerto, aun cuando ahora se exprese fuera del MAS. Lo comunitario como una forma de rescate es una nueva propuesta ideológica. Es interesante saber que en la primera discusión que surgió después de la Constituyente se la mató con la «ley de transición».

Cuando se aprobó la Constitución yo voy a la Dirección Nacional del MAS y demando cómo puede ser que no rescatemos la lógica del ayllu. Indico que por mecanismo propio se eligen los diputados uninominales; los asambleístas departamentales son elegidos por provincia; incluso los concejales pueden ser elegidos a través de su mecanismo propio, sin presencia del partido. Todos aplaudieron, muchos escuchaban por primera vez esta novedad, claro. Se aprueba y toditos felices, pero se va donde Héctor Arce y se anula lo decidido, se decide que todo ha de estar sometido a la democracia representativa y su forma de voto popular. Fue la primera discrepancia ideológica muy fuerte.

Otra discusión fue cuando yo ya era candidato a la gobernación. Previamente yo he dirigido y coordinado la redacción del estatuto autonómico de La Paz, trabajando para ello con todos los dirigentes. Se decidió que los asambleístas por provincias iban a ser elegidos por turno de rotación como es la tradición aymara y quechua. Los dirigentes expresaron que, además, eso siempre se ha hecho para la elección de sus consejeros, solo que la ley no les permitía y tenían necesariamente que pagar a los concejales municipales para formalizar esa costumbre. Con ese estatuto autonómico estábamos concretizando lo que está escrito en la Constitución, es decir la democracia comunitaria. Comunicamos esta decisión al Presidente, el Presidente la pasa al Ministro de Autonomías quien se reúne con sus abogados, los que eliminan esa redacción calificándola de anticonstitucional.

Se ocasionó por ello un conflicto entre Álvaro García y mi persona, pues yo arg?ía que eliminar ese proyecto de estatuto autonómico era más bien anticonstitucional. Si no ¿por qué diablos hemos puesto esta pluralidad en la Constitución? Está bien que en las ciudades sean elegidos los consejeros o asambleístas por población y por voto popular, pero en las provincias tienen su mecanismo propio.

El actual gobierno redacta y entiende lo indígena solamente como lo leco, lo afro boliviano, pero a lo aymara a lo quechua, que es la población mayoritaria, ya no lo consideran indígena, anulan su institucionalidad política más importante, por la que han luchado históricamente estos pueblos.

Por lo tanto, ya no hay en el discurso y práctica del gobierno ningún socialismo comunitario, solamente queda el liberalismo con una cierta perversidad. Yo la llamaría la perversidad del poder concentrado en pocas personas.

Esta degradación no solamente afecta al katarismo indianismo, sino también a las aspiraciones de los izquierdistas, aspiraciones de liberaciones colectivas en la que el pueblo mismo decida, que el poder no se enajene…

Esos principios, que son también principios marxistas, se fueron totalmente al diablo. Y en la parte económica, otra discusión. Se discutía de un ingenio azucarero en el norte de La Paz, cosas operativas porque la política se hace con cosas operativas. Yo había trabajado una primera propuesta: la caña iba a ser producida por los campesinos del lugar en la cantidad que quisieran y el ingenio, la planta misma de refinación, iba a va a ser administrado por la Prefectura. En unos cinco años, una vez que los campesinos tengan capacidad, se les iba a transferir el ingenio constituyendo una empresa comunitaria moderna, de manera que las ganancias se queden con los propios campesinos. Sin embargo el Prefecto se reúne ocultamente con todos los que están implicados, les reúne y no me convoca. Se decide que la caña va a ser producida en terreno prefectural, con posibilidad de comprar más terreno, y que los campesinos van a ser contratados como trabajadores asalariados. Así, tanto la producción como la planta de ingenio van a ser del Estado: una estatización típica cubana.

Hay pues dos visiones y pelea, conflicto ideológico entre ellas. ¿Dónde está lo comunitario en la práctica de este gobierno? Lo comunitario pasó a ser folklore o discurso. Muchos creen que este gobierno es comunitario porque el Presidente Evo Morales es indígena, pero eso es ingenuidad. Evo es también cómplice, el presidente no está al margen.

Muchos quieren salvar al presidente como si Evo Morales no entendiera lo que está pasando, como si fuese manipulado por un entorno. En realidad Evo también arma todas esas cosas, hay que ser reales. Para terminar, lo comunitario, lo «ayllu» para los Kataristas, aunque esté en la Constitución no se concretiza.

El proceso de cambio se ha desviado hacia una tendencia bien firme que es el socialismo estatizado y monopolizado por cierto grupo de poder. Como no se pudo hacer un cambio estructural el gobierno distrae con una especie de reforma moral, que es el moralismo que quiere encubrir un vacío político: es moralista la supuesta lucha contra la corrupción, es moralista la ley contra los chóferes, es moralista el castigo a Patzi. Todo moral, moralista o actividades de filantropía asistencionalista. Así los famosos bonos como lógica de bienestar social llevadero no es sostenible, menos como lógica de transformación de la economía, pero sí se entiende como lógica de moralismo asistencialista.

En este momento surge un debate en la población. Muchos dicen que hay desencanto, que coincide con la elección de gobernaciones, alcaldías, porque se ponen como candidatos del MAS a quienes no los eligieron las organizaciones de base. Cuando los candidatos son potencialmente líderes y referencia para la población, cuando tiene pensamiento propio, hay que anularlos, no ponerlos o excluirlo de la lista; poner a cualquier otro que sea sumiso: orden, subordinación y constancia. Esto último es una teoría que trabajó el Álvaro García. Para él hay general y hay soldado. El soldado se debe a la revolución y para ello tiene que obedecer en todo al general y no puede discutir al general. Pero si alguien quiere ser general, ¡que se cuide mucho, pues solo puede haber un general!

Mientras haya general nosotros podemos vivir felices. Pero si un sale otro general pensante estamos en peligro. La pregunta es: ¿el verdadero general es Evo, García Linera o los asesores? Lo interesante de todo esto es que todavía hay una mentalidad totalmente colonial. Es decir, el indígena todavía no puede administrar el poder y el Estado. Ese pensamiento llega en el actual gobierno hasta el extremo de no reconocer a los profesionales indígenas en tanto profesionales. Hay en esta actitud un verdadero racismo, pues profesional se lo considera sólo a la gente blanca mestiza. Si se toma atención a los discursos del Presidente se constata que incluso en él existe esa mentalidad.

Personalmente, por ejemplo, cuando estuve a su lado nunca se dirigió a mí en tanto «profesional intelectual», pero sí se le escucha abundar en elogios a cualquier otro que ni siquiera tiene producción intelectual. Esto es la realidad, esto es lo que está ocurriendo. Por ello no es extraño que paulatinamente la gente le esté restando apoyo a Evo Morales, pues hay un desencanto.

Mucha gente dice: «Ya no voy a votar por el MAS, el Evo está muy soberbio», «le hemos dado 64 %, por lo tanto hay que bajarlo para que se de cuenta de la soberbia y para que se de cuenta el Evo que cualquier rato también podemos bajarlo». Esa es la tendencia fuerte y está primando en este momento. Pero también se constata en la población otra tendencia y es el rechazo a la lógica de que el MAS y Evo Morales son propietarios privados del proceso de cambio, que no hay nadie más, que si no eres amigo eres enemigo, si no estás conmigo estás contra mí. Ahora bien, muchos pueden decirme: «Tú dices esto ahora desde el exterior, cuando ya estás fuera. No hablabas lo mismo cuando eras parte del gobierno». Eso es falso y vuelvo a poner como testimonio los artículos de prensa que escribí entonces.

Cuando estaba en el gobierno, el gobierno condenó esos artículos y trató que no fueran publicados, me decían que no podía escribir en La Razón. Para terminar esta mi lectura sociológica creo que este proceso está realmente chueco. Creo que el Evo, igual que Felipe Quispe, ya cumplió su misión histórica. La misión histórica de Felipe Quispe, en los años 2000 al 2002, fue el haber levantado el orgullo indígena en el campo y en la ciudad. La generación nueva es tributaria de esa misión histórica exitosa. La misión histórica de Evo Morales fue la de haber derrotado a la derecha el año 2005 y en otras elecciones democráticas. Siempre vamos a recordar el éxito de esa misión, pero creo que ya no tiene capacidad para cumplir otra misión histórica, la de concluir las transformaciones profundas, estructurales, que el país necesita.

Creo que se va a presentar otra coyuntura en donde se necesitan otros actores, otros líderes. Probablemente líderes más letrados. Creo que esta es la enseñanza de la lectura de la presente coyuntura: La descolonización pasó a ser de discurso a ser necesidad de ejecución política.

En la actual política del MAS no se entiende qué es lo que conciben por descolonización. La descolonización debe referirse fundamentalmente a la igualdad de oportunidades, a la eliminación del racismo, de todo tipo de racismo; donde a la gente se mire por su capacidad, por sus méritos y conocimientos, indistintamente de su pertenencia étnica.

En eso tampoco hemos avanzado. Por ejemplo, no son convocados indistintamente todos los profesionales indígenas. No hay una descolonización en ese sentido. Tampoco en el sentido de recuperar su concepción social del mundo, que se traduzca en las instituciones, fundamentalmente como la administración de poder, como la economía, la justicia. Actualmente todas las instituciones indígenas igual son relegadas, negadas, como es el caso de la justicia. Ahora es el mejor momento para reconstruir esos dos ejes de justicia ordinaria y justicia comunitaria, pero hay una infravaloración de la justicia comunitaria.

Por ejemplo: justicia comunitaria para un pueblito perdido en el campo y justicia ordinaria para todos los asuntos del Estado, para asuntos nacionales. También hay un desequilibrio en la parte económica. No hay ninguna institución económica, comunitaria o indígena que realmente se esté fortaleciendo en este período político del MAS y de Evo Morales. Por eso la descolonización se quedó en el discurso, en la palabra, pero no como una política nacional.

Con eso terminaría hermanos, hermanas. Muchas gracias.

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