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Presentación del libro “La universidad en la era del neoliberalismo” de Jorge Lora y Cristina Recendiz

Por Carlos Gallardo Gómez

Jorge Lora Cam es un autor cuyos trabajos bibliográficos son apreciados por los sectores avanzados y progresistas de nuestra patria. Sus obras son solicitadas y leídas por quienes buscan y hallan en ellas esclarecimiento sobre las causas que originan los problemas sociales, por quienes además quieren encontrar salidas y alternativas al drama social que aflige a nuestros pueblos. Era de esperar de quien con ahínco realiza estudios sociales, analiza los movimientos sociales, reflexionara sobre esta Casa de Estudios Superiores, este centro de masas estudiantiles, esta institución social que es la Universidad.

Esta entrega “La Universidad en la era del neoliberalismo” persiste en la línea de sus textos anteriores y nos ilustra sobre la naturaleza de la crisis de las instituciones universitarias incapaces de responder a las demandas de la sociedad por la profundización de su subordinación a los intereses de la dominación internacional, del hegemonismo transnacional, que Lora denomina Recolonización.

Como todo buen libro, este texto nos impulsa a reflexionar sobre nuestra realidad, nos hace pensar sobre las similitudes, sobre los sucesos casi idénticos que se desarrollan en el Perú y nuestros países vecinos. Leemos lo que sucede en Bolivia, Ecuador, Colombia, en otros confines de la Región y pareciera que estamos leyendo y examinando lo que pasa en nuestra patria, aparecen así las políticas regionales, diseñadas por el imperio desnudas, claras.

Esta investigación compartida por Jorge Lora Cam y María Recindez Guerrero nos muestra como la dominación económica y política se articulan a la dominación de la educación universitaria, por esto examina los documentos elaborados por los organismos financieros internacionales, las organizaciones multilaterales y los gobiernos de la Región en el contexto de la globalización económica para la definición y ejecución de las Reformas Universitarias. Lora y Recindez nos permiten observar como se asocia el financiamiento de la Educación Superior a las evaluaciones como mecanismo de control y sometimiento de los académicos.

A lo largo de la obra el pensamiento neoliberal aparece presionando a la educación superior con acciones particulares en cada nación pero al mismo tiempo vinculadas a políticas generales recolonizadoras desarrollando paralelamente sentidos singulares y globales.

Lora Cam y Recindez Guerrero construyen una elaboración intelectual integral que explica y razona históricamente la dinámica de la Universidad, lo hacen evitando lugares comunes, dogmas, la subjetividad dominada, el “orden”, entrecomillado, para recuperar y retomar un pensamiento libre, alternativo, constructivo; lo consiguen y este esfuerzo logra y consigue su propósito de allí nuestro entusiasmo por esta edición.

Estamos ante una publicación que nos permite entender el ¿Por qué? del deterioro de las Universidades en nuestro país. Estamos frente a un libro que nos presenta una realidad dura, compleja, frecuentemente desalentadora pero que nos brinda también, como decíamos líneas arriba, propuestas, salidas y al hacerlo nos ofrece un vasto horizonte de esperanza.

Tengo la convicción que el escrito “La Universidad en la era del Neoliberalismo” es una obra optimista y esperanzada, una escritura comprometida con nuestra realidad latinoamericana por la calidad de su investigación, el rigor de su estudio y porque le sirve y le es útil al movimiento universitario, al surgir desde él y volver para él. En nuestro caso le sirve a la FENDUP, a la central de los docentes universitarios, permanentemente en lucha por sus reivindicaciones, le servirá a los gremios estudiantiles (Me resisto a referirme a una FEP que ha sido debilitada y luce ahora un burocratismo fantasmal, una representatividad espectral) Los maestros universitarios, los catedráticos, tienen en esta obra junto con los estudiantes una guía para la acción, un documento para pensar y actuar, una herramienta valiosa para la concientización, la organización y la movilización social universitaria, para ir dejando atrás el economicismo y la carencia de perspectivas.

Imposible dejar de coincidir con Lora y Recindez y su preocupación por el deterioro de la institución universitaria cuando comprobamos que de algún modo el fascineroso señor Fujimori ha emergido, es producto de la Universidad Nacional, este señor fue profesor universitario, Decano de Facultad, Rector de la Universidad Agraria de La Molina y llegó a ser la máxima autoridad de la Universidad en el Perú, (se hace difícil decir Universidad Peruana) como presidente de la Asamblea Nacional de Rectores.

Como no darles la razón a los autores cuando nos dicen que desde las Universidades no se están desarrollando en términos generales procesos de calidad sino de mediocridad, no de progreso sino de retroceso, cuando vemos que el ser que lidera la educación nacional (Es un decir porque en realidad no conduce, ni orienta en absoluto) Me refiero al señor Ministro de Educación, José Antonio Chang Escobedo, este señor que jamás ha estado en la gestión de una institución educativa básica, nunca en la conducción de una escuela publica, o un Colegio Nacional. Este señor que ignora todo lo que se refiere a la educación pública, este señor de quien todo el Perú sabe y conoce que fuera desaprobado en tres oportunidades en la Universidad Católica razón por la que se viera obligado a abandonar ese claustro, este señor que fuera Rector de la Universidad Particular San Martin de Porres y ahora dueño de esa institución, este señor que fuera profesor, Decano y Rector de esa entidad ha vendido el Ministerio de Educación. ¿No es esto mercantilismo, privatización? No es aplicación del modelo neoliberal que convierte a la educación en mercancía y plantea que deben beneficiarse solo quienes puedan pagar por ella, comprarla. ¿No están actuando las leyes del dinero, más preocupadas por el negocio educativo que por el servicio educativo?

Hubo un tiempo en que el Ministerio de Educación estaba en el Centro de Lima, entre Abancay y La Colmena, en la esquina del Parque Universitario, casi al frente de la casona de San Marcos. Era en esos tiempos el edificio más alto del país, lo sacaron del centro, lo alejaron, lo llevaron a San Borja y ahora ese local lo han vendido; en el lugar donde estaba se están construyendo torres habitaciones. El Ministerio de Educación es ahora un inquilino precario, sus principales oficinas están en el sótano, en el subsuelo del Museo de la Nación otro conjunto de oficinas están ubicadas en la Biblioteca de la Nación y las oficinas restantes están repartidas en casas particulares en la Avenidas Abancay y en Carabaya. Literalmente podemos decir al igual que un destacado comentarista, al comprobar que las dependencias donde se atiende la educación nacional están en el sótano del Museo de la Nación, que esta administración ha colocado a la educación del país por los suelos.

Hay sin duda cosas que rescatar de la Universidad en nuestra sociedad, el hecho mismo que pese a su juventud la Universidad de Ciencias y Humanidades esté publicando títulos que enriquecen el debate y la reflexión académica y cultural son muestra de ello. Hay luces pero hay muchas sombras, el accionar del señor Fujimori autoridad máxima de la Universidad en el Perú, en algún momento es expresión de esas sombras tenebrosas y el proceder del actual Ministro de Educación autoridad máxima de una Universidad Particular es reflejo de ese oscurantismo tétrico. La conducta de este par de personajes ilustra lo acertado de la critica que realizan Jorge y María sobre la institución universitaria sin dejar de resaltar que en medio de la crisis hay estudiantes y profesores serios que estudian, investigan, producen, publican y nos dejan ver que no todo está perdido.

La dimensión económica es una causal presente en la crisis de la Universidad, sobre todo en la Universidad Publica, su bajo presupuesto afecta las remuneraciones de docentes y trabajadores, no permite equipar sus instalaciones como se debería, pero hay otras dimensiones que también deben ser apreciadas: la dimensión política, la dimensión social, la dimensión histórica porque si no las observamos nos quedamos, concientes o inconcientes, en el economicismo. Casualmente en estos días están volviendo a salir a las calles, y en preparación para la huelga, los colegas docentes universitarios de la FENDUP para reclamar con toda justicia la homologación de sus haberes, exigiendo una partida que permita sus incrementos. Nosotros les aconsejaríamos a nuestros colegas universitarios de la FENDUP que lean esta publicación porque aquí van a tener un análisis amplio, global de la situación que agobia a la Universidad y que supera el economismo, porque es un texto definitivamente importante para comprender el contexto. La lucha por las mejoras económicas deben enlazarse con la lucha programática con una propuesta para un mejoramiento de la calidad de la Educación Universitaria, estas dos reivindicaciones no se contradicen, no son antagónicas, al contrario se corresponden y se refuerzan mutuamente. Los gremios universitarios han perdido representatividad y convocatoria, deben y tienen que recuperarlas.

Los autores del libro no menosprecian lo económico, son concientes que precisamente en la relación entre la economía y la educación podemos encontrar en gran medida la explicación de sus dificultades. El modelo primario exportador que nos asigna el “orden” económico internacional no requiere profesionales cualitativamente calificados, tampoco los requiere numéricamente. Para seguir talando arboles en la selva y exportar la madera no se requiere una educación sofisticada, para continuar en la sierra extrayendo minerales, como lo hacemos desde hace siglos, tampoco se necesita un desarrollo educativo y para cultivar y cosechar alcachofas y espárragos en la costa tampoco necesitamos niveles altos de formación. La producción no es variada, es de pocos productos sin valor agregado. Y la economía se aleja de la educación por cuanto no necesita formar los denominados recursos humanos, este distanciamiento debilita a la educación universitaria.

El abandono de la atención a la Universidad no tiene aparentemente costos económicos de corto plazo y los gobiernos no se preocupan por lo que no tiene consecuencias económicas inmediatas, graves. Esto sucede porque la economía está orientada no por las necesidades nacionales sino por los intereses del mercado internacional exclusivamente, tal como lo dicen Jorge y María.

Un espacio del libro lo ocupan páginas que analizan los procesos de evaluación que vienen dándose en distintos países. La evaluación aparece como una política regional, diseñada como una estrategia que se aplica con propósitos homogéneos en toda Latinoamérica. La evaluación se presenta como un proceso transversal que atraviesa prácticamente a todos nuestros países, pero que se realiza contradictoriamente sin atender las recomendaciones de quienes con objetividad y racionalidad plantean que debe hacerse de modo integral, esto significa que no debe reducirse a la evaluación particular de algún aspecto, sino de todos los factores que intervienen en el proceso de la educación universitaria. Si nos preocupa realmente la calidad de la educación universitaria entonces debemos evaluar los presupuestos que se le asignan, las políticas que se aplican, las instancias que la componen y los espacios que fuera de ella toman decisiones que la afectan. Las evaluaciones solo son descendentes, se limitan a evaluar a los de abajo, a docentes y estudiantes, pero no a los de arriba a los que tienen la mayor responsabilidad en el actual estado de cosas. No sólo me refiero a los rectores, sino más arriba, a los gobernantes. Debemos formar una cultura evaluativa que nos haga ver la necesidad de evaluar a los Presidentes, por ejemplo; no es posible que hagan gobiernos calamitosos y luego retornen para ser reelegidos.

Las páginas de esta publicación tiene reflexiones atinadas y precisas sobre los procesos de evaluación que nos sirven para entender cuales son las reales objetivos que se persiguen con estas pruebas. Luego de leer el texto tengo más claro que lo que pretenden con las evaluaciones del profesorado nacional es lo siguiente:

  1. Construir un nuevo perfil docente sumiso, temeroso del despido por las evaluaciones, amedrentado, obediente, incapaz de formar una juventud altiva y critica.
  2. Achicar la planilla docente. Ya no hay aumentos generales, para todos los maestros, sino para algunos, aquellos que sean evaluados y aprueben.
  3. Eliminar la lucha común, la solidaridad y sustituirla por el individualismo por cuanto los aumentos y los ascensos se van a conseguir por los méritos de cada uno, individualmente.
  4. Desaparecer el gremio docente. Si desaparece la estabilidad laboral, porque si desapruebas tres veces eres despedido, si se instala el régimen de contratos y el carrerismo personal entonces ya no hay razón para que exista el sindicato.

Estas y otras reflexiones son provocadas por la lectura de este libro.

Algunos amigos consideran que a partir del proceso municipalizador de la educación se va a desarrollar el proceso privatizador de las instituciones educativas. La visión del texto nos hace descubrir que este proceso está muy avanzado y hace tiempo se inició ¿Cuáles son las Universidades más pobladas, las que tienen mayor cobertura, las que tienen más alumnos? No son las Universidades nacionales. Hay las Universidades Particulares: “Alas Peruanas”, “San Martin de Porres”, “Cesar Vallejo” tienen más alumnado que San Marcos o la Villarreal ¿Cuántas Universidades Nacionales existen y cuántas son las Universidades Privadas? Hoy el número de Universidades Privadas duplica el número de las nacionales y si se aprueban los proyectos de creación que están en el CONAFU pueden incluso llegar a triplicarlas. Esta situación ha producido una nueva, correlación de fuerzas al interior de la ANR. Ya no son rectores de las Universidades públicas quienes presiden esta institución. El actual presidente de la ANR es el señor Iván Rodríguez Chávez, Rector de la Universidad Particular “Ricardo Palma”. La obra que comentamos demuestra transparentemente el avance privatizador, el progreso del capital en la institución universitaria.

Esta obra motivadora, sugerente, polémica suscita en quienes la leemos reacciones y planteamientos diversos. Quiero compartir las ideas que me ha provocado la lectura de esta producción.

  • Necesitamos Universidades que se pongan al servicio de los sectores populares. No sólo en el discurso sino en la atención real de sus necesidades urgentes. La UNE, la Cantuta, podría desarrollar capacitaciones de calidad con financiamiento módico. La UNI debería asistir a las A.A.H.H. para ayudarles en sus lotizaciones, su saneamiento ambiental, la construcción de sus viviendas. La Universidad Agraria de La Molina forestando, promoviendo la formación de áreas verdes, el desarrollo de huertos comunales, mini granjas, cultivos hidrópicos, biohuertos, etc.
  • La demanda de la educación universitaria ha crecido enormemente y contradictoriamente porque la proporción de la colocación de los egresados es bajísima. La Universidad es el amortiguador entre un gran sector de la juventud que egresa del colegio y la demanda de empleo de las nuevas generaciones. Hay escasez de ofertas de trabajo y muchos se van al extranjero, pero hay más posibilidades de conseguirlo si se obtiene el titulo, es la salida menos mala. Por esto tenemos que impedir que los profesionales formados y educados con dineros del Estado, de los contribuyentes, de los peruanos, emigren y los pierda el país. No debemos perder la reproducción de esa inversión en nuestra patria, por eso debemos pugnar por el mejoramiento de la situación económica del país, para que se emplee plenamente a los profesionales egresados de la Universidad.
  • La coordinación interuniversitaria puede permitir sumar esfuerzos. El construir redes de coordinación entre las Universidades en el contexto regional podría ayudar a mejorar el nivel y el funcionamiento del conjunto de las Universidades atendiendo los requerimientos de sus comunidades. Articular regionalmente podría ser una alternativa para las universidades. Las Universidades ligadas al movimiento popular regional podrían desarrollar conciencia regionalista, articulándose con el desarrollo no sólo socioeconómico sino con el desarrollo cultural de la región.
  • Hay necesidad de una nueva, mejor y distinta politización, trabajando desde la Universidad conjuntamente estudiantes y profesores para generar procesos de cambio. Hay que ver a la Universidad además de medio, como un fin en si misma para conquistar los objetivos nacionales, Necesitamos proyectos políticos nuevos que partan de la calidad del trabajo universitario. Necesitamos construir una calidad colectiva pensando en los objetivos de la carrera y la problemática nacional. La política y la tarea universitaria deben reencontrarse de manera distinta.
  • La solución no está totalmente en la Universidad, la solución está en la superación cualitativa de la propuesta política de transformación del país. Necesitamos del trabajo esforzado de estudiantes y profesores para diseñar formas superiores de hacer política junto a los sectores populares, con espacios nuevos de debate, de calificación de cuadros profesionales como gérmenes de una nueva sociedad. Un poder democrático, un poder popular es inconcebible sin formación intelectual, científica y técnica en función de un proyecto de sociedad.

    El libro nos entrega una serie de cuadros que grafican y explican con claridad la naturaleza de las instituciones y procesos tratados, de una mirada nos damos cuenta de los contenidos analizados; nos ofrece también la desacralización de los profesores cubanos a quienes hemos idealizado pero que requieren también ser fraternalmente criticados. El aprecio por Cuba lo concebimos exigente no complaciente. Estas consideraciones y otras que dejamos de mencionar son méritos adicionales de esta publicación.

    La Universidad exige, como lo hacen otros ámbitos de nuestra patria definiciones, compromisos, alternativas y esta publicación nos las ofrece propiciando con su esclarecimiento la formación progresista de los futuros profesionales que se hace urgente. Hay que apropiarnos de los contenidos del libro leyéndolo y sin duda nos sentiremos enriquecidos, por eso nuestras felicitaciones a Jorge y María y a quienes han procurado esta edición.


    CARLOS GALLARDO GÓMEZ



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