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APROXIMACIÓN AL INDIANISMO REVOLUCIONARIO DE FAUSTO REINAGA

GUSTAVO R. CRUZ*


A lo largo de nuestra investigación Crítica a la política-estética racializada desde el movimiento indígena en Bolivia. Aproximación filosófica a la liberación indígena- popular1, constatamos que algunas de las categorías claves que resignificaron los kataristas e indianistas en Bolivia fue la de “liberación” junto con la de “indio”. Aquí nos ocuparemos del indianismo, en tanto que es producido por un sujeto que reivindica para sí “lo indio” como identidad cultural y política. La resignificación del término “indio” consistió en el paso del uso colonial y dominador del término, en la voz de los dominadores aplicado a los “no-blancos” o “no-europeos”, hacia el uso de “indio” como reivindicación de una identidad “étnica”, cultural y política, en voz de los dominados. El indianismo, producido por el sujeto-indio, no es igual al indigenismo, construido por no-indígenas sobre el “objeto-indio”.2

Ahora bien, contra una lectura culturalista que reduce lo indio a “lo cultural”, sin negar que la dimensión cultural sea fundamental para entender “lo indio”, el término “indio” se resignificó desde un horizonte de “liberación india”, es decir, desde un horizonte político. Esto se expresa en la consigna: “indios nos dominaron, indios nos liberaremos”. En Revolución India (La Paz, 1970, segunda edición 2001), de Fausto Reinaga, texto paradigmático del indianismo, se lee:

    En Bolivia los trabajadores de las minas y de las fábricas son una rama orgánica y psíquica, carne vive y “soplo vital” de la raza india. En Bolivia la “clase obrera” presencial y esencialmente es la vanguardia india de la liberación de la Nación india” (Reinaga, 2001: 390).

El tema de nuestro artículo es presentar una primera aproximación al indianismo, en tanto ideología y filosofía de la liberación del indio creada por el boliviano Fausto Reinaga (1906-1994), enfocándonos en los problemas ideológicos y teóricos que le llevaron al distanciamiento y crítica de todo el pensamiento occidental, en particular del marxismo. La cuestión que nos interesa conocer a fondo es porqué el indianismo ubica al marxismo dentro de la misma lógica de dominación del indio, tanto como al cristianismo y al liberalismo.3 ¿Se trata de un exceso simplificador e ideologizado? No responderemos por ahora esta cuestión, pero basados en las lecturas realizadas hasta ahora estamos en condiciones de sostener la hipótesis de que el indianismo de Fausto Reinaga pretende ser revolucionario sin el marxismo. ¿En qué sentido? Demoramos la respuesta para el final de nuestra investigación, que recién hemos iniciado.

Tenemos la impresión de que si bien el indianismo fue posible por el acceso a los estudios universitarios de varios hombres (y quizá mujeres) aymaras y quechuas, el mismo no se constituyó en una corriente de pensamiento académico.4 Esto tiene relación, evidentemente, con la estructura “colonial del saber”, que excluía de un modo sistemático hasta mitad del siglo XX y aun excluye de modos más sutiles, a los indígenas de la educación superior.5 Lo que supone abordar el problema epistemológico para delimitar qué es ideología, filosofía y pensamiento en general y en la producción intelectual de Reinaga en particular. Con Arturo Roig, consideramos que

    La filosofía no es ajena a lo ideológico; este hecho no es ilegítimo, ni menos parafilosófico; está en el filosofar mismo la respuesta que se ha de dar a ese contenido inevitable y el filosofar –definido como exétesis, como examen, por los antiguos – sólo podrá convertirse en una mirada iluminadora de su propio condicionamiento, en la medida en que pueda asumir de modo consciente su radical ambigüedad y su modo efectivo de inserción en el mundo (Roig, 1993: 103).

Por ello, nuestra investigación se ubica en la frontera entre la ideología y la filosofía producidas por el “sujeto indio”, esto es, por quienes se autoidentifican como indios y proponen un proyecto emancipador desde dicho sujeto, que es comunitario y personal. Esa fue y es la característica del indianismo producido en Bolivia desde los sesenta.6 El supuesto de que Reinaga haya sido a la vez un filósofo e ideólogo será rastreado en la totalidad de su obra. Por ahora, nos basamos en las consideraciones de Hilda Reinaga, estudiosa y custodia de su obra, quien entiende que el indianismo es la “filosofía del indio” entendida como una filosofía de la revolución india de alcance universal (H. Reinaga, 2004).

Como dijimos, un aspecto particular que nos interesa abordar es la discusión que tiene Fausto Reinaga con “toda la filosofía Occidental”, desde Sócrates, pasando por Kant hasta Marx y Nietzsche. Y también con el cristianismo. Una de las tesis de Reinaga es que para liberar al indio se debe “sacar toda la filosofía occidental de la conciencia del indio” y en particular “a Marx y a Cristo” (ver El Hombre, 1981). La Fundación Fausto Reinaga invita del siguiente modo a realizar un estudio de su pensamiento: “El pensamiento de Fausto Reinaga necesita de un estudio profundo para que esté efectivamente al servicio de una lucha política eficiente. Por ejemplo, ¿qué quiso decir con sacar a Cristo y Marx de la cabeza del indio?”.7

El indianismo se convirtió en un crítico radical del marxismo, al punto de que sus continuadores sostienen que izquierda y derecha son lo mismo, ambas dominan al indio, por provenir de la civilización moderna. Esto supondría que la modernidad conllevaría siempre la dominación del indio. La crítica al marxismo se funda, entre otras razones, por considerar que oculta o niega que el obrero-campesino en Bolivia sea indio, lo cual tendría como consecuencia la negación del factor de dominación fundamental, la dominación “étnica-racial”. Esta crítica fue asumida por algunos intelectuales aymaras contemporáneos en diversas perspectivas, como Félix Patzi, en un sentido, y Pablo Mamani, en otro.8 Esto es condujo a tratar la cuestión de la dominación del indio en Bolivia no sólo centrados en el análisis de clase, sino considerando sobre todo el tema de la “etnia-raza”. La dominación étnica es así privilegiada como problema estructural, aunque dichos autores no abandonan el análisis de la dominación de clase.9

A esto, se suma un término paradójicamente vigente: el de raza. La paradoja consiste en que dicho término está desacreditado y superado en las ciencias humanas y sociales. Pero, en el lenguaje social y en las ideologías dominantes, el término sigue siendo muy usado. Sobre todo en cuanto sustantiva a un fenómeno de humillación y degradación del sujeto humano, que se basa en la “raza”, y es el racismo. La racialización de la corporalidad del sujeto indio es la base de la racialización de la economía, la política y la estética de la dominación. Esto conduce a entender el problema estructural de Bolivia con la dialéctica indios versus blancos-mestizos. Como lo demostramos, el término “raza” se cuela insistentemente hasta en algunos autores que pretenden superarlo. Acudir al concepto de “dominación étnica” sería un modo de superar la idea de “dominación de raza o racial”, pero aun así ésta pervive. Por ello, nuestro propósito también es evaluar la relevancia teórica e ideológica que tuvo el término “raza” y “etnia” en el fundador del indianismo. Tanto Fausto Reinaga, iniciador del indianismo, como alguno de los líderes e intelectuales contemporáneos más relevantes, como Felipe Quispe, no abandonaron la categoría de raza para explicar la dominación y proyectar la liberación india.10 En ese sentido, los análisis del peruano Aníbal Quijano (1992, 1999 y 2000) sobre la raza como núcleo de la colonialidad en la modernidad son más que interesantes.



LA VIDA DE FAUSTO REINAGA


Hasta ahora conocemos sólo una biografía breve de Fausto Reinaga escrita por Hilda Reinaga (2004), su sobrina.11 Existe una biografía pionera realizada por el escritor ecuatoriano Humberto Mata, Fausto Reinaga. Akapi Jach’aj (1968), que es prácticamente desconocida pues es inhallable en las bibliotecas hasta ahora revisadas. Suponemos que dicha obra nos dará luz respecto a su vida, aunque no sobre los últimos años del pensador indianista pues la fecha de edición es de fines de los sesenta. Además, en la biografía escrita por H. Reinaga se anuncia la pronta edición de una autobiografía del autor, que hasta ahora no fue publicada. Por tanto, y a falta de mayores aportes, nos atenemos al texto de la sobrina de Reinaga hasta que no tengamos otras fuentes de estudio y reconstrucción de la vida de nuestro autor.12

Fausto Reinaga nació el 27 de marzo de 1906 en un pueblo de campesinos llamado Macha, ubicado en la provincia Chayanta del departamento de Potosí (Bolivia). Asistió a la escuela en Colquechaca, cobijado por una hermana que trabajaba de cocinera y donde un abogado de la “Patiño Mines” apoyó al joven en sus estudios. Según datos autobiográficos, Reinaga aprendió a hablar el castellano a los 16 años, siendo su lengua madre el quechua. Inició sus estudios escolares en una edad tardía.

En 1924 terminó su instrucción primaria en el Colegio Bolívar en la ciudad de Oruro. En un certamen literario realizado en ese colegio ganó el primer premio por su texto “Lo tradicional”, se le entregó una medalla de oro como premio, pero luego le fue confiscada. No sabemos las razones. En esa ciudad del altiplano boliviano inició su actividad como reportero y corrector de pruebas en el diario La Patria.

Luego de terminado sus estudios secundarios, Reinaga se trasladó a Sucre, la ciudad colonial de Bolivia, donde cursó la carrera de Derecho en la antigua Universidad San Xavier de Chuquisaca. Se graduó a los treinta años en 1936. Su tesis de grado fue “Mitayos y Yanaconas”. Dicha obra ganó el Primer Premio Municipal de Oruro en 1940, fecha en la que pudo ser publicada. “Es un estudio sobre la sociedad del Tawantinsuyu, desde su posición de marxista” (H. Reinaga, 2004).

Desde joven participó en política y en el periodismo militante. Esto le valió problemas con los gobiernos de turno. Se cuenta que en 1932 fue apresado por razones políticas, pues era considerado un “gran orador marxista” (H. Reinaga, 2004). Fue Diputado Nacional en 1944, durante el gobierno del general Gualberto Villarroel, y participó en del Primer Congreso Indigenal organizado por Villarroel en 1945, donde presentó un proyecto de “Ley de Revolución agraria”, no de “Reforma agraria”.13 En el ámbito legislativo conoció a Franz Tamayo (1879-1956), el intelectual del mestizaje boliviano, a quien Reinaga le dedicará un libro crítico décadas posteriores. En 1945 viajó a México para estudiar la cuestión agraria y representó al gobierno de Villarroel en dos congresos Internacionales realizados en la ciudad de México.

Tras el derrocamiento y asesinato de Villarroel, Fausto Reinaga se exilió en Buenos Aires. En la capital argentina escribió un panfleto titulado “Víctor Paz Estenssoro” (1949) en el que critica al líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), del que toma una distancia muy crítica. En Argentina, comenta Hilda Reinaga, llegó a tener amistad con Juan Domingo Perón, quien fuera presidente entre 1946-1955, en sus dos periodos primeros de gobierno. Por razones familiares, Reinaga regresó a Bolivia pero clandestinamente. Por ello, lo capturaron y pasó seis meses en prisión, de donde se escapó. H. Reinaga relata que, luego de huir, compró un terreno en el cerro Killi-Killi14, hoy Villa Pabón (La Paz), donde edificó una casa sencilla. Actualmente, en esa casa está su biblioteca personal. No tenemos las fechas precisas en las que se exilia y regresa a Bolivia, lo claro es que sucedió durante el periodo de 1946-1951. La Revolución de 1952 lo haya en Bolivia.

Según Hilda Reinaga, Fausto participó activamente en la Revolución nacionalista del 52. Dice que formó un “pequeño ejército” con la juventud de Villa Pabón (barrio de La Paz). Sin embargo, su relación conflictiva con el MNR, que databa del escrito contra Víctor Paz Estenssoro (1907-2001), ahora se tornó peligrosa para Reinaga. El líder del MNR asumió la presidencia de Bolivia hasta 1956, en su primer gobierno. Bajo éste, Fausto Reinaga fue tomado preso y, otra vez, sería por causas políticas. Se le abría hecho firmar un texto donde se rectifica de lo afirmado en el escrito contra Paz Estenssoro como condición para obtener su libertad. A partir de estos datos, nos parece que Fausto Reinaga no fue militante del MNR, aunque sí apoyó a la Revolución del 52. Durante la etapa de la “Revolución nacionalista” (1952-1964), Reinaga participó en política y a la vez continuó su producción escrita. Veamos brevemente cómo.

Se dedicó a la discusión ideológica a través de periódicos que él mismo publica, como “La voz del indio” y “Rumbo sindical” y la revista Abril. No sabemos el impacto que tuvieron dichas publicaciones ni los años en que circularon. Los libros de Reinaga que aparecen en el periodo revolucionario son: Nacionalismo boliviano (1952), Tierra y libertad (1953), que fue premiada en el Primer Congreso boliviano de Sociología en 1952. Su obra Belzu (1953) obtuvo el Primer Premio Municipal de La Paz de 1953.15 Y por último la obra Franz Tamayo y la Revolución boliviana (1956).

En lo político, su biógrafa comenta que “asistió emocionado” a la firma de la Reforma agraria realizada en Ucureña en 1953. Trabajó como asesor en la Comisión de Reforma agraria. En 1957 participó en Leipzig (Alemania) en el IV Congreso Mundial de Sindicatos organizado por la Federación Sindical Mundial.16

En Alemania fue invitado a participar en las celebraciones del 40 Aniversario de la Revolución Comunista en Rusia. Fruto de ese viaje es su obra El sentimiento mesiánico del pueblo ruso (1960). Para Hilda Reinaga desde ese viaje se inicia el desencanto de Fausto por el comunismo al ver la situación de la “URSS profunda”. Opina Hilda Reinaga: “con este trabajo se cierra su pasión por el socialismo, por el marxismo”.17

Al regreso de la URSS, siempre en 1957, participó de un Congreso del Partido Comunista en Montevideo (Uruguay). Comenta H. Reinaga que en Montevideo fue apresado, no explicita las razones pero al parecer serían por cuestiones políticas.18 No habría tenido el apoyo de los comunistas cuando cae preso. Todo eso habría abonado su posterior “crisis de conciencia” que le llevaría a alejarse del marxismo. H. Reinaga interpreta que fue esa crisis la que condujo a Fausto a viajar a Machu Pichu (Perú) donde tuvo una “especie de revelación”. Luego de ese viaje, escribió el artículo “El Cuzco que he sentido” (s-f). No sabemos aun en qué año realizó su viaje, que representaría el abandono del marxismo y el inicio de la nueva etapa de Reinaga: la indianista.

1962 es una fecha clave para la vida de Reinaga. Como parte del proceso de gestación del indianismo, arriesgamos la opinión de que su participación central en la fundación del Partido de Indios Aymaras y Keswas (PIAK) constituiría uno de los hitos más importante para la historia del indianismo. El PIAK fue fundado el 15 de noviembre de 1962, día en que se conmemora el asesinato del líder aymara Tupak Katari efectuado en 1871. Además de la fecha simbólica en que decidieron iniciar con el PIAK, el lugar donde se firmó el acta fundacional es profundamente decidor: Las Peñas, lugar donde fuera ejecutado Tupak Katari. Dice H. Reinaga que cada “indio asistente rubrica con su sangre el Acta (fundacional)”. En 1966 el PIAK se convirtió en el Partido Indio de Bolivia (PIB) y en 1968 Reinaga es nombrado jefe del PIB. La comisión directiva del Partido fue compuesta por las siguientes secretarías: Raymundo Tambo (sec. general o vicepresidente), Rosendo Condori (sec. de relaciones), Claudio Payi (sec. de prensa y propaganda), Manuel A. Suca (sec. organización), Armando Choque (sec. hacienda), Tania Cruz (vinculación femenina) y Walter Torres (sec. de actas).19

La producción intelectual de Reinaga se concentró en la discusión política e ideológica. Por un lado, se abocó a la impugnación de lo que llamará el “pensamiento cholo-mestizo” de Bolivia y de América Latina. Lo hará en las obras: El indio y el cholaje boliviano. Proceso a Fernando Diez de Medina (1964), La inteligencia del cholaje boliviano (1967), El indio y los escritores de América (1968). Por otro lado, en vínculo con la crítica a los “blanco- mestizos”, se ocupará de fundamentar ideológicamente la perspectiva india en lo político, que tomará forma de manifiesto: Manifiesto del Partido Indio de Bolivia (1969), y de tesis políticas: Tesis India20 (1971). En esta línea, su obra Revolución India (1970) es la de mayor impacto en la región andina, no sólo en Bolivia.21 De todos modos, es una tarea precisar si el impacto fue inmediato o bien se dio sólo con el correr del tiempo, lo haremos en otro lugar.

Una cuestión central a clarificar es la relación de Fausto Reinaga, en los sesenta, con la izquierda boliviana. Es harto conocido que, entre 1966 y 1967, Ernesto “Che” Guevara se internó en Bolivia para desarrollar su lucha revolucionaria.22 Este hecho, indudablemente, debe haber impactado en Fausto Reinaga. Aún no sabemos en qué medida. Al parecer hubo un familiar de Reinaga comprometido en la Guerrilla del Che y hasta uno de sus hijos, Ramiro Reynaga Burgoa, quiso ingresar a ella.23 Al respecto, debemos destacar que Ramiro Reynaga es uno de los principales escritores indianistas que asumió en parte las tesis de Fausto.24 Según Hilda Reinaga, Fausto no participó de la euforia por el guerrillero argentino-cubano, además que “fustigó con vehemencia al comunismo criollo” y a las “camarillas trotskista”.

Al parecer, Fausto Reinaga tuvo relación con el gobierno de Juan José Torres 25, quien gobernó con una orientación “nacional popular” entre octubre de 1970 y noviembre de 1971, año en que fue derrocado por un sector de derecha del ejército boliviano liderado por Hugo Bánzer. Dice H. Reinaga que Tesis India impactó en las Fuerzas Armadas bolivianas, al punto de que Juan José Torres adoptó la Tesis India. No es claro en qué nivel y con qué fines. Pero sucedió en ocasión del “Sexto Congreso Indio” realizado en Potosí.26

La biógrafa de F. Reinaga narra que bajo la dictadura de Bánzer (1971-1978) toda la dirigencia del Partido Indio de Bolivia sufrió persecución. Fausto Reinaga fue encerrado en un sótano del Ministerio del Interior y algunas de sus obras fueron quemadas. A pesar de la represión, se lograron editar sus libros América india y Occidente27 (1978), La razón y el indio (1978), El pensamiento amáutico (1978) e Indianidad (1978).

A fines de los setenta la influencia de Reinaga se extendió a algunos sectores de Europa. Además de la traducción de la obra América india y Occidente al francés y al alemán, se creó en 1978 la Comunidad India Mundial, organización en la que intervinieron europeos y bolivianos. Surge el proyecto de una Universidad India Amáutica, que hasta donde sabemos no logró concretarse.

En 1980 surge el Consejo Indio de Sud América (CISA) en Ollantaytambo (Perú) con una explícita orientación indianista.28 Fausto Reinaga intentó participar en él, pero comenta Hilda Reinaga que su texto ¿Qué hacer? (1980), escrito para el caso, fue silenciado. Con lo cual se percibe la distancia que tuvo Reinaga no sólo de las organizaciones políticas de izquierda, sino con algunas organizaciones indias de orientación “indianista”.

Estamos, al parecer, ante los conflictos internos al movimiento indio en Bolivia. En ese sentido, ¿el origen del indianismo de Reinaga fue en conflicto con el origen del katarismo?29, ¿qué razones hubo por parte de los organizadores de CISA para silenciar a Reinaga?, ¿hubo algún pronunciamiento al respecto?, ¿el conflicto con CISA explicaría datar, desde 1980, una nueva etapa del pensamiento de Reinaga? Como en todo, estamos ante las disputas de la historia.

Desde la década de los ochenta hasta 1991, Fausto Reinaga publicó diez libros que van desde El hombre (1981) hasta El pensamiento indio (1991). Ahora, Reinaga será más explícito en la cuestión amáutica. Insta a crear una “comunidad amáutica mundial” (quizá como alternativa a CISA) y propone una “revolución amáutica”. En primera instancia, y sin haber analizado a fondo los textos del autor, se puede inferir aquí la justificación por la que algunos autores denominan a la última etapa de su pensamiento como “amáutica”, ya no indianista. Eso lo dirimiremos en otro lugar.

El último dato político que brinda Hilda Reinaga sobre nuestro autor es un hecho polémico. Se trata de su relación con algún sector de militares. En plena (narco)dictadura de Luis García Meza, que gobernó Bolivia entre 1980 y 1981, Reinaga se habría interesado por influir en los oficiales jóvenes con el supuesto de que su pensamiento amáutico re-orientaría a los jóvenes indios, que conforman la mayoría de las Fuerzas Armadas bolivianas, hacia la emancipación del indio.30 Su obra Bolivia y la revolución de las fuerzas armadas (1981) es, en palabras de Hilda Reinaga, “un programa y una ideología a las Fuerzas Armadas que en ese momento gobernaba el país”. No tenemos más información sobre cómo y qué cauces tuvo esta aproximación de Reinaga a los jóvenes oficiales bolivianos. ¿Sugiere esto un desencanto de Reinaga por la organización política y la democracia representativa?

El vínculo con las fuerzas armadas es el último dato que conocemos sobre la vida de Fausto Reinaga. Las obras publicadas en los ochenta indican su preocupación por enfrentar a todo Occidente con su pensamiento amáutico. Hilda Reinaga afirma que los últimos años del amauta estuvieron dedicados a la construcción de un “filosofía amáutica” con pretensión universal: como salvación para toda la humanidad. ¿Esto significa que, con el retorno de la democracia en 1982 en Bolivia, Fausto Reinaga abandonó su participación pública para concentrarse en la actividad intelectual? ¿En qué sentido vinculó a la filosofía amáutica con la “ciencia” y al pensamiento occidental con el mito griego? ¿Se trata de una etapa más filosófica que política?

Su biógrafa cierra el breve texto sobre Fausto Reinaga diciendo que los últimos años los vivió entre una “muralla de silencio”, en un “silencio de sepulcro”, a lo que se sumó una difícil situación económica. Eso no frenó a su producción: Pensamiento Indio (1991) fue su última obra publicada. No sabemos si quedaron textos inéditos.

Fausta Reinaga murió el 19 de agosto de 1994 en La Paz. No sabemos si su entierro fue también silencioso y sin trascendencia. No obstante, el silencio no fue ni es absoluto. En

1995 la Fundación Amáutica Fausto Reinaga organizó un seminario sobre “Vigencia del Pensamiento de Fausto Reinaga en los Movimientos Sociales” en el Museo de Etnografía y Folklore, en La Paz, los días 22 al 24 de agosto. No sabemos qué impacto haya tenido ni quien lo dirigió, pero es un índice de que su voz siguió resonando.

En 2008 tuvimos la posibilidad de realizar una estancia de investigación en Bolivia. Llegamos a la casa de Fausto Reinaga ubicada en Villa Pabón (La Paz), luego de subir por una pendiente pronunciada que deja exhausto a cualquiera no habituado a las alturas. Su casa se divisa en seguida: un viejo cartel dice “Fausto Reinaga abogado”. Es una casa de adobe, como la de las mayorías indias. Nos recibió Hilda Reinaga, generosa para abrirnos el mundo del indianista. Mientras ingresábamos a la casa por un patio con plantas, nos preguntó que estudiábamos. Para simplificar dijimos “filosofía”. Entonces contó: “mire, este pasaje (calle pequeña) se llama Zaratustra. Cuando don Fausto llegó a este lugar no había nadie aún, y el construyó su rancho, entonces le puso el nombre Zaratustra al caminito que llega a su casa”. Ya en ella, encontró de casualidad una factura de luz, si mal no recuerdo, y nos la mostró. Efectivamente, la dirección era Pasaje Zaratustra. Ni ella ni el que escribe mencionamos a Nietzsche. No hizo falta. Reinaga escribió contra todo Occidente y llamó al camino hacia su casa con un nombre nietzscheano. Puede ser contradicción, signo que acompaña la recepción de su obra, o bien un extraño punto de encuentro entre razones furibundamente críticas.



LAS OBRAS DE FAUSTO REINAGA


Hasta lo que sabemos un estudio global y sistemático del pensamiento de Fausto Reinaga aun no ha sido realizado. Esto tendría diversas explicaciones, entre otras, su marginalidad de los ámbitos académicos, quizá por que se le consideró sólo como un ideólogo. El sociólogo aymara y ex Ministro de Educación de Bolivia, Félix Patzi, considera que Fausto Reinaga es hoy un referente ideológico para los militantes kataristas-indianistas, pero no un referente académico.31 A propósito de esto, el sociólogo Esteban Ticona Alejo afirma:

    Sobre la “trayectoria intelectual” de Reinaga no existen estudios profundos. Su original producción continúa siendo tratada muy superficialmente. A excepción de Mata (1968), que mediante la crónica periodística trata algo sobre su vida.32

    Algunos artículos de prensa, uno que otro folleto y el citarlo - algunas veces - en algún evento académico o político son formas de recordarlo (Oporto 1994, Martínez 1999, Reinaga 2004, Salas 2005). Por lo tanto, urge reconstruir su larga “historia intelectual” (Ticona, 2005).33

    La producción de Reinaga está compuesta por 32 textos publicados (el primero fue Mitayos y Yanaconas -1940- y el último Pensamiento Indio -1991- ). Según algunos autores, su pensamiento se podría periodizar del siguiente modo: para Hilda Reinaga se divide en dos etapas: la marxista y la indianista o amáutica.34 Para Esteban Ticona Alejo (2005) se podría periodizar en tres grandes etapas: la producción temprana y antioligárquica, en segundo lugar la etapa de su relación con el nacionalismo revolucionario y el marxismo, y por último la madurez de su pensamiento con la generación de la ideología indianista. Para Félix Patzi (2007a) hay tres etapas importantes de su pensamiento, la fundación del indianismo (1960-1970), la etapa de la tesis de las dos Bolivias (1970-1980) y la del pensamiento amáutico (1980-1994). Fabiola Escárzaga (2006) organiza el pensamiento de Reinaga en tres etapas: nacionalista revolucionaria (1930-1962), indianista (1962-1981) y amáutica o reinaguista (1981-1994). Señalamos que el término quechua “Amauta”, que dio nombre a la célebre revista (creada en 1926) de José Carlos Mariátegui, alude a “sabio”, “maestro”, quizá “filósofo”. A lo largo de nuestra investigación profundizaremos la cuestión, pues es central para entender el pensamiento de Reinaga.

    Como se ve, los autores coinciden en considerar que la etapa indianista de Reinaga es a partir de los sesenta. Pero no hay coincidencia sobre la etapa anterior. Para Esteban Ticona se caracteriza por ser antioligárquica y por su “relación” con el nacionalismo revolucionario y el marxismo, para Hilda Reinaga es marxista mientras que para Fabiola Escárzaga es nacionalista revolucionaria. Patzi no se refiere al pensamiento de Reinaga previo a los sesenta. Cabe preguntarse aquí sobre la relación entre el internacionalismo marxista y el nacionalismo revolucionario en Bolivia para lograr precisar cuál de las valoraciones es la más acertada y en qué sentido serían contradictorias. El otro punto de coincidencia relativa es sobre la caracterización de la última etapa del pensamiento de Reinaga como amáutica, que abarcará desde la década de los ochenta hasta su muerte. Ahora bien, algunos sostienen que es una etapa de continuidad del indianismo (H. Reinaga) y otros que es una ruptura hacia una orientación “religiosa esotérica” (Escárzaga). También es una tarea precisar esa cuestión.

    Estos aportes, que ensayan valoraciones globales sobre el pensamiento de Reinaga, nos guiarán en la lectura de la obra del pensador indianista. Nuestra tarea será dar cuenta de las obras más representativas de cada etapa, en particular de la marxista/nacionalista revolucionaria (1932-1962) y la indianista (1962-1980).35 Esto, con el objeto de precisar cuál fue el conflicto con el marxismo y cuáles fueron las consecuencias al distanciarse del mismo. El tema de un ensayo de Álvaro García Linera es elocuente al respecto: “El desencuentro de dos razones revolucionarias. Indianismo y marxismo” (2007). Dicho desencuentro se confirma en algunos sectores aymaras kataristas-indianistas actuales, que

    son muy críticos de lo que consideran la subordinación del movimiento indígena/indio a la izquierda marxista y nacionalista del Movimiento al Socialismo (MAS), calificada como el “entorno blancoide” de Evo Morales (ver Revista Willka, n° 1).

    Sin problematizar, por ahora, las periodizaciones arriba enunciadas, organizaremos provisionalmente los 32 textos publicados de F. Reinaga (nos guiamos otra vez por la breve biografía elaborada por H. Reinaga, 2004), que comprenden libros, folletos y artículos36, en tres etapas37, a) la inicial (marxista o nacionalista revolucionaria) (1930-1962), b) la indianista (1962-1980) y c) la amáutica (1980-1994).

      a) La etapa inicial comprende las obras: Mitayos y Yanaconas (1940), Víctor Paz Estensoro (1949), Nacionalismo boliviano (1952), Tierra y libertad. La revolución nacional y el indio (1953), Belzu. Precursor de la Revolución Nacional (1953, se le otorga el 1er. premio municipal de La Paz), Franz Tamayo y la revolución boliviana (1956), Revolución cultural y crítica (1957, según Ticona es de 1956), Alcides Arguedas (1960), El sentimiento mesiánico del pueblo ruso (1960) y España (1960).

      b) La etapa indianista: si bien ahora estamos organizando la obra escrita, repetimos que es fundamental considerar que, el 15 de noviembre de 1962, Reinaga funda el Partido de Indios Aymaras y Keswas (PIAK). Las obras que corresponderían a esta etapa son: “El Cuzco que he sentido” (¿1960?), El indio y el cholaje boliviano. Proceso a Fernando Diez de Medina (1964), La intelligentsia del cholaje boliviano (1967), El indio y los escritores de América (1969, según Ticona es de 1968)38, La revolución india (1969), Manifiesto del Partido Indio (1970), Tesis India (1971), América India y Occidente (1974), Poder Indio y Occidente (1974, sólo citado por Ticona) La razón y el indio (1978), El pensamiento amáutico (1978) e Indianidad (1978).

      c) La etapa amáutica: ¿Qué hacer? o ¿Cómo viviremos? o Reinaguismo (1980). El hombre (1981), La revolución amáutica (1981), Bolivia y la revolución de las fuerzas armadas (1981), La era de Einstein (1981), La podredumbre criminal del pensamiento europeo (1982), Sócrates y yo (1983), Europa prostituta asesina (1984), América: 500 años de esclavitud, hambre y masacre (1984, folleto). Crimen. Sócrates, Cristo, Marx, Churchill, Roosevelt, Stalin, Hitler, Reagan (1986) y El pensamiento indio (1991)

    Queda como tarea rastrear los artículos de Reinaga publicados en diversas revistas y periódicos (como en la Revista Amauta auspiciada por la Comunidad Amáutica Mundial) y en diversos libros colectivos (como en la obra dirigida por Guillermo Bonfil Batalla, Utopía y revolución: el pensamiento político contemporáneo de los indios en América Latina, 1981). Nuestro análisis riguroso de toda la obra del autor indianista está en proceso.39

    DISCUSIONES ACTUALES SOBRE FAUSTO REINAGA


    En lo que sigue sólo perseguimos presentar algunas ideas, opiniones y críticas en torno a Fausto Reinaga. No las analizamos en profundidad por razones de espacio. Nuestro propósito es mostrar qué se dice hoy del pensamiento del indianista.

    En la convulsa Bolivia contemporánea el pensamiento de Fausto Reinaga sigue siendo objeto de controversias. Veamos, para el caso, la opinión expresada por el sociólogo Franco Gamboa Rocabado en su artículo periodístico “Sobre el indianismo en Bolivia” (2009)40. Gamboa afirma que el indianismo está “signado por la segregación” a los inmigrantes aymaras y quechuas llegados a La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, las ciudades más importantes de Bolivia. Es llamativo que los llame “migrantes”, noción que sí se puede aplicar a los que emigraron a Santa Cruz, en cuanto quechuas y aymaras provienen de la región andina, pero ¿en Cochabamba y La Paz son “migrantes”? Nos parece que persiste allí la idea de que quechuas y aymaras no son citadinos, cuestión que a esta altura de la historia quizá sea insostenible.

    Pero volviendo al indianismo, Gamboa considera que se trata de una “ideología de enfrentamiento constante, en una crítica profunda de la dominación, pero sin consideraciones sobre la democracia moderna ni visiones alternativas de largo plazo para una reconciliación e integración social en toda Bolivia”. Y critica a Fausto Reynaga41 (sic) porque considera que no ha logrado explicar por qué “la casta blanca mestiza y criolla fue la que hizo la revolución de 1952 y materializó la Reforma Agraria, promoviendo importantes reformas políticas como el voto universal; el indianismo prefiere rechazar la posibilidad de que los indios escojan una revolución mestiza, marxista u obrera, pues sólo imaginan la revolución indianista” (Gamboa, 2009). Es interesante ver cómo Gamboa delimita dos opciones políticas acudiendo a las “identidades” mestiza e india: la revolución mestiza es marxista u obrera, en cambio la revolución indianista es india. Se bien Gamboa le reconoce a Reinaga haber realizado una crítica “profunda a la dominación” le reprocha por no reconocer los logros de la Revolución del 52. Para Gamboa el problema del indianismo es que no sabría aceptar el “sindicalismo campesino”, que iría más allá de lo “étnico-cultural”. Además, el indianismo impondría una “lógica racial de confrontación permanente convirtiendo al sindicalismo en escenario de guerra intercultural” (Gamboa, 2009).

    La dialéctica mestizo – indio, en este caso como identidades culturales y políticas, sigue siendo usada para argumentar, en el caso de Gamboa, a favor de una “revolución mestiza” contra los planteos de Reinaga en particular y del indianismo en general. La misma dialéctica, pero desde el lado indianista y katarista se puede encontrar en diversos autores y colectivos, por ejemplo los que se expresan en el periódico Pukara, que se caracteriza por su radicalidad indianista en el ámbito de la opinión pública boliviana, en particular paceña, y la Revista Willka, órgano de expresión de jóvenes intelectuales kataristas-indianistas, que no sólo realizan una propuesta ideológica sino que incursionan en una discusión más teórica y analítica, en ese sentido más “académica”, desde la ciudad de El Alto.

    Por otra parte, Carlos L. Bedregal Tarifa42, en su artículo “Fausto Reinaga y el problema de la descolonización” (2007), parte de reconocer la importancia del pensamiento de Reinaga para la coyuntura actual en Bolivia. Afirma: “Volver a considerar sus argumentos —como todos discutibles— y el sentido de sus propuestas puede ayudar a orientar el difícil, tortuoso e inevitable proceso de reconstrucción (y no sólo de refundación) en el que todos los sectores de esta sociedad se hallan involucrados” (Bedregal, 2007).

    Bedregal presenta una sintética reconstrucción de lo planteado por Reinaga en El hombre (1981). Destaca que allí se elabora un esquema argumentativo que distingue y opone el “orden socrático”, que sería el propio de Occidente, al “orden amáutico”, que sería el propio del mundo Indio. Un tópico en ese esquema de oposición es el rechazo a tres “productos occidentales”: Jesucristo, Marx y el indigenismo, en tanto producto del “oportunismo mestizo y la ingerencia marxista”. El pensamiento amáutico sería entonces el “único” que posibilitaría la liberación india contra todo Occidente. Destacamos que pensamiento y mística se encuentran juntos en la propuesta de Reinaga. Esto da bases a quienes lo critican de “espiritualismo” y “esoterismo”, a lo que se añade que el pensamiento de Reinaga conduciría a un racismo anti-blanco. Bedregal no acuerda con estos juicios. En vez de concluir que pensamiento y mística amáutica son “desviaciones” de Reinaga, considera que son parte de un camino de búsqueda de la superación de la simple negatividad. Toma como dato para sostener su opinión el hecho de que en El Hombre no se apela sólo a un “pensamiento originario”, sino que Reinaga usa muchos aspectos de la ciencia occidental y expresiones de autores occidentales, aun cuando los quiera negar. En opinión de Bedregal:

      Tal vez la clave consista en entender que la idea de sacar a Marx y a Cristo de la mente (idea que puede extenderse a la civilización occidental) no equivale a negarlos completamente. De lo que se trata es de superar la relación de subordinación que habitualmente han establecido sus seguidores, sus profetas y misioneros de todo tipo. Sus ideas han sido convertidas en dogmas que esclavizan. De esta forma, la idea fundamental del texto se mantiene: superar toda relación de sometimiento a principios trascendentes como el dios cristiano o «la verdad», etcétera. (Bedregal, 2007)

    Concluye Bedregal que en Fausto Reinaga confluyen la crítica a la explotación del indio con una mística de la unidad del hombre y del mundo, lo que permitiría generar una fuerza poderosa de transformación de toda la humanidad.

    En el contexto mexicano, y en un sentido contrario al planteo anterior, Armando Bartra, en El hombre de hierro (2008), se ocupa de nuestro autor en un capítulo de sugerente título: “La conspiración de los diferentes”.43 Allí, sitúa a Fausto Reinaga como parte del “indigenismo”, y no del indianismo como debería ser, diciendo que “el indigenismo pasó de proponerse diluir las diferencias a reivindicar la diversidad y de ahí a una suerte de racismo invertido que sostiene la superioridad de los pueblos originarios” (Bartra, 2008:185). Y toma como ejemplo de esto un párrafo de la obra La razón y el indio (197844) de Fausto Reinaga, que por cierto no es citada como fuente directa sino tomada de la obra de Félix Patzi, El sistema comunal. Una propuesta alternativa al sistema liberal (2004). Bartra también ubica en esa línea discursiva al mexicano G. Bonfil Batalla (México profundo. Una civilización negada). A ambos autores aplica la crítica de “etnocentrismo invertido” elaborada por Héctor Díaz Polanco45.

    Más adelante afirma que existe un neoindianismo boliviano que, apoyado en las tesis de Reinaga, revindica la memoria de Tupak Katari. Y con base en los análisis de Álvaro García Linera (“Indianismo y marxismo”, en Barataria, año 1, núm. 2, La Paz, Bolivia) afirma que “la lucha contra el “colonialismo interno” puede conducir a la construcción de un nuevo universalismo multiidentitario e incluyente como el del Movimiento al Socialismo del que proviene el hoy presidente Evo Morales, pero también a un fundamentalismo aymara flexibilizado pero etnicista como el de los Ayllus Rojos que impulsa Felipe Quispe” (Bartra, 2008: 186).

    La objeción principal que hace Bartra a Fausto Reinaga, a Bonfil Batalla y a Felipe Quispe se dirige a lo que sería su lógica de “choque de civilizaciones”, la occidental capitalista versus la indígena/india, como clave explicativa del capitalismo. Eso supone que el mundo indígena americano estaría “fuera” del sistema, lo que para Bartra es un análisis que carece de una perspectiva estructural, la que “muestra que los pueblos originarios fueron incorporados al capital en el modo perverso del colonialismo y viven perpetuamente al filo de la exclusión pero producen y reproducen dentro del sistema tanto sus diferencias como sus utopías antisistémicas” (Bartra, 2008: 186).

    Dos observaciones hacemos al análisis de Bartra: no se puede confundir indigenismo con indianismo, sobre todo al referirse a Fausto Reinaga, quien explícitamente rechaza el indigenismo. Consideramos pertinente distinguir indianismo de indigenismo, sobre todo por las implicancias políticas de ambos términos, que expresan proyectos distintos. En segundo lugar, si bien hoy es justificado hablar de “indianismo-katarismo” como una misma corriente ideológica de la región andina, no es del todo acertado vincular sin más las tesis de Reinaga con las del katarismo. Aquí se abre un debate historiográfico importante.

    Por otra parte, la interpretación de Bartra sobre Reinaga, que nos parece es de segunda mano, sí permite visualizar un problema central: ¿cómo entender la dominación capitalista, que también es moderna-occidental, desde la perspectiva indianista? La objeción de Bartra forma parte de lo que comúnmente se objeta al indianismo: su abandono del análisis de clase para entender la dominación capitalista. Esta cuestión no la podemos resolver aquí, pero es fundamental. Lo que sí se muestra es que el desencuentro entre indianismo y marxismo persiste.

    Concluimos considerando que para realizar una lectura crítica y fecunda de la obra de Fausto Reinaga debemos abstenernos de recurrir sin más a los calificativos de “racismo invertido”, “culturalismo” y hasta “fascismo indio”; como solemos oír persistentemente en los ambientes “mestizos”, tanto en sectores de izquierda como también de la derecha. Con esto, no negamos la problematicidad de las categorías y de la lógica de nuestro autor. La polémica que generan los textos de Reinaga es notoria y es un rasgo central en la recepción que tuvieron, y tienen, tanto en grupos de izquierda como dentro de las filas indianistas y kataristas; además de los sectores liberales-conservadores. En ese sentido, Marcia Stephenson (2005) destaca las opiniones negativas sobre Reinaga del recientemente fallecido trotskista Guillermo Lora46 y del indianista Luciano Tapia47.

    Consideramos muy sugerente el artículo “Fausto Reinaga y el discurso indianista” (2005) de M. Stephenson, entre otras razones porque vincula la crítica de Reinaga sobre la dominación del indio a la crítica de Frantz Fanon sobre la dominación del “negro”. Para concluir, tomamos la interpretación que hace Stephenson sobre el rechazo que genera Reinaga, pues vale tomarla muy en cuenta:

      Me gustaría sugerir desde el principio que los escritos de Reinaga fueron considerados escandalosos y particularmente ofensivos para numerosos sectores de la sociedad boliviana precisamente porque, usando la expresión de la crítica cultural chicana Laura Elisa Pérez, “encarnan todo lo que está destinado a ser desmembrado dentro de lo simbólico dominante” (Stephenson, 2005).

    Añadimos a la cita que la obra de Reinaga no sólo generó y genera escándalos en Bolivia. Además, no sólo escándalos. En México, fue Guillermo Bonfil Batalla quien hizo una recepción positiva del indianismo, en particular de Fausto Reinaga y Ramiro Reynaga.48

    Los críticos o seguidores de Bonfil verán aquí justificadas las opiniones encontradas sobre el indianismo revolucionario, sobre todo en lo referente a la viabilidad de una “revolución india” en contextos “mestizados”. Lo que, quizá, sigue siendo uno de lo dilemas de la actual “Revolución democrática-cultural” liderada por Evo Morales Aima: ¿Bolivianizar al indio o indianizar a Bolivia? (aunque la enunciación del dilema sea objetada de miope, por algunos, o de tramposa, por otros). Ahora bien, cuál simbólica dominante fue desmembrada por la crítica pasional-racional de Fausto Reinaga es lo que estamos investigando.


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    * Maestro en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente realiza su doctorado en el Posgrado en Estudios Latinoamericanos (UNAM), en el campo de conocimiento de Filosofía.

    Es profesor de asignatura del Colegio de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM). Miembro de la Sociedad de Estudios Culturales Nuestra América (SECNA).

    NOTAS

    1 La investigación se hizo en el ámbito del Posgrado en Estudios Latinoamericanos - UNAM - para obtener la Maestría en Estudios Latinoamericanos eSn diciembre de 2008.

    2 Ver Henri Favre, El indigenismo, México, Fondo de Cultura Económica, 1998. Xochitl Leyva Solano, “Indigenismo, indianismo y “ciudadanía étnica” de cara a las redes neo-zapatistas”, en Dávalos, Pablo (comp.), Pueblos indígenas, Estado y democracia, Argentina, CLACSO, 2005, pp. 279-309.

    3 Este tópico parece coincidente con otras posturas que se ocupan de lo “indio”. Por ejemplo, al interior de la plural filosofía de la liberación (considerando las dos grandes corrientes iniciales del grupo argentino: la populista y la crítica al populismo), que se construyó paralelamente al indianismo desde fines de los sesenta. Dentro de esa plural corriente se encuentran algunas posturas que tienen cierta semejanza en el rechazo al marxismo en nombre de lo “indio”, es el caso del filósofo argentino Rodolfo Kusch (1922-1979). Ahora bien, estamos aproximando un punto coincidente entre Reinaga y Kusch, pero no por ello estamos afirmando que ambos tengas iguales basamentos y supuestos teóricos e ideológicos. Esto hay que considerarlo muy bien para no generar equívocos. El rechazo al marxismo es el punto de encuentro con Kusch.

    Pero existe una diferencia fundamental con la filosofía indigenista de Rodolfo Kusch, que derivó en lo que denominamos un “conservadurismo cultural ontológico”. Si es así: ¿en qué se fundamenta la idea revolucionaria del indianismo (Reinaga)? ¿A qué se debe el conservadurismo ontológico del indigenismo (Kush)?

    4 Ver Silvia Rivera Cusicanqui, Oprimidos pero no vencidos. Luchas del campesinado aymara y qhechwa 1900-1980, Aruwiyiri – Ediciones Yachaywasi, La Paz, Bolivia (primera edición 1984), 2003

    5 Ver Edgardo Lander (compilador), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2000.

    6 Una de la tareas no menores es la de distinguir entre indianismo y katarismo. Deslindar la diferencia y confluencia entre katarismo e indianismo, tarea iniciada en nuestra tesis de maestría, nos permitirá situar a la ideología y filosofía indianista. Ver Javier Hurtado, El katarismo, La Paz, Hisbol, 1986.

    7 Ver http://www.faustoreinaga.org/home/?page_id=40

    8 Los estudiamos en nuestra tesis de maestría, capítulo III.

    9 Ver G. Cruz (2008). Allí estudiamos los planteos de algunos intelectuales aymaras y delimitamos que el debate con el marxismo está dado en que éste omite el análisis de la “dominación étnica” como estructural de la historia en Bolivia, y nos atrevemos a decir en Nuestra América. Ante esto, algunos tienden a hablar fundamentalmente de dominación étnica (P. Mamani) y otros a subordinar la cuestión de clase a lo étnico (F. Patzi). Allí mismo damos cuenta del concepto de “clasetnico” que propone I. Wallerstein.

    10 Felipe Quispe acude al término raza del siguiente modo: “… Asimismo, tenemos que abdicar las luchas pasivas para cerrar con broche de oro ese “tiempo de paz” y abrir e inaugurar con los mejores hijos llamados Awqa-Kamayus el proceso de la GUERRA COMUNITARIA, del campo a las ciudades opresoras. Vamos a sacudirnos de nuestros opresores como RAZA, NACIÓN Y CULTURA” (Quispe, 2007: 16. Resaltado por el autor).

    11 Fabiola Escárzaga, en su tesis doctoral La comunidad indígena en las estrategias insurgente de fin del siglo XX en Perú, Bolivia y México (UNAM, 2006) realiza también una breve biografía del F. Reinaga.

    12 Algunos datos biográficos los pude obtener de una entrevista a Fausto Reinaga editada por la Fundación Fausto Reinaga y disponible en YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=H0YjjpoyPc4

    13 Sobre dicho Congreso comenta Roberto Choque Canqui, actual Viceministro de Descolonización del gobierno del MAS: “Después de varios días de deliberaciones, el 15 de mayo de 1945 concluía el Congreso arribando a una serie de resoluciones, las cuales fueron inmediatamente promulgadas como decretos por parte del Ex Presidente de la República Gualberto Villarroel. El contenido de esos decretos establecía que, cualquier transacción hecha por el indígena tenía que tener como base una remuneración justa, se abolían los servicios de pongueaje y mitanaje, la educación indigenal debía ampliar su cobertura a la mayor cantidad de población y se debían tomar un conjunto de disposiciones transitorias con el fin de mejorar la producción en el país. Sin duda, ese hecho histórico que tuvo como antecedente congresos regionales previos, dos comités de organización y dos intentos fallidos de realización había logrado plasmar en normas varios

    objetivos planteados. Esto, por una parte, iría a dar lugar a una serie de reacciones por parte del sector de los hacendados, representada por la Sociedad Rural Boliviana, pero por otra parte, también generaría una respuesta de los sectores indígenas”. La importancia del Primer Congreso Indigenal se puede ver en que fue uno de los temas del ciclo de coloquios “Recuperación de la Identidad Ideológica de los Movimientos y Líderes Indígenas de Bolivia” organizado por el Ministerio de Culturas del Gobierno boliviano. Fuente: Comunica Bolivia,

    http://www.comunicabolivia.com/2009/05/primer-congreso-indigena-boliviano.html

    14 La autora precisa que en ese lugar es “donde según la historia fue clavada la cabeza de Tupaj Katari”

    15 Según Hilda Reinaga dicho libro brindó basamento ideológico al Movimiento Nacionalista Revolucionario. Manuel Isidoro Belzú Humerez (1808-1865) fue un militar que llegó a ser presidente de Bolivia entre 1848 y 1855. Entre sus datos biográficos destacamos que se casó con la escritora Juana Manuela Gorriti (1818-1896), con quien tuvo dos hijos. Tuvo un gran apoyo de las mayorías indias y mestizas, que lo llamaban “Tata Belzu” y derrocó al liberal José Ballivián en 1847. El lugar que ocupa Belzú en la historiografía boliviana es contradictorio, para algunos fue un representante de la

    voluntad popular, para otros un demagogo que utilizó sus orígenes populares para manipular a las masas. Murió asesinado en 1865 en un levantamiento contra Mariano Melgarejo, entonces presidente de Bolivia. Revisar: Mesa José de; Gisbert,

    Teresa; y Carlos D. Mesa, "Historia De Bolivia". También Andrey Schchelchkoy, La utopía social conservadora en Bolivia: el gobierno de Manuel Isidoro Belzu 1848-1855, Moscú, Instituto de Historia Universal, 2007.

    16 La Federación Sindica Mundial (FSM) reúne a sindicatos de tendencia clasista. Fue fundada en 1945 en París. En su fundación confluían sindicatos comunistas y socialdemócratas, pero por desacuerdos los segundos se separaron de la

    FSM. Ver el sitio oficial de la FSM: http://www.wftucentral.org/?m=2009&language=es

    17 Dice Hilda Reinaga: “Desde MITAYOS Y YANACONAS a EL SENTIMIENTO MESIANICO DEL PUEBLO RUSO, “lo indio no deja de asomar”. Hasta aquí sus obras han sido escritas bajo la óptica marxista, es cierto que con tintes indios, que son chispazos de su conciencia, de su ser indio, que pugnan por salir a flote.”

    18 H. Reinaga narra que en Montevideo entabla una amistad duradera con el rumano Eugen Relgis (1895-1987), un filósofo rumano y anarquista que se radicó en Montevideo hasta su muerte y autor de Los principios humanitaristas (1932). Por influencia de Relgis, Reinaga se aboca a la lectura de obras de Romain Rolland (186-1964), escritor francés y

    Premio Nobel de Literatura en 1915.

    19 Uno de los militantes del PIB fue Genaro Flores (H. Reinaga, 2004), quien se convertiría en el Primer Secretario General de la Central Obrero Boliviana. Silvia Rivera Cusicanqui (2003) ahonda en la vida sindical y política de Genaro Flores, a quien presenta como una de las expresiones más relevantes del katarismo. Esto nos permitirá clarificar sobre la

    relación entre katarismo e indianismo, en particular al interno del PIAK.

    20 Tesis India fue escrita por invitación de los dirigentes de la Federación Departamental Campesina de La Paz. Junto con otros militantes elabora la Tesis Política para el Congreso de Pazña del 14 de enero de 1971, donde fue aprobada.

    21 Revolución india fue el primer y único texto que conocí de F. Reinaga en Jujuy (Argentina). El texto era leído en los noventa por amigos inquietos en reivindicar la identidad indígena en el norte argentino. Obviamente, era un texto leído fuera de cualquier círculo educativo institucional. Un dato que me llamó siempre la atención es que Revolución india se podía comprar, en Humahuaca (mi pueblo), en un puesto de venta de artesanías para el turismo. La dueña del puesto, una conocida coplera (cantante popular de coplas) es una de las referentes indianistas más importantes de la región. Opina

    Hilda Reinaga de Revolución india: “es su obra fundamental, es la “Biblia” del indio, pone sobre el tapete la podredumbre del Estado Boliviano, y escribe la historia inédita del indio, esta obra ha sido la que más ha penetrado en el ser del indio.

    El indio, que de su estado de hinojos ante su amo, se para de pie y con la mente en su liberación empieza a caminar de dos pies, cojeando todavía tal vez, pero ya anda…” (H. Reinaga, 2004).

    22 F. Escárzaga (2006) presenta la lucha guerrillera del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en cuatro etapas. La primera corresponde a la guerrilla del Che Guevara que concluye con su muerte el 8 de octubre de 1967. La segunda etapa fue la guerrilla de Teoponte iniciada por “Inti” Peredo. El grupo es exterminado en 1970 (ver: Gustavo Rodríguez Ostria, Teoponte: la otra guerrilla guevarista en Bolivia, Cochabamba, Grupo Editorial Kipus, 2006). La tercera etapa sería la guerrilla urbana que combate contra el gobierno militar de Hugo Bánzer entre 1971 y 1975. Esta guerrilla también fue

    exterminada. La cuarta etapa la constituiría la Comisión Néstor Paz Zamora (CNPZ-ELN), organización armada que tomó el nombre de un guerrillero muerto en 1970. En 1990 el CNPZ-ELN secuestró al máximo responsables de la Coca Cola en Bolivia. Uno de los integrantes del grupo armado fue Miguel Nothfurfter, un italiano alemán que llegó a Bolivia como misionero católico y terminó en la lucha armada (ver Documental de Andreas Pichler “Miguel N: El hombre detrás del secuestro Lonsdale” -2009-).

    23 Aniceto Reinaga Gordillo fue un militante que murió en combate en la lucha revolucionaria junto al Ché Guevara en

    Bolivia. Sospechamos que fue sobrino de Fausto Reinaga, pero no tenemos la confirmación del dato.

    24 Ramiro Reynaga es hijo de Fausto Reinaga. Siendo joven fue secretario regional de la Juventud Comunista de La Paz. Luego del fracaso de la guerrilla del Che, a la que quería sumarse, tuvo que exiliarse en Guatemala y México. En este país entabló contactos, entre otros, con Iván Illich y Guillermo Bonfil Batalla. Como escritor indianista adoptó el nombre el seudónimo de Wankar. Es autor de Ideología y raza en América Latina (1972), Tawantinsuyu. Cinco siglos de guerra Kechua-Aymara contra España (1982). Pasó de la militancia marxista hacia el indianismo, fue así que participó en la fundación del Movimiento Indio Tupaj Katari (MITK) en 1979. En 1980 fue nombrado coordinador del Consejo Nacional de la Juventud India y como tal participó en algunos eventos organizados por las Naciones Unidas. Datos tomados de “Dos mundos opuestos. Entrevista de Víctor Molina con Ramiro Reynaga”, en Roberto A. Restrepo Arcila, Sabiduría, poder y comprensión, Quito, UNESCO, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 2002.

    25 Juan José Torres (1920-1976) fue un militar que llegó al gobierno durante el largo periodo de dictaduras militares en Bolivia. Participó en la lucha contra la guerrilla del Ché. Cuando llegó al gobierno asumió una orientación “nacional popular” y fue derrocado por un golpe militar liderado por Hugo Bánzer en 1971. Exiliado en Argentina, fue asesinado el 2 de junio de 1976 en San Andrés de Giles. Al parecer, su asesinato se produjo en el contexto de la aplicación del Plan Cóndor que articuló la represión de las dictaduras del Cono Sur.

    26 Debemos corroborar qué Congreso fue al que se alude aquí. Por un lado, tenemos el dato de que la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia realizaron su VI Congreso Nacional el 2 de agosto de 1971, en el que es elegido como Secretario Ejecutivo el katarista Jenaro Flores. Este y Raimundo Tambo son reconocidos como líderes del movimiento katarista (ver: http://www.puebloindio.org/CSUTCB3.html)

    27 Según H. Reinaga los originales de América india y occidente se salvaron de ser quemados durante la dictadura de Bánzer. La obra tiene una traducción al francés en 1979 (L’Amerique Indienne et l’occident editado por Communaute Indienne Mondiale) y otra al alemán. En

    28 Según la página Web del Comité Exterior de Apoyo al Consejo Indio de Sud América

    (http://www.puebloindio.org/acerca_del_CEACISA_esp.htm) el Congreso de Ollantaytambo tiene como antecedentes el Manifiesto de Tiwanaku (20/10/1973, Bolivia), el Parlamento Indio Americano del Cono Sur (8 al 14 de octubre de 1974 en San Bernardino, Paraguay) y el Congreso Indio de Port Alberni (Canadá) en 1975. En Ollantaytambo nació el Consejo Mundial de los Pueblos Indígenas (CMPI). Nos interesa destacar que el Manifiesto de Tiwanaku (1973) tiene una gran importancia en la historia del movimiento katarista, en el que todo indica que Fausto Reinaga no tuvo participación.

    Las organizaciones que participaron en dicho Manifiesto fueron el Centro Campesino Tupak Katari, el Centro MINK’A, la Asociación de Profesores Campesinos, la Asociación de Estudiantes Campesinos de Bolivia y el Centro Cultural PUMA. Silvia Rivera Cusicanqui (2003) considera que el Manifiesto de Tiwanaku es la síntesis más lograda del katarismo. Todo nos conduce a pensar que en estos sectores no tuvo influencia el pensamiento de Fausto Reinaga, al menos en los setenta.

    29 Dice Hilda Reinaga que Fausto critica a los “movimientos kataristas” y “campesinos” por la corrupción en que habían caído, por su sed de dólares.

    30 Luis García Meza organizaba el negocio de la cocaína desde el Palacio Quemado (sede del Ejecutivo). Hasta Estados Unidos se opuso a la narcocracia de García Meza. “Encabezado por el gobierno del presidente Jimmy Carter de los EU todo el mundo rompió relaciones diplomáticas con la narcocracia en La Paz, excepto las dictaduras de Argentina y Brasil” (Lessmann, 2005: 277). García Meza fue juzgado y condenado por su responsabilidad y vínculos con el narcotráfico. Hoy cumple una condena en la cárcel Chonchocoro (El Alto).

    31 Entrevista concedida por F. Patzi en abril de 2008. En prensa.

    32 Se refiere a la biografía escrita por el ecuatoriano Gonzalo Humberto Mata: Fausto Reinaga. Akapi Jach’aj, La Paz, PIB, 1968

    33 En el mismo sentido opina Marcia Stephenson (2005): “Aunque generalmente se considera a Reinaga como el más persuasivo de los primeros pensadores del Indianismo en Bolivia, que yo sepa, hasta la fecha sus obras no se han sometido a ninguna forma de análisis continuado. En contraste con otros escritores indigenistas como por ejemplo Franz Tamayo, no he encontrado ningún artículo o estudio del tamaño de un libro sobre el pensamiento de Reinaga.”

    34 G. Cruz, entrevista a H. Reinaga realizada en abril de 2008 en La Paz. Inédita.

    35 La periodización propuesta es provisoria, y como toda periodización es arbitraria. Dejamos para más adelante la

    justificación de los períodos y fechas determinados aquí.

    36 No tenemos datos seguros sobre la cantidad de libros y artículos publicados por F. Reinaga. Hilda Reinaga afirma, en la Biografía de F. Reinaga, que publicó 20 libros, pero pudimos contabilizar 23 libros citados, 3 artículos (“Revolución; no reforma agraria”. “Ministerio de indios, no ministerio de asuntos campesinos…” “El Cuzco que he sentido”, un panfleto (“Víctor Paz Estenssoro” 1949), un manifiesto (Manifiesto del Partido Indio de Bolivia (1970) y el texto político Tesis India (1971).

    37 Según José M. Fernández Fernández, “Movimiento indígenas” (en Román Reyes (dir.), Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, disponible en http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/M/mov_indigenas.htm) existiría otro libro de

    Fausto Reinaga: Ideología y raza en América Latina. La Paz, Ediciones Futuro, 1972. Sin embargo, Fernández equivoca la autoria, pues la obra es de su hijo: Ramiro Reynaga.

    38 El prefacio del Manifiesto está fechado el 15 de noviembre de 1969. Pero la primera edición, según se informa en la segunda edición del texto, fue realizada en enero de 1970.

    39 Como se trata de entender la relación conflictiva de Reinaga con el marxismo, delimitando cual marxismo, una cuestión fundamental es conocer y estudiar a las “productos marxistas bolivianos”. En ese sentido la obra del trotskista boliviano

    Guillermo Lora (1922-2009), líder del POR, puede ser de gran importancia. Al respecto, y sólo para iniciar, su obra La Revolución Boliviana (1963) se nos ocurre que tiene su contraparte en La Revolución India (1969) de F. Reinaga.

    Semejante relación dialéctica abría entre la Tesis de Pulcayo (1946), de autoría de Lora, de corte marxista y la Tesis India (1971) de F. Reinaga. Esta idea nos surgió de la lectura de la obra de Filemón Escóbar de la Revolución al Pachakuti, quien relata que “Nos educamos no sólo aprendiendo de memoria el Manifiesto Comunista y el Programa de Transición; de la política boliviana, la ya famosa Tesis de Pulcayo. Se leía, en originales, La Revolución Boliviana de Guillermo Lora. Se leía las Tesis sindicales del partido. Por qué el POR era vanguardia del proletariado. Además de las biografías, de la

    línea sindical y política del partido, nos impresionaba cómo fue asesinado nuestro héroe, León Trotsky, en Coyoacán, México. Todos los jóvenes del año 1954 juramos algún día visita la casa donde asesinaron a Trotsky, siguiendo el relato dramático que nos legó Andre Gorkin” (Escóbar, 2008: 47).

    40 Publicado en La Prensa, La Paz, 17 de enero de 2009. Edición digital:

    http://www.laprensa.com.bo/noticias/17-01-09/17_01_09_opin2.php El autor reitera sus críticas al indianismo en el artículo “Bolivia y los conflictos del indianismo” publicado El Mercurio Digital, el 16 de febrero de 2009 (http://elmercuriodigital.es/content/view/17419/375/). F. Gamboa Rocabado es autor de Las razones del fracaso y los conflictos sobre la Constitución del MAS. Historia de la Asamblea Constituyente en Bolivia. Signo Ensayos, La Paz, Julio de 2008.

    41 Existen dos modos de escribir el apellido de Fausto, Reinaga (como el mismo autor lo usa) y Reynaga, como lo usan otros. Esto lleva a ciertos equívocos, por ejemplo a confundir a Fausto Reinaga con Ramiro Reynaga, quien usa esta forma de escritura y es hijo de Fausto y también escritor indianista. Sobre el apellido Reinaga, comenta M. Stephenson (2005), apoyada en Intelligentsia del cholaje boliviano, que debido al origen indígena del apellido, Reinaga llegó a cambiárselo por “Reinag”. Lo hizo en su juventud cuando consideraba que ser indio era un oprobio. El cambio de apellido es una de

    las estrategias comunes con las que los indios en Bolivia buscan ocultar su origen y blanquearse.

    42 Fue director de la carrera de Filosofía en la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz, Bolivia) y es docente emérito de la misma universidad. Autor de La ideología de la nación unitaria. Fundamentos y consecuencias del nacionalismo de Carlos Montenegro, (2008).

    43 Agradezco a Huascar Salazar haber llamado mi atención sobre esta obra.

    44 A. Bartra fecha la edición en 1987. Pero la primera edición, y única hasta lo que sabemos, fue en 1978.

    45 Ver H. Díaz Polanco, El canon Snorri. Diversidad cultura y tolerancia, México, Universidad de la Ciudad de México, 2004.

    46 Ver nota 41.

    47 En 1978 Luciano Tapia fue uno de los fundadores, junto a Constantino Lima y Julio Tumiri entre otros, del Movimiento Indio Tupak Katari (MITKA). Como partido político participaron en las elecciones de 1978, 1979 y 1980. En este año se dividen, quedando el MITKA liderado por Constantino Lima y el MITKA-1 liderado por Luciano Tapia. Es autor de: Ukhamawa Jakawisaxa (Así es nuestra vida): autobiografía de un aymara, La Paz, Hisbol, 1995. Al respecto ver de Josefa Salmón, “Una historia del pensamiento indianista Ikhamawa Jakawisaxa”, en Revista de Indias, Vol. LXIII, No. 244 (2008), pp. 115-138.

    48 Ver su obra: Utopía y revolución. El pensamiento contemporáneo de los indios en América Latina (1981), y sus ensayos: “Historias que no son todavía historia” (1988) y “Las culturas indias como proyecto civilizatorio” (1989, publicado en 1991).



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