Lenin en Wall Street
Sergio Barrios Escalante
“Marx no regresará a la izquierda hasta que la tendencia actual entre los activistas radicales de convertir el anticapitalismo en anti-globalismo sea abandonada” (Eric Hobsbawn).
Introducción:
El objetivo primordial de este artículo es realizar un breve inventario de las principales causas detrás de la actual crisis del capitalismo hegemónico (CCH), resaltar además, algunas de las más notorias paradojas que surgen a partir de los efectos de esa misma crisis, sintetizar los actuales cambios históricos más evidentes, y finalmente, presentar algunas conclusiones generales provisionales sobre todo ello.
Se hace abstracción en este escrito (por considerar que no es necesario para el alcance de los objetivos arriba citados), la enumeración de la ya larga lista de entidades y bancos en quiebra, como tampoco se entra a considerar los detalles de los enormes montos de rescate otorgados.
El esfuerzo se orienta por tanto, en realizar una interpretación con perspectiva histórica y estructural de los trascendentales acontecimientos (y sus efectos inmediatos), ocurridos frente a nuestros ojos en las últimas semanas.
El centro del sistema-mundo capitalista después del 7-S
Después de leer y revisar con detenimiento un conjunto de artículos y escritos elaborados por una serie de prominentes economistas y expertos internacionales, quienes en los últimos días han publicado sus apreciaciones sobre las actuales y nuevas manifestaciones de la presente CCH, comparto ahora con ustedes de manera sintética las siguientes valoraciones interpretativas;
En primer lugar, al revisar cuidadosamente el amplio conjunto de causas que han originado la presente crisis, se percata uno de que éstas pueden clasificarse de manera general en dos niveles claramente diferenciados; uno de ellos, compuesto por una serie de factores de índole histórico-estructurales, y los segundos, compuestos por factores que bien podrían denominarse “concomitantes”.
En cuanto a la categoría de los histórico-estructurales, resaltan en primerísimo lugar, aquellos que tienen que ver con decisiones estatales de política económica, que claramente marcan el inicio de una “larga onda” o ciclo económico de aproximadamente 40 años (1971-2008), el cual, en una forma muy clara está en estos momentos llegando a su fin y experimentando la apertura a una nueva y diferenciada fase.
En este tipo de factores la mayoría de los analistas que he consultado mencionan de manera marcadamente consensuada la decisión del ex-presidente Richard Nixon, de abandonar el patrón oro como respaldo metálico del dólar en agosto de 1971 (ver por ejemplo, el breve escrito de José Luis Fiori, “La moneda, el crédito y el capital financiero”: Revista Sin Permiso; 28/09/08; y/o la edición No. 32 de Tulum).
Otra elemento importante de este mismo orden causal es focalizado en las decisiones y acciones de política económica ultra monetaristas emprendidas por el súper dúo neoliberal Reagan-Tatcher, en los años ochenta, cuando los EEUU y algunos países hegemónicos de Europa retomaron el antiguo privilegio a decidir de manera soberana y aislada (por no decir caprichosa), el valor de sus monedas (dólar, Libra, el franco y otras), y de sus títulos de la deuda pública, además de desregular hasta lo irracional los mercados financieros y liberaron la expansión cuasi infinita y elástica del crédito (Fiori; artículo citado).
El subsiguiente factor histórico-estructural relevante del que han hablado por estos días los expertos, apunta hacia decisiones tomadas por Bill Clinton, en particular, su decisión de abrogar en 1999 la Ley Glass-Steagal, con lo cual se permitió a los bancos fusionarse con casinos, creando de ésta manera las condiciones óptimas para el desarrollo alocado de la carrera especulativa que ahora se corona con semejante desastre (“El rescate de todos los rescates: golpe de Estado cleptocrático en EEUU”; Michel Hudson; Revista Sin Permiso; 21/09/08).
En cuanto al segundo tipo de factores involucrados como causales de la actual crisis, los aquí llamados “concomitantes”, resaltan en primer lugar los enormes gastos que en los últimos años se han producido en torno a la guerra de Irak y Afganistán (que ronda los 3 billones de dólares), incrementando enormemente el déficit fiscal y presupuestario de los EEUU.
En segundo lugar, se ha subrayado la notoria y exagerada (para algunos “extrañamente sospechosa”), lentitud por parte del actual presidente de la Reserva Federal (FED), el Sr. Ben Bernanke, quien por un período de 13 meses (desde que estalló la crisis con la primera contracción abrupta de los mercados experimentada en agosto del 2007), hasta hace muy pocos días atrás, manteniendo una actitud de evasión de decisiones oportunas y minimización de las dimensiones reales de la crisis, actitud que ha sido señalada casi como acusación por gente como el mexicano Carlos Slim, uno de los primeros billonarios del mundo (“La crisis en EEUU, peor que la de 1929”; La Jornada; 30/09/08).
El estallido de las paradojas
A continuación presento una serie de paradojas que en gran parte son resultantes directas del análisis de un conjunto de manifestaciones y efectos que han sido “eructados” del interior de la presente crisis. Las coloco ahora sin ningún orden especial, pues han sido escritas más bien en la forma en que me fueron brotando al calor de las lecturas respectivas. Tienen un sentido de síntesis y están orientadas a contribuir en la configuración de una visión panorámica o global para el lector promedio.
Paradoja # 1
Friedman y Hayek, los padres inspiradores del neoliberalismo, han terminado desenterrando a Marx, el padre inspirador del socialismo.
Con la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética en 1991, Francis Fukuyama con su proclamado “fin de la historia” había supuestamente “enterrado” a Karl Marx.
Pues bien, a menos de 20 años de distancia de tales hechos, ahora resulta que a través del largo y sistemático trabajo destructivo realizado por toda una horda de milicianos y fans del neoliberalismo internacional, es que mediante sus catastróficos frutos resultantes crean nuevamente las posibilidades (al menos en el centro del capitalismo hegemónico), del retorno del Estado nacionalizador y rector de la economía.
Esta es una de las conclusiones más sobresalientes en torno a lo que existe mayor consenso entre la diversa gama de analistas destacados, como por ejemplo, Larry Elliot, director de la sección de economía del reputado diario “The Guardian” (“Salvar a Fannie y Freddie: nacionalización pura y simple”; Larry Elliot; Revista Sin Permiso; 14/09/08).
Pero el “resurgimiento” de Marx no empezó ahora ni es cuestión de milagros espontáneos. Marcelo Musto, pasa lista de algunos hechos que señalan la creciente atención que desde hace algunos años está retomando Marx en muy diversos ámbitos.
En tal sentido, cita por ejemplo, que “ya en el 2003 la revista francesa Nouvel Observateur dedicó un número especial a Karl Marx. Le penseur du troisiéme millénaire?. Un año después, sigue citando, en Alemania, en una encuesta organizada por la compañía de televisión ZDF para establecer quien eran los más importantes alemanes de todos los tiempos, más de 500,000 televidentes votaron por Karl Marx; quien obtuvo el tercer lugar en la clasificación general y primero en la categoría de “relevancia actual”. Luego, en 2005, el semanario Der Spiegel le dedicó una portada con el título de Ein Gespenst Kehrt zurük (“un espectro ha vuelto”), mientras los escuchas de programa In Our Time de Radio 4 de la BBC votaron por Marx como el más grande filósofo” (“La crisis del capitalismo y la importancia actual de Marx 150 años después de los Grundrisse”/Entrevista a Eric Hobsbawm: Marcelo Musto; Revista Sin Permiso; 28/09/08).
Marcelo relata además el asombro de Howsbawm, cuando en una conversación personal con George Soros, el hombre de negocios y político liberal le confiesa; “He estado leyendo a Marx y hay muchas cosas interesantes en lo que él dice…” (M. Musto; artículo citado).
Paradoja # 2
La revolución tecnológica es el gran factor que nutre y a la vez que perturba al sistema financiero capitalista.
Es mi opinión, a este fenómeno económico perfectamente le podríamos llamar el efecto “Uroboros”.
Sabemos que Uroboros” es uno de los símbolos más conocidos de la antigua mitología ancestral de la humanidad, la serpiente arquetípica que se muerde su propia cola, y que está siempre presente en las más grandes y en las más pequeñas civilizaciones primitivas alrededor de todo el planeta.
Es exactamente lo que le está sucediendo al sistema-mundo capitalista, particularmente, con relación a la revolución telemática e informática, precisamente dos de las más poderosas armas y herramientas del mundo de los financistas especuladores.
Se trata de diversos programas computarizados diseñados por matemáticos especialistas en programación, que permiten a los financistas realizar los denominados “straddles” o “apuestas cruzadas”, una especie de juego de casino que analiza en tiempo brevísimo una serie de variables de comportamiento macro-económico, tales como las tasas de interés, las tasas de cambio de divisas o los precios de las acciones o los precios de las hipotecas empaquetadas por los bancos, según lo relata Hudson, alguien que conoce de cerca el asunto por haber laborado en esas oscuras entrañas de Wall Street.
Hudson describe tales operaciones en la siguiente forma textual;
“algunas instituciones financieras se habían jugado miles de millones de dólares en el curso de unos pocos minutos… esos juegos se desarrollaban en microsegundos, como fogonazos en pantalla, prácticamente sin interferencia humana” (M. Hudson; artículo citado).
Paradoja # 3
El fin del socialismo real ha acelerado la profundización de la crisis del capitalismo real.
“Vivir sin capitalismo no significa vivir en el socialismo”, explicó una vez el famoso filósofo ruso Alexander Zinovief, cuando en 1991 le preguntaron sobre la causa principal del derrumbe de la URSS.
La paradoja es que de igual manera, pero a la inversa, se puede decir ahora lo mismo de EEUU: “vivir sin socialismo no significa el triunfo absoluto del capitalismo”.
Con el desplome de la Rusia soviética Washington soñó y creyó vivir para siempre en un solitario reinado unipolar. Pero el devenir histórico que evidentemente se mueve bajo inflexibles e inviolables leyes de carácter universal, es ciego, no tiene o no padece “opciones preferenciales” por nada o por nadie
Paradoja # 4
Antes de poder dilucidar cómo será el socialismo periférico del siglo XXI, necesitaremos dilucidar cómo será el capitalismo hegemónico del siglo XXI.
A partir de los presentes acontecimientos, de acá en adelante la nueva pregunta es; ¿Cómo será el capitalismo hegemónico del siglo XXI?
Tal y como lo ha dicho M. Hudson en artículo ya anteriormente citado, “lo que ha pasado en las dos últimas semanas (7 al 21 de septiembre) amenaza con alterar el curso del siglo que ahora rompe…”
Paradoja # 5
La teoría neoliberal del “derrame” se ha cumplido a cabalidad, pero exactamente al revés.
Los ciudadanos de a pie (pequeños y medianos contribuyentes), terminan salvando a los grandes capitalistas, “derramando” sobre éstos numerosos y generosos rescates multi-billonarios.
Los pobres terminan rescatando a los ricos (Adam Smith, Ricardo y Hayek deben estar celebrando tremendo jolgorio en sus tumbas). Falta por verse por cuánto tiempo las clases trabajadoras del mundo aguantarán sobre sus espaldas semejantes garrapatas chupa-sangre.
Todo esto nos lleva a sacar al menos 3 sub-conclusiones;
a- El gran capitalista es el peor enemigo del capitalismo, lo cual, otra vez, hace recordar al viejo barbudo alemán del siglo XIX cuyo pensamiento demoledor tanto temen aún en pleno siglo XXI.
b- No hay democracia real que sea posible en el capitalismo. Este sistema es, sencillamente, el Cratos puesto incondicionalmente a favor del gran señor del dinero. Al Demos aquí sólo le queda obedecer o sentarse a ver como sus explotadores son rescatados a sus costillas. Predomina en éste esquema socio-político una obscena opción preferencial por los ricos.
c- La política ultra-imperialista de rescates financieros en provecho de los grandes especuladores en los EEUU y otras naciones hegemónicas de Europa, demuestra una vez más que la versión conceptual de Marx sobre el Estado sigue estando vigente; éste es, usando sus propias palabras, “simplemente el Comité Ejecutivo de la clase gobernante en cada sociedad…”. No existe Estado (clasistamente hablando), que sea “neutro”. Esa verdad no ha muerto.
Paradoja # 6
A mayor evolución del capitalismo mayor involución de la humanidad.
La función social del capitalismo en su versión más avanzada o ultra-imperialista no reside en la construcción de progreso o desarrollo, sino en su antípoda, es decir, en destrucción cíclica de la riqueza material creada y acumulada por los trabajadores del mundo económico real.
Detrás del archi-publicitado discurso de varios siglos de modernidad no hay sino una vacuidad abismal, o mejor dicho, una gran estafa civilizatoria. Los términos “progreso” y “desarrollo”, tal y como se han entendido en los dos últimos siglos, no tienen ya ninguna significación real.
Este sistema se ha convertido prácticamente en el “mercadeo de la miseria”, donde ya no salva ni al mercado (entendido como el micro-universo de las medianas y pequeñas economías de los pueblos), ni tampoco salva totalmente a sus propios capitalistas, los que están en el vértice de la pirámide sistémica, y cuya garantía de supervivencia en tiempos de crisis depende de su capacidad para devorarse entre sí.
Es el “Darwinismo capitalista”, que en la concepción de J. Schumpeter destruye a la gente y que tarde o temprano se terminará destruyendo a sí mismo.
Es pues, en resumen, un sistema sub-prime, o basura, para usar los términos económicos de moda.
Paradoja # 7
Con especulación monetaria se desea aplacar la especulación financiera. Burbujas contra burbujas.
La mayoría de los economistas coinciden en que el famoso plan de rescate financiero de los 700 mil millones de Henry Paulson (Secretario del Tesoro de EEUU), no funcionará. Una de las razones es que sencillamente están creando una nueva burbuja traspasando valores basura del sistema financiero hacia las finanzas del Estado.
Stiglitz lo explica de manera bastante sencilla. “La nueva visión –del plan citado- es que el valor real se puede crear desorganizando los títulos valores –sacando esos activos del sistema financiero y entregándoselos al gobierno-. Pero eso requiere pagar de más por los activos, cosa que beneficia sólo a los bancos” (“Blues del Rescate”: J. Stiglitz; Prensa Mundial; 12/10/08).
Para Alejandro Nadal, “el aspecto más alarmante del plan es que daría poderes amplísimos al secretario del Tesoro. La sección octava contiene una salvaguarda excepcional: las decisiones del secretario no podrán ser revisadas por ningún tribunal o agencia administrativa. Así, Paulson tendría facultades ilimitadas para hacer todo tipo de arreglos para limpiar las cuentas sucias de Wall Street, usando 700 mil millones de dólares de los causantes a puertas cerradas. Probablemente todo eso es inconstitucional, pero revela algo alarmante de un plan que ha fabricado una administración famosa por su cinismo y capacidad para mentir” (“Crisis financiera: Súper rescate en Wall Steet. ¿funcionará?”; A. Nadal; La Jornada ;24/09/08)
En una tónica similar, Oscar Ugarteche llega a conclusiones bastante parecidas a las arriba citadas, particularmente con relación a los efectos negativos que desencadenarán el famoso plan Paulson.
Para el citado economista, la actual “carrera por el dólar” que se está presenciando en el mundo entero (que dicho sea de paso, como veremos al final del presente artículo, es una paradoja), que se observa de manera clara con la reevaluación que está sufriendo ésta moneda en los últimos días, pasando de 1.60 a 1.30 por euro, indica, según su perspectiva, una venta acelerada y gigantesca de muchos agentes financieros desde EEUU de sus posiciones en diferentes bolsas de valores alrededor del mundo, para depositarlas en dólares en el circuito financiero norteamericano. El riesgo que Ugarteche prevé con ello es la caída de la economía de EEUU en la estanflación, o, dicho en otras palabras, en el estancamiento con inflación (“Pánico tras el plan Paulson”; O. Ugarteche; Alainet; 06/10/08).
Por su lado, Andrés Oppenheimer tiene razón al recordarnos que la única forma en que podría funcionar algún plan de rescate y de saneamiento de la economía norteamericana es a través de un plan de austeridad (“Estados Unidos debe tomar su propia medicina”; A. Oppenheimer; El Nuevo Herdal; 10/09/08 ).
El problema es que para no derrumbarse la economía real de ese país necesita ser urgentemente “inyectada” con liquidez, y dados los enormes recursos que en los pasados días se le han transferido al sistema financiero, el gobierno difícilmente superará la tentación de poner a funcionar a todo vapor la maquinita de impresión de billetes (con su ominosa cauda de espiral inflacionaria), o, en tal disyuntiva, la otra alternativa para el gobierno norteamericano (independientemente de quien gane las elecciones generales), sería la imposición de un régimen fascista que apague y reprima a sangre y fuego el enorme descontento social que todo esto acarrearía (Ver Edición No. 35 y No. 37 De Tulum).
Paradoja # 8
A mayor “debilidad” mayor peligrosidad.
Frente a esta enorme crisis económica internacional se han formado 2 grandes bloques de opinión entre analistas de todas las latitudes y tendencias; el primer grupo (quizá el mayoritario) sostiene que la presente crisis significa el incuestionable declive del neoliberalismo, del dólar y de la hegemonía mundial de los Estados Unidos.
El segundo grupo sostiene todo lo contrario. Interpreta la actual crisis como un reacomodo sistémico y es más, sostienen que ese mismo reacomodo es una muestra de la vitalidad del capitalismo, de su gran capacidad de adaptación y de re-posicionamiento.
Debido a que en el ambiente prevalecen actualmente las opiniones del primer grupo (la tesis del declive irreversible del imperio y sus doctrinas), vale la pena escuchar algunos argumentos del segundo grupo, que me parece son minoría en éstos momentos.
Por ejemplo, con relación al neoliberalismo, Emir Sader opina que todavía no ha fallecido, aunque en efecto acepta que se está agotando; “El neoliberalismo no termina, pero se agota, dando paso a un período de disputa de alternativas en las que –por el momento- sólo se ven en América Latina aparecer propuestas para su superación…” (“¿Se acabó el neoliberalismo?”; E. Sader; La Jornada; 29/09/08).
Y con relación al dólar, el cual paradójicamente, como citamos anteriormente, se ha estado fortaleciendo con la crisis, J. Fiori la explica con el hecho de que la remuneración de los pasivos externos financieros de EEUU se fijan de manera exclusiva en dólares (algo íntimamente ligado a la gigantesca deuda externa de ésta país), un hecho incontrastable que rebasa la lógica puramente económica para convertirse en una realidad de incuestionable hegemonía política, pues de esa forma la suerte de los demás países queda inextricablemente atada a la suerte de la economía del imperio.
Fiori ilustra lo anterior al citar textualmente declaraciones del influyente economista chino Yuan Gangming; “es bueno para China invertir mucho en los Estados Unidos, porque no hay muchas opciones para sus reservas internacionales de casi 2 billones de dólares, y las economías de China y EEUU son interdependientes” (“El mito del colapso norteamericano”; J. L. Fiori; Revista Sin Permiso; 12/10/08).
Y en cuanto a la hegemonía de los EEUU el mismo autor menciona que aunque parezca ilógico, la presente crisis podría reforzar aún más en el futuro el poder hegemónico mundial de los Estados Unidos.
Este planteamiento lo sustenta básicamente con 3 argumentaciones;
La primera es que hasta el día de hoy casi todas las crisis del sistema mundial capitalista ha sido generada por la propia potencia hegemónica. La segunda argumentación es que éstas crisis son manifestación de la propia expansión victoriosa (y no por su declinación) de las potencias que las generan, y por último, es que el éxito económico de la potencia hegemónica (EEUU) es del interés fundamental del resto de Estados que compiten por “sustituirla” (como queda reflejado en la opinión de Gangming) (J. L. Fiori; artículo citado).
Estas opiniones de Fiori sobre el hecho de que al resto de Estados del mundo (particularmente los que aspiran a sustituir el lugar de esa potencia), están interesados en que la economía de Estados Unidos no se derrumbe, está a tono (al menos parcialmente) con la postura que tienen al respecto los investigadores del Laboratorio Europeo de Anticipación Política (LEAP/E2020).
Por ejemplo, al analizar la actual paradójica conducta detrás del fortalecimiento inusitado del dólar, hecho sumamente extraño que se produce en medio de la más virulenta crisis financiera de Wall Street desde la Gran Depresión de 1930, sucede que desde principios de julio hasta los días actuales del presente octubre (2008), la moneda norteamericana se ha venido fortaleciendo aceleradamente frente a otras.
La explicación que los investigadores del LEAP le dan a esto es que se debe a una enorme manipulación monetaria de gran escala, liderada por el Departamento del Tesoro de los EEUU y el Banco de la Reserva Federal (FED), y en donde estarían involucrados de manera directa, el banco central de China, Japón, y los bancos centrales de Gran Bretaña y la Euro-zona (“GEAB No. 27; Why LEAP/E2O2O maintain their anticipation of a 1.75 EURUSD Exchange rate at the end of 2008”; september 16th, 2008).
Para los miembros del LEAP este artificial repunte del dólar no es otra cosa más que la demostración de la enorme profundidad y gravedad del acelerado colapso del dólar, y por ende de la economía de EEUU, tendencia iniciada según su opinión, desde fines de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Sin embargo, a diferencia de la opinión de Fiori (quien en efecto considera que muy probablemente EEUU saldrá mucho más fortalecido después de superar la presente crisis), para los investigadores del LEAP los efectos paliativos de esta gigantesca operación de manipulación e intervención monetaria internacional a favor del dólar, resultará en el estallido de otra burbuja y de una crisis norteamericana aún mayor, hecho que ellos sostienen reafirmando sus anteriores predicciones, en el sentido de que a fines de este turbulento e histórico año 2008 el dólar caerá a 1.75 por Euro (GEAB No. 27; título citado).
Krugman, por su lado, el economista y articulista que por estos días ha sido nominado como ganador del Nobel de Economía del 2008, va también por el mismo lado de Fiori, al sostener que la actual crisis derivará en una larga recesión pero no en un colapso de la economía norteamericana, en gran medida, según el mismo Krugman, gracias a la masiva intervención de la banca central europea, ocurrida durante la inusual reunión de jefes de Estado europeos el recién pasado domingo 12 de octubre (“Habrá recesión prolongada, no colapso”; Krugman; La Jornada; 14/10/08).
De cualquier forma, ya sea que en realidad la crisis finalmente ya está controlada luego de la intervención China-europea (recordemos que ya el 29 de septiembre habían dicho lo mismo luego de la aprobación del plan de rescate Bush-Paulson), o de que sólo se está tratando de ganar tiempo, pero que será inútil, pues estallará dentro de poco una burbuja aún mayor, tal y como sostiene el equipo de investigadores del LEAP, de todas maneras, resulta evidente que la fracción hegemónica del sistema inter-estatal capitalista (Europa y China a la cabeza), no está dispuesta bajo ningún motivo a dejar caer la economía norteamericana.
En otras palabras, estaríamos prácticamente hablando de las tesis que plantean la existencia de viejas aspiraciones por parte de grupos financieros de poder geográficamente focalizados (los anglosajones por un lado, y los asiáticos por otro), quienes estarían ganando influencia y posiciones al intervenir como los “salvadores” de la actual crisis de la economía de EEUU.
Al respecto de todo lo anterior, mi opinión personal (a contrapelo de lo que sostiene el prestigiado economista Michel Hudson, varias veces citado a lo largo de este artículo), quien sostiene que es evidente que ante todo esto “nadie tiene un plan”, yo sí creo que, en buena medida y al menos parcialmente, ésta crisis es el reflejo de un “caos relativamente planificado” (ver más detalle al respecto en; “El Cuarto Reich”; Sergio Barrios E.; Edición No. 37 de Tulum).
Y lo anterior nos lleva a la conformación de otros 2 tipos de grupos de opinión frente a la actual crisis; la de los partidarios de las teorías conspiracionistas y el grupo de los partidarios del declive descontrolado (quizá la posición más objetiva y realista esté en una tercera postura intermedia, que combine los elementos principales de las 2 anteriores). Pero ese es ya tema para otro artículo futuro.
Paradoja # 9
El capitalismo del siglo XXI no tiene proletariado. Hay “cadáver” pero no hay “enterrador”.
Pero aún insistiendo en que supuestamente toda ésta crisis no es otra cosa sino la clara manifestación del declive irreversible de EEUU como potencia hegemónica mundial, y del “próximo” “colapso” del sistema capitalista, todavía quedaría pendiente de encajar una pieza faltante; ¿quién se encargaría de enterrar al muerto?
Desde el punto de vista del marxismo clásico, el proletariado sería la fuerza social y política encargada de cumplir el papel histórico de enterrar al capitalismo.
Pero en los actuales momentos y frente a la presente crisis del siglo XXI, no se aprecia ningún actor social o político que esté en condiciones reales de asumir (o al menos de acelerar) semejante tarea histórica. Como lo menciona Erick Hobswbam en la cita del encabezado de éste artículo, la izquierda (o mejor dicho, las izquierdas), están lejos de Marx, pues entre otras cosas, en el largo camino de la lucha anticapitalista se han extraviado entreteniéndose demasiado en el anti-globalismo (M. Musto; artículo citado).
Ello no significa que la presente crisis no pueda servir de catalizador en la generación de nuevos procesos políticos y sociales, que tiendan a propiciar la configuración de actores colectivos capaces de suplantar el rol histórico que Marx le endosó al proletariado del siglo XIX y del XX.
De hecho, las reacciones provocadas ante los planes de rescates financieros y la opción preferencial por los ricos y banqueros de parte de las élites políticas de EEUU y Europa, ha desatado la ira entre extensos sectores sociales de las clases medias y populares al menos y de momento en Estados Unidos.
Esas reacciones y su posible escalamiento o transformación como probables disturbios sociales tienen preocupadas a las élites políticas y económicas norteamericanas. Amy Goodman, conocida periodista estadounidense reporta que el ejército de EEUU pondrá en funcionamiento a la brevedad a la recién creada fuerza especial denominada Consequence Management Response Force –CCMRF-, cuyas siglas, como ella misma menciona, se pronuncian en inglés “sea-smurf”, o “pitufo marino” (Amy Goodman; Columna semanal; Democracy Now; 14/10/08), que entre otras tareas importantes al interior de EEUU, estará la de combatir probables rebeliones sociales.
Es evidente que la lucha de clases está “de vuelta”, paradójicamente, a pesar y con la inmensa e involuntaria ayuda del mismo “Consenso de Washington”, y también a pesar mismo de la enorme pasividad y desconcierto estratégico e ideológico de extensas porciones -sino todas- en las izquierdas mundiales, que muy poco o casi nada tienen que ver con las causas directas y decisivas de la presente crisis del capitalismo hegemónico (CCH).
Aunque la lucha de clases en realidad nunca ha cesado, sí es cierto que había sido invisibilizada con mucho éxito mediante la manipulación ideológica post-derrumbe del muro de Berlín, mediante el engañoso discurso anti-terrorista fabricado al estilo 11-S y, a través de la perorata neoliberal del supuesto triunfo omnipotente del mercado, doctrina difundida como catecismo, en especial, por los 2 frentes culturales más importantes del capitalismo mundial; la extensa red de una buena parte de universidades del mundo y por Hollywood.
Resulta ocioso resaltar en detalle las razones por cuales estos mecanismos ideológicos han quedado ahora muy desgastados. Lo que no está muy claro es cuál será (o cuáles serán) las fuerzas sociales que reconfigurarán al nuevo “proletariado”. En América Latina y en otras latitudes, tanto el tradicional campesinado como el sector obrero industrial y las capas medias urbanas, están sumamente golpeadas y desarticuladas tras más de 3 décadas de sistemático vapuleo neoliberal.
Y por otra parte, no se sabe hasta que punto las nuevas condiciones y respuestas de reconfiguración sistémica que surjan (o se impongan), desde los tradicionales y nuevos centros hegemónicos del capitalismo, vayan a permitir la creación de espacios políticos favorables para la rearticulación nacional e internacional de nuevas respuestas y fuerzas sociales anti-capitalistas.
¿Qué ha muerto? ¿Qué permanece?
Tal y como sostiene Gustavo Esteva, “nadie sabe con certeza qué fue lo que murió en la peor crisis económica desde 1929”, sin embargo, dicho economista nos propone un listado tentativo de los “cadáveres” que ya están certificados como tales al presente;
a. El fundamentalismo de mercado.
b. El neoliberalismo entendido como “Consenso de Washington” (con vergonzosa sobrevivencia todavía bastante fuerte en México y Colombia y otras zonas del mundo).
c. Wall Street como el centro financiero mundial.
d. La capacidad imperial de EEUU.
e. La hegemonía mundial del dólar.
En un sentido más global, el autor citado diagnóstica la actual coyuntura histórica en los siguientes términos;
“El ánimo de transformación es profundo y extendido. Alimenta por todas partes la esperanza. No obstante, es tal la magnitud y profundidad de los cambios que es indispensable realizar, y tan fuerte el peso de los intereses que se les oponen y de diversos fundamentalismos ideológicos, que resulta casi imposible intentarlos. Es sensato, por ello, prepararnos para turbulencias aún más severas que las actuales, no exentas de violencia, que estarán tan cargadas de oportunidades como de los inmensos peligros habitualmente asociados con el fin de una era” (“¿Punto final?”: Gustavo Esteva; La Jornada; 06/10/08).
Conclusiones generales preliminares
Hay actualmente en marcha un grande y profundo proceso global de reconfiguración global del sistema capitalista.
No es el fin de éste sistema pero sus mutaciones actuales son profundas. Es evidente que el rol crucial de China como “salvador momentáneo” de la economía norteamericana, lo afianza como la nueva potencia mundial de facto, independientemente que las operaciones de rescate financiero de Paulson y/o de las bancas centrales europeas funcionen o no.
Desde la perspectiva específica de los sectores populares, democráticos y revolucionarios de América Latina, el gran desafío que tenemos ahora frente a estos eventos cataclísmicos, es descifrar con gran cuidado, objetividad y responsabilidad, las consecuencias positivas y negativas que tales cambios tendrán para nosotros y nuestras causas de cambio social. Es urgente develar al nivel de detalle las nuevas oportunidades y amenazas que todo esto trae consigo.
De momento, lo más inmediato y evidente que tenemos a la vista es la muy probable profundización y extensión del desmoronamiento acelerado del sector real de la economía norteamericana (su sector industrial y de prestación de servicios).
Tal circunstancia (o su gran posibilidad inmediata), nos coloca en situación de verdadera alerta económica (de hecho, ya al momento en países como México las remesas en los últimos meses han sufrido reducciones de hasta un 12 %, y algo similar está ocurriendo en varias naciones centroamericanas), y debería ser suficiente motivo para el inicio de la elaboración conjunta y consensuada (sociedad civil-Estado), de urgentes planes y programas conjuntos de “amortiguamiento social y económico”.
Si los investigadores prospectivos del Laboratorio Europeo de Anticipación Política acertaran nuevamente (y desafortunadamente llevan dos años completos acertando predicción tras predicción), y por otra parte, las predicciones del Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, resultaran desacertadas por ser demasiado optimistas (en el sentido de que no habrá colapso en el 2009 del sector real de la economía norteamericana), entonces el golpe económico, social y político para las pobres y dependientes economías de Centroamérica, México, el Caribe y parte del Sur de América resultará demoledor en el año venidero.
En una buena parte de las sociedades latinoamericanas el Estado ha sido gravemente desmantelado, y los actuales y escasos programas de apoyo y solidaridad social hacia los sectores más vulnerables todavía son demasiado incipientes e insuficientes. El impacto social y económico de las redes de ONGs es muy reducido, y su fragmentación es profunda. La pronunciada existencia de conflictos y polarización política a lo interno de tales sociedades también conspira en contra de las necesidades de respuestas integrales.
Por lo demás, resulta dudosa la celeridad operativa con la que puedan ser implementadas en forma de planes y programas de apoyo social, las decenas de miles de dólares que tanto el BID como el Banco Mundial han prometido recientemente a las naciones latinoamericanas (falta ver bajo que condicionantes), especialmente como fondo de ayuda de emergencia ante la actual crisis.
Quizá con la excepción de Brasil, Venezuela y Chile, concretizar eso tomará tiempo, y la crisis actuales avanzan a pasos mucho más acelerados que las lentas capacidades de respuesta de los Estados latinoamericanos.
En todo caso, resulta evidente que las medidas sociales paliativas son o serán apenas un primer escalón. Las respuestas verdaderas tendrán que ser de orden integral y estructural, orientadas hacia la reconfiguración de nuevos modelos de producción, acumulación y distribución económica en las sociedades latinoamericanas.
Intentar semejante tarea histórica puede ser el beneficio que la actual crisis del capitalismo hegemónico le herede a Latinoamérica.
Epílogo: Lenin en Wall Street
El título del presente artículo-ensayo se debe a la siguiente escena de política-ficción; Lenin visita Wall Street con el fin de otorgar la Condecoración “Gran Perturbador del Sistema Capitalista”. Una serie de personajes esperan ordenadamente en fila su respectivo turno; Richard M. Nixon, Ronald Reagan, Margaret Tatcher, Alan Greenspan, Bill Clinton, Ben Bernanke, Henry Paulson y G. W. Bush. Se observa a McCain y a la señora Palin aplaudiendo efusivamente.
Sergio Barrios Escalante
Científico social e investigador. Ensayista y escritor. Sobreviviente del holocausto neoliberal.
http://alainet.org/active/27015&lang=es
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