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Elecciones presidenciales en el Perú
Luchar por un programa y una política socialistas

Aníbal Montoya

El Militante


Latinoamérica vive unos de los momentos más convulsos e inspiradores de su historia. El gran despertar de
las masas a la vida política, producto de la crisis capitalista, está llevando a terremotos sociales y
políticos en un país tras otro. La reciente victoria de Evo Morales en Bolivia con el 54% de los votos es
la última expresión de esto, como un subproducto de la situación revolucionaria que se vive en el país
andino. Este giro a la izquierda ha tenido su efecto en el Perú, si bien de una forma distorsionada,
ubicando al proyecto nacionalista de Ollanta Humala en el primer lugar de las encuestas oficiales para las
próximas elecciones presidenciales, con un 32% de apoyo popular, y subiendo, con grandes probabilidades
de ocupar la Casa de Pizarro tras las elecciones de Abril próximo.

Perú sufre una crisis profunda. Es un caso único en la historia parlamentaria mundial que un presidente, como
Toledo, que no contaba con más de un 6% o un 8% de apoyo popular en los últimos años, haya podido
mantenerse hasta el final de su mandato. Esto fue así por el pánico de los capitalistas y terratenientes
peruanos, y del imperialismo, a un vacío de poder que no podía ser llenado por ningún otro político burgués
dado el enorme desprestigio de todos ellos. Por eso, todas las fuerzas burguesas, oficialistas y de oposición,

incluyendo al APRA, que carecían de unareal alternativa, optaron por sostener a Toledo hasta el final.

Pero no cabe ninguna duda que en esto, también les cabe una parte importante de responsabilidad a los
dirigentes sindicales de la CGTP y, en menor medida, del SUTEP, que suscribieron el infausto Acuerdo
Nacional, desmovilizando a los trabajadores, dejándolos correr a su suerte, aceptando en los hechos
la política antiobrera y antipopular de Toledo sinoponer una verdadera resistencia. Se limitaron a
decretar algunas movilizaciones cuando la presióndesde abajo se hacía insoportable, pero sólo para
descomprimir el vapor acumulado en la olla, convocando algunas movilizaciones mal preparadas y organizadas
que tenían un efecto más bien desmoralizador, para así justificar su política de pactos y consensos con el
gobierno de Toledo, aunque se lo criticara "de palabra".

En Perú se vive una verdadera crisis del régimen capitalista y de sus instituciones. La judicatura, el
Congreso y todas las demás instituciones oficiales del Estado burgués son igual de impopulares y están
desacreditadas. La deuda pública supone el 47% de la riqueza nacional, el PIB, y se lleva el 27% del
Presupuesto nacional. La pobreza golpea al 54% de la población.

En los últimos tiempos fueron constantes las movilizaciones de los campesinos y cocaleros, de los
estudiantes, y de otros sectores populares. También hubo importantes movilizaciones obreras de los
trabajadores de la electricidad, de Leche Gloria (Nestle), Kola Real, Coca Cola, Backus, Cogorno, etc.,
de los médicos técnicos, y Construcción Civil.

En el Perú, la política timorata, socialdemócrata y conciliadora con la burguesía, de los dirigentes
reformistas de los Partidos Comunistas peruanos (PC-Unidad y PC-Patria Roja) es la principal
responsable de la orfandad política en que se encuentran los trabajadores y campesinos pobres, y el
resto de sectores populares empobrecidos. Cuando en un país tras otro de América Latina, incluido el Perú,
cada vez capas más amplias de las masas oprimidas se levantan demandando un cambio radical de la sociedad,
hartas de la explotación y la miseria de siglos, es precisamente cuando estos dirigentes reformistas más
se agarran a los faldones de la hipócrita, falsa y podrida institucionalidad burguesa, demandando un
"pacto nacional" de obreros y empresarios "nacionales" para supuestamente sacar al país hacia delante. En su
degeneración reformista, estos mal llamados dirigentes "comunistas" ni siquiera se atreven a exigir el
desconocimiento de la deuda externa, ni la reestatización y nacionalización de las empresaspúblicas privatizadas

en los últimos años, salvo de aquellas "que no cumplan con los proyectos deinversión pactados". Sobre la reforma

agraria, nodicen ni una palabra. Ni siquiera plantean la nacionalización del gas de Camisea, que el gobierno de
Toledo entregó a los pulpos multinacionales de loshidrocarburos, en lo que representa la tercera reserva
de gas más grande del continente, por detrás de Venezuela y Bolivia.

Si la naturaleza aborrece el vacío esto también ocurre en la política. Como está sucediendo a lo largo y
ancho de América Latina, ante la ausencia de una dirección en los viejos partidos tradicionales de la
clase obrera, se pueden producir todo tipo de variantes peculiares. Los problemas de las masas son
demasiado agudos como para permitirse un retraso. Las masas trabajadoras deben intentar encontrar una
salida, buscando una alternativa al actual callejón sin salida que las condena al servilismo y la miseria.
Giran hacia partidos como el PRD en México y el Movimiento Bolivariano en Venezuela. En el Perú, ante
la ausencia de alternativas y la pérdida de autoridad de los PC’s por sus falsas y equivocadas políticas de
conciliación de clases, ha emergido el dirigente nacionalista Ollanta Humala como un referente para
amplios sectores de las masas oprimidas peruanas, particularmente en las zonas rurales y más
empobrecidas del interior del país

Las masas exigen soluciones a sus problemas. Probarán a estos partidos, a estos dirigentes y movimientos.
Sólo sobre la base de la experiencia pueden llegar a las conclusiones necesarias.

Estas variantes parecen romper los modelos establecidos tan gastados por la historia. Se crean
ilusiones en que es algo absolutamente nuevo y original. Pero realidad no es así.

Todos los intentos de descubrir una "tercera vía" entre el capitalismo y el socialismo han fracaso y
necesariamente deben fracasar. O el proletariado toma en poder en sus manos y emprende la reconstrucción
radical de la sociedad o, tarde o temprano, la reacción capitalista estrangulará la revolución. No
hay excepciones a esta férrea ley histórica.

¿Quiénes son los Humala?

Ante esto hay una campaña feroz por parte de los políticos burgueses, incluido el APRA, vaticinando una
dictadura, la huida del capital extranjero, el hundimiento económico del país, etc. si Humala llegara
a la presidencia del Perú. Por esto mismo es necesario saber cual es el origen del movimiento humalista.
Isaac Humala, exmilitante del Partido Comunista-Unidad (que, como abogado, terminó defendiendo a los
empresarios explotadores, y fue expulsado del partido), es el padre de la familia Humala e ideólogo
del movimiento nacionalista peruano que tiene como doctrina el Etnocacerismo. Estas ideas se basan en la
reivindicación de la identidad cultural étnica y la figura de Andrés Avelino Cáceres, militar que dirigió
a las guerrillas indígenas que hicieron la resistencia a las tropas invasoras chilenas en el último cuarto
del siglo XIX. Sin embargo, cuando esas guerrillas campesinas extendieron su lucha contra sus enemigos
internos, los latifundistas peruanos, él les volvió la espalda. Por otro lado, el humalismo suele citar a
Velasco Alvarado, general nacionalista que a principios de los 70 llevó a cabo una reforma agraria
parcial, y la expropiación de las minas, la pesca y el petróleo a las transnacionales.

Sería en los últimos días de la lucha contra la dictadura de Fujimori, que los hermanos Ollanta y
Antauro Humala (ambos militares en reserva, actualmente), se rebelarían y pasarían al escenario
político nacional. Luego, son encarcelados. Ya en el gobierno de transición de Valentín Paniagua serían
amnistiados.

Una vez libres, Ollanta sigue su carrera como agregado militar en las embajadas de Corea y Francia. Antauro
se encargaría de organizar al movimiento nacionalista a partir de una base social como son los soldados en
reserva. Organizan su movimiento político con un discurso popular en defensa de la hoja de coca, el
fusilamiento a todos los corruptos por traición a la patria, la guerra con Chile, revocatoria para todo
funcionario de gobierno, la construcción de una Internacional Incaica, reclamándose ni de izquierda ni
de derecha sino etnonacionalista, y rechazando de palabra el "neoliberalismo".

A diferencia, de los dirigentes de los PC’s se solidarizan con las luchas más importantes como el
Arequipazo, los cocaleros, la revuelta de Ilave, etc.lo que les otorgaría algunas simpatías entre los
sectores más explotados. Sin embargo, sería la toma de la comisaría de Andahuaylas (un pueblo pobre en la
sierra central del país) el 1 de enero del 2005 exigiendo la renuncia de Toledo por traidor a la
patria, cuando saltan al primer lugar de la palestra política nacional.

Pero incluso aquí, su alternativa se reducía simplemente a cambiar Toledo por su Vicepresidente,
David Waissman, en el marco de defensa de lademocracia burguesa.

Una derecha neoliberal dividida

En los últimos meses, el apoyo a los Humala creció a pasos agigantados, con posibilidades reales de ganar
las elecciones presidenciales. Son estas razones las que han puesto a la "clase política" peruana con los
pelos de punta. Sin embargo, han sido incapaces de participar unitariamente en la contienda electoral.
Así, Valentín Paniagua, líder del partido Acción Popular (AP) alcanza el 11%; Alan García, líder de la
Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) tienen el 21%; y Lourdes Flores, lider del socialcristianismo
se ubica con el 28% de apoyo popular, según las ultimas encuestas.
Es en este marco que la campaña electoral se encuentra muy polarizada. Por un lado está Lourdes Flores,
candidata de la derecha conservadora alrededor de la cual se agrupan los sectores decisivos de la clase
dominante y del imperialismo, y por otro, el movimiento nacionalista de los Humala, que con un
discurso antisistema se perfila como lo más radicalizado, quitándole incluso varias reivindicaciones a la dividida y debilitada izquierda peruana.

En el sur y centro del Perú (los pueblos más pobres), el apoyo popular llega a un 70% y 80%. Las últimas
encuestas lo dan como ganador en una segunda vuelta electoral. Así las cosas, las probabilidades de que
los Humala se hagan del gobierno, siguiendo el fenómeno de Evo Morales, son grandes.

La alternativa de Humala

Lo que si es cierto es que Unión Por el Perú, partido con el que Ollanta Humala realiza una alianza política
para poder participar de la lid electoral, es parte del "establishment". Además, Ollanta tiene como parte
de su candidatura presidencial a Gonzalo García y Carlos Torres Caro, gente que defienden la democracia
liberal y están vinculados con la banca y Washington.
A esto hay que agregar que entre los principales asesores del movimiento de Ollanta están Fernán
Altuve, ex congresista del Opus Dei y ex-militante del Partido de Fujimori, un fascista ciertamente conocido;
Gustavo Bobbio y Ludwing Essenwagen, ex altos oficiales de la Fuerza Armada ligados a los servicios
de inteligencia y responsables de la guerra sucia desatada contra el pueblo.

Realmente, Ollanta no tiene ningún programa político. Según Ollanta, "el libre mercado debe subordinarse a
la nación y jamás la nación al libre mercado". La burguesía peruana no tiene nada en contra de este
aserto. Ya que la clase más poderosa económicamente de la nación es la burguesía y es la que ejerce la
dirección política, es perfectamente natural y aceptable que el libre mercado se subordine a la clase
más poderosa de la nación, que es lo que efectivamente ocurre en cualquier país donde existe el libre
mercado.
Ollanta ya declaró que no expropiará a las multinacionales que explotan los hidrocarburos y el
oro del Perú, sino que se limitará a intentar que el Estado ingrese como accionista en estas empresas.
Sobre el gas de Camisea sólo propone revisar los contratos con las multinacionales, tales como
aumentarles los impuestos al Estado (regalías), pero no nacionalizar el yacimiento.

También mostró sus credenciales de buena voluntad a los empresarios y a los funcionarios del Banco
Mundial, como recoge el principal diario de la burguesía peruana: "Por otro lado, afirmó haberse
reunido con diversos sectores empresariales en el Perú y nadie ha reaccionado mal cuando se mencionó que debe
haber inversión con responsabilidad social incluida. Dijo además que ha dialogado con inversionistas
extranjeros y con funcionarios del Banco Mundial, que están dispuestos a invertir en el Perú". (El Comercio,
20 de marzo).

Persiguiendo esta política, hace unas semanas estuvo de mini-gira por los países de la región, como Brasil
y Argentina, para mostrar sus credenciales políticas en el exterior y ahuyentar cualquier preocupación
hacia un gobierno suyo.
Por supuesto, condimenta su discurso con una fraseología demagógica a favor de los pobres,
imprescindible para aglutinar un movimiento de apoyo de masas.

¿Humala es el Hugo Chávez o Evo Morales peruano?

Aunque Humala se esforzó por vincularse a Evo Morales y Chávez, realmente es un demagogo aventurero que dice
que su programa "no es ni de izquierda, ni de derecha".
Es un hecho, que Ollanta modera su discurso cada día que pasa. Se esfuerza por aparecer como un político
"razonable", "realista", "práctico". En las últimas semanas se alejó políticamente de su padre, Isaac
Humala, y de su hermano, Antauro, que lo acusan a Ollanta de traicionar los ideales etnocaceristas. El
hecho de que haya moderado su discurso, que emplee un lenguaje ambiguo: "ni izquierda ni derecha", y se haya
rodeado de personajes vinculados a diferentes camarillas de la clase dominante, es un indicio de que
prepara una traición a las expectativas depositadas en él.

Humala no es ni Hugo Chávez ni Evo Morales. Es cierto que tienen vínculos políticos con ambos en el rechazo
al "neoliberalismo", pero pareciera que Humala utiliza la figura de Hugo Chávez por el prestigio y los
réditos políticos que le otorga, más que por el avance del discurso de Hugo Chávez cuando plantea la
necesidad de luchar contra el capitalismo y a favor del Socialismo.

Con respecto a Evo Morales, como dice Hugo Blanco, legendario líder campesino peruano: "hay un abismo de
diferencia. Evo ha surgido desde abajo, de las organizaciones campesinas combatientes, despreciadas
por Ollanta". Luego continua, "Precisamente su etnocacerismo lleva a los Humala a ignorar que la
reforma agraria la inició el movimiento campesino indígena de La Convención y Lares negándose a trabajar
para los hacendados, lo que fue reprimido con las armas por el gobierno de éstos y respondido en la
misma forma por la organización campesina indígena.
Repito, Ollanta no es ignorante, sabe esto, pero no defiende la lucha del movimiento indígena que
reivindicó su organización milenaria, el ayllu; levanta la figura del general. Esta es la real
expresión de su etnocacerismo, así es como lo entiende: El militar dirige a los indios, cuando
considera que se están pasando de la raya, si es necesario los fusila, no hay que dejar en manos de los
indígenas organizados su futuro, esa es tarea del militar salvador".

Cuando a Ollanta le preguntan sobre las relaciones con Chile, este responde, "Chile es mi vecino y me
inquieta que compre tantas cosas. No creo que todas esas compras de armas sean para avanzar al Polo Sur.
En ese sentido, exhortó a La Moneda a ser más transparente con sus adquisiciones", (Diario La
República, 31-12-05)
Es muy probable que el hartazgo de los trabajadores peruanos por un sistema político que a empeorado su
nivel de vida y que no les ofrece ninguna perspectiva de mejora puede llevarlos a votar en masa, como en
Bolivia, por aquellos que ofrecen "cambiar las cosas" como los Humala.

En esta perspectiva, pese a que el APRA pretenda izquierdizar su discurso y de polarizar la política
entre éste y la derecha, está lo suficientemente desprestigiado ante las masas de la población que
difícilmente estará en condiciones de alcanzar el número de votos suficiente como para disputar la
segunda vuelta, en el caso de que ninguno de los candidatos obtenga la mayoría absoluta en la primera.
. El resto de candidatos burgueses intermedios no cuentan. Y la izquierda tradicional, agrupada en el
Frente Amplio, va muy rezagada atrás, a penas el 4% de los votos según las encuestas. Así, pues, la votación
quedará muy polarizada entre la candidata de la derecha, Lourdes Flores, y Humala.

A esto hay que agregar que Miguel Morales, de la Confederación Nacional de Industriales y Empresarios
Peruanos (CONFIEP), ha declarado recientemente que el no tiene temor a un gobierno de Ollanta. Estas
declaraciones son contundentes para una caracterización de la política de Humala.
Los elementos de la realidad mencionados anteriormente nos permiten prever que un gobierno de Ollanta giraría
más a la derecha. Y lo que si es casi seguro es que si Humala llegara al gobierno y se derechizara, terminaría

como Lucio Gutiérrez.

Perspectivas electorales

Los trabajadores y campesinos pobres ven en estas elecciones, faltos de otra alternativa, una
oportunidad para castigar a los partidos del sistema; los desprestigiados y ladrones candidatos burgueses y
del APRA.

En este sentido lo más probable es que en el Perú, gran parte de los trabajadores y campesinos salgan a
votar en gran mayoría como una forma de mostrar su bronca contra el sistema político.

Está claro que la clase dominante peruana y el imperialismo están preocupados por una eventual
victoria de Ollanta en las elecciones. Lo consideran un aventurero y no se fían de él. Y lo que más temen
son las importantes expectativas que puede despertar en las masas y que éstas lo obliguen a ir más allá de
sus intenciones. Por eso lanzaron la campaña hipócrita de desprestigio sobre su participación en tareas de
"guerra sucia", etc. Es posible que esto sea verdad, aunque él lo niega tajantemente. Pero es más verdad
que sus críticos burgueses y en el APRA apoyaron el Terrorismo de Estado, primero con el gobierno de Alan
García a mediados de los años 80, y luego con Fujimori en los 90. Más hipócrita aún cuando ninguno de ellos
exige el enjuiciamiento y castigo de los militares implicados en la guerra sucia contra los trabajadores
y campesinos peruanos en las pasadas décadas del 80 y del 90.

Hay que entender el sentimiento profundo que anida en las masas que se expresarán a través del voto porque
verán una oportunidad de quitarse de encima a Toledo y "cualquier cosa que venga será mejor". Por eso, aunque
las encuestas oficiales dan a Ollanta un 32%, lo más probable es que el apoyo real sea mayor; y, como
ocurrió en Bolivia, el hartazgo de las masas puede hacer incluso que Ollanta consiga la mayoría absoluta
en la primera vuelta. Si hay una segunda vuelta, la disputa entre Ollanta y Lourdes Flores estará muy
reñida.

Pero un eventual gobierno de Lourdes Flores no solucionaría ninguno de los problemas que aquejan a
las masas peruanas, lo que crearía las condiciones para una explosión social. Por eso, es inevitable que
en un momento u otro, a la clase dominante y alimperialismo no le queden otra alternativa que
entenderse con Ollanta.

Pero, en ese caso, lejos de tener un Chávez peruano, lo más probable como decíamos antes es que tengamos
una versión local de Lucio Gutiérrez en Perú.

Un gobierno de Ollanta estaría sometido a la presión combinada de la burguesía y el imperialismo por un
lado, y a las expectativas en las masas por el otro. Ya no podrá ocultarse en discursos demagógicos ni en
desviar la atención de la población hacia el nacionalismo antichileno.

Ni la izquierda del Frente Amplio, ni Ollanta defienden el programa que pueda terminar con la
miseria de las masas y sacar al Perú de su atraso. La alternativa para los trabajadores peruanos y los
campesinos pobres no están ni en el programa descafeinado y colaboracionista del Frente Amplio ni
en el programa nacionalista amorfo y vacío de contenido de Humala que pretende contentar por igual a
trabajadores y empresarios, a terratenientes y campesinos pobres, a los pobres del Perú y a las
multinacionales extranjeras.
Sólo un programa socialista y revolucionario que se plantee expropiar a los grandes monopolios, los
banqueros, terratenientes y multinacionales, sin indemnización y bajo el control de los trabajadores y
el pueblo pobre puede dar satisfacción a los reclamos populares, poniendo a disposición de la mayoría los
grandes recursos económicos, naturales y humanos del Perú para sacar al país del atraso y de la opresión
imperialista.

Perspectivas para un gobierno de Ollanta Humala

En la actual situación política del Perú, en ausencia de una alternativa revolucionaria genuina, es
inevitable que las masas, tarde o temprano, pasen por la escuela del nacionalismo burgués de Ollanta.

Hay quien especula con la posibilidad de que, una vez en el poder, Ollanta pueda girar a la izquierda en
líneas chavistas o similar. Pero esa es una hipótesis que no está nada clara, e incluso no parece la más
probable por todo lo que analizamos anteriormente.

Si llega al gobierno, Ollanta Humala se verá sometido a enormes presiones y crisis. Para acelerar la
experiencia de las masas, los activistas obreros y campesinos peruanos deben exigir a Ollanta que pase de
las palabras a los hechos: que expropie a los pulpos multinacionales comenzando por el gas de Camisea, que
nacionalice la tierra y la entregue en usufructo a las comunidades campesinas para que la trabajen
colectivamente, que desconozca la deuda externa y expropie los bancos para utilizar sus recursos en
desarrollar industrialmente el Perú.

Su negativa a impulsar estas medidas, desnudará el carácter fraudulento del nacionalismo burgués y su
incapacidad para romper decisivamente con el imperialismo. Las masas no tolerarán amenazas a sus
derechos democráticos ni la represión, ante la insatisfacción a sus reclamos, como ocurrió con Lucio
Gutiérrez en Ecuador. Esto preparará el camino para crisis y escisiones por izquierda en el movimiento
humalista que deben ser ganadas para una política socialista y revolucionaria.

Por otro lado, pese a su degeneración política reformista, el Frente Amplio, que incluye a los dos
PC’s, sigue controlando los sindicatos, que se mantienen como las principales organizaciones obreras
del Perú. En las bases del Frente Amplio y de la militancia sindical existe una profunda amargura y
descontento con la política reformista de sus dirigentes.

El mal resultado electoral estimulará la crítica interna, por lo que también cabe esperar el desarrollo
de corrientes de izquierda en oposición a las direcciones reformistas. El activismo de izquierda del
Perú también debe dotarse de una política hacia las bases del Frente Amplio y de los sindicatos. Como en
el caso del movimiento humalista, deben plantearles a las bases del FA y de los sindicatos que les exijan a
sus dirigentes un giro de 180 grados en su política, y alentarles a que organicen una oposición de izquierda
con un programa socialista para disputar el control de sus organizaciones a las viejas y gastadas direcciones
estalinistas y reformistas.

El Perú se enfrenta a un profundo desafío. Gane quien gane, las elecciones no resolverán nada. Luego de
pasar por la escuela parlamentaria, las masas trabajadoras volverán a la escuela de la lucha. El
activismo de izquierda del Perú debe acompañar y marchar hombro con hombro con ellas, establecer
vínculos con los sectores más activos y conscientes, incluso con aquellos que ahora mantienen ciertas
ilusiones en el movimiento humalista, pero también con las bases del Frente Amplio y los sindicatos.

De ahí emergerán las fuerzas que harán posible la construcción de un genuino partido marxista
revolucionario de masas que haga posible la transformación radical de la sociedad capitalista, que
saque al Perú de su atraso y opresión secular, en la perspectiva de la creación de una Federación
Socialista de América Latina.

Visítanos: www.elmilitante.org


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