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Nuevo gabinete "K". Reorganización del poder político del kirchnerismo
Julio Godio (*)

Rebanadas de Realidad - Buenos Aires, 06/12/05.-



Sumario

1. Nuevo gabinete "K" y cohesión política en las alturas
2. Quienes son los nuevos ministros y sus roles
3. Opiniones de la oposición
4. Primeras reacciones empresarias
5. Conclusiones

1. Nuevo gabinete "K" y cohesión política en las alturas

El 29 de noviembre el Presidente Néstor Kirchner ha anunciado cambios en la composición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Estos cambios -todavía limitados a los cargos de Ministros- son una consecuencia política del triunfo del kirchnerismo en las elecciones nacionales celebradas en octubre.

Los cuatro nuevos ministros son:

a.. - Felisa Miceli, Ministra de Economía, sustituye a Roberto Lavagna
b.. - Nilda Garré, Ministra de Defensa, sustituye a José Pampuro (ahora diputado nacional)
c.. - Jorge Taiana, Ministro de Relaciones Exteriores, sustituye a Rafael Bielsa (ahora diputado nacional)
d.. - Juan Carlos Nadalich, Ministro de Desarrollo Social, sustituye a Alicia Kirchner (ahora senadora nacional)
Los demás ministros han sido, hasta hoy, confirmados en sus cargos. Pero podría haber nuevos cambios (por ej., en el área del Ministerio de Trabajo).

Luego de las exitosas elecciones nacionales, la tarea principal para Kirchner era política: construir aceleradamente una nueva fuerza política nacional, con base en el peronismo, dotar al PE de mayor cohesión política "kirchnerista", y asegurarse el control de los bloques parlamentarios peronistas en las Cámaras de Diputados y Senadores del Congreso Nacional. El nuevo gabinete responde a la necesidad de cohesionar ideológica y políticamente al PE, con ministros identificados con el liderazgo político presidencial.

El cambio más importante es, sin duda, la sustitución de Lavagna por Miceli en el área de economía. La decisión de Kirchner ha sido muy audaz, dado que Lavagna es una figura con alto prestigio por haber sido el ministro que ha dirigido el exitoso proceso de recuperación económica desde mediados de 2002 (como Ministro de Economía del gobierno de emergencia presidido por Eduardo Duhalde) y luego, desde mediados de 2003 hasta fines de 2005 con el actual gobierno.

Cuando Kirchner llegó al gobierno en 2003, carecía de un equipo de gobierno propio. Su base política principal era el llamado "Grupo Calafate" y su núcleo de dirigentes " pinguinos". Necesitaba incorporar a cuadros políticos y técnicos del duhaldismo, funcionales a su proyecto peronista-desarrollista. Entre esos cuadros se destacaban dos personalidades: Pampuro (duhaldista) y Lavagna (afín a Duhalde). Ambos fueron ministros clave del kirchnerismo, el primero realizando un proceso de subordinación política de los altos mandos militares al nuevo presidente, el segundo dando continuidad a la gestión económica, asegurando las negociaciones de la deuda externa y el incipiente proceso de recuperación económica.

Pero ni Lavagna ni Pampuro eran "incondicionales" al nuevo presidente. Lavagna es un economista de formación keynesiana- socialdemócrata, con una fuerte disposición a la política. En la medida que su gestión fue exitosa, mayor su predisposición a aspirar a la presidencia de la Nación. En este juego político Lavagna trató de asegurar su propio espacio político y no ocultó que basaba su futuro político en una "transversalidad" diferente a la propuesta por Kirchner. Mientras este se proponía fundar una nueva hegemonía política peronista-desarrollista "transversal" con apoyos puntuales en algunas grandes empresas, Lavagna pretendía sumar su persona a un bloque político constituido por el kirchnerismo, el duhaldismo y el alfonsinismo, con sustento en el mundo empresario en la Unión Industrial Argentina (UIA) y en la CGT.

Kirchner y Lavagna pertenecen a dos generaciones políticas distintas. Kirchner es hijo de una generación políticamente audaz (la de los '70); Lavagna es hijo de una generación (los '60) proclive a los acuerdos políticos entre los partidos tradicionales. Kirchner aspira a fundar una hegemonía política fundada en un revival de la voluntad revolucionaria de los '70; Lavagna cree en cambio en la moderación política y en los compromisos entre las fuerzas políticas tradicionales. Ambos comparten las mismas ideas económicas industrialistas, pero Kirchner cree que es necesario obligar al mundo empresario (e incluso sindical) a aceptar la direccionalidad política del Estado, mientras que Lavagna cree necesario un compromiso negociado con las organizaciones empresarias y los sindicatos. (1)

Para Kirchner, Lavagna es consecuente en sus metas, pero incapaz de entender que se necesita más audacia para enfrentar la crisis global argentina. Lavagna cree que los ímpetus "antimonopolistas"y anti-FMI de Kirchner son peligrosos, aunque conciten apoyo popular.

Como era previsible, el compromiso de Kirchner con Lavagna duraría el tiempo que el Presidente necesitaba para ser votado masivamente por el pueblo. Ese período terminaría en las elecciones nacionales de noviembre de 2005. Entonces, Kirchner se sentiría fuerte y con capacidad de sustituir a Lavagna por una persona incondicional a sus decisiones. Esta conclusión de Kirchner sirvió también para establecer el fin del rol de Pampuro en el gobierno. Kirchner también ha sustituido a Bielsa, pero las causas requieren una nota especial, dado que se mezclan el carácter independiente del ex-ministro y la creencia de que Bielsa era demasiado "tolerante" con el gobierno norteamericano.

Durante estos años, el principal muro de contención para limitar a Lavagna fue el Ministro Julio de Vido. Fue un muro material (por el poder del Ministerio de Planificación y sus capacidades para determinar el gasto público en infraestructura) y político (por contar De Vido con el abierto apoyo de Kirchner). Lavagna trató sin éxito de erosionar a De Vido, llegando a "sugerir" públicamente de corrupción en el uso de los fondos públicos ( construcción) desde su Ministerio en noviembre de este año. Acusar a De Vido era casi como acusar al propio Kirchner.

En las elecciones nacionales de noviembre de 2005 hubo -entre otros- dos grandes derrotados: el duhaldismo y el alfonsinismo, sostenes de Lavagna. Al mismo tiempo, se desarrolló una fuerte confrontación entre Kirchner y Monseñor Jorge Bergoglio, presidente de la Asamblea Episcopal Argentina., y también sostén de Lavagna. Lavagna se mostraba disconforme con la política salarial del gobierno, que consideraba "exagerada" y generadora de inflación, mientras que Kirchner, preocupado por el impacto político de la creciente inflación, recurría a la crítica abierta a las grandes empresas formadoras de precios domésticos.

A principios de diciembre, con el impulso del triunfo electoral de noviembre, Kirchner decidió sustituir a Lavagna, como parte de la reorganización del gobierno nacional. Las diferencias de enfoques político-estratégicos y las referidas a la coyuntura económica (diferencias de enfoque para enfrentar a la inflación) dieron por finalizado el compromiso político entre Kirchner y Lavagna. La ruptura entre ambas personalidades es el hecho que simboliza que el Presidente Kirchner ha decidido con audacia el inicio de una nueva fase política, que debería desembocar en un nuevo triunfo electoral en las elecciones presidenciales de 2007.

2. Quienes son los nuevos ministros y sus roles

Las nuevas figuras que se incorporan al PE son figuras que se corresponden con el perfil que Kirchner ha establecido: ser incondicionales al Presidente y pertenecer a su generación política. Estos dos requisitos son ampliamente cubiertos por Felisa Miceli, Nilda Garré y Jorge Taiana. Juan Carlos Nadalich es un "pingüino", es decir, una persona de la "familia política" de Kirchner.

Felisa Miceli (51 años): es economista, casada con un ex-dirigente montonero; es licenciada en Economía por la Universidad de Buenos Aires, donde también es profesora. En su juventud fue militante de pequeños partidos marxistas, de donde proviene su fuerte vocación por vincular a la economía con los temas sociales. Durante la dictadura militar se incorpora a trabajar en la consultora Ecolatina (presidida por Lavagna). Su identificación ideológica con Lavagna es profunda. Con la llegada al gobierno de Néstor Kirchner, y apoyada por Lavagna, Miceli pasa a ser Presidenta del Banco Nación.. Es especialista en temas financieros y Vicepresidenta Primera de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina. (2)

Felisa Miceli comparte con Lavagna una visión "heterodoxa" (neokeynesiana) de la economía, pero en los últimos años se acercó a Kirchner, a quien considera el líder político que se ajusta a esta fase "neodesarrollista". En los últimos meses, previendo el retiro de Lavagna, insinuaba a sus amigos políticos que Lavagna era "demasiado conservador" para una etapa económica que requería más voluntad para aplicar políticas de redistribución de ingresos y de fomento del capital estatal nacional.

Está claro que Kirchner decidirá el curso de la economía. Pero ¿cuáles son las ideas principales de la nueva Ministra de Economía? Su paradigma económico parte de la idea de que se debe garantizar el superávit fiscal, un tipo de cambio "competitivo" y apoyo al proceso de sustitución de importaciones y de reindustrialización. Pero su primera diferencia con Lavagna es que buscará frenar la inflación a través de una legislación de defensa del consumidor y antimonopólica. Sostiene que los aumentos de salarios deben ser moderados, pero necesarios para una mayor distribución del ingreso. Su apuesta -en concordancia con Kirchner- es construir un capitalismo "dinámico y eficiente". (3) En función de garantizar este objetivo, Miceli se ha manifestado "más dura" que Lavagna en el trato con los acreedores externos y el FMI.

A diferencia de Lavagna, Miceli coordinará sus políticas económicas con el Ministro de Planificación Julio De Vido. Será la "voz de Kirchner". Pero se trata de una economista con buena formación, pero todavía no reconocida como experta "de nivel" en los medios empresarios. Está por verse como se enfrenta con temas como inflación, salarios, negociaciones con empresas de servicios públicos privatizadas, y con los nuevos vencimientos con el FMI en 2006-2007, entre otras complejidades.

Jorge Taiana, actual Viceministro, pasa ser Ministro de Relaciones Exteriores. Taiana porta un apellido peronista: su padre fue el médico personal de Juan D. Perón. Es sociólogo, de 55 años y una larga trayectoria política en la diplomacia a partir de la presidencia de Menem (1990). En su juventud, en los '70, fue miembro de la Juventud Peronista (JP), controlada por Montoneros), pero no fue montonero sino "camporista". Pasó 8 años en la cárcel. Ha sido miembro del "Grupo Calafate" (kirchnerista) y en 2002, con antiguos compañeros de la JP, forma el "Grupo Michelangelo", sustento del Presidente Kirchner. (4) Durante 2003-2005 Taiana fue el principal informante de Kirchner en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Contaba con la absoluta confianza del Presidente.

Taiana no es "confiable" para la Administración Bush. Esta considera que, pese a los años y experiencias recogidas Taiana es todavía demasiado" antiimperialista". Tampoco le tienen confianza en el Foreign Office, por sus posturas duras sobre Malvinas/Falklands. Taiana compensa esos déficits curriculares siendo interlocutor privilegiado del presidente Lula de Brasil, en especial de su asesor Marco Aurelio García. También lo es del Presidente de Venezuela Hugo Chavez.

Está claro que Taiana será "verticalista" en su relación con Kirchner. Aplicará a rajatabla la política exterior fijada por Kirchner. Tal política exterior - como se ha aplicado entre 2003-2005 para de la premisa estratégica de recuperar la iniciativa internacional argentina partiendo del circulo concéntrico de protección que es Mercosur, pero dentro del cuadro de "multilateralismo "desideologizado"" con puntos focales en las relaciones con EE.UU., la UE y China. Para la nueva etapa política internacional, Kirchner llegó a la conclusión que necesitaba un Ministro de Relaciones Exteriores de confianza pero de "bajo perfil" (a diferencia de Rafael Bielsa, un intelectual con alta autoestima y perfil independiente). Lo ha encontrado en Taiana.

Nilda Garré (60 años), abogada, es una antigua militante peronista. Fue montonera y joven diputada nacional (1973-75). En 1972 participó en el vuelo chárter que trajo a Perón a Argentina desde el exilio en España. Fue esposa de Juan Manuel Abal Medina, ex Secretario General del PJ durante el gobierno del Gral. Perón (1973-74). Durante la dictadura militar permaneció en Argentina, sin ser detenida. A finales de la dictadura, se transformó en asesora del ex-caudillo peronista Vicente Saadi. Fue diputada nacional por el Frepaso y Viceministra del Interior durante el gobierno de la Alianza. Actualmente era embajadora en Venezuela. Garré evolucionó entre 1976 y 1983 de su originaria posición montonera a un nacionalismo peronista moderado. Lo mismo que Taiana, forma parte de una generación que terminó por identificarse con los valores de la democracia política. Pero sin abandonar sus "reflejos antiimperialistas", lo que explica sus simpatías acotadas por Hugo Chávez.

Kirchner ha nombrado a Nilda Garré Ministra de Defensa por tres razones: a) por que al nombrar a una persona de su generación política e identificada con el tema de los derechos humanos reafirma su decisión de continuar obligando a la cúpula militar a romper con el pasado "procesista"; Garré tiene como tarea continuar los nuevos juicios abiertos a militares en actividad involucrados en la represión de los años '70; b) porque es mujer, lo cual también va contra los resabios machistas de las FF.AA.; y c) porque es una señal de que los compromisos militares con EE.UU. se cumplirán, pero sin la pérdida de autonomía nacional. Garré es absolutamente fiel a Kirchner (del mismo modo que lo fue respecto a Chacho Alvarez en años del Frepaso y la Alianza). Si bien es una militante decidida, no es experta en los temas militares. Seguramente encontrará resistencias políticas e ideológicas en la actual cúpula militar.

Con estas tres designaciones y la de Nadalich se completa el Gabinete, permaneciendo en sus cargos el actual Jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández, el Ministro de Interior, Aníbal Fernández, de Salud, Ginés González García, de Educación Daniel Filmus y de Trabajo, Carlos Tomada. Se suma a los cambios en el gabinete la designación, como Secretario de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, de Carlos "Chacho" Alvarez, Vicepresidente durante la Alianza, y ahora mentor ideológico del kirchnerismo. En síntesis: ha nacido un gabinete puramente kirchnerista, o gabinete K., al que es necesario agregar Alvarez por su posición en el centro de decisiones políticas.

3. Opiniones de la oposición

Las principales fuerzas de la oposición de centro-derecha no han emitido aún opinión. PRO y el MPN se mantienen en silencio, pero es previsible que en los próximos días intentarán compatibilizar una postura de crítica al evidente giro de "personalismo kirchnerista" en el manejo del poder con la necesaria cautela para no aparecer como fuerzas provocadoras de desestabilización política. Lo interesante es que en el campo de la oposición moderada (que comparte en el fondo el programa kirchnerista) han surgido opiniones críticas por el desplazamiento del Ministro Lavagna. Así, Ernesto Sanz (presidente del bloque de la UCR en el Senado), Rodolfo Terragno (senador y ex-presidente del Comité Nacional de la UCR) y Eduardo Macaluse (titular del bloque de diputados del ARI) se unieron en criticar a Kirchner por despedir a Lavagna. (5) La reacción indica el desconcierto político en la UCR y el ARI: en realidad, se identificaban con Lavagna, pero pretendiendo utilizarlo tempranamente como espolón de proa contra el propio Kirchner.

La opinión más interesante del centro-derecha proviene del diario La Nación. Publica un editorial titulado "El futuro gabinete", sumamente crítico. Comienza señalando que los cambios no reflejan la necesidad de "apertura" (léase, incorporación de figuras aceptables para el establishment) y se concentra en el conflicto que se generó entre Kirchner y Lavagna. Según el editorial, se habría creado incompatibilidad entre un Presidente que no aceptaba un futuro competidor presidencial y un Ministro que no se sentía cómodo por el estilo autoritario presidencial. Pero, destaca que:

"Las denuncias públicas del ministro acerca del presunto pago de sobreprecios a contratistas de obra pública del Estado no hicieron más que aumentar esas diferencia y aceleraron la salida de Lavagna". (6)

Luego de lamentar que se haya pedido la renuncia a un funcionario que denuncia sobreprecios y coimas, el editorial considera grave que los primeros en solicitar públicamente la renuncia hayan sido el líder piquetero Luis D'Elia y el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano. Reconoce los éxitos de Lavagna en la reconstrucción económica y la negociación de la deuda externa durante su gestión.

Con referencia al nombramiento de Miceli, el editorial refleja la preocupación principal de los grandes grupos económicos locales y extranjeros. Dice:

"A la sucesora de Lavagna le esperan desafíos no menores. Deberá controlar una inflación que viene creciendo lenta, pero inexorablemente; tendrá que crear el clima necesario para que se incrementen las inversiones productivas y para que los empresarios se decidan a asumir riesgos, algo que no se logrará sin fuertes señales de estabilidad en las reglas de juego y de seguridad jurídica, y finalmente deberá reanudar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar vencimientos de deuda más o menos inminentes a tasas inferiores a las que el país puede conseguir hoy en los mercados"

Luego señala la gran preocupación de diversos sectores políticos y militares ante el nombramiento de Taiana y Garré: estos nombramientos, según el editorial, fueron hechos para "exhibir un sesgo de izquierda ante la opinión pública local e internacional". Con referencia a Garré, dice el editorial:

"En particular, el emblemático nombramiento de la actual embajadora argentina en Venezuela, reconocida admiradora de Hugo Chávez, en Defensa parece un gesto provocador hacia los integrantes de las Fuerzas Armadas. Más allá de las discrepancias ideológicas por la antigua militancia izquierdista de la futura ministra, inquieta la posibilidad de que detrás de su designación se esconda algún pacto entre el presidente argentino y su par venezolano, y la idea de avanzar en el llamado eje Caracas- Buenos Aires. Frente a tales conjeturas, cabe insistir en la importancia de manejar con la necesaria prudencia las relaciones con un gobierno al que no caracteriza una clara tendencia democrática"

Sin ningún eufemismo, el editorial finaliza con una exigencia que no es sólo del centro-derecha sino también del centro-izquierda opositor (ARI, Partido Socialista y sectores de la UCR): que Kirchner abandone su política "hegemonista" y se decida a convocar a la oposición al diálogo para "alcanzar consensos políticos y sociales duraderos para encarar los difíciles desafíos que vendrán".

4. Primeras reacciones empresarias

Como es conocido, la relación del Presidente Kirchner con algunas empresas (los supermercados y los frigoríficos) son tensas, por los aumentos de precios de los últimos meses en productos alimenticios. Sin embargo, la actitud empresaria frente al cambio en el Ministerio de Economía ha sido de cautela y expectativa. Puede resumirse así: destacar que la nueva Ministra Miceli dará continuidad a la línea de Lavagna, recalcar que el mundo empresario continuará apoyando la gestión presidencial, pero destacando que el cuello de botella principal que provoca la inflación es la contracción de las inversiones, lo cual desemboca en el inevitable aumento de precios, y que por lo tanto se deben moderar los aumentos salariales.

En oportunidad del juramento de los nuevos ministros, el 1/12, los empresarios presentes coincidieron en general, en sus declaraciones a la prensa, con esta posición. Así, estuvieron presentes, entre otros, en representación de Cámaras y Asociaciones:

a.. Carlos de la Vega, Presidente de la Cámara Argentina del Comercio (CAC);
b.. Mario Vincens, Presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA)
c.. Héctor Méndez, Presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA)
d.. Carlos Wagner, Presidente de la Cámara Argentina de la Construcción
e.. Adelmo Gabbi, Presidente de la Bolsa de Comercio. (7)
5. Conclusiones

Como hemos plantado, este cambio de gabinete se comprende dentro de la estrategia global de Kirchner para los próximos dos años: construir fuertes posiciones institucionales en el Estado y construir una fuerza política partidaria nacional kirchnerista. Kirchner está decidido a constituir una hegemonía política de larga duración. Se percibe como fundador de una nueva corriente política mayoritaria "K", con fuerte sustento en la sociedad civil. Se propone llegar a las elecciones presidenciales de 2007 como candidato presidencial (o lograr que su esposa Cristina de Kirchner sea la candidata presidencial) y ganar esas elecciones.

Utilizando categorías políticas universales pero poco explicativas de la realidad argentina, la gran prensa de centro-derecha y algunos importantes empresarios se han adelantado a caracterizar el cambio en el gabinete nacional como un viraje "a la izquierda". Se trata de una opinión simplista. Kirchner no es un hombre de izquierda, ni lo ha sido nunca. Es un dirigente político formado en el nacionalismo revolucionario montonero, y ahora su proyecto político es modelar al Estado según pautas "neodesarrollistas" y nacionalistas. Cree que es la salida no solo para Argentina, sino para otros países de América del Sur. De allí sus afinidades con los presidentes Lula, Chávez y Tabaré Vázquez.

Partiendo de la tesis de que la crisis argentina persiste y es gravísima, Kirchner desea ser "un nuevo Perón", pero dentro de la democracia pluralista. Su modelo de partido es una versión criolla del Partido Demócrata norteamericano articulado en el FVP, segmentos del PJ y en un fuerte un fuerte núcleo de gobernadores e intendentes afines. Un partido kirchnerista-peronista y trasnversal de tipo federal. Kirchner se escapa a la alternativa de gobernar con "excesivos" acuerdos con la oposición, temeroso de ver licuado su poder y verse sometido a las presiones del establishment de sectores militares, de sectores de la Iglesia Católica y, obviamente, de la embajada norteamericana.

Acosado por el aumento de la inflación, por las dificultades para lograr inversiones para una economía que ha saturado su capacidad instalada, por el peso del endeudamiento externo y por la creciente agitación social y sindical, Kirchner se ha apoyado en su éxito electoral de noviembre para acelerar el proceso de "kirchnerización" de las instituciones estatales. El cambio de gabinete fortalece la capacidad de Kirchner de mayor control personal sobre tres ministerios clave, en particular sobre el Ministerio de Economía.

Sin embargo, la estrategia de Kirchner podría incluis dos "patas débiles". La primera es que su discurso político ha estimulado la puja por la distribución del ingreso en un contexto inflacionario, y el Presidente no tiene gran influencia entre las organizaciones empresarias y sindicales. Prefiere apoyarse en algunas grandes empresas clave (Techint, Aluar, Pescarmona, Repsol-YPF) y en algunos líderes sindicales (Hugo Moyano, y otros). El Presidente desconfía -con razón- de baja disposición de concertación social por parte de los actores sociales. Pero tampoco podrá resolver la falta de concertación con medidas decididas unilateralmente por el gobierno y ejecutadas "mano militari" desde "por arriba", esto es, desde el Estado Nacional.

La segunda pata débil de Kirchner es que es un caudillo peronista, acostumbrado al mando pero con pocas capacidades para construir un partido de masas (que hoy en Argentina es inviable sin la participación de las organizaciones de la sociedad civil), al tiempo que también necesita procesar diferentes tradiciones e intereses políticos que anidan en el peronismo y en la "transversalidad" para poder unir a los diferentes sectores que lo apoyan. Difícilmente Kirchner podrá construir esa fuerza política partidaria sin abandonar las exageradas prácticas caudillistas y voluntaristas de él y de otros miembros de su circulo íntimo. Es cierto e importante que Kirchner ha logrado constituir bloques parlamentarios mayoritarios en el Congreso Nacional, pero en estos coexisten una variedad de intereses corporativos y territoriales propios y de fuera del peronismo que no será fácil congeniar, especialmente si se agravase la situación económica, si se mantiene y agudiza el contexto político de agitación social y laboral, etc. Kirchner deberá eludir los peligros de que su obsesión por contar con mayoría parlamentaria lo conduzca al "síndrome Lula" y que su caudillismo lo conduzca al camino sin futuro de construir una especie de gran pero amorfo Frente Grande.

Notas:
(1) "La salida se precipitó cuando el Presidente se sintió desafiado", La Nación, 29/11/05.

(2) "Felisa Miceli: discípula dilecta de Roberto Lavagna", Clarín, 29/11/05.
(3) "¿Qué piensa la nueva Ministra en temas clave de la economía", Clarín, 29/11/05.
(4) "Un recambio donde se expresa la continuidad de la agenda", Clarín, 29/11/05.
(5) "Lágrimas en la oposición por la salida de Lavagna", Página/12, 29/11/05.
(6) "El futuro gabinete", La Nación, 29/11/05.
(7) "Para los empresarios, Miceli seguirá con la línea de Lavagna", La Nación, 2/12/05.
(*)Director del Instituto del Mundo del Trabajo.
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