No adhiero a Michele
Virginia Vidal (*)
Algún colega entusiasta me incorporó a una lista pública de adhesión de los escritores a Michele Bachelet. Lamento su error, porque yo no soy adhesiva. Tampoco soy militante. Pero tampoco reniego de mi pasado, no se me ha caído ninguna catedral. Procuro ser consecuente en los días que me quedan y pretendo conquistar el orgullo de no haber traicionado a mi juventud y al inextinguible afán de alcanzar la plena lucidez con el propósito de subvertir el orden y hacer la revolución.
Tampoco voy a hacer el ridículo mandando desmentidos. Pero me siento obligada a no permanecer en silencio.
Difícilmente podría "adherir" y proclamar que votaría por una candidata que cuando se le preguntó si conocía acción y pensamientos de su compañero del Frente Patriótico lo negó tajantemente. Una mujer comprometida con una causa que no ha compartido ni platicado con su compañero los sueños de cambiar el mundo, no diré a la hora del amor, pero al menos antes o después, miente. O no está comprometida. O no ama.
Esta candidata también fue tajante para negar que la lucha del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y de todos los jóvenes que en otras agrupaciones combatieron contra la dictadura hubiera sido decisiva para acabar con la tiranía. Lo curioso es que el propio cardenal Silva Henríquez llamó a los que estaban en esa hora contra Pinochet a agruparse, porque de lo contrario, la audaz acción del Frente Patriótico y el apoyo que iba conquistando por parte del pueblo de Chile podían convertir a nuestro país en otro Salvador.
¿Cómo los que somos de izquierda podemos afrontar la coyuntura política a catorce días de la elección?
Es indiscutible que nadie tiene al respecto la más mínima orientación por el lado del Partido Comunista.
El presidente del PC, Guillermo Teillier, luego de plantear por cinco puntos el apoyo con los votos del PC a la candidata, declaró a La Nación el 28 de diciembre que Michele Bachelet "es también la encargada de encantar al electorado comunista; nosotros solos hicimos un llamado a crear conciencia en los militantes". En tan breves palabras, dos conceptos muy interesantes:
La segunda afirmación señala:
La dirigencia del PC hace un llamado a crear conciencia en los militantes.
De ésta, se podría colegir que los militantes no tienen la suficiente conciencia o carecen de ella o hay que creársela. Esto me niego a aceptarlo, porque respeto a la militancia comunista.
Michele es la encargada de encantar al electorado comunista.
En cuanto a la primera, veamos por qué hay que "encantar al electorado comunista".
Encantar es un verbo de riquísimas acepciones:
Encantar es hipnotizar, embrujar, magnetizar, dominar, inmovilizar, dejar boquiabierto, embargar, paralizar, atraer, enamorar, embelesar, hechizar, seducir, embaucar, fascinar, captar. Hipnotizar, como el Flautista de Hamelin a los ratones para ahogarlos. Paralizar, como a la Bella Durmiente del Bosque. Seducir, como el Lobo a la Caperucita Roja...
Todas, absolutamente todas estas acepciones tienen que ver con la penetración en el subconsciente o sea en lo más íntimo y secreto de la mente humana para manipularla y alienarla.
Alienar a una militancia para obtener espurios frutos muy alejados de la revolución, esa palabra antigua y pasada de moda para algunos.
Será la militancia la que piense en todo esto. Y decida.
Por mi parte, me limito a decir que así como jamás apoyaré a la derecha, no puedo apoyar a la Concertación.
El gobierno de la Concertación le imploró a Estados Unidos le permitiera firmar el Tratado de Libre Comercio (TLC), un tratado que deja a Chile más amarrado, desde que se inicia este siglo, que lo que estuvo Panamá con canal y todo en el siglo anterior. Los primeros resultados del TLC se han manifestado en el alza del IVA de un 18 % a un 19% para compensar la pérdida de cuatrocientos millones de dólares anuales que el Estado dejará de recibir en virtud de la baja de aranceles del TLC.
El gobierno de la Concertación no luchó con firmeza por el royalty para la gran minería en manos de las transnacionales.
El gobierno de la Concertación privatizó lo poco que quedó como bien público después de la dictadura.
El gobierno de la Concertación nos burló haciendo pasar por nueva o renovada la mismísima constitución de 1980, del dictador Pinochet, con algún maquillaje, sin haber osado promulgar una nueva constitución verdaderamente democrática ni, menos, llamado a una constituyente.
El gobierno de la Concertación admitió que su presidente Ricardo Lagos asistiera a los funerales de Hugo Banzer, autor de crímenes contra la humanidad, en abierto gesto antisolidario contra el pueblo boliviano y sus luchas.
El gobierno de la Concertación fue tenaz en votaciones sucesivas contra el pueblo de Cuba.
El gobierno de la Concertación se atarantó con destreza innoble en reconocer a los golpistas fascistas contra el presidente Hugo Chávez
El gobierno de la Concertación deja al país con una de las más inicuas distribuciones de ingresos en el mundo. Una distribución del ingreso que alejó toda esperanza de equidad social prosiguiendo la línea impuesta por la dictadura de Pinochet. Es así como la distribución del ingreso según las encuestas CASEN (de Caracterización Socioeconómica Nacional del Ministerio de Planificación) demuestran que el diez por ciento de los chilenos más pobres recibía sólo el 1,5% del PIB mientras que el diez por ciento más rico percibía el 41,3% en 1987 en los últimos años del gobierno militar. Durante los gobiernos de la concertación esta iniquidad se intensificó, la última encuesta CASEN muestra que el diez por ciento más pobre recibe sólo 1,1 del PIB; se ha deteriorado la situación de los sectores medios, en tanto ha aumentado la concentración de 42,3% de la riqueza en el diez por ciento de chilenos más pudientes.
El gobierno de la Concertación impuso la "flexibilización laboral" y se convirtió en el mejor gobierno para los empresarios felices de no tener sindicatos ni huelgas y con fundamentos sobrados para despedir a los trabajadores antes de que se cumpla el plazo para recibir dignas jubilaciones.
El gobierno de la Concertación segregó a la niñez y juventud de Chile impartiéndoles una educación de parias para condenarlos a mano de obra barata que se ofrezca a vil precio en el mercado del trabajo.
El gobierno de la Concertación fue incapaz de acabar con la vergüenza de la educación municipalizada y nada hizo para retornar a la educación fiscal básica, media y universitaria gratuita, de la misma que sus presidentes y sus ministros profitaron.
El último gobierno de la Concertación más todos sus ministros y ministra de salud prosiguió con la privatización de la salud y la reducción de la atención integral de salud a la mayoría de la población.
El gobierno de la Concertación se caracterizó por no reconocer los derechos de los exonerados políticos del 11 de septiembre de 1973, díganlo si no los periodistas exonerados de la Empresa Editora Horizonte y del diario Clarín.
El gobierno de la Concertación se caracterizó por negar los derechos de los exiliados políticos, derechos que han reconocido gobiernos como los de Argentina y Uruguay.
Lo último, pero no lo menos importante: el presidente Lagos le cambió el folio a El Mercurio y su acto quedó patente en las páginas de "Vida Social".
Ante estos hechos tiene que decidir el pueblo de Chile y en este proceso de decisión surgirá la verdadera conducción política que necesita un pueblo que no puede ser insultado llamándolo a encantarse.
Termino usando palabras borradas por los oportunistas.
Feliz año nuevo 2006, compañeras y compañeros. La lucha de masas continúa.
[1] el cambio del sistema electoral binominal por uno proporcional y representativo; ampliar la negociación colectiva a todos los trabajadores y el efectivo derecho a huelga tal como lo plantea la CUT; el reajuste extraordinario de las pensiones para las más bajas y el establecimiento de pensiones asistenciales para todos los mayores de 65 años; la suspensión del proyecto Pascua Lama y una política medioambiental más estricta; impedir la impunidad en derechos humanos.
(*) Virginia Vidal, historia y literatura
(Eddie Morales Piña , Universidad de Playa Ancha )
VIDAL, Virginia. Periodista, novelista, cuentista y memorialista. Nació en Santiago. Fundó la primera sección cotidiana cultural "No sólo de pan...", que publicó durante muchos años en el diario El Siglo. A raíz del golpe militar, fue exiliada en 1976, viviendo primeramente en la en ese entonces Yugoeslavia y en Checoslovaquia, para luego residir hasta 1987 en Venezuela,
Fue miembro del consejo de redacción de la revista Araucaria de Chile, en la que también publicó una serie de artículos. Es autora de relatos cuentísticos y de minificciones como también de novelas; por otra parte, ha incursionado en el formato escritural de los testimonios y memorias. Sus relatos han sido traducidos y publicados en diversas lenguas y medios. Ejerció la crítica cultural en revistas y diarios de Venezuela. Entre sus obras narrativas hay que mencionar "Rumbo a Itaca" (1987), "Cadáveres del incendio hermoso", "Balmaceda, varón de una sola agua" (1991), "Javiera Carrera, Madre de la Patria" (2000) y "Oro, veneno, puñal" (2002). Los textos de carácter ensayístico son "América de a caballo" (1992) y "Agua viva. Gabriela Mistral y la juventud" (1994). Por otra parte, es autora de un libro-entrevista titulado "Testimonios de Francisco Coloane" (1991).
(Entrada del Diccionario (personal) de la Literatura Chilena, Tomo II, Época Contemporánea).