El modelo chileno de corrupción:LA PERVERSA TRINIDAD.:TRES CANDIDATOS Y UN SOLO DIOS NOMÁS Patricio Orellana Vargas
patoorellana@vtr.net
En el museo de la catedral de Colonia, en Alemania, hay una escultura de la divina trinidad, que muestra tres rostros que miran en direcciones distintas constituyendo un triángulo. Es una magnífica obra que muestra la unidad de la religión cristiana y su Dios, que a pesar de tener tres rostros distintos es una sola (la estatua se conserva con la advertencia de que la Iglesia prohibió las representación de la divina trinidad, por eso sólo puede estar en el museo y no en la iglesia). Algo parecido ocurre con el neoliberalismo en nuestro país, hay tres candidatos distintos que tienen un solo dios no más: el dios del mercado y a pesar de que se oculta esta semejanza, no está prohibido hablar de esta nueva trinidad.
Pero las apariencias los presentan como distintos y antagónicos. Durante los últimos meses la denuncia de los hechos de corrupción política y administrativa han llenado todos los caudales informativos nacionales. Parece que el gran tema actual en nuestro país es la corrupción.
Las campañas electorales que efectivamente han comenzado tienen casi exclusivamente ese carácter. No hay propuestas serias, ni menos ideas innovadoras. La oposición tiene una estrategia tendiente a centrar la discusión en torno a la corrupción.
¿Por qué este fenómeno? La respuesta que parece más convincente es porque la política global de la Concertación no puede ser cuestionada por la oposición de derecha porque oposición y gobierno están dentro del mismo marco neoliberal. Tanto la Concertación como la oposición tienen el mismo proyecto de sociedad y la misma estrategia para lograrla y es evidente que lo hecho por la Concertación, desde esta perspectiva, ha sido muy exitoso. En efecto, la distribución del ingreso sigue favoreciendo a los propietarios del capital y casi no ha variado desde que se instauró la dictadura de Pinochet. Las ganancias de los grandes grupos económicos han sido espectaculares y los bancos gozan de una prosperidad sin comparación. El sistema tributario es muy regresivo y a través de mil martingalas los ricos viven en un paraíso fiscal donde no pagan impuestos. El sector público se financia con los impuestos indirectos que afectan violentamente a los más pobres y por las utilidades de CODELCO. Los grandes grupos económicos gozan de un complejo sistema de exenciones tributarias y las empresas extranjeras eluden fácilmente el pago de tributos. Las grandes empresas constructoras pagan la mitad del IVA, lo que no se ha conseguido ni siquiera para los libros. En el 2004 las ganancias de las sociedades anónimas crecieron en 70%, en el 2005 los datos de 164 empresas que tiene la Superintendencia de Valores y seguros indica que los dividendos alcanzarán un record histórico en el 2005. En materia de desigualdad Chile también bate records, ocupa el décimo lugar entre 127 países, es decir 117 países tienen mejor distribución del ingreso. El Banco Mundial señala que en el año 2000 el 20% de la población percibe el 62,2 % del ingreso mientras que en el otro extremo el 20% más pobre sólo logra el 3,4%.
Es por estas razones que hay empresarios que llegan a dudar que la derecha pueda hacer un mejor gobierno que la Concertación. La explotación de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente son las mejores condiciones para un capitalismo salvaje sin contenido social que se guía por la máxima de Milton Friedmann: la empresa tiene como única obligación lograr las mayores utilidades posibles.
En su oportunidad nos aseguraron que con la construcción de la central hidroeléctrica Ralco se produciría más energía imprescindible para el desarrollo económico, que la destrucción del medio ambiente y de la cultura de los pueblos originarios era el precio del progreso y que significaría bajar el precio de la electricidad, pero recién acaban de subir el precio de esta energía con la excusa de hacer nuevas inversiones. Hay economistas que señalan que la paralización de CELCO significará un 0,2 de disminución en la tasa de crecimiento global del PIB y que eso es obra de los ecologistas que quieren empobrecer al país y si siguen con sus protestas bastará que paralicen cinco empresas para que el crecimiento varíe de 6% a 5%.
No hay la menor duda que la Concertación y la Alianza por Chile están dentro del mismo modelo y de la misma estrategia. Los tres candidatos aseguran que aumentarán el empleo, mejorarán la educación y la salud y habrá viviendas para todos y a la vez aseguran que para ello no es necesario aumentar la tributación. Los tres están de acuerdo que para alcanzar esos objetivos demagógicos no alzarán los impuestos ya que EL MERCURIO inventó la expresión que obliga a los candidatos: el tsunami tributario. El diario de la institucionalidad señala que la amenaza de un tsunami tributario hundiría la economía del país. De manera que en Chile se producirá el milagro de que aumentará el gasto público sin nuevos impuestos, sólo como resultado del crecimiento productivo. Lo esencial es dejar a salvo los inviolables bolsillos de los ricos.
Esta divina trinidad perversa que tergiversa los hechos y promete lo imposible tiene una sola alma, pero rostros diferentes. Es evidente que unos candidatos privatizarían CODELCO, aunque esto no lo pregonan, también tratarán de poner punto final a las interminables causas de derechos humanos, mientras que la otra cree que CODELCO debe seguir siendo estatal y que hay que buscar alguna solución a los casos de derechos humanos, pero en el conjunto estas diferencias son marginales ya que lo esencial es que el mercado siga siendo el dios imperator de la sociedad.
En lo que los tres candidatos están de acuerdo, aunque haya algunas vacilaciones, es en seguir otorgando a las fuerzas armadas un rol rector y asegurándoles la propiedad de una sustancial cuota de los ingresos fiscales de CODELCO.
¿Acaso la diferencia es la corrupción? Esta es la intención de la derecha: ofrecer probidad mientras la Concertación se debate en explicaciones que justifiquen la corrupción vigente.
Sin embargo, la corrupción no es un cáncer propio de uno de los dos conglomerados en pugna: La corrupción es inherente al modelo neo liberal. Este modelo tiene una ideología hedonista implícita y sus principales valores son el egoísmo, el éxito, las diferencias económicas y sociales, la competitividad, los privilegios para los líderes, la astucia, la maximización de las utilidades, el consumo suntuario, la ostentación, la explotación, el desprecio por el medioambiente, etc.
Chile fue un país pobre pero honesto, sin embargo esta tradición se quebró con la dictadura militar. Un gobierno sin ningún control generó la mayor corrupción política y administrativa que ha habido en la historia de Chile. Los sobresueldos de los directivos públicos es práctica y herencia de la dictadura, lo mismo ocurrió con las indemnizaciones a todo evento y con las asesorías inexistentes. El enriquecimiento de Pinochet, su familia y sus secuaces es ya un hecho indiscutible.
Cualquiera persona que conozca la historia de Chile sabe que los gobiernos de Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende fueron muy probos, comparados con la corrupción generalizada de la dictadura y de los gobiernos posteriores, aunque representaban posiciones ideológicas distintas mantenían los valores de una tradición republicana. El quiebre de esta historia se produjo con la dictadura. Esta corrupción creció en el ambiente más propicio posible para hacer surgirla: una dictadura que tenía doblegados y aterrorizados no sólo al pueblo sino que al Poder Judicial y a la Contraloría. Aquel que denunciara el menor acto de corrupción sabía lo que le esperaba y el que tenía el poder podía cometer cualquier tropelía impunemente.
La democracia heredó esta corrupción y en vez de repudiarla, sus próceres empezaron a gozar de ella. En vez de sustentar otros valores, los dirigentes de la Concertación, con el pragmatismo que los impregna, creyeron que se podría mantener en la oscuridad. Pero la democracia logro rasgar algunos rincones de esta opacidad impuesta por la dictadura y por ello ahora tenemos la noción de la corrupción vigente.
La paradoja es que los corruptos de ayer critican a los corruptos de hoy. Como si pudieran asegurar que si vuelven al poder no seguirían con las prácticas que ellos inauguraron. El otro lado de la paradoja es que los corruptos de hoy se niegan a abandonar el sistema que los ha enriquecido. La pugna aparente es entonces entre los corruptos de ayer y los corruptos de hoy.
Por lo tanto la perversa trinidad que describimos tiene tres rostros que propician la corrupción como un atributo del poder. Como en muchos otros aspectos sustanciales son tres rostros iguales con maquillaje distinto.
La perversa Trinidad que intentamos describir tiene como dios al mercado y como resultado la injusticia social. Los tres candidatos son rostros distintos de este mismo dios.
En América Latina surgen nuevas esperanzas de la más diversa variedad en Argentina, Bolivia, Uruguay Brasil y Venezuela. La senda latinoamericanista es una vía alternativa posible al neoliberalismo que nos ahoga y la opción está en la izquierda extraparlamentaria para ello hay amplias reservas en la inmensa cantidad de chilenos que inspirados en el allendismo están dejando atrás al Partido Socialista que cayó en el paraíso derechista, así como al Partido por la Democracia, que sin ideología ni principios, siguió el mismo sendero y se ha deslizado en la corrupción y el oportunismo.
La comedia que vive nuestro pueblo es que los tres rostros neoliberales son las opciones posibles. Una alternativa de izquierda no es viable en estos momentos y Juntos Podemos Más no logra llegar a la comunidad, pero en el largo plazo es la primera manifestación alternativa que está surgiendo Además hay un pensamiento socialista, democrático, comunitario, ético y liberal que se está desarrollando imperceptiblemente y que puede contribuir a fortalecer a la izquierda extraparlamentaria.(Volver a página inicial)