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LAS LUCHAS DE DESEO Y DE INTERÉS EN EL CAMPO ESTUDIANTIL

Ana Vásquez Calderón

Hace ya varios años que los estudiantes de nuestro país están llevando a cabo diversas luchas contra las políticas del gobierno de la concertación que los afectan en sus propios intereses. Por una parte están los intereses relacionados con la democratización del poder al interior de la universidad cuya legislación aún conserva un evidente autoritarismo heredados de los 17 años de dictadura militar. Las máximas autoridades son elegidas por el cuerpo de académicos, los académicos de planta, siendo los vicerrectores cargos de confianza del rector de turno o del partido mayoritario dentro del cuerpo académico, ni siquiera por méritos propios, como resultado de concursos o evaluaciones internas de su desempeño. Los alumnos y los profesores/hora, los auxiliares, los administrativos no tienen voto en las decisiones que afectan a toda la universidad, siendo ellos la mayoría y los que padecen las buenas o malas gestiones de las autoridades. No es raro ver que los integrantes de los cuerpos directivos son militantes de partidos conocidos o ex miembros de la dictadura militar. Están allí por su participación política más que por sus cualidades académicas. Sin embargo, ellos elaboran las reglas y los mecanismos de evaluación, pero no existen reglas para ellos, porque se evalúan los subordinados no los jefes claro está.

Lo que recientemente ha convocado las luchas estudiantiles ha sido la nueva ley de privatización del fondo solidario, puesto que dicha ley le otorga la administración del fondo a los bancos, si bien es cierto que se trata sólo del dinero y no de la decisión. Lo que los estudiantes visualizan es que al tratarse de préstamos bancarios inevitablemente las reglas serán las del mercado bancario. La relación será lo suficientemente impersonal como para dejar sin crédito al que no cumple con los pagos fijos al inicio de cada semestre: el derecho a matrícula, montos impagos de años anteriores de aquellos que no tienen suficiente crédito. Sin aplazamientos, ni derecho a reclamo, como ocurría hasta ahora. Nuestros alumnos suelen regularizar su ingreso prácticamente al segundo o al tercer mes de haberse iniciado las clases, la universidad les da tiempo para repactar sus deudas y aceptarlos. Además como los créditos no son del 100% para todos, muchos quedan con deudas al finalizar cada año académico que los imposibilita a matricularse en forma regular al comienzo de cada semestre. ¿Qué ocurrirá con ellos ahora que el dinero es administrado por el banco? Las políticas bancarias son duras, el que no paga no puede postular a un crédito. ¿Variará esa política si la orden viene de la universidad? ¿Cuáles serán esas políticas?

A nuestro entender el Gobierno quiere "disciplinar" a nuestros estudiantes o a sus familias, obligándolos de esta manera a pagar sus morosidades a tiempo. ¿Es que acaso los chilenos son todos caradura y no pagan porque no quieren aún a costa de su propio perjuicio (DICOM) y perder los años de estudios? ¿o , tienen razón los estudiantes cuando protestan porque el sistema de créditos no está pensado para ellos sino para personas solventes que pueden ordenarse sin problemas?

Las estadísticas nos señalan como uno de los países de mayor nivel de endeudamiento a nivel de créditos de consumo. No sólo estamos endeudados sino que muchas veces no estamos pagando los créditos. Las cobranzas judiciales crecen y crecen en la actualidad, y con ello quedan imposibilitados los deudores de seguir solicitando créditos y más aún les embargan sus bienes, pasando a la lista negra del sistema comercial. Endeudamiento que significa empobrecimiento creciente porque la gente vive para pagar deudas, el trabajo no enriquece sino empobrece cada día más en la medida en que los intereses suben conforme crece la deuda. ¿Cuántos hogares chilenos trabajan sólo para pagar los intereses de sus deudas, sin poder cubrir la deuda.?

Disciplinar a los chilenos significa no endeudarse, no pedir créditos que no pueden pagar, significa en el fondo bajar el consumo a niveles básicos. Si hubiera una ley que pudiera limitar el crédito significaría ser realistas, los chilenos no estamos en condiciones de pagar ergo de consumir más allá de la "canasta familiar", lo cual daría el verdadero rostro a nuestro país. Y los índices de pobreza serían reales en la medida en que se calcularían en base no a lo que se tiene en artefactos eléctricos sino en base de lo que se puede pagar sin quedar con deudas por años.

Además que las deudas causan estrés, angustias a fin de mes, peleas familiares, divorcios, es el verdadero rostro del trabajo precario, inseguro.

¿La nueva ley es realista? Creemos que no lo es. Ante todo porque los índices de pobreza están mal calculados en nuestro país. No es el salario mínimo, sino el nivel de endeudamiento de una familia y eso ¿quién lo calcula al momento de pedir un crédito de consumo? Solamente preguntan por los ingresos, ingresos que son tan inciertos como las posibilidades de pagar las deudas. Una enfermedad grave en una familia rompe todos los esquemas y la disciplina. Quedar cesante es una posibilidad más frecuente que antes por el exceso de mano de obra y la falta de empleos en nuestro país. Una familia con dos jóvenes en edad de ingresar a los estudios superiores tienen que tener por lo menos un ingreso por encima de 600,000 pesos, sin embargo por ese nivel de ingreso no puedes acceder al 100% de crédito, con suerte al 20%, porque no sólo se trata de crédito para pagar las mensualidades, sino que tienes que tener dinero para la matrícula, para los libros o fotocopias, para los pasajes y la alimentación, ropa, implementos, recreación, actividades culturales, gastos de salud.

Los estudiantes reclaman con justicia que los créditos son insuficientes, son miles los estudiantes de Chile que no pueden ingresar a la universidad por no poder contar con ellos. ¿De qué igualdad de oportunidades se trata?

Los estudiantes dicen bien cuando afirman que los bancos serán los que elijan a quién o a qué carreras les otorgan los créditos, porque el criterio será bursátil, no con rostro humano. Los bancos querrán asegurar la devolución del crédito y para ello tendrán que elegir las carreras más rentables y a los estudiantes más seguros por su historia familiar de endeudamiento. ¿Qué pasará con aquellos alumnos cuyos padres estén en la lista negra del comercio? ¿Les darán crédito igual?

¿A cuánto asciende en la actualidad la deuda de los profesionales que no están pagando su crédito del fondo solidario? Se supone que están trabajando y deberían poder pagar, de lo contrario no se les cobra. ¿Cuáles son las razones de que no paguen, son la mayoría de los chilenos unos cara dura, insolidarios con los de su misma clase como se dice, o son personas que se han endeudado a causa de los créditos de consumo hasta el límite de no poder seguir pagando?

Como mi tesis es que en Chile el nivel de endeudamiento ha sobrepasado los límites de lo razonable, lo que debiera haber es una ley de repactación de las deudas de todos los chilenos. Aunque lo más sano para esta sociedad sería un perdonazo, un año sabático como el de los judíos en el que se perdonan todas las deudas y se parte de cero. Creemos que los comerciantes con su mala crematística ya han profitado los suficiente de los deudores a través de intereses, y embargos y lo más sano para todos nosotros es ser realistas y no seguir favoreciendo a los mismos de siempre con este tipo de leyes sin rostro humano.

Abogar por la democratización de la sociedad es abogar para que los que no tienen voto en la toma de decisiones importantes la tengan de ahora en adelante, porque los intereses de las mayorías hoy día están en abierta contradicción con los que manejan el sistema neoliberal. Chile tiene la cara bien pintada pero hay que ver lo que hay detrás de la fachada de cada uno: necesidades, deudas, estrés, malestar porque lo que unos ven como progreso, crecimiento, la mayoría lo padece como subdesarrollo.

Los profesores lo vemos a diario a través de nuestros alumnos. Bajas calificaciones, indisciplina en la sala causada por el autoritarismo y el desinterés por el estudio por la falta de proyecciones de sus propias familias, padres desunidos, familias rotas, discriminación entre ellos, cesantía, maltratos, y por último deudas con el propio colegio. En el colegio particular subvencionado de mi hija, las deudas de los apoderados por mensualidades impagas asciende a trece millones de pesos. Una de las sostenedoras del colegio mostró las carpetas que irían a cobranza judicial en forma inminente. Su argumento era ¿porqué los papás no llevan a sus hijos a los colegios municipales si no pueden pagar? Este colegio tiene financiamiento compartido, esas eran las reglas establecidas al momento de matricular a sus hijos, se firman letras y los padres aprueban el derecho a que se les cobre la totalidad de la deuda si se atrasan en los pagos. ¿Qué pasa, entonces, si conocen las reglas y las refrendan con su firma? Pero, no pueden echar a los alumnos por deudas, es una ley del Ministerio de Educación, eso quiere decir que tampoco el Estado se quiere hacer cargo de esos casos, ubicándolos en colegios municipales. Según el Estado de esta manera velan por la "igualdad de oportunidades", pero tampoco mejoran las subvenciones, con lo cual cada alumno que está gratis en el colegio es mantenido por los que pagan (la fiel clase media chilena) Con esto cada vez es más claro que el Estado ha abandonado la subsidiaridad con los más pobres, cargando la mano en una clase media que debido a esto se ha ido empobreciendo año a año, como ya hemos mostrado.

Lo que pasa es lo que he manifestado anteriormente. Las deudas en cada familia han alcanzado niveles insostenibles y esa es la mayor causa del malestar de los chilenos hoy día y de su "cara dura" frente a sus deudas. Muchas razonan diciendo, es mejor pasar por deudor, que ser discriminado porque te ven pobre, total los ricos son los más endeudados, cuanto más rico mayor es su deuda. ¡Y qué más cara dura que Pinochet! Vaya qué ejemplo de gobernante "salvador de la patria del marxismo". Mejor sálvese usted solo mi general. Menem, y la dupla Fujimori-Montesinos se van quedando chicos. Una vergüenza pública de la que hasta Lavín se arrepiente de haber avalado.

Creemos que es legítimo que los jóvenes protesten como lo hacen hoy día porque detrás de cada joven están los padres y sus historias personales que ellos conocen muy bien. Detrás de los ministros y políticos están los intereses del capital y sus leyes que sólo sirven para oprimir más y cerrar las posibilidades de una salida solidaria y verdaderamente justa. Detrás de cada joven está el verdadero rostro del subdesarrollo de Chile.

 

Profesora de filosofía y religión

 

Coquimbo, martes, 10 de mayo de 2005

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