Revista Globalización(Home page)

IN TEXTO VERITAS:
ALGUNAS CLAVES PARA EL ESTUDIO
COMPARATIVO
DEL ORLANDO FURIOSO Y DE DON QUIJOTE

Beatriz Cynthia Campusano Bakovic

INTRODUCCIÓN

En este artículo paso revista al modo como en el Orlando Furioso y en el Quijote puede leerse la presencia de dos sociedades renacentistas, con sus estructuras, ideologías y mitos centrales. Con esto, no nos proponemos hacer del texto una fuente de información social, sino apreciar en la línea de Bajtine el impacto que tiene la historia sobre el lenguaje y la forma. Por otra parte, importa entender que la producción de significados es siempre un fenómeno social.

Nuestro foco de atención estará puesto en los textos, y en las claves que proporcionan para apreciar su anclaje; quizás esto pueda contribuir a la determinación del código cultural en operación en estos textos.

        


IN TEXTO VERITAS

En el estudio comparativo de textos del Quijote y del Furioso, iremos explorando temas que están en relación con la estructura social y la "actualidad". Trataremos de mostrar los enlaces del texto con los procesos del poder social, que consideramos como fuerzas que pueden estar motivando el desarrollo de la obra, configurando su eventual "destino histórico" o proporcionándole su sistema de lenguajes. Eventualmente un texto puede llegar a hacer visibles zonas de contacto con la sociedad más fáciles de determinar. Un estudio exhaustivo exige, naturalmente, otro espacio. La teoría crítica moderna, se inclina si a suponer un "contacto social" que llega al interior de la propia palabra, que queda puesta como un ideologema (1), relacionado a un sistema productivo.

1. El análisis de los temas.

Tenemos primero los temas referidos a la estructura social que entendemos, para los efectos de este trabajo, como el conjunto de las relaciones sociales marcadas en el texto literario. La estratificación social la veremos aquí como una estratificación de lenguajes y de sistemas proveedores de significados. (2)

Aqui conviene citar la percepción que tienen Ariosto y Cervantes sobre sus propias sociedades. Este es, obviamente, un campo de investigación muy vasto, pero nos parece que sus componentes esenciales son tres:

a) La oposición elite/villanía, que se consolida en el texto en la forma de personajes, situaciones y reflexiones (del narrador o de los personajes), y que directamente puede apreciarse como un motivo de la ideología de esas sociedades (la de Ferrara y la española). Aquí viene a darse la presentación de los grupos, sobre todo el de la elite, que en el Renacimiento reposa en una situación estamentaria. "La sociedad de estamentos --dice Maravall (3)--es un sistema donde el individuo apenas se perfila en su singularidad, sino como parte del todo, inserto en el estrato que le corresponde."

b) La visión que discurre en el Furioso y en el Quijote del sistema político.

c) La recepción en estos textos de ideologías y mitos políticos con su sentido utópico o contra-utópico.

  Un segundo tema lo proporciona "la actualidad", o sobre cómo espacios mayores del poema o de la novela están refiriéndo sucesos contemporáneos del autor, y que nos entregan "una imágen del tiempo". A la vez, este trato de la actualidad, viene a representar un alineamiento del autor en algún polo social.

2. La sociedad del texto

Las primeras líneas tanto del Furioso como del Quijote, tienen la virtud de empujar a la comprensión de sujetos sociales.

Examinemos a Ariosto:
"Le donne, i cavalier, l'arme, gli amori,
le cortesie, l'audaci imprese io canto".
(OF,c.I,1-2)

Esta organización parece decir: "este es el único orden posible".

               

Y en la imaginación vemos desfilar el perfil de la princesa D'Este, la primera persona a quien Signori degli Ariosti leyó su poema; a la figura arrodillada de Lucrecia Borgia, como Santa Caterina, con el oro de su pelo cayendo en cascada sobre el terciopelo viejo cubierto de cruces, como sólo pudo usarlo la hija del muy poderoso Papa Alejandro VI; a Ercole D'Este, de puño cerrado y mirada oblicua, encajado en esa armadura de fines de siglo, o a ese Alfonso barbado, envuelto en los pesados tonos de la moda francesa.

También se ve el rostro del propio Ariosto, en un cuadro atribuído al Tiziano, pintor de reyes, de emperadores, de papas y de diosas.

  Aqui hay una elite que posa. En Ariosto se ha reunido "la mejor sociedad". Esa elite que se recrea y propagandiza leyendo su aventura imaginada. Pareciera que este poema hubiera creado un punto donde coinciden en un espacio literario único, el autor, sus personajes, y su auditorio. Y esos dos primeros versos son el círculo cabal y completo de su realidad e ideología, marcada por la desdeñosa separación de los otros estamentos, y en donde la elite se relaciona consigo misma en la alborotada persecución del amor y de la gloria.

En Cervantes se comienza marcando las diferencias:

"En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda..."
(Q. p.1, c.I)

Hasta aquí, lo que en gran parte parece economía política, pero que describe bien la llegada al mundo de este héroe para una España en crisis (4), un alguien en cuyo horizonte hay gente sencilla.

Las líneas que siguen nos acarrean a los otros personajes inmediatos: el ama, la sobrina, el barbero, el cura. La primera salida, llevará a Quijote por una campiña empobrecida, y a su regreso buscará como escudero a un rústico labrador (5). Se inicia así una novela que atravesará la estructura social de España: villanos, nobles, hidalgos, grandes, burócratas, escribanos, dueñas, prostitutas, curas, frailes, mercaderes, soldados, galeotes, venteros, licenciados, cabreros, teólogos, pastores... y magos y gigantes.  

Sólo las condiciones muy diferentes que vivían Ferrara y España, podían inducir tan distintos proyectos literarios. Desde luego, hay un siglo casi que separa, pero hay también enormes abismos sociales que vienen a interesar a la propia conformación de la intelectualidad, a su manera de comunicar, y lo que comunicaban.

  Es verdad que ambas regiones pagaban en estos momentos literarios un pesado tributo al medievo. Ambas constituyen sociedades vastamente estamentales, al punto que para la propia salvación del alma se pensaba que cada uno tenía su camino "de acuerdo a su rango". En Ferrara, la división de estados podía verse como una condición de una República bien compuesta, y en España, como situaciones que promediaran el dinero con la sangre. Pero hasta allí podía llegar el parecido, pues si en los tiempos de Ariosto, el mundo de la elite estamentaria se imponía sin contrapesos, en la España de Cervantes nos encontramos desde mucho con situaciones críticas, que ordenan principios de duda. (6)

a) La oposición elite/villanía.

De un modo que ha sido reconocido por diversos autores (7), el Furioso es la expresión literaria de la estructura de una cumbre social. Quizás ninguna otra obra representa mejor el mundo despótico de los Este de Ferrara. Por eso, también, una de esas ironías históricas hizo que la base del monumento que Nicolò III, uno de los más poderosos gobernantes estenses, hizo preparar para sí, sirviera al fin de sostén para la efigie de Ariosto.

En el Furioso se diferencia muy claramente entre nobleza y villanía, al punto que esta última, si aparece, es sólo como el elemento pasivo de la acción señorial, como cuando Orlando arremete contra los pastores:

Canto XXIV,5:
Viste del pazzo l'incredibili prove
poi più d'appresso e la possanza estrema
si voltan per fuggir, ma non sanno ove,
si come avvien in subitana tema.
Il pazzo dietro lor ratto si muove:
uno ne piglia, e del capo lo scema
con la facilità che torria alcuno
da l'arbor pome, o vago fior del pruno.

El énfasis está puesto en el grupo de arriba. Y vale la pena que observemos cómo se presenta. El tono del discurso, desde una perspectiva reciente, ha originado suposiciones sobre si estas exageraciones hiperbólicas no contienen elementos de ironía. A nuestro entender este lenguaje es perfectamente sincero, y se aviene bien con la tradición de la literatura ferraresca, que desde los círculos intelectuales fundados por el más ilustrado Leonello D'Este, a mediados del siglo XV, era concebida como ornamento de la dictadura, tal el caso de los literatos-cortesanos Baptista Guarini y Ludovico Carbone. Este último recibiría de Pío II, en 1459, el título de Conde Palatino en premio a una arenga de elogio. (8)

La estructura del despotismo, aisló a esta ciudad de los procesos democráticos que vivieron otras ciudades de Italia, tales como Florencia, Siena o Génova, y desde el siglo XIII se consolidó la más completa sumisión, no sólo de los súbditos más villanos, sino , sobre todo, en los círculos más íntimos al centro de poder (9). Nunca se admitió diferencias ni de parientes ni de sicofantes. Prácticamente, cada nuevo déspota se inauguró con la ejecución de algunos familiares. Todo foco crítico fue siempre drásticamente eliminado. De este modo, el cortesano, que originariamente se seleccionaba o crecía en este proceso de represión, era alguien completamente inflamado de sentimientos de identificación. Por eso, no se advierte en sus escritos funciones de censura. es el caso del Furioso, que puede verse como un discurso del poder en el sentido de Foucault (19. Aunque se nota, un discurso no desde el poder mismo, sino desde alguna situación de interesada dependencia.

En la dedicatoria a Hipólito D'Este, corregente que fuera del ducado de Ferrara en la sucesión de Ercole, Ludovico, "el hombre de su casa", canta:
OF. I, 3:
" Piacciavi, generosa Erculea prole,
ornamento e splendor de secol nostro,
Ippolito, aggradir questo che vuole
a darvi sol può l'umil servo vostro.
Quel ch'io vi debbo, posso di parole
pagare in parte e d'pera d'inchiostro;
nè che poco io vi dia da imputar sono,
che quanto io posso dar, tutto vi dono.

No hay ninguna información que contradiga la absoluta fidelidad de Ariosto a la dinastía ferraresa (11), y la gran confianza y largueza con que ésta lo premió. Embajadas extremadamente delicadas quedaron a su cargo, en la trama de la intensa crisis de la Italia invadida por franceses y españoles.

Esta relación cortesana, viene a expresarse en la construcción de este poema, donde el pasado constantemente se actualiza en la presentación de la gloria de sus patronos, y donde las escenas climáticas son "la profecía" de su ascenso, o las cabalgatas preñadas de destino de la madonna ancestral, Bradamante.

Muy explícitamente en esta obra hay, entonces, un discurso que crea el espacio para una hegemonía política que debe ser aceptada. pasemos revista a algunas estrofas señeras:

Canto Terzo,16:
"A pena ha Bradamante da la soglia
levato il pie ne la secreta Cella,
che 'I vivo spirto da la morta spoglia
con chiarissima voce le favella:
-Favorisca Fortuna ogni tua voglia,
o casta e nobilissima donsella,
del cui ventre uscira il seme fecondo
que onrar deve Italia e tutto il mondo.

  17.
L'antiquo sangue che venne da Troia,
per li duo miglior rivi in te commisto,
produrrà l'ornamento, il fior, la gioia
d'ogni lignaggio ch'abbi il sol mai visto
tra l'Indo e 'l Nilo e la Danoia,
tra quanto è 'n mezzo Antartico e Calisto.
Ne la progenie tua con sommi onori
saran marchesi, duci e imperatori.


18.
I capitani e cavallier robusti
quindi usciran, que col ferro e col senno
ricuperar tutti gli onor vetusti
de l'arme invitte alla sua Italia denno.
Quindo terran lo scettro i signor giusti,
che, come il savio Augusto e Numa fenno,
sotto il benigno e buon governo loro
ritorneran la prima età de l'oro.

La elite la constituyen, sin lugar a dudas, personajes que arrancan de lo sobrenatural (Merlin, la Maga), del pasado (los paladines y los fundadores de la dinastía), y los grandes señores y dómines de la Europa ariostesca.

Los héroes son "por naturaleza" caballeros que definen y comparten el rango aristocrático, sean parciales o enemigos, y se vinculan a un código que define las actitudes, los lenguajes,. ese código puede ser bien El Libro del Cortesano de Baltazare de Castiglione, contemporáneo de Ariosto. Un tenue velo cubre sus aspiraciones reales. Es cierto que en algunos lugares del poema se ve a los caballeros históricos --sobre todo a los que se descargaban sobre Italia a partir del Año Infausto-- dedicados al saqueo o a la acumulación de tierras. En el poema, sin embargo, hay una pasión que los domina: el amor (!), que persiguen de modo incesante, ese amor por madonas armadas. Es esa pasión amorosa la que culmina en la locura de Orlando, y en la inolvidable "aria":

 
"Queste non son piu lacrime, che fuore
stillo dagli occhi con si larga vena..." (OF, XXIII,126)

  Los otros sujetos, o ideologemas, en consecuencia, son "las damas", que operan también como marcas del universo aristocrático. Casi todas ellas portan esos otros signos del hacer nobiliario: las armas (se sabe que la decadencia de estas aristocracias mucho tuvo que ver con la privación u obsolescencia de sus armas). Todas estas figuras, naturalmente son "bellas", y son bellas porque son de linaje, configurándose así una de esas mezclas ideológicamente explosivas de las que supo aprovecharse el sistema político estamentario. Todas las virtudes van juntas: siguen a la sangre. (12)

El amor por estas mujeres es el tema de numerosos cantos, y se las persigue con avidez, con resultados disparejos. El poeta suele quejarse de sus desgracias en estas batallas. (OF II, XVI).

Las damas que forman el gineceo del Furioso son damas demi-vierges , o por lo menos demi-existantes. Parecidas a las que asoman en algún cuadro de Ercole Grandi, o formando el animado diálogo en El Triunfo de Venus , de Francesco del Cossa, donde tantos animales parecen controlar sus parentescos simbólicos.

Están, claro, las heroinas: Angélica, Bradamante, Marfisa, sobre las que en collage se superponen las mujeres de la elite estense: Leonora de Aragón, mujer de Ercole, Isabella D'Este, marquesa de Mantua, sin olvidar a "la bella Lippa", esa vieja tía a cuyos pujos debía Ariosto un entronque con los Este. En el canto XLVI, pone todo el bouquet, ondeando en una playa:

       

3. Oh di che belle e saggie donne veggio,
oh di che cavallieri il lito adorno!
Mamma e Ginevra e altre da Correggio
vego del molo in su l'estremo corno:
Verónica da Gambera e con loro,
si grata a Febo e al santo aonio coro.
4.
Veggo un'altra genevra, pur uscita
del medesimo sangue, e Iulia seco;
vego Ippolita Sforza, e la notrita
Damigella Trivulzia al sacro speco:
veggo te, Emilia Pia, te, Margherita,
ch'Angela Borgia e Graziosa hay teco.
Con Ricciarda da Este ecco le belle
Bianca e Diana, e l'altra lor sorelle...

Son extremadamente modernas las heroinas de Ariosto: Debe pensarse en el espacio conquistado por las aristocracias femeninas en la Baja Edad Media, y particularmente, en esa sociedad de la revolución comercial de la Italia renacentista. Ellas controlan cortes, senáculos, y son, a veces, muy independientes en la administración de su peculio. Sin embargo, también se daba el caso de Parisina Malatesta, mujer de Niccolo III, que pagó con la cabeza el haber realizado una lectura consecuente del Tristan e Isseult. (13)

       

INTERMEZZO:

"en el otro canto os referiré, señor, hechos maravillosos y
sobrehumanos" (OF XXVI), pues paso a referir unos
comentarios de don Quijote sobre Angélica:

"Esa Angélica -respondió Don Quijote--,señor cura, fue una doncella distraída, andariega y algo antojadiza, y tan lleno dejó el mundo de impertinencias como de la fama de su hermosura." (DQ. II,c.1)
* *

La separación entre elite y villanía es también visible en el Quijote. Pero hay algo más entre medio.

Don Quijote entra con un sabor a realidad, proponiéndonos la visión más directa de las estructuras: de tal manera se come, de tal manera se viste, tales son los ingresos, tal el abolengo y lo que se es. Pero después caemos en la estructura de un sueño, que otra cosa no es la primera salida (14), donde Quijote impone nombres que no son propios a las cosas del mundo, y origina su inversión estructural: las ventas son castillos, las niñas del partido son doncellas, el ventero es señor, en una construcción carnavalesca que muestra, de paso, las verdaderas polaridades de esa realidad.

Esas polaridades construyen la heteroglosia que impone, al decir de Bajtine, la supremacía del contexto sobre el texto (15), y que amarran las distintas identidades. Muchos discursos no serán captados cuando intentan saltar las gruesas vallas sociales. Y "las mozas, que no estaban hechas a oír semejantes retóricas, no respondían palabra". (DQ. I,c.2). Los cabreros tampoco entenderán mucho, y Sancho monumentalizará esta ocurrencia de lenguajes. Y Quijote se abandona a la interpretación, a la corrección, transformándose el texto en buena gramática y vocabularios castellanos. El Quijote muestra de alguna manera la lucha imperial por imponer un lenguaje. El narrador dice estar haciendo la mejor traducción castellana posible del texto árabe de Cidi Hamete...

  Los paseos del caballero son una avenida hacia la España cotidiana "de abajo". hay aquí un espacio popular que encuentra su expresión literaria. Hasta hay una pasión por la descripción de costumbres populares (folk), como en el registro de los funerales de Crisóstomo (I,c.13) o de las bodas de Camacho (II,c.20). Y sus discursos enhebran con una visión de la elite muy distinta a la sostenida por Ariosto, ya que Cervantes relativiza la efectividad de la elite del mundo, ya que la verdadera no puede ser otra que la caballería andante, que al revés de la caballería ariostesca, no parece tener interés en desarrollar descendencias en que aparezcan aristocracias del siglo XVII. Esta caballería andante, como la describe Don Quijote, tiene los ojos puestos en los de abajo. Quizás por eso él vive a veces tan lejos de los demás, que están ciegos a la injusticia.

Pero esto no quiere decir que no vea a la elite real, que para eso está el cura, y están los capítulos del duque y de su corte, que en su palacio pinta bien lo que podía estar ocurriendo en cualquier otro palacio de España. Se sabe que nuestro caballero salió de allí, sin siquiera tocar a la Trifaldi.

Desconfiando de la nobleza verdadera de los linajes, don Quijote, cuando debe informar a Vivaldo sobre la estirpe de Doña Dulcinea (Vivaldo le pregunta por "linaje, condición y alcurnia"), responde: "no es de los antiguos Curcios, Gayos y Cipiones romanos...ni de los modernos Colonas... Manríquez, Mendozas y Guzmanes... pero es de los del Toboso, linaje que aunque moderno, tal es que puede dar generoso principio a las más ilustres familias de los venideros siglos..." y cuando responde por él mismo, en otra estancia, dice: "Yo sé quien soy, y sé que puedo ser no sólo los que he dicho sino todos los doce Pares de Francia y aún todos los nueve de la Fama" (DQ.I,c.5)

Vale la pena detenerse en la novísima teoría de los linajes como viene a expresarse ven la conversación, que Cervantes institula "uno de los más importantes capítulos", donde hablando con su sobrina, Don Quijote comienza con una velada crítica a los cortesanos:

  "mira amiga, no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden ni deben ser caballeros: de todo ha de haber en el mundo, y aunque todos seamos caballeros, va mucha diferencia de los unos a los otros... Cosas te pudiera yo decir de los linajes, que te admirarán; pero por no mezclar lo divino con lo humano no las digo. Mirad, amigas, a cuatro suertes de linajes (y estadme atentas) se pueden reducir todos los que hay en el mundo, que son éstos: unos que tuvieron principios humildes, y se
fueron extendiendo y dilatando, hasta llegar a una suma grandeza; otros que tuvieron principios grandes, y los fueron conservando, y los conservan y mantienen en el ser que comenzaron; otros que aunque tuvieron principios grandes, acabaron en punta como pirámide, habiendo disminuído y aniquilado su principio hasta parar en nada... de todo lo dicho quiero que infiráis, bobas mías, que es grande la confusión que hay entre los linajes, y que sólo aquéllos parecen grandes e ilustres, que lo muestran en la virtud y en la riqueza y en la liberalidad de sus dueños. Dije virtudes, riquezas y liberalidades, porque el grande que fuere vicioso, será vicioso grande..." (II,c.6)

En el c.1, de la misma II parte, hay otras críticas a esa elite: "los más de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman".

Pero los estamentos también tienen un reconocimiento en el mundo de Don Quijote, pues sabe preguntarle a Sancho:

"...dime, Sancho amigo, ¿qué es lo que dicen de mi por ese lugar?, ¿en qué opinión me tiene el vulgo, en qué los hidalgos y en qué los caballeros ?" (II,c.2)

Y la respuesta de Sancho tiene un matizado que marca la diferencia de conciencia de los grupos:

"...el vulgo tiene a vuesa merced por grandísimo loco, y a mí por no menos mentecato. Los hidalgos dicen que, no conteniéndose vuesa merced en los límites de la hidalguía, se ha puesto don y se ha arremetido a caballero, con cuatro cepas y dos yugadas de tierra, y con un trapo atrás y otro adelante. Dicen los caballeros que no querrían que los hidalgos se opusieran a ellos, especialmente aquellos hidalgos escuderiles que dan humo a los zapatos y toman los puntos de las medias negras con seda verde." (Id.)

En el Quijote, todas las figuras definen su posición por el estrato. Véase como se presenta Gardenio (I, c. 24). "Mi nombre es Gardenio, mi patria una ciudad de las mejores desta Andalucía, mi linaje noble, mis padres ricos..." Y su historia contendrá esa relación de obediencia con el duque Ricardo: "de aquí en dos días te partes.... a hacer la voluntad del Duque."

Las divisiones sociales tienen a veces como escudo la imposibilidad de un estado para batirse con el otro:

"Decía Sancho, asido con el cabrero:

- Déjeme vuestra merced, señor Caballero de la Triste Figura, que en éste, que es villano como yo y no está armado caballero, bien puedo a mi salvo satisfacerme del agravio que me ha hecho peleando con él mano a mano como hombre honrado". (I,c.24,final).

En Don Quijote hay muchos valores que se comienzan a independizar del linaje. Ya vimos que no basta el nacimiento linajudo para producir virtud. Marcela, da otro paso: introduce la independencia de la hermosura de toda condición de linaje. La belleza viene a ser de por sí "un don divino": "Hízome el Cielo hermosa" (I, c.14). Y es ella también la que declara algo insólito: "Yo nací libre". Pero agrega: "y para poder vivir libre, escogí la soledad de los campos ". (Id)

b)La visión del Poder en el Furioso y el Quijote.

Poco restaría de estas obras, si el sistema del poder estuviera ausente. En realidad, en ambas, el poder es una máquina de sentidos, un participante activo, a veces enteramente visible: sitúa los personajes, las acciones, que encuentran su espacio literario posible; se presenta a sí mismo.

En Ariosto observamos que un personaje, Rugiero, el amoroso de Bradamante, irá pasando a primeros lugares en el registro de la acción, por ser el fundador de la dinastía estense, mientras Don Quijote no cede el lugar primordial por ser --en la adecuada observación de Pierre Vilar--el personaje adecuado para la crisis del sistema.

Pasaremos revista, primero, a la visión del Poder en el Furioso. Ya hemos indicado, que por muy dispares y centrífugas del relato que puedan aparecer las aventuras de los caballeros esenciales y de los otros héroes y heroínas, ellos constituyen, con sus atuendos y alborotos, discursos y bravadas, la cúpula brillante del Poder. Ariosto entiende que forma parte de esa cúpula, y que es bueno continuar asociado con ella.

El canto III no escatima elogios a los amos de Ludovico. Ya los ve descendiendo desde el mismo cielo (como todos los que vienen a gobernar la tierra --y en este sentido, Ariosto es un fiel seguidor de la doctrina de la Soberanía Divina), ya los ve surgiendo desde el seno de la profecía antigua. Al iniciar este canto, el mismo poeta se da cuenta de la importancia del asunto:
Chi mi darà la voce e la parole
convenienti a si nobil suggeto?...
che questa parte al mio signor si debbe,
che canta gli avi onde l'origine ebbe... (OF,I, 3)

Y siente que verdaderamente necesita inflamar de mucho fuego su pecho, y entonar con más vehemencia de lo acostumbrado, pues:
di cui fra tutti li signori illustri.
del ciel sotiti a governar la terra,
non vedi, o Febo, che 'l gran mondo lustri,
piu gloriosa stirpe o in pace o in guerra... (Id)

Pero luego, la propia maga Melisa lo saca del apuro cuando hace desaparecer ante Bradamante su numerosa posteridad, haciendo surgir con hábiles conjuros, tras la desdibujada sombra de los antepasados lombardos (muy imprecisas en las propias tradiciones documentales), la más recia figura de Azzo, fundador reconocido de la dinastía, hasta llegar hasta el propio tirano viviente, Alfonso, y a los hijos que le venían naciendo de su matrimonio con Lucrezia Borgia.

En el camino de esta "profecía" se anudan varios mitos dinásticos a los que la historia oficial de entonces concede importancia, por ejemplo:
42: "Ve' nicolò, che tenero fanciullo
il popul crea signor de la sua terra..."

En alusión a la pretendida "elección popular" que siguió al golpe de Estado de Nicolò III en el turbulento final del siglo XIV. Siguen servicios a emperadores y a papas, que irán montando territorios, títulos. O la magnanimidad de Alfonso, su sentido de la unidad familiar, que desdice tan profundamente en la terrible acción que tomó contra sus hermanos Don Ferrando y Julio D'Este, prisioneros a lo largo de todo su reinado. Pero el poeta dice:
51.
Il grande amor di questa bella coppa ( Alfonso y
rebondera il popul sue via più sicuro (su hermano el cardenal Hipólito)
che se, per opra di Vulcan. di doppia
cinta di ferro avesse intorno il muro.

(extraña figura la de este último verso)


Alfonso è quel che col saper accopia
si la bontà, ch' al secol futuro
la gente crederà che sia dal cielo
tornata Astrea dove può il caldo el gielo.

En cuanto a su amo Hipólito, entonces (porque después Ariosto varió de parecer de acuerdo a los rumbos de la política estesca), lo pone así:

Quel ch'im pontificale abito imprime
del purpureo capel la sacra chioma,
e il liberal, magnanimo, sublime,
gran cardinal de la Chiesa di Roma
Ippolito, ch'a prose, a versi, a rime
dara materia eterna in ogni idioma...

La infinitamente magra, egoísta, limitada figurilla de este príncipe hecho cardenal por la importancia que le daba su padre a las intrigas vaticanas, inflada a lo infinito en esta versificación grandilocuente e impecable, constituye en sí un lugar privilegiado para una semántica del poder.

Pero como la realidad es la base de todo poder, la profecía de la maga Melisa se detiene con los últimos restos que le han nacido a la dinastía . (Véase c. III,59)

Sin embargo, la construcción dinástica de los Este, no es sólo historia de familia. Avanza conformando una constitución monárquica, estableciendo lazos con las casas reinantes de Europa, y armando con sus pares el dogma de la Soberanía Divina y de la superioridad política de la monarquía. Y el Poema habla por esto de la siguiente manera:
c. XV, 24.
Dio vuol ch'ascona antiquamente questa
strada sia strada, e ancor gran tempo stia;
né che prima si sappia, che la sesta
e la settima età passata sia:
e serba a darla al tempo manifesta
che vorrà porre il mondo a monarchia,
sotto il più saggio imperatore e giusto,
che sia stato o serà nai dopo Augusto.

Y siguen los cantos en estrofas 24 y 25, alabando la sangre de los Austria y de los Aragones, y construyendo tradiciones que se remontan a la vieja Roma, y en donde la Divina Gracia propone como mejor solución al rebaño, un solo pastor.

El poema so sólo se quedará en sustentar el principio, sino que encontrará lugares apropiados para el elogio de todas las testas coronadas, no importando sus oposiciones momentáneas en los campos peninsulares.
C. XXVI,39:
L'un ch'avea fin a l' elsa ne la pancia
la spada immersa alla maligna fera,
Francesco primo, avea scritto, di Francia;
Massimiliano d'Austria a par seco era;
e Carlo quinto imperator, di lancia
avea passato il monstro alla gorgiera;
e l'altro, che di stral gli fige il petto,
l'ottavo Enrigo d'Inghilterra à detto.

Todo eso se representa en la fuente "profética" construída por Merlin, que servirá de escenario para el banquete de Marfisa. Allí, desde el pasado, se ve un pasado-futuro actual que opera como espacio ideológico-literario para ubicar junto a los héroes, a los monarcas más grandes del tiempo.

La monarquía preside las esferas mayores del poema, con la figura de Carlomagno (principio, Alfa y omega de toda legitimidad imperial en aquel tiempo), y toda la turbamulta de reyes con corona o sin corona que se igualan con los héroes mayores del poema. Un motivo de la novela moderna: poner al lector entre sus signos, parece haberse alcanzado ya con Ariosto. Y los grandes, lectores suyos, le suelen agradecer esta participación.

En el Quijote, la narrativa va depositando solamente claves para el entendimiento de un mundo político cruzado por una profunda crisis: "Todas nuestras locuras proceden de tener los estómagos vacíos y los cerebros llenos de aire", dice el Caballero. (II, c.1 ).

No puede negarse que lo anima un cierto espíritu democrático, pero es conveniente observar que la crítica más que encaminarse en contra de la institución monárquica, está orientada a atacar ciertos rasgos del sistema estamental, o más precisamente, contra la falta de "virtud" de la elite. El libro, en este sentido, muestra los síntomas de un descontento.

  El Quijote no desconoce la existencia de ese sistema, con sus niveles jerárquicos bien establecidos, pero está muy lejos de la postura de Ariosto, en tanto a tratar de fundar las diferencias y las jerarquías en el orden divino y en una mitología. Al contrario, el Caballero parece haber leído mucho, y sabe de lo pasajero de los sistemas.
El mira por encima del horizonte histórico, hacia una historia más vasta, donde en algún lugar el hombre sencillo pueda encontrar justicia.
Cuando libera a los galeotes, no le interesa averiguar por sus culpas precedentes, sólo vale su acción libertadora. " Majadero --dijo a esta sazón Don Quijote--, a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos, van de aquella manera o están en aquella angustia por sus culpas o por sus gracias, sólo les toca ayudarles..." (I, c. 30) Y no les oculta a los cabreros que la Edad Dorada es un lugar posible, "sin tuyo ni mío."  

Pero, entretanto, el sistema se le hace visible en muchos de sus fracasos --su traslado aherrojado de regreso a casa-- y en gloria y majestad, en los entornos del duque, que nos pone frente a la lógica de una corte, sus entretenciones, el proceso de la autoridad, la mirada del dominio, sus lenguajes, y todos los palaciegos. Y no le queda al Caballero sino reconocer la importante función del dominio. Cuando alguna vez en su casa, le traen noticias del mundo de la corte, se ofrece a dar consejo decisivo al Rey, aquél que puede arreglar todos los males de España: "reunid a todos los caballeros andantes..." Él, pues, no desconoce la autoridad ni la institución real. Sólo que cree que podría, y que sería necesario, aconsejarla.

Cuando trata de demostrarle su cordura a Don Diego de Miranda, le lanza un discurso donde la figura del rey domina intocada todo el escenario, y ante quien el caballero juega de servicio. "Honran las cortes de sus príncipes" (II, c.17). Y es lo que intenta hacer muy comedidamente, desde que la duquesa lo descubre en una expedición de caza... " y el duque y la duquesa tuvieron a gran ventura acoger en su castillo a tal caballero andante y a tal escudero andado". (II, c. 30). Y Cervantes pone en la descripción de los ceremoniales de palacio , la misma mirada escrutadora que puso en los ranchos de los humildes. Comenzando a descubrir poco a poco la mediocridad y bajeza de este círculo de amos. Primero está la dueña doña Rodríguez que interpelará a Sancho, usando términos soeces;

"- Hijo de puta --dijo la dueña, toda encendida de cólera-- que si soy vieja o no, a Dios daré la cuenta; que no a vos, bellaco, harto de ajos." (II, c. 31)

Luego viene la interminable fila de mediocres palaciegos.

"La duquesa y el duque salieron a recibirle, y con ellos un grave eclesiástico, destos que gobiernan las casas de los príncipes; destos que como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de ser los que lo son;destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida por la estrecheza de sus ánimos, destos que, queriendo mostrar a los que ellos gobiernan, a ser limitados, les hacen ser miserables." (II,c.31)

Pero él guardará respeto por el rango. "El lugar donde estoy, y la presencia ante quien me hallo, y el respeto que siempre tuve y tengo al estado que vuesa merced profesa..."

Sin embargo, los consejos de Quijote a Sancho para el buen gobierno, y la misma práctica de éste, implican una sutil separación del sistema vigente. Sancho también entendía que el oficio de gobernar entrañaba deberes muy especiales: "eso de gobernar bien --respondió Sancho-- , no hay para qué encargármelo, porque yo soy caritativo de mío, y tengo compasión de los pobres..."(II,c. 33)

Pero el sistema secular, es en España sólo un aspecto de la dominación. Estas jerarquías se completaban con la jerarquía eclesiástica, que también compartía tierras y honores, y sobre todo, proveía legitimación. De alguna manera, la Iglesia es el Cancerbero de esta España post-Trentina, marcada por la alianza entre los Austria y el Papa.

En la cercanía inmediata del caballero manchego, el cura monta su escrutadora vigilancia. hay curas, frailes, Santas Hermandades, cruzando los caminos, y muy frecuentemente contendiendo con Don Quijote. Ellos tienen a su cargo una labor fundamental: la censura, que encuentra páginas escogidas en el relato (I, c. 5 y 32).

  "Cansóse el cura de ver más libros, y a carga cerrada quizo que todos los demás se quemasen" (c.6). "Pues por ventura --dijo el ventero--mis libros son herejes o flemáticos, que los quiere quemar ?" (c. 32).

Orlando Furioso de Ludovico Ariosto

Don Quijote de la Mancha

Ilustraciones de Doré

NOTAS

1) El ideologema es el discurso o la palabra "que traiciona la ideología del hablante" (Bakhtin,M. the Dialogic Imagination, p. 429).

2) Id.

3) Maravall,José Antonio, Poder, honor y elites en el siglo XVII, Ed. Siglo XXI, México 1979, pp.20 sgts.

4) Pierre Vilar, "El tiempo del Quijote", en Vilar ,Crecimiento y Desarrollo, Barcelona 1964, pp. 432-448.

5) Véase Buenaventura Pinero Díaz, "Visión del mundo en el Quijote a través de Sancho Panza", en Manuel Criado de Val, Cervantes y su mundo, EDI, Madrid 1981, pp. 539-553.

6) Véase Vilar, ob.cit. Soldevila, F. Historia de España. Ariel, barcelona,1963,v. IV,

también Vicens Vives, Historia Económica y Social de España y América, v. 3, Teide, barcelona 1957, y Navarro Ledesma, Cervantes, Charterhouse, N.york 1973.

7) Burkhardt,J, B. Croce, R.Baillet. Este último en su Le Monde Poétique de l'Arioste,ed.L'Hermes, Lyon, 1977 , pasa revista a diversas teorías sobre el Furioso.

8) Véase W.Gundersheimer, Ferrara, the Style of a Renaissance Despotism, Princeton University Press, 1973, pp. 91 sgts.

9) Id. Los tres últimos déspotas, a la`época de Ariosto, conducen extensas purgas en que están envuieltos miembros importantes de la elite. Cabe notar, si, que ninguna de las conspiraciones tiene otro objeto que poner a algún pretendiente en lugar de otro, sin introducir variaciones en la constitución monárquica del sistema.

10) "En toda sociedad la producción del discurso es al mismo tiempo controlada, seleccionada, organizada y redistribuida de acuerdo a un cierto número de procedimientos, cuyo rol es limitar sus poderes y peligros, resolver los eventos casuales, evadir su poderosa y terrible materialidad" Foucault,M. The Archaeology of Language, Pantheon, N.York,1972,p.216. hay traducción castellana en editorial Siglo XXI.

11) Véase Baillet, ob.cit.

12) Véase Maravall, o también Huizinga, en su El otoño de la Edad Media.

13) Detalles sobre esta tragedia estense, en Gardner, ob.cit.pp.34-40

14) Véase Luis Pérez Botero, "la Concepción del Mundo en las tres salidas de Don Quijote", en M.Criado de al, ob.cit. pp.515-520. También, para el estudio de las inversiones carnavalescas, "El quijote a través del prisma de Mikhail Bakhtine: carnaval, disfraces, escatología y locura", de Manuel Durán, en Michael McGaha,ed. Cervantes and the Renaissance, ed. Juan de la Cuesta, Penn, Easton 1980.

15) Bakhtine, ob.cit. p. 428.

Otras obras consultadas:

Harari,Josue, Textual Strategies, Perspectives in Post-Structuralist Criticism,

Cornell Univ.Press, Ithaca 1984.

Castro, Américo. El Pensamiento de Cervantes, Noguer, Barcelona,1972.

Maravall, J.A. La oposición política bajo los Austrias, ed.Ariel,Barcelona 1972.

Maravall,J.A. Carlos V y el Pensamiento Político del Renacimiento. Instituto de Estudios Políticos, madrid 1960.

Olson,Kristen, Ariosto and the Classical Simile, Harvard Univ. Press, Cambridge,Mass. 1980.

Desá Wiggins, Peter, The Satires of Ludovico Ariosto, Ohio Univ. Press, Athens, 1976.