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MARXISMO Y PSICOANÁLISIS
Notas sobre la vida y la obra de Wilhelm Reich

Alessandro D’Aloia

Wilhelm Reich (1897-1957) fue un psicólogo, un científico y un marxista. Escribió obras que son recursos inestimables para comprender las relaciones entre el marxismo y el psicoanálisis, sin la necesidad de tener una visión general o los conocimientos de un estudiante de psicología. Su tragedia personal ilustra hasta qué punto cuestiones abstractas se pueden manifestar e interrelacionar con la vida de los individuos.

Su formación

Ni el papel histórico de Reich ni sus obras son reconocidos por la mayoría de los psicoanalistas, ya sean estudiantes, profesionales o simples aficionados. Esta situación permitió a renombrados intelectuales, como los de la Escuela de Frankfurt, saquear fácilmente sus obras (especialmente las del período claramente marxista) sin ni siquiera hacer un reconocimiento del pensamiento de Reich y, además, sin que nadie lo denunciara.

El resultado es que hoy la mayoría de las personas que tienen interés en la psicología aprenden poco más que las obras clásicas de Freud. Esto ha llevado a una falta de conocimiento de varias de las contribuciones importantes a la psicología, como son las de Reich y que son esenciales para comprender plenamente el psicoanálisis, sus contradicciones actuales y su punto de vista de clase. Las contribuciones más ampliamente conocidas, los llamados postulados freudianos "reformados", han quedado totalmente socavadas y sus implicaciones reaccionarias han quedado al descubierto.

La obra más conocida de Reich es La revolución sexual publicada en Viena en 1930. Sus análisis científicos tienen un alcance más amplio que los de Freud, incluyendo obras importantes como: La función del orgasmo; La irrupción de la moral sexual coercitiva; El individuo y el Estado; El materialismo dialéctico y el psicoanálisis y Psicología de masas del fascismo. Reich fue miembro activo de la Sociedad Internacional Psicoanalítica (SIP) que fue fundada por Freud. En el momento de publicar su primer trabajo, La función del orgasmo, era muy conocido por ser uno de los discípulos más aventajados de Freud. Pero ya dentro de esa obra se encontraban todos los elementos del pensamiento que lo enfrentarían a Freud durante su "segundo período".

Reich estaba de acuerdo con Freud en que el desarrollo sexual era el origen fundamental del desorden mental. Juntos defendían las siguientes posiciones: la mayor parte de la actividad psicológica estaba gobernada por procesos inconscientes; los niños desarrollan rápidamente una sexualidad activa; la energía sexual de los niños es la causa de la mayoría de los procesos psicológicos; la sexualidad infantil está reprimida y esto tiene consecuencias muy importantes en la salud mental; la moralidad no deriva de ningún ser supranatural o de normas establecidas sino que es el producto de represiones impuestas contra la sexualidad de los individuos en su desarrollo desde la infancia a la adolescencia y finalmente en la edad adulta.

Reich continuó desarrollando estas ideas y su relación con hechos concretos. Exploró y descubrió las relaciones entre la vida sexual y la moralidad burguesa, después procedió de la misma manera con la relación entre la propia moralidad burguesa y las estructuras sociales y económicas que la generan e influyen en ella. Reich explicó que la represión sexual burguesa y sus influencias inconscientes eran las causas principales de las neurosis. Adelantó la idea de que la vida sexual libre del sentimiento de culpabilidad sería la mejor terapia para tratar esas neurosis. Finalmente afirmó que esta liberación de la vergüenza y la represión sólo se podrían conseguir a ravés de una moralidad no autoritaria, que a su vez sólo podría existir en un sistema económico capaz de superar y abolir la represión.

Sin embargo, Freud pronto alteraría el contenido de sus pensamientos y rompería con aquellas ideas que coincidían con las de Reich y que habían sido su punto de partida. En 1926, en la obra La inhibición, síntoma y ansiedad, Freud decía lo siguiente: "... es la ansiedad lo que produce represión y no, como creía en el pasado, que la represión producía ansiedad..." Esto suponía un giro de ciento ochenta grados, la nueva teoría de Freud pretendía que la ansiedad (ansiedad sexual) era algo endógeno y que su origen estaba en la psique del individuo. Así que Freud ya no lo consideraba un producto de las condiciones sociales externas. Todos los factores medioambientales externos y objetivos sencillamente desaparecían del análisis de Freud.

El nuevo conjunto de ideas de Freud se convertiría en el vehículo para todas esas teorías defensoras de que los "fallos" humanos son inherentes y que se encuentran dentro del ser psíquico del hombre o la mujer (por ejemplo, la idea de que hay un gen causante de la criminalidad). Esta teoría entra en contradicción con la concepción materialista que sostiene que son las condiciones sociales de la humanidad las que dan forma a la conciencia general e individual, y no viceversa. Desde el momento en que Freud rechaza la filosofía materialista sus teorías estaban destinadas a convertirse nada más que en una aceptación de la sociedad tal como es, descartando de ese modo la posibilidad de crear soluciones reales a los problemas médicos que intentaba resolver.

Este cambio de posición de Freud ocurrió en un momento muy significativo, al final de los años veinte. En ese momento la idea general era que, con el aparentemente imparable ascenso nazi, los fascistas seguramente disolverían la SIP (Sociedad Internacional Psicoanalítica) si ésta no revisaba sus bases teóricas. Vemos como las amenazas de represión consiguieron que el nazismo tuviera influencia en el pensamiento de muchos científicos burgueses, incluso en aquellos que estaban muy alejados de cualquier sospecha de tener simpatías nazis. Freud fue sólo uno de los muchos científicos burgueses afectados por esa manera de pensar.

Su obra

Mientras que Freud prácticamente se autocensuró, en 1928 Reich se atrevió a entrar en el Partido Comunista Austriaco (PCA). Rápidamente demostró ser un militante muy activo. Estaban convencido, como marxista decidido, de que la única forma de emprender una acción efectiva contra el sistema capitalista era a través de la actividad política organizada por los propios trabajadores en los centros de trabajo. Ese mismo año Reich, junto con otros médicos de izquierda, fundó la Asociación Socialista para la Consulta e Investigación Sexual. El objetivo de esta asociación era crear los primeros centros clínicos para tratar las cuestiones psicológicas de los trabajadores y aceptarlos en ellos como pacientes, en lugar de tratar a los aburridos burgueses que eran los clientes naturales de los freudianos.

Hay que tener en cuenta que Reich no tenía una postura utópica sobre la cuestión de cómo curar las enfermedades psicológicas de las masas. Esto quedó demostrado en su creencia de que la neurosis y los desórdenes emocionales estaban provocados por una estructura social determinada que es capitalista y autoritaria, de la misma forma, su conclusión, científicamente correcta, era la necesidad de derrocar al capitalismo y construir una sociedad socialista, eliminando de la sociedad estas características negativas también se eliminarían esos desórdenes psicológicos.

La nueva sociedad de investigación de Reich contaba con una larga lista de pacientes, su tamaño le permitió realizar estudios minuciosos, consistentes y frecuentes. Naturalmente esto tuvo beneficios inmediatos en los pacientes obreros. Gracias al análisis de un gran número de casos clínicos, mucho mayor que los utilizados por los freudianos para sustentar su trabajo, Reich proporcionó un apoyo estadístico excepcional a sus investigaciones y conclusiones. Sus obras posteriores incluían observaciones y casos que eran incomparablemente mayores que las de sus "competidores".

Estas experiencias también le proporcionaron a Wilhelm Reich una comprensión inmediata de muchos problemas sociales. Por ejemplo, el elevado número de embarazos no deseados, que aumentaba como resultado de un período de "desarrollo demográfico" forzoso. Sus experiencias con los trabajadores también fortalecieron su oposición a la absurda idea del trabajo clínico aséptico que era el método de los demás "profesionales" de la época. Creía que era innecesario y que no tenía valor para considerar la cuestión de las relaciones entre la enfermedad mental y sus posibles causas sociales.

Reich escribió lo siguiente sobre las experiencias de aquella época: "En la mayoría de los casos apenas teníamos alguna razón para dar a las personas un diagnóstico médico adecuado. Todo lo contrario, utilizar esa herramienta, es decir, ocultarlo detrás de eso, significa cerrar los ojos frente al problema principal. Eso habría sido realmente estúpido, más que criminal, para la madre y para el niño... aquellas mujeres, aquellas chicas eran totalmente incapaces de amar a un niño, cuidarlo, ayudarlo a crecer y no destruir su vida. Todas aquellas mujeres, sin excepción, estaban extremadamente desordenadas desde un punto de vista emocional. Toda ellas, una vez más sin excepción, tenían relaciones angustiosas (si las tenían) con el hombre que les causaba el problema. Eran frígidas, destrozadas por la explotación, sádicas en lo profundo de su conciencia o abiertamente masoquistas... en la mayoría de los casos tenían otros tres o seis niños o incluso criaban a los hijos de otra persona. Odiaban a sus hijos incluso antes de nacer. Bastante a menudo eran golpeadas por maridos alcohólicos. Odiaban a los niños que las rodeaban. Hablar del ‘sagrado amor materno’ frente a un sufrimiento tan criminal habría resultado ser criminal".

Estas espantosas condiciones llevaron a Reich a realizar un profundo análisis del efecto de la moralidad burguesa sobre el desarrollo psicológico de las mujeres. De esta forma Reich proporcionó una contribución científica importante a la cuestión de la "liberación de la mujer". En esta cuestión polemizó abiertamente contra los contemporáneos "especialistas de la higiene sexual", que explícitamente alababan la castidad femenina antes del matrimonio. Uno de los "especialistas" escribía: "Debemos dar nobleza y cultivar la castidad femenina como la mayor riqueza nacional, en realidad gracias a la castidad femenina podemos tener una garantía segura de quienes son realmente los padres de nuestros hijos, de que estamos trabajando y esforzándonos por nuestra propia sangre. Sin esta garantía no hay posibilidad de llevar una vida familiar íntima y sana, que a su vez es el pilar indispensable para la prosperidad de la nación y la población... Si las mujeres no se dedican a sus hombres es más peligroso que si los hombres no se consagran a sus mujeres...". (Max Von Guber. Higiene des Geschlechtslebens dargestellt fur Manne’r. Stuttgart. 1930. En castellano: Vida de higiene sexual para los hombres).

Aunque seguramente no era la intención de su autor, este pasaje es realmente una confirmación clara de las ideas que Engels defendió en su obra clásica El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Reich lo expresó con sus propias palabras al escribir: "...la consecuencia más inmediata de la propiedad privada es el interés por la castidad antes del matrimonio y la fidelidad marital al marido".

Esta consecuencia de la propiedad privada hace que la relación sexual entre hombres y mujeres deje de existir como una cuestión que implique sólo la vida sexual y las elecciones personales de los individuos, y consiguientemente, se convierte en una institución donde las mujeres están condenadas a sufrir las más grandes restricciones, presiones y desigualdades. Esto fue confirmado por las estadísticas clínicas. En realidad, en ese momento, no menos del 90 por ciento de las mujeres tenían alguna variedad de desorden sexual, comparado con "sólo" el 60 por ciento de los hombres. Estas cifras eran tremendas e impactantes, cambiando la definición de "normalidad" y haciendo que los desordenes sexuales fueran considerados un problema de masas.

Sobra decir que estas condiciones horribles no preocupaban a los higienistas sexuales nazis que plantaban teorías como "el instinto natural femenino a la monogamia". De acuerdo con este tipo de basura las mujeres sólo son capaces de tener satisfacción sexual cuando tienen entre 20 y 25 años de edad y sólo si sus relaciones sexuales tienen como objetivo la concepción de un niño, y por supuesto, según estas teorías, todo esto es por razones "naturales".

No es sorprendente que en estas cuestiones existiera una relación muy fuerte entre este tipo de teoría y las posiciones de la Iglesia. La Iglesia a lo largo de la historia ha sido la principal productora de los principios ideológicos de las clases dominantes. Siempre ha jugado un papel crucial al servicio del Estado y en ese momento el propio Estado sólo podía ayudar marchando junta a ella en la defensa de una de las instituciones fundamentales de la sociedad burguesa: el matrimonio. La existencia misma del matrimonio como institución de la sociedad burguesa prohíbe cualquier posibilidad de resolver las consecuencias de la moralidad basada en la represión, ya sean las consecuencias psicológicas (distintos tipos de neurosis y desórdenes sexuales) o físicas (por ejemplo el aborto). En realidad, el final de la moralidad burguesa, que sería la única solución real a estos problemas, necesariamente socavaría "valores" como la "virginidad antes del matrimonio" y la fidelidad marital. Consecuentemente, el matrimonio se liberaría de su papel tradicional de imponer el respeto injusto y el control exclusivo del hombre. Este papel se evidencia, por ejemplo, en la idea de que si una mujer es fiel nunca tendrá que sufrir un aborto, como si el problema de un aborto fuese sólo la fidelidad marital.

"Si encontramos una manera de esterilizar temporalmente a las mujeres y con la posibilidad de repetirlo, a través de medios internos, sería absolutamente obligatorio extender estas técnicas y hacerlas disponibles, para garantizar... un beneficio... para la higiene, pero también cuidar la terrible amenaza que plantearía sobre el orden sexual y la moral, o incluso sobre la vida y la civilización en general". (Max Marcuse. Matrimony: Its Physiology, Psychology, Higiene and Eugenetics. A Biological Book on Marriage. Berlin/Koln. 1927).

La prohibición del aborto y de los métodos contraceptivos impide a la mujer tener el control de su propia vida y cuerpo, de este modo su esfera más personal de la vida es puesta bajo la autoridad de la necesidad de la moralidad burguesa y así se consigue mantenerla subyugada. El propósito último de estas prohibiciones es preservar las instituciones burguesas y así defender y mantener la propiedad privada capitalista.

Incluso aunque la idea de la familia basada en el "santo matrimonio" hoy en día está en una crisis profunda, las líneas anteriores siguen siendo vigentes. La moralidad burguesa está en crisis. Las precarias condiciones en las que se encuentran todas las esferas de la vida son obra del propio capitalismo. Todo está sometido a cambios repentinos; la nueva "palabra de Dios" es la "flexibilidad" y el nuevo dios de este mundo es el dios "Capital". Las cuestiones del aborto y la contracepción han hecho surgir una nueva cuestión: que tanto la "palabra de Dios" bíblica como la "nueva palabra de un nuevo dios" burgués constituyen igualmente contradicciones teológicas de la ideología dominante.

(Núcleo teórico y polémica con los freudianos).

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