AMERICA LATINA: LA COLONIA EN LA GLOBALIZACIÓN
Federico García Morales
Los textos de historia de América Latina, bastamente historia oficial, manejan tres grandes períodos: el pre-colombino, la colonia y el período independiente. La colonia, es vastamente el período de dominio español y portugués (en el caso de Brasil). Esa situación colonial habría finalizado con los movimientos de independencia, que habrían dado nacimiento a una variedad de soberanías a lo largo del siglo XIX. La pregunta que salta:¿qué tan independientes fueron estas repúblicas latinoamericanas tras su separación de las coronas peninsulares? ¿De qué modo fueron afectados por el sistema colonial que empezaban a imponer en el mundo otras potencias, Francia,Inglaterra, EU?
Observemos primero que pasó en el siglo XIX.
Hay suficiente información que en la contienda interimperial de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, el movimiento independentista latinoamericano fue bien recibido en Versalles, en la corte de Saint James y en Washington. También es verdad que la propia "independencia" de las colonias de Norteamérica, poco antes, viene a ser un recodo del conflicto entre Francia e Inglaterra.
En buena medida, la pérdida del control de los mares y de sus conexiones en ultramar, por parte de España, es fuertemente uno de los resultados de Trafalgar, y del ascenso británico.
Desde 1820 en adelante, el comercio de América Latina queda fuertemente vinculado a los negocios y a los movimientos de las flotas (comercial y de guerra) británicas.
En las fases finales de las guerras de la independencia, la diplomacia británica y norteamericana juegan a paralelas buscando obtener un mundo balcanizado, abierto a sus influencias (y negocios). Es un objetivo que logran plenamente.
El capital (principalmente británico, pero también alemán, francés y americano) se ve interesado en materias primas, en el control de las rutas (ferrocarriles) y en la especulación financiera. Los grandes países de América Latina llegan a esta "independencia" endeudados.
Hay desde mediados del siglo XIX actos bélicos de corte colonial-imperialista: la toma de la mitad del territorio mexicano y las aventuras centroamericanas de parte de EU; la invasión de México por los franceses; la guerra del Pacífico en función de intereses anglo-americanos, la guerra civil de Chile en función de los mismos intereses, la guerra del ¨Paraguay, la guerra de Cuba.
Lo que estaba en el fondo de todos estos movimientos era asegurar espacios para una nueva forma de explotación del continente, en donde los estados imperialistas apoyaban las operaciones de sus vanguardias empresariales, utilizando al efecto, comprando u obligando a las "soberanías".
Hay que entender que paralelamente se daba una situación similar de explotación en Africa, en India, Indochina y China. Y que no en todos estos casos, la construcción del imperio colonial llegó a precisar de virreyes. En algunos casos, si, tropas cipayas, como ocurre en algunos casos en América Latina, donde el sistema "liberal" va a contar con el apoyo de las fuerzas armadas locales. En otros casos, la omnipotencia del Embajador británico o norteamericano. Y en otros, la siempre influyente presencia del capital imperial y de sus bancos. Con lo que queremos decir que hay una escala en la construcción de las estructuras de dominación colonial. De lo que se trataba, en el fondo, era extraer valores: intereses de deuda, materia prima, mercancías, en suma, lo que pudiera servir al rodaje de un amplio sistema de reproducción capitalista con centros de acumulación lejanos.
En el siglo XX, con los azares de un siglo fracturado, que rompe con muchas inercias del período anterior, el esquema de explotación multipolar de A.Latina sufre un vuelco. Después de la guerra del 14, desaparece de la escena el dominio británico, pero el vacío no lo repleta ninguna soberanía local, sino la creciente hegemonía norteamericana. Ya había comenzado sus avances poco antes, en el estilo de la invasión a México, durante la Revolución del 10, y de sus cañoneos Centroamericanos. Seguirá la fuerte intervención en el resto de los países centroamericanos, y la llegada de la hora para el control norteamericano de los petróleos de Venezuela y de la minería de Chile, Perú y Bolivia.
La Segunda Guerra creó un breve espacio para las "burguesías nacionales" y para los ensayos de industria sustitutiva. Algo que se termina con la nueva "edad dorada" norteamericana, y pocos años después con la llegada de la Gran deuda y la entrada de la ideología adecuada para un "crecimiento hacia afuera", que sólo podía conducir a una estampida del capital transnacional, sobre todo norteamericano. Por eso, en esto de los períodos, conviene señalar que se abrió desde los ochenta un nuevo período en la historia Latinoamericana, ése de las hazañas de Pinochet, el del endeudamiento a fondo, el de la absoluta dependencia, el de la apertura a ese capital que "saca" y "saquea", y en donde políticamente quienes son permitidos acceder al gobierno de "las soberanías" actúan como testaferros del Imperio y del capital transnacional. Y en donde todo se justifica a partir de alguna dogmática neoliberal capturada por los indígenas "privilegiados" tras alguna estancia en escuelitas de la metrópoli. En suma, todo esto viene a indicar que América Latina entró de nuevo, desde hace un par de décadas, y de lleno, a disfrutar de una situación colonial.
En la nueva situación colonial se destacan algunos hechos:
¿Qué pudiera haber en la Globalización, o en los resultados de la Globalización, que pudiera negar la vigencia de este movimiento neocolonial?
Decimos "resultados", porque sostenemos que el gran momento de avance globalizante ya quedó atrás, pero que dejó instaladas muchas condiciones que responden sobre todo a la fuerte emergencia del capital Trananacional. El momento dorado de la Globalización, en la década anterior al 97, está marcado precisamente por esa emergencia. Después vinieron la crisis y la depresión.
Los procesos de "Globalización",arrastrados por la competencia, son muy diferentes según las regiones, y manejan una diversa carga ideológica. Así, la integración globalizante de Europa, se ve que trajo consigo el invento o surgimiento de una nueva gran nacionalidad, mientras en América Latina acentuó la fragmentación y la dependencia.
También los países centrales podían integrarse en una Trilateral prestamista, mientras América Latina era sólo una oferta de reparto, como deudora siempre generosa en los intereses y en el reparto de la deuda "para la inversión". Y por los años recientes, el Oriente también de un flujo de inversiones. Aquí CEPAL nos ofrece otro cuadro:
...que conviene leer junto con el que marca el crecimiento paralelo de la deuda:
Y toda la operación pudo cubrirse de ideología.
Las inversiones llegaban porque supuestamente teníamos "ventajas competitivas". Porque la deuda nueva servía para pagar a los mismos inversionistas los intereses de sus préstamos anteriores, y hasta adelantarles la parte o el todo de sus nuevas inversiones. Quedaba abierta una nueva forma de acumulación originaria.
Y los funcionarios quisieron dar a entender que nos uníamos más a medida que privatizaban los haberes sociales latinoamericanos. Cuando México o Chile firmaban el TLC, "nos uníamos también al gran mercado". Pero sólo estábamos reforzando la situación colonial . Y los Gobiernos actuales se debaten buscando la manera de profundizar esa situación, con ALCA o sin ALCA, mientras celebran año tras año el crecimiento de las ganancias corporativas. Vale la pena recordar que aún en medio de la gran crisis argentina, las exportaciones siguieron al alza. Y que ya lo único que permite a Lagos y su equipo de tecnócratas evaluar la situación económica de Chile es el crecimiento de las exportaciones corporativas. O todavía a Fox, que en medio del estallido de la crisis social gatillada por los 400 mil millones de deuda del sistema de seguridad social mexicano sólo se desespera por alcanzar "la reforma estructural".
Sin embargo, tanta Globalización y Colonia nos deja este cuadro de desempleo, también de CEPAL:
Los partidarios de la Globalización vocearon por un tiempo la idea de que el modelo de apertura sólo traía beneficiosfortalecimiento de las capacidades de las soberanías nacionalesen la medida en que los capitales foráneos bien recibidos exportaran lo apropiado. Un galimatías ampliamente aceptado. Como consecuencia, los incautos podían hasta esperar un más alto grado de independencia y respetabilidad internacional. De acuerdo al lema más antiguo: "Cuanto más entregadas, más queridas".
La entrega de América Latina en la Globalización tuvo tres grandes momentos económicos: el del endeudamiento con los petrodólares , el de las privatizaciones masivasmuchas veces justificadas para "pagar la deuda"y el de la"culminación de las reformas estructurales"la sesión total: energía, trabajo, educación, seguridad social y trabajo incluidos. En ninguno de esos momentos podemos apreciar otra cosa que el sobreestimulado y alegre ingreso a la situación colonial. Con lo que "globalizarse" en A.Latina vino a significar aceptar un nuevo esquema colonial. Si incluso encapsulamos la Globalización en la definición mínima de Giddens, como intensificación de la comunicación o como una "creciente interdependencia" (Sociología, cap.XVI) , nos vamos a topar con la privilegiada interdependencia de los capitales corporativos, que se asocian o compiten en la explotación de la región .Cabe recordar que el mayor facturador del continente fue en el año 2003 Telefónica (con 34 mil 230 millones de dólares). Ya volveremos a eso más adelante. De todos modos pareciera ser que "Globalización" y "Colonización" en América Latina van juntas.
Aunque en materia de conceptos, una palabra podría valer tanto como otra, si no fuera por su carga ideológica. Porque es muy diferente decir "nos globalizamos" que sepan, que pudiera significar esoa decir "pues, nos colonizamos, y viva el Rey!!".Claro, en este caso, el poco afable Mr. Bush, que, dicho de paso, siente tan grande "admiración por la inteligencia de Mr.Lagos". (dicho en Conferencia de Prensa)., un elogio que también podría darle al líder conservador neoliberal sudamericano, Don Juan Carlos I.
Para entender, pudiéramos poner ejemplos.
Una manera declarada maravillosa de globalizarse ha sido la adopción en muchos países de América Latina del modelo maquilero, con sus trabajos concretos brutales que llevan a esas ganancias extraordinarias, cotizables en Wall Street. Otra, ha sido cumplir religiosamente con el servicio de la deuda, o mirar donde queda todavía algún recurso que ofrecer a la rapiña del capital extranjero. Ese fue el destino de la selva del Paraguay-talada ya en un 90%, o el de la selva Amazónica, que por allá va. Admiremos las operaciones de los nuevos apéndices coloniales de España, que florecen a la sombra del predominio norteamericano: el Banco Bilbao , REPSOL o Telefónica. Ellos solos remesan a la Madre Patria cantidades anuales mayores que las que originara la Colonia a lo largo de trescientos años.
La historia que estamos comentando nos cuenta cómo se dieron las luchas decimonónicas por la Independencia, con agentes como los llaneros que ya no existen. Hoy tenemos que pensar cómo se romperán mañana esas "cadenas productivas", cómo los millones de desocupados ,los trabajadores superexplotados , las mujeres y las etnies agredidas podrán dar todavía más, para sacudirse las esclavitudes del siglo XXI. De las burguesías desnacionalizadas y de los políticos de utilería, nada se podrá esperar. Como nada tampoco de los académicos arrastrados que en lenguaje neutro escabullen simplemente las responsabilidades de la inteligencia para con sus pueblos. Es bien interesante, y en esta visión de la larga historia, lo que nos puede llamar más la atención es ver como en un continente tan rico esas capas "dirigentes" optaron por los espejismos de fuera y por la división de soberanías, y nunca pensaron a qué grandeza los podría conducir la opción por el sendero bolivariano. Ese camino, el único liberador y anticolonial, se encuentra en un futuro socialista. Otro caminodecía Francisco Bilbaonos rinde ante EEUU.
Estas capas sin embargo, con sus astucias se estaban insertando en la nueva arquitectura colonial, obedientes a reglas de abaratamiento. Toda la experiencia secular colonialista es la de la búsqueda de mayores márgenes de ganancia, entre otros rubros, provistos por una administración colonial más baratay a veces más eficazque proveyera los deseados mayores márgenes de ganancia. A las colonias el imperialismo las trató capitalísticamente. Y así esta forma de explotación fue pasando en América Latina como en otros lugares del mundo, de una fase a otra. En algún momento precisó de virreyes, gobernadores y capitanes generales. En otros, de dictadores y presidentes. Lo importante era que la extorsión continuara perfeccionando sus volúmenes y capacidades. Para lo que la estructura entera de la dominación, la estructura de clases y la ideología del estado colonial, han estado dando su contribución.
La conformación de la etapa moderna del dominio colonial tiene atrás una larga historia, muchas experiencias compartidas por los dueños de este mundo, un tema que valdrá la pena tratar más extensamente,