Por: Mónica Vargas Aguirre
Mujer, adicta a la primavera, a sus colores de sol, uva verde y frambuesa fresca
"Solo aquellos que no tienen esperanzas nos dan esperanza", he querido iniciar este artículo con esta frase de Walter Benjamín citada por Herbert Marcuse para concluir su libro "El Hombre Unidimensional" ya que representa mi convicción de lo que hoy en día debiera regir la creación intelectual de aquellos pensadores que miran más allá de sus propios escritorios y de los patios de pastos bien cortados de las universidades, de aquellos que aun luchan por mantener la independencia creativa y son capaces de hablar de conciencia crítica sin venderse al sistema, desafiando incluso la posibilidad de carecer de presupuesto para financiar sus proyectos de investigación. Mantener la esperanza pensando en los que no la tienen, disminuiría en mucho las dudas de quienes se enredan en razonamientos desesperados ante la falta de alternativas y confiesan la derrota sin pensar siquiera que al mundo aun le queda mucha historia, y en nosotros está ser parte de su construcción.
Fue después de la Erste Marxistische Arbeitswoche (Primera Semana de Trabajo Marxista ) que Weil junto a otros intelectuales entre ellos Frederick Pollock y Max Horkheimer tuvieron la idea de crear un espacio permanente de diálogo en torno a la teoría marxista y que luego se convirtió en un espacio para la creación teórica más allá del marxismo, el requisito era que los planteamientos tuviesen una visión crítica de la sociedad . Aquellos intelectuales que conformaron la Escuela de Frankfurt vivieron en un entorno nada favorable al desarrollo de esta crítica, la mayoría judíos en Alemania (aunque según los propios protagonistas el hecho de ser judíos no influyó en su formación) en el periodo del surgimiento del Nazismo fueron perseguidos, exiliados e incluso asesinados, sin embargo, tuvieron la capacidad de construir y mantener, a pesar de la adversidad, y algunos en otro continente, un espacio para revisar lo ya escrito y para proponer algo nuevo y alternativo al espantoso periodo que les tocó vivir. La historia de la Escuela de Frankfurt es un ejemplo de que, a pesar de todo, se puede, siempre se puede. Adorno, Pollock, Horkheimer, Weil, Grünberg, Sorge, Borkenau, Wittfogel, Grossman, Lowenthal, Marcuse, Benjamin y otros son un ejemplo de que, frente a la adversidad, se puede construir una postura alternativa, estos hombres y mujeres no solo ponían en juego el financiamiento o no de una investigación, no solo la pérdida de sus puestos en las Universidades, ellos, se jugaron la vida por lo que pensaban.
Hoy en día este discurso aparece anacrónico, casi sin sentido, se nos ha hecho creer que ya nada puede cambiar y que el mantener nuestros puestos de trabajo es lo central, pocos consideran hoy que las utopías sirven para avanzar. Los hombres y mujeres somos solo un insumo de la producción tan desechables y manejables como las máquinas y la materia prima.
Cuando el proletariado internacional pasó a convertirse simplemente en una masa de asalariados que carecen de vínculos de clase y que perdió la solidaridad, no se acabaron las luchas sociales, sino que se perdió el sentido de la lucha de clases. Esto asegura el alejamiento de la posibilidad de que el proletariado se constituya en una clase para sí, el sistema potencia la clase en sí, argumenta y se protege en función de hacerla difusa en su configuración. Hoy la clase trabajadora ya no sólo la constituyen los obreros industriales sino que también los profesionales y técnicos que son explotados en el actual sistema, sin embargo, estos no tienen conciencia de ello ya que son destinatarios de ciertos beneficios que los mantiene alienados, la inteligencia es peligrosa si se le suma la conciencia. Marcuse ya en 1965 decía, "Una sociedad cada día más capas de satisfacer las necesidades de los individuos por medio de la forma en que está organizada priva a la independencia de pensamiento, a la autonomía y al derecho de oposición política de su función crítica básica. Tal sociedad puede exigir justamente la aceptación de sus principios e instituciones, y reducir la oposición a la mera promoción y debate de políticas alternativas dentro del statu quo. En ese respecto parece de poca importancia que la creciente satisfacción de necesidades se efectúe autoritario o no autoritario". Visionario razonamiento, que solo requiere ser rescatado y actualizado, ponerlo de moda otra vez, muchos de aquellos que alguna vez se dieron cuenta de esto hoy en día asumen la cómoda postura de obviar lo que es evidente y prefieren argumentar en torno a lo que es más conveniente.
Hoy en día la lucha de clases se cubre con un manto de conflictos identitarios, de tipo religioso, étnico, nacional u otros que mantiene a los profesionales de las ciencias sociales absortos en discusiones en torno a la identidad descuidando el conflicto anterior en torno a la clase.
Sería absurdo desconocer el resurgimiento del sentimiento identitario como respuesta al proceso globalizador neoliberal que existe hoy en el mundo, nadie puede negar la necesidad de respetar y tolerar las diferentes culturas y la lucha que éstas están dando porque así sea, el tema es que esta falta de respeto tiene una raíz de clase innegable. En Chile por ejemplo, los Mapuches uno de los pueblos originarios de esta parte del mundo, son marginados y luchan por rescatar su identidad, pero su marginación no sólo está definida por su condición de pueblo indígena con su propia cultura, sino que por su pobreza y la falta de educación tradicional de sus miembros, la cultura Mapuche tiene características evidentemente antisistémicas, es un pueblo en que la propiedad de la tierra es colectiva y cuya esencia es rural, esto es parte de la "mala imagen" en un mundo cuya tendencia es la privatización de la tierra y la urbanización de las sociedades. Por otra parte colonias europeas que llegaron a Chile después de la segunda guerra mundial mantienen sus costumbres, e incluso su idioma, así por ejemplo la gran colonia alemana en Santiago se agrupa en torno a un sector de la comuna de Las Condes en donde tienen su propio colegio, clínica y en torno a los cuales están las casas o departamentos de la colonia (en los cuales solo se escucha su propio idioma, un Chileno es un extranjero en esos espacios), su cultura les ha permitido adaptarse y ser parte de la clase dominante por lo tanto son respetados y no se cuestiona mayormente el tipo de educación de sus colegios o las tradiciones que siguen.
Con el largo párrafo anterior solo quise demostrar que si bien existen los conflictos identitarios, sus manifestaciones dependen fuertemente de la vinculación a la clase a la que el grupo pertenece, y un ejemplo más, los homosexuales de los barrios más adinerados de la capital no sufren la misma discriminación que sufren los que habitan al otro lado de la ciudad donde la pobreza es la tónica generalizada.
Pero no se trata aquí de plantear que todo tiempo pasado fue mejor y más consciente y que debemos volver a ello, no se trata de releer a los que formaron la Escuela de Frankfurt y conformarse con sus análisis, se trata de considerar la historia en su proceso actual Marx decía que "La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido. Allí, la frase desbordaba el contenido; aquí, el contenido desborda la frase" , en la revolución del siglo XXI la frase construye contenido y el contenido construye freses, no hay una unidereccionalidad entre el contenido y el lenguaje pasado el posmodernismo cualquier cosa puede ser, es la era de las incertidumbres y por lo tanto la era de la creatividad intelectual revolucionaria.
La dialéctica entrega elementos epistemológicos para el análisis estas nuevas contradicciones y como dice Adorno "La contradicción tiene más peso del que le dio Hegel que fue el primero en tematizarla... los adversarios del conocimiento dialéctico le reprochan que construye contradicciones desde arriba para avanzar solucionándolas, pero esto no es verdad a pesar de que la lógica de Hegel procede a veces así" , a la dialéctica le corresponde descubrir la disparidad entre el pensamiento y la cosa y actuar sobre la cosa.
Las condiciones históricas actuales tienen la singularidad expresada por Jürgen Habermas quien hace una comparación acertada entre la sociedades tradicionales y las del capitalismo tardío, y plantea "mientras que en las sociedades tradicionales la forma política de las relaciones de producción permitían identificar fácilmente los grupos dominantes, esa dominación manifiesta es reemplazada en el capitalismo liberal por la coacción anónima, en lo político, de ciudadanos particulares". Ya no está el patrón en frente y los medios de comunicación hacen pensar que ya no hay patrón, se potencian las PYMES en Chile y cada uno es dueño de su propia empresa, ese trabajador-empresario no se alcanza a dar cuenta de que es un trabajador más y que la ilusión de esa empresa se convierte en solo un engranaje más de la cadena productiva de una gran transnacional a la que seguramente tendrá que unirse a modo de maquila para poder sobrevivir.
Aquellos que son dueños de los medios de producción son dueños también de las instituciones en las cuales se genera conocimiento y hoy más que nunca de las mentes de quienes laboran en esos espacios, esto ha significado que se ha desarrollado un muy buen análisis histórico y se han diseñado estrategias para contrarrestar las crisis. El mismo Habermas argumenta que: "Con el propósito de defenderse de la crisis sistémica, las sociedades del capitalismo tardío concentran todas las fuerzas de integración social en los sitios donde es más probable que estallen conflictos estructurales, como medio más eficaz para mantenerlos en estado latente, y al mismo tiempo satisfacen así las demandas de los partidos obreros reformistas".
Hay una forma de pensar hoy en día, que sólo atiende a la razón instrumental, y que hay que modificar porque "la reducción de la razón a mero instrumento perjudica en último caso incluso su mismo carácter instrumental" Horkheimer piensa que la traducción de todo pensamiento a acción es una de las manifestaciones de la crisis cultural. Se debe desarrollar el pensamiento libre de los compromisos de la acción inmediata, se debe volver a la idea de la Universidad como espacio de construcción y crítica del saber. Insisto en lo peligroso del desarrollo del conocimiento hoy en día, solo se avanza en lo que es económicamente rentable, no se financian espacios para la reflexión, solo hay dineros la acción.
Huxley citado por Adorno en su caracterización de la cultura norte americana plantea "Lo único que queda claramente sentado es que se trata de un sistema es que se trata de un sistema clasista racionalizado y a escala planetaria, esto es que se trata de un capitalismo de estado planeado y sin lagunas, que a la total colectivización corresponde el dominio total, y que sigue funcionando la economía dineraria y el motivo del beneficio privado"., ya en 1962 Adorno era capas de hacer estos análisis advirtiendo el riesgo que el desarrollo de ese modelo de sociedad implicaba, los años eran años en los cuales la bonanza progresista hacía pensar en que el proyecto alternativo era viable en su expansión por el mundo, aun no habían detonado las dictaduras latinoamericanas, sin embargo, aquellos seguidores de la tradición de la teoría critica veían más allá de la acción, se daban un tiempo para la reflexión lo que los llevó a ser tan visionarios par su época. Insisto en que la idea no es el ensalzar el contenido mismo de las reflexiones desarrolladas sino más bien el "método" utilizado para el desarrollo de la teoría.
Ante el estado actual de la reflexión, la pregunta es ¿Estamos en presencia de un nuevo hombre unidimensional al estilo de Marcuse?
En el Hombre Unidimensional, Marcuse pronosticaba el triunfo del pensamiento único, la influencia de los medios de comunicación ha generado un refuerzo de las características de este tipo de hombre que se caracteriza por recoger la mayoría de sus experiencia de la televisión y "la experiencia televisiva tiende a incrementar el sentido de la impaciencia. La letra impresa obliga a ejercitarse en la postergación del placer... sólo después de realizar las complejas operaciones de análisis lógico y gramatical se comprende el sentido, y sólo entonces puede producirse el placer. El goce del texto escrito proviene del significado, no del significante. Las imágenes en cambio, ofrecen una gratificación inmediata derivada del propio significante.
Satisfacción instantánea, no retardada. A esto hay que añadir la hiperestimulación sensorial que incrementa aún más la gratificación instantánea. Y cuando la experiencia no es gratificante, cabe siempre la posibilidad de cambiar de canal"
Por otra parte la televisión es un agente colaborador a la violencia que hay en el entorno, más no como su causa, la violencia proviene de las interacciones de los seres humanos y de sus incapacidades de resolver sus conflictos de modo pacífico.
Violencia, individualismo y gratificación instantánea van moldeando al personaje del siglo XXI. Como planteaba anteriormente las condiciones históricas particulares ameritan la reflexión en torno a este nuevo escenario que tiene como telón de fondo contradicciones antiguas.
Hay que seguir persiguiendo las utopías aunque su progreso "se ve hoy frenado en primer lugar pro la enorme desproporción entre el peso de la avasalladora maquinaria del poder social y las masas atomizadas", sin las utopías no podremos avanzar y si no avanzamos el estado actual de la situación planetaria tiene pocas posibilidades de permitir que se continúe desarrollando la función básica de vivir.
Sé que no es fácil volver a creer después de la desilusión, pero no hay que confundir desilusión con reacción. "Al alma revolucionaria —advierte Ortega—, no ha sucedido nunca en la historia un alma reaccionaria, sino, más sencillamente, un alma desilusionada. Es la inevitable consecuencia psicológica que dejan los espléndidos siglos idealistas, racionalistas; centurias de dilapidación orgánica, borrachas de confianza, de seguridad en sí mismas, grandes bebedoras de utopía e ilusión "
Hay que mantener la esperanza de algo mejor, hay que mantenerla, por aquellos que no tienen esperanza.
Bibliografía