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LA GLOBALIZACIÓN MILITARIZADA Y EL IMPERIO

De Doha a Cancún

Ninan Koshy

"Estados Unidos usarà este momento oportuno (esto es la guerra contra el terrorismo) para traer democracia, desarrollo, libre Mercado y libre comercio a todos los rincones del mundo" (Presidente Bush en sus declaraciones iniciales en su Documento sobre Estrategia Nacional de los EEUU). "Los sucesos del 11 de septiembre son el punto de giro del orden político y económico internacional, y del mismo proceso globalizador" (Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial).

Estas dos declaraciones ubican la fase actual de la globalización e ilustran claramente cuan estrechamente se amarra a la militarización y a los designios imperiales de los EEUU.

La Fuerza, integrante de la Globalización

Si bien el uso de la fuerza en la globalización era evidente mucho antes de los sucesos del 11 de septiembre del 2001, y de la respuesta de los EEUU mediante una declaración de guerra al terror, los estudiosos de la globalización no exploraron la cuestión adecuadamente. La Globalización de formas más tempranas de cambios sociales globales asociados con el imperialismo Occidental y la internacionalización del capital. Examinar el rol de la fuerza en la globalización permite una crítica de las visiones sobre el Estado y prosigue a través de las dimensiones centrales del poder estatal –la fuerza—y llama la atención sobre el hecho de que el poder coercitivo no sólo se proyecta fuera del territorio nacional soberano sino que también se constituye transnacionalmente. La fuerza es parte integrante del proceso de globalización. Las fuerzas policiales y los ejèrcitos coloniales y sus clientelas han sido componentes centrales de las fuerzas a disposición de los estados imperiales tanto para la seguridad y la expansión en el mundo no Europeo como para la competencia inter-estatal y las guerras totales en Europa. En un artículo aparecido en el New York Times el 29 de marzo de 1999, Thomas Friedmann sostenía que para hacer operativa a la globalización, America no debía temer actuar como el poder todopoderoso que es. La mano invisible del mercado nunca funcionaría sin un látigo oculto. Los McDonalds no pueden florecer sin los McDonnel Douglas, el diseñador del F-25. Y el látigo oculto que resrva el mundo para las tecnologías de Silicon Valley, se llama "Ejército de los EEUU", Fuerza Aérea y Cuerpo de Marina. Como comentaba Kevin Denahe, co-fundador del Global Exchange: Se ha dicho que la mano invisible del mercado no puede operar sin el látigo invisible que es el poder militar. El problema es que la mano del mercado no es invisible para millones de padres cuyos hijos sufren hambre debido a las desigualdades construídas por la economía global. Y el látigo no es invisible para las víctimas de lo que se ha llamdo "el daño colateral". El mismo presidente Clinton admitía la relación entre la acción militar y el comercio, el más importante componente de la globalización. Esto es lo que decía acerca de la guerra contra Yugoeslavia:

"Si hemos de tener una fuerte relación económica que incluya nuestra habilidad para vender en todo el mundo, Europa ha de ser la clave. De eso se trata Kosovo". (The Nation, abril 19, 1999). Ya era evidente que se estaba intentando respaldar la globalización con nuevos sistemas de seguridad y que el conflicto de Kosovo proporcionaba la primera oportunidad para diseñar sus principales componentes.

 

Globalización y militarismo

¿Hay alguna conección entre globalización y militarismo? Steven Staples comenta:

"la Globalización y el militarismo deben verse como las dos caras de una misma moneda. Por un lado, la globalización promueve las condiciones que llevan a la inestabilidad, a la desigualdad, al conflicto y finalmente, a la guerra. Por otro lado, la globalización proporciona los medios para librar guerras al proteger y promover a las industrias militares necesarias para producir armamentos sofisticados. Estas armas son usadas o se amenaza con su uso para proteger las inversiones de las corporaciones transnacionales y de sus accionistas (Social Justice Magazine,vol.27,n.4,2000). El nuevo régimen global de la Organización Mundial de Comercio (OMC) establece reglas obligatorias para el sistema inter-estatal. Dentro de este régimen existe una inclinación muy clara a favor de provisiones para la promoción de la industria y el comercio de armas. El Artículo XXI es la más poderosa excepción en la OMC, ya que permite a los gobiernos definir por si mismos "sus intereses esenciales en materia de seguridad", lo que incluye cualquier cosa en investigación, promoción y exportación. Los programas de ajuste estructural –otro componente clave de la globalización—permiten una excepción similar en materia de seguridad, enfocada al libre mercado. Actuando bajo la consejería y presión del Fondo Monetario Internacional, los gobiernos han castigado los fondos de bienestar social y han privatizado industrias y hasta servicios. Pero los presupuestos de defensa han quedado fuera del escrutinio de las instituciones financieras internacionales. La globalización y la transnacionalización de las corporaciones militares y de defensa han reemplazado al complejo industrial-militar de la nueva economía de guerra fría, por los complejos corporativo/militares de la nueva economía global. Todo esto se basa en la dominación que tienen los intereses corporativos sobre los del estado.


El "ronda Bin Laden"

Klaus Schwab, Presidente fundador del Foro Económico Mundial, en un discurso en Mumbai, en una reunión de la Confederación de Industrias de la India, el 3 de diciembre del 2001, dijoque los sucesos del 11 de septiembre eran el punto de giro hacia un orden polìtico y económico y hacia la misma globalización. Fue justo después de la reunión ministerial de Doha que Schwab hizo esta afirmación. La amenaza de Bush de "quien no está con nosotros, está con los terroristas", tuvo un fuerte impacto sobre las negociaciones comerciales y en particular en el desenlace de la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC. El 11 de Septiembre vino a ocurrir cuando muchos gobiernos de países en desarrollo se tornaban más críticos respecto a la manera en que se tomaban las decisiones en la OMC. La reacción de EEUU al 11 de Septiembre condujo a un profundo retroceso de todos los planes de resistencia que se habían hecho. El 11 de Septiembre nunca fue discutido en ninguna reunión formal de la OMC. Pero el representante comercial de EEUU, Robert Zoellick, realizó giras mundiales, reuniéndose con presidentes y Primeros Ministros, con el mensaje que una nueva ronda de comercio y apertura de mercados debería condenar el terrorismo. Sui mensaje fue recogido inmediatamente por otros dos: el Director general Mike Moore y el Comisionado de Comercio de EEUU, Pascal Lany. La lucha por lanzar una nueva ronda de conversaciones comerciales antes de Doha, que se llevarían primero a cabo en Ginebra, fue desplazada por conversaciones con jefes de gobiernos y ministros de comercio en las capitales. Nuevas negociaciones comerciales, junto con materias de seguridad antes muy remotamente conectadas, llegaron a conjuntarse. Países como India, que anteriormente se había opuesto a una nueva ronda, tuvo ahora que apoyarla. El Ministro de Comercio de India libró hasta el final una valiente y condenada batalla en Doha, pero ya su Primer Ministro había dado garantías a Bush poco después de los ataques del 11 de Septiembre. La Guerra contra el Terror le resolvió a la OMC un importante problema, el de lanzar una nueva ronda. La OMC fue uno de los primeros triunfadores en la Guerra contra el Terror. Un antiguo analista de la OMC, Chakrayarthi Raghavan, señaló sarcásticamente que la nueva ronda debería llamarse "la ronda bin Laden". La Ronda de Doha probó que la Guerra contra el Terror apuntaba a hacer el mundo más seguro para la globalización.

Globalización e imperialismo

Una suma de escritos han aparecido desde el 11 de Septiembre intentando dar contenido y significado al Nuevo orden en el contexto de la Guerra contra el Terror. En general han defenido la causa a favor de un nuevo imperialismo y colonialismo por medios militares, y si es necesario mediante la conquista. El estrecho lazo entre la globalización y el imperialismo se afirma no sólo entre los críticos, sino también entre los sostenedores de la globalización. El profesor de Oxford Niall Ferguson plantea la cuestión sin tapujos:

" debemos llamar las cosas por su nombre. La globalización política es un nombre de fantasía para el imperialismo, en donde imponemos nuestros valores e instituciones a los demás. Como quiera que uno se vista, o la retórica que use, no es muy diferente en la práctica a lo que hacía Gran Bretaña en los siglos XVIII o XIX. En contrario a argumentos de los años 60s, el imperialismo es posible para las economías más ricas del mundo. (The Guardian, Octubre 31,2001).

La teorización acerca de la globalización y del imperialismo debe examinarse en el escenario del despliegue mundial de las fuerzas militares de EEUU. El Pentágono se está moviendo con una rapidez extrema en el despliegue y equipamiento de sus fuerzas alrededor del mundo, de manera que pueda permitir a Washington jugar su papel de "Globocop". Mientras prepara fuertes deducciones en sus fuerzas en Alemania, Turquía y Saudi Arabia, los planificadores militares hablan acerca del establecimiento de bases permanentes o semi-permanentes sobre una gigantesca parte del territorio global—llamada cada vez con más frecuencia "el arco de la inestabilidad"—desde la Cuenca del Caribe, a través de África, Asia del Sur y Asia Central, hasta Corea del Norte. Los últimos detalles fueron revelados por el Wall Street Journal del 10 de junio del 2003. Uno podrá preguntarse qué tendrá que ver todo esto con la globalización. La doctrina emergente del pentágono, fundada en los trabajos del almirante Arthur Cebrowski, jefe de la Oficina de Transformación de Fuerzas del Pentágono, y de Thomas Barnett. Del Naval War Collage, sostiene que los peligros que las fuerzas de EEUU deberán enfrentar derivan precisamente de países y de regiones que están "desconectados" de las tendencias que prevalecen en la globalización. El término de Barnett para areas que plantean amenazas es el de "áreas absimales" "donde la globalización es muy tenue o está directamente ausente". Como escribió en la revista Esquire a principios de este año: " Si mapeamos las respuestas militares de EEUU desde el fin de la guerra fría, encontramos una aplastante concentración de actividad en las regiones del mundo que están excluídas del creciente núcleo central de la globalización".

Si los estados "aflojan sus amarras" con la economía global, de acuerdo con Barnett. "Con suerte, el derramamiento de sangre seguirá", y "también de las tropas americanas". Los observadores notan que el arco de la inestabilidad de Barnett se corresponde muy bien con regiones de gran riqueza petrolera, gasera y mineral. Esto ha agregado una nueva dimensión a la globalización, que se viene a entender correctamente como una nueva forma de colonialismo. Más que colonización de territorios o de pueblos, como lo era en el pasado, es ahora la colonización de los reguladores de los territorios y de los pueblos, esto es, los estados nacionales. Pero desde Kosovo en adelante, debemos conceder que una dimensión territorial ha sido agregada a la globalización. Algunos territorios han de estar bajo el control y si es necesario bajo la ocupación del ejército de EEUU, "por razones de seguridad" en la nueva fase de la globalización. Este es un desarrollo que requiere de un cuidadoso análisis. La Globalización sostenida por el poder militar de los EEUU es una parte importante de la arquitectura del nuevo orden global.

El Imperio

Para los EEUU el nuevo orden mundial es un Imperio Americano. Ya no hablamos del imperialismo en abstracto simplemente como una ideología. Lo que estamos presenciando es la construcción de un Imperio Americano militarmente y territorialmente. En su ensayo seminal sobre la emergencia del Imperio Americano, Michael Ignatieff escribió ( en el New York Times del 5 de enero del 2003): Aún desde George Washington que advirtió a sus compatriotas contra los compromisos en el extranjero, el imperio ha sido la tentación permanente de la república, y también su némesis. ¿Pero qué otra palabra que no sea ‘imperio’ explica la asombrosa cosa que está llegando a ser EEUU? Es la única nación que vigila al mundo a través de cinco comandos militares globales, que mantiene más de un millón de hombres y de mujeres en armas en cuatro continentes, que despliega grupos de batalla acorazados de vigilancia en cada océano, que garantiza la sobreviva de países de Israel a Corea del Sur, que mueve las ruedas del comercio mundial y que llena los corazones y las mentes de todo el planeta con sus sueños y deseos…"

La ocupación de Irak es parte del proyecto constructor del Imperio. En su artículo Ignatieff dice que la concentración de tanto petróleo en el Golfo "lo torna en lo que un estratega militar llamaría el centro de gravedad del imperio".

Los estudiosos de la globalización deben tomar muy seriamente este giro de la terminología desde la dominación a la hegemonía y al imperio porque enfatiza el concepto clásico de control político directo por un estado imperial.

El documento sobre Estrategia de Seguridad Nacional de los EEUU enviado al Congreso por el Presidente Bush el 20 de Septiembre del 2002, contiene las doctrinas imperiales más explícitas. Las dos declaraciones que son más discutidas son las siguientes:

  1. el Presidente no tiene ninguna intención en permitir que ningún poder extranjero pueda alcanzar la gran ventaja que se ha abierto para los EEUU desde la caída de la Unión Soviética, hace ya más de una década.
  2. No vacilaremos en actuar solos, si es necesario, ejerciendo nuestro derecho de autodefensa actuando preemptivamente.

Lo que no se discute muy a menudo es que este documento es también un documento económico, un borrador para imponer una visión que favorezca la globalización coroporativa y el mercado libre no regulado.

Comercio libre y Seguridad Imperial

Muchos tienden a ver la globalización económica como una fuerza de la naturaleza, como algo análogo a las inundaciones y los terremotos, un fenómenos que simplemente nos alcanza y que apenas intentamos resistir adaptándonos, porque está más allá de la capacidad de los humanos cambiarlos. Por el contrario, dice William Finnegan, en la edición de mayo de Harpers, se trata aquí de "una economía de imperio" construída por el hombre y basada en la ideología. La Sección 6 del Documento de Seguridad Nacional se titula, "Iniciemos una nueva era de crecimiento económico global a través del libre Mercado y el Libre Comercio". Una lectura de los planes de la administración Bush en el documento para la dominación económica corporativa mundial, nos revela una agenda muy audaz. De entrada, en las palabras del presidente, arrojadamente proclama que "los EEUU usará su momento de oportunidades (esto es, el de la guerra contra el terrorismo) para traer democracia, desarrollo, mercado libre y libre comercio a todos los rincones del mundo". El informe procede de lo general a lo específico. La Sección 4, que lleva el cómico título "Trabajemos con Otros para diluir los conflictos regionales", enumera planes de explotación económica selectiva para áreas geográficas particulares. La agenda económica que seguirá a la bandera en la búsqueda de lo que se llama un mundo mejor, es claramente fraseada. En opinión de los EEUU las lecciones de la historia son claras. La economía de mercado, no las economías planificadas o controladas, es la clave para la prosperidad y la reducción de la pobreza.

"El concepto de ‘libre comercio’ surge como un principio moral aun antes de que llegase a ser un pilar de la economía"—dice el documento. El siglo veintiuno será un siglo de grandes promesas. "La Globalización – el proceso de aceleración de la integración económica, tecnológica, cultural y política—juntará a todos los ciudadanos de todos los continentes. Un creciente numero de naciones alrededor del mundo han abrazado los valores centrales de gobierno democrático de América, de la economía de mercado y de respeto por los derechos humanos fundamentales". La implicación del documento es clara. Hay una relación integral entre la economía de libre mercado al estilo americano y la seguridad americana en el mundo. La Globalización y la Seguridad van juntas. El capitalismo global y el poderío militar se necesitan, son la bastión contra el terrorismo que mantiene EEUU.

El Economist informa que el think tank conectado al Partido Republicano, The Heritage Foundation, ha predicho con gran confianza la rápida privatización, a insistencia de Washington, del sector petrolero estatal iraquí. Wayne M.O’Leary escribe en Press Herald del 3 de agosto del 2003:

"de ser así no sólo se habría probado que la guerra fue sobre todo por el petróleo, sino que también las ambiciones imperiales de la administración Bush estarían mostrando efectivamente tener un componente económico en la forma de una cola corporativa que se bate alegremente detrás del perro gubernamental."

El mercado, una amenaza para la Seguridad popular

Si el libre mercado es parte de la seguridad imperial, es también una amenaza para la seguridad popular. El "segundo frente" en la guerra contra el terror fue abierto oficialmente por el presidente Bush en las Filipinas, poco después de la invasión de Afganistán, para apoyar a los militares filipinos en su batalla contra los "terroristas" en Mindanao. El editorial del New York Times del 21 de julio del 2003, dice:

"La sitiada isla filipina de Mindanao esta llena de comunistas y de guerrillas fundamentalistas islámicas, y los lazos entre Al Qaeda y los insurgentes locales han convertido esta isla en un campo de batalla en la guerra del Presidente Bush en contra del terrorismo. Pero para los agricultores de Mindanao, hogar de más de los dos tercios de la producción filipina de maíz, la importación subsidiada de los EEUU pesa como una amenaza todavía más grande. Desde que las filipinas se unieron a la OMC hace ocho años, los cultivadores de maiz americanos han recibido la asombrosa suma de 34.5 mil millones de dólares de apoyo del pagador de impuestos. Esto ayuda a explicar por qué EEUU es capaz de exportar el maldito (la palabra menos agresiva) maiz a sólo dos tercios de su costo de producción. El resentimiento es intenso. La desesperación de los campesinos alimenta la insurgencia del marxista Nuevo Ejèrcito del Pueblo."

El editorial agrega:

"Al amarrar el comercio global en contra de los campesinos en las regiones en desarrollo, Europa, los EEUU y Japón están echando abajo la escala del desarrollo de debajo de los pies de la gente más desesperada del mundo. Esto es depravación moral. Las acciones de América están cosechando pobreza alrededor del mundo."

Es la globalización militarista con la agenda imperial del libre mercado la que desfila desde Doha a Cancún.

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