Revista Globalización (Home page)

'GLOBALIZACIÓN', ESTADO Y TRABAJO

Hacia un sindicalismo en el movimiento social

Ismet Akça,

Bogaziçi University,akcismet@boun.edu.tr (+)
ismetakca@yahoo.com

La Globalización ha llegado a ser hoy una palabra clave para entender los desarrollos recientes en la economía capitalista. A pesar de ser un concepto fuertemente debatible, la percepción convencional sobre la globalización, desarrollada desde principios de los 1980s ha llegado a constituirse en una especie de “ortodoxia de la globalización” (1) (Harman,1996), que se basa en argumentos que son ampliamente aceptados tanto en los medios académicos como populares. Esta ortodoxia tiene ecos incluso en el pensamiento de orientación izquierdista. El inventario convencional sobre la globalización generalmente proyecta a la clase trabajadora como pasiva frente a los retos engendrados por el alegado proceso de globalización. La incapacidad de la clase trabajadora para organizar formas internacionalmente organizadas de resistencia contra “un capital organizado internacionalmente”, que se mueve libremente por el mundo, viene a ser el principal argumento para explicar la incapacidad de la clase trabajadora para llegar a ser un “sujeto” de la globalización más que “en” la globalización. (Kayekin y Rucio,1998:80).

Los avances que adoptan el argumento de la ortodoxia de la globalización, de que la globalización socava la importancia del estado nacional a favor del nivel global, culminan con la idea de que ya que el capital es global también debe serlo la resistencia al él. Expresiones tales como “ante la globalización del capital, se precisan nuevas estrategias a la escala del capital internacional” (Tilly,1995:21), “ si los negocios y el capital son globales, también deben seguirlos en esa ruta los gobiernos y el trabajo” (Breitenfellner,1997), “si la producción y la propiedad son globales, también las organizaciones laborales deben serlo” (Levenson-Estrada y Frundt,1995),etc., son frases que han llegado a ser crecientemente familiares en las obras dedicadas al impacto de la globalización sobre el trabajo y el sindicalismo. Aunque en algunos casos viene a ser difícil negar algún papel al sitio nacional, la tendencia ha sido la de colocar el énfasis girando de lo nacional a lo global.

Por otro lado, la idea de que la clase obrera debe desarrollar formas de organización y de lucha a nivel global se acompaña muy generalmente por un internacionalismo abstracto basado en conceptos tales como el de una sociedad civil internacionalizada y de la ciudadanía global. De acuerdo con tales argumentos, los nuevos movimientos sociales influyen en la conducción de la sociedad civil, y la globalización de la sociedad civil supone la resistencia de los estratos más desprotegidos. Frente al poder declinante del trabajo organizado y de los grupos revolucionarios, y con la globalización del conflicto social--prosigue el argumento-los nuevos movimientos sociales, que son en sí mismos fenómenos globales, ofrecen estrategias de amplitud mundial para la lucha social (Mittelman,1996:10, y especialmente Waterman,1998). Por ejemplo, Held (1995). Después de haber anunciado el colapso del estado nación sostiene que, dado que el nuevo orden ya está más allá del control del poder nacional, la democracia ha llegado a ser un asunto transnacional y que la sociedad civil internacional y sus organizaciones peculiares han ganado una importancia primordial en toda lucha democrática.

Tras este énfasis sobre el sitio global a expensas del sitio nacional queda en pie, por supuesto, la comprensión convencional de la globalización de acuerdo a la cual hay tres factores que han sido cruciales en desafiar a los sindicatos: La globalización de la producción y del capital productivo; la formación de una clase capitalista transnacional ya no amarrada a la territorialidad; y la importancia declinante de los estados-nación que abre el camino a la formación de un aparato de estado transnacional, responsable del gobierno de la economía mundial.

Primero, , el argumento de la globalización extiende la tesis sobre la movilidad del capital más allá del capital dinero, que realmente puede transferirse de un lugar a otro en el mundo, de modo que también incluye al capital productivo. Como señalara Gordon (1988:26-30) la nueva (o cambiante) división internacional del trabajo y la globalización de las perspectivas de la producción, han influido en la comprensión de cambios recientes como la globalización. De acuerdo con las teorías acerca de la nueva división internacional del trabajo, la nueva economía mundial capitalista se define esencialmente por el flujo masivo de capitales desde los países avanzados hacia el Tercer Mundo, donde los costos del trabajo son bajos. Por otro lado, las teorías sobre la globalización de la producción enfatizan la centralización y la concentración del capital a través de la diseminación de sitios de producción descentralizada y a través de su creciente control centralizado por las corporaciones transnacionales de estas unidades de producción descentralizadas, y sostienen que la influencia de las corporaciones transnacionales sobre los gobiernos nacionales y los sindicatos domésticos, se ha acentuado. (2)

Esta reorganización del espacio de la producción a niveles mundiales, está referida al movimiento del capital productivo desde las economías avanzadas a las economías con bajos salarios. Esto conduce a la exportación de procesos de producción con trabajo intensivo a regiones o países donde los salarios son muy bajos. Como resultado de este movimiento, dicen, mientras el centro se des-industrializa en términos de porcentajes medios de fuerza de trabajo industrial y de manufacturas en el producto bruto, en la periferia global se da una “industrialización” correspondiente.

En segundo lugar, de acuerdo con la ortodoxia de la globalización, el capital globalmente móvil leva la interpenetración de las industrias a través de las fronteras y las corporaciones multinacionales aparecen como los principales actores o los conductores de este proceso. Ellos aparecen como compañías sin trabas ni obligaciones, que se mueven sin restricciones alrededor del mundo. Bajo este punto de vista, el poder se localiza en manos del capital global organizado en la forma de corporaciones multinacionales. En otras palabras, el poder pertenece en última instancia a un capital omniabarcante que transgrede y trasciende barreras regionales y nacionales. Robison y Harris (2000) sostienen que aún el proceso de formación de clases se está realizando en el espacio trasnacional que ya no está atado al Estado-nación. De acuerdo con estos autores, la globalización de la producción y la integración supranacional de las estructuras productivas nacionales provee la base para la transnacionalización de las clases y para el ascenso de la clase capitalista transnacional. La diseminación de las corporaciones transnacionales, la expansión de la inversión extranjera directa (IED), fusiones internacionales, la subcontratación, la obtención de recurso en distintos lugares del mundo y la extensión de zonas libres se dan evidencias empíricas del ascenso de esta clase transnacional. Esta clase capitalista transnacional es, de acuerdo con los autores, una clase gobernante en ascenso en virtud de su capacidad para controlar un aparato de Estado transnacional emergente y un sistema global de decisiones . Bajo esta óptica, no sólo la formación de clases, sino también las relaciones de clases y la lucha de clases se transnacionalizan. Luego-continúa el argumento-

Frente a una clase capitalista organizada transnacionalmente, también la clase obrera tiene que organizarse a sí misma dentro del espacio supranacional.

El ultimo eslabón de la cadena corresponde a la defunción del estado nación (3). La ortodoxia de la globalización ha defendido enérgicamente la idea de que el estado ya no es el locus del poder y que ya no es posible localizar al poder en una sola unidad nacional. De acuerdo con el argumento de la globalización que es convencional, se agrega a las limitaciones puestas a las políticas económicas gubernamentales por la globalización financiera, el capital global en la forma de corporaciones transnacionales, en una gran extensión ha llegado a ser independiente del poder del estado.

Estos dos factores socavan la capacidad y el poder del estado y son complementadas por el desarrollo de organizaciones supranacionales, lo que significa un giro de la soberanía del estado nación a las instituciones supranacionales. Por ejemplo, un teórico de la globalización al extremo, Ohmae, arguye que hay sólo dos fuerzas que cuentan en la economía mundial: las fuerzas del mercado global y las fuerzas de las compañías transnacionales. Ohmae sostiene que las corporaciones sin estado son los principales actores en la economía mundial y que la intervención macroeconómica de los gobiernos nacionales sólo puede distorsionar el proceso racional de distribución de recursos a escala global (citado por Hirst y Thompson,1996:59,185).

Hobsbawm (1996:281) escribió en Age of Extremes, que “el mundo más conveniente para las corporaciones multinacionales se encuentra poblado de estados fantasmas o por ningún estado”. En sus versiones más extremistas, especialmente cuando el argumento de la globalización va mano a mano con la idea de un tránsito a la sociedad de la información, el poder se ve totalmente difuso. Por ejemplo, de acuerdo con Castells (1996:359),”el poder ya no se concentra en instituciones (el estado), organizaciones (firmas capitalistas) o controladores simbólicos (media, iglesias). Está diluido en redes globales de riqueza, poder, información e imágenes. El nuevo poder está en los códigos de la información y en las imágenes de representación en torno a las cuales las sociedades organizan estas instituciones. Los sitios de este poder son la mente de la gente”. Aunque esta versión extremista no representa tan prontamente a la ortodoxia de la globalización como un todo.

Otro argumento en favor del desaparecimiento de las capacidades del estado-nación ha sido la transferencia desde el gobierno a la gobernabilidad, del estado nación a las instituciones supranacionales. Se ha alegado que un modo global de regulación ha llegado a ser el aspecto más central del régimen de acumulación global, lo que ha dado lugar a un aparato de estado transnacional (Robinson y Harns 2000). El estado supranacional emergente “des-regularía las condiciones de acumulación a todo lo largo y ancho del mundo, removiendo las bases nacionales de la acumulación.” (Yaghmaian,1998:254) (4). El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OECD), la unión Europea, son citadas como las principales instituciones de este estado supranacional emergente.

Jessop (1999a; 1999c) quien desarrolló una posición intermedia con su concepto sobre la “relativización de la escala” arguyó que la escala nacional había perdido esa primacía dada por anticipada aún en estados poderosos, pero que ninguna otra escala económica ni organización política había adquirido una primacía similar. El definió tres tendencias como causas de la pérdida de primacía del sitio nacional: la desnacionalización del estado (el crecimiento de los regímenes supranacionales, el resurgimiento de los gobiernos regionales y locales, una tendencia emergente hacia los enlaces translocales, tales como la que se da entre ciudades del mundo), las políticas de desestatización (un movimiento centrífugo del gobierno central hacia formas más descentralizadas de gobierno como sociedades mixtas entre paraestatales y organizaciones no gubernamentales en la gerencia de relaciones económicas y sociales), y la internacionalización de las políticas. Estas tres tendencias, de acuerdo con Jessop, forman “una mezcla de estrategias Inter-escala” y “ una creciente complejidad no estructurada” . Sin duda Jessop ha dejado un importante espacio para la escala nacional: Contra las tendencias señaladas más arriba, sostiene, el estado nacional desarrolla nuevas contra-tendencias a fin de ganar importancia “en la gerencia de las relaciones entre diferentes niveles y escalas, al dirigir las formas de gobernabilidad e intervenir en el caso de fallas de la gobernabilidad, en la lucha de los estados por dar forma a regímenes internacionales emergentes”

El campo de acción del estado nacional para mediar entre el estado supranacional y el subnacional es todavía primordial al tratar con los conflictos sociales y las políticas redistributivas, y a menos que, la organización política suprapolítica adquiera alguna legitimidad democrática y posea algún sistema de rendición de cuentas, el estado nacional permanecerá siendo un actor político clave. Para Jessop es más importante todavía el hecho de que la función general de asegurar la cohesión social en una sociedad divida, aún permanece en manos del estado nacional. Pero aunque estos últimos juicios pudieran llevar a interpretar la escala nacional como todavía primordial, el mismo Jessop enfatiza el giro en alejamiento de la primacía del sitio nacional.

La ortodoxia de la globalización se centra en estos puntos (la globalización de la producción y del capital, el despliegue hacia fuera de la clase capitalista transnacional, y el mito del estado carente de poder) y sostiene que estos desarrollos han estado en los orígenes de la pasividad laboral en frente de la globalización. En otras palabras, al sostener que el poder se localiza en el sitio global, en el capital organizado globalmente y en las organizaciones supranacionales, la ortodoxia de la globalización socavaba la importancia del sitio nacional, del estado y de las luchas de clases internas en el lugar preciso del poder y de la resistencia.

En la narrativa de la versión convencional de la globalización, la línea que separa al mito de la realidad se borronea y la globalización se transforma en una “teleología” (Amoore et al. 1997). Tal aproximación teleológica a la globalización revela los aspectos ideológicos de esta ortodoxia, en donde la globalización es usada como una poderosa estrategia política. De ahí la necesidad de ver a la globalización como un concepto discutible y de desafiar el aspecto ideológico de los discursos de la globalización. Ésta es una tarea importante.

“Si subjetividades alternativas implican lecturas alternativas, las construcciones de la historia (entonces) la globalización también, en parte, está constituida discursivamente y es una entre diversas lecturas alternativas de la historia...lo que nos da la autonomía relativa de la constitución social de la subjetividad [5] (Kayatekin and Ruccio, 1998: 85, 87). Por tanto, podemos sostener que diferentes versiones sobre la globalización tienen diferentes implicaciones para la constitución de las subjetividades. En mi aproximación no niego a importancia de los cambios en la economía mundial capitalista, sino más bien, desarrollo una crítica de una versión que mal interpreta este cambio, ya que esta incomprensión socava la habilidad para responder. En otras palabras lo que está en juego es, en palabras de Wood, “no negar la naturaleza 'global' del capitalismo contemporáneo” sino “aterrizar la noción de 'economía global' al reconocer sus formas concretas en diversas relaciones internacionales” (Wood, 1999: 2). En vez de negar la realidad de los nuevos desarrollos, sostendré que no son lo suficientemente fuertes para originar cambios estructurales que importen al lugar del poder y de la resistencia, en contrario a lo que sostiene la ortodoxia de la globalización.

En la primera parte trataré de las tesis de la ortodoxia de la globalización y cuestionaré la extensión hasta donde la globalización es una realidad. Trataré los argumentos de los discursos sobre la globalización acerca de la importancia decreciente del estado nacional y del estado frente al capital globalmente móvil. En contrario a la ortodoxia de la globalización, alegaré que el sitio nacional y el estado son todavía importantes como el sitio del poder y de la resistencia, y que la idea del capital globalmente móvil no es una realidad dominante sino un instrumento ideológico contra el trabajo. Mi argumento será que un tipo alternativo de sindicalismo organizado en el sitio nacional es más importante que la búsqueda de un sindicalismo global. Luego me preguntaré sobre esa posibilidad observando un nuevo tipo de sindicalismo que está emergiendo en algunos países, concretamente el sindicalismo del movimiento social. Concluiré con el argumento de que un internacionalismo obrero sólido sólo podrá fundarse sobre la base de organizaciones laborales sólidas en el estado nacional.

GLOBALIZACIÓN: ¿MITO O REALIDAD?

No hay duda de que en las últimas décadas ha habido importantes cambios en la economía mundial capitalista. La interconexión a través del comercio ha crecido, ya que desde 1960 a 1990, la media de exportaciones en el PB en los países de la OECD subió del 9.5% al 20.5%, y el comercio mundial creció una vez y media del crecimiento bruto mundial. El IED creció tres veces más rápido que el flujo comercial; y cuatro veces más rápido que el output. Las corporaciones multinacionales llegaron a ser tan importantes que actualmente las más grandes corporaciones industriales y financieras son multinacionales. (Wade, 1996: 62-63). A comienzo de los noventas habían 37.000 CTNs, de las cuales 24.000 (aproximadamente el 70%) tenían sus bases centrales en los 14 países de la OECD. Las más grandes CTNs manejaban un tercio del total del IED (Hirst and Thompson, 1996: 53). El comercio intra-firmas creció en tal extensión que el comercio intra-firmas de las multinacionales basadas en EEUU podía dar cuenta del 30% de las exportaciones de los EEUU. [6]. Los flujos de IED aumentaron de 76.8 mil millones de dólares en el periodo 1983-1987 a US$ 644 mil millones en 1998 (Robinson and Harris, 2000: 33). Sin duda la globalización ha sido más profunda en el sector financiero. El stock de préstamos bancarios creció entre 1980 a 1990 desde el 4 al 44% del PB de la OECD. (Wade, 1996: 64).

Inter-nacionalización en profundización

Aunque a primera vista tales evidencias parecen sostener una tendencia hacia la globalización, una mayor aproximación a los datos del comercio, a la inversión extranjera directa y a las corporaciones multinacionales contradice la interpretación sobre una fuerte globalización, que no pasa de ser una forma de absolutizar una tendencia. Aunque la “epistemología de la globalización conduce a la idea de la globalización como una nueva época” (Amoore at al., 1997: 180), en torno a la cual se ha formado un consenso, hay fuertes evidencias para afirmar que el carácter internacional del capitalismo no es algo nuevo. De ahí que la cuestión de cuanta globalización es nueva aparezca como importante para una comprensión crítica de la globalización.

Como han sostenido los teóricos del sistema mundial, el capitalismo siempre ha sido global, al menos como vocación, si es que no en la extensión geográfica (Cox, 1996:21). En otras palabras, “la globalización no es una nueva época sino un proceso de largo plazo, no una nueva clase de capitalismo sino la propia lógica del capitalismo tal como ha sido desde el principio”(Wood, 1998a: 6).

De acuerdo con los datos del comercio y del IED, el nivel de interconexión, que se interpreta como globalización, no es algo nuevo. Agréguese que el nivel de interconexión alcanzado hoy puede ser definida como una fuerte internacionalización más que como una fuerte globalización. El porcentaje de comercio y de PIB, unas cifras usadas como argumento principal por la ortodoxia globalizante, no indica que el proceso carezca de precedentes. La economía del período 1870-1914 estaba tan internacionalizada que apenas estamos cerca de la apertura de aquella época. El comercio del Reino Unido era del 44.7% de su PIB en 1913 y fue de un 40.5 en 1993. Fuera de la economía de los EEUU que se abre crecientemente tanto en exportaciones como e importaciones desde 1970, las economías de los países industriales avanzados no están más abiertas al comercio de lo que lo fueron antes de 1914. ( Hirst and Thompson, 1999: 37-38).

El solo crecimiento del comercio durante las últimas décadas no puede ser evidencia de una economía completamente globalizada dado que la porción del comercio en el producto bruto global es todavía demasiado pequeña respondiendo por el 12% o menos para los EEUU, Japón y la Unión Europea, y menos del 19% para los países de Asia y América Latina. Otro argumento en contra de las tesis de la globalización es la naturaleza altamente concentrada del comercio. El comercio mundial se concentra masivamente entre los países más desarrollados, la tajada de éstos fue de más del 80% en 1989. Aunque la exportación de manufacturas desde el Sur ha crecido en una extensión importante desde 1989, ésta da cuenta de sólo el 16% de las manufacturas exportadas mundialmente. (Wade, 1996: 66-68). Por otro lado, tanto Gordon (1988:45) e Hirst y Thompson (1999: 39) han enfatizado que dentro de una perspectiva histórica de largo plazo, los períodos de considerable apertura y crecimiento, siempre han sido reemplazados en la historia del capitalismo, por cierres y declinaciones.

El crecimiento en los valores del IED es también engañoso a menos que se le interprete con referencia a los negocios domésticos. En el caso de IED, el nivel alcanzado en los 90s no es extraordinario cuando uno considera la historia del capitalismo. El IED en 1913 fue del 9% del output mundial, un porcentaje que todavía no se sobrepasaba a comienzos de los 1990s. La salida y entrada de porciones del IED en la inversión neta de negocios doméstica, es todavía demasiado pequeña, siendo entre el 5 y el 15% y del medio al uno por ciento en Japón, y del 14% en EEUU respectivamente. [7].

El IED como el comercio, está altamente concentrado en los países avanzados. En 1992, la Tríada representaba el 60% del comercio mundial, y cuando se agrega a esta cifra el comercio intra Unión Europea, ésta sube al 70%. En cuanto a los flujos del IED, entre 1981 y 1991, América del Norte, Europa Occidental y Japón representaban el 75% del total (Wade, 1996: 70; Hirst and Thompson, 1999: 38, 41).

El IED que fluye al mundo en desarrollo está también altamente concentrado. El flujo neto del IED a los países en desarrollo es recibido masivamente por Asia (aplastantemente por China) y por América Latina. Entre 1990-1993 de 34.2 mil millones que salieron de EEUU, 19.8 mil millones se fueron a Asia y 11 mil millones a América Latina. Las porciones para el Medio Oriente y la Europa en desarrollo y África fueron de 1.6 mil millones y de 1.4 mil millones respectivamente. Agreguemos que las cantidades de IED para el mundo en desarrollo llega a ser sólo una pequeña porción del stock de capital del mundo desarrollado: desde 1990 la reducción del stock de capital de los países avanzados, fue sólo del 0.5%.(Hirst and Thompson, 1996: 67).

Los datos señalados más arriba sobre el IED y los datos sobre las corporaciones multinacionales, contradicen la tesis sobre el capital en movimiento libre a través del mundo. Más que estarse moviendo hacia las áreas periféricas, los bienes de las grandes corporaciones se encuentras principalmente concentrados en casa. Los proponentes de las tesis sobre la globalización enfatizan solamente el crecimiento de los flujos de inversión hacia fuera o hacia adentro. Sin embargo, cuando se toma en cuenta la importancia de estos flujos en relación con la actividad completa de las compañías multinacionales, el resultado nos lleva a sostener el incrustamiento nacional de las multinacionales.

El acuerdo con datos de 1992-3, las ventas manufactureras de las multinacionales, ventas de servicios, bienes de manufactura e inversiones de servicios en los países sedes fueron respectivamente 64,75,70,74% para EEUU, 75,77,97,92% para Japón, 48,65 para Alemania, 45,69,54,50% para Francia y 36,61,39 y 61% para el Reino Unido [8. De ahí que podamos decir que las corporaciones multinacionales todavía dependen de su base como centro para todas sus actividades económicas, a pesar de todas las especulaciones acerca de la globalización, ya que entre el 70 al 75% del valor agregado fue producido en su territorio casero (Hirst and Thompson, 1996: 91-95). En el nivel de la firma, por ejemplo, General Motors en 1989 tenía cerca del 70% de sus empleados y cerca del 70 % de sus inversiones en los EEUU, mientras Honda, el más internacionalizado de los fabricantes japoneses de autos , mantenía el 63 por ciento de sus inversiones y de sus trabajadores en casa (Wade, 1996: 79). La supuesta masiva fuga de capitales de los países avanzados a las naciones recientemente industrializadas totalizaba cerca de los 100 mil millones de dólares, lo que representaba solamente el 3% de la inversión en los países de la tríada rica y el 0.2% de su stock de capital (Hirst and Thompson, 1999: 40). Por otra parte, la proporcipon de la producción mundial en la producción de las CTNs fuera de casa, fue solamente del 7% en 1990[9 Por ejemplo, Honda,Nissan y Toyota producen el 70 al 90% de toda su producción mundial, en casa. De ahí que en términos de Hoogvelt (1997) podamos decir que “se ha realizado una implosión en vez de una explosión”,

Además de estos datos, Wade (1996:79) cita otros tres factores contra el argumento del capital en giro libre. Primero que nada, en la mayoría de las corporaciones multinacionales, la mayor parte de las acciones pertenecen a individuos y entidades legales de la nación sede. En seguida, la administración central y el gobierno están también en la nación sede. En 1991 sólo el 2% de los miembros de los directorios de las grandes compañias norteamericanas eran extranjeros.. Y por último, las actividades de investigación y desarrollo de las multinacionales se realizan en una gran extensión también en el país sede. Los porcentajes para Japón y EEUU eran del 98 y el 90 % respectivamente. En otras palabras, tanto la toma de decisiones como la innovación tecnológica permanecen concentrados en las naciones originales de las multinacionales.

A menudo hay confusión entre las diferentes suertes de capital al analizar la movilidad del capital. Internacionalmente, las firmas comerciales les resulta fácil mover dinero, lo que es muy diferente a mover capital productivo. La habilidad para moverse de este último no deja de tener restricciones. En otras palabras, los argumentos globalizantes acerca de la globalización de la producción y la alta movilidad del capital productivo es en una gran extensión exagerada.

Es verdad que dada la tendencia hacia la baja de las tasas de ganancia [10] ha habido una reestructuración de la industria de manera que cruza fronteras nacionales después de la recesión de mediados de los 1970s. Pero esto no significa que todas, o la mayoría, de las multinacionales hayan estabilizado procesos de producción integrados en todo el mundo (lineas de ensamblaje global). Esta es simplemente una respuesta particular, y no la más común, (Harman,1996:5) como lo sugieren claramente los datos dados más arriba. Mientras tanto, la respuesta más extensa a la crisis han sido los intentos de aumentar la extracción de plusvalía mediante la introducción de nuevas tecnologías.

Como típicamente los costos del trabajo no representan más de un 20% del costo del producto final, la búsqueda de trabajo barato no puede determinar toda la estrategia de las firmas. El trabajo barato puede solamente ser decisivo en los productos que requieren mayor trabajo intensivo o en fases de la producción como vestidos y textiles. En sus decisiones estratégicas, las TLCs se dirigen principalmente a la búsqueda de recursos naturales, mercados, infraestructuras, y una fuerza de trabajo educada. En otras palabras, el trabajo más barato no es el principal factor en la mayoría de los casos (Hirst and Thompson, 1996: 118; Wade, 1996: 72).

De acuerdo con Gordon (1988:56,58) las corporaciones multinacionales han buscado políticas estables y aisladas y protección institucional contra una economía mundial crecientemente turbulenta, más que buscar bajos salarios. La idea comúnmente aceptada de que el desempleo en los países avanzados es causado por el movimiento del capital, no es válida ya que la pérdida de trabajo y el desempleo en los países avanzados son demasiado substanciales para ser explicados sólo por el movimiento del capital. En otras palabras, es más bien la “racionalización” la que está destruyendo los empleos, más que los movimientos del capital hacia las economías de trabajo barato, ya que las pautas de inversión de las multinacionales, como ya hemos visto, contradicen esto. Por otro lado, el impacto sobre el desempleo de las importaciones desde los países de bajos salarios , no debe exagerarse, aunque esto es todavía un tema de controversia. Harman (1996:8) arguye que desde el momento en que las importaciones totales a los países avanzados de la OECD, desde los países de fuera creció de 1% al 2% del PGB entre 1982 y 1992, y el desempleo en las últimas dos décadas justamente no tocó a los empleos en industrias sujetas a competencia de importaciones, el argumento basado en las importaciones de países con bajos salarios no es demasiado válido. .[11 De la misma manera, Gordon (1988:40) vincula sólo un quinto de la reducción del empleo en EEUU a la competencia de importación. Ël más bien subraya el papel del crecimiento más lento de la demanda final en vez de la intensificación de la competencia de precios desde el exterior o de un aumento de porciones importadas para el consumo domestico final. Sin embargo, Wade (1996:76) ofrece una explicación más cuidadosa sobre el impacto de las importaciones sobre la tasa en ascenso del desempleo. Correctamente enfatiza que los flujos pueden tener un más fuerte impacto de lo que sugiere su proporción de valor, ya que la exportación manufacturada desde el Sur, siendo de trabajo intensivo, tiene más efecto sobre la demanda de trabajo del Norte. De acuerdo con Wade, la proporción de la manufactura en el total del empleo en los países de la OECD declinó del 28% en 1969 al 21% en 1989, y de una caída total de 7 puntos de porcentaje, una caída de aproximadamente 4 puntos de porcentaje fue causada por importaciones del Sur.

Hay otros factores que restringen la movilidad del capital, ya que inversiones a largo plazo y en gran escala son difíciles de abandonar. Ya que el capital productivo está hecho de fábricas, maquinarias, minas, muelles, oficinas,etc. no ocurre en firmas individuales sino en “complejos industriales” (Harman,1996:7).

“Costos iniciales de partida, los costos de aprendizaje en el tiempo acerca de un medio ambiente particular, los costos de construir una reputación, ganar la aceptación en el gobierno, entre los empleados y los proveedores en cada mercado” (Wade, 1996:60) también tienen que ser agregados entre las barreras al éxito. Cuando se cambia de lugar una planta, las firmas prefieren hacerlo gradualmente, si es que lo pueden hacer. Mientras, usualmente ellos no trasladan plantas sino que construyen o compran nuevas facilidades y cierran las viejas, o más frecuentemente departamentos o secciones de éstas (Moody,1997:79). Desde que la salida deja de ser una opción sin costos, si una corporación multinacional se traslada, se moverá dentro del país o región en donde estaba establecida.

En los principales países desarrollados la producción es todavía para el mercado doméstico y el 90% del consumo se produce en el país. A esto se agrega que el 80% de la inversión proviene de inversionistas domésticos (Wade,1996:86,61). De ahí que podamos sostener que las corporaciones multinacionales no pueden ignorar sus mercados nacionales ya que allí está el más alto porcentaje de sus ventas, y que no están tampoco más allá del horizonte de las regulaciones nacionales. Más allá del entrenamiento local del capital productivo, hay otros factores que prueban la creciente importancia del sitio nacional. Por ejemplo, el análisis de indicadores financieros claves, tales como las tasas de interés, el comercio accionario, ahorros e inversiones que ilustran que la mayoría de las variables económicas son aún firmemente nacionales. (Hirst y Thompson, 1996,ch.2). Por otro lado, los determinantes del crecimiento son todavía nacionales: el crecimiento está determinado por la inversión y en contrario del argumento del capital volando globalmente, lo que requeriría muy débiles correlaciones entre tasas de ahorro nacional e inversión nacional, esta correlación es aún muy fuerte. Por ejemplo, en 1990, 98%,96% y 83% de los ahorros domésticos privados permanecían respectivamente en el Japón, en EEUU y en en Reino Unido (Moran, 1998:60).

Resumiendo lo dicho, podemos decir que vivimos, con la excepción parcial de los mercados de dinero, en un mundo más internacionalizado que globalizado. Esta es una “internacionalización pautada” (Moran,1998:75), ej: una economía internacionalizada que todavía es un parchado de economías nacionales. Cada proceso global es conducido en y a través de lugares concretos específicos. El sistema es internacional como lo ha sido siempre. Las firmas buscan los sitios internacionalmente más convenientes para la producción pero esto no significa que anden por la libre, están sujetas a las leyes nacionales y se encuentran entramadas localmente. El capital no es ni infinitamente móvil ni absolutamente inmóvil. Mientras, la globalización del capital y su alta movilidad son exageradas por las tesis de la globalización.

La clase capitalista y especialmente su fracción internacional, han usado la “globalización” como un arma en el conflicto doméstico de clases, tanto en los países desarrollados como en los recientemente industrializados, en orden a disciplinar a la clase obrera. En los primeros, es la amenaza de mover el capital y los empleos a las áreas periféricas, y en los últimos la necesidad de atraer capital para la industrialización que creará trabajos, estas son las armas principales usadas por las clases dominantes.

Pudiera ser que la mejor evidencia del mito de la globalización y para entender del entramamiento del capital en el sitio nacional pueda encontrarse en las siguientes líneas de The Economist, un campeón de las tesis de la globalización extrema: “en la medida en que las compañías globales tienen un país sede, los gobiernos las tratarán como tales, colocándolas en desventaja política. Una empresa de relaciones... una alianza multinacional de firmas de propiedad independiente...con bases en todos los principales mercados, es una manera de orillar estas limitaciones” (citado en Wade,1996:80).

Hasta ahora he demostrado a través de algunos indicadores macroeconómicos que, al contrario de las tesis de la globalización, el sitio nacional aún preserva su lugar central en la organización de la economía mundial internacional, en lo que de ninguna manera niega la creciente internacionalización de la economía mundial capitalista, de los procesos de producción y de las clases capitalistas. En tanto el capital internacional mantiene lazos substanciales con su base, “busca relaciones de clase favorables. Los espacios nacionales del conflicto de clases son todavía un factor dinámico importante en la operación del capital multinacional” (Moran,1998:66). Dicho de otra manera, el capital todavía necesita sus espacios domésticos y su estado doméstico. Como nuestra preocupación está mayormente dirigida hacia las relaciones y luchas entre las clases y fuerzas sociales , especialmente aquéllas de la clase trabajadora, necesitamos algo más que las evidencias provistas por indicadores macro-económicos. Lo que necesitamos es un marco teórico alternativo que permita conceptuar al estado en relación con las clases sociales. Esto también mostrará que las relaciones de clases y las contradicciones de una economía mundial altamente internacionalizada, todavía pueden entenderse dentro del sitio nacional y con específica referencia al estado.

El Estado y las Clases: la continua importancia del Sitio Nacional

En términos generales, el argumento de la ortodoxia de la globalización es que el espacio de la autonomía del estado es reducido por la globalización económica y que el estado ya no es capaz de iniciar acciones sino que más bien reacciona ante fuerzas económicas mundiales. Una crítica de “este mito de la debilidad del estado “ viene de una aproximación centrada en el estado [12] en la que el estado es considerado separadamente de la relación entre clases y fuerzas sociales. Por ejemplo, Weiss (1997) sostiene que lo que estamos experimentando es globalización debil, fuerte internacionalización, y que las nuevas limitaciones del estado nacional son relativas más que absolutas. Ella enfatiza la adaptabilidad de los estados, su capacidad diferencial, la reforzada importancia del poder del estado en el nuevo ambiente internacional. De acuerdo con Weiss aunque están en cuestión de estrategias de ajustes macroeconómicos que se enfocan en políticas fiscales y monetarias todavía las políticas industriales y tecnológicas, como en el caso del Asia del este, son instrumentos de esta adaptabilidad. El argumento globalista de que el capital ya no es controlable por el estado-nación, es engañoso no solo en el sentido de que desdeña el papel de los estados fuertes como facilitadores de la globalización en vez de ser sus víctimas” sino que también en el sentido de que sobreestima la capacidad de los estados nacionales para controlar al capital en épocas más tempranas. Esta idea de la ortodoxia de la globalización y el enfoque exclusivo de aproximaciones centradas en el estado en las estructuras internas de los estados refleja “un error teórico ya tradicional de que el estado y el capital deben ser vistos como dos esferas independientes más que partes de una totalidad” (Panitch, 1996: 84-85). Aunque las aproximaciones centradas en el estado han sido seminales en muchos aspectos, especialmente en la comprensión de algunos roles y políticas cambiantes de los estados en desarrollo, sus orientaciones políticas se han limitado a una estrecha estrategia de “ competitividad progresiva” [13] Basado en el olvido del carácter estructural de la crisis del estado de bienestar keynesiano, “esta crítica del neoliberalismo tiene mucho en común con el idealismo cínico de la Tercera Vía y el proyecto actual del Banco mundial de ir a la construcción de un “consenso post- Washington -de la globalización con cara social demócrata (Panitch: 2000, 7). Esta estrategia no desafía la estructura del estado capitalista ni la lógica del capitalismo internacional.

Contra esta aproximación centrada en el estado,es más explicativa una comprensión teórica sobre el incrustamiento de la llamada clase capitalista global en las relaciones internas de clase de una formación social específica, en el lugar de la fracción internacional de la clase capitalista en estas luchas internas, y sobre el impacto de las luchas de clases internas sobre el poder político. En este punto, el legado de Poulantzas es todavía válido . [14 Escribiendo acerca de la relación entre internacionalización de las relaciones capitalistas y el estado-nación, la principal preocupación de Poulantzas era comprender el papel dominante EEUU en Europa. El trataba el problema de la internacionalización en términos de imperialismo. Las principales preguntas planteadas por Poulantzas eran: ¿Es todavía posible hoy hablar de un estado-nacional en las metrópolis imperialistas?, ¿Qué conexiones hay entre esos estados y la internacionalización del capital o de las empresas multinacionales? “(Poulantzas 1979: 38).

La primera importancia de Poulantzas es su reto al argumento de la ortodoxia de la globalización de que las formaciones y relaciones de clase ocurren ahora dentro de un espacio transnacional separado del sitio nacional. Poulantzas sostenía que la llamada clase capitalista global está representada realmente en cada formación social por una fracción específica de la burguesía interior. En palabras de Poulantzas, “los estados imperialistas se hacen cargo no solamente de los intereses de sus burguesías domésticas sino también de los intereses de los capitalistas imperialistas dominantes. Aunque estos capitales “extranjeros” no participen directamente en los bloques de poder. En vez ellos están representados por ciertas fracciones de las burguesías interiores y por la reproducción inducida del capital imperialista dominante en las metrópolis imperialistas (Poulantzas 1979: 75-76).

Después de haber conceptualizado al “capital global”como una fracción dentro de la estructura de clases nacional/interna, él enfatizaba la creciente significación del sitio nacional con respecto a las luchas de clases: “Es aún la forma nacional la que prevalece en estas luchas por internacionales que sean en su esencia esto se debe al desarrollo desigual y a la especificidad concreta de cada formación social, estas son características de la propia esencia del capitalismo, al contrario de la creencia que sostienen varias ideologias de la globalización” escribió Poulantzas (1979:78) la percepción de Poulantzas sobre la primacía de la lucha de clases en el estado nacional es también una ayuda en la comprensión de la reestructuración neoliberal y del proceso de internacionalización. Aunque las versiones convencionales de la globalización tratan estos procesos como si ocurrieran en una laguna, el rol del conflicto de clases dentro del sitio nacional es importante no solo para comprender el ritmo y el curso de estos procesos sino también para desarrollar modos más radicales de enfrentarlos. De hecho esta falta de análisis de clases es también otro reflejo de la tendencia teórica general que puede definirse como “la retirada de la clase” [15].

Moran (1998) ha analizado los casos Británico, Sueco y Australiano a fin de mostrar cuan diferentes configuraciones de clases y de políticas nacionales de clases han estado influyendo en el proceso de la internacionalización.

En Australia, la internacionalización fue llevada adelante por el Partido laborista Australiano que permaneció en el poder entre 1983-1996. Las regulaciones sobre los mercado laborales y financieros fueron establecidas por gobiernos laboristas, que fueron respaldados por el Congreso Australiano de sindicatos. La clase obrera organizada había sido incorporada y neutralizada en un proceso de internacionalización realizado a través de la estrategia de la competitividad progresiva.

En cuanto a Suecia, la globalización fue una respuesta del gran capital a la creciente amenaza de las políticas estatales, respaldadas por un fuerte movimiento laboral organizado. El conflicto entre el gran capital y la clase trabajadora fue en torno a la socialización de las inversiones. En 1976 la propuesta de fondos salariales trató de obligar a las empresas de más de 500 empleados a emitir acciones anualmente para pagar salarios por el 20% de sus ganancias. El asalto ideológico a la Federación de empleadores Suecos comenzó alrededor de esta fecha, y hacia 1991 la Federación de empleadores se retiró del sistema Sueco de representación corporativa en intensificó la ideología neoliberal. Las CTNs Suecas habían empleado la globalización como un arma en el conflicto de clases doméstico a fin de reestructurar las relaciones entre el trabajo y el capital. La amenaza de emigrar afuera fue principalmente ideológica ya que sus operaciones exteriores fue principalmente a través de adquisiciones y porque también el movimiento hacia fuera no fue en masa.

Sin duda el caso más interesante fue el del Reino Unido. De acuerdo con Panitch (2000:10-12) después del colapso de Bretton Woods habrían aparecido dos polos: por un lado esquemas radicales anti-capitalistas por la democratización de la economía, y por el otro lado las finanzas internacionales con su creciente poder. En esta coyuntura Gran Bretaña mostró la primera prueba de la confrontación entre estos dos polos. La desregulación de la finanza, la masiva privatización del sector público no podía realizarse sin desmantelar la ley de empleos y el empleo estatal y los seguros de retiro. Era evidente que el poder de los sindicatos debia ser neutralizado. El periodo entre 1970 y comienzos de los 1980s fue marcado por un conflicto de clases en que la clases trabajadora fue gradualmente derrotada: los obreros del acero en 1980, los sindicatos ferroviarios en 1982, los imprenteros en 1983 y finalmente los mineros en 1984-85. Lo que muestran estos ejemplos es que las políticas nacionales de clase con sus particularidades en cada formación social han influido en los procesos de internacionalización neoliberal, y todavía son importantes, tanto para la preservación del nuevo orden como para los retos que enfrente.

La segunda relevancia de Poulantzas es su desafío contra la ideología de la globalización con su insistencia en el estado nación que todavía tendría importancia en la reproducción ampliada de las relaciones sociales capitalistas. De acuerdo con Poulantzas, la internacionalización del capital no sobrepasa ni rodea al estado nacional, en otras palabras ni la integración pacífica de los capitales por “ encima “ del nivel del estado, desde que todo proceso de internacionalización ocurre bajo el dominio del capital de un país definido, ni la extinsión de los estados nacionales por un super estado americano como si el capital americano que solo y simplemente dirige a otros poderes imperialistas pudiera reemplazar a los estados nacionales. Aunque él acepta que la internacionalización afecta a las formas políticas e institucionales de esos estados, él todavía insiste en que la producción internacional del capital bajo la dominación del capital americano es apoyado por diversos estados nacionales a su propio estilo. Poulantzas (1979:73).

Las fracciones internacionalizadas de la clase capitalista de cada formación social necesita sus respectivos estados en su competencia entre ellas. Por eso el estado nacional moderno es todavía el sitio de reproducción ampliada de la burguesía. Para Poulantzas “la inhabilidad de los estados nacionales para controlar los mercados mundiales tienen menos que ver con una alegada “ingobernabilidad” del capital por la libre que con las reales contradicciones de clase dentro de los bloques de poder nacionales” (Jessop, 1999b: 11).

A contrario de la tesis sobre la declinación del poder del estado debido a la globalización económica, yo sostengo que lo que está cambiando no es el rol del estado sino la naturaleza de la intervención estatal. Ya que el rol del estado no puede estar limitado solamente a la esfera de las políticas tecnológicas e industriales, como reclaman las aproximaciones centradas en el estado, ya que el estado está adoptando un creciente rol activo en la reestructuración de la economía a pesar de su retirada contemporánea de sus roles en el mejoramiento. No hay dudas de que ha habido un cambio de posición estructural desde el estado de bienestar Keynesiano, [16 lo que significa que sin desafiar el nuevo régimen de acumulación es imposible recuperar los antiguos derechos sociales a través de un compromiso de clases. Mientras, la autonomía relativa del estado capitalista todavía está limitada, en el nivel más abstracto, por la acumulación capitalista, y por la configuración social de clases, en el nivel más concreto. El estado nacional todavía es el sitio primordial en donde las estrategias de acumulación y los proyectos hegemónico se desarrollan y ejecutan [17]..

El estado no ha perdido sus poderes sobre la regulación de la economía capitalista; es la naturaleza de su intervención la que ha cambiado. El estado ha sido el principal actor en la desregulación, que es la condición preliminar de la globalización económica. Las políticas de desregulación, de acuerdo con Panitch(2000:6), acentúan el ámbito de la intervención de los bancos centrales y de los ministerios de finanzas. A parejas con el cambio en el régimen de acumulación, ha habido un cambio de poder más que una pérdida de poder, dentro del aparato del estado,

En Political Power and Social Classes Poulantzas (1973: 44-56, 189) ha trazado una diferenciación entre la función global del estado y las funciones particulares del estado. La función global del estado es asegurar la cohesión social de una sociedad dividida en clases. Por el otro lado, cabe distinguir tres funciones particulares. Las funciones técnico-económicas, que se dan en el nivel económico, incluída la organización del proceso laboral y el establecimiento de reglas para organizar los intercambios capitalistas.

Estrictamente, las funciones políticas al nivel político están relacionadas con el mantenimiento del núcleo del estado, con las actividades militares, policiales y administrativas. Y por último, la función ideológica, al nivel ideológico corresponde a su riol en educación. A éstas, Poulantzas agrega otra función del estado capitalista, cual es, “desorganizar políticamente a las clases dominadas, y al mismo tiempo organizar a políticamente a las clases dominantes”. Aunque Jessop arguye que (199b:18) “ el sitio nacional permanece como el sitio primario sólo en relación a la función global del estado”, y que otras actividades son transferidas a otros niveles, con excepción de algunas funciones tecno-económicas, todas esas funciones todavía son ejecutadas por el estado nacional.

“Los subsidios directos, las operaciones de rescate a expensas de los contribuyentes, para disciplinar al trabajo y preservar el orden social, y el mantenimiento de la movilidad del capital mientras se bloquea la movilidad del trabajo” (Wood,1998ª:12), los incentivos fiscales a las empresas, la redistribución de la riqueza entre clases, están entre las funciones más sobresalientes de los estados nacionales y regiones, están entre las funciones más sobresalientes que requiere el capital de los estados nacionales.

Por otra parte, como señala Poulantzas, las funciones económicas del estado no son funciones técnicas neutras, sino que más bien son expresiones de su rol político dominante en explotación y dominio de clase que no puede separarse en el campo de la lucha de clases, de sus roles represivos e ideológicos. En otras palabras, uno cuando más puede encontrar alguna delegación condicional de tales funciones para mejorar la coordinación entre diferentes estados (Poulantzas 1979:81). De ahí que las llamadas organizaciones supranacionales tales como el FMI, Banco Mundial, OMC, NATA, GATT son organizaciones Inter.-gubernamentales o tratados Inter.-estatales. [18]. Por ejemplo, el FMI y el Banco Mundial representan capitales nacionales específicos. No puede ser despreciada la hegemonía de los EEUU en estas organizaciones supra-nacionales. [19] . Estas organizaciones derivan su poder de la coacción de estados nacionales . La estructura representacional también está construída sobre bases gubernamentales. De ahí el hecho de que algunas funciones de gobierno sean relocalizadas en las organizaciones internacionales y que no se socave el lugar primordial del estado nación y del sitio nacional ya que estas organizaciones internacionales son dependientes de los estados-naciones, especialmente de los estados más fuertes, y entre ellos de los EEUU como poder hegemónico.

Lo que alego es ni un estado totalmente pasivo frente a un capital global omnipresente, ni un estado totalmente independiente de las relaciones de clase capitalistas que pueda controlar sin restricciones a las clases capitalistas. En vez de eso, sostengo que la autonomía del estado está limitada esencialmente por las condiciones de la acumulación y que el estado es dependiente de relaciones internas intra e Inter. Clases.ej. entre las fracciones del capital y entre el trabajo y el capital. De ahí se sigue que la regulación nacional del régimen de acumulación es todavía más importante que un régimen global de regulaciones. En otras palabras, “la globalización capitalista viene a ocurrir, a través y bajo la aegida de los estados, es codificada por ellos y en muchos aspectos importantes, tiene en ellos su autoría” (Panitch,1996:86).

Sin embargo, aquellos que alegan en favor de la clase obrera organizada globalmente y por la sociedad civil internacional, fallan en ver que el capitalismo no se ha escapado del estado, y que por el contrario, el estado ha sido un actor fundamental en la internacionalización del capitalismo. Desde que se vino a establecer el neoliberalismo internacional a través de las agencias de los estados, toda perspectiva alternativa en la lucha con las fracciones domésticas o globales de la clse capitalista debe tener como foco la transformación radical del estado. Una estrategia contra la globalización debe ser dirigida hacia la democratización radical del estado a través de reformas que no sean reformistas, tales como un acortamiento de la jornada de trabajo[20]..Por eso, una campaña por la disminución de las horas de trabajo, por una distribución equitativa del trabajo y un ingreso según la cantidad de trabajo realizado (una seguridad social garantizada), servirá tanto a la liberación del trabajo como a la disminución del desempleo. Por otra parte, una lucha en estos términos también será un factor de unificación para la clase obrera.

Si el poder todavía está localizado en el sitio nacional y en el estado, y si el capital global y sus fuerzas aliadas dominantes están localmente embebidos en el sitio nacional en vez de andar por la libre, lo nacional continúa siendo el sitio principal para las luchas de los movimientos laborales. Todo movimiento de los trabajadores que se enfoque exclusivamente en los niveles internacionales o locales (sub-nacionales) se queda corto en su enfrentamiento con el poder real.

Tanto el nivel local como el internacional de la lucha están fuertemente incrustados en el nivel nacional, desde el momento en que éste es el locus del poder. Como Moody-él mismo un sindicalista-señala, el plano nacional es todavía “el lugar en donde los obreros viven, trabajan y luchan... Trabar batallas contra el capital y el estado al nivel nacional tiene un poder transformativo (ya que) es en este tipo de luchas cuando el pueblo cambia de conciencia, sea que se trate de una manifestación de masas o de combates más limitados en torno a problemas del lugar de trabajo”(Moody,1997b:57).

El verdadero reto a la organización de la clase trabajadora no proviene de la necesidad de desarrollar organizaciones internacionales. La fragmentación de la fuerza de trabajo, por la eventualización de las labores, la emergencia de nuevas formas de trabajo, el sindicalismo entramado en las regulaciones del estado de bienestar Keynesiano, son cuestiones mucho más importantes para los sindicatos que el desarrollo de un sindicalismo global. Si fuera así, la pregunta crucial viene a ser: ¿qué tipo de sindicalismo necesitamos? En vez de: ¿qué sindicatos son capaces de organizarse a nivel global?. En lo que sigue, intentamos responder a estas preguntas.

EL SINDICALISMO DEL MOVIMIENTO SOCIAL

La Globalización ha sido un proceso contradictorio que ha abierto nuevas posibilidades de lucha. Tanto las condiciones sociales de la clase trabajadora como las crecientes contradicciones internas del capitalismo, por la competencia entre capitalistas, ofrecen posibilidades para forjar una lucha de clase anticapitalista, lo que no necesariamente significa negar los importantes obstáculos que se alzan ante tal proyecto. Por ello, en vez de ponerse como actor pasivo, la clase trabajadora ha desarrollado nuevas formas de lucha como respuesta a los retos creados por la globalización y la reestructuración del capitalismo.

La crisis reciente del sindicalismo no ha sido en si mismo la crisis del movimiento de los trabajadores , sino más bien la crisis de “un específico tipo de sindicalismo de bases muy estrechas”(Munck,1999:12). Un diferente tipo de sindicalismo, conceptualizado como sindicalismo del movimiento social, ha sido una de las respuestas más influyentes de la clase obrera a la actual crisis del sindicalismo. Hagamos un análisis ahora de los principales rasgos de este tipo de sindicalismo, esto nos ayudará a determinar si el sindicalismo del movimiento social puede ser un tipo apropiado de sindicalismo en una era en donde el poder todavía está localizado en el sitio nacional y donde el estado todavía constituye un importante objetivo para los movimientos de oposición.

El concepto “sindicalismo del movimiento social”, surge de recientes experiencias sindicales en varios países, y ya se usa por varios autores. Africa del Sur (Waterman,1993), Filipinas (Scipes,1992), Brasil, recientemente Canadá (Gindin,1998) y EEUU (Moody,1997ª,Johnston,1994) han sido los países en donde se usa estye conceopto para sus sindicatos. [21]. Trabajadores de diversos países han creado poderosos y dinámicos movimientos laborales que pueden dar forma a una aproximación alternativa al sindicalismo. Mientras, movimientos laborales en el tercer mundo se han podido presentar como los más evidentes ejemplos de sindicalismo del movimiento social. El primero es el COSATU (Congress of South African Trade Unions) en África del Sur, la más grande de seis federaciones sindicales, que fue fundada en 1985. En 1998 más de 2 millones de miembros estaban organizados en 33 sindicatos industriales. Aparecía así como el líder de facto de la oposición democrática interna (COSATU,1998). El segundo es la CUT (Unified Workers Confederation), de Brasil, que fue fundada en 1983. Los obreros que habían realizado huelgas muy efectivas en 1979 fundaron el PT (Partido de los Trabajadores) en 1980. El tercero, es el KMU .Kilsang Mayo Uno (May First Mouvement), en Filipinas, y es sólo uno de cinco formaciones diferentes. El KMY fue fundado en 1980, el primero de mayo, duranta la dictadura de Marcos, cuando había una clara necesidad de una organización de los trabajadores que se organizara contra la dominación del capital extranjero y la fracción internacionalizada del capital.

La lucha dentro del sitio nacional

El sindicalismo del movimiento social reconoce que las luchas por el control sobre la vida laboral diaria , el pago y las condiciones del trabajador, están íntimamente conectadas y no pueden ser separadas de la situación socio-política-económica y de la lucha contra el estado. No niega el papel de la política partidaria pero más bien la vincula al sindicalismo político de una manera no instrumental. Se lanza en campañas nacionales de resistencia contra el estado a través de “huelgas populares” tipo resistencia en el el caso del KMU y en las “huelgas políticas o huelgas de ausencia”(389 en 1985,948 en 1990), en el caso del COSATU. El sindicalismo del movimiento social lucha no simplemente por mejores salarios y condiciones, sino por el aumento del control obrero y sindical sobre el proceso de trabajo, las inversiones, la re-localización, la subcontrata, el entrenamiento y las políticas educativas.

En las Filipinas el KMU ha desarrollado una táctica llamada “huelga del pueblo”, que es algo más poderosa que la “huelga general” de los píses industrializados. La huelga del pueblo incluye más que la huelga general de trabajadores: todo el transporte público para, todas las almacenes y tiendas se cierran. La primera tuvo lugar en 1984, en respuesta al aumento y brutalidad de las operaciones militares en la isla de Mindanao-paralizó todas las actividades económicas significativas. En 1985 se lanzaron dos huelgas del pueblo más, todavía en protesta contra la militarización de la isla. Otra huelga del pueblo significativa se dio contra la Planta Nuclear de Bataan, de la Westinghouse, en 1985. Todos los bancos, almacenes, escuelas, transporte público, negocios privados y oficinas de gobierno estuvieron cerrados durante tres días en toda la provincia. La primera huelga nacional se lanzó en 1987, en respuesta al alza del combustible por el gobierno (Scipes,1992,91-92) . La exitosa huelga del KMU contra la Westinghouse había sido un ejemplo sobre cómo tratar con las corporaciones multinacionales en el sitio nacional. Por supuesto, la lucha contra la agenda global ha sido una de las principales preocupaciones del sindicalismo social en cada país (véase, por ejemplo, Madisha ,2000 y Vavi,1999).

El presidente de COSATU, Willie Madisha (2000:2) enfatizaba la importancia de las luchas locales y definía al estado como objetivo al criticar el mito del debilitamiento del estado. Vale la pena citarlo en extenso a fin de vincular la visión del sindicalismo del movimiento social con nuestra discusión sobre la globalización.

“Las luchas locales son tan importantes como las luchas internacionales. De hecho ellas son la precondición para batallas internacionales ya que no podemos ganar en el terreno internacional lo que no alcancemos en el nivel nacional.”

Y continuaba:
“Otra dimensión importante en la comprensión de la globalización es el mito del estado carente de poder. La realidad es que la importancia de la acción del estado para permitir el funcionamiento del mundo industrial, ha aumentado, no se ha reducido como el propio sistema difunde internacionalmente. Si los estados no controlan el movimiento del capital o de las mercancías, no es porque no puedan sino porque no quieren-eso es una abdicación del poder del estado, no falta de poder. De hecho, la globalización es empujada por una poderosa coalición de estados fuertes, compañías transnacionales e instituciones financieras internacionales.. Y más todavía, lo que estamos presenciando es la incansable campaña por el capital internacional y doméstico para forzar su agenda en el estado.”

Un reto más creativo a la agenda global del neoliberalismo vino del COSATU, que reformuló su propia política de des-inversiones con respecto a los “derechos a la des-inversión de los trabajadores”. “ Ellos demandaron que las compañías que se fueran tenían una obligación moral de regresar las ganancias acumuladas bajo el apartheid de modo que a propiedad de Sudáfrica permanezca como propiedad del pueblo de África del Sur, para el beneficio de todos”. El sindicato, alineado con otros grupos sociales tales como organizaciones vecinales, lanzó campañas por la des-inversión responsable y resistió con éxito las decisiones unilaterales de las CTNs. Dos ejemplos de tal estrategia son la resistencia de los obreros del metal a la General Motors, en 1986 y a Goodyear en 1989, dos compañías que tenían una larga presencia en África del Sur (desde 1926 y 1946, respectivamente) (Adler,1996:131-132).

Desde largo tiempo el movimiento de los trabajadores de África del Sur estuvo comprometido con el abstencionismo militante de colaboración con el estado y con las estructuras gerenciales, pero desde 1980 cambió por una política de participación condicional. Los trabajadores reclamaban el derecho a participar en el proceso de reestructuración de la economía a fin de resistir las regulaciones neoliberales. COSATU fue la primera fuerza detrás de la creación del Forum Económico Nacional. COSATU planteó los temas del alza de la productividad, la creación de empleos, la revitalización de la inversión y del mejoramiento de la actividad comercial. El movimiento de los trabajadores obligó al Consejo a pasar una nueva ley laboral, que garantizaba los mismos derechos de organización a todos los trabajadores, incluyendo a trabajadores del campo, sirvientes domésticos y funcionarios públicos- También participaron en mesas de negociación relacionadas con la educación, la cuestión habitacional y la política del gobierno local, sobre la base de una disciplinada e independiente base de poder, fundada en estructuras de fábrica (Adler, 1996: 134-135; COSATU: 1998).

Los observadores insisten que la estrategia de la reforma redical a través de la participación en tales instituciones conducen a la legitimación del sindicato más que a su cooptación, y que COSATU ha retenido su carácter de movimiento social del comienzo (Maller,1994:242-243). Últimamente COSATU perdió su rol hegemónico, lo que puso a la organización bajo fuertes presiones para sacrificar sus intereses a los fines del desarrollo nacional. Por otra parte, la participación de algunos líderes sindicales en la política electoral y su adopción de una visión más conservadora y corporativa, amplió la diferencia entre la dirección y la base (Adler y Webster:139-144).

Pero la tradición de democracia participativa directa en las bases ha mostrado su efecto en los anuncios de COSATU de que si el gobierno no realiza la democracia industrial ellos recurrirán a la acción de masas, y los sindicatos no han perdido su capacidad para actuar independientemente. En 1996 y 1997 COSATU otra vez se hizo presente con grandes huelgas generales. (Moody,1997ª:211-212). Sin embargo esto no elimina los grades riesgos del corporativismo, que todavía es una fuerte amenaza para el sindicalismo del movimiento social en Sud África y en todas partes.

Alianzas con otros movimientos sociales y con trabajadores no sindicalizables

El aspecto más notable del sindicalismo del movimiento social es su énfasis en ser un movimiento social. El aspecto de movimiento social del sindicalismo se reasalta en contraste con sindicatos que llegan a ser, en una estructura corporativa, un órgano del aparato del estado a través de la aproximación del conseso y el compromiso economicista en torno al salario (compromiso corporativo). Al revés del sindicalismo corporativo, aprisionado en las estrechas estructuras corporativas, el sindicalismo del movimiento social trata de establecer lazos con la sociedad y desarrollar una aproximación basada en el conflicto. La importancia de estos nuevos movimientos laborales va más allá de la mera organización del trabajo: estos movimientos laborales, junto con un amplio espectro de movimientos sociales aliados, son los más importantes actores en las luchas por la democracia, los derechos humanos y la justicia social en sus países. En Brasil, la CUT contra el régimen militar, an las Filipinas el KMU contra la dictadura de Marcos, y en Sud África el COSATU [22] han sido actores centrales de la democratización y las campañas por los derechos humanos.

El sindicalismo del movimiento social desafía las definiciones clásicas del trabajo, basadas esencialmente en el obrero de fábrica, en el sector formal, industrial, ya que incluye a las amas de casa, al desempleado, etc., en su definición de trabajador. Otro aspecto positivo de este nuevo modelo es que no se restringe a los problemas económicos más estrechos de los trabajadores, sino que problematiza todas las esferas de la vida que puedan importar a los trabajadores.

El sindicalismo del movimiento social conduce las luchas en diálogo y acción común con intereses y comunidades afectadas (ej. con los ambientalistas, las mujeres, etc.); los otros movimientos democráticos, tales como el de las mujeres, los movimientos ecológicos, los derechos humanos y de la paz; y con las fuerzas políticas (partidos, frentes) que reconocen la autonomía de las fuerzas sociales (Waterman,1933:267). Por ejemplo, en Sud África, COSATU ha sido un importante actor en el movimiento anti-apartheid forjando alianzas con otras organizaciones de derechos humanos. COSATU luchó contra las relaciones industriales racistas que eran la causa de la discriminación contra los trabajadores negros con respecto al salario y las condiciones de trabajo. Mediante sus propias organizaciones, los trabajadores negros crearon nuevas formas de organización laboral sobre bases no racistas, enfatizando las prácticas de base democráticas y fundiendo lo inmediato del taller con acuerdos políticos más amplios (Adler, 1996:126, Asdler y Webster,1996:137).

Otro punto es que los lazos desarrollados con otras organizaciones en la sociedad civil y otros movimientos sociales realzan diferentes formas de trabajo asociadas con la vida comunitaria , ej. aspectos de la reproducción social que habían sido dejadas de lado por la perspectiva centrada en la fábrica (Ramalho,1999:172). Tanto en Brasil como en Sud África, el establecimiento de fuertes relaciones con los grupos de vecindad y el papel jugado por las mujeres trabajadoras en el desarrollo de un más amplio movimiento de la clase obrera a trabvés de la organización de las organizaciones de la vecindad (Moody, 1997ª:108-209) han demostrado el éxito del sindicalismo del movimiento social al establecer alianzas con otros movimientos sociales. En Sud África el servicio doméstico ha sido exitosamente organizado. Esto puede verse a través del “crecimiento y fuerza de las organizaciones de la comunidad, y su acceso y apoyo por el sindicato” (Chhachi y Pittin,1999:74). Gracias a la conjunción de estrategias, divisiones tales como entre la fábrica y la casa, el trabajo asalariado y el trabajo doméstico, lo público y lo privado, han sido superadas. Estas experiencias han provisto de tierra fértil para enlaces entre una conciencia específica de género con una conciencia social de clases.

Una vez más un ejemplo de la relación entre la estrategia feminista y la práctica sindical ha sido un número de luchas y logros concernientes a las condiciones de las mujeres trabajadoras en Sud África. [23] Como muestra el estudio comparativo de Seidman sobre los movimientos laborales en Sud África y Brasil, ambos desarrollaron una sólida visión de clase. En vez de visualizar la nueva vecindad de las organizaciones femeninas como un nuevo movimiento social no clasista, la CUT y el COSATU las vieron como parte de un movimiento de base de clase más amplio. Para estos movimientos la fábrica y la población se enraizaban en el mismo proceso de industrialización, urbanización y formación particular de clases de muchos países del Tercer Mundo en las dos o tres décadas pasadas (citado por Moody,1997:210).

El sindicalismo del movimiento social ha forjado alianzas no sólo con otros movimientos sociales sino también con otras clases, fracciones de la clase trabajadora como “los movimientos de otros sec tores no sindicalizados o no sindicalizables de la clase trabajadora, o categorías tales como el sector de pequeños comerciantes, trabajadores en casa, campesinos, amas de casa, etc.” (Waterman,1993:267).

El sindicalismo del movimiento social, en una orientación muy estratégica usa “ a los más fuertes explotados y oprimidos de la sociedad, para movilizar a aquellos que no son capaces de sostener su propia movilización: los pobres, los desempleados, el trabajador temporal, las organizaciones vecinales” (Moody,1997b:59). Por ejemplo, el KMU estableció relaciones con otras clases sociales y ocupaciones tales como campesinos, pescadores artesanales y pobres de la ciudad, Se juntó con diferentes organizaciones sectoriales para luchar por demandas que beneficiaban a toda la gente trabajadora de las Filipinas. Así se extendió el ámbito del sindicalismo más allá de las meras relaciones en el lugar de trabajo e incluyó también luchas sobre la economía política de la nación y sobre las relaciones sociales internas.

La democracia interna

El sindicalismo del movimiento social usa la democratización como un tema unifiador. De acuerdo con esta aproximación “el fin de la política es democratizar la economía, la politización es el proceso democrático que desarrolla la capacidad para desafiar a los que tienen poder” (Gindin,1998:199). Junto con el papel central que juega el nuevo sindicalismo en la democratización general del país, el objetivo democrático se realiza en primer lugar en el sindicato. En contra de métodos de trabajo

jerárquicos, autoritarios y tecnocráticos, los métodos de trabajo y las relaciones sociales del sindicalismo del movimiento social favorecen la democracia y estimula las relaciones horizontales directas en todos los espacios de la vida. La democracia del sindicato es más que una democracia formal para el sindicalismo del movimiento social, que maximiza los foros de discusión en donde se puede dar la participación directa. El KMU usa el término “sindicalismo genuino”, por el qu quiere significar que el KMU es dirigido por sus miembros. A los miembros se les entrega toda la información y determinan las políticas que dirigen la organización (Scipes,1992:88). Por otro lado, el desarrollo de un cuadro de promotores de talleres integralmente vinculados a la constitución y estructura de decisiones del sindicato, ha estado en el corazón del desarrollo de una fuerte cultura democrática en el COSATU. Los promotores son directamente elegidos por los trabajadores del taller a través de voto secreto. Están sujetos a recall. Había en 1994 , 25 000 promotores de talleres en el COSATU. En 1998 había sólo dos funcionarios de tiempo completo, el secretario general y el vicesecretario. Los promotores están sujetos a elecciones regulares, trabajan lado a lado con los otros trabajadores en su base. La relación de estos promotores con problemas de otro orden más allá de su taller, lo distingue de sus contrapartes europeas. (Adler y Webster,1999:137; Maller,1994;COSATU,1998).

Lejos de ser un actor pasivo, carente de fuerza, el movimiento laboral ha desarrollado tipos alternativos de organización en la era del “capitalismo global”. El Sindicalismo del movimiento social ha sido uno de tales intentos para superar la crisis de un cierto sindicalismo. Aun cuando no es un modelo completamente desarrollado, y aun cuando hay sólo un pequeño número de casos, el sindicalismo del movimiento social porta las semillas para una nueva aproximación teórica al movimiento de los trabajadores. Las principales características del sindicalismo del movimiento social es su capacidad para forjar alianzas con otros movimientos sociales, organizar las fracciones no organizables de una fuerza de trabajo fragmentada. A través de la ampliación de su definición del trabajador y de sus sitios de resistencia más allá de la fábrica, su propensión a establecer estructuras internas democráticas, no jerárquicas y democráticas, basadas en la participación directa. Su rechazo de la separación entre lo económico y lo político, su uso del sitio nacional como el locus de resistencia a través de la movilización popular, en donde toma al estado como el objetivo fundamental en su lucha.

CONCLUSION

Como indica Harvey “una de las principales tareas del estado capitalista (y de la ideología capitalista) es localizar el poder en el espacio que la burguesía controla, y desenpoderizar, esos espacios que los movimientos de oposición tienen más grande potencial de tomarse” (Harvey 1989: 237). En otras palabras la definición del sitio del poder y de la resistencia está sujeta a relaciones de poder. Las clases capitalistas usan la globalización como un instrumento ideológico en su lucha contra la clase trabajadora.

Hemos analizado hasta que extensión la globalización es un mito y hasta dónde es una realidad, y que retos plantea a los movimientos de la clase trabajadora. En contrario a la ortodoxia de la globalización que anuncia la defunción del estado-nación, los actores de la globalización no circulan por la libre como se argumentaba. De acuerdo con los datos sobre comercio, IED y corporaciones multinacionales, las economías nacionales son todavía importantes y el capital global está todavía embebido en el sitio nacional. “No hay 'economía global' abstraída de las economías locales, nacionales y regionales que la constituyen, o de las relaciones entre ellas” (Wood: 1999: 2) Más que una economía globalizada lo que parece haber es “una economía mundial altamente internacionalizada” y sería el término más apropiado para definir el estado actual de la economía mundial capitalista. Las relaciones de clase y sus luchas continúan estando encajadas en el sitio interno/nacional la llamada y el llamado 'capital global' no es nada más que la fracción internacionalizada del capital en cada formación social en virtud de su incrustamiento en las relaciones nacionales de clase, aún la fracción internacionalizada del capital todavía necesita del estado nacional en la regulación del régimen de acumulación y en la formación de proyectos hegemónicos. El poder de clases todavía se condensa dentro del estado, y el estado y el sitio nacional son aún el locus del poder y por tanto, de la resistencia. Lo que hemos discutido ha sido en primer lugar las implicaciones prácticas y teóricas de la ortodoxia de la globalización que son propias de un uso ideológico. Con respecto a los movimientos de la clase trabajadora, hemos sostenido que a pesar de la insistencia del argumento de la globalización sobre la necesidad de un movimiento global, el sitio nacional todavía más viable y el estado y el poder de clases concentrado en el estado son todavía objetivos de la política de clases. El sindicalismo del movimiento social puede ser la organización que la clase obrera necesita en el sitio nacional. Este tipo de sindicalismo está basado en la democracia interna, el activismo de base, las coaliciones con otros movimientos sociales y las organizaciones de trabajadores no organizables.

El sindicalismo del movimiento social define el sitio nacional como su dominio de organización y al estado nacional como el principal objetivo a apuntar en su lucha.

El sindicalismo del movimiento social, en vez de negar totalmente los niveles locales e internacionales, acepta que los niveles locales e internacionales están embebidos en el sitio nacional y hasta que en tanto no cobren importancia a expensas del sitio nacional puede haber casos donde el sitio Internacional aparezca como viable para la resistencia. Un internacionalismo en el sentido de solidaridad entre movimientos nacionales de la clase trabajadora parece ser más apropiado. Este tipo de actos internacionales de solidaridad a través de las fronteras puede ser útil especialmente a al tratar con corporaciones multinacionales o en casos en donde el proceso de producción en cuestión esté organizado a través de cadenas mercantiles globales.

Sin embargo, como la producción no está globalizada en una gran extensión, en el modo que requiriera un sindicalismo global, la organización y la lucha en el sitio nacional permanece fundamental. Los cuerpos de trabajo internacional son útiles para intercambiar información y análisis, y para movilizar modestos actos de solidaridad y apoyo. Las organizaciones y movimientos particulares de la clase obrera en diferentes sitios nacionales pueden darse información e inspiración recíprocamente.

Por de pronto la coordinación estratégica internacional es dependiente de los movimientos nacionales. Por ello la clave de al solidaridad internacional no está en las Instituciones internacionales sino en la internacionalización de la lucha, llevando esa lucha (Por ejemplo sobre la reducción de la jornada de trabajo) en cada país (Gindin, 1998: 202). Un efectivo internacionalismo solo se basa en la solidez de las organizaciones del trabajo en cada sitio nacional.

NOTAS

[1] Mi intención aquí no es presentar un resumen crítico de la inmensa literatura sobre la globalización y sus particularidades, sino más bien proveer algunos ejemplos para los principales temas aceptados en diversos trabajos sobre el globalismo. y con el término "ortodoxia de la globalización", me estoy refiriendo a esos temas aceptados y no a corrientes teóricas específicas

[2] Para argumentos que surgen sobre la nueva división del trabajo y sus versiones modificadas, véase Southall,(1988) . Para un trabajo más elaborado sobre la globalización de la producción , véase Gereffi (1995)..Ofrece un nuevo marco que llama cadena de mercadería global, y distingue entre cadenas dirigidas por el productor y el comprador, y destaca los roles centrales del capital industrial y comercial respectivamente. Las cadenas dirigidas por el productor se refieren a esas industrias se refieren a corporaciones transnacionales u otras grandes empresas industriales integradas juegan un rol central. Esto es más característico en industrias de capital-y tecnología- intensivo, como las de automóviles, computadoras, aviación y maquinaria pesada. La difusión geográfica de estas industrias es transnacional, y la subcontratación internacional de los componentes es común, especialmente para los procesos de producción de mayor intensidad de trabajo. Las cadenas de mercancías dirigidas por el comprador se encuentran en países en donde grandes compañías distribuidoras, mercados registrados, almacenes, etc .ocupan un lugar central manejando las redes de producción descentralizada. Esta pauta ha llegado a ser común en mercaderías de trabajo intensivo, y la producción generalmente se lleva a cabo en fábricas del tercer mundo, con propietarios locales, que producen bienes para compradores extranjeros. La distinción entre estas cadenas de productores y compradores se superpone a la diferencia entre formas de producción en masa y especialización flexible de la organización industrial.

[3] Yo uso el término estado-nacional en vez de estado-nación, adoptando la diferencia que hace Jessop entre ambos.. De acuerdo con Jessop, la nacionalidad deriva de la etnicidad (Volksnation),de un entendimiento cívico (Staatnation),o de una civilización o cultura (Kulturnation). No importando la naturaleza de su forma correspondiente de nacionalidad, todos los estados modernos pueden describirse como estados nacionales en el sentido de ser estados territoriales formalmente soberanos que gobiernan sobre territorios "nacionales".Jessop (1999ª:4).

[4] Una diferencia entre Yaghmaian y Robinson y Harris en que a pesar de su insistencia en la construcción del estado supra-nacional, deja espacio para la importancia continua de las políticas del estado nacional para la legitimación de las relaciones capitalistas de procucción en los sitios nacionales.

[5] Necesito enfatizar "en parte" porque los autores restan importancia a "en parte" y usan una aproximación absolutamente teorico-discursiva, como resultado de lo cual no necesitan ni un retazo de análisis socio-estructural de la globalización. mi aproximación es diferente ya que pienso que el rol del discurso (o mejor, de la lectura alternativa de los fenómenos socio-históricos) es limitado por la estructura social.

[6] Sin embargo, como Wade (1996) nos advierte, en el caso del comercio intra-firma los EEUU es engañoso ya que tiene el trozo más grande y este trozo no muestra ninguna diferencia significativa entre 1977 y 1989.

[7] Con relación al IED en marcha saliente, el Reino Unido es una excepción con un 65%. Sobre las peculiaridades del U.K veáse Hirst y Thompson (2000). Ellos alegan que U.K representa "una economía internacionalizada en un mundo subglobalizado".

[8] El bajo porcentaje de los países Europeos puede explicarse por el hecho de que muchos han comenzado a invertir en países europeos vecinos, y si la Unión Europea es tratada como una región propia, similares grados de concentración pueden encontrarse con la excepción de las multinacionales Británicas que tienen el 20% de sus bienes en los EEUU. Por ejemplo las ventas de manufacturas aumentan del 45 al 76% para Francia y del 48 al 75% para Alemania esto puede ser solo evidencia de regionalización más que de globalización.

[9]El desarrollo de esta participación es la siguiente: en 1970, 4.5%, en 1982 5.7%, en 1988 6.6%, y en 1990 6.8%. (Hirst y Thompson 1999:45).

[10] La tendencia a largo plazo para la tasa de ganancias es de acuerdo con Marx, "la contradicción inherente en el modo capitalista de producción en donde a medida que la proporción de capital invertido en salarios en el producto neto sube, llega a ser menos posible para los capitalistas como un todo mantener la tasa de extracción de plusvalía que sostiene el nivel de las ganancias. Por eso los capitalista intentaran aumentar la tasa de extracción de plusvalía sea introduciendo nuevas tecnologías o reduciendo el costo del trabajo" (Southall, 1988: 6)

[11] Otra evidencia sobre este punto es que la importación de países con bajos salarios es solo una pequeña parte del mercado de bienes manufacturados en los países avanzados: 4.3% en los EEUU, aproximadamente 3% en los más grandes países de la Unión Europea y 2.6% en Japón (Hirst y Thompson, 1999:41).

[12] Weiss (1997) y Wade (1990) pueden ser citados entre otros como los ejemplos más pentrantes de esta aproximación es notable que aún el Banco Mundial en su reporte de 1977 The State in a Changing World, alegue por un más grande papel del gobierno en la protección y corrección de los mercados.

[13] Para una crítica de esta estrategia véase Panitch (1996: 103-108)

[14] Más reciente mente Panitc (1996, 2000) y Jessop (1999b) son dos estudiosos que han discutido la relación entre la globalización y estado-nación fundándose en el legado de Poulantzas. Panitch respalda "el énfasis de Poulantzas en la sostenida significación del sitio nacional y en el desarrollo de la teoría del imperialismo planteada por Poulantzas. Jessop ha adoptado a Poulantzas de un modo más crítico, rechazando su énfasis sobre la primordialidad del sitio nacional, como vimos.

[15] Esta tendencia está bien resumida en la corriente post-Marxista de pensamiento como para un delineamiento crítico de la retirada de la clase véase Wood (1998b).

[16] De acuerdo con Jessop (1999a, 1999b) este giro es del estado nacional de bienestar Keynesiano al régimen de prosperidad en el trabajo Schumpeteriano que es menos centrado en el estado y más orientado más post-nacionalmente. Aunque estoy de acuerdo con Jessop en el giro estructural desde el estado de bienestar Keynesiano, estoy en desacuerdo con su desprecio por el rol primordial del estado y del sitio nacional de la regulación de la economía mundial capitalista.

[17] Sobre la relativa autonomia del estado véase Gulap (1987), y Jessop (1990). Yo adopto la conceptualización de Jessop sobre "estrategias de acumulación" y "proyectos hegemónicos". De acuerdo con esto "una estrategia de acumulación define un modelo específico de completo crecimiento económico con sus diversas precondiciones extraeconómicas, y también señala una estrategia general apropiada para su realización. Para ser exitoso tiene que unificar diferentes fracciones del capital bajo la hegemonia de una fracción" Jessop, 1990: 198-199. Por otro lado, " la hegemonia supone la interpelación y la organización de diferentes fuerzas de clases-relevantes ( pero no necesariamente con conciencia de clases) bajo el liderato político, intelectual y moral a través del desarrollo de un proyecto nacional-popular hegemónico que específica un conjunto de políticas supuestamente de interés nacional pero que en realidad sirven los intereses a largo plazo del capital mientras al mismo tiempo avanza ciertos estrachos intereses sociales y económicos, de corto plazo de los grupos dominados. Envueleve también la neutralización de las fuerzas contrahegemónicas aún por el uso de la fuerza si es necesario. (Jessop 1990: 181, 207- 208) On the relative autonomy of the state see Gülalp (1987), and Jessop (1990). I adopt Jesop's conceptualization of "accumulation strategies" and "hegemonic projects". Accordingly, "an accumulation strategy defines a specific economic growth model complete with its various extra-economic preconditions and also outlines a general strategy appropriate to its realization. To succeed it has to unify different fractions of capital under the hegemony of one fraction" (Jessop, 1990: 198-199)

[18] La Unión Europea entre esas organizaciones es la que está más cerca de ser una organización supranacional, aunque la estructura intergubernamental es todavía importante también en la UE.

[19] Panitch (2000) basándose en la teoría de Poulantzas sobre el imperialismo habla de un nuevo tipo de imperialismo no territorial a través de la reproducción inducida de la forma del poder imperialista dominante dentro de cada formación nacional y su estado. El nuevo tipo de imperialismo no territorial se basa en la idea de la sostenida hegemonia de EEUU. De manera que la mayoría de las Organizaciones internacionales tales como el FMI, Banco Mundial, OMC son los mediadores internacionales de la hegemonia de EEUU.

[20] La defensa de Gorz's (1999) de la liberación del tiempo del trabajo es una manera de volver el arma de la flexibilización en contra del capital. Ël sostiene que gracias a los desarrollos tecnológicos en los procesos de producción "trabajar menos y vivir mejor"ha ganado terreno objetivo que puede ser defendido.

[21]Nuestro análisis del sindicalismo del movimiento social trata de delinear sus trazos generales pero le falta el marco histórico social necesario para cada formación social particular, de donde emergen estos movimientos.Aunque esta falta pantea un gran problema para la comprensión de estos movimientos aun asi las características generales del sindicalismo del movimiento social pueden ofrecer algunas insinuaciones importantes para el problema que tratamos.

[22] Por ejemplo Cheru (1996) como un estudio exclusivamente enfocado sobre los nuevos movimientos sociales, aunque olvidando completamente el papel del movimiento de los trabajadores en el proceso de democratización, mientras se citan el rol del sector informal, de la iglesia, la resistencia campesina, los movimientos ecológicos y de los derechos humanos no hay ninguna referencia a los movimientos de la clase obrera, aún cuando esta última ha sido uno de los principales actores en los procesos de democratización.

[23] Así en una empresa si están empleados el marido y la mujer, cualquiera de los dos pueden pedir permiso de ausencia por el nacimiento de un niño. En otros casos, los padres han ganado el derecho de usar sus propios permisos de enfermedad para atender a un hijo enfermo. Ha habido luchas en torno al pago igual por igual trabajo, sobre las posibilidades de promoción de las mujeres. También ha habido algunas organizaciones de mujeres fuera de los sindicatos. Preocupa esencialmente "la comunidad residencial vinculada al reconocimiento del hecho de que la mayoría de las mujeres de la clase trabajadora son esposas no asalariadas que viven confinadas en sus casa y en las áreas de entorno". (Waterman, 1993).

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(+) Paper prepared for the 2001 Annual Convention of the International Studies Association, Chicago, 21-24 February

Trad.F.García

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