John Pilger
En la sureña ciudad de Basora, donde quiera que vayas, hay polvo. Gira en pequeños remolinos por los largos caminos que son como los dedos del desierto. Se te mete en los ojos, en la nariz y en la garganta: rueda en los patios de las escuelas y de los mercados, consumiendo a los niños que patean alguna pelota de plástico; y lleva consigo, de acuerdo con el Dr. Jawad Al-Ali, "las semillas de nuestra muerte"...
22 de febrero del 2003.
El Dr. Al-Ali es un cancerólogo que trabaja en el hospital de Basora, y es miembro del Britain Royal College of Physicians. Tiene un bigote espeso y una cara bondadosa. Su almidonado delantal blanco, así como el cuello de su camisa, se ven gastados.
"Antes de la Guerra del Golfo, teníamos de tres a cuatro muertos por cáncer al mes". Dice.
Ahora son entre 30 a 35 pacientes que se mueren mensualmente, y eso sólo en mi departamento. Esto es, la mortalidad ha aumentado 12 veces. Nuestros estudios indican que entre el 40 al 48 por ciento de la población del área contraerá cáncer: para comenzar, en los próximos cinco años, y luego mucho después. Y eso es ya casi la mitad de la población."
"La mayor parte de mi familia ya tiene cáncer, y no tenemos un historial de la enfermedad. No conocemos la fuente precisa de la contaminación, ya que no se nos ha permitido tener el equipo para conducir una investigación adecuada, y ni siquiera hacer el testeo del exceso en los niveles de radiación en nuestros cuerpos. Tenemos fuertes sospechas del uranio degradado que fue usado por los americanos y británicos en la Guerra del Golfo, justo ahí en los campos de batalla del sur. Cualquiera que sea la causa, esto aquí es como Chernobyl; los efectos genéticos son nuevos para nosotros.
"Los hongos crecen mucho, y los peces de lo que alguna vez fue un río hermoso, son incomibles. Hasta las uvas de mi jardín han mutado y no pueden comerse."
En el corredor me encuentro con la Dra. Ginan Ghalib Hassen, una pediatra. En otro tiempo pudieron describirla como una personalidad vivaz, ahora ella también tiene una expresión melancólica permanente, es la cara de Irak. "Este es Ali Raffa Asswadi", dice, deteniéndose para tomar la mano de un niño lánguido que puede tener unos cuatro años. "Tiene nueve, y tiene leucemia. Y ya no lo podemos tratar. Sólo algunas de las drogas están disponibles. Le damos sus medicamentos durante dos o tres semanas, pero luego debemos interrumpirlas porque ya no llegan los embarques. Aún cuando se continuara así, el tratamiento no tiene sentido. Ni siquiera podemos darle transfusiones, ya que no hay suficientes bolsas de sangre."
La Dra. Hassen guarda un álbum de fotos de los niños que ha estado tratando de salvar y de los que no ha sido capaz de salvar. "Este es Talum Saleh", dice, mostrando la foto de un niño de ojos brillantes y con un pull over azul. "Tiene cinco años. Es un caso de enfermedad de Hodgkin. Normalmente un paciente con Hodgkin tiene una esperanza de vida y en un 95% de los casos puede curarse. Pero si no se dispone de los medicamentos, vienen las complicaciones y sigue la muerte. Este niño tenía una hermosa naturaleza. Y murió."
I Y le dije: " mientras caminábamos, noté que Ud. volvía la cara hacia la pared". "Si, soy emotiva... y soy médico, se supone que no debo llorar, pero lloro todos los días, porque esto es una tortura. Estos niños pudieron vivir; pudieron vivir y crecer, y cuando usted ve a su hija o a su hijo muriéndose frente a usted, qué le sucede a usted?" Y yo le dije, ¿Qué le diría a esos que en el Occidente que niegan la conexión entre el uranio degradado y las deformidades de estos niños?" Eso no es verdad. ¿Qué mas pruebas quieren? Hay toda clase de relaciones entre la malformación congénita y el uranio degradado. Antes de 1991 nunca vimos algo así. Si no se da esa conexión, porqué no sucedían estas cosas antes? La mayoría de estos niños carecen de un historial familiar de cáncer.
"Yo he estudiado lo que pasó en Hiroshima. Sucede casi exactamente lo mismo aquí; tenemos un porcentaje creciente de malformaciones, un aumento de la malignidad, de la leucemia, tumores cerebrales, todo s lo mismo."
Bajo el embargo económico impuesto por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que ya lleva 14 años, se le ha negado a Irak el equipo y las capacidades para decontaminar los campos de batalla de la Guerra del Golfo de 1991.
El Profesor Doug Rokke, el médico del Ejército Norteamericano responsable de limpiar Kuwait, me dijo: " Yo estoy como mucha gente del sur de Irak. Tengo 5000 veces el nivel recomendado de radiación en mi cuerpo. Ya la mayor parte de mis compañeros están muertos.
"Enfrentamos un problema que debe representarse a la gente de Occidente, a aquellos que tienen algún sentido de lo que es correcto o erróneo, la decisión de EU y de Gran Bretaña de usar un arma de destrucción masiva: el uranio degradado. Cuando un tanque dispara, cada descarga lleva 4,500 gramos de uranio sólido. Lo que sucedió en el Golfo fue una suerte de guerra nuclear"
En 1991, un documento de la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido reportaba que si sólo el 8% del uranio decaído disparado en la Guerra del Golfo hubiera sido inhalado, podría haber causado 500 000 "muertes potenciales". En el prometido ataque a Irak, los EU, lo mismo que Gran Bretaña, volverán a usar el uranio, a pesar de sus negativas.
El Profesor Rokke dice que vio a funcionarios iraquíes rogarle a funcionarios americanos y británicos relajar el embargo, sólo para permitir la importación de equipos de descontaminación y detección de cánceres. "Ellos describieron las muertes y las horribles deformidades, pero fueron rechazados", dice, "fue patético".
El Comité de Sanciones de Naciones Unidas en Nueva York, establecido por el Consejo de Seguridad para administrar el embargo, está dominado por americanos , respaldados por británicos. Washington ha vetado o demorado una cantidad de equipo médico vital, de drogas de quimioterapia, incluso calmantes .(En la jerga de la negativa , "bloqueado" equivale a vetado, y "suspendido" puede significar, bloqueado). En Bagdad me senté en una clínica mientras los doctores recibían a padres con sus hijos, muchos de ellos de piel gris y calvos, algunos moribundos. Tras cada dos o tres exámenes, la Dra. Lekaa Fasseh Ozeer, una joven oncóloga, escribía en inglés : "No hay medicamentos disponibles". Le pedí que anotara en mi cuaderno una lista de medicamentos que el hospital hubiera ordenado y que no hubiera recibido, o que hubiera recibido intermitentemente. Ella llenó una página.
He estado filmando en Irak para mi documental ‘Pagando el Precio: Asesinando Niños en Irak’. De regreso en Londres, le mostré la lista de la Dra. Oseer al profesor Karol Sikora, quien, como jefe del programa de cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), escribió en el British Medical Journal: "Equipos de radioterapia solicitados, medicamentos para quimioterapia y analgésicos son consistentemente bloqueados por los consejeros de EU y Gran Bretaña (al Comité de Sanciones). Pareciera existir la noción bastante absurda de que tales agentes pudieras ser convertidos en armas químicas o de otra clase.
Casi todos estos medicamentos se encuentran en cualquier hospital británico. Son de uso estándar. Cuando regresé de Irak el último año junto con un grupo de expertos reuní una lista de 17 medicamentos considerados esenciales para tratamientos de cáncer. Informamos a las Naciones Unidas de que no había posibilidad alguna de convertir estos medicamentos en agentes de guerra química. Nunca supimos más.
"La cosa más triste que vi en Irak fue niños muriendo porque no había quimioterapia ni control del dolor. Parece una locura que no pudiera haber morfina, pues para cualquiera con dolores de cáncer, es lo mejor. Cuando estuve allí, tenían una pequeña botella de aspirinas para 200 pacientes con dolor. Ellos podían recibir un medicamento particular anticancerígeno, pero sólo porciones aquí o allá, de modo que no podía haber ningún tratamiento planeado. Es raro".
Le dije que uno de los doctores se había estremecido especialmente ya que el Comité de Sanciones de las Naciones Unidas había prohibido el óxido de nitrógeno por "tener usos en armas", aunque se usara en secciones cesáreas para cortar el sangrado, y salvar quizás la vida de una madre. "No veo ninguna lógica en esta prohibición", dijo. "Soy un experto en armamentos, pero la cantidad usada es tan pequeña, que aún si se juntara todo el aprovisionamiento de medicinas para todo el país, es bien difícil imaginar como se podría producir un solo dispositivo bélico con eso."
Denis Halliday es un irlandés caballeroso que gastó 34 años con las UN, últimamente como Secretario-General Asistente. Cuando renunció en 1998 como coordinador Humanitario de las Naciones Unidas para Irak, en protesta por los efectos del embargo sobre la población civil, escribió "porque la política de sanciones económicas está en total bancarrota. Estamos en proceso de destruir a una sociedad completa. Es tan simple como eso... cinco mil niños mueren cada mes...y no quiero administrar un programa que resulta en cifras como esas."
Desde que me encontré con Halliday, he quedado sobrecogido por el principio que está detrás de esas palabras cuidadosamente escogidas: " Fui instruido", dice, " para ejecutar una política que satisface la definición de genocidio: una política deliberada que efectivamente ha asesinado a más de un millón de personas, niños y adultos. Todos sabemos que el régimen—Saddam Hussein—no está pagando el precio de las sanciones económicas; por el contrario, él se ha fortalecido con ellas. Es la gente menuda la que está perdiendo a sus niños o a sus padres por falta de agua purificada. Lo que está claro es que el Consejo de Seguridad está fuera de control, pues las acciones que realiza aquí atentan contra su propia Carta, la Declaración de Derechos del Hombre y la Convención de Ginebra. La historia condenará a los responsables."
En las Naciones Unidas Mr. Halliday quebró un largo silencio colectivo. El 13 de febrero del 2000, Hans Von Sponeck, que lo reemplazó como Coordinador Humanitario en Bagdad, también renunció. Como Halliday, había estado en las UN por más de 30 años. "¿Por cuánto tiempo –se preguntó- la población civil de Irak habrá de estar expuesta a tales castigos por algo que nunca hizo?". Dos días después, Jutta Burghardt, cabeza del Programa Mundial de Alimentación en Irak, también renunciaba, diciendo que ella no podía tolerar lo que se estaba haciendo con el pueblo iraquí.
Las renuncias no tenían precedentes. Los tres estaban diciendo lo que no se podía saber: que el Occidente era responsable de muertes en masa, estimadas por Halliday en m{as de un millón. Mientras los alimentos y las medicinas están técnicamente exentas, frecuentemente el Comité de Sanciones ha vetado y demorado pedidos de alimento para bebes, equipo agrícola, medicinas para el cáncer o males cardíacos, cámaras de oxígeno, máquinas de rayos X. 16 máquinas de sostenimiento de corazón y pulmones fueron puestas "a la espera", ya que contenían chips de computadoras. Una flota de ambulancias quedó detenida ya que su equipo incluía frascos de vacío, que mantienen fríos a los medicamentos; los frascos de vacío fueron designados como de "uso dual" por el Comité de Sanciones, significando con esto que podrían ser usados en la manufactura de armas. Materiales de limpieza como clorina, son de "uso dual", como lo es el grafito utilizado en los lápices; como lo son las carretillas, tan frecuentemente mencionadas en las listas de materiales "suspendidos".
Hacia octubre del 2001, 1010 contratos de suministros humanitarios, por un valor de $3.b5 bn, fueron "suspendidos" por el Comité de Sanciones.. Estos era ítems que incluían ítems relacionados con alimentos, salud, agua y limpieza, agricultura y educación. Esto ahora sube a bienes con un valor superior a los $5bn. Pocas veces se informa de esto en Occidente.
Cuando Denis Halliday era el funcionario principal de las Naciones Unidas en Irak, en la antesala de su oficina había un gabinete donde se exhibía una bolsa de trigo, algo de aceite de cocina congelado, barras de jabón y algunos otros pocos elementos caseros. "Era un espectáculo algo penoso", dice," y representaba la ración mensual que se nos permitía gastar. Yo agregaba queso para elevar el contenido proteínico, pero no había suficiente dinero que nos sobrara de lo que se nos autorizaba gastar, que venía del ingreso que obtenía Irak de su petróleo."
Él describe los embarques de alimentos como "un ejercicio en duplicidad". Un envío que los americanos declaraban para 2300 calorías por persona al día, sólo permitía 2000 calorías o menos. "Lo que falta", dice, " son proteínas animales, minerales y vitaminas. Como la mayoría de los iraquíes no tienen otras fuentes de ingreso, la comida ha llegado a ser un medio de cambio, y se vende para cubrir otras necesidades, bajando todavía más el ingreso de calorías. Usted tiene que tener zapatos y ropas para los niños que van a la escuela. Y entonces tiene madres mal nutridas que no pueden dar pecho, y que consumen agua de mala calidad."
Lo que se necesita es inversiones en tratamiento de aguas, fuerza eléctrica para el proceso de alimentos, su almacenaje y refrigeración, educación y agricultura". Su sucesor, Hans Von Sponeck, calcula que el programe de Aceites y Alimentos, permite $100 dls. por persona para vivir un año. Esta cifra también debe ayudar a pagar la infraestructura completa de la sociedad y sus servicios esenciales, tales como luz y agua.
"Simplemente no es posible vivir con tal cantidad", me dice el Dr. Sponeck. "Coloque Ud. esa pitanza junto a la falta de agua limpia, el hecho de que la electricidad se corte 22 horas al día, a que los enfermos no puedan recibir tratamiento, y el trauma agregado de arrastrarse así de día en día, y tiene una imagen de pesadilla. Y no se equivoque: todo esto es deliberado. No me habría gustado usar la palabra genocidio, pero frente a esto me parece que es inevitable."
El costo en vidas es asombroso. Un estudio del Fondo para la Niñez de las Naciones Unidas (UNICEF) encontró que entre 1991 y 1998, hubo 500 000 muertos por encima de la cifra anticipada entre los niños iraquíes bajo los cinco años de edad. Esto, como promedio, son 5.200 muertos mensuales que se pudieron prevenir.
Hans Von Sponeck dice, " 167 niños iraquíes mueren cada día". Y Denis Halliday dice, " Si incluyo adultos, la cifra es ahora muy ciertamente por encima del millón". La tristeza sacude a la gente. Lo siento en los remates de tarde en Bagdad, donde la gente vende sus pertenencias para comprar comida y medicinas. Los televisores son comunes. Una mujer con dos niños ve irse sus sillitas de ruedas por un par de peniques. Un hombre que criaba palomas desde que tenía quince años, llega con su última ave, y la jaula se va en seguida.
Mi equipo de filmación y yo mismo habíamos venido a curiosear, y sin embargo nos dieron la bienvenida; o la gente se nos hace un lado, como se hace con las castas bajas. Durante tres semanas en Irak, sólo una vez experimenté la angustia de alguien. "¿Por qué andan matando a nuestros hijos?", nos gritó un hombre en la calle. "¿Por qué nos bombardean?¿Qué les hemos hecho?". A través de los ventanales de la UNICEF en Bagdad podemos leer el lema de esta misión: "Sobre todo, la sobrevivencia, la esperanza, el desarrollo, el respeto, la dignidad, la igualdad y la justicia para todas las mujeres y los niños".
Afortunadamente, los niños en la calle, allá afuera, con sus piernas como lápices y sus largas y finas caras, no saben leer inglés, ni leer en absoluto. "El cambio, en tan corto plazo, en mi experiencia, es sin paralelo", me dice la Dra. Anupama Rao Singh, principal representante de la UNICEF en Irak.
"En 1989, la tasa de alfabetismo era superior al 90%, a los padres se les multaba si no enviaban a sus hijos a la escuela. El fenómeno de los niños de la calle era desconocido . Irak parecía haber alcanzado un estadio en donde los principales indicadores que usamos para medir el bienestar de los seres humanos, incluidos los niños, eran de los mejores del mundo. Ahora están en el 20% más bajo.
La Dra. Singh, menuda, de cabello gris, con su precisión que recuerda a la maestra que fue en India, y que ha pasado la mayor parte de su vida laboral con UNICEF. Me llevó a una típica escuela primaria de Ciudad Addam, donde viven la mayoría y los más pobres de Bagdad. Nos acercamos a través de una calle inundada—el drenaje de la ciudad colapsó con los bombardeos de la Guerra del Golfo. El director, Ali Hassoon, nos guió sorteando los charcos del rudo desagüe en el patio de la escuela, y señaló una marca en la muralla. "En el invierno, el agua llega hasta allí. Y es entonces cuando evacuamos.
Estamos lo más que podemos pero, sin pupitres, los niños deben sentarse en ladrillos. Me da miedo que el edificio se nos venga abajo." Mientras hablamos, una sirena de alarma suena a lo lejos. La escuela se encuentra en el límite de un cementerio industrial. Las bombas en las plantas de tratamiento de aguas y en los estanques de agua potable están en silencio, salvo en algunos instantes zumban a una fracción de su capacidad. Las que no bombeaban ya fueron desintegradas; las partes de repuesto, de fabricantes británicos, franceses y alemanes, están permanentemente "on hold".
Antes de 1991 el agua de Bagdad era tan limpia como en el mundo desarrollado. Hoy, extraída sin tratamiento del Tigris, es letal- Justo antes de la Navidad de 1999, el Departamento de Industria y Comercio en Londres restringió la exportación de vacunas destinadas a proteger a los niños iraquíes de difteria y de fiebre amarilla.
El Dr. Howells le explicó al Parlamento por qué. Su título de Subsecretario Parlamentario de Estado para asuntos de Competencia y Consumo calzaba perfectamente para una respuesta orwelliana. Las vacunas para niños, dijo, "tienen el potencial de ser usadas en armas de destrucción masiva".
La fuerza aérea Americana y Británica opera sobre Irak en lo que sus gobiernos denominan "zonas de vuelo restringidas". Eso significa que sólo ellos y sus aliados pueden volar allí. Las áreas designadas están al norte, en torno a Mosul, en la frontera con Turquía, y justo al sur de Bagdad, en la frontera con Kuwait. Los gobiernos de EU y Gran Bretaña insisten que las zonas de vuelo restringido son "legales", y sostienen que serían parte de, o que están supuestas por la Resolución 688 del Consejo de Seguridad.
Hay una cantidad de neblina en torno a esto, de la clase que genera el Foreign Office cuando se discuten sus posiciones. En ninguna resolución del Consejo de Seguridad hay referencias a zonas aéreas de exclusión, lo que sugiere que no tienen base alguna en la ley internacional.
Fui a París y le pregunté al Dr. Boutros Boutros-Ghali, el Secretario General de las UN en 1992. cuando se pasó esa resolución. "El tema de zonas con exclusión no se alzó y no se debatió: sobre eso no hay una sola palabra", dijo. "No se ofrece ninguna legitimidad a los países que envían sus flotas aéreas a atacar a Irak". "¿Y eso significa que esos vuelos son ilegales?", pregunté. "Son ilegales", respondió.
La escala del bombardeo en las zonas de exclusión es asombrosa. Entre julio de 1998 y enero del 2000,la fuerza área y la aviación naval americanas realizaron 36 000 incursiones sobre Irak, que incluyeron 24 000 misiones de combate. Sólo en 1999, la aviación americana y británica descargó más de 1800 bombas sobre 450 objetivos. El costo de esto para los pagadores de impuestos británicos, fue de 800 millones de libras.
Hay bombardeos casi todos los días. Es la más extensa campaña aérea anglo-americana desde la Segunda Guerra Mundial, y sin embargo pasa ignorada por la media británica y americana. En un raro reconocimiento, el New York Times reportaba: "Los aviones de guerra americanos metódicamente, y virtualmente sin discusión pública, han estado atacando a Irak... los pilotos han volado más de dos tercios que las misiones que realizaron sobre Yugoslavia, en 78 días de veinticuatro horas en ese lugar."
El propósito de las zonas de exclusión aérea, de acuerdo a los gobiernos norteamericano y británico, es proteger a los kurdos en el Norte y a los Chi’a en el sur contra las fuerzas de Saddam Hussein. Dice Tony Blair que los aviones están realizando una "labor humanitaria" que "dará a las minorías la esperanza de libertad y el derecho a determinar sus propios destinos".
Como gran parte de la retórica de Blair sobre Irak, esto es simplemente falso. En el norte kurdo del Irak yo entrevisté a una familia que había perdido a su abuelo, a su padre y a cuatro hermanos y hermanas cuando un avión de la "coalición" picó bombardeándolos a ellos y a las ovejas que cuidaban. El ataque fue investigado y verificado por Hans Von Sponeck, que viajó especialmente desde Bagdad. Docenas de ataques similares –a pastores, agricultores y pescadores—están descritos en un documento preparado por la Sección de Seguridad de las UN.
Los EU enfrentan "un genuino dilema" en Irak, reportó el Wall Street Journal. "Después de ocho años de estar imponiendo la zona de exclusión en Irak, quedan muy pocos objetivos militares. "Le hemos dado hasta el último retrete", declara un oficial de los EU. "Puede que quede algo, pero es muy poco".
Todavía quedan niños. Murieron seis niños cuando un misil norteamericano dio en Al Jumhoria, una comunidad en la parte más pobre del área residencial de Basora: 63 personas quedaron heridas, un número con fuertes quemaduras. "Daño colateral", dijo el Pentágono. Caminé por la calle donde el misil había impactado unas pocas horas atrás, había seguido la línea de las casas, destruyendo una tras otra. Me encontré con el padre de dos hermanas, de 8 y de 10 años, que habían sido fotografiadas por un fotógrafo de bodas poco antes del ataque. Están en sus ropas de noche, una con un moño en el pelo, sus cuerpos enterrados entre los escombros de sus casas, en donde habían sido bombardeadas a muerte en sus lechos. Estas imágenes me persiguen.
Volé a Nueva York para una entrevista con Kofi Annan, el Secretario General de las UN. Parece un hombre extrañamente apocado, con un voz débil, casi inaudible.
"Como Secretario general de las Naciones Unidas, que impone el bloqueo a Irak", le pregunto, "¿qué le dice a los padres de los niños que están muriendo?" Su respuesta fue que el Consejo de Seguridad estaba considerando "sanciones inteligentes", que "apuntarán a los líderes" en vez de actuar como "un instrumento ciego que impacta en los niños". Le dije que las UN se habían fundado para ayudar al pueblo, y no para lastimarlo, y replicó: "Por favor, no nos juzgue por lo que ocurre en Irak".
Caminé a las oficinas de Peter Van Walsum, embajador de Holanda en las NU, y presidente del Comité de Sanciones. Lo que me impresionó en este diplomático con poderes de vida y muerte sobre 22 millones de gentes que estaban al otro lado del mundo fue que, como los políticos liberales de Occidente, parecía sostener siempre dos pensamientos opuestos en su cabeza. Por un lado, habló de Irak como si allí todo el mundo fuera Saddam Hussein; y por el otro, parecía creer que la mayoría de los iraquíes eran víctimas, mantenidos como rehenes por la intransigencia de un dictador.
Le pregunté por qué la población civil debía ser castigada por los crímenes de Saddam Hussein. "es un problema difícil", replicó. " Usted debe darse cuenta que las sanciones son una de las medidas curativas que tiene a su disposición el Consejo de Seguridad... y obviamente lastiman. Son como medidas militares." "Y a quién lastiman?". "Bueno... ese , por supuesto, es el problema... pero eso mismo sucede en las operaciones militares, se tiene el eterno problema del daño colateral". "Entonces, una nación entera puede se daño colateral?". "No, lo que digo es que las sanciones pueden tener efectos similares. Esto tenemos que estudiarlo más adelante."
¿Usted cree que la gente tiene derechos humanos no importando donde vivan o bajo cuál sistema?"-le pregunto. "SI"... "¿Y esto no significa que las sanciones que Ud. impone son violatorias de los derechos de millones de gentes?" "está también documentado que el régimen iraquí ha cometido muy serias infracciones a los derechos humanos, o no?"...
"No hay duda de eso", le dije. "Pero cuál es la diferencia en principio entre las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen y las causadas por su comité?". "Ese es un tema muy complejo, Mr. Pilger".
¿Qué les dice a aquéllos que describen las sanciones que han causado tantas muertes como "armas de destrucción masiva", tan letales como armas químicas?" . "No creo que esa sea una comparación adecuada". "¿Es la muerte de medio millón de niños, destrucción en masa?" "No creo que esta sea una comparación adecuada. Estamos hablando acerca de una citación causada por un gobierno que invadió a su vecino y que tiene armas de destrucción masiva".
"Entonces, ¿por qué no hay sanciones contra Israel, que ocupa la mayor parte de Palestina y ataca al Líbano casi todos los días de la semana? ¿Porqué no hay sanciones contra Turquía, que ha desplazado a tres millones de kurdos y causado la muerte de 30 000 de ellos?". "Bueno hay muchos países que hacen cosas que no nos gustan. No podemos estar en todas partes. Le repito, esto es muy complejo". "¿Cuánto poder tiene Estados Unidos sobre su comité?". "Nosotros operamos por consenso". "¿ que pasa si los americanos objetan?". "No operamos."
Hay pocas dudas de que si Saddam Hussein ve una ventaja política en hambrear o eliminar a su pueblo, la aprovechará. Sería muy sorprendente que mirara más allá de si mismo, de su círculo interior, sobre todo de su aparato militar y de seguridad.
Sus palacios y fantasmas, como sus retratos, están en todas partes. Pero, al revés de otros tiranos, no sólo sobrevivió, sino que antes de la Guerra del Golfo gozó de una medida de popularidad ganándose a su pueblo con los beneficios del ingreso petrolero. Habiendo exiliado o asesinado a sus oponentes, más que ningún otro líder árabe usó las riquezas del petróleo para modernizar la estructura civil, construir hospitales de primera, escuelas y universidades.
De esta manera crió una relativamente amplia, saludable, bien alimentada y bien educada clase media. Antes de las sanciones, los iraquíes consumían más de 3000 calorías diarias, 92 % del pueblo tenía agua saludable y el 93% tenía acceso a servicios de salud gratuitos. El alfabetismo era uno de los más altos del mundo, cercano al 95%. De acuerdo con la Unidad de Inteligencia del Economist, "el estado de bienestar iraquí era, hasta muy recientemente, el más completo y generoso del mundo árabe".
Se dice que el único verdadero beneficiado con las sanciones es Saddam Hussein. El ha usado el embargo para centralizar el poder del estado, y reforzar su control directo sobre las vidas de las gentes. Ahora, con la mayoría de los iraquíes dependiendo del sistema estatal de racionamiento, es impensable la existencia de un disentimiento político. De todas maneras, para la mayoría de los iraquíes, esto se cancela ante el agravio y la rabia que sienten hacia el enemigo externo, los gobiernos occidentales.
En la sociedad relativamente abierta y pro-Occidental que existía en el Irak de antes de 1991, siempre existió la posibilidad de un alzamiento, como las rebeliones kurdas y Chía que se presentaron ese año. En el estado de sitio de este tiempo, no hay ninguna. Este es el logro no entonado del bloqueo anglo-americano.
El bloqueo de Irak debe ser levantado por la simple razón de que es inmoral, con consecuencias inhumanas. Cuando eso ocurra, dice el antiguo inspector de armas Scott Ritter, "los inspectores regresarán a Irak y completarán su mandato, que será reconfigurado. Originalmente fue diseñado para un desarme cuantitativo, para dar cuenta de cualquier tuerca, clavo, tornillo, botella, documento que exista en Irak. En la medida en que Irak no dio cuenta de eso, no hubo cumplimiento y no hubo progreso.
"Deberíamos cambiar ese mandato hacia un desarme cualitativo. ¿Tiene hoy día Irak un programa de armas químicas? No. ¿Tiene un programa de misiles de largo alcance? No, ¿Un programa nuclear? No. ¿Biológico? No. ¿Está Irak desarmado cualitativamente? Si. Y entonces nos concentraremos en monitorear que Irak no reconstruya esas capacidades.
Aún antes de las maquinaciones en el Consejo de Seguridad en Octubre y Noviembre del 2002, Irak ya había aceptado el regreso de inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Mientras escribo esto, una nueva resolución, fue forzada en el Consejo de Seguridad por la administración Bush mediante la corrupción y la coerción, que llevó a un contingente de inspectores en armas a trabajar en Irak. Dirigidos por el diplomático sueco Hans Blix, los inspectores tienen poderes extraordinarios, por ejemplo, el de requerir a Irak la "confesión" de si posee equipos nunca prohibidos por previas resoluciones. A pesar de un torrente de desinformación desde Washington y Whitehall, encontraron, como lo dijo uno de los inspectores, "zilch".
Un ataque se aproxima, y no tenemos el derecho de llamarlo una "guerra". El "enemigo" es una nación en donde casi la mitad de la población son niños, una nación que no nos ofrece ninguna amenaza y con la cual no tenemos conflictos. El destino de incontables vidas inocentes depende ahora de los vestigios de autorespeto entre la llamada comunidad internacional (no-americana), y en los periodistas libres que digan la verdad y no solamente canalicen y hagan eco de la propaganda del gran poder.
Pocas veces se cita la Resolución 687 de Seguridad de las Naciones Unidas, que estableció el embargoi en Irak y en donde también se dice que el desarme de Irak sería un paso " hacia el establecimiento en el Medio Oriente de una zona libre de armas de destrucción masiva..." En otras palabras, si Irak entregaba sus armas del Juicio final, también debería hacerlo Israel. Después del 11 de septiembre del 2001, estar atacando permanentemente a Irak, mientras se hace la vista gorda a Israel, nos daña a todos.
En mi última noche en Irak, fui al Rabat may, en el centro de Bagdad, a escuchar un concierto de la Orquesta Nacional Iraquí, quería entrevistar a su director, Mohammed Amin Ezzat, cuya tragedia personal resume el castigo de este pueblo. Dado que el servicio de luz es tan intermitente, los iraquíes se han visto obligados a usar lámparas de kerosene para iluminarse, calentarse y cocinar, y éstas frecuentemente explotan. Eso fue lo que le ocurrió a Jenan, la esposa de Mohammed Amin Ezzat, que quedó envuelta en llamas.
"Vi a mi mujer quemarse completamente ",dijo,"me arrojé sobre ella tratando de extinguir las llamas, pero no hubo caso. Ella murió. Y yo quisiera haberme muerto con ella". Y subió al podium , con su brazo izquierdo horriblemente quemado, inmóvil, con los dedos fundidos, pegados.
La orquesta tocaba la Suite Cascanueces de Tchaikovsky, y hubo un extraño desafinamiento. Las flautas faltaban a los clarinetes y las cuerdas a los violines. "No las podemos traer de fuera", dijo. "Alguien decretó que no estaban permitidas". Las anotaciones musicales están raídas, como viejos pergaminos. Los músicos no pueden encontrar papel.
Sólo quedan dos miembros de la orquesta original, los otros han seguido el largo camino hacia Jordania o más allá. "No se los puede culpar", me dijo. "El sufrimiento en nuestro país es demasiado grande.¿Pero por qué no se detiene todo esto?"
Esta misma pregunta se la hice a Denis Halliday, una tarde en Nueva York. Estábamos en el gran teatro modernista que es la Asamblea General de las Naciones Unidas. "es aquí donde se representa al mundo real", dijo.
"Un estado, un voto. Al revés, el Consejo de Seguridad tiene cinco miembros permanentes con derecho a veto. Alli no hay democracia. Si el tema de Irak hubiera sido llevado a la Asamblea General, habría sido rechazado por una inmensa mayoría.
"Debemos cambiar a las Naciones Unidas, para reclamar lo que es nuestro. El genocidio en Irak es una prueba de nuestra voluntad. Todos nosotros debemos romper el silencio: y hacer responsables a esos de Washington o Londres, y conscientes de que la historia los aplastará."
Este es una traducción especial para Globalización, de un extracto editado del libro de John Pilger, "Los nuevos gobernantes del mundo", que se publica el próximo mes en ed. Verso.Versión en inglés en Independent:
http://news.independent.co.uk/world/middle_east/story.jsp?story=380738