Adam Smith ("La riqueza de las naciones")
Imagine Ud. a un hombre (A) que guarda un fuerte antipatía hacia otro hombre (B) que vive en un barrio vecino. A siente que B es su enemigo (aunque se sabe que alguna vez ambos estuvieron ligados por negocios comunes) y que lo perjudica o podría perjudicarlo en sus proyectos. Cada cierto tiempo A golpea y humilla a B con cualquier pretexto, aun sabiendo que ello produce malestar entre los pobladores del barrio vecino e incluso entre los de su propio barrio. Un día A irrumpe en el domicilo de B armado de bombas, granadas, pistola y ametralladora y procede a destruir la casa y balear a sus habitantes. Cuando se le pregunta a A porqué llevó a cabo tal brutalidad, éste responderá: "tengo información de que este maldito B andaba en busca de una pistola para atacarme a mí y a otros vecinos de mi barrio, entonces, tal como además yo lo había oportunamente anunciado, decidí a actuar preventivamente contra el".
Nuestro lector habrá sin duda rápidamente entendido que en este pequeño relato A representa a Estados Unidos y B a Irak. Según Bush y sus adlateres, es necesario arrasar con Saddam Hussein y su regimen porque en Irak se hacen esfuerzos por construir armas de destrucción masiva. Primero, esto no ha sido demostrado en absoluto. Segundo, tales armas las poseen sin duda los EE.UU. y seguramente muchos de sus aliados. India, Pakistán e Israel, por nombrar algunos, poseen la bomba atómica. Se sabe que Israel, buscando la manera de destruir masivamente a los palestinos sin tocar a su propia población judía, trabaja en la fabricación de armas tan siniestras como una que haría posible asesinar selectivamente a un sector de la humanidad en función de su constitución racial (¡Cuan lamentable resulta constatar que hoy el rasgo más sobresaliente del pueblo judío pueda ser evocado por el mundo bajo la forma, no de una nación, sino de una especie de base militar norteamericana enclavada en territorios que pertenecen a los palestinos, convertidos ahora en los judíos de los judíos ). A Bush no se le pasa por la cabeza sin embargo atacar a uno de estos paises. Tampoco piensa en atacar a China, ese inmenso pais en el que sin duda se fabrican muchas armas de todo tipo y que no despierta la simpatía del gobierno norteamericano, pero que constituye sin duda un hueso demasiado duro de roer. Otro tanto puede decirse de Rusia.
Irak, no representa ningún peligro particular para EE.UU. Es un país que se encuentra muy debilitado por la desproporcionada ofensiva a la que se vio sometida durante la "guerra del Golfo", en la que se presume que murieron alrededor de quinientos mil irakies, incluyendo ancianos y niños inocentes, que perdió la mayor parte de sus ejércitos y su armamento, y que ha seguido siendo agredido periodicamente por Bush y Blair. Los norteamericanos, esos ingleses expatriados que obtuvieron los territorios que actualmente ocupan gracias a la política colonialista de Inglaterra y al exterminio de los indios que allí vivian y que además se apropiaron de parte del territorio de Mexico, consideraron ahora que la anexión de Kuwait (que fue definida por algunos como la única empresa petrolera con representación en las Naciones Unidas) por Irak era razón suficiente para descargar sobre este país toda la terrible fuerza de destrucción con que cuentan. ¿Porqué?
Bush padre atacó a Irak porque en algún momento dejó de serle incondicional y se convirtió en una amenaza sobre los intereses petroleros de EE.UU. en la región. Bush hijo planifica una nueva guerra con Irak por el petróleo y por... la guerra. El 11 de Septiembre de 2001, las Torres Gemelas fueron totalmente destruidas y el edificio del Pentagono fue parcialmente destruido por grupos terroristas muy bien organizados pertenecientes, por lo que se puede suponer, al grupo Al Qaeda (en cuya génesis participó como se sabe activamente EE.UU. como parte de sus esfuerzos por debilitar a la U.R.S.S.). Fue la ocasión para que el Gobierno norteamericano encabezado por Bush iniciara una guerra sin fecha de termino contra un terrorismo no muy bien delimitado, que estaría cobijado por otra entidad fantasmática: el "eje del mal", de la que hacen parte varios paises que no cuentan con la confianza de Bush y sus amigos y que tarde o temprano también pueden ser agredidos. La "guerra fría" quedó en el pasado, pero como pareciera que el capitalismo necesita de la guerra para sobrevivir, no quedó más remedio que inventar otra. La otra cara de la moneda capitalista es la guerra. Tal como ha sucedido en el pasado, la guerra es concebida por la pobre imaginación de los dirigentes occidentales como la única forma de salir de una nueva crisis económica mundial que cada día se profundiza un poco más. Mientras más baja el valor de las acciones más aumenta la amenaza de los "enemigos de la libertad".
Todos sabemos lo que pasará. Estados Unidos y sus aliados, entre los cuales por supuesto en primer lugar Inglaterra, llevará a cabo su "guerra preventiva" (última invención del nuevo imperialismo) contra Irak, así como lo hizo en Afganistán. Posiblemente Hussein, la bete noire de Bush, será asesinado y su gobierno destruido. Ello a costa de niveles alucinantes de destrucción de vidas y de bienes (como dijera cínicamente un alto responsable del gobierno norteamericano refiriéndose a los centenares de miles de muertos que dejó en Irak la guerra del Golfo: "es un precio que estamos dispuestos a pagar". Recordemos que EE.UU. prácticamente no tuvo bajas en esa guerra, como no sean aquellas que más tarde aparecieron debido a la siniestra composición semi-radioactiva de las armas que ellos mismos utilizaron). Seguramente un gobierno títere vendrá a remplazar al actual. El declinante apoyo popular de Bush volverá a remontar. Los republicanos mejorarán considerablemente sus expectativas electorales, la Bolsa tendrá un repunte y nuevamente los negocios prosperarán... por un tiempo.
En las actuales condiciones, incluso con una guerra en Irak, no parece haber solución efectiva y duradera para la crisis del capitalismo financiero neoliberal globalizado. Se trata de un sistema económico inviable, puesto que deprime la inversión productiva, se confina en la especulación financiera, destruye el empleo y los salarios, erosionando con ello la demanda y, en consecuencia, acaba con la propia dinámica del sistema. Cada día que pasa cunde la miseria en el mundo, al mismo tiempo que la riqueza se acumula en manos de unos pocos. Es un mundo de pobreza en el que existen algunos bolsones de riqueza (la llamada hiperburguesía). Y a nivel de la situación interior de los paises ocurre otro tanto. Se trata además de una riqueza en gran parte ilusoria, puramente monetaria. Así, por ejemplo, se vió que cuando estalló, a principios del 2000, la burbuja inflada en torno a las acciones de las empresas tecnológicas en EE.UU. sobrevino lo que se llamó el e-crash, que demostró que el valor real de esas empresas no llegaba ni siquiera a la mitad del valor nominal de sus acciones. Y se supone que en esas acciones están contenidos los ahorros que los trabajadores depositan en las instituciones administadoras de fondos para su jubilación.
¡Se entra así en un sistema donde hay una población cada vez más vieja con un cada vez menor poder adquisitivo en una economía basada en el consumo! Las aventuras bélicas de los lideres del "mundo libre" difícilmente podrán modificar la tendencia históricamente ineluctable hacia la crisis total del modelo neoliberal. No podemos saber cual será la política económica que sucederá al neoliberalismo, pero si no se trata de una política que ponga lo social como primera preocupación de la economía, sólo podrá ser el comienzo de un nuevo fracaso.
Durante siglos, desde los comienzos del proceso de expansión capitalista en Europa, las naciones se fueron las unas sobre las otras en una sucesión de guerras agotadoras. El Tratado de Westfalia en 1648 introdujo un cierto orden en las relaciones internacionales que se rompió dramáticamente en el siglo XX con el estallido de la primera guerra mundial. El fracaso de una nueva institución, la Sociedad de las Naciones, por traer la concordia al mundo condujo a una segunda guerra mundial y al despliegue de fuerzas destructivas colosales. Terminada la guerra, el contrapeso introducido por el fortalecimiento del Pacto de Varsovia y la labor de la Organización de las Naciones Unidas, permitieron un periodo de paz relativa durante cincuenta años. Ese periodo parece estar ahora llegando a su termino. El llamado "bloque del Este" ya no existe y la O.N.U. cada día se transforma más en una institución decorativa. Las dificultades económicas crecientes del sistema hegemonizado por EE.UU. y la disminución de la rentabilidad esperada en las actividades de acumulación capitalista, empujan imperativamente a un quiebre friamente provocado del equilibrio internacional en vistas a un reordenamiento geopolítico más favorable a los intereses de los grandes capitales. La finalidad de estos proyectos es la misma de siempre: seguir aumentando la ingerencia de los estados más poderosos del mundo en las orientaciones sociales, políticas y culturales en las regiones y países de la periferia del sistema con el propósito de optimizar su adecuación al cumplimiento de sus intereses.
Hoy día el mayor peligro se encuentra en la posibilidad de que EE.UU. y sus aliados estimen oportuno transformar la imaginaria "guerra contra el terrorismo" (que no es otra cosa que el ejercicio de su propio terrorismo) en un intento por dar vida a un nuevo imperio colonial, basado en el despliegue global de sus ejércitos, la multiplicación y fortalecimiento de sus bases militares, la intervención militar directa en aquellos lugares que estimen necesario, el ejercicio de una violencia ilimitada (de la cual los "contenedores de la muerte" en Afganistán y los campos de exterminio como el de Guantanamo son las primeras manifestaciones), el sometimiento de las poblaciones y el establecimiento de una verdadera "carcel de los pueblos". La aplicación de un proyecto de esas caracteristicas sí que podría ser el inicio de una verdadera guerra de consecuencias desastrosas. Las armas están en nuestros días tan diseminadas y globalizadas como las finanzas. Pero ya no se trata de rifles y cañones como en los tiempos del viejo colonialismo. El mundo ha visto lo que un grupo de hombres decididos y fanatizados, que suponen estar defendiendo su dignidad, puede llegar a hacer hoy en materia de destrucción, y ello sin recurrir aun al uso de armas sofisticadas, las que sin embargo se encuentran a su alcance. No necesariamente en Irak, pero sí en otros países que fácilmente puden pasar de ser aliados de EE.UU. a ser sus peores enemigos, en función de las circunstancias.
Quienes decidan ignorar lo que representa como un verdadero chantaje, no necesitan guardar ninguna simpatía por Saddam Hussein para estar en desacuerdo total con Bush. La política norteamericana se orienta ya en un sentido indeseable incluso para muchos de aquellos que se consideran sus aliados, particularmente en Europa. Se trata de una política unilateral e irrespetuosa de las posiciones del resto de la comunidad internacional. De manera soberbia e irresponsable, EE.UU. desconoce los acuerdos internacionales en materia de protección del medio ambiente, lucha contra la pobreza, seguridad, justicia, desarme y mantención de la paz, etc. La Organización de las Naciones Unidas, aquella institución que en algún momento fue considerada por muchos como el embrión de un gobierno mundial y la garantía de una evolución hacia una comunidad mundial basada en la paz, la cooperación entre los pueblos y la superación de la pobreza, está siendo desconocida, desautorizada y desfinanciada por EE.UU. y algunos de sus aliados. Por ese camino se avanza sin duda hacia la conformación de un escenario mundial cada vez más incierto y más lleno de contradicciones, desigualdades y violencia. La gran interrogante es si existirán aun en la tierra fuerzas constructivas capaces de organizarse para proteger la civilizacion... las civilizaciones.
J.Michell - 11 Septiembre 2002