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¿POR QUÉ FRACASA LA ESTRATEGIA DEL FMI EN BRASIL?

Héctor Vega (§)

Brasil se debate en ese desafío mayor al cual están enfrentadas las economías emergentes: alcanzar un crecimiento sostenido de largo plazo en el marco de presiones externas coyunturales de corto plazo. Al igual que otras naciones latinoamericanas, Brasil recibe la asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI), con lo cual se ha transformado en un deudor importante de la organización. EE.UU. es la cabeza del cartel crediticio internacional cuyo brazo financiero es el FMI. EE.UU. es el principal deudor del mundo (y Japón su principal acreedor). Su palanca de crecimiento es el endeudamiento. Su déficit en cuenta corriente ha alcanzado un record histórico de 4.5% del PIB, esto es, US$446 mil millones. Se ha comentado que si su déficit se redujera a la mitad podría considerarse que más de US$200 mil millones estarían disponibles para el financiamiento de las economías emergentes. Su mercado accionario es el más grande del mundo, así como su capacidad de endeudami ento. La apertura de su economía lo convierte en el gran manager de la globalización. Por su peso específico y las convicciones de sus dirigentes políticos impone su modelo al resto del mundo. Brasil, novena economía mundial, 170 millones de habitantes, no ha logrado superar dos problemas cruciales: el empleo y la pobreza. En Brasil conviven dos economías. Una, de gran diversidad de industrias nacionales modernas, de alta tecnología, orientadas hacia la exportación, y otra informal de las urbes y de la economía campesina. En el largo plazo, ese modelo de desarrollo no es viable; es más, la inversión extranjera en los sectores modernos de la economía no asumirá los costos de los problemas sociales.

1. El Plan Real: Etapas de una intervención. Las inversiones de largo plazo son parte de un modelo de crecimiento sostenido, así como la política monetaria y cambiaria capaz de resolver los arbitrajes (trade off) que implican las presiones externas coyunturales de corto plazo. El Plan Real (puesto en marcha entre Junio de 1993 y Julio de 1994) es un plan de estabilización que busca resolver los desequilibrios clásicos en las cuentas del gobierno - principal causa de la inflación brasileña - y establecer un patrón permanente de control de los precios relativos en la economía: la URV. A partir del 1 de Julio de 1994, la URV toma el nombre de Real y es instituida como moneda.

Para estabilizar los nuevos equilibrios reales y monetarios, y con ello iniciar un proceso sostenido y dinámico de acumulación se necesitaban fuentes externas de capital. Por la magnitud de los recursos comprometidos, el cartel crediticio EE.UU/FMI estaba involucrado, conceptual y financieramente. Máxime cuando las expectativas de las economías aparecen manejadas por señales que provienen de negociaciones con el FMI. Se adoptó entónces una política de apertura comercial, de privatizaciones, un tipo de cambio y de tasa de interés funcionales al proceso de acumulación que se instauraba. En otras palabras, el Plan Real siguió la lógica propia a los planes patrocinados por el FMI: políticas monetarias y cambiarias, orientadas a efectuar transformaciones de fondo en la economía real. La palanca operacional entre ambas políticas eran las privatizaciones.

El primer paso consistió en el control de la inflación. Meta que se logró en una Primera Etapa, a través del alza en las tasas de interés (lo cual redujo la demanda interna); la entrada de capitales y por consiguiente la apreciación real de la moneda (lo cual abarató las importaciones, pero redujo la competitividad de las exportaciones) y un incremento de la deuda pública. Como resultado se aliviaron las presiones sociales pero se asumieron costos que se suponía debían equilibrarse en el futuro con avances en el sector real de la economía.

En una Segunda Etapa, se establece una carrera por crear fuentes internas de capital; situación que en el corto plazo no pudo ser manejada, quedando como único instrumento de política económica la tasa de interés para atraer capitales externos. El período 1995/1996 es un período de gran atracción de capitales hacia los mercados emergentes del sudeste asiático (el optimismo que precede las crisis, en este caso la crisis asiática) con lo cual las tasas de interés tienden a subir. De allí la tendencia que fragiliza la economía con déficits en la Balanza de Pagos y la Balanza Comercial. Sin dinamismos en el mercado interno, se crean desequilibrios con un tipo de cambio inadaptado para resolver el problema de acumulación de capitales. Sin embargo, las dependencias externas creadas con la apertura ya están internalizadas en la economía. Es la época de instalación de las transnacionales en Brasil que ocupan los espacios dejados por las empresas nacionales en quiebra. Su caracterí stica es la utilización de cantidades apreciables de insumos importados y cuantiosas remesan de utilidades al extranjero. Los resultados son negativos tanto desde el lado de la balanza de pagos (saldo en cuenta corriente y endeudamiento del sector privado no bancario) como el equilibrio fiscal (debido esencialmente a las numerosas excenciones de impuestos) y la escasa generación de empleo. Por eso, en una Tercera Etapa, las reservas del Banco Central se liquidaron para salvaguardar el poder de compra de la moneda nacional. La única forma de evitar la devaluación fue el alza de la tasa de interés.

La Cuarta Etapa es la constatación de un déficit público elevado y una deuda pública en rápido crecimiento. La defensa del Real y los escasos resultados macroeconómicos obtenidos con la implantación de las transnacionales y la privatización, previos a la crisis asiática, determinaron una línea de defensa ordoxa. Preocupaba esencialmente definir una política de reducción de gastos e incremento de ingresos, limitados estos últimos por serias restricciones del sistema impositivo y reducido aporte de las privatizaciones. En el mediano plazo se buscaba la reestructuración productiva. Las urgencias de la crisis privilegiaron las políticas monetarias y fiscales orientadas a los equilibrios del corto plazo y la credibilidad de los mercados financieros en un período de escasa liquidez y cierre de los mercados tradicionales de exportación. Prioridad esencial fue la búsqueda de un superávit fiscal primario para enfrentar los mayores pagos de interés. Agreguemos en el plano interncion al, la crisis en Rusia y la caída del precio de las materias primas lo cual agravó las cuentas externas. En una situación de fluidez del mercado externo de capitales y de expansión la opción correcta habría sido el incremento de las tasas de interés externa y activa interna. En condiciones de crisis lo adecuado era bajar la tasa de interés. Primó la ortodoxia del Fondo que centró parte importante de su estrategia, equivocadamente, en el alza de la tasa de interés por temor a la pérdida de reservas internacionales. Con ello se neutralizaba el resto del programa de medidas a saber, la búsqueda de un tipo de cambio adoptado a las necesidades de importaciones de la economía real y la política de mantener la competitividad en las exportaciones.

Sin reactivación no era posible lograr un superávit primario, por ello, el FMI resuelve en el último trimestre de 1998 intervenir con US$41.000 millones, que conjuntamente con las altas tasas de interés imperantes podía evitar una devaluación fuera de control. Se apostaba a la estabilización a costa del crecimiento autosostenido. Liquidado ese primer objetivo, quedaba la meta de mejorar el saldo en cuenta corriente con un instrumento de política económica, a saber el tipo de cambio. En una situación de crisis, con salida de capitales de corto plazo y de reservas internacionales (diciembre de 1998) ese instrumento no podía funcionar a menos que se estableciese una flotación total. Lo cual sucede en 1999, cuando el gobierno anuncia la ampliación de la banda de flotación cambiaria, pasándose después de dos días a la libre flotación. La devaluación, en dos meses, había variado entre 40% y 60%. Lo cual pone a la economía en la vía de pensar en el corto plazo plazo los problemas del mediano largo plazo, y que se habían eludido en los duros días de los ajustes producidos durante la crisis asiática. La devaluación trae como consecuencia nuevos precios relativos y por lo tanto nuevos términos de competitividad para la economía.

2. Lecciones dejadas por las intervenciones del FMI. La intervención del Fondo pretende resolver problemas de equilibrio monetario y fiscal, los cuales, según el modelo permitirían fijar un nivel de demanda efectiva, lo cual a su vez conduciría a una utilización más racional y ampliación de la capacidad productiva, con efectos sobre el crecimiento de las exportaciones y el equilibrio de la Balanza de Pagos. El ejercicio de este modelo (de estabilización y ajuste) a dos variables - tasa de interés y tipo de cambio - busca satisfacer magnitudes contables (recursos monetarios disponibles y utilización de estos) sin plantearse ecuaciones de comportamiento con relación directa a los problemas de la economía real. Han pasado casi tres años de este programa de estabilización y ajuste y es hora de interrogarse sobre las repercusiones en las decisiones de los agentes externos e internos de la economía y especialmente del Estado. El nuevo préstamo por US$30.000 mill ones, no es sino consecuencia de programas monetarios sin abordaje de problemas estructurales de la economía. Despojado de sus atribuciones soberanas, el Estado no tiene otro camino que entrar en la lógica financiera excluyente del modelo del FMI. El modelo supone en su coherencia teórica, y en ausencia de recursos financieros internos, la presencia de fondos externos. En la práctica se constata, en el curso del año 2002, la disminución de dichos fondos y su reemplazo por IED cuya tendencia es a la baja. Esta situación tuvo importantes repercusiones en la economía interna. De allí surge el recurso de Brasil a desembolsos de créditos del Fondo Monetario por un monto de US$10.000 millones que fueron destinado a reservas internacionales. La inversión se contrajo de manera significativa, situándose Brasil (-8,4%), conjuntamente con Argentina (-46,1%) y Uruguay (-34%) como una de los tres economías más afectadas de América Latina. Altas tasas de interés por el descuento en el mercado secu ndario de los títulos brasileños, muestran una situación de encarecimiento del crédito, lo cual se refleja además en el alza del indicador de riesgo en más de 100 punto en el segundo semestre de 2001. Determinante en la caída de flujos externos es que el proceso de liquidación de activos existentes llega en varios países del área a su término. La fuerte dependencia del comercio intrarregional hizo que cayeran las exportaciones brasileñas de manufactura a Argentina en una cuarta parte. La caída de la actividad económica fue determinante en la dramática en las impotaciones de Brasil, alrededor de una cuarta parte. En este contexto los agentes económicos restringen sus gastos. Es el caso del Estado y los inversionistas. La actitud de estos últimos se refleja en los flujos financieros destinados a los mercados nacionales de capital. CEPAL, estima la caída del índice de precios en las bolsas locales en 7,2%, cifra calculada sobre la base del índice de precios mundiales de la Corporación F inanciera Internacional. Según el estudio "Brasil, Chile, y Venezuela, entre otros países, muestran una disminución más marcada, mientras en Argentina continuaba la pronunciada caída que se inició en el segundo trimestre del 2000" (Ibidem, p.21). En conclusión, agotadas las fuentes de financiamiento externo, instrumento exógeno al modelo de intervención monetaria y cambiaria del Fondo Monetario, deben buscarse otras fuentes y otro modelo anticíclico.

3. El "regionalismo desglobalizado" una alternativa en el mediano plazo. En el corto plazo el FMI es un socio con el cual se adquirieron ciertos compromisos que deben ser cumplidos. Sin embargo, precisemos, que en el contexto actual de crisis global, con un régimen de flotación cambiaria y multilateridad de los intercambios, el papel del FMI no es sino una alternativa, entre otras, para resolver la contingencia del corto plazo (tasas de cambio, déficit fiscal y en cuenta corriente, etc.). En el mediano plazo estas contingencias pueden ser resueltas por el Estado brasileño, y la asistencia financiera del FMI resulta absolutamente prescindible. Este argumento se hace cargo de un hecho que domina las finanzas mundiales del siglo XXI. Las finanzas (léase endeudamiento) están interrelacionadas con comercio e inversiones. Los costos directos, transmitidos a través del comercio reflejan políticas cambiarias no concertadas. En un cuadro de activo comercio intrarre gional, las sucesivas devaluaciones entre socios comerciales, pueden llevar a reducir la capacidad exportadora de todos los países de la región. No son precisamente las condicionalidades del FMI que asegurarán un blindaje a la volatilidad de los flujos de inversión y el comercio. No existen formas verdaderamente eficaces de controlar los flujos de inversiones de portafolio El FMI está muy consciente de esa situación y sólo busca una vigilancia mitigada, sacrificando con ello su ortodoxia libremercadista y reconociendo implícitamente que hay otras tareas de mayor significación en la estabilidad de las economías, a saber las tasas de cambio. En su estrategia macroeconómica el gobierno de Brasil reconoce este hecho. Por eso se ha impuesto el régimen de libre flotación, lo cual no obsta para financiar la intervención del Banco Central, dentro de ciertos niveles mínimos de reservas internacionales, por lo demás acordados en el programa con el FMI. Solución pragmática correcta que evita fl uctuaciones desmesuradas en economías abiertas. Inmerso en la lógica del Fondo, el Estado debe cumplir con sus compromisos lo cual no obsta para construir, hoy, la base de una política de mediano plazo. Ese nuevo programa es la política integracionista. En las condiciones actuales los resultados de ese programa de acción se inscriben en un horizonte de mediano y largo plazo. Valga aquí un recuerdo histórico. En la posguerra la quimera eran los dólares. Hoy, la utopía no es tener más dólares sino el goce de una moneda común que permita la "desglobalización" de un grupo de economías donde la profundización de los intercambios, y en una etapa posterior, la integración sea posible. En el largo plazo, ese "regionalismo desglobalizado" debería conducir a acuerdos monetarios regionales. Esa fue la utopía europea, donde los primeros esfuerzos llevaron a una integración imperfecta, con la CEE desde 1948 y un espacio monetario que en 1968 contaba con sólo 60 millones de eurodólares, en 1978 co n 700 millones y en 1979 alcanzaba la autonomía con el ECU, para finalmente contar, a partir del 1 de Enero del 2002 con el EURO como moneda común. Para llegar a la Unión Monetaria, se recorrió un camino difícil. Es útil recordar que sucesivas devaluaciones entre los países que formaron la CEE en la década de los 70 desestabilizaron las economías que formaban parte del acuerdo. Experiencia que impulsó a concertar las políticas cambiarias y marchar posteriormente hacia la unión monetaria.

4. Latinoamérica y Estados Unidos. La economía brasileña, al igual que otras de Latinoamérica, sobrevive en un contexto de turbulencias cuyo origen es la economía estadounidense. Los escándalos de falsificación de resultados de importantes empresas de Estados Unidos (WorldCom, Enron, Global Crossing, Adelphia. Communications, Kmart, NTL, Finova, etc. ) crean una crisis de confianza en el mercado accionario de los Estados Unidos, a lo cual debe agregarse el déficit de cuenta corriente. El crecimiento de los Estados Unidos es cada vez menos sustentable pues por una parte el déficit en cuenta corriente, es decir, la brecha entre ahorro interno e inversión ha llegado a un record histórico máximo. Con lo cual se prueba que gran parte del crecimiento de los Estados Unidos se financia con fondos externos. La realidad es que la alta rentabilidad de las empresas (precisemos, después del fraude ya citado, excepto aquellas que afrontan juicios ante los tribunales ame ricanos) ha atraído este capital hacia los Estados Unidos y que las ganancias corporativas se mantienen en la medida que la economía crezca y eso sólo será posible si el gasto individual continúa. Ahora bien, los análisis demuestran que el mayor ingreso de las personas en la economía estadounidense proviene de las ganancias de capital materializadas; margen este último que representa una alta volatilidad en comparación con los salarios. El círculo vicioso que de allí se deriva aleja las posibilidades de un crecimiento sostenido de la economía estadounidense. La falsificación de resultados de importantes empresas de Estados Unidos crea una crisis de confianza en el mercado accionario de los Estados Unidos, lo cual profundiza los efectos del déficit en cuenta corriente. Esta situación nos lleva a buscar una solución de tipo regional donde se amortigüen los efectos del déficit en cuenta corriente y la búsqueda de superávit en la economía estadounidense. A raíz de la crisis de 1997 y 199 8, los países del Lejano Oriente ensayaron algunas vías financieras autonómicas que hoy en día pueden transformarse en instituciones regionales destinadas a evitar el desastre vivido en los años noventa. Este nuevo esquema permitiría desarrollar un regionalismo abierto al sistema global en que ambos podrían trabajar juntos. Los sistemas de alerta temprana y la reacción oportuna para prevenir la crisis, pueden desarrollarse con más facilidad en el nivel regional. En 1990, el Primer Ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, fue el primero en proponer un Grupo Económico Asiático (GEA), pero la idea no prosperó pues por un lado, se suponía un interés proteccionista en la iniciativa y por otra, Estados Unidos temía una iniciativa independentista del campo asiático.

5. Los espacios cerrados del comercio internacional. Lo que parece más difícil de resolver son los "espacios cerrados" del comercio internacional que atentan en gran medida al equilibrio de las balanzas de pago, sobre todo de economías pequeñas y abiertas. Dos tercios del comercio mundial está representado por el comercio intrafirma de las transnacionales, lo cual lleva mediante precios de transferencia bajos y costos altos a una maximización del beneficio global de la firma. El círculo de dificultades y frustraciones de las economías latinoamericanas, se cierra al considerar las formas clásicas de financiamiento de las balanzas de pago que son claramente insuficientes en coyunturas de crisis global (hoy en día permanentes): derechos especiales de giro del FMI, cláusulas de salvaguardia de los compromisos internacionales, colaboración entre los Bancos Centrales, medidas proteccionistas, acelerando una depreciación o bien impidiendo una apreciación, etc.,etc.

Cuando estas fórmulas tradicionales de solución han llegado al límite, conviene explorar convergencias propias en economías relativamente comparables en el ámbito latinoamericano. Crear espacios económicos regionales - Brasil ha propuesto el ALCSA – pero también se pueden multiplicar las Empresas Multinacionales en los acuerdos de integración, como se ha planteado en la Comunidad Andina (véanse las EMAs) o MERCOSUR, que crean condiciones para la captación de inversiones extranjeras; en fin, llegar a integraciones imperfectas, ó, integraciones parciales y sistemas o subsistemas de cambio, donde, en un espacio restringido, pueda imponerse una amplia multilaterización de consecuencias insospechadas en el terreno de la inversión, el endeudamiento o el desendeudamiento.

6. Conclusiones

Para Brasil, la primera tarea es la reestructuración de la deuda externa. Existe una concentración de los vencimientos de la deuda externa en plazos relativamente cortos. De mantenerse esa condición, el mercado podría forzar, en los montos en que el gobierno se endeuda, pagos de tasas de interés más importantes en los mercados financieros ("additional premium"). Para evitar situaciones que pudieran forzar una moratoria, es importante buscar una reestructuración negociada, desconcentrando los vencimientos en el corto plazo, lo cual significaría para el mercado financiero una verdadera póliza de seguro contra situaciones de no pago ("insurance policy against default on payment"). La importancia de los gestos se revela cuando en 1999 la obtención de resultados fiscales primarios más favorables permitió mejorar la gestión de la deuda pública. La Tesorería Nacional pudo volver a emitir títulos con tasas fijas de interés. De una participación en el mercado financiero de casi 56% de dichos títulos, cayó en marzo de 1999 a apenas 1.2%. Con el cumplimiento de las metas fiscales la Tesorería elevó su participación en noviembre de 1999 a 11.3%, elevando además a nueve meses el plazo promedio de los títulos, después de su caída a menos de cinco meses en la primera parte del año (CEPAL, 2000, Op. cit. p. 167).

Los programas del FMI no están adaptados para crear fuentes de acumulación. Fue creado para resolver problemas de Balanza de Pagos y de endeudamiento, de intercambios comerciales y de déficit de los presupuestos públicos. Su intención está más acá del Plan Marshall de la posguerra, donde con un monto de 15 mil millones de dólares, el gobierno americano, buscó y logró poner en pié el aparato productivo europeo. La apertura del mercado interno americano - a la época 50% de la demanda efectiva mundial - fue el elemento correspondiente y esencial de un proceso de crecimiento sostenido y de largo plazo de la economía europea. El mercado actual correspondiente a comienzos del siglo XXI es el mercado latinoamericano, el cual bajo algunos de los proyectos de integración muestra una perspectiva como las señaladas en el texto: ALCSA, empresas multinacionales en la Comunidad Andina. Brasil puede y debe prescindir en el mediano plazo de la asistencia financiera de las instituciones de Bretton Woods. Es también el caso de Venezuela. La capacidad de endeudamiento de Brasil y Venezuela es importante. Empresas como Petrobras y PDVSA generan efectos "aguas abajo" importantes en sus respectivas economías, asegurando la participación de empresarios locales en desarrollos petroquímicos y derivados. Estas y otras empresas constituyen colaterales importantes para el mercado financiero internacional, potencialidad que deberá ser utilizada en el mediano plazo cuando se echen las bases económicas de lo que hemos llamado en el texto el "regionalismo desglobalizado". Las economías de Brasil y Venezuela, representan un eje importante de comercio e inversiones en una primera etapa de integración, bajo políticas alternativas al Fondo Monetario. Contraria a esa estrategia es la virtual maquilización de las economías propuesta por EE.UU en su proyectado ALCA. Es el caso mexicano donde las maquiladoras mexicanas utilizan escasos insumos nacionales para su producción; la proporción se sitúa generalmente en la vecindad del 2%. También es el caso de los países de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), donde la política comercial de Estados Unidos confina a los países de la ICC al montaje de prendas de vestir, sin permitirles capitalizar las ventajas comparativas de la actividad. En definitiva las opciones que hoy se ventilan al alero del ALCA, en cuanto extensión del TLCAN, son necesariamente limitadas si no se resuelven los interrogantes planteados por el comercio bidireccional y la apertura a las inversiones en el mercado de Estados Unidos.

La La estrategia del Cartel Crediticio USA/FMI ha significado reducir el Estado. La privatización del patrimonio de la Nación, servicios y bienes, en un clima de recortes presupuestarios lleva a la neutralización del Estado. En su etapa final, el Estado, privado de recursos debe vivir de las rentas que le proporcionan los impuestos y los intereses: es el modelo rentista de desarrollo. En el caso de Brasil el proceso de privatización no alcanzó la meta prevista por el FMI de US$14000 millones de dólares, alcanzando sólo a US$4400 millones. La disminución del Estado, las privatizaciones, la mayor apertura del comercio exterior, desregulación financiera y reformas del Estado para sancionar jurídicamente la situación de interdicción en el cual ya ha caído el Estado rentista en beneficio del mercado libre llevan a la aparición de Estados mendicantes o vasallos de un nuevo imperialismo financiero global. Ninguna de estas situaciones se habría producido si en el mercado no se hubiesen activado poderes de alcance desconocido hasta el presente, a saber empresas transnacionales capaces de traspasar sus costos al conjunto de la Nación (externalizaciones); intermediaciones monopólicas entre el ?nudo propietario? (esto es, el Estado rentista) del recurso público que se privatizó y los consumidores; evasiones y elusiones tributarias; especulaciones financieras o ataques a las monedas nacionales; recursos de la narcoeconomía. Conjunto de situaciones que al mismo tiempo que los recortes presupuestarios exigidos por el FMI han llevado a la mayor deuda social de la historia en América Latina. ¿Hacia donde lleva esa política? A la creación de un gigantesco plusvalor realizado por los nuevos poderes que se instalan en la economía (transnacionales, consorcios financieros locales y extranjeros...). Virtualmente eliminado el Estado de su papel activo en la economía, su dependencia del financiamiento externo es cada vez mayor, acarreando con ello la volatilidad del mercado externo, todo lo cual se agrava con el deterioro del poder de compra de las exportaciones. La crisis de las economías industrializadas importadoras de materias primas, incrementa la importancia relativa del plus valor realizado por las oligarquías locales y las transnacionales en la economía nacional. Los precios de la economía de mercado deciden el tipo de educación, salud y vivienda que convienen. En definitiva, los Estados despojados de recursos, humanos, materiales y financieros, se encuentra incapaz de resolver los problemas sociales. Aquí surge como política económica alternativa, el eje Brasil/Venezuela ya mencionado. Corolario fundamental es la recuperación del papel del Estado en la inversi ón y el gasto social. Su objetivo es la realización de un proceso de crecimiento autosostenido. Se necesita de un Estado activo, propositivo y convencido de la necesidad imperiosa de constituir un área solidaria de la economía, desde la cual el Estado imponga las preferencias que interesan a las grandes mayorías nacionales, elimine las desigualdades y promueva un desarrollo justo y sustentable.

Necesidad de un Pacto Social entre empresarios, trabajadores y Estado. Elemento central para avanzar hacia una economía social solidaria. Quisiera proponer un paso en ese sentido. Para ello, a partir del mercado, categoría económica central, propongo un ejercicio muy particular: realizar un ejercicio de simulación de mercado, que en la actualidad es poderosamente imperfecto. Para ello, propongo crear una instancia, a saber ?mesas de mercado?, o punto de encuentro entre empresarios, trabajadores y Estado para simular un mercado. Los tiempos actuales, tiempos de crisis permanente, requieren soluciones adaptadas a la crisis y su magnitud. Me agradaría ver al Estado tomando sus responsabili dades presidiendo mesas sectoriales, ?simulando? mercados con respecto a abastecimientos, precios (incluidas las tasas de interés), cantidades, calidades, tiempos de abastecimiento de insumos y productos finales, oferta y demanda de mano de obra, en fin todos aquellos elementos críticos que permitirían conocer en tiempo oportuno los cuellos de botella, las carencias de la economía con una visión territorial, la verdadera realidad de las señales de precio, en fin, la certitud con la cual se pueden realizar las transacciones. Los supuestos en los cuales se basa la política monetaria tendrían mayor certitud. ¿Por qué a veces parece sorprender el Banco Central con su política de tasa de interés? En una entrevista de prensa el Presidente del Banco Central de Chile expresaba (El Mercurio de 18 de Mayo de 2002) ?decimos que hacemos una proyección bajo ciertos supuestos. Si los supuestos cambian, entonces actuamos con la tasa de interés?. Se trata precisamente de eso, minimicemos los riesgos , conozcamos los mercados, que las proyecciones económicas surjan de la certitud de las mesas sectoriales donde se simula el mercado por los propios actores (productores, intermediarios, clientes, gobierno) que participan en la economía real. El acervo de conocimientos acumulados en los ministerios es importante. Sus profesionales y la tecnología permiten este ejercicio de planificación estratégica. Ejercicio por lo demás que se realiza periódicamente en las empresas cuando de lo que se trata es de proyectarse en el futuro. A nivel de Estado, este ejercicio me parece un paso metodológico indispensable para avanzar en las ideas fuerza de justicia social, concertación y desarrollo autosostenido.

La esperanza es un plus inevaluable pero no basta para gobernar. La organización de las fuerzas sociales que poyan el proceso de cambios es fundamental para iniciar el proceso de transformaciones en las instituciones de la República. La política de cambios supone una relación vinculante del pueblo con el poder político. En esa estrategia el pueblo es soberano y su llegada al poder supone la recuperación del papel del Estado o ejercicio real de la soberanía popular para construir una sociedad más justa y solidaria.

Santiago de Chile, 14 de Agosto de 2002


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§ Economista chileno, Doctor de Estado en Ciencias Económicas de la Universidad Aix-Marseille (Francia, 1981) y Doctor de Tercer Ciclo en Ciencias Sociales del Desarrollo de la EHESS de París, 1979, Profesor en el Programa de Doctorado en el Estudio de las Sociedades Latinoamericanas. Universidad ARCIS (Chile).

[1] Dicha cifra, puede considerarse como un valor de tendencia pues en 1998 el déficit en cuenta corriente era de US$220,6 mil millones, en US$1999 338,9 mil millones y el año 2000 US$400 mil millones

[2] La cotización del dólar permitía al Banco Central fijar diariamente el valor de la URB. El material relativo al Plan Real - ?La economía brasileña ante el Plan Real y su crisis?, Alfredo Calcagno. CEPAL, Serie temas de coyuntura. Santiago de Chile, julio de 1999 - ha sido de gran utilidad para este trabajo. Sin embargo, la sistematización en etapas, su alcance e interpretación son de mi entera y exclusiva responsabilidad.

[3] El préstamo está condicionado a que el gobierno brasileño aparte una cantidad de dinero, equivalente a 3,75% del PIB, para cumplir con sus pagos de deuda. El FMI concibió dicho préstamo como ?un puente para el nuevo gobierno?. El 80% del monto será desmbolsado el año 2003 con el propósito de reducir las ?vulnerabilidades? e ?incertidumbres?.

[4] En este párrafo se utiliza el estudio de CEPAL (Agosto 2002) Situación y perspectivas. Estudio Económico de América Latina y El Caribe, 2001-2002. (S.02.II.G.71).

[5] Véase en este sentido CEPAL (Agosto 2002), Recuadro 1, pag. 24-

[6] Chile adoptó en la década de los 90 - en aras de la prudencia en las prácticas bancarias - un encaje del 30%, mecanismo que se suprimió durante la crisis asiática. Este tipo de medidas va contra la ortodoxia financiera del FMI, del libre mercado y por consiguiente del libre flujo de las inversiones financieras.

[7] Gran parte de dichas empresas pertenecen a la nueva economía donde las ganancias son muy bajas. Según Lawrence H. Summers y Bradford DeLong (Anatomía de un Crash en www.lemonde.fr, 18/06/02) ?La euforia bursátil que propulsó el Nasdaq hacia la cima en 1999 y comienzos del 2000 estaba basada en la creencia que el salto tecnológico realizdo en el tratamiento y la transmisión de datos había creado una multitud de nichos comerciales que permitían al ganador apoderarse de toda la apuesta, en que lo s beneficios aumentarían en la medida que aumentaba el tamaño del mercado?. Los márgenes de ganancia se desploman, las ventajas comerciales no duran. ?La nueva economía no disminuye la competencia, más bien la refuerza..Al final, los consumidores ganarán y los accionistas perderán. Los productos que se impondrán estarán disponibles casi a precio de costo?.