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EL GRAN CRACK DEL 2002

Federico García Morales

La economía mundial está experimentando una severa contracción amenizada por sucesivos desplomes de las bolsas de valores que se han ido tornando más frecuentes e intensos. Ha existido la tendencia a poner la atención en las fluctuaciones de la Bolsa de Nueva York y su índice Dow Jones, debido a que aquí se esta jugando el estallido de una poderosa burbuja de refugio. Sin embargo, pareciera ser que el conjunto del sistema financiero es el afectado, dejando sin escapatoria al capital. Si Bin Laden tiene donde ocultarse, el capital parece haber perdido de vista cualquier refugio.

Una declinación que viene de lejos.

Otra visión incorrecta es suponer que la actual situación de desastre sería gatillada por la profunda corrupción de las corporaciones, que claramente muestran una conducta escandalosa. Pero estos escándalos parecen ser más bien una consecuencia de bajas importantes en las tasas de ganancia, y a muchos despliegues negativos de los mercados internacionales que se han sostenido canibalizando salarios y capacidades de consumo. Al menos desde comienzos de los 90, el desequilibrio y los tremores de contracción se apoderan de diversos centros, desde el Sud Este de Asia a Rusia, Turquía , Brasil y Argentina, construyendo una situación en donde la diferencia entre una región y otra ha sido el del estar en recesión o estar entrando en recesión.

En estas condiciones, la vida del capital transcurrió entre apresuradas fusiones, quiebras, fugas, sueños de grandes proyectos revitalizadores, reingenierías laborales, una fuerte explotación de las regiones periféricas, deudas montantes, incapacidades de pagos, bancarrotas y ordenes de cierre y desempleos.

Si se observa el año transcurrido, como ya afirmamos en otro articulo, la evidencia de un tiempo de desastres antecedió a los sucesos de septiembre, y luego de septiembre, a pesar de todos los esfuerzos de los estados (supuestamente en desaparecimiento), se dio una brutal expresión de la incapacidad del sistema para remontar vuelo. Se ha estado demostrando que desde ahí en adelante, todos los medios irracionales y hasta criminales fueron utilizados para inyectar nueva fuerza al ciclo. Guerras y fraudes. En la enloquecida visión de quienes mandan en la Casa Blanca se mezclaron proyectos imperiales y de hegemonía –que venían también de lejos—con la idea "estratégica" de que la guerra es una fuerza positiva en la tonificación de los centros económicos. Y a paralelas, la treta compartida por las más grandes corporaciones norteamericanas, de que falseando sus cuentas podían animar al inversionista. No cabe dudas de que esta astucia era compartida, ejemplificada y estimulada por la misma cúspide del poder norteamericano, como se evidencia en las investigaciones sobre los negocios turbios de Bush y del vicepresidente Cheney.

Pero otro tanto ha estado ocurriendo desde mucho en Japón y en Europa, con economías que giran dentro del circulo del estancamiento.

Si se examina el volumen en que han venido cayendo los valores accionarios desde el último pico del 15 de mayo del 2002,a la fecha (23 de julio) se puede apreciar que se esta registrando un gigantesco crack: el Dow Jones, ha bajado en un 24.8%, el Nasdaq, 26.3%, el FTSE (de Londres) ha bajado un 25.9%, el DAX (Frankfurt), 27.2%, el CAC (Paris), 29.5% y el Nikkei (Tokio) 15.8%.

Para imaginar lo que en términos absolutos se evapora, baste señalar que las pérdidas solamente del mercado de Nueva York son equivalentes al PIB anual de todos los países de América Latina.

Con el 28% del PIB mundial, los azares de la economía norteamericana, sobre todo cuando se desvive construyendo una recesión, afectan al globo entero. Difícil de analizar en sus tendencias centrales, el "orden social" agregó la opacidad de los secretos financieros y las prácticas corruptas en una dimensión no conocida.

Y esto definió en algunos momentos recientes la conducta del inversionista, sobre todo del pequeño y mediano rentista que se sintió estafado desde todos los ángulos del sistema, reprobando los cálculos relativamente optimistas de semanas anteriores, cuando se daban razones para una próxima reanimación basadas en los anuncios de diversas grandes empresas que comenzaban a reportar ganancias, lo que permitía afirmar a los gurús del sistema que éste gozaba de vigorosa salud. Lo que no era tan cierto: no se veía llegar la vigorosa carga del consumo, a pesar de tanta clarinada, seguía penando una duda respecto a los inventarios, no se sentía el rugir agresivo de una industria en crecimiento, a pesar de algunos guarismos que ya la ponían fuera de la recesión.

En realidad lo que hace un mes--en mayo-- se mostraba como "crecimiento", (-1.2), era sólo una disminución en la disminución con respecto al trimestre anterior (-0.4).Siempre habría que preguntarse si esos pequeños "avances" tenían algo que ver con situaciones coyunturales en donde se dejó sentir las inyecciones federales post septiembre, el aumento de los presupuestos militares, la baja del precio del petróleo y la electricidad, y también...la falsificación contable. Pero aún así, la bajada era franca en el sector construcción, y las ventas bajaban casi en un punto (en el sector automóviles fue exactamente de –4.8%, mientras en el trimestre anterior había sido de –3.1). Las bajas también hay que sumarlas cuando se trata de contabilizar ganancias y promover expectativas.

En el terreno agrícola, la economía norteamericana está plenamente en una contracción histórica. El sector de las tecnologías da su contribución en las inconmensurables caídas del Nasdaq (más del 70% en el año) y el ofrecimiento de posibles desastres bancarios. A esto debe sumarse la débil situación del dólar y el temor de que una ola deflacionaria traiga consigo un mayor debilitamiento de las empresas que se verían en la incapacidad de pagar sus deudas. Las ilusiones difundidas por Greenspan y su séquito de una abismante distancia entre el mundo financiero y la economía real cae por su propio peso. Con sólo ver que una enormidad de tenedores de acciones son a la vez ahorristas y consumidores en el límite, y que en el fondo de estos problemas hay problemas de inventarios, de realización del capital, de obsolescencias y de sobreproducción que han enanizado las tasas de ganancia.

Hay pues una base para no considerar como una sorpresa o como algo lejano a la economía real lo que está ocurriendo con la burbuja financiera.

En Europa, desde fines del 2001, se esperaba mucho del empujón "solidario" que les daría un crecimiento del 5% en los EEUU para el segundo trimestre del 2002. Y necesitaban esperanzarse ya que las principales economías, empezando por Alemania, que controla más del 35% del PIB europeo, hace tiempo que está estancada. Y en su conjunto, viven la entrada a los números negativos. La situación de Europa en la entrada a esta crisis se agrava por la falta de elasticidad que provee a muy diversas estructuras económicas la entrada tan reciente en vigor de una moneda única que puede restarle maniobrabilidad frente a la crisis (económica y social) y las concurrencias lejanas. Al menos, por el momento, las economías europeas van entrando todas, como escuadra al huracán, todas más o menos en formación, y no se sabe cuál se quebrará primero. Algunas se resienten por sus fuertes déficit en su comercio, otras por la delicada situación bancaria o por sus intereses en ultramar, el destino de sus inversiones americanas, por ejemplo. En otras es grave el crecimiento del desempleo. No por casualidad se han dado tan fuertes polarizaciones entre derechas e izquierdas en las últimas elecciones, ni es por casualidad el estallido de enormes huelgas en España. El "empujón solidario" de los EEUU, no las está llevando hacia arriba. Y no deja de sorprender la aguda declinación de sus valores, como lo demuestran las cifras exhibidas más arriba.

No es necesario en este artículo elaborar sobre el Japón. Sólo que hay que tenerlo presente, con su economía de largo tiempo estancada y recesiva, unida de tantas maneras con la economía americana, y que puedee estar recibiendo en estos días golpes mortales que pueden desencadenar una crisis más profunda tofdavía, si se amarran las bajas en la bolsa, la baja del dólar y la delicada situación bancaria. Por sí solo, este puede ser un nuevo capítulo en el crack global.

Ahora si esta contracción reciente se encajona con lo que ya venían perdiendo los mercados desde hace uno o dos años atrás, el lector se puede figurar la envergadura del desastre. Y otra cosa muy importante: de que modo esta situación trae sus corolarios:

  1. Disuelve el discurso sobre la rápida recuperación norteamericana que conduciría tras suyo el crecimiento de todas las economías matriculadas en el modelo – esperanza propagada, por ejemplo, por los lideres políticos de México, Chile, Argentina... En los EEUU esta percepción equivocada, que tuvo sus portavoces en la administración central y en la Reserva Federal, los llevó a una larga divagación sobre "el toque de fondos" o "bottoming". Que no se ve todavía.
  2. El congelamiento de la economía mundial, que se va dando de manera desigual, registra hasta ahora, la desesperada fuga de capitales de un centro a otro, sólo para descubrir que no tiene refugios. EEUU fue el centro predilecto, y ahora muestra sus dolencias.
  3. Los países de la periferia que orientaron su comercio a una fuerte dependencia con los centros que actualmente se ven tan profundamente dañados, verán el efecto en la reducción de sus exportaciones y del precio de éstas. Y posiblemente no tendrán ni tiempo ni agentes para conformar alternativas. El resultado de la contracción mundial, a partir de los centros puede ser pavoroso en las periferias.
  4. Hay puntos importantes en la actual dislocación económica y financiera: en ocasiones anteriores, se había dado, e incluso hasta épocas recientes, una derivación hacia los fondos mutuos . Actualmente se registra una fuga aún desde esos paraísos. Tampoco se ve el regreso del consumidor compulsivo, afectado por el crecimiento del desempleo. En otros cracks, por ejemplo en los años 30 del siglo pasado, por existir un poderoso movimiento laboral, pudieron establecerse políticas de pleno empleo, en vez del capitalismo salvaje, que actuaron muy efectivamente en la recuperación del ciclo—ahora no. El poder corporativo se empecina en llegar hasta las últimas en la extorsión o la eliminación del trabajo.
  5. Hay también consecuencias monetarias: el estallido de las burbujas centrales afectarán los valores monetarios y las cotizaciones. En el último mes solamente, el valor del dólar ha experimentado una fuerte depreciación frente al yen y el euro (un 15% en este último caso--con ligeras y al parecer circunstanciales oscilaciones). Eso trae aparejadas consecuencias en las balanzas de pago y comerciales. En el caso de los EEUU, con una fuerte deuda externa y con una situación muy negativa en su balanza comercial, el dólar fuerte es inconveniente y pudieran forzar mayores devaluaciones para establecerse en los mercados. Desplazando a sus competidores. Y los otros ven las cosas de una manera parecida. Pero un dólar débil alivianaría la carga de los otros deudores, fuertes soportes del sistema bancario internacional. En el caso de Argentina y en el de Turquía, se ve la reticencia de los prestamistas para llegar a ceder en este terreno.
  6. El crack en marcha, hay que entender esto, toca ahora a los países centrales, y viene a ser la continuación en el deterioro creciente de una economía mundial, e inevitablemente generará un empeoramiento de la situación en las regiones menos favorecidas--los países del sur, los del tercer mundo-- que se verán afectados por condiciones muy desfavorables en sus mercados y por la imposición de neocolonialismos devastadores agravados por el entreguismo de sus elites neoliberales..
  7. Como consecuencia de esta vasta crisis-insistimos-en despliegue—se incubarán nuevos espacios en la lucha social, nuevas reorientaciones en el terreno del poder y la política, expresivos de diferencias y proyectos que dejarán atrás los modelos sugeridos durante la globalización corporativa americanizante.

Estamos presenciando la dislocación de un inmenso sistema económico. Una aproximación a experiencias previas del sistema capitalista en cuanto a sus crisis, nos lleva a entender, que cuando se trata del estallido de un ciclo de acelerado ascenso, en algunos casos pudo darse con mucha violencia, en donde la separación entre la altura y el fondo lleva poco tiempo, o una marcha más extendida aun cuando igualmente irreversible, que de manera escalonada va produciendo las incapacidades del sistema que entra en una lenta congelación. Hasta ahora no sabemos a ciencia cierta en cuál de los casos estamos. Puede si advertirse la insistencia de los tremores contractivos, su frecuencia. La incapacidad del capital para reganar terreno. Y cómo día a día, semana a semana, mes tras mes, se van sumando deterioros y cómo se van extendiendo los efectos.

En el corto plazo pareciera ser que estamos en un "descenso controlado", pero mirada en términos históricos esa curva puede ser muy aguda. Al momento, el gran capital parece estar quemando rápidamente reservas, pero el despliegue de esta descomposición pudiera llevar todavía un tiempo. Quizás estamos solamente en los comienzos del desastre. Otra cosa que hay que entender: las recuperaciones han sido siempre "otra historia".

Para terminar, una de esas reflexiones inmediatistas de CNN, que dicen algo sobre la situación presente y de los días que vendrán:

NEW YORK (CNN/Money) - Historically, sharp declines in stocks have lured in temporary buyers. But in a plunge that has taken it down 1,540 points, the Dow has fallen 12 of the 16 trading days this month. Selling has only bred more selling.

"When you run down the list of who owns stocks, you see that each camp has a reason to sell," said Miller Tabak bond market strategist Tony Crescenzi. "And their reasons for selling grow as stocks go down."

Julio 23, 2002

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