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EN BUSCA DE LA RAIZ DE LA UTOPIA MODERNA.

Prof. Sergio Vuskovic R.

El IV Corredor de las Ideas del Conosur se efectuó en la Universidad Católica de Asunción, del 10 al 14 de julio del 2001. La última sesión, dedícada a replantear la esperanza y la utopía, se realizó en la sede de la UC en la ciudad de San Ignacio Guazú. la primera Ciudad Misionera, fundada por la Orden Jesuita en 1609 y que fue la capital de la "República cristiana ejemplar", al decir de Montesquieu, y Voltaire la evaluó.con estas palabras: "En cierto sentido significa un triunfo de la humanidad".

Dando por descontada la calurosa acogida de los organizadores paraguayos, ejemplarizados en su joven presidenta, la profesora Beatriz de Bosio, y la atinada medida de llevarnos, a todos los congresistas, a conocer en el terreno la hermosa .iglesia de Yaguarón dedicada a San Buenaventura; el museo jesuita. de San Ignacio Guazú y, la ciudad circundante y las imponentes ruinas de la Misión de Trinidad, hay que reconocer que nuestra curiosidad había sido despertada, el primer día, por la intervención concreta y viva del padre Bartomeu Meliá, s.j. , catalán de origen, sobre "Identidad, transculturación, multiculturalidad : un debate con sabor americano"; por el Discurso Inaugural del " doctor Edgar Montiel, representante de Unesco en Paraguay, y por la conferencia posterior del investigador Ramón Fogel, autor de la obra Mbyá Recové, La resistencia de un pueblo indómito (Universidad Nacional del Pilar y Centro de estudios rurales interdiscipllinarios, Asunción, 1998)

El padre Bartomeu Meliá es el más conocido autor paraguayo de estudios etnohistóricos, paradigmáticos son sus libros El guaraní conquistado y reducido (Ceaduc, Asunción, 1986); La tierra sin mal de los quaraní. Economía y profecía (Ateneo Paraguayo, Asunción, 22(2):81-97, 1987) y Pueblós indígenas del Paraguay (DGEEC/STP/FNUAP,,Asunc!6n, 1997). Al. mismo tiempo que nos revela maravillas sobre el universo, la religión, la economía colectiva y la cultura guaraníes es un destacado defensor de la causa de los pueblos originarios. No por nada, durante los 35 años de la dictadura de Strossner fue enviado al exilio durante 15 años, que él aprovechó para vivir entre los pueblos originarios limítrofes. Ha sido un honor conocerlo personalmente.

El asombro provocado por sus intervenciones no fue menor al constatar que en el Paraguay, ese verde corazón de la América Latina, se había producido, un acontecimiento inédito en la historia de la humanidad que' los intelectuales de esta parte del mundo aún no sabemos evaluar como se merece.

I.-La originalidad estupenda de las misiones jesuitas del Paraguay.

Las primeras misiones franciscanas y jesuitas se empezaron a establecer en 1609 y después, éstos últimos, las desarrollaron hasta llegar a ser 30 ciudades, que fueron construidas según un modelo original.- de alto valor urbanístico: con una verde plaza central, aguas corriente en todas ellas y casas a lo largo de su perímetro en el cual se destacan las Iglesias, por su belleza y altura. Ya en 1613 empezó a funcionar la Primera Academia en Lengua Guarani, que poseyó la primera imprenta de la zona del Río de la Plata. Notable es que 35 mil guaraníes se distinguieron por sus capacidades musicales.

Durante los 167 años que duraron las Misiones, participaron en este evento social 1126 sacerdotes jesuitas, que se caracterizaron por no pactar nunca con los bandeirantes y los encornenderos, que querían transformar 'a los indios" en esclavos de sus plantaciones. Por esta noble actitud 26 jesuitas fueron asesinados por ellos.

La radical novedad de esta largia experiencia social -El sacro experimento lo llamó Fritz Hochwalder en su drama estrenado en 1941- en mi opinión, tuvo dos aspectos sobresalientes- toda la experiencia se efectuó en guaraní, respetándose su cultura propia y, en segundo lugar, las tierras prácticamente pertenecieron a los guaraníes,produciendo yerba mate, algodón, maíz ganadería, quebracho,étc.;.lo que permitió una verdadera explosión demográfica, ya que más de 200 mil guaraníes pudieron vivir permanentemente de acuerdo con sus tradiciones, durante este largo lapso y dentro de una América Colonial que presenció la muerte de más de 30 millones de indígenas sólo en el primer siglo de la conquista y de la colonia, en el más grande holocausto que presenció el Nuevo Mundo.

Augusto Roa Bastos preclaro novelista y ensayista paraguayo, Premio Cervantes 1990, establece en sus dramas Yo el Supremo y La tierra sin mal (Editorial el lector, Asunción, 1998) : "El vasto sistema de poblados, cultivos y estancias se extendía sobre más de 400 mil kilómetros cuadrados, entre el Este paraguayo, la mesopotamia argentina y los territorios adyacentes al río Uruguay, limítrofes con Brasil, que totalizan una población de más de 200 mil indios. Un verdadero Estado poderoso y autárquicocuya existencia dentro de los dominios de la corona española fue, probablemente una de las principales causas de su destrucción. 'Los reducidos y sometidos aprendieron a leer, a escribir, a establecer sus propias instituciones, tales como los famosos cabildos indígenas, en los que se centró una coherente ideología de liberación de las llamadas razas inferiores o primitivas. "Las mejores páginas de la literatura guaraní del período "clásico" afirma el ya nombrado Bartomeu Meliá- lo constituyen sin duda las cartas de los cabildos indígenas (1753). Maravillosamente la literatura se pone al servicio del mismo indígena en una causa de liberación que le es propia" (P.108).

Y dentro del plano estético: su arquitectura, escultura, pintura y música conformó un nuevo estilo , sincrético, absolutamente original: el barroco-guaraní de las Misiones, tal como lo definió Josefina Pla, poetisa y ensayista paraguaya, también de origen catalán.

II.-Sus límites.

Como toda obra humana esta sacra experiencia también tuvo sus límites y los señala, de nuevo, Roa Bastos: "lo cierto era que los jesuitas construyeron un Estado para sociedades semi nómades sin Estado'. Dispersos y errantes, las que no 'sólo no tenían la menor idea de un Estado, sino que todo en su modo de ser social, en sus tradiciones, en su cultura, era la negación de ese Estado paternalista y feudal que los jesuitas les habían impuesto en pueblos fijos, aislados sobre si mismos. "Las reducciones fueron utopía, anticolonial -anota críticamente el P. Bartomeu Meliá- pero no llegaron a ser política real contra la colonia. Las reducciones, disfuncionales dentro del sistema, no se atrevieron a atacar al sistema colonial en sus mismas raíces" (P.113).

La antigua Provincia Gigante de las Indias o Paraguaria entró en su ocaso. en 1767 con el edicto real de expulsión de los jesultas de las tierras del imperio español, pero, se mantuvo año más, porque la Pragmática Real llegó a Paraguay un año después. Este edicto tuvo su origen en las exigencias económicas de la Primera Ola de globalización, desatada por la existencia de las riquezas del Nuevo Mundo. Sin embargo, a través del mestizaje de espaholes, criollos y guaranies esbozó el Proceso de Emancipación, que se desencadenaría 50 años después en toda la América española.

III.- ¿Qué nos dice el ermitaño?

Mas, también después de 50 afios, en 1817, Francia, el dictador paraguayo, mandó incendiar lo que quedaba de las Misiones; sin embargo, el Santo Experimento era duro de morir y resucitó en Montesqui'eu y Voltaire como vimos, y en Diderot y en el Abate Reynal, que juntos escriben el tomo tercero de la Historia filosófica y moral de las Indias.

Y la inmensa mayoría de los intelectuales latinoamericanos supimos, por estos escritos,de esta experiencia comunitaria; pero primero la idea había fructificado aqul y se había dado en la práctica en la Provincia Gigante de las Indias.

E incluso, la misma Utopla de Tomás Moro (1516) arranca, como idea, de las Cartas de Américo Vespuccio, estampadas entre1504 y 1507 y de Las Décadas de Pedro Mártir de Anglería (1511),

que describen el Nuevo Mundo como el espacio del bien" y donde sus habitantes "viven en libertad".

De este modo, todo el pensamiento utópico moderno encontró su raíz en América y específicamente, en la ut:opla jesuita de los siglos XVil y, XVIII y en el esfuerzo por su concreción en el Paraguay.

Desde luego que no se trata de repetir tal experiencia, que a esta -altura de los tiempos seria anacrónica; mas, hay algo,en su mensaje que nos conmueve y nos insta a persistir en el renacimiento del pensamiento utópico que está presenciando América Latina en estos primeros años del siglo XXI. Pareciera que sólo quedan las ruinas: "De ese gran libro de basalto y de gres rojo, abandonado en las selvas del' Paraguay, pero aún poblado de espíritus y de sombras errantes, surgió esta obra de teatro como un auto sacramental. El misterioso y fantasmal ermitaño que habita entre las ruinas oficia el réquiem final" (Roa Bastos, p.117).

¿Sabremos escuchar su voz? ¿La escuchará la América Latina de hoy? ¿La voz de quien se expresa a través de este código sonoro y multicolor? El genio de la tierra nos habla lleno de cólera pánica, enfurecido al no poder manifestarse por medio de las dulces voces guaraníes.

No entenderán su mensaje los melancólicos, aturdidos por la nostalgia del cielo perdido, o los que sólo piensan en ellos mismos, abrumados por solicitaciones ante las cuales no pueden hacer nada.

Recibirá sus gritos y comprenderá sus silencios telúricos aquél que llena su corazón de entusiasmo, el creador de los dioses buenos y del optimismo histórico, que nos hace barruntar que nuestro destino lo vamos haciendo nosotros mismos cada día.

Lo entenderá todo aquel que tiene el presentimiento de que el canto nocturno del ruiseñor no tiene otro objeto que anunciar a la humanidad el nuevo día que viene.

En efecto, las Misiones Jesuitas fueron declaradas por la UNESCO, Patrimonio Cultural- de la Humanidad, en 1993. Y la nación paraguaya está orgulloa de ello.

A los seres humanos del siglo XXI estas ruinas nos instan no sólo a justípreciar esta compleja experiencia social del pasado, sino también a dibujar juntos una sociedad mejor para todos en el futuro.. tal como lo soñaron los chamanes guaraníes al vislumbrar en sus verdes selvas una tierra sin mal. 0 tal como lo vaticinó Jorge Teillier: "nostalgia sí, pero del futuro, de lo que no nos ha pasado pero debiera pasarnos. Eso se llama .utopía, se llama nostalgia del futuro".