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EL OCASO DE LA GLOBALIZACIÓN

Federico García Morales

fegarc@mailcity.com

(Ponencia al IV Congreso de Estudios Latinoamericanos. La Serena, Chile, 9 de noviembre 2001)

Si hacemos una caracterización de la economía mundial en los últimos veinticinco años, podemos anotar:

  1. El papel sobresaliente del capital transnacional en el acaparamiento del excedente, que lo transforma en el motor principal de una globalización.
  2. Las fuertes transformaciones que experimenta a lo largo de esos años el sector trabajo.
  3. El rápido avance y luego, el brusco retroceso en la acumulación extensiva e intensiva de capitales.
  4. La canibalización del ahorro y de la inversión en las zonas periféricas por el capital transnacional.
  5. La considerable inflación del capital financiero y especulativo que constituye "economías burbuja".
  6. La potencia alcanzada a finales de la guerra fría por la economía armamentista, su declive transitorio y su relanzamiento en el período reciente.
  7. La insistente presencia de factores críticos y la amenaza de explosión del ciclo aun durante el período en que se continúa fortaleciendo el auge.
  8. La consistente confluencia de los procesos de globalización con el desarrollo capitalista enderezado hacia el punto de ruptura de una onda de larga duración, que no puede ser detenida por los mecanismos anti-crisis supranacionales.
  9. A lo largo del período se produce un avance de polarizaciones entre zonas "globalizadas" y zonas "grises", entre países centrales enriquecidos de sobremanera y periferias debilitadas y fracasadas económicamente, entre economías de consumo y de sobrevivencia penosa. Que quedan como la situación emergente y en vias de entrar a dirigir los procesos mundiales en el ocaso de la globalización y sus proyectos.
  10. En su última fase, el hundimiento de la economía mundial, que toma la forma de una depresión prolongada y en caída, no contiene signos de recuperación ni elementos que permitan señalar nuevas condiciones de despegue.

QUE FUE LA GLOBALIZACIÓN.

En los últimos veinte años, se designó con ese nombre a un crecimiento experimentado por el capital lanzado en una fase aguda de acumulación e interactividad, que tuvo como centro de acumulación al sistema de las Corporaciones Transnacionales que operaban principalmente desde bases en los países de la Triada (EEUU, Japón y Europa) en interdependencia con otras unidades del sistema mundial, como organismos financieros supranacionales, estados, bloques de estados y consumidores.

La fuerza de las CTNs ( había en el ùltimo decenio 37.000 corporaciones matrices, con 175.000 filiales) llegó a ser tan grande que a principios de los 90s acumulaban el 80% del PIB Mundial. Gran parte de lo que aparecía declarado en el PIB de todos y cada uno de los países, se constituía como ganancia corporativa. Las CTNs con su tecnología, su control hegemónico en la conquista de plusvalía, sus formas de organización del trabajo y de administración financiera parecieran pulverizan el tiempo y el espacio, y bien precisamente los marcos estatales en que había prosperado la economía mundial hasta épocas recientes, hasta la llegada de la crisis.

Las transformaciones originadas, hipnotizaron a la opinión, dirigida por el montaje ideológico del pensamiento único neoliberal que justificò ampliamente esta instalación como la forma definitiva y perfecta de interacción económica, "llegada para quedarse", generando algo así como "un fin de la historia". Sin embargo, la nueva interacción que se conducía sobre una poderosa instalación transnacional de relaciones de producción, el manejo aparentemente desencadenado de nuevas fuerzas productivas, en la persecusión de mayores tasas de ganancia, también reinstala viciosidades de base del sistema y una deplorable extensión de viejos problemas que mutilan las capacidades expansivas --si realmente las tuvo-- del sistema, acelerando la llegada de factores críticos que afectan tanto las esferas productivas como las comerciales y las financieras.

Así, la tasa histórica de crecimiento productivo del grupo de los siete países más desarrollados, ha bajado en casi un 40% en el último año, lo que ha llevado a esas cifras a indices de hace veinte años atrás. En el mismo momento en que se aceleran y perfeccionan mecanismos de plena apertura de mercados, nos encontramos con brutales caídas del consumo. Mientras la esfera financiera, que se había constituído en uno de los propelentes del sistema de ganancias corporativas, viene a transformarse en el frente de una gigantesca y continua destrucción de capitales. Como ejemplo, sólo en el mercado de capitales norteamericano, se ve caer en el último año al índice Nasdaq, de sobre los 3000 puntos a los 1500, al Dow Jones de los 11 000 puntos a 8 500 Lo que "llega para quedarse" y a encontrar una agitada historia, no es un período de ilimitada expansión, sino una de las mayores crisis en la historia del capitalismo, que en este momento viene a implicar a los procesos globalizantes.

(En otro artículo habíamos tratado la llegada de esta "detención": Los Límites de la Globalización: http://rcci.net/globalizacion/2001/fg163.htm)

Globalizaciones, entendidas como períodos de fuerte ascenso y mundializaciones capitalistas, ha habido muchas. Todas tuvieron sus puntos de arranque, sus sujetos activos y enriquecidos, sus estabilizaciones, sus crisis y descomposiciones. Puede señalarse al respecto, la globalización del siglo XVI, que a finales del mismo siglo ya encuentra topes, y una extendida congelación a mediados del siglo siguiente.

La mundialización y el motor de esa transformación agregó a las economías europeas el fruto de expansiones coloniales en África y América, y se agenció a través de la expansión de un capitalismo comercial, extractivo, esclavista y usurero. Una nueva globalización—esto es ascenso de la operación capitalista en una reorganización de los espacios económicos que eliminó a economías competitivas, elevó en el siglo XVIII al capital inglés, holandés y francés y condujo a nuevos repartos del mundo y al aterrizaje en el seno de la mundialización de nuevas preponderancias imperialistas y al acceso de los tesoros y al trabajo de las Indias Orientales. Una situación que también se congela de modo bien efectivo a mediados del siglo XIX, en los conflictos inter.-imperialistas que dan lugar a la guerra de Crimea y el desplome del Segundo Imperio francés. Después vendrá una nueva globalización, a la vez "edad victoriana " y "Belle époque" ,que se extiende más allá de los años del siglo XIX y aborta en los campos de batalla de 1914. De allí en adelante, pese a las economías de guerra –que nada producen—vemos asomar un corto periodo de auge entre 1920 y 1ue dura hasta el crack de 1929. Desde los años 30 a los 50 la economía mundial va en caída. Esa caída sella la penúltima globalización.

¿Cómo se salió de cada uno de estos profundos declives en la producción, la productividad, el empleo y se fue a la construcción de nuevas capacidades, de más grandes acumulaciones, capacidades de ahorro y de inversión? Casi sin excepción a través de importantes reorganizaciones del trabajo que permitieron alzar las tasas de ganancia y encontrar una extensión del consumo para una producción que también se acrecentó. En la penúltima Globalización, emerge de la Depresión, mediante amplias políticas sociales, el desarrollo de una fuerte intervención estatal –el estado de bienestar y las economías estatizadas- y sobre todo, el pleno empleo ¿ Y qué hizo posible esa inclinación social en un espacio que hasta entonces podía aparentarse dominado por espiritus aristocráticos y hasta conservadores? –Pues, la existencia de una presión social enorme que se configura en la existencia real de países que se habían salido de la esfera capitalista, y la existencia en el seno de las propias sociedades capitalistas, de fuertes movimientos obreros que defendían programas de reparto de la riqueza, movimientos que cristalizaban en sindicatos y partidos con alguna conciencia de clase.

También en esto tuvo una gravitación la disciplina de la clase trabajadora, en parte alcanzada en los campos de batalla, y el ingreso masivo de la mujer en las líneas de trabajo y el peso que tienen el factor concurrente del trabajo colonial que ya se embarcaba en amplios movimientos nacionales. En suma, es el trabajo y un reparto del excedente relativamente favorable a éste, el que va a levantar nuevamente el ciclo.

Hay una tendencia a suponer que la salida de la Depresión fue empujada por la Segunda Guerra Mundial. Lo que es una simplificación peligrosa y tentadora: la Segunda Guerra fue una de las consecuencias de la Depresión y la exacerbación de su destructividad.

La clave está más bien en la recuperación y sus reindustrializaciones aceleradas que conducen a un crecimiento económico muy notable hasta los años 70. Y tendrá como ejes un avance económico tanto en el mundo comunista como en el sector capitalista. En el primero se dió las industrializaciones muy rápidas de la URSS y de China, y en el segundo, los avances en los EEUU, y particularmente en lo que fue la reconstrucción de Japón y de Europa. En esos años también hay un fuerte desarrollo y crecimiento económico en las zonas excoloniales. Se hace notar, sin embargo, que a lo largo de esos años, las economías experimentan la poderosa distorsión que tiene su base en la competencia armamentista de la Guerra Fría, y junto con ella, el crecimiento de acumulaciones de orientación corporativa. En los 70 se presentan problemas que van a traer fuertes modificaciones en la inversión y en el terreno financiero. Es la época en que América Latina se produce una nueva recolonización a través del crecimiento de las deudas externas.

Pero se saltó la brecha, y a partir de los 80s vemos aparecer ya con insistencia el toque a rebato de la nueva Globalización, que es la que tiene éxito en apropiarse del mote, de aparecer como LA globalización, apoyada en todo un nuevo modelo de funcionamiento económico que trataba de allanar espacios para el crecimiento de los nuevos agentes de acumulación: las CTNs , que a partir de las estructuras monopólicas e imperialistas más antiguas, despegan con inusitado brío, apoyándose en una nueva y profunda transformación del trabajo, la explotación absoluta de los recursos naturales, la completa apertura de los mercados, lo que se acompaña de extensas privatizaciones y con ello, inmensas capitalizaciones a titulo de acumulación primitiva, y una gigantesca revolución tecnológica controlada por el mundo corporativo. La inmensa ansia de ganancias llevó rápidamente a la objetivación de grandes operaciones de papel que sirven entre los 80 y los 90 a dar auge al crecimiento y a la mundialización. Pero desde los 90s, con la primera crisis financiera japonesa van a ser el vertedero de otras crisis en cadena, y el anuncio cierto de dificultades mayores para el capital y la Globalización que estaba construyendo.

Evidentemente esta última Globalización tuvo metas, la mayoría muy insustantivas, y que hoy pueden señalarse, sobre todo como metas ideológicas: los mitos de la globalización. Como el que declaraba al mundo conquistado y progresando. De hecho, este gran empuje produjo un crecimiento sobre todo de las zonas centrales, que monopolizan la sobreindustrializción y el consumo, pero sobreexplotó las periferias. Hubo también regiones y abundantes zonas sociales a donde sus bondades declaradas nunca llegaron o entraron. Y hoy vienen a ser un problema. La Globalización socialmente tiene a su haber la confirmación en existencia, y como aliado rotundo, de nuevas clases empresariales y políticas plenamente transnacionalizadas, de directores y políticos, por ejemplo, que se "privatizaron" con sus empresas y países. Pero "la transnacionalización" del proletariado o del campesinado fue solo relativa. Con la sobreexplotación, el aumento de las jornadas y el estrechamiento de los salarios (la flexibilización ) sólo lograron transformarlos en pobres. Con el paro y la negación del trabajo y hasta de su explotación, los eliminaban Vivian Forrester llama a esto "el horror económico". Y a eso hemos llegado, pero con un acompañamiento: la crisis.

LA CRISIS DE LA GLOBALIZACIÓN

La crisis de la Globalización toma la forma , primero de una serie de limitaciones a la expansión intensiva y extensiva del capital. El trabajo, por ejemplo, en vez de crecer, comenzó a ser disminuido y destruido. En los últimos cinco años es el despido el rasgo más saliente de las relaciones laborales. Y una manera de medir de modo más realista la situación económica de los países no es ya "el crecimiento" (esto es, el crecimiento de las ganancias corporativas), sino "el crecimiento del paro y de la pobreza". Una medida que si se puede aplicar muy bien en los países centrales, se aplica todavía mejor en las periferias.

¿Qué tiene más sentido en Argentina, en Perú, en México, en Brasil, en Chile... el crecimiento del sedicente PIB o el crecimiento de la cantidad de desempleados? Digamos... ya que en Alemania parece que preocupa que en los últimos diez años no se haya podido crear ni un solo puesto nuevo... o en los EEUU, en donde el desempleo sólo crece en los últimos dos años y se encuentra en una estampida desde la entrada en la recesión. En segundo lugar, la Globalización, esto es, la economía mundial en todas sus vertientes, ha estado experimentando con la búsqueda de una ruptura mayor en su tejido. Primero estuvo la quiebra de Japón en 1990, luego México en 1994, en seguida el Sud Este Asiático en 1997, Rusia y otros en 1998 y 1999. Argentina y Turquía en el 2000-2001, y finalmente, de un modo casi pornográfica, la crisis que toca y hace estallar al centro mayor del capitalismo, al santuario de los santuarios, los EEUU.

En 1929, sin salvaguardas, Wall Street cayó en un 13 % y eso bastó para desencadenar en los años siguientes el completo abajamiento del sistema mundial. Esta vez, y avisada con antelación, y con una espera de una semana, con 300 billones de dólares inyectados en sus partes más sensibles, más una oportuna rebaja de un punto en los intereses, la bolsa de Nueva York se lanzó al vacio, bajando 14 puntos. Un porcentaje que esta vez se refiere a cantidades y oportunidades financieras mucho mayores que las arriesgadas en 1929.

En las crisis inmediatamente anteriores-las de Japón tuvieron el apoyo de EEUU y del SudESte asiático; las de Europa, a EEUU, la de Brasil y México, a la existencia de un potencial en el FMI y en EEUU. Esta vez EEUU se precipita con todos los de entorno también en caída libre. Japón muestra hoy una banca con una debilidad más allá de todos los extremos y deudas gigantescas, que se miden en trillones, imposibles de redimir más una baja industrial este año del 12 % (3% solamente en el último mes).

Es asombroso con qué rapidez, el Gobierno de los EEUU está echando todo por la borda

en su desesperada oferta de ganancias frescas para el sector armamentista, en su búsqueda también desesperada de seguridades energéticas, partiendo a la conquista del Asia Central, y asegurando, de este modo, para el largo plazo –así creen- el nacimiento de un imperio concentrador y militar, y con esto, el fin de la democracia y de las libertades públicas para ellos y para todos los demás.

¿Qué significa esto? Muy simplemente :

Que una Globalización tan vinculada con la operación expansiva de la economía capitalista, sólo puede seguirla en su desplome. Una economía en tan gigantesca contracción ya no es una economía globalizante.

Indudablemente muchos de los escenarios generados en la etapa globalizante, seguirán por un tiempo vigentes, pero con calidades muy diferentes: las polarizaciones, la pobreza y la riqueza por ejemplo, serán realidades muy agresivas, en cambio muchas instituciones y promesas, sólo serán fantasmas. Las políticas económicas que traten de seguirse sosteniendo sobre los esquemas previos, fundados en "LA Globalización" ya sólo pueden pensarse como etapas finales y desesperadas de políticas de liquidación y apoderamiento. Por ejemplo, seguir sosteniendo la "apertura económica" o "la apertura ecológica". A ver si viene algún nuevo y tardío reparto, en este espacio capitalista desfallecido y sin crecimiento. Es inimaginable qué puede pasar con quiénes todavía quieren seguir sosteniendo "honestamente"—como Cavallo- las nociones neoliberales, que sea para pagar siquiera puntualmente "la deuda", o al menos, "renegociarla".

¿Podrá llegar pronto una fase de recuperación?

Muchos economistas y políticos de precio fijo, señalan a sus audiencias que "pronto, a no dudar, llegará la pujante recuperación", "que en dos trimestres a lo sumo",etc. Sólo que no dicen de dónde ni cómo. Están en el naufragio de su innoble capacidad de diagnóstico. Para fiar en ellos recordemos que sólo hace un año, los funcionarios del Banco Mundial nos pronosticaban crecimientos mundiales del 6% y que hoy reajustan al 1%.

Que lo sepan: hay una estructura económica, política y social, que se construyó en estos últimos años un extraño cadalso, en donde sólo tienen dos lugares donde apoyarse: el tajo y la cuerda. Más allá está el vacío.

Pretenden que pueden seguir abusando de la inmovilización del trabajo, para imponer al trabajo más sacrificios. Pero los salarios ya llegaron a sus extremos de miseria, y el desempleo desborda la capacidad de los sistemas económicos. La masiva tristeza en materia de compras no es estimulo para ningún relanzamiento de la inversión, ni favorece la existencia del poder inversor ni el crecimiento de las capacidades fiscales. El manejo que hacen de la riqueza de los países, sobre todo acá, en los tradicionales rincones coloniales, siempre vieron como más conveniente "el crecimiento hacia fuera". Y ese crecimiento ya se terminó. Ya ni siquiera les permite a los gobiernos vasallos continuar sirviendo el pago de las deudas. ¿Qué puede hacer México, por ejemplo, con su Presidente y sus Secretarios tozudamente dirigidos a seguir sosteniendo la dependencia con el mercado norteamericano, si este mercado que recibía el 90% de las exportaciones, ya se hundió?

¿Dónde podrá contratar más deudas De la Rúa, para seguir comprometido en el pago de deudas con un riesgo país de más de 2400 puntos? Mientras, el capital se atrinchera y defiende con "reingenierías" y despidos, bajas en la producción, devaluaciones y cierres.Mientras los gobiernos en una inusitada muestra de estupidez siguen recitando el Corán neoliberal. Compases de enfriamiento y anuncios de mayores problemas. Allí está ya preparada la bomba japonesa, o lo que traen esas tasas de Mr. Greenspan, tan inferiores ya a la inflación.

Hay en estos tiempos unas esperanzadas y tardías romerías hacia China. Es un gran mercado la China, y todavía se sostiene en medio de la crisis mundial. ¿Por qué no piensan en importar desde allá esa condición misteriosa que la "blinda" tan eficientemente hasta ahora de la crisis?

La Era de la Globalización terminó, entramos en la era del conflicto. No un vago "conflicto de civilizaciones", a que nos invita Bush, en el inicio de su guerra petrolera, sino un conflicto entre las sustancias sociales que conforman a la sociedad capitalista, el clásico conflicto de clases. Que si "llegó para quedarse" por largo tiempo, podría decirse, en un espacio mundial.