ANTHONY GIDDENS Y LA GLOBALIZACIÓN EN “LA TERCERA VIA”

Federico García Morales (*)

RESUMEN:

Se examina la obra de Anthony Giddens, sociólogo inglés, “La Tercera Vía”, en lo que se refiere a su tratamiento de la Globalización, en donde no habría considerado los factores operantes a nivel de la producción, particularmente el peso de las corporaciones transnacionales, lo que tendría efectos sobre su propuesta política.

I.

En los últimos tramos de su ya extensa obra, Anthony Giddens parece haber decidido plantear, algo raro en un sociólogo en estos días, una propuesta política de alcances globales en donde sobresale su preocupación previa por la modernidad y el desarrollo de la individualidad, pero sumada ahora a un anclaje de posiciones en torno a la democracia, la familia, el riesgo y la globalización. Todos estos temas también los abordó en un extenso periplo de conferencias: en Londres, en Europa continental, en Nueva Delhi, y en América. Esos temas constituyen también capítulos señalados de ese novel panfleto político del laborismo según Tony Blair, que por su título-más que por su contenido vino a transformarse en el slogan tanto de conservadores como de socialistas arrepentidos: “La Tercera Vía”. Gran parte de este verdadero manifiesto, recoge y discute propuestas corrientes en los años recientes en el seno del movimiento socialdemócrata europeo, en diversas formas de cohabitación con corrientes neoliberales.

A nosotros nos interesa en esta ocasión examinar el modo como en este trabajo se alude a la “Globalización”, establecer su propiedad o si hay aquí algo así como una ignoratio elenqui. Una falla, algo fundamental que no queda comprendido en lo que vendría a ser un supuesto fundamental para la búsqueda de esa “Tercera Vía”, es decir, una vía no neoliberal ni menos socialista para nuestros problemas mundanales. Partimos del prejuicio, de que para entender de la sociedad mundial debemos aproximarnos a sus bases materiales, y que para formular un proyecto y una prognosis de su futuro, debemos entender de alguna manera el presente.

Debemos agregar además que desde que se publicó hace un par de años “La Tercera Vía”, esta designación ha sido citada incluso en algunos discursos de hombres de estado como Clinton, y a su siga, de casi todos los presidentes y jefes de partidos respetables de América Latina. Sobre la Tercera Via, the Third Way, la Troisième Voie—se ha traducido a todos los idiomas, -- la Sra. Hillary Clinton, ha tenido su propia aproximación, ha dicho:”La tercera vía es el campo unificado de la teoría de la vida: une al conservantismo y al liberalismo, al capitalismo y al estatismo, a todo lo que somos y lo que éramos, a los pecados del hombre y a la palabra de Dios, al fin del comunismo y el comienzo de un nuevo milenio”.

No cabe duda que la formulación de un proyecto tan amplio, debió darse sobre bases muy firmes. Una de esas bases es un intento de definir la globalización.

Giddens, de entrada encuentra al término “poco agradable”, con aspectos que son “controvertibles”, hay quienes la consideran un mito, y quienes la ven “comúnmente en su dimensión económica”—y estos últimos serían aquéllos que ven a las economías nacionales como irrelevantes. Esto obliga a Giddens a poner algunas cifras que pueden tranquilizar a quienes todavía pensamos que los estados nacionales cumplen con alguna función. Pero sí, nos entrega una visión en donde se aprecia el crecimiento del comercio y sobre todo de finanzas, estas plenamente globalizadas. Y hasta aquí llega el análisis económico—de lo que podríamos llamar una profunda revolución en las relaciones materiales—para continuar “en los otros planos” de la globalización.

“La globalización—nos dice Giddens—al menos tal como la concebiré en lo sucesivo, no es sólo , ni principalmente, interdependencia económica, sino la transformación del tiempo y del espacio en nuestras vidas”... de ahí en adelante, la globalización es fundamentalmente interdependencia, sobre todo interdependencia cibernética. “Un mundo de comunicación electrónica instantánea, en el que están implicados todos los que viven en las regiones más pobres...” (La Tercera Vía, la renovación de la Socialdemocracia, Madrid 1999, pp..40-46)

En realidad no tiene nada de novedoso estas caracterizaciones de la globalización, a la cual también Giddens le pone el mote de “compleja serie de procesos”, salvo el hecho de que una percepción tan poco científica y hasta miserable pudiera ser invocada para sentar las bases de una propuesta política seria, que pudiera concurrir a la solución “socialista”, es decir, de alguna manera igualitaria, de un mundo extremadamente polarizado entre naciones pobres y ricas, miles de millones de miserables y algunos pocos centros de acumulación. Un mundo en donde cada vez se hace más difícil crear políticas de consenso desde el seno de los estados, más abocados a promover los intereses empresariales.

La percepción de la Globalización en los términos extremadamente ideologizados de la versión “pop” que es también la versión de “la Tercera Vía”, lleva a que la historia pueda declararse abolida, en el sentido de historias y continuidades del sistema económico, y también puede crearse la ilusión de que las crisis del capitalismo y las eventuales revoluciones anti-capitalistas no son posibles. ¿Cómo considerar seriamente la “desaparición de la historia”, justo cuando estamos frente a tan grandes transformaciones, de tan enormes movimientos sociales?¿Pero es que acaso la crisis capitalista de estos años, no empieza a verse como la crisis de la globalización? ¿Y es que acaso esto que se llama “globalización” no viene a ser una expresión de nuevas formas en el proceso de reproducción del capital ? ¿Y no será que toda la discusión sobre la globalización y la sorprendente visión compleja y electrónica de ésta, que escabulle la percepción de sus mecanismos internos, no es más que una tenue neblina ideológica?

Si, con la excusa de Giddens, recordamos la insistencia de Marx en el estudio de las bases productivas, e intentamos apreciar la “globalización” sobre los rieles de la producción y de la reproducción del capital—un capital que llevaba mucho tiempo inflando sus mecanismos de acumulación y de concentración—podemos nítidamente observar lo que dijimos en un artículo anterior:

“Más que un término (la Globalización), es una obscura mancha que se viene extendiendo al interior de la economía mundial y comienza a dominar el escenario y éste es el espacio productivo ganado por la gran corporación. De modo que lo que se indica como “globalización” no es otra cosa que la cutícula externa de una inmensa internacionalización concentradora del capital que tiene su sujeto activo en la Corporación Transnacional.” (F.García:”Corporaciones Transnacionales y Globalización: en el corazón de la oscuridad”, Revista Globalización: )

Tratemos de explicar la importancia de las CTNs (Corporaciones Transnacionales) en el diseño del actual movimiento globalizador del capital:

A) Las CTNs son las mayores organizaciones económicas del mundo y comienzan a ser un factor político autoritario de importancia creciente, puesto al margen de cualquier ilusión democratizante.

B) Con las CTNs ha habido también un momento mediador en esto de escabullir su calidad capitalista, sin embargo una extensa literatura, avalada en estudios incluso de organismos internacionales, que realizan algún seguimiento de su actividad (como UNCTAD, Banco Mundial, SELA) permite apreciar que las CTNs se fundan en la extorsión de ganancias y en la lucha por el alza de sus tasas de ganancias, contribuyendo a la conformación de lo que en los 80s ya se llamaba “capitalismo salvaje”, compartiendo entonces los descriptores fundamentales del método capitalista de producción.

C) Como Sistema Mundial Corporativo vendría a constituir una forma social de producción específica, con características que inducen una cierta orientación en la historia.

D)Las CTNs, manejan una línea de continuidad con el capital monopólico , ya estudiado por los marxistas y no marxistas, como Lenin, Hobson, Hilferding Sernberg,etc. Muchas de las empresas citadas en sus obras, como el Banco de Boston o el Deutsche Bank o la General Electric vienen desde hace mucho.

E) Las CTNs crecen y se extienden según una lógica de acumulación y concentración del capital. La CTN de la Globalización no tiene en esto nada de nuevo ni misterioso. Las tendencias a la fusión vienen a ser un fenómeno corriente en épocas de crisis. Su tendencia a crear mecanismos para controlar –economías, poder. Regiones- es habitual en el capital monopólico. Y su ensamble con estados poderosos o hegemónicos se da en un compartimiento de poder y ganancias hoy, como antes de la Primera guerra. La tendencia colonizadora, sigue vigente: quizás con otros métodos. Véase la situación “exportadora de capitales” de América Latina, vía pago de intereses de deuda y remesa de gananciales de inversión.

F) Estos avances, obviamente, se dan sobre nuevos desarrollos en las fuerzas productivas. Las famosas revoluciones tecnológicas, que deben entenderse no independientemente sino en relación con la expansión corporativa. El 90% de las patentes tecnológicas mundiales son propiedad corporativa. “La Nueva Economía” está centrada en grandes corporaciones de la computadora y de la biotecnología.

G) Las CTNs constituyen un orden oligopólico con tendencia a expandir mercados y subsedes por encima de fronteras nacionales, en su búsqueda de ganancias extraordinarias.

H) Para su expansión explota factores o coyunturas políticas, como la caída de los regímenes del este y la subasta de sus recursos, o la caída de los movimientos nacionalistas o desarrollistas en Africa o América, con el mismo resultado. En este sentido no hay que equivocar el rumbo y pensar que las CTNs tienen alguna meta “democrática”. También han sido aliadas de los Talibanes cuando se ha tratado de conquistar los petróleos de la Caucasia. En Perú han apoyado la dictadura de Fujimori, y en Chile se enriquecieron con el gobierno militar y sus sucesores.

I) Las mayores CTNs tienen su base en los países centrales y de este modo aseguran un fuerte traslado de capital hacia esos centros, reformulando políticas colonialistas. En este plan las CTNs han apoyado las políticas hegemónicas de los estados centrales en relación a materias primas, productos alimenticios y energía.

J) El poder de las CTNs ha crecido apoyado en estructuras supranacionales (Banco Mundial; BID ,FMI, OMC) , controlando procesos internacionales de realización del valor, los valores mercantiles y la reorganización de la fuerza de trabajo. Ese poder ha definido también el desarrollo de una nueva clase transnacional dominante que ha penetrado profundamente en los aparatos políticos locales. (Véase W.Robinson: La Globalización y la Formación del Estado Transnacional. http://www.rcci.net/globalizacion/2000/fg138

K) La expansión de las CTNs ha introducido nuevas formas de organización del trabajo, a niveles gerenciales y a niveles de la fuerza de trabajo, que ha contribuído a reforzar su hegemonía. La fuerza de trabajo, en particular es convertida en “medio de producción” en una asociación con los “instrumentos de producción” ,prácticamente en una nueva versión aristotélica de la esclavitud.

L) El sistema corporativo acapara todo lo que comunica: transportes, radios, televisoras, prensa, . Y todo lo que viene a ser energía: petróleo, electricidad, energía nuclear. Y ya ingresa profundamente en la posesión de todos los servicios públicos: salud, educación, agua, alcantarillado. Y de modo natural, domina las esferas comerciales y financieras. ¿Qué podria escapar? ¿La milicia? Ellas proveen de armas a las fuerzas. El negocio armamentista les pertenece. Y el recurso a la fuerza armada juega un papel en sus negocios. Que lo digan los africanos, o los árabes. “Luego, la situación de la propiedad y de la apropiación del trabajo, en las que las redes corporativas controlan una gruesa parte de la población activa --dictando las condiciones de su alienación—en donde el conjunto corporativo se recomienda restricciones salariales y la forma de empobrecer a la masa trabajadora y de agregarla al ejército industrial de reserva.” F. García, ob.cit) En este plan, empieza a distinguirse otro terreno donde las corporaciones ejercen su actividad: el terreno cultural. Allí monopolizan la media e intentan hacer de la educación un aparato propio, interviniendo en la planeación, privatizando espacios educativos e impartiendo educación de servicio para el sistema que están entrando a dominar. Esmerándose en la difusión del “pensamiento único”. Algunos autores han llamado a esto “El horror económico” (Viviane Forrester)-que genera un “mundo de vidas desvastadas”. O “la nueva era de las desigualdades” (J-P.Fitoussi) y también “Un mundo intolerable” (René Dumont), fundado en “un liberalismo criminal”. Pierre Boudieu, ha dado con una buena caracterización, “La utopía de la explotación eterna”.

Las relaciones de producción” las afirma las CTNs desde su nivel ya conquistado, el transnacional, mediante el apoyo del estado hegemónico, los organismos supranacionales y el extenso pacto político maniobrado por los sectores de la nueva elite transnacionalizada con las clases altas y medias. Que no nos venga a decir Giddens que la derecha también se murió. Pues si tuvo algún desfallecimiento, ha renacido en el interior de este nuevo pacto.

Hasta aquí, quedaría claro que la “Tercera Vía” carece de una base sustantiva, ya que se le escapa una percepción del “modo de producción” del que recoge sus fuerzas o al que habría que transformar. Por otro lado, el reconocimiento de la existencia de estas fuerzas reales que trabajan bajo la Globalización, debería llevar hacia otras consideraciones muy urgentes en materia de políticas, llamémoslas populares o de “la izquierda” si esto se usa en el sentido aceptado por Giddens, de una propensión hacia la igualdad, y en estos tiempos también una propensión hacia el ambiente sano, que viene siendo destruido por las fuerzas motrices de la globalización. Una destrucción que no se puede detener mediante el hipócrita slogan de la sustentabildad—término también muy cercano a Giddens.

Pero todo no ha sido victoria para el sistema capitalista globalizante: también ha encontrado su crisis, y es en el seno de esta crisis cuando algunos sectores han percibido el agotamiento de la religión mercantil neoliberal, y han deseado realizar una política de aplacamiento de las contradicciones mediante una vasta campaña ideológica en donde ha nacido la ocurrencia de “la tercera via” y de la visión aguada de la globalización. Si hasta el propio presidente del Banco Mundial, debía reconocer hace unos días en Praga que los contramanifestantes a la reunión supranacional “tenían razón en sus demandas” y que ellos, el Banco Mundial y el FMI, ya se estaban encargando de crear una “globalización buena”. “Con rostro humano” , coreaban Clinton y Blair. Pero se ha ido aún más allá: en una reunión de hace pocos días la OECD declaró que ya era necesario enmendar el rumbo de la globalización “imponiéndole reglas”.

En el último año ha habido varias contiendas electorales en América Latina, y no deja de llamar la atención de qué modo la visión de una globalización angélica y extraterrestre, se dejó caer a través de los discursos de candidatos oficiales y de oposición, en la forma de una absoluta resignación, algunos también vocearon “la Tercera Vía”. O también las consignas de “el cambio”. En medio de la confusión, los resultados, en México por ejemplo, favorecieron a Vicente Fox, que maneja su particular visión de “la Tercera Vía”: la de un estado dirigido con sentido de empresa, abierto a las privatizaciones más feroces, con “amor de país” que es productivo y de calidad total. Una mezcla que horrorizaría al propio Giddens. Es que ha pasado a ser un slogan más en el gran mercado corporativo.

El librito de Giddens “La Tercera Vía”, construido según su autor con gran esfuerzo, y publicado tras numerosas revisiones, es testimonio del quehacer bastante devoto del intelectual del sistema que como premisas básicas, debe reconocer más o menos ritualmente algunos supuestos de partida: el fin del conservadurismo, al mismo tiempo que lo asume, y “la muerte” del socialismo y del comunismo, mientras ofrece a izquierdas desorientadas, quizás todavía temiblemente posibles, una nueva vía en la aceptación solapada de la visión Thatcheriana. También, y porque acepta el triunfo del capitalismo, deberá formularse abandonando toda veleidad historicista, o de cambio, —para él, como para Fukuyama, “la historia ha terminado”, aunque en esta “no historia”, liberada de oposiciones, se invite a considerar como natural y hasta promisorios los encuentros y los acuerdos entre Clinton y Tony Blair, que aparecen como profetas del “verdadero camino”, “la tercera via” que, en este maravilloso ramillete de contradicciones, viene a significar una nueva historicidad.

Su reflexión, a pesar de la visión de muy largo plazo a la que se aboca, se resuelve en la consagración de situaciones del cortísimo plazo, que habrían echado las cartas, marcado el destino, en una especie de Waterloo planetario, de donde no podemos evitar el recuerdo del nacimiento de una nueva Santa Alianza, que se figura en la estampa de la Globalización. Aunque también, y como la presenta Giddens, esta globalización podría representarse como un fenómeno extraterrestre , para los que la entiendan al modo de “la tercera via”, algo así como el inmenso, inconmensurable platillo de “El Día de la Independencia”.Aunque el independiente es aquí el platillo, que nunca en el folleto llega a percibirse como una “formación social” o algo que tenga que ver con la reproducción del capital y menos con “la historia”.

En su libro Giddens absuelve a la globalización de todo contenido económico central, a favor del difundido discurso “pop” que junta expresiones de la expansión financiera con los nuevos alardes tecnológicos, para terminar colocándola en el plano de una operación cultural y hasta de una afección psicológica.. Al final del libro, también la operación del mercado, en buen liberalismo, esconde una mano negra con un componente psicológico decisivo. Y ahí queda la globalización mistificada, al lado de esta expansión individualista que experimentamos. Y así también, puede exculpar su frivolidad apelando a la fórmula sistémica de moda:”...la globalización es...una compleja serie de procesos, impulsados por una amalgama de factores políticos y económicos que transforman la vida diaria....e influye directamente en el ascenso del individualismo...” (p.46) Con lo que llegamos al individuo, que pasa a ser el tema de otras consideraciones, en donde la globalización puede llegar a apartarse un poquito más de las consideraciones económicas:

“El nuevo individualismo—nos dice en la p.49—está asociado a la disfumación de la tradición y de la costumbre en nuestras vidas, un fenómeno relacionado con el impacto de la globalización entendida de un modo más amplio que la influencia de los mercados.”De donde... con la globalización (asi de vaga) podría darse una mayor democratización. En el deseado encuentro (hacia la derecha) de una derecha menos derecha y de una izquierda más a la derecha del centro. Ya que “la globalización, junto con la desintegración del comunismo, ha alterado los contornos de la izquierda y de la derecha.” (p.56) Un patrón que encaja a Giddens ante el problema de una sobrevivencia de izquierdas y derechas que intercambian sus papeles en torno a la globalización,(al menos en el seno de esta argumentación): la izquierda deberá ver a la globalización como positiva, puesto que, la derecha se opone a ella. Y parcialmente, podríamos decir según nuestra experiencia, que tiene razón, ya que en América Latina hay tantos ex pseudoizquierdistas que aplauden la globalización, aunque hay cierta unanimidad en las derechas para apoyarla. El partido socialista chileno apoya la globalización desde el gobierno de la Concertación. Las Cámaras patronales del continente apoyan la globalización, aunque cada quién pueda entender la globalización—que es tan grande (y compleja, como la pinta Giddens, y llega hasta dios, según Hillary—de diferente manera, como los ciegos de la leyenda hindú que palpaban a un elefante. Aunque pudiera haber aquí opiniones comunes: a todos estos sectores les interesa o ven como positiva la Inversión Directa Externa, que llega a ser en este continente de la literatura del realismo mágico, el equivalente del “crecimiento económico”. Ya no es inversión imperialista, pues viene bajando del disco volador.

II.
Si suponemos que la globalización no es ya sólo un proceso complejo, sino que sobre todo tiene fuertes adherencias con el fenómeno corporativo, al punto de estar señalando hacia una nueva mutación del modo capitalista de producción, conviene pasar a considerar lo que puede estar ocurriendo con los “cinco dilemas” de la “tercera vía” (La globalización.el individualismo, la izquierda y la derecha, la capacidad de acción, las cuestiones ecológicas) y con el problema del estado, fundamentalmente el tema de la democratización y otras alternativas de la “era global”, pues de alguna manera estos temas, en la bitácora del profesor Giddens, quedan afectados por cualquier modificación de los factores económicos, representados en este caso por “la Globalización”.

Dejamos para otra ocasión el estudio mas detenido de la coyuntura específica, inglesa y luego, de los partidos socialdemócratas que contribuyen al lanzamiento de “la tercera vía”, y el tema siempre presente, del fin del conservantismo, la muerte del comunismo y la suerte del neoliberalismo. Aunque en esta ocasión hagamos alusiones generales sobre esos temas y sobre las inercias que empujan al mundo que viene, y lo que no deja de ser interesante, los cambios, las alternativas, “las vías” que se están insinuando en el seno de la globalización. Ya no sólo particularmente en Europa, sino en las periferias y particularmente en América Latina. Se tiene presente que el objetivo es delinear el modo de enfrentar importantes problemas de nuestro tiempo.

1) En América Latina “el componente dinamizante de la globalización”, la CTN, ha entrado a reconstituir una nueva situación colonial, en donde los países del continente han ido acelerando su exportación de valores, a través de la enorme deuda externa y la extorsión de fuerza de trabajo que va conduciendo una especialización colonial del trabajo.

2) Los estados latinoamericanos se rinden a la globalización compitiendo en la atracción de capitales dedicados a sus diferentes ventajas, entregándose por entero a la subasta privatizadora en donde los capitalistas locales hacen de intermediarios en el proceso de transferencia a grandes empresas transnacionales. El crecimiento que aplican al cálculo de su PIB es vastamente el crecimiento en el ingreso de empresas transnacionales con sucursales en los diversos países del continente. Asi en las cuentas nacionales de México figuran los ingresos de la Ford y de la Volkswagen, mientras en Chile seguramente da su contribución la extorsionadora española Telefónica o Endesa-España. O las diversas compañías que explotan los minerales andinos.

3) En ninguno de los países de América Latina puede decirse que la globalización esté empujando la “democracia”, cuanto más “transiciones infinitas”, ni tampoco que la “globalización esté apoyando “la liberación femenina”, a menos que se llame así, la preferencia de las maquilas por el trabajo de las muchachas.

4) En este momento, la globalización corporativa está muy lejos de tener una disposición para aceptar “reglas”. Al contrario, está en plena campaña la introducción de desregulaciones. La inversión no desea reglas arancelarias ni reglas laborales ni reglas ecológicas.

5) Las últimas reuniones de la OMC fueron intentadas como un espacio para imponer la liberación de fronteras para los flujos del capital, al estilo del Acuerdo Mundial de Inversiones.

6) Con respecto a la cuestión laboral, se generaliza la práctica tramposa de los gobiernos transnacionalizantes por atraer la discusión de las nuevas leyes del trabajo hacia “mesas de concertación” en donde los empresarios impondrán sus condiciones. Nadie puede moverse a engaño: el neoliberalismo corporativo ya domina las esferas de decisión en el seno de todos los gobiernos del continente, y el verdadero diálogo de éstos se está dando con la esfera corporativa, mientras se enmudece la relación con los sectores laborales. En este campo ganan terreno los proyectos del FMI.

7) En cuanto a la ecología planetaria, está siendo fieramente herida por las operaciones corporativo que han ampliado brutalmente la explotación de los recursos naturales. Mares, selvas, atmósfera, están experimentando daños irreversibles y ningún acuerdo internacional parece estar ya a tiempo para revertir procesos desbocados por el infinito afán de ganancias de los aparatos corporativos. Sólo habría que anotar, para tener claros ejemplos de lo que ocurre sólo dos indicios: el calentamiento del planeta y la cierta extinción de más de la mitad de las especies vivas para los próximos cincuenta años.

8) Todo esto viene a manifestar el problema social muy grande, la gran dificultad que está presente en esto de ponerle riendas a la globalización. Un proceso que ha ido generando profundas modificaciones, algunas muy reaccionarias, en el seno de la sociedad mundial y en su entorno ecológico.

9) Al parecer esas modificaciones difícilmente se alcanzarán por la vía de la “reforma”, sino más bien en difíciles y costosos encabalgamientos de las revoluciones sociales en el siglo que se está abriendo, que se viene con una carga de realidad, de ideología y de disidencias. Pensamos que el aspecto un tanto confuso de la actual distribución de izquierdas y de derechas es sólo un fenómeno transitorio, que no podrá sostenerse dadas las polarizaciones, urgencias y ensambles etno-clasistas que se han ido generando en el último tiempo.

10) La entrada del sistema corporativo en el escenario mundial, a pesar de la crisis corriente, cuyos desenlaces son todavía imprevisibles, pudiera estar sólo en sus comienzos. En esta fase ya se notan las dificultades en llegar a imponerle reparos sociales. No se percibe tampoco, en el seno de este sistema atisbo alguno que lo sensibilice hacia utopías democráticas, al contrario, sus cuadros y la ideología de éstos, apunta más bien al elitismo, a la jerarquía, al autoritarismo y al manejo de recursos submisivos y totales. Si es el orden de la fábrica el que quieren imponer al mundo, este es el orden del Panopticon. Es un “totalitarismo empresarial" y transnacionalizado el que se nos viene. Pero es un orden ciego frente a su propia perversidad tanto social como ecológica.

Esta situación no deja espacio para una “Tercera Vía”, que precisaría de avances reales de la izquierda socialdemócrata. En América Latina, entre triunfos electorales de la derecha, no percibimos las delicadas inflexiones del discurso de Blair. Acá, la ideología y la práctica de la nueva elite es thatcheriana. En México Fox no oculta su proyecto Coca Cola y para su inauguración estará estrenando un gabinete empresarial; en Brasil, el antiguo "izquierdista" Cardoso avanza en su segundo período entre los escándalos de sus privatizaciones; en Chile, mientras la Concertación pierde bastiones fundamentales en las últimas elecciones municipales, el Biministro Eyzaguirre, se declara partidario de la “economía dura”... en tanto el Banco Mundial no diga otra cosa. En América Latina los controles de la "gobernabilidad" los tiene una nueva derecha, en la que se mezclan antiguos reformistas que compiten en la constitución de una nueva elite de servicio. Ni Alemán, ni Pastrana, ni Banzer, ni menos Fujimori pueden mostrar perfiles adecuados a la Tercera Via propuesta por Giddens, que queda así como la utopía europea en el tránsito de los siglos, ya que tampoco tiene su agente adecuado en los Putin de otros continentes. Y hay que pensar que la asociación con los Clinton en los EEUU está finalizando.

En el siglo pasado aprendimos que los procesos sociales tienen algo que ver con la presencia de agentes sociales. La Tercera Vía no parece haber encontrado a esos agentes capaces de proveer esa síntesis entre “nuestros pecados y Dios”. Mientras el proceso real de la instalación corporativa ya nos muestra la presencia de una nueva clase transnacionalizante, sin que en la confusión académica del pensamiento único, podamos identificar en la neblina la llegada del sepulturero de la injusticia.

Pero eso ya le ocurrió a Humboldt. De regreso de sus largas expediciones a las regiones equinocciales, en un café de Paris conversaba una tarde con un joven y le decía: “En América está por comenzar una enorme revolución, sólo que no veo quien pudiera llegar a dirigirla”. El joven lo miraba en silencio, y era Simón Bolívar.

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(*)Ponencia presentada al III Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos (Universidad de La Serena, Chile, 8-10 de noviembre del 2000. La edición española de Anthony Giddens: La Tercera Vía: la renovación de la socialdemocracia, se encuentra en edición Taurus, Madrid 1999.

Más discusiones sobre la Globalización:
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Sobre Anthony Giddens y la Tercera Via:
Globalization (BBC)
La Troisième Voie...
Gauche: le débat autour de la troisième voie
La Troisème Voie n'est pas un long fleuve tranquille
The Third Way:Europe vs America

Otras vias:
J.Rifkin: "Un Nouveau Capitalisme"
La troisième gauche face à la troisième voie

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