DESARROLLO DESIGUAL, INTERNACIONALIZACIÓN DEL CAPITAL Y REGIONES.

 Julio Alfonso Ortegón Espadas.

Introducción.

 

En los últimos años ha existido gran inquietud en los ambientes académicos y políticos, respecto a los efectos de los cambios que se han generado en el mundo a raíz de los procesos de apertura de las fronteras nacionales, de la integración y formación de bloques económicos, de los cambios tecnológicos que han afectado la organización de la producción y vinculan cotidianamente a una parte de la población mundial.

 

En este ensayo se plantean, a un nivel teórico, la explicación de los cambios que se han generado en el mundo, a través del enfoque de la teoría del sistema-mundo capitalista y de la percepción del desarrollo desigual que genera efectos diferenciados del proceso de cambio que se está viviendo, tanto al nivel de los países como al interior de ellos. Los efectos se plantean a través de los cambios en la organización territorial de la sociedad, y las formaciones sociales .

 

En el primer apartado se plantean algunas consideraciones teóricas del sistema-mundo capitalista y del desarrollo desigual, en el segundo se plantea el proceso de internacionalización del capital y las formas en que el estado y las corporaciones participan en el proceso de internacionalización, y la nueva división internacional del trabajo. En el último apartado, se distinguen los procesos de macrorregionalización y de cambio regional en espacios subnacionales, y se presentan algunas tendencias en cada escala territorial del proceso de cambio del sistema mundo.

 

 

 

 

 

 

Sistema-mundo y desarrollo desigual.

 

La existencia de diferencias en el comportamiento de las sociedades genera, a partir de la posguerra, la inquietud de reconocer las causas  que originan la existencia de países avanzados tecnológicamente y con altos niveles de vida, y de países rezagados tanto en los tecnológico como en el estado que guarda la población. La búsqueda de estas respuestas ha generado diversas visiones respecto a la naturaleza del proceso de desarrollo de las sociedades capitalistas tales como le percepción  del desarrollo en etapas, la escuela estructuralista del desarrollo, la teoría de la dependencia, las concepciones liberal y neoliberal, la escuela marxista.

 

En este ensayo se adopta como marco de referencia teórico del comportamiento del capitalismo, la teoría del sistema-mundo capitalista, en donde “el enfoque del sistema-mundo busca analizar la formación y la evolución del modo capitalista de producción como un sistema de relaciones económico sociales, políticas y culturales, que nace a fines de la edad media europea y que evoluciona hasta convertirse en un sistema planetario […] En este enfoque se distingue la existencia de un centro, una periferia y una semiperiferia, además de distinguir entre economías centrales, una economía hegemónica que articula al conjunto del sistema” (Dos Santos, 1998: 130)[i]. 

 

Immanuel Wallerstein, define la economía-mundo capitalista como “un sistema que incluye una desigualdad jerárquica de distribución basada en la concentración de ciertos tipos de producción (producción relativamente monopolizada, y por lo tanto de alta rentabilidad), en ciertas zonas limitadas […] que pasan a ser sedes de la mayor acumulación de capital… que permite el reforzamiento de las estructuras estatales, que a su vez buscan garantizar la supervivencia de los monopolios […] pero como son intrínsecamente frágiles (los monopolios), a lo largo de la historia del sistema mundial moderno esos centros de concentración han ido reubicándose en forma constante, discontinua y limitada, pero significativa” (Wallerstein, 1998: 289). A lo largo de los cambios en el sistema-mundo capitalista, han existido cambios en los centros mundiales de acumulación, pero los mecanismos de funcionamiento (estructuras básicas) no han cambiado.

 

El desarrollo desigual se entiende como el resultado de un proceso histórico de las relaciones sociales de producción y de las fuerzas productivas, que se expresa concretamente en diferentes formaciones sociales localizadas territorialmente, en las cuales se expresan las especificidades de cada sociedad y las relaciones generales que se establecen en el sistema-mundo. La condición de diferenciales en el comportamiento de los países (y al interior de estos), se ha establecido en el sistema-mundo  y es inherente al desarrollo capitalista. La desigualdad del desarrollo se reproduce en los ámbitos sectoriales y territoriales, así como en las diferentes esferas de la sociedad, la economía, la política y la cultura, por lo que se plantea que el proceso de desarrollo es multidimensional.

 

Esta característica de desigualdad del sistema-mundo, ha generado una apropiación de los excedentes de los países periféricos y semiperiféricos por parte de los países avanzados. Esta expoliación se reproduce y se refuerza en el ámbito nacional y regional, en el que el desarrollo de las fuerzas capitalistas juega un papel determinante para definir las relaciones de producción que se establecen en el nivel nacional y las características con que el sistema va a operar en los países periféricos.

 

El sistema mundial capitalista tiene una dinámica que genera diferencias en los territorios que dinamizan al sistema, dado que las condiciones de centralización y de concentración mundial del capital, requieren en diversos momentos de su desarrollo establecer relaciones de internacionalización más dinámicas en ciertas fases. La tendencia a la internacionalización del capital, es una respuesta a las limitantes que existen en un sistema cerrado para incrementar la tasa de ganancia. Este proceso de internacionalización ha establecido desde un principio relaciones subordinadas con territorios desde los inicios de la expansión capitalista, generándose formas de apropiación territorial y de establecimiento de dinámicas sociales diferenciadas en los países, pero bajo la égida del capitalismo mundial, en donde existen relaciones de poder económicas, sociales y políticas, que se refuerzan y establecen la naturaleza de las relaciones de dependencia entre las naciones (Harvey, 1990)[ii].

 

El desarrollo desigual como formación social.

 

Anteriormente se definió el desarrollo desigual como resultado de un proceso histórico de las relaciones sociales de producción y las fuerzas productivas, y que se expresa concretamente tanto sectorial como territorialmente. Esto significa que las diferencias entre y dentro de los países, son resultado de la interacción de formaciones sociales y económicas diferenciadas por procesos históricos particulares, y la interacción de las relaciones generales que se establecen en el sistema-mundo capitalista.

 

La formación social se entiende como la “evolución diferencial de las sociedades, en su marco propio y en su relación con las fuerzas externas […] ya que la organización local de la sociedad y del espacio, reproduce el orden internacional” (Santos, 1996: 18,23). En esta categoría se involucran todas las dimensiones de la vida de la sociedad (economía, política, cultura).

 

Las diferentes formas de organización social en las naciones dependientes, están dadas por las diferentes dotaciones de recursos naturales y por las condiciones de productividad del trabajo, socialmente construidas (Harvey : 418), y agregaríamos históricamente construidas.  El capitalismo se establece, en las diferentes naciones y en sus regiones, como un sistema hegemónico, en el que va a revolucionar formas de organización social no capitalistas que se oponen a su dinámica, estableciendo relaciones diferenciadas geográficamente, dadas la distribución de recursos y fuerzas productivas. En este proceso el capitalismo utiliza las viejas formas de organización, construyendo diferencias geográficas con  las formas antiguas que sirven al capitalismo, y destruye los modos de producción no capitalistas[iii].

 

 En este sentido, las viejas formas de organización pueden ser parte del funcionamiento del capitalismo. Las formas diferenciadas en la organización social y territorial,  dan cuerpo a las formas de producción  dentro del capitalismo; formas que fueron construidas dadas la apropiación desigual del territorio por parte del capitalismo, pero en las cuales la organización y producción capitalistas son hegemónicas, ya que son las que dinamizan al sistema local y regional, subordinando a las formas no capitalistas.

 

Esta dinámica genera particularidades en la organización de las fuerzas sociales de producción y reproducción del sistema. Esto nos permite reconocer las formas sociales y económicas que configuran  la totalidad de una sociedad y de sus formas de organización social y de la producción específicas. A través del concepto de formación social y económica, es posible reconocer las similitudes y establecer las diferencias entre las diferentes sociedades.

 

Entonces, podemos identificar el desarrollo desigual con una mayor concreción, ya que las formaciones sociales están definidas por su localización espacial, lo que permite reconocer las diferencias entre los territorios[iv], ya que éstos representan  la organización particular de cada grupo social, su relación con el ambiente y sus recursos, así como la materialización de las particularidades generadas por los procesos históricos que cada sociedad vive. 

 

La dinámica del sistema mundial determina las relaciones que se establecen entre los diversos puntos del territorio, que responden de manera diferenciada a los estímulos hegemónicos del exterior. La naturaleza y el tipo de respuesta están íntimamente vinculadas a la forma en que los recursos se encuentran localizados, y a las formas socioeconómicas que tienen lugar en ese territorio.

 

 

2. La internacionalización en el sistema-mundo.

 

En la actualidad, el sistema mundial se encuentra cruzado por un proceso de cambio, dinamizado por la presencia ya hegemònica de grandes corporaciones transnacionales que conducen transformaciones productivas y tecnológicas  que están mundializando las relaciones comerciales y reestructurando los procesos productivos, fundamentalmente la reorganización internacional del trabajo. En este proceso, los factores de localización se están transformando, estableciéndose nuevos retos a las regiones.

 

La globalización comercial y la reestructuración económica, resultan en procesos de localización y relocalización de la actividad económica. Las implicaciones de estos fenómenos tienen repercusiones en la organización espacial de la producción y genera dos procesos: la macrorregionalización y la reorganización regional al interior de los espacios nacionales. Como el capital y el trabajo encuentran localizaciones territorializadas, se entiende que los procesos de producción siempre se realizan en lugares específicos del territorio, en tanto en la esfera mundial operan los mecanismo de circulación, distribución y consumo (Santos, 1996; Rozo,1993).

 

Las características que tienen la fuerza de trabajo y la estructura económica , se encuentran determinadas históricamente, lo que le da características únicas a cada territorio. Estas configuraciones históricas son la base sobre la cual se realizan los procesos mundiales.

 

La localización de sectores modernos en subespacios que tienen la infraestructura necesaria, genera espacios globalizados en los que se realizan los procesos hegemónicos (espacios hegemónicos), por lo que existen espacios mundializados, entrelazados en redes mundiales, controlaedos corporativamente que se manejan en la lógica global. Las relaciones entre los sectores modernos establecen reconfiguraciones en las relaciones territoriales, ya que la revolución informacional, permite establecer redes que vinculan puntos territoriales diferenciados y distantes, en donde se establece una relación vertical en la que se realiza y se materializa el proceso global (Santos,1996).  Es decir, se establecen relaciones diferenciadas y desiguales en los procesos mundiales, que se reproducen en el ámbito territorial.

 

La  nueva fase del sistema mundial se encuentra basada en una revolución científico tecnológica, permite observar las tendencias a la reorganización del sistema productivo en el mundo, dado que esta tecnología permite la consolidación de los agentes multinacionales, con posiciones claves, que llevan a reorganizar el sistema de producción (Dos Santos: 1998)

 

Es importante hacer un comentario respecto a la relación del cambio técnico y las condiciones generales del sistema capitalista. Si bien en el ensayo se hace hincapié en la revolución científico tecnológica, no se concibe al cambio técnico como una fuerza autónoma y exógena que revoluciona las relaciones de producción en el período actual. Teóricamente se tiene que “en el proceso de cambio histórico real que se nos presenta, el invento no es un proceso autónomo, desligado del proceso de la inversión de capital, ni es posible separar a éste de sus efectos sobre el desarrollo de la invención que, a su vez, reactúa sobre el proceso de inversiones  a través de su influencia sobre la rentabilidad” (Dobb, 1978:343). Se concibe que toda revolución económica trae consigo importantes innovaciones tecnológicas, que pueden cambiar las relaciones de producción de una sociedad, pero que son resultado de la maduración de las fuerzas productivas y sociales; es decir, “una revolución económica resulta de toda una serie de fuerzas históricas, combinadas en determinada proporción: no es un simple producto de una de ellas solamente”  (Dobb: 329)[v]. Por lo tanto, el énfasis en la revolución científico tecnológica se hace con la intención de percibir los efectos que tiene en la organización social de la producción y en la división internacional del trabajo.

 

El antecedente histórico que da origen al cambio cientifico-técnico, se encuentra en la crisis del capitalismo fordista se puede caracterizar como  una inadecuación del sistema de producción, ya que las bases de este modelo de acumulación encontraban una contradicción; esto  debido a que el sistema fordista de producción presuponía la estabilidad en la estructura y crecimiento del mercado, pero se enfrenta a una tendencia recesiva, que se agrava con la rigidez del mercado de la mano de obra, dada su sólida organización sindical. Las corporaciones utilizan nuevas formas de organización que rompen con las rigideces presentes en el sistema fordista-keynesiano, basadas en el cambio tecnológico, dispersión geográfica a zonas con mercados laborales sin restricciones, fusiones, automatización, innovaciones en productos, etc. (Harvey,1996)

 

La importancia del auge generado por la tecnología, encuentra una cima en la década de los 80, ya que en esta evolución alcanza magnitudes que han llevado a diversos científicos a proponer que nos encontramos, en la actualidad, ante un proceso de reorganización del sistema mundial, que cristaliza en una nueva división internacional del trabajo, sustentada en una nueva revolución tecnológica en el ámbito informacional; así como también encontramos apreciaciones respecto a que los cambio pueden representar un nuevo patrón de acumulación del capital a través de una compresión espacio-temporal o simultaneidad espacio-temporal. [vi]

 

La importancia en el análisis de la tecnología, lleva a  pensar que la industrialización periférica no va aparejada de un desplazamiento de los sectores generadores de tecnología, por lo que no se reduce la dependencia en este rubro. Esto significa que las relaciones desiguales del sistema mundial se reproducen en la nueva dinámica del sistema mundial capitalista, en el que existen nuevos tipos de producción, que desplazan el proceso de acumulación a nuevas ramas; en donde la relocalización industrial en zonas o regiones en desarrollo, se da en los sectores de producción más simples, facilitados por la flexibilización del proceso de producción.

 

En la actualidad, uno de los factores en la perspectiva de una nueva división del trabajo que genera desigualdad, es el monopolio tecnológico ejercido por las transnacionales, que excluye a los países periféricos de los procesos más productivos, generándose una profundización de la dependencia y una marcada diferencia en el proceso de exclusión del sistema mundial. En el proceso actual, el dinamismo en la creación de nuevos productos, innovaciones tecnológicas, ha generado que los sectores estratégicos sean el diseño y productos con alta carga de tecnología, que son las partes del sistema de producción que se establece en los países centrales, y aun más, en las principales ciudades de estos países (Furtado, 1999; Wallerstein,1998).

 

La mayor disperción geográfica, la producción en pequeña escala y la búsqueda de mercados a medida no necesariamente ha llevado, sin embargo, a una disminución del poder de las corporaciones, la desregulación a significado un incremento en la monopolización (al cabo de una fase de competencia intensificada) en sectores como las aerolíneas, la energía y los servicios financieros. Las tendencias a la creación de grandes corporaciones por fusiones o captura de empresas, y la aparición de una multitud de pequeñas empresas, se debe a que las contradicciones del capitalismo (monopolio-competencia, centralización-descentralización del poder económico) se desenvuelven de manera diferente, a través de la diversificación, la movilidad geográfica y la flexibilidad de los mercados de trabajo, los procesos laborales y los mercados de consumo, combinados con una intensa innovación tecnológica,  productiva e institucional (Harvey, 1996: 182).

 

La internacionalización en el sistema-mundo y sus actores.

 

Se realiza una consideración de las relaciones entre los actores del sistema-mundo capitalista, ya que es importante reconocer que la dinámic a general del capitalismo se afecta por fenómenos extraeconómicos, lo que permite resaltar la complejidad del fenómeno de internacionalización del capital y de sus efectos en el desarrollo desigual.

 

Las relaciones que existen en el sistema mundial entre las corporaciones y los estados, afectan la organización del sistema mundial, donde se plantea el riesgo que enfrenta el Estado nación ante la consolidación de los agentes multinacionales, ya sean públicos (de naturaleza liberal) o privados. La característica del Estado observa ante los centros hegemónicos, prevé la tendencia a su debilitamiento como rector de los procesos de desarrollo en Latinoamérica.

 

La importancia de las corporaciones se puede percibir en los indicadores que presentan la gran concentración del capital en el sistema capitalista, y nos permiten percibir la gran presión que pueden ejercer en la configuración de la internacionalización del capital y en las formas de organización que los estados deben adoptar.  Las corporaciones tienen tal poder en la economía mundial que de las 100 mayores economías del mundo, 51 son corporaciones globales y 49 son países; las ventas combinadas de las 200 corporaciones globales más importantes, son mayores que las economías combinadas de todos los países, por debajo de la novena economía del mundo, es decir, de 182 países del mundo. Las 200 corporaciones más importantes, doblan los ingresos de cuatro quintos de la población más pobre de la humanidad (IPS, 1999; Vander Stichele, 1998).

 

En el proceso de liberación económica que se da a escala planetaria, existe una cesión de soberanía a instancias supranacionales por parte de los estados-nación. Esto conlleva redefiniciones del papel del Estado por las cuales, ya no pueden intervenir firmemente en la economía nacional, y por ende, en el proceso de desarrollo nacional; existiendo el riesgo de adaptarse pasivamente en la nueva división internacional del trabajo en el sistema mundial.

 

El vínculo al que se hace mención, implica que las grandes corporaciones internacionales, no han perdido su filiación nacional, a pesar de que existen grandes tendencias a la creación de capitales totalmente globalizados.[vii]

 

Tenemos el caso de Estados Unidos. A partir de la guerra fría se genera una burocracia de seguridad nacional, que ha modificado cualitativamente al Estado. Se genera una colusión de fuerzas económicas y políticas, que coordina a la burocracia y los intereses de las grandes corporaciones norteamericanas. La economía-mundo capitalista se encuentra permeada por decisiones político-económicas, ya que “a partir de 1973, Estados Unidos empezó a sufrir una vulnerabilidad estratégica… [que conlleva una consideración] “geoestratégica”, además de los intereses empresariales involucrados, [que] ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo del esquema estadounidense de “integración regional” de América del Norte…” (Saxe-Fernández,1999). 

 

 Esto significa que la tendencia representa la participación activa y consciente del estado en la redefinición de sus funciones, acentúa el carácter excluyente y marginador del sistema capitalista. La aplicación de políticas neoliberales en el sistema mundial y al interior de los países, como respuesta a las tendencias de producción y comerciales en el sistema mundial,  ha acentuado la divergencia entre los países y entre los diferentes grupos sociales al interior de las naciones.

 

El dominio hegemónico está sustentado en una fuerza militar y dominio económico, en el que conviven las grandes potencias, que define como los Estados suficientemente grandes y ricos, que les permita tener una base tributaria que sustente el poder militar, relación que se refuerza de manera circular    (Wallerstein: 289).

 

Como resultado de la pugna por la hegemonía mundial, las inversiones y recursos financieros se concentrarán más que en el período de posguerra, lo que excluye al resto del mundo de los flujos de inversión, siendo decreciente su participación en la absorción de estos recursos.

 

 

 

3. Las regiones y la internacionalización del capital

en el sistema-mundo

 

En este análisis se distinguen dos procesos que son característicos del cambio en el sistema-mundo: la macrorregionalización y la reconfiguración regional al interior de los espacios nacionales.

 

Se considera a la región como el espacio territorial en el que se materializan las fuerzas mundiales, nacionales, regionales y locales. Esta definición nos permite diferenciar los procesos de macrorregionalización de la reorganización en subespacios nacionales.

 

Una de las tendencias integradoras de este proceso se observa en la formación de bloques regionales de Estados-Nación. Esta integración plantea una cesión de soberanía y genera tendencias que aglutina sectores modernos o dominantes, dejando de lado a grandes segmentos de la población. En la actualidad el desvanecimiento de las fronteras está condicionado por el agrupamiento en organizaciones transnacionales de todo tipo y por el contacto con otras regiones.

 

En términos de la macrorregionalización,  el período de cambio actual, se produce por la reorganización del sistema-mundo, ya que coinciden la fase de descenso del ciclo de Kondratieff y  el proceso de redistribución mundial del poder estatal. En este proceso se enfrentan tres centros, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea; las relaciones de los demás países con los centros, en el ámbito económico, dependerán de la importancia estratégica que posean, determinada por tres factores (Wallerstein: 296):

-        El grado en que sus industrias sean importantes o fundamentales para el funcionamiento de las cadenas de mercancías clave.

-        El grado en que los países sean importantes o esenciales para sostener un nivel de demanda efectiva para los sectores de producción más rentables.

-        El grado en que los países sean importantes en decisiones estratégicas  (localización, poderío geomilitar, materias primas, etc.)

 

Es decir, que la macrorregionalización se genera a través de la integración  regional de países y la formación de bloques económicos. Esta formación de bloques a través de la integración, tiene como premisa una aguda competencia por el producto mundial  de las principales economías industrializadas, en donde se generan políticas que por medio de acuerdos entre los gobiernos  pretenden profundizar  las relaciones económicas y de otra índole (López Villafañe,1997: 19). Los diferentes grupos que se han generado en esta escala son profundamente desiguales, ya que existen diferencias en los objetivos y profundidad de las organizaciones y en la intensidad de la integración (Tratado Trilateral de Libre Comercio de América del Norte, Unión Europea, Cuenca del Pacífico).

 

En cuanto a la reconfiguración regional al interior de los espacios nacionales, se afecta por la revolución tecnológica que trastoca las fricciones de la distancia, en los cambios originados en la organización del trabajo y en la promoción por parte de los Estados de las relaciones entre países y a la promoción de la producción para el mercado mundial. El sustento teórico y político de este proceso se encuentra en el neoliberalismo.

 

Se percibe un proceso de desustructuración y dualización, generado por la desestructuración entre los procesos revolución tecnológica – estructura social, generándose los siguientes procesos (Borja y Castells, 1997):

-        La infraestructura de globalización y promoción económica se plantea en función de la competitividad internacional y excluyen a zonas enteras de territorio urbano-regional

-        Una parte de la población es excluida de las comunicaciones globales y de las actividades competitivas. Se concentra en áreas gheto donde se produce el círculo vicioso de la marginalidad

-        Las actividades económicas tradicionales entran en crisis y las actividades insertas en la globalización a veces son precarias y aleatorias. La incertidumbre limita las iniciativas económicas fuertes, cohesionadoras del tejido social

-        El espacio de flujos sustituye el territorio visible. La urbanización pierde su fuerza cohesionadora

-        La concentración público-privada obedece a intereses élite

-        El gobierno del territorio se dirige a la protección-represión de las áreas insertas. Las políticas urbanas positivas se mueven entre las exigencias teóricas de la competitividad y las dinámicas prácticas generadas por la competencia entre grupos y territorios.

 

La revolución tecnológica globaliza las actividades dominantes y excluye a las actividades que no generan valor y competitividad. El capital se globaliza, el trabajo se regionaliza.

 

La tendencia globalizadora  genera una internacionalización de los mercados, patrones de consumo, tecnologías, comunicaciones y producción, que generan una red internacional integrada, pero que excluye a la población vinculada a actividades tradicionales. Existe una separación entre el universo objetivado de los signos de la globalización y el conjunto de valores, expresiones culturales que generan la multiplicación de agrupamientos comunitarios (Tourain, 1996).

 

Se genera una dualidad de producción de redes globales de producción, consumo y comunicación de la estructura social y la creación de un retorno a lo comunitario, como respuesta defensiva a las transformaciones aceleradas del sistema, en una dinámica que en su forma territorial,  llega a cuestionar la unidad del estado-nación; la tendencia dualizadora se concreta en actitudes y reconstrucción de regionalismos, etnicidades, etc., a la vez que se generan vínculos entre regiones que pasan sobre la mediación del estado nacional. 

 

Consideraciones finales.

 

Como se puede observar, las tendencias del sistema-mundo llevan a la creación de formaciones regionales (macrorregionales y regiones subnacionales) caracterizadas por un desarrollo desigual, que presentan una dinámica polarizada en los procesos de desarrollo y sus efectos territoriales en sus diversas escalas. Para poder abordar la existencia de formas de organización y relaciones de producción regionales, es necesario  hacer algunas consideraciones respecto al desarrollo de las relaciones capitalistas a un nivel global. Se ha planteado que existe una deficiencia en los estudios regionales, ya que la escala internacional era pocas veces integrada al análisis, dado que, o se concebía lo regional como aislado y preestablecido, o se priorizaban las relaciones intra e interregionales, o se consideraba como un factor histórico de apropiación del territorio del capitalismo (Ramírez,1991).  

 

Los estudios regionales deben considerar la necesidad de llevar a cabo evaluaciones de los impactos de los agentes y fenómenos internacionales en los territorios subnacionales y las diferencias en los procesos de integración y formación de bloques internacionales. Hay superar esta división y falta de vínculo entre las escalas de análisis, percibiendo la escala mundial desde la perspectiva del sistema mundo y su relación con los sistemas locales y regionales, entendidos como la realización concreta en las formas sociales. Esta visión nos permitirá identificar los cambios en la organización y las formas económicas y sociales, y los efectos diferenciales que estas tienen en el territorio, lugar en el que se realizan los procesos generales del capitalismo.

 

Al aceptar el enfoque del sistema-mundo capitalista, se permite abrir el análisis disciplinario, lo que permite percibir con mayor claridad los efectos de los cambios en las diferentes escalas de análisis, así como en las dimensiones de la vida social, lo que permite dar una explicación general y más completa de las transformaciones y efectos del proceso de internacionalización del capital, y enriquecer las explicaciones parciales que se dan desde la perspectiva disciplinaria, que tienden a ser simplificadoras de la realidad.

 

 

 

 

 

 

NOTAS



[i] Respecto a la clasificación de los países en una periferia y semiperiferia, Samir Amín plantea que es arbitraria, y propone el concepto de periferias, como un concepto más amplio que incluye todos los estados de desarrollo de los países y su papel dentro del sistema mundo (Amín, 1997).

 

[ii] Wallerstein percibe la posibilidad de agotamiento de la expansión geográfica del sistema mundial, ya que el proceso de desruralización imposibilita esta expansión, lo que puede llevar a la compresión de la tasa de beneficio, y por lo tanto, de la acumulación.

 

[iii] Se acepta la tesis de que no existen modos de producción coexistiendo, sino que el capitalismo los destruye y utiliza formas de producción que existieron en el viejo modo de producción. Por ejemplo, en México el capitalismo a mantenido la economía campesina, ya que mantiene bajo el costo de reproducción de la fuerza de trabajo. Existen relaciones entre formas capitalistas y no capitalistas en la economía campesina, ya que la producción de autoconsumo (no capitalista) en algunas regiones, está sostenida por ingresos monetarios obtenidos por la venta de la  fuerza de trabajo (relación capitalista). Ver de la Peña, 1986.  

[iv] Se utiliza el concepto de territorio desde una perspectiva amplia, que puede involucrar diversas escalas de análisis (internacional, nacional, regional, local). Se define con esta amplitud ya que se considera que el análisis de cualquier escala va a permitir determinar formaciones sociales particulares que diferencian unos territorios de otros. Así, un análisis del proceso de integración internacional encontrará diferencias en las formaciones sociales que se integran, ya que se encuentran grandes diferencias entre el Mercosur, la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, etc. Lo mismo sucede cuando se realiza un análisis en la escala subnacional, ya que las diversas regiones de los países tienen formaciones sociales que diferencian los territorios. Por ejemplo en México, las diferentes regiones que lo conforman mantienen diferentes formaciones sociales que permiten distinguir claramente las características sociales y productivas entre la frontera norte, la región central y la Península de Yucatán.

[v] Maurice Dobb hace éstos planteamientos teóricos en el análisis de la Revolución Industrial, pero es claro que el sustento teórico con que realiza este análisis, es aplicable al proceso de cambio actual, ya que se basa en la concepción de una relación dialéctica entre los diferentes factores de producción.

[vi] Se pueden ver: Borja y Castells, 1997; Furtado, 1999; Harvey, 1998; Hiernaux, 1999.

 

[vii]  Al respecto ver: Vander Stichele,1998; Saxe-Fernández, 1999.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

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15. Tourain A. (1996), ¿Podremos vivir juntos? El destino del hombre en la aldea global, FCE, México.

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