LA CAÍDA. Federico García Morales
Los mercados son la expresión de un conjunto muy grande de “inconscientes”, más que de decisiones. Sobre todo cuando son mercados azotados por la crisis. De lo que allí sucede hay interpretaciones que casi siempre bordean la teoría para seguir navegando en océanos de deseos. Hay “inconmensurabilidad”, en el sentido kuhniano, esto es, grandes diferencias semánticas, entre todo lo que se diga sobre los mercados, aunque quede referido a su comportamiento a lo largo de una semana.
Si se atiene uno a los analistas en el suelo de las bolsas mundiales, a ésos que informan a las grandes redes de noticias, como ABC o CNN, cada hora nos entregan una visión bien distinta de lo que está ocurriendo, así sea una caída vertical, mezclado con el deseo de que las cosas sigan mejorando hacia un aterrizaje placentero. Ya más lejos, están otros consejeros financieros, o periodistas que quisieran hacer de tales, desde donde emerge otro ramillete de teorías sobre lo que pasa y no pasa. En su conjunto también la media no se sustrae de su papel de apoyo y propulsora del sistema, y asume un responsable papel de tranquilizante e impulsor de nuevas razones para invertir. Así, aún en medio de una crisis muy grave, el mercado accionario sigue siendo la mejor de las promesas. Sin alternativas, la única vía. Con ellos van simbologías como el “bull” que vigorosamente vence al “bear”, y la metáfora del devastado grupo de infantería que luego de una andanada, “cierra filas” y marcha a la carga, dejando atrás a sus muertos.
Pero es interesante visitar este campo de batalla, y juntarnos a los camilleros para ver esos “muertos” . En la última semana, los mercados dejaron en el camino varios trillones de dólares. Al menos tres trillones en los EEUU y una cantidad algo menor en el resto del mundo. La ideología del mercado da por “recuperado” a un tercio de los puntajes. Pero allí no se cuenta lo perdido, quienes perdieron, en que condiciones quedaron muchas empresas ni el significado destructivo de esos trillones evaporados. Tampoco se dice de qué modo “la recuperación” va empujando una mayor concentración del capital, o hasta dónde en el movimiento hacia abajo del ciclo, viene a tener una incidencia esta fuerte ruptura de la burbuja financiera norteamericana. Una ruptura tan grande que dejó mudos al locuaz presidente norteamericano y a la Reserva Federal, que prefirieron contemplar el suceso, claro que con los dedos cruzados.
Es interesante también apreciar de qué modo diversas economías siguieron automáticamente los sucesos de Wall Street, indiciando su alto grado de dependencia, anunciadora de futuros posibles desplomes en cadena. La crisis de abril mostró la enorme centralización del mercado financiero.
Todo lo que ocurre nos recuerda esas profecías del Banco Mundial, que hasta unos días antes de la crisis asiática del 97, aseguraba el nacimiento de un nuevo tipo de economía en el Sud Este asiático, una economía prácticamente invulnerable a las crisis. Ahora le tocó al prestigioso periódico The Economist que desde su enorme estatura , decía en su edición del 15 de abril, lo que se lee: “ America is booming, Europe is growing and the emerging markets are on track again: it could be an excellent year...”
Pocas horas después, el Nasdaq cayó en un 25% y casi tres trillones en valores se eliminaron durante la semana. Y se creó rápidamente una situación que se extendió a otros sectores del mercado que hasta ahora habían sido lugares seguros de refugio en crisis semejantes, como era el caso de los bonos del tesoro...
¿En qué mundo viven los analistas económicos? Seguramente no en este. Los problemas que hacen resaltar en sus interpretaciones escasamente se levantan de la adjudicación de todo este desastre a “temores en la llegada de una nueva alza de intereses” y la “provocativa” presencia de unos décimos de dígito inflacionarios. ¿Eso fue lo que dislocó a las acciones tecnológicas? ¿Habrá habido allí un problema grave con el costo del capital? Pasada una semana, más que recuperación del mercado, ha habido indudablemente alguna recuperación del sentido común entre los editorialistas financieros-ver enlaces a pie de pagina- que han empezado a reflexionar sobre estas situaciones punzantes, aunque a nivel más populachero se ha renovado el cántico con aleluyas a la “recuperación”. A ratos este es un extraño momento religioso.
Es un hecho que la sobrevivencia del sistema completo en los EEUU se había estado dando en los últimos años en esta búsqueda de ganancias en el sector tecnológico, particularmente los de la biotecnología y el de las computadoras (Internet incluido). Con lo que se originaron alzas accionarias de hasta el 86%. Lo que implicó también el lanzamiento de proyectos consumidores de capital. Con esto el mundo quedaba patas para arriba: los sectores industriales y agrícolas de base (la Old Economy) se veían obligados a atender el nuevo reclamo financiero (la New Economy)..
Y en el nuevo campo, los grandes servicios que se reclamaban no producían retornos según las expectativas. La crisis mundial debe haber dado también su contribución para maniatar las expectativas de estos nuevos negocios para colocar sus inventarios y realizar un capital afectado por la competencia, el gigantismo y la rápida obsolescencia. El juicio a la Microsoft pudo ser la última gota que derramó el vaso. Pero ya antes se veían bajar en diversos lugares las acciones tecnológicas y los valores biotecnológicos. La Microsoft ya enfrenta una baja monumental en el valor de sus acciones y la perspectiva de su fragmentación. ¿Puede haber una corrección a esta situación en donde todos los otros sectores alimentan a un sector tecnológico que no encuentra estrategias que provean un aumento sostenido de sus tasas de ganancia? ¿Algo que empuje más hacia arriba a un sector que parece haber nacido para acompañar a una economía global en expansión y no a una sumida en la crisis y la recesión? Todavía no aparece la idea genial o el auge generalizado, y a una semana del hundimiento del Nasdaq, éste experimenta débiles espasmos, como para anunciar que aún vive, o que quizás la carcacha sólo responde a picotazos de la rapiña especulativa.
Pero hay otro problema, que viene a constituirse en el fundamento metafísico de todo el sistema: la crisis que desbalanceó todo en 1997, sigue. En ninguna parte se ha logrado descubrir su fondo obscuro. Y el mundo entero vive hoy en base a medidas anti-crisis y bajo la sombra de instituciones que continúan en la vigilancia de la crisis. Miren nada más al Banco Mundial y al FMI, que muy vapuleados en Seattle y en Washington, siguen prometiendo fórmulas restauradoras de un “crecimiento sustentable”, con rostro humano, etc. El planteamiento después de Hongkong, ha sido la búsqueda de piso para la caída, un término para extendidas recesiones y desde fines del 99, la tendencia a proclamar revitalizaciones e inicios de una recuperación. En este espacio, era vital, y se hacía ver como coeficiente positivo para estas aseveraciones, el crecimiento inusitado experimentado por la economía y las finanzas norteamericanas. El hecho es que en todo el mundo, particularmente en el subdesarrollo, abundaron en los meses recientes los entusiasmados gritos de bienvenida a la “recuperación”. Para detectarla, bastaba mostrar algunos signos de recuperación en la tasa de desempleos. Esta algarabía tenía otras razones: ideológicas, políticas, de intereses de elites en el poder. Con las pretendidas “recuperaciones” (en la caída por supuesto, de lo que debía presumirse sólo como un “ciclo corto”) se estaba salvando el neoliberalismo, las alianzas de las clases gozadoras, las elecciones por llegar, el proyecto corporativo y privatizador y también a una “visión” de la globalización identificada con el avance del capital a horcajadas en las nuevas tecnologías y sus negocios.
Hoy día las “recuperaciones” se han ido al suelo. Y lo que está tambaleando es el propio corazón del sistema, que deberá pasar algún tiempo entre shock y after shocks.
Evidencias y consecuencias 1. La reciente caída en Wall Street contribuye a redefinir la extensión de la crisis iniciada algunos años atrás. (Ver: "La crisis:¿estamos viviendo la quiebra de una onda larga?"
2. Es señal de la incapacidad de los mecanismos “anti crisis” para evitar estallidos en la burbuja norteamericana o para apoyar estratégicamente el remiendo de la esfera financiera mundial.
3. El capital en un centro tan importante como los EEUU no está al margen de la turbulencia que se ha apoderado del capital global.
4. Se ha reducido la capacidad del gobierno norteamericano para apoyar las acciones de apéndices tales como el Banco Mundial y el FMI sobre otras regiones.
5. Las alternativas de la Reserva Federal son harto limitadas, más o menos quedan reducidas a la vieja y dolorida frase: “si me dejas metido este puñal, me muero; si me lo sacas, me matas”. Esto referido a la disyuntiva de alzar aún más o bajar los intereses.
6. Es extremadamente riesgosa la situación de dependencia de diversas regiones con respecto a la economía y al movimiento de la bolsa norteamericana, acentuada por la penetración corporativa transnacional.
7. Hay serios riesgos de contracción en el mercado dominante. El intento de salvataje y las oportunidades especulativas creadas en el sector tecnológico van a afectar seriamente la capitalización en otros sectores. Con consecuencias a mediano y largo plazo.
8. La caída tan brutal de los paquetes tecnológicos en EEUU contribuye a enfatizar un suceso que ya ha estado ocurriendo con paquetes similares en Asia (el caso Masayoshi Son en Japón y Kosdaq en Corea del Sur) y en Europa (Deutsche Telekom en Alemania y Tech Mark en Francia) ya gatillado en los comienzos de esta baja del ciclo, y que vendría a afectar una línea de producción vital para la subsistencia del sistema. En el interior de los grandes monopolios tecnológicos se da una acelerada revisión de sus estrategias productivas, competitivas y financieras. El corazón de esa discusión seguirá siendo la amenazante disminución de sus ganancias.
9. Inevitablemente se generarán nuevas líneas de defensa de los monopolios frente a la crisis y surgirán concentraciones de capital substitutivas, nuevas fusiones asomarán en el mercado (como ha ocurrido recientemente en Japón donde se fusionan el Banco de Tokio con el Mitsubishi y el Mitsubishi Trust y el Sumimoto con el Sakura).
10. Posiblemente sea inevitable un período de gran volatilidad en los mercados de valores , de inestabilidad de precios en los mercados reales y, también de inestabilidad monetaria. Para hablar de la superficie. Detrás está el paro, el desempleo, la inflación y la aceleración de la irracionalidad de la economía capitalista.
Para más información:
I.Ramonet: "La nouvelle économie"
D. Korten :" An Economic System Out of Control"
Newsweek: "The 2.3 Trillon Market Tumble"
John Bellamy Foster: "Monopoly Capital at the Turn of the Millenium"
Jim Devine:"Krugman and the Crash"
The Economist: "¿Soft or Sound?"
The Economist: "After de Gold Rush"
"La economía de la turbulencia global"
Información sobre Finanzas y Economía: rcci.net/.