La primera quincena de Ricardo Lagos.
No
llegaba todavía Lagos a posesionarse de
la presidencia de la República de Chile, cuando tocó suelo,¡y de pie!, quien al
parecer es Comandante en Jefe Vitalicio y Senador Benemérito. En una situación
que mostró bien a las claras la existencia potente de poderes fácticos. Fuerzas
armadas con mandos inamovibles, una derecha que empieza a estrenar astucias
antes desconocidas, con una sólida vinculación con el establecimiento
económico, también en marcha como factotum del destino del país. Todos, con una
deuda y casi como progenie del general tan bienvenido, todos marcharon a los
sones de Meine Erika.
Desde
luego, Lagos al menos formalmente, viene a asumir funciones definidas en la
Constitución establecida mañosamente por la dictadura militar y sus asesores, y por los acuerdos que llevaron a dos
gobiernos de la Concertación a ser la representación de la inmovilidad
absoluta.
El
entorno político de esta entronización lo proporcionan, en el seno de la
Concertación, una Democracia Cristiana que puja por sobrevivir, ya muy lejos de
su tiempo ( ya son cosa del pasado
otros ensayos democristianos, como en Alemania e Italia, y su propia funcionalidad como detente del
socialismo en Chile, también fue sobrepasada por el activismo imperialista y
militar), y un socialismo completamente desarraigado, convertido al credo
neoliberal, sólo ansioso por contender en busca de prebendas. Queda para Lagos
la deuda implícita, sin embargo, con vastos sectores populares y de la
izquierda “extraparlamentaria”, principalmente los comunistas, que votaron por
él para exorcizar un triunfo de la derecha extrema. Esta izquierda, que algunos
menosprecian, tiene sin embargo la singular capacidad de otorgar triunfos y
asegurar cierta gobernabilidad en un escabroso camino en donde queda clavada la
apuesta de terminar de alguna manera con la interminable “transición”.
Al
diseño del entorno en estos días, se viene a sumar también el hecho de las
urnas, en donde al candidato de la Concertación no le fue fácil acceder a la
mayoría simple, y debe entonces contar con una derecha que ha ido construyendo
su propia versión de la experiencia de Aznar, volcándose a la captura de los
centros del espectro, y librándose a una demagogia desatada. Esta derecha tiene
en sus manos prácticamente a la mitad del electorado. Y en algunas regiones, como en el Sur del país
viene a ser una mayoría que hasta se da el lujo de amparar posturas aún más
extremistas, (militaristas y fascistas). Hasta ahora la civilidad de la derecha
(UDI y RN) responde a la confianza que tienen en que el país seguirá dominado
por los mismos grupos económicos. El
problema es que hay sectores en la Concertación, que aprecian sobre todo la
construcción de acuerdos con esta derecha, que no pueden ser obviamente
realizados sino sobre los planteamientos de esta Derecha. Y asi, para estos, sobre todo atrincherados
en el sector económico del Gabinete, nada puede resultar mejor para este
propósito que asegurar la continuidad del modelo corporativo. Tanto el Ministro
Eyzaguirre como el Ministro De Gregorio, en Hacienda y Economía, se disputan en
estos días la palma en la ortodoxia neoliberal. “El neoliberalismo—ha declarado
Nicolás Eyzaguirre (un ex comunista transformado en funcionario del FMI) – es
patrimonio de la humanidad”... Una
sandez que entusiasma a los empresarios dueños de todo, y eriza los pelos del
pueblo de izquierda.
En
este contexto se mueve también el conjunto de la oficialidad de las Fuerzas
Armadas, que no escatima momentos para aparecer como la garantía de la
Constitución tal cual (inmodificable) y del modelo económico reciamente
establecido. Es bien claro que este
candado no saltará sin amplias movidas (quizás no movilizaciones) orientadas a una reforma Constitucional y de las leyes constitucionales que le
cuelgan, una situación que hasta el momento hasta la Derecha podría aceptar
...si es que a cambio se crean las suficientes garantías para que todo siga
igual.
A
este respecto hay disyuntivas, una es ésa, la de los acuerdos con la derecha
,veladora sobre todo de los actuales
estatutos y privilegios de la propiedad privada, acuerdo que podría canalizarse
hacia la obtención de mayorías levanta- mano
en el Congreso, u otro camino, el de la convocatoria a una Asamblea
Constituyente, camino que podría ser
factible a condición de una profunda movilización y agitación tras
motivos realmente sentidos por el pueblo, entre los cuales, el final de los
designados y vitalicios, serían sólo pelos del rabo.
Estamos
también en un período en donde se hace valer una cierta mundialización de
experiencias en el desarrollo de los modelos del sistema. Experiencias que son
valoradas por los noveles gobernantes: alli está la “cohabitación” francesa,
que ajustó tan bien las privatizaciones y las limitaciones para el movimiento
obrero; alli está también la más cercana experiencia de Cardoso, en Brasil, que
muestra hasta donde puede llegar un ex izquierdista en el manejo de una
economía en el nuevo orden, sobre todo en la exhuberancia de sus negocios
privatizadores. Está también “la tercera vía” , que aunque débilmente
formulada, permite mantener a los ex socialistas al nivel del silabario, pero
entendiendo ya con claridad que aquí la cabeza es la del gobierno de los EEUU.
En el terreno de las experiencias internacionales a mano, también está ese
atolondrado ejemplo de De la Rúa, en “la otra banda”, que se inició proponiendo
leyes laborales directamente elaboradas por el FMI.
En
este contexto, quizás también subsista como elemento importante, la propia idea
que Lagos tenga de su papel histórico, en donde pudiera ser genuino su interés
en lograr alguna apertura democrática y la promoción de cuestiones sociales retrasadas
en la agenda de la Concertación. Cuestiones sobre las cuales pareciera tratar
de formularse alguna metodología, para no hablar en los términos agresivos de
“tácticas”. En los quince días, ha habido sobradas muestras de esto. De todos
modos, tras lo que parecen sólo primeros flinteos, y después de lo que fue una campaña
presidencial abundante en discursos y temas orientados a ganar o retener
sectores del electorado, viene a darse un momento declarativo de cierta
importancia –si es que ha de dársele importancia a las palabras—para el
Discurso ante el Congreso el día 21 de mayo, en donde de alguna manera se podrá
–hasta donde la razón política, el inconsciente y la sinceridad se permitan un
lugar en estos sistemas- percibir cuáles son los lineamientos de este nuevo
gobierno.
Junto
a todos estos espectros, se inauguró con diferentes auspicios, el tercer
gobierno de la Concertación. La celebración tomó rumbos sencillos, hasta
populares, y para subrayar el evento, el
palacio de La Moneda recibió una mano de pintura blanca en una de sus
fachadas: de atrás todo siguió siendo gris. Pero al menos se abrieron las
puertas, y la gente pudo de nuevo, como en el pasado, recorrer sus jardines.
El
primer signo sobre las intenciones del presidente Lagos, lo ofreció la
conformación de su gabinete y las características de sus intendentes y
gobernadores. Todo el paquete, provoca
una interpretación de continuidad en el marco en que se han llevado hasta ahora
las cosas por los dos gobiernos anteriores de la Concertación, como una
administración al servicio de las grandes corporaciones económicas. No es
tampoco éste un Gabinete enteramente homogéneo: de hecho están fuerzas de lejos
envueltas en la tradición de la Concertación, y otros nuevos. Algunos que
llevan su propio juego político, tras apuestas sucesorias, y otros que se
vinculan estrechamente a la voluntad del Presidente. Por otro lado, hay nombramientos—como el de Inzulza,-- que dan a
pensar un largo período de negociaciones con las fuerzas de la derecha y con
“los poderes fácticos”. Fue interesante
que quedara fuera Pérez Yoma –antiguo adlater de las Fuerzas Armadas. El episodio de la construcción del Gabinete
fue dominado, al interior de los partidos de la Concertación por fuertes luchas
internas, dramatizadas por la teatral renuncia de Martínez a la presidencia de
la DC, pero también por los “dolores” de diversos socialistas renovados al no
ser considerados en la distribución de “pegas” (puestos,
chambas,queques,huesos).
Luego
se iniciaron las actividades de gobierno: una perezosa reunión que dilató un
tanto, con los mandos militares, que mantuvieron su impenetrabilidad de seño y de intenciones, pero que fuera de
esas reuniones insistieron en seguir dando su respaldo a su Jefe vitalicio.
Enseguida
también llegó el turno a los empresarios que no tuvieron motivos para insatisfacción
luego de escuchar las charadas del Gabinete económico, completamente “en la
linea”. Después se comenzó a organizar algo de la muestra en la nueva
metodología, como fueron algunas mesas, sobre todo la mesa laboral, convocada
para discutir entre empresarios y obreros un “seguro de cesantía”, sobre lo que
no se llegó a acuerdos claros (los empresarios trataron de obtener ventajas en
esto, poniéndolo como alternativa al desahucio en casos de despido). Al parecer
esta mesa vino a revelar que lo que hace falta en Chile son dos cosas frente al
problema laboral y el desempleo: una modificación global de las leyes del
trabajo, y el establecimiento de una política económica del todo diferente a la
actual, en donde se enfatice el pleno empleo.
Otra
mesa que venía de ser instalada desde el gobierno anterior, la que tenía que ver con los detenidos
desaparecidos, entre personeros de derechos humanos y militares, se encaminó
hacia el fracaso, sobre todo ante la “nueva actitud” de los militares tras el
regreso de su Jefe.
Mientras,
la Derecha, reteniendo a duras penas las expresiones de su regocijo ante el
regreso andante y caminante de su héroe máximo, ha entrado a trabajar en el
esquema que la lleve a vender exitosamente fórmulas de cohabitación al nuevo
gobierno y hacer girar entonces toda la política en torno al encuentro de éste
con ella , deflactando de paso la capacidad de convocatoria popular de los
partidos de Gobierno frente a las próximas elecciones de este año. Es decir,
incapacitándolo para llegar a promover reformas sustanciales (sean estas de
orden económico general, constitucional, laboral, ecológico,etc.).
Por su parte, en la izquierda se ha ido
saliendo del sopor de las últimas actitudes durante la campaña. Y se ha
intentado promover algunos encuentros y diálogos, con miras sobre todo a
fortalecer políticas de “ruptura de candados”, y el desarrollo de espacios que
superen esa situación electoral
binominal. Obviamente en estos encuentros se aborda también el tema que
sigue siendo estratégico del juzgamiento del general Pinochet y el inevitable
problema de una reforma constitucional.
Pero
este cambio de gobierno, se da también con la herencia del gobierno de Frei,
que dejó una crisis y problemas financieros, la continuación de políticas de
salarios exiguos y jornadas de extenuación, limitadas por explosiones de
lanzamientos y desempleos. Y frente a todo eso, el pueblo ha comenzado a
manifestarse: en las minas y en los puertos. Un caso patético para un gobierno,
con las aureolas sociales del de Lagos, es que un grupo de mineros se hayan
auto-sepultado, en un acto heroico de protesta ante la negativa a negociar de
una empresa en cuyo directorio se encontraba el propio Ministro de Economía y
Energía.
En
estos días este país y su flamante gobierno gozan de un privilegio que los
lleva a todos a experimentar con la
máquina del tiempo, o a releer la maravillosa novela de Alberto Blest Gana: Durante
la Reconquista. Los capitales españoles siguen avanzando hacia el interior
del Reino de Chile. Un día es la empresa de Internet, (vinculada a la
Telefónica hispánica) Terra, en otro es Endesa España que se compra Chilectra.
También se vino a saber que como este país está tan boyante y sigue
constituyéndose porfiadamente en un milagro, por lo menos para los grades “holdings”,
el empresario Luksic ha decidido
invertir en algunos aeropuertos en Croacia. Estos últimos puntos no dejan de tener interés: ¿El gobierno del
presidente Lagos estará llamado a proseguir en el camino privatizador, estará
destinado, como los gobiernos anteriores de la Concertación, como el de
Fujimori, el de Menem, el de Cardoso, el de Zedillo, y tantos otros
monigotes cuyos nombres se llevará el
viento, a hacer más leves las
regulaciones, a hacer de su pais un “estado más competitivo”, esto es más
entregado al capital transnacional ?... ¿o se detendrá en este camino y
valorará la importancia de establecer algunas reglas, algún límite, e incluso
de desprivatizar algunos sectores que interesen al desarrollo del país ??
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El
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La
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