Julio de 2019
POBLACIÓN Y DESARROLLOWalter Ritter Ortiz
INTRODUCCIÓN
La racionalidad científica clásica, siempre ha valorado, privilegiado, defendido y propugnado la objetividad del conocimiento, el determinismo de los fenómenos, la experiencia sensible, la cuantificación aleatoria de las medidas, la lógica formal aristotélica y la verificación empírica.
La lógica formal, cuyas bases fundamentales son la identidad y la no contradicción, excluye la relación y la dependencia, donde el uso riguroso de la lógica formal no puede explicar el cambio que se opera en cada uno de los miembros de la relación y, donde el principio de no contradicción excluye que en un mismo ente, existan predicados que se excluyan.
La actitud ordinaria del ser humano, ante desafíos de fondo, siempre ha sido similar: primero, negar los hechos y en un segundo momento, si los hechos persisten y se repiten, forzarlos a entrar dentro de los moldes conceptuales preestablecidos y, sólo en un tercer lugar, revisar los supuestos básicos.
Un modelo, es una especie de marco de referencia, una descripción de la realidad y no la realidad misma. Es el proceso que utiliza la ciencia para ir de descubrimiento en descubrimiento. Se utiliza en la medida que nos permiten reflexionar, avanzar e investigar, en la medida que nos permitan comprender mejor nuestro universo, sabiendo que no es más que cierta manera de describir la realidad; o sea, cierta manera de ver las cosas y, que llegará un momento en que podremos con certeza ampliar y enriquecer esta visión, acercándonos cada vez más a una realidad última que de momento, no conocemos.
Existen dos cosas muy distintas: la realidad y… nuestras percepciones de la realidad. Cuando el ser humano es inconsciente, está convencido de que su percepción de la realidad y la realidad son la misma cosa. Sin embargo, desde los primeros momentos de trabajo consciente sobre uno mismo, nos dice Marquier, descubrimos que la realidad y nuestra percepción de la realidad, pueden ser dos cosas muy diferentes.
Se reconoce el hecho de que percibimos la vida a través de un conjunto de estructuras que limitan y deforman nuestro campo de percepción, cuando se habla de ciertas formas de ver la vida o las cosas. Contemplamos esta vida a través de las brumas de nuestras experiencias pasadas, las proyecciones de nuestros temores y traumas emocionales.
No nos hemos puesto en contacto con la realidad tal como es, sino con una percepción deformada.
No vemos las cosas como son sino más bien, como nosotros somos.
Raymond Ruyer nos dice: La física cuántica nos ha llevado a tomar en serio la concepción según la cual el observador es tan esencial a la creación del universo, como éste lo es a la creación del observador.
La vida es un complejo equilibrio entre orden y caos, donde una pequeña influencia en una parte del sistema puede causar una inmensa reacción global; o donde un sólo pensamiento dentro del micro mundo, puede cambiar la realidad y materializar lo que no existe.
Adoptar pequeños cambios personales, puede ser el primer paso para generar un gran cambio en el mundo y en toda la humanidad, señala Chopra.
El pensamiento convencional es lineal y se denomina Causal y, afirma que todo efecto proviene de alguna causa y que sin causa no puede haber efecto.
Para Ervin Lazlo, fundamentalmente el universo está constituido por información en su nivel más básico y, ésta es la sustancia primordial del universo. Y para Karl Pribam, el cerebro almacena la información de forma holográfica cuántica. David Bohm, afirma que existe un orden implicado que está presente en todos los seres vivos y en todas las cosas, que son los registros de una especie de memoria donde se almacenan las vivencias.
La base del nuevo paradigma, del universo, cuántico holográfico, fue considerado y previsto por la mayoría de los considerados grandes físicos, comprendiendo que el modo aceptado de ver el mundo, era Falso.
Las fuertes interdependencias y sus interacciones ocultas, postulan una nueva conciencia y un paradigma de la racionalidad acorde con ambos grupos de realidades. Esto exigirá según Miguel Martínez, estructurar un paradigma epistémico, que coordine e integre, en un modo coherente y lógico, los principios o postulados en que se apoyan los conocimientos que se presentan con fuerte solidez, estabilidad y evidencia; pero la interdependencia de las realidades, exigirá que este paradigma vaya más allá de las multidisciplinas, lo cual constituirá un gran desafío para la ciencia.
El paradigma científico tradicional, centrado en el realismo, el empirismo y el positivismo, ha alcanzado los límites de su utilidad. Y, el problema radical reside en el hecho de que nuestro aparato conceptual clásico, que creemos riguroso, por su objetividad, determinismo, lógica formal y verificación, resulta corto, insuficiente e inadecuado, para simbolizar o modelar realidades que se nos han ido imponiendo.
Para representarlas adecuadamente, señala Miguel M. Migueles, necesitamos conceptos muy distintos a los actuales y también, mucho más interrelacionados, capaces de darnos explicaciones globales y unificadas. Necesitamos una lógica más completa, una lógica que sea sensible a esa complicada malla dinámica de sucesos que constituye nuestra realidad.
Requiere una lógica Dialéctica, en la cual las partes son comprendidas desde el punto de vista del todo y viceversa, superando la causación lineal, unidireccional y, explicando los circuitos recurrentes.
Einstein, como buen determinista, creía en la armonía de la naturaleza y se esforzó sin éxito por encontrar una teoría unitaria de la física que reflejara dicha armonía. Desde luego que no se puede ir por los rieles clásicos de la física.
Necesitamos una matemática de lo cualitativo, de lo sistémico, como sugiere Bertalanffy, donde el énfasis no esté puesto en la cantidad sino en la relación; es decir, señala Miguelez, en la forma y el orden.
Si observamos nuestro entorno, vemos que estamos inmersos en un mundo de sistemas y en todos ellos, encontramos un rasgo común: se trata de entidades complejas formadas por partes en interacción mutua, con una adecuada armonía entre sus componentes y, que trasciende a dichas partes.
Dobzhansky, ha señalado que el genoma con sus genes reguladores y operantes, trabaja como una orquesta y no como un conjunto de solistas.
Si las predicciones estadísticas de la teoría cuántica son correctas, varias ideas del hombre acerca del mundo fundamentadas en el sentido común, son falsas o equivocadas; y entre estas ideas, está el principio de la causalidad.
Con lo que se estaría demostrando la incapacidad de la racionalidad clásica para comprender la realidad y, la necesidad de un nuevo paradigma.
En Oriente, impera un pensamiento no lineal; donde los efectos coinciden en el tiempo con la causas y están interconectadas, al cual Carl Jung llamó sincrónico. Y se trata según él, de una hipótesis más apropiada para explicar cómo se desarrolla lo que determina nuestro destino.
La sincrónicidad, es un principio de conexión no-causal que está relacionado con ciertos descubrimientos de la física moderna y que Jung, define como una relatividad de espacio y tiempo, condicionada psíquicamente.
Donde Jung, aventura la posibilidad de que un simple pensamiento, si se efectúa de la manera correcta y adecuada y con la intensidad y el tiempo suficiente, puede alterar nuestro destino, al estilo del efecto físico conocido como efecto Mariposa.
Junto con el físico premio Nobel Wolfgang Pauli, en una reunión de psicología y física moderna, opinaban que si lográsemos establecer contacto voluntario con el Inconsciente Colectivo, podríamos generar nuevas realidades alternativas, tangibles y físicas.
Estaban seguros de que la capacidad de manejar las reglas ocultas que gobiernan el juego de la vida, tienen su raíz allá donde confluyen la Casualidad y la Causalidad.
En sí mismos, espacio y tiempo no serían nada ya que son hipótesis conceptuales nacidas de la actividad mediadora de la mente, donde la mente no actúa por choque como la materia, sino por analogía.
Una visión más amplia, exigiría tratar un grupo mayor de orientaciones, entre las cuales estarían la Teoría General de Sistemas de von Bertalanffy, la ecología sistémica de Bateson, la psicología trans personal y otras y, aparecería más clara la necesidad de un nuevo paradigma más integrador, más unificador, más totalitario y más holístico.
Las energías internas y la mente, son inseparables y, tienen una estrecha relación de dependencia. Nuestros pensamientos y sentimientos viajan sobre nuestras energías internas, por lo que si tenemos energías internas positivas de buena calidad, es más fácil atraer experiencias buenas en la vida y solucionar mejor los problemas.
Nosotros vemos que hay una infinita diversidad de cosas distintas y, que esas cosas tienen algo en común; son elementos de un mismo género y un mismo rango, las cuales Platón llama ideas. Y para él son los arquetipos, a partir de los cuales se diseña toda la diversidad de un grupo: todos los hombres, todos los peces, todos los árboles, todas las plantas y en fin, de que se trata de algo que no se ve.
Esas categorías arquetípicas, a partir de las cuales se organiza la realidad, pertenecían a otro orden, que es el que da sentido al nuestro, pero que está más allá del orden o del mundo de lo que percibimos por los sentidos.
Preguntándose Saint-Aymour: ¿Tenemos control de nuestro destino o por el contrario, el futuro está escrito en los astros?
Según él, la mente nos ofrece las respuestas que buscamos de manera simbólica, con signos y señales, donde en realidad, dichas señales no existen. Y es la conciencia la que hace al Yo que se fije en determinadas cosas que suceden y, excluya otras, para que por nosotros mismos, encontremos la solución que buscamos; ya que como afirma la física cuántica, al observar o tomar conciencia de la realidad, es cuando la materializamos, efecto que se conoce como Colapso Cuántico.
Sin embargo, la Realidad no es más que la forma de ver la realidad que tiene cada uno de nosotros y, eso nos determina cómo nos va en la vida.
La física moderna nos dice que más allá de las partículas, corre energía por todas partes y, cuando hacemos contacto con esa energía, experimentamos una sensación de unidad y somos más conscientes de nuestro lugar y papel en el gran sistema de cosas. Y al mismo tiempo, el tiempo, el espacio y la causalidad, no son más que “Metáforas” del conocimiento, con las que interpretamos las cosas.
Donde, todo sufrimiento provoca una acción y toda acción un sufrimiento y, este sentimiento, el más generalizado, es ya una metáfora.
Así como la materia y la energía son dos caras del mismo fenómeno, el espacio y el tiempo no son independientes de sí-mismos. Y de que la flecha del tiempo, podría ser una consecuencia del entrelazamiento cuántico de la entropía.
Donde, la sucesión del pasado al futuro, es un espejismo, que emerge de los fenómenos cuánticos y astronómicos más fundamentales. Manipular a estos últimos, no sólo permitiría saltar artificialmente en el tiempo, sino también revelar los secretos del origen y el destino de Universo, nos dice Gerardo Sifuentes.
La multiplicidad percibida, presupone el tiempo y el espacio, la sucesión y la yuxtaposición. La yuxtaposición en el tiempo produce la sensación de espacio. La sensación de tiempo, dada con el sentimiento de causa y efecto y, como respuesta al problema del grado de velocidad de las diversas causalidades.
Derivamos la sensación del espacio, por metáfora de la sensación del tiempo. ¿O es a la inversa?, pregunta Nietzsche. Dos causalidades localizadas juntas: ¿Cuál es la abstracción o cualidad que abarca la multiplicidad de todas las cosas?
Frente a la imposible idea de imaginar la Nada, la existencia nos presenta el tautológico problema de su creación; es decir, el del paso de la Nada al ser. Una forma de evitar este paso, es asumir la existencia eterna y a menudo, infinita en extensión, tanto en tiempo como en espacio, nos dice Ignacio Latorre.
Donde, el precio a pagar por rehuir el primer y básico problema de concebir la Nada, es la introducción del concepto de infinito en el tiempo y, en cierta medida, en el espacio, donde casi toda creación consciente de su no-Nada, lleva a ideas de infinito y, curiosamente, también de simetría, continuidad y homogeneidad.
Es un hecho notable que la eternidad venga a menudo acompañada de cualidades en principio tan especiales, donde la pregunta de si el universo es infinito y eterno, forma parte del discurso, señala Latorre.
Borges, nos dice que no es ilógico pensar que el mundo es infinito. Quiénes lo imaginan sin límites, olvidan que el universo puede ser infinito en extensión, pero finito en contenido y, basta que sea periódico, para que se repita de forma inexorable y precisa.
En el principio era la no-existencia, de la cual surgió la existencia, nos dice el Rigveda. En tanto el Upanishad, nos dice que: En verdad, en el principio, este mundo era Brahman, el ilimitado Uno, ilimitado hacia el Este, ilimitado hacia el Oeste, ilimitado en todas direcciones… Incomprensible es tan Suprema Alma, ilimitada, no nacida para no ser objeto de la razón, impensable…
Los filósofos orientales nos hablan del Tao, donde conocer el Tao, es regresar al vacío poderoso de tu ser; conocer el Tao es existir por el placer de vivir.
Existía algo sin forma, perfecto, antes de que el universo naciera. Es sereno vacío, solitario, permanente, infinito y eternamente presente. Es la madre del universo y por falta de un mejor nombre lo llaman el TAO.
El Tao es magnífico; El universo es magnífico; La Tierra es magnífica y del Tao es el origen, del Tao brotan todas las cosas y los seres. El Tao es la esencia que precede a la existencia, es la realidad última, la dimensión profunda de la que surge la vida.
Alejandra Llamas, nos dice que cuando observamos nuestro alrededor, vemos el uso práctico del vacío, porque crea espacios de paz, creatividad y espontaneidad y, es en este vacío donde todo se crea. El secreto de tu ser radica en hacer uso de él.
Del vacío se genera todo, es armonía y es de donde surgen todas las posibilidades. La utilidad del Tao es este vacío. Al ser uno con el Tao, los conflictos se disipan y entonces todo es posible.
En este proceso, todo nace del elemento del silencio de la naturaleza y todo vuelve a él. La vida sigue, está caminando, nacimiento y muerte están siempre presentes. Se trata de vivir en armonía con lo que se va y con lo que llega.
Los sabios ven las cosas claramente. No mantienen opiniones ni culpan a nadie. Saben el valor que tiene en vivir en el silencio.
Para Descartes, sólo la vida de los humanos dotados de alma, podía tener un propósito. Y para Schrödinger, lo que caracteriza a los seres vivos, es la organización, la entropía, donde todos somos máquinas de negentropía, que resistimos la tendencia universal al desorden.
Para Richard Dawkins, un organismo no es más que un vehículo, un torpe robot creado por genes con el propósito de permitirles su duplicación, produciendo el mayor número de descendientes capaces a su vez de sobrevivir y reproducirse.
Los constituyentes de nuestro cuerpo se encuentran en un continuo estado de flujo, nos dice Steven Rose, ya que son sintetizados y degradados cada segundo de nuestra vida y, todos y cada uno de los seres vivos, existen como una única trayectoria de vida, donde todos nacemos, nos desarrollamos, envejecemos y morimos; trayectoria que se da en el tiempo y el espacio.
Los organismos, no son simplemente la expresión de un programa proyecto que se desarrolla a partir de los genes, aunque modulado por contingencias ambientales. Más bien, los organismos se construyen a sí mismos a partir de materia prima proporcionada por sus genes y por sus múltiples niveles de entorno, desde el celular - al social, nos dice Rosen.
El proceso de autoconstrucción nos proporciona otra manera de enfocar el problema del sentido de la vida, que radica tanto en el Ser como en el Devenir, ya que vivimos en un estado de transformación constante.
En este sentido, todos los organismos construyen su propio futuro, en circunstancias que no eligen.
Y en este marco límite de estas necesidades, agrega Rosen, brilla la libertad de elegir y de construir no sólo nuestro futuro sino el de toda la humanidad y el de la economía planetaria, en las que estamos profundamente sumergidos.
El egoísmo impulsa al individuo a buscar su interés y, en el frenético vaivén de las opiniones del pueblo, el individuo busca un fundamento más firme.
El efecto Mariposa de los sistemas caóticos complejos, explica cómo las pequeñas acciones vitales bien dirigidas, pueden desencadenar grandes resultados para cambiar el destino de una persona o de una sociedad.
Cada acción y cada pensamiento tienen sus efectos en el resultado final y, nos acercan o nos alejan de nuestras metas. Y según la Teoría del Caos, una pequeña influencia en el sistema, puede causar una reacción global modificando la realidad, que según Carl Jung, es lo que antaño fue considerado magia o milagro y, que no es más que la capacidad humana de sincronizar con la potencia creadora del Inconsciente Colectivo.
No existen cosas interpretables, sino puras interpretaciones; “Ser es ser pensado”, según Berkeley, como también “Ser es interpretación”. Por lo que se ha propuesto la “doble hermenéutica”, que propone no únicamente la interpretación de la realidad, sino “La interpretación de las interpretaciones”, lo que pone en el mundo la posibilidad de que las realidades sociales y culturales, sean de infinitas formas.
Kant, se interrogó sobre los límites de la sensibilidad de la razón y fundó el “criticismo”, filosofía que intenta responder a las preguntas: ¿Qué puedo saber? ¿Qué puedo esperar y qué he de hacer? Y, sitúa a la razón en el centro del mundo, donde si la naturaleza está sometida al determinismo, el ser humano animado por una voluntad autónoma, puede actuar de la forma que desea y que considere razonable.
Es bueno insistir que el mundo no es como parece y, la ciencia no es más que la correcta interpretación posible de la naturaleza del mundo o de la realidad, la cual persigue ante todo, comprender del mejor modo posible los hechos que observamos, que quiere entender o comprender la naturaleza, como un conocimiento demostrable que es capaz de comprobar su verdad.
La ciencia, en cada una de sus modalidades, es lo mejor que podemos afirmar acerca de cualquier conjunto de hechos o fenómenos. Se requieren observaciones, experimentos y razonamientos, que en ocasiones permiten el descubrimiento de reglas o de leyes que rigen los fenómenos de la naturaleza o bien, en otras únicamente hacen posible la descripción y la comprensión causal de realidades únicas e irrepetibles, nos dice Vicente Aboites.
Donde, no es posible de que cualquier cosa que se nos ocurra racionalmente para explicar la realidad, opere objetivamente, ya que muchas hipótesis y teorías son sin duda erróneas o, no se pueden verificar o son refutables de una forma precisa.
Lenguaje, entre lo que es y lo que pudiera ser, algo que existe en el universo bajo la forma del azar, pero que en la cultura humana es la contingencia o la libertad, nos dice José Hernandez.
Para René Descartes, no debemos creer ninguna verdad hasta haber establecido las razones para creerla. La clara conciencia del pensamiento prueba su propia existencia. La duda, el cuestionamiento de raíz de lo establecido, supone la herramienta básica de búsqueda de la verdad y el inicio de todo conocimiento.
Para Séneca, llegará el día en que mediante un estudio de varios siglos, las cosas que actualmente están ocultas aparecerán con toda claridad y, la posteridad se asombrará de que se nos hayan escapado verdades tan manifiestas.
El fin es, descubrir regularidades en la naturaleza y describir de un modo causal. Sin embargo, para algunos, la ciencia deshumaniza e ignora que no se puede hablar de una realidad objetiva, sino de que hay que aceptar muchas inter subjetivas y válidas para colectividades humanas “Socialmente construidas”, donde la ciencia juega peligrosa e irresponsablemente, con entidades que no puede comprender y que ponen en riesgo a las amenazadas comunidades humanas.
La visión del mundo en que muchos crecimos, nos dice Alejandra Llamas, educaba a la mente de manera errónea y sin sentido, creando contrastes, dividiendo el mundo en bueno o malo, no permitiendo verlo dentro de un todo, generando una realidad dividida, absurda, competida y separada, de donde surge el miedo y la ansiedad.
Necesitamos cambiar drásticamente la manera en que entendemos la vida.
Educar, dentro de un marco científico claramente demarcado de toda seudociencia, es fundamental para la sobrevivencia del hombre. La planeación estratégica implica no sólo estimar metas abstractas sino también pensar en las tendencias y necesidades del futuro.
Los cimientos de la educación creada para las sociedades de la revolución industrial, estaban calcados de los modelos políticos y sociales imperantes; los criterios eran utilitarios, nos dice Punset, educar a la gente para que pudiese trabajar y contribuir a la economía de mercado y, el modelo era autoritario y jerárquico.
Tras una infancia dedicada a perder la confianza natural en sus sentimientos y en su intuición, el adulto entregaba de forma automática la gestión de su vida, emociones y pensamientos a otras fuerzas jerárquicas, ya fuesen religiosas, laborales, sociales o políticas.
Cuando Savater habla de educación, se trata de una educación cívica, es decir de la preparación que faculta para vivir políticamente con los demás y, con capacidad para distinguir entre lo justo y lo injusto.
Esta concepción de la educación, tiene que ver con la filosofía tanto por su reflexión sobre la práctica social y los valores que la orientan, como por su preparación para la comunicación argumentada. Todas las democracias contemporáneas viven bajo el temor permanente a la influencia de los ignorantes.
Esta ignorancia de la que habla Galbraith, no es primordialmente la falta de conocimientos científicos o datos fiables sobre materias concretas, sino algo más radical y sobre todo, más directamente relacionado con el funcionamiento mismo del sistema democrático.
Incapacidad para expresar demandas sociales inteligentes e inteligibles por los demás, sin bloqueos que impidan argumentar o calibrar argumentos ajenos.
Para Paul Barry Clarke: Ser un ciudadano pleno significa participar tanto en la dirección de la propia vida como en la definición de alguno de sus parámetros generales; significa tener conciencia de que se actúa en y para un mundo compartido con otros y de que nuestras respectivas identidades individuales, se relacionan y se crean mutuamente.
El siglo XX ha sido el más sangriento en la historia conocida de la humanidad. La cifra total de muertos provocados directa o indirectamente por las guerras, se eleva a unos 187 millones de personas, un número que equivale a más del 10 por ciento de la población 1913, por lo que podríamos decir que el siglo XX ha sido un siglo de guerras ininterrumpidas. El mundo no conoce la paz desde 1914.
Que el mundo está desordenado por la injusticia y la violencia, es una constatación inapelable de cualquier conciencia sana y que por lo visto, debemos ser nosotros los nacidos para remediarlo y, resulta una mala pasada del destino. Nuestras democracias aspiran a transformar y mejorar sus instituciones, no a destruirlas; sin embargo, es preciso combatir lo que detestamos sin destruir indiscriminadamente lo que ya hemos conseguido, nos dice Savater.
Savater nos dice que las ideas de un bien y un mal absolutos, fomentan la superstición y facilitan a los diferentes poderes políticos el ejercicio de la dominación. Y las pasiones son constitutivas de la naturaleza humana y son plenamente naturales y, sólo a partir del reconocimiento de ellas, se puede acceder de manera efectiva a un conocimiento verdaderamente racional.
En general, Spinoza se considera lectura obligatoria, con una metafísica de la necesidad, pero de la necesidad del amor, que se convierte hoy en uno de los pensamientos que siguen siendo más influyentes y más necesarios en nuestra época.
En la Republica de Platón, nos dice de que entre todos los animales, el más difícil de manejar es el niño, debido a la misma excelencia de esta fuente de razón que hay en él y que está todavía por disciplinar y, resulta ser una bestia áspera, astuta y la más insolente de todas.
Hay que rodearle de preceptores que controlen la ignorancia de su corta edad, luego hay que darle maestros que lo instruyan en toda clase de disciplinas y ciencias, según conviene a un hombre libre.
Spinoza, piensa que quiénes son malos, viciosos, brutales, lo son porque no entienden al mundo en que viven y donde el hombre libre en nada piensa menos que en la muerte. Y donde no hay nada más útil para un ser humano que otro ser humano y por tanto, buscar la coherencia, la armonía con los otros, es la primera tarea de un ser racional.
Thomas Hobbes, es considerado como el instaurador teórico del totalitarismo, ya que su obra se considera una justificación pesimista y hasta cínica del poder absoluto y que cuanto más activo y enérgico sea el soberano, menos cabe temer que abuse de su pueblo.
Savater, nos dice que la idea de justicia puede variar nuestras valoraciones respecto de que cosas son justas y cuáles no, pero no pueden cambiar aquello por lo que persistimos en llamar justas a algunas conductas, pero hay una idea eterna, objetiva y universal de justicia, por la cual es posible alcanzar consensos éticos o políticos.
Es evidente que algo radical y profundo debe ser intentado para que los mejores logros civilizados no sean simples promesas o patrimonio exclusivo de algunas élites.
Las ideas no son estáticas y autosuficientes, sino que se interconectan y remiten unas a otras y donde importa sobre todo, que sean los filósofos los que gobiernen.
El problema del reduccionismo, se refiere a la relación de un sistema con sus constituyentes. Desde un punto de vista epistemológico, es decir explicativo, según Fernandez-Rañada, se trata de saber si las leyes de un nivel de complejidad se pueden deducir de las de un nivel inferior.
Para el reduccionismo radical, todas las propiedades de cada nivel, pueden ser deducidas de las del nivel inferior.
El mundo, está estructurado en niveles de complejidad creciente, por lo que el reduccionismo tradicional de la ciencia, se enfrenta al difícil desafío de las propiedades ”emergentes”, que sólo se pueden manifestar en un sistema en su totalidad, pero no la de sus componentes.
Philip Anderson, cree que cada una de las leyes emergentes, es fundamental en su nivel correspondiente de complejidad, pues no puede deducirse de las del nivel inferior.
El proyecto atomista, nos dice Rañada, por muy fecundo que haya sido, se encuentra ahora ante sus propios límites.
Las formas claras de estimular la cultura científica, es con la divulgación científica; que enseña a los legos los aportes históricos y vigentes de las disciplinas científicas, peculiaridades disciplinarias de valía cultural, de modo que debiera ser apreciado por las colectividades políticas y sociales.
La mayoría de los científicos del mundo no les interesa los problemas metodológicos ni filosóficos de la ciencia, ya que simplemente realizan su actividad con la ignorancia metodológica y, vehemencia de un jornalero, nos dice Vicente Aboites.
Paul Feyerabend, sustenta que todas las metodologías tienen sus limitaciones y, que en realidad la única regla que queda en pie es que “Todo se vale”, por lo que la ciencia no se caracteriza por el seguimiento de ningún determinado método, sino por su “anarquía metodológica”. Y de acuerdo con Popper, una hipótesis nunca podrá ser verificada de forma concluyente a partir de la evidencia observacional, no importando qué tan abundante sea esa evidencia; sin embargo, una hipótesis sí puede conclusivamente ser falseada a partir de la evidencia observacional.
Para muchos la mejor manera de predecir el futuro es inventándolo y Marco Antonio nos dice: “No permitas que el futuro te perturbe, recuerda que si has de afrontarlo, lo harás con las mismas armas intelectuales con que afrontas el presente”.
Sí, podemos permanecer como observadores, sin caer en la tentación de emitir juicios sobre si es buena o mala; sin reaccionar desde el drama, nos permitiríamos ser parte de un todo.
La neurología, ve el cuerpo y la mente como sistemas integrados y, a las personas como seres comunitarios y sociales conectados mediante la empatía. Maturana, nos dice que los seres vivos se transforman debido a que son conscientes de sus interacciones con el mundo exterior, no sólo a largo plazo tal como lo describe la teoría de la evolución, sino además como una condición de la existencia diaria.
La cultura visual, es hoy el estudio de cómo entender el cambio en un mundo demasiado grande para ser visto, pero que resulta vital imaginar, donde dicha cultura se plantea cómo ver el mundo en una época de cambio dinámico y de proliferación de imágenes, lo cual abarca muchos puntos de vista, diferentes.
Esta comprensión es el resultado de una mezcla de ver y aprender a no ver, nos dice Mirzoeff.
Las propiedades emergentes, aparecen al traspasar un nivel de complejidad en el que interactúan muchos elementos a la vez, donde a partir de un cierto umbral, lo cuantitativo se hace cualitativo, con lo que Andersen nos dice que más es diferente. Hoy vemos resurgir, nos dice Rañada, niveles imbricados de complejidad progresiva: partículas, núcleos, átomos, moléculas, seres vivos y poblaciones, astros, galaxias, el universo. Adjetivo reduccionista, en la que cada nivel depende del que tiene inmediatamente por debajo, por ser una mera consecuencia de él.
El reduccionismo radical, alimenta la idea de una teoría final y definitiva de la naturaleza, de la sabiduría completa, del conocimiento absoluto, pero otros no ven en tal teoría más que una quimera inalcanzable.
Con la nueva articulación del orden y el desorden, del azar y el determinismo, se está produciendo un vuelco epistemológico y un cambio de actitud en muchos científicos como Poincaré, Morin y Prigogine, entre otros.
Aparecen sorprendentes conceptos nuevos, como desorden organizador. Auto organización, orden por ruido, orden por caos, estructuras disipativas donde las ciencias tradicionales, la física, la química o la biología, se ven desbordadas por saberes emergentes, como la teoría de sistemas, la cibernética o la inteligencia artificial.
Se trata de un orden emergente, imposible de explicar con una perspectiva reduccionista.
Simples ecuaciones deterministas, pueden producir una increíble complejidad que supera todo intento de predicción. La organización del sistema es independiente de las propiedades de sus componentes, de modo que una determinada organización puede ser encarnada de distintas maneras, por muy distintas clases de componentes.
Su objetivo es la organización y no la estructura. Se trata de una red de procesos de producción, en la que la función de cada componente es participar en la producción o transformación de otros componentes de la red y donde, toda la red se hace a sí misma continuamente.
El producto de su operación es su propia organización, donde el concepto de autopoiesis es necesario y suficiente para caracterizar la organización de los sistemas vivos.
Son las matemáticas, de la complejidad de la naturaleza, de relaciones y patrones cualitativos más que cuantitativos, pasando de los objetos a las relaciones, de la cantidad a la cualidad y de la substancia al patrón y la forma.
Donde, en el mundo no lineal, simples ecuaciones deterministas pueden producir una insospechada riqueza y variedad de comportamientos. A su vez, lo que pareciera un comportamiento aparentemente complejo y caótico, puede dar lugar a estructuras ordenadas con sutiles y hermosos patrones y formas.
Una propiedad importante de los sistemas complejos no lineales, es la ocurrencia de procesos de retroalimentación autorreforzadora, donde pequeños cambios pueden ser repetidamente amplificadas en estos sistemas.
En biología, los sistemas conectados, subyacen bajo muchos comportamientos complejos que históricamente han sido difíciles de entender. Los sistemas afectan el desarrollo y la salud en general y, pensar en términos de sistemas, puede ayudar a explicar la interacción entre organismos.
Cuando todas estas partes están interconectadas en un gran sistema biológico, proporciona comportamientos asombrosamente complejos; donde los sistemas simples de sólo tres o cuatro componentes, puede generar comportamientos sofisticados y son justo estas redes de componentes interconectados, los que hacen posible la vida.
Los seres humanos estamos en el mundo para actuar de acuerdo con nuestra naturaleza y la alegría, nos dice Savater; es sentir que podemos actuar mejor, es aquello que nos da ganas de actuar unido a algún objeto exterior y en cambio, la tristeza, es lo que nos resta capacidad de acción. Por otro lado, el odio es lo que nos mutila en nuestra posibilidad de actuar respecto a nosotros mismos y en ese sentido, es también una pasión triste.
La biología sistémica, es sencillamente el reconocimiento de que la vida es compleja porque está interconectada. Los biólogos sistémicos quieren comprender cómo los sistemas hacen posible la vida y su fantástica rareza. Donde 86 mil millones de neuronas interconectadas de manera adecuada forman el cerebro, que nos permite pensar, sentir, imaginar y preguntar cualquier cosa.
Los avances tecnológicos están permitiendo a los científicos entender a los seres vivos de un nuevo modo, ya que todos los seres vivos están compuestos por sistemas. Un conocimiento absoluto de cómo funciona un sistema, requiere no sólo de entender cada una de sus partes, sino también de cómo interactúan entre ellas.
Demostrar los sistemas en sus partes nos ha enseñado mucho de lo que sabemos en la actualidad; porque en la actualidad se dispone de la capacidad de ensamblar de nuevo todas las piezas para comprender todo lo que conocemos como Biología Sistémica, donde los científicos emplean conocimientos de la física, matemáticas, química e informática para resolver los problemas biológicos más interesantes.
Un enfoque multidisciplinario muy interesante, que permite utilizar métodos matemáticos para ayudar a entender lo que sucede, iluminando los sistemas que antes resultaban inaccesibles.
Los sistemas biológicos tienen un lenguaje común, donde los biólogos estudian los procesos que parecen muy diferentes en su apariencia, pero que presentan patrones comunes y principios del funcionamiento de los sistemas naturales.
Y aunque estos procesos operan a escalas muy distintas y dependen de partes inconexas, a menudo se ajustan a patrones comunes y actúan de acuerdo a principios similares. Además de los bucles de retroalimentación, los sistemas pueden tener otros elementos que proporcionen capacidades adicionales.
Bill Gosper, observó que en el Juego de la Vida de Conway, no estaba claro que fueran tan complicados como los que ocurrían en nuestro universo, pero posteriormente se hizo claro que cualquier cosa que podamos imaginar, puede ocurrir en el juego de la vida de Conway.
Conway, desarrollo esta simulación virtual para demostrar cómo funciona el comportamiento de los seres vivos en un espacio y tiempo dados. Y observó que podemos hacer lo que queramos; lo difícil es querer hacer algo.
La vida cotidiana, es el resultado de la suma de la conciencia de todos los participantes en el juego de la vida. Para Jung, la realidad es también la suma de todas las conciencias de todas las personas que han vivido sobre la Tierra desde el principio de los tiempos, algo así como una inteligencia virtual, que permanece latente y no se pierde. Este limbo es calificado por Jung como “Inconsciente colectivo”.
La teoría de la Sincronicidad o las causas significativas de Carl Jung, son comparables a los arquetipos que explican las distintas fases de personalidad, por las que pasa el ser humano a lo largo de su vida. Donde uno de los problemas más importantes que toda sociedad debe resolver, es el de la educación de su gente. Los grandes retos sólo podrán resolverse a partir del conocimiento científico disponible.
Debemos poner en contacto al público con el fascinante mundo de la ciencia, el cual no es otro que el mundo que mejor hemos comprendido, porque con las ciencias, es justamente lo mejor que podemos decir acerca de cualquier fenómeno de la realidad.
La doctrina neomalthusiana, afirma que el crecimiento poblacional de los países del tercer mundo es causa de su estancamiento; sin embargo, Paul Singer pone en tela de juicio esa doctrina, donde ha sabido incorporar las dimensiones sociológicas y sobre todo demográficas, en la elaboración de su pensamiento. Presentando una perspectiva económica enteramente distinta en la que prevalece el punto de vista de los países del Tercer Mundo.
El concepto de desarrollo debería aplicarse a la transformación estructural de una economía, donde el crecimiento casi siempre va acompañado de algún cambio en la estructura económica.
Los mayores crímenes contra la humanidad no han sido cometidos por malvados convencidos de su maldad, sino por estúpidos convencidos de su bondad. Lo individual y lo colectivo son campos tan unidos, que sólo pueden separarse al precio de la desdicha, nos dice Ignacio Ovalle.
El desconcierto, se complica cuando en el ámbito profano tomamos conciencia de que nuestros caprichosos modos de entender el bien y el mal, forman opiniones e intereses que dividen y enfrentan hasta la muerte a los individuos y a los pueblos.
Ovalle, nos dice que es revelador advertir cómo a medida que son mayores la ignorancia y el prejuicio, más crece el odio en las disputas y, con malicia sacrílega, más se apela al nombre de Dios.
Para Sócrates, el mal es producto de la ignorancia y nos dice Cicerón, que la ignorancia del bien y del mal es lo que más perturba la vida humana. La ética, está presente en nuestra vida desde la infancia y es la esencia en los asuntos trascendentales, pero también está presente en las discusiones y asuntos aparentemente irrelevantes.
Ovalle, nos dice que es un tema obicuo, tan antiguo como actual y siempre candente y, es el más importante para la existencia humana. Pero en realidad, cada ciclo histórico es único en sí mismo, pero ninguno se puede considerar la culminación de la historia.
En el siglo XXI, la generación energética mundial promediada ha llegado a ser de miles o millones de veces superior a la de los primeros tiempos del hombre. Este incremento de posibilidad creativa, que debiera ser como el mejor de los augurios, se erige en un dato sombrío por la necia propensión humana a utilizar la energía no sólo para construir, sino también para destruir y donde, esta energía destructiva de las armas atómicas, podrían destruirnos junto con el resto de las especies vivas, de forma repetitiva hasta 25 veces.
Muchas personas ignoran el verdadero poder que poseen.Y este poder brinda a quién lo posee, la conexión con la realidad y la aptitud para cambiar el mundo.
Nuestros más antiguos antepasados humanos, eran criaturas muy débiles y vulnerables. Pero en el espacio de unos pocos millones de años, esos antepasados físicamente insignificantes, se convirtieron en los cazadores más formidables del planeta. Seguridad y comida, dependían de la observación lenta y paciente del entorno, de la aptitud para captar detalles y saber qué podían significar.
La sobrevivencia de nuestros antepasados, dependía de la intensidad de su atención, ya que el sistema visual humano no se formó para explorar, sino para la profundidad del detalle, lo que permite advertir patrones, hacer generalizaciones y pensar por adelantado, desarrollando la capacidad de pensar y abstraerse, principal ventaja para evitar depredadores y hallar alimentos.
Estando en contacto con una realidad a la que los animales no tenían acceso, fue el momento decisivo de la evolución; es la aparición de la mente consciente y racional, en cambio los animales viven encerrados en un eterno presente, nos dice Greene.
Solemos pensar que los grandes genios de la historia llegaron a la cima con poco esfuerzo o disposición genética; sin embargo, los logros de estos personajes fueron el resultado, en gran medida, de un poder, que existe según Greene, en todos nosotros y que se desarrolla mediante la pasión, la disciplina, el esfuerzo y la perseverancia.
Identificar una vocación, dedicarse al aprendizaje y la práctica, apoyarse en un mentor, desarrollar la inteligencia social para aprovechar el conocimiento y valor de nuestra comunidad y, abocarse de lleno a la tarea creativa; pasos difíciles pero satisfactorios, que llevan a aliar la intuición con lo racional y lograr esa sensación de poder y control sobre nosotros y nuestro entorno.
Los criterios morales pueden alcanzar una variedad infinita, variedad que pone dolorosamente en crisis al viejo anhelo de contar con valores absolutos. Verdad, bondad, justicia, belleza, lealtad, tolerancia, son palabras cuya sola mención evoca y convoca lo mejor de nosotros mismos y de los demás, precisamente porque tienen sonoridad universal.
Son ideas en las que late un reclamo para valer en todo tiempo y lugar, en sí mismas, sin depender de los acomodos circunstanciales de fuerzas económicas o políticas o de las volubles opiniones de las personas. Por ello es saludable hacer un alto en el camino y revisar la filosofía que está detrás de nuestros actos.
Revisar y cuestionar nuestra filosofía, esas ideas arraigadas sobre el mundo y la vida, es lo que hace la diferencia entre un discurrir inercial meramente rutinario y uno consciente.
Es la diferencia entre vivir y sobrevivir, donde la reflexión sobre la crisis ética contemporánea es ahora más importante que nunca, debido a la profundidad de alcances que han adquirido las capacidades humanas y, lo que están en riesgo no es ya el triunfo o la derrota de un grupo sobre otro, sino la supervivencia misma de la especie humana.
Cada cual tiene su suerte en las manos, como un escultor la materia… la habilidad para hacer de ese material lo que queramos, debe aprenderse y cultivarse atentamente, señala Goethe.
Imaginamos que la creatividad y la destreza salen de la nada y son fruto del talento natural. Esa impresión conocida como Maestría, según Robert Greene, nos da la impresión de que tenemos un mayor dominio de lo que es la “realidad” y es, un modo de vida y manera de ver el mundo.
Y es, donde comenzamos a advertir relaciones antes invisibles para nosotros, obteniendo seguridad en nuestra aptitud para resolver problemas o subsanar debilidades, usando nuestro mayor conocimiento en forma cada vez más creativa.
Un animal tiene capacidad para aprender, pero depende en gran medida de sus instintos para relacionarse con sus circunstancias y evitar el peligro. En cambio, los seres humanos confiamos en el pensamiento y la razón, para conocer nuestro entorno.
En el nivel de la Maestría de Greene, las facultades intuitivas son una mezcla de lo instintivo y lo racional, lo consciente y lo inconsciente, lo humano y lo animal.
El reflejo de quién eres, está presente en tu realidad y el mundo, es una proyección de la mente y la vida, es lo que filtra el ser, no podría ser de otra manera. Nuestras acciones y nuestras relaciones humanas tienen que ver sólo con la relación que tenemos con nosotros mismos.
El reto es nuestro ego, que vive de nuestros pensamientos y, sin ellos deja de ser, deja de existir, nos dice Alejandra Llamas.
Tu vida es un reflejo de quién eres. Tú eres el origen, la fuerza, estás justamente frente a lo que has creado. Simplicidad, paciencia y compasión, son las llaves para regresar al origen, conocerte a ti mismo y es, la expresión más grande de tu vida.
El silencio es el camino a la sabiduría interior y ésta, es la que se conecta con la conciencia universal, la que vive en armonía con su entorno.
En el camino de la vida, debemos encontrar un balance reconociendo lo que es suficiente. La abundancia no se busca en el mundo, está en ti y vivir en ella es reconocerla en cada momento. Si todo tiene igual valor, el deseo se desvanece y aparece la paz.
El día que aprendamos a vivir así, despertaremos a lo natural, a lo verdadero, fuera del miedo y la ignorancia de quienes somos, de que somos capaces y además con qué profundidad nos podemos relacionar.
Nada contra que luchar, todo en su lugar.
Las primeras sociedades complejas surgieron del aprovechamiento tecnológico de un preciado recurso y, a medida que aumentaba la población, las diferentes sociedades apelaron a una cada vez más intensiva explotación de los recursos, con el resultado del colapso.
La desaparición del imperio maya, de la civilización babilónica y del antiguo Egipto, son los ejemplos emblemáticos de que el desarrollo de nuevas tecnologías no siempre es la solución más adecuada para resolver la contradicción entre crecimiento de la población y el agotamiento de los recursos naturales.
El inconveniente se presenta cuando la sociedad se torna crecientemente global, no integradora del conjunto de culturas y sociedades que habitan la Tierra, pero que tiene capacidad de destruirla, ya que cuando las estrategias a que esa sociedad apela para resolver el conflicto básico entre necesidades y recursos y, que sigue siendo la misma, la especie humana y el planeta mismo están en problemas muy serios, nos dice Oscar Martello.
Las diferentes culturas, a lo largo del tiempo, no tenían conciencia de la influencia de los modos de producción y reproducción en sus actitudes y valores; y asimismo eran absolutamente ignorantes de los efectos acumulativos a largo plazo de las decisiones adoptadas para maximizar los efectos acumulativos a corto plazo.
En ecología, la capacidad de sostén del ambiente, se refiere al máximo número de personas o de cualquier otra especie, que un ambiente dado puede sostener o alimentar, antes de sufrir una degradación y finalmente el colapso.
Con el propósito de cambiar el mundo de manera consciente, primero es necesario tener una comprensión consciente de cómo es el mundo, ya que sólo mediante una consciencia de la naturaleza determinada del pasado, puede esperarse no depender en el futuro de fuerzas irracionales.
Los acuerdos de libre comercio, favorecen la liberación del flujo de mercancías, pero no la libre circulación de trabajadores, limitan la capacidad de negociación, reducen los salarios y elevan la desigualdad social. Realmente, estos tratados están dirigidos fundamentalmente a consolidar normas y legislaciones que amparan a los fondos de inversión y a las grandes empresas multinacionales.
Y sobre el cambio climático, confundimos “la gimnasia con la magnesia”, como dice el dicho popular. El clima y sus cambios los hace el Sol y la destrucción ambiental, las hace el hombre, sobre todo por la voracidad capitalista, que pone siempre por delante las ganancias materiales, sin importar sus consecuencias.
Cuando incendiamos un bosque, lo que estamos haciendo es liberando la energía solar en sus componentes del balance energético que estuvo acumulándose tal vez por miles de años y la estamos liberando en el curso de minutos u horas; la cual se va manifestando principalmente como calor sensible y se traslada a la atmósfera, pero esto no significa un cambio climático ya que es una manifestación temporal, que se da en períodos cortos de tiempo, donde pasamos de un sistema predominante de intercambios de calor latente a uno de calor sensible; nada que la naturaleza no pueda resolver por sí misma; siempre y cuando no se haga un habito permanente y global.
El cambio climático sólo puede darse a través de los grandes volúmenes energéticos del Sol y, de sus cambios. Son volúmenes millones de veces mayor a los que se dan en el ambiente; volúmenes que se manifiestan y llegan a perdurar por miles de años y se dan principalmente a través de las glaciaciones. Volúmenes que históricamente se han venido manifestando por millones de años, incluso ante la ausencia del ser humano y donde las manchas solares juegan un papel muy importante, al reducir o incrementar la radiación emitida.
Los eventos climáticos extremos, se dan al aumentar el gradiente climático hemisférico; el clásico es de tendencias hacia un enfriamiento y no un calentamiento; el caso del fenómeno cálido, ha permitido a través de un clima amigable el que se haya desarrollado nuestra civilización.
En sus remotos orígenes, la especie humana tuvo que sobrevivir a grandes y pequeños cataclismos. En la actualidad, en cambio, el desarrollo de nuestra especie es tratar de sobrevivirse a sí mismo.
Durante millones de años el hombre fue evolucionando, debido a la necesidad de adaptarse constantemente al medio en que vivía y, lo hacía anatómicamente cuando le iba cambiando el cuerpo, que eran hechos naturales.
La adaptación cultural permitió la convivencia de grupos cada vez más numerosos.
La estrategia de adaptación cultural, siguió un patrón consistente en una combinación de innovación tecnológica y homicidio, cada vez que el crecimiento de la población colisionaba con la escasez de los recursos y el agotamiento del medio ambiente, según Martello.
¿Por qué tener poco significa tanto?
La escasez no es sólo una limitación física, es también un estado mental, ya que cuando la escasez captura la atención, cambia la forma de pensar. Lo primero en que se piensa, nos dice Edgar Shafir, afecta lo que se observa, en cómo se ponderan las elecciones, cómo se delibera y en última instancia, lo que se decide y la conducta.
Cuando se vive en condiciones de escasez, los problemas se representan, administran y tratan de forma diferente. En el conocimiento de nuestros miedos y patrones emocionales inconscientes, está la clave de nuestra libertad de decisión.
Debes ser quien eres o, si quieres que lo exprese de forma más sencilla, nunca trates de ser lo que tal vez hubieras debido ser o, lo que pudieras haber sido, sino aquello que deberías haber sido, nos dice Lewis Carrol.
El siglo XX ha constituido el período más extraordinario de la historia de la humanidad, nos dice Eric Hobsbawn, ya que en él se han dado, juntos, catástrofes humanas carentes de todo paralelismo, fundamentales progresos materiales y, un incremento sin precedentes de nuestra capacidad para transformar y tal vez destruir, la faz de la tierra.
¿Cómo habremos de pensar las perspectivas futuras de la nueva era que ha surgido de la antigua?
Cada vez más gente se da cuenta del valor de abordar la vida con un espíritu consciente y con propósito. Lo sepamos o no, nosotros importamos; el hoy importa. Vivir con intención es un amable recordatorio de que la felicidad y la paz son una elección propia.
Deepak Chopra, en su oración nos dice: Yo soy responsable de lo que veo. Yo elijo los sentimientos que experimento. Yo establezco las metas que alcanzaré. Y todo lo que parece ocurrirme, yo lo pido y lo recibo como lo pedí.
LOS SECRETOS DE NUESTRAS EMOCIONES
En estos tiempos en que la conciencia busca nuevos caminos, en que cada uno busca comprender mejor el mundo que le rodea, nuevos paradigmas emergen.
En la historia de la humanidad, ningún cambio de paradigma se ha integrado de forma instantánea en la conciencia colectiva, sino todo lo contrario. Antes de percatarse de la Presencia, el hombre también es libre y perfecto, sólo le falta saberlo, nos dice Jean Bouchart.
No se pasa nunca del error a la verdad, sino siempre de una verdad más pequeña a una verdad más grande.
La vida está hecha de momentos que se alinean uno tras otro, para formar nuestra historia; algunos pasan desapercibidos, otros, a pesar de ser insignificantes, permanecen para siempre, donde cada quién se encuentra en su propio mundo de quehaceres y pendientes.
Poseemos un cuerpo físico, pero no somos ese cuerpo físico; tenemos emociones, pero no somos esas emociones; tenemos pensamientos pero no somos esos pensamientos. Somos en esencia un ser, una conciencia que posee todo ello y, que debe obtener el dominio de todo ello.
Se desea aportar y contribuir al inmenso esfuerzo que hace la humanidad, para salir de la ignorancia y de la inconsciencia, del sufrimiento y de la desdicha, para volver a encontrar la paz, la dicha y la libertad, nos dice Annie Marquier. Y quién nos dice: Yo estaba encerrada en una concha. Creía que era incapaz de cambiar mi vida. Luego encontré la profundidad del mar, la belleza del cielo, la libertad de los pájaros, la fuerza del viento, la ligereza de las nubes, la luz del sol y, he sentido que todo eso era yo.
Lo peor, nos dice Gaby Vargas, es que ni cuenta nos damos, sólo transitamos una especie de planeta zombi que nos genera desasosiego, ansiedad y evidente estrés.
Sin ver que los retos que enfrentamos hoy no requieren de más tecnología ni de más bienes materiales.
El anhelo más grande del ser humano es sentirse valorado, donde amarse a sí mismo significa aprender a confiar en ti, a tratarse con respeto, a ser bondadosos contigo mismo.
Somos tan felices como lo sean nuestras relaciones, ya que ellas son las que perfilan nuestra vida.
Para Vargas, somos un reflejo de lo perfectamente imperfecta que es la vida; y donde nada es perfecto, nada es permanente y nada está completo.
Los sentimientos son los cimientos de nuestra mente y al igual que con la conciencia, se hallan más allá de los límites de la ciencia.
Los sentimientos no son una mera decoración añadida a las emociones o, algo que se pueda conservar o desechar, nos dice Antonio Damasio.
Los sentimientos pueden ser y con frecuencia son, revelaciones del sentido de la vida en el seno del organismo entero, donde la mayoría de los sentimientos son expresión de la lucha por el equilibrio, lo que es una muestra de los ajustes y correcciones que vivimos, sin los que, con un error de más, todo el espectáculo se viene abajo.
Damasio, nos dice de que si hay algo en nuestra existencia que pueda ser revelador de nuestra pequeñez y grandeza simultanea, son los sentimientos. Dilucidar la neurobiología de los sentimientos, contribuiría al tratamiento efectivo de la depresión y la adicción a las drogas. Además de contribuir sobre el problema de la mente y del cuerpo, es algo fundamental para comprender quiénes somos.
La comprensión nuerobiológica de las emociones, es clave para reducir las aflicciones y de cómo aumentar la prosperidad de las personas; donde Spinoza consideraba que los impulsos, emociones y sentimientos, eran un aspecto fundamental de la humanidad.
Y, de que tanto la mente como el cuerpo eran atributos paralelos de la misma causa. Donde la reacción es seguida por algún patrón de sentimiento y, una variación de placer o de pena, es un componente necesario del sentimiento.
Spinoza, sugería que las normas que gobiernan nuestra conducta social y personal debían estar modeladas por un conocimiento que contactara con el Dios o la naturaleza que hay dentro de nosotros.
Para Elsa Punset, en el fondo instintivo de nuestro ser no pensamos, sentimos; ya que estamos hechos de emociones y a lo largo de los siglos nos hemos esforzado en domarlas, en encerrarlas en sistemas de vida ordenados y represivos y ante su dictado, sólo cabía resignarse o rebelarse.
Vivimos en un mundo que nos abruma con tentaciones y decisiones múltiples y tenemos que decidir en soledad, sin referentes claros, quiénes somos y porqué merece la pena vivir y luchar; condición que reclama la adquisición de las habilidades y las herramientas que permiten navegar con inteligencia emocional por los cauces imprevisibles de nuestra vida.
Vivir es sobre todo sobrevivir y, tenemos que asumir que las decisiones que tomamos de cara a los demás, provocan efectos duraderos, ya que no podemos escondernos tras la ignorancia, porque hoy en día sabemos que la violencia engendra violencia y que el odio se multiplica, como ondas en el agua.
El primer paso para entender las emociones de los demás, es conocerse a uno mismo. Y aunque nuestros patrones emocionales sean negativos, podemos repararlos y mejorarlos; sólo hay que aprender a analizar y a comprender el sustrato emocional de nuestras vidas, donde conocerse a uno mismo es lo que reclaman la mayoría de las tradiciones filosóficas.
La maldad, la bondad, la moralidad y la ética se elaboran en nuestro cerebro, nos dice Francisco Mora, donde lesiones muy pequeñas en nuestro cerebro o mutaciones de algunos genes, pueden ser determinantes para que haya personas incapaces de tener empatía o ser solidarias o de sentir el dolor de los demás o, respetar cualquier norma ética o social. Estas personas sin embargo, conservan intacto su razonamiento abstracto y pueden incluso ser muy inteligentes para resolver problemas.
Hoy sabemos, nos dice Mora, que muchos seres humanos desarrollan conductas despiadadas sin ser sociópatas, ni tener un daño físico, mutación genética o lesión funcional detectable en sus cerebros.
Sabemos que el crecimiento de niños en un ambiente determinado, puede modificar sus cerebros y que ciertas ideas emocionales pueden construir un cerebro híbrido, perverso y amoral y ser capaces de convertirlo en un ser de conductas ocultas y aberrantes, de un asesino profesional o en un terrorista confeso y cruel y ello, aunque parezca paradójico, hacerlo junto y paralelo al desarrollo de una conducta familiar y social diaria, aparentemente ejemplar.
Mora, nos dice que cuando a alguien se le pregunta sobre qué ha podido motivar a cometer tan abominables actos de conducta, casi todo el mundo responde que es debido a la educación recibida, al entorno en que han vivido y más allá, a la sociedad misma que los ampara.
No existe un patrón, un metro en el que se pueda medir la normalidad, ya que lo que llamamos normal es un heterogéneo conjunto de seres humanos, en grado de diversidad casi infinito, en el que entran todas las fisiologías y las patologías cerebrales que es posible imaginar y eso, claramente tiene que ver con el cerebro.
Según Kant, al asegurar el Estado, la paz es un deber y la paz perpetua debe ser su meta final y, donde la paz es la ausencia de violencia; el significado de un estado psíquico de tranquilidad pública o estado psíquico de tranquilidad y sosiego de ánimo, en que no hay riñas o pleitos. Es decir la ausencia de conflictos.
Pero más que resolver los conflictos sin violencia, se ha de llegar a la ausencia o superación de todo tipo de violencia y no la simple ausencia de guerra, nos dice Oscar Martello.
Todo ser humano merece una serie de condiciones para su desarrollo en plenitud, a las cuales tiene derecho: afecto, condiciones materiales y educación, donde una paz realmente positiva es una situación de bienestar y tranquilidad, fruto de unas condiciones de vida digna y justa para todos.
La guerra comienza en la mente de los seres humanos y es en la mente de los seres humanos en donde se ha de construir la defensa de la paz; donde la paz interior, el estado de ánimo de la persona que ha resuelto sus conflictos interiores o que los vive sin violencia y que se siente en armonía consigo mismo, con serenidad, feliz sabiendo que ocupa el lugar que le corresponde y que obra en consecuencia.
Éste es el concepto holístico de paz, que presupone: igualdad en la distribución de la riqueza y erradicación de la pobreza, resolución pacífica de los conflictos y cooperación a todos los niveles, respeto por la naturaleza, desaparición del analfabetismo y de la fabricación del armamento.
Es fácil conseguir la paz en una sociedad en que las personas están pacificadas interiormente, más que en una sociedad de personas conflictivas, ansiosas y violentas.
Ninguna guerra es justa por el mero hecho de utilizar la violencia.
Kant, basado en la correspondencia de la concordia humana con el orden y armonía que reina en el universo y en la hermandad proveniente de la unidad del género humano, se da el rechazo de toda violencia, incluso en legítima violencia. De forma que la mansedumbre y el bien, serán la respuesta al mal y a la violencia.
En la planificación y administración de nuestros recursos emocionales, estamos en general mal preparados. Y nuestros conocimientos no sirven para enfrentarse a la tarea común e inevitable de vivir la vida y, casi ninguno parece poseer sabiduría innata o tener siquiera metas definidas.
El cerebro es un órgano que procesa información y cuyo extraordinario poder no radica en su misterio sino en su complejidad; y Francisco Mora nos dice que estamos entrando en un siglo en donde nuestro modo de pensar y concebir el mundo, va a sufrir un cambio importante, si no radical, basado esta vez en premisas y conocimientos nuevos.
Cambios que el mismo hombre verá, que le van a hacer sentirse responsable de sí mismo y de su destino.
Numerosas técnicas y disciplinas han tratado de que la conexión con el inconsciente se realice de forma consciente. Todos tenemos un procesador que traduce el significado de lo irracional y da sentido a lo que aparentemente no lo tiene, además de mantenernos conectados con el Inconsciente Colectivo, la fuente de todo, algo así como el hiperespacio, donde están conectadas las conciencias de todos los humanos.
La imaginación Activa, creada por Carl Jung, trata de un pensamiento consciente, bien definido, un pensamiento diferente al ruido caótico que pueblan a toda hora nuestra mente, sin que ni siquiera les prestemos atención consciente.
Nuestro Yo, es una creación de nuestra mente y nuestro Yo no es nuestro cuerpo físico. Nosotros somos nuestro cuerpo, como de la percepción de nuestro cuerpo. Esa percepción que tenemos de nosotros mismos es lo que conocemos como el Yo y, es nuestra personalidad, nos dice Saint-Aymour.
El Arquetipo, es importante para la vida, porque es el responsable de activarnos ante las circunstancias y, de acuerdo con la forma en que visualizamos el mundo, cada uno de nosotros tendrá experiencias y opiniones diferentes.
Como seres limitados, vivimos en un mundo de dualidades conceptuales en conflicto: bien y mal, luz y oscuridad, interno y externo, tener y no tener. La esencia parece trascender e ir más allá de la dualidad de un mundo interno o externo hacia una totalidad equilibrada, una unidad donde no hay límites de identidad o barreras entre uno y otro.
En sus Diálogos, Platón se encuentra con ecos de carácter aristocrático ante la extensión del poder político y, de la igualdad legal a la totalidad de la población. Y, no admitió ningún tipo de aristocracia de la sangre o la riqueza, sino sólo una aristocracia de la virtud, según narra Savater; una igualdad que diera a cada uno según su necesidad y que exigiera a cada uno según su capacidad.
Los sabios nos dicen, según Socrates, que la sociabilidad, la amistad, el buen orden, la prudencia y la justicia mantienen unidos cielo y tierra, hombres y dioses y por esa razón, llaman cosmos a todo ese conjunto y, no desorden o intemperancia.
En los Diálogos de Platón, sigue estando viva activa y bullente la aventura de pensar.
Según Aristóteles, nuestros primeros conocimientos parten de los sentidos, de la experiencia y, una vez que los hemos captado en nuestro conocimiento sensible, desde esos datos, nuestra inteligencia puede realizar una tarea de abstracción.
Por verdadero, se entiende ser estable, invulnerable y duradero.
Los hombres nos distinguimos por la razón, porque somos capaces de pensar y de reflexionar acerca de lo que hacemos y sobre todo, de asombrarnos, que junto a la pregunta del “porqué” se da el principio del que nace la filosofía.
Hipócrates definió cuatro tipos básicos de temperamentos que siguen vigentes, aunque matizados por algunas escuelas de psicología en la actualidad: El Sanguíneo, que son las personas inquietas, nerviosas, expresivas, sociables, que se distraen con facilidad, sensibles a los estímulos, adaptables, extrovertidos y optimistas. El Melancólico, que son tímidos, introvertidos y que les gusta conversar, profundizan en lo que les interesa o preocupa, a veces indecisos, se ofenden fácilmente y pueden estar tristes sin razón aparente. El Colérico, persona que desafía, que pisa fuerte, que está segura de sí misma y que tiene buena capacidad de atención, rasgos de liderazgo enfrentando los conflictos sin temor y puede ser explosivo y controlador. El Flemático, que son tranquilos y suelen ser leales, calmados, sin prisa, les gusta comer y dormir, están a gusto con la rutina y no les atraen los cambios, asimismo son meticulosos y se toman su tiempo para hacer las cosas.
A lo largo de la vida, el rasgo predominante puede variar, pero los temperamentos no tienen nada que ver con la inteligencia, sino con las preferencias y reacciones emocionales ante la vida.
Los hijos no creen de forma automática que les amamos, pero necesitan estar seguros de ello por encima de todo, porque nuestro amor les proporciona la seguridad que necesitan para aprender a amarse a sí mismos y más adelante, a los demás.
Mari Sandoz, nos dice que todavía los indios ven a los blancos como seres brutales, que tratan a sus hijos como enemigos que deben ser sobornados, castigados o mimados, igual que frágiles juguetes. Piensan que los niños que así se crían crecerán dependientes, sin madurez y víctimas de explosiones de ira no dominada en el propio círculo de la familia.
El conflicto se asocia en general a la pobreza, a la guerra y a la violencia, lo que implica, nos dice Elsa Punset, que nos ponemos a la defensiva ante cualquier conflicto, lo cual dificulta su resolución pacífica y tiende a magnificar el problema, sin embargo es un hecho natural e inevitable.
No todos los conflictos pueden solucionarse, pero aquellos que sí podrían resolverse, exigen que seamos conscientes de que el conflicto tiene aspectos positivos ya que puede enseñar a transigir, a establecer nuevas relaciones, a aprender a través de la experiencia, a perdonar, a comprender, a ponerse en el lugar de los demás, a cambiar de mentalidad, a llegar a un consenso y a ver el conflicto como una oportunidad de crecimiento.
El problema no está en las emociones en sí, sino en la manera en la que las gestionamos. La ira constructiva, nos dice Punset, es el germen de la justicia social, pero pocos adultos han aprendido a expresar su enfado o su ira de forma constructiva. Y la dificultad de expresar la ira de forma constructiva es porque la ira suele existir en el inconsciente, por debajo de nuestro nivel de conciencia, por lo que no controlamos su impacto en nuestra psique.
¡TODO EL PLANETA FLOTA EN UNA MASA DE EMOCIONES!
POBLACIÓN Y DESARROLLO
La evolución natural opera a un ritmo lento a escala humana y, no es esperable que las especies con ritmos biológicos lentos sean capaces de adaptarse a cambios ambientales drásticos, en lapsos temporales inferiores a siglos o milenios, donde las especies con ciclos de reproducción cortos o que tienen muchas crías, tienen más posibilidades de afrontar los cambios ambientales drásticos.
En la situación opuesta, los humanos con una tasa de fertilidad baja, cuentan con muy poca plasticidad evolutiva para adaptarse a dichos cambios.
Si una especie se va transformando en otra gradualmente hasta reemplazarla, el número de especies presentes en el planeta debería mantenerse estable; sin embargo, al irse adaptando al ambiente se ha generado una enorme diversidad genética.
Esta evolución, unidireccional clásica en la que una especie se acaba convirtiendo en otra, no es la que siempre tiene lugar, sino que a veces se generan distintas líneas evolutivas a la vez, explica Furió y Figuerola.
Ante cambios relativamente rápidos o de mayor alcance, la adaptación exige respuestas más contundentes y, cambios más notables; pero cuando el cambio es más suave, las especies pueden ir modificando la frecuencia y dispersar las características favorables entre la población de manera más progresiva.
La competencia entre especies que mantienen una estrecha relación ecológica, puede potenciar determinadas características físicas, donde depredador y presa deben ir cambiando y superándose continuamente para poder permanecer en el mismo lugar ecológico; fenómeno conocido como la hipótesis de la reina roja, que significa que las especies biológicas necesitan adaptarse continuamente para garantizar su supervivencia.
En el colapso ecológico, el desarrollo de las extinciones ya no depende directamente del agente perturbador externo sino de la propia dinámica interna de los ecosistemas, altamente afectado por la pérdida de las relaciones entre organismos.
Las radiaciones adaptativas, son las opuestas a las extinciones masivas, que favorecen la aparición de nuevas especies por los nichos ecológicos libres, tras la extinción masiva.
Furió, nos dice que cuando los cambios son más rápidos que la capacidad de adaptación, el destino inevitable de las especies es la extinción; donde distintos factores se han combinado para generar situaciones catastróficas a nivel global, donde lo raro se convierte en norma, la ventaja en inconveniente y el marginado, en protagonista.
La especie humana no se planteó que llegaría a topar tan pronto con los límites físicos de un planeta, que antaño parecía infinito y, donde la energía aprovechable será cada vez menor, las leyes de la evolución y la extinción se aplicarán con mayor rigor, por lo que la biología humana deberá readaptarse a las condiciones de un mundo nuevo.
Jay Gould, nos dice que al alterar cualquier acontecimiento, aunque sea mínimamente, la evolución tomará un camino radicalmente diferente. Y para Carl Sagan, la extinción es la regla y, la supervivencia es la excepción.
Si la humanidad desea plantearse su inmortalidad como especie, deberá reconocer la existencia de sus reacciones más instintivas y aprender a controlarlas.
La transcendencia del ser humano o la de su conciencia, requerirán una cooperación mundial para aunar las virtudes, las bondades y las capacidades de todas las culturas, sociedades y sensibilidades humanas existentes en la Tierra.
El hombre anhela expandirse sin detenerse y poder dar sentido a la vida más allá de las limitaciones que imponen las leyes naturales y, sólo ignorando las actuales realidades se podrá impedir que el ser humano alcance su eternidad como especie, según Marc Furió.
El desarrollo tecnológico, permitió acortar los larguísimos plazos que requiere la evolución biológica, en la adaptación a un entorno cambiante.
Para Luis Rubio, la capacidad para competir lo es todo, pues de ella se derivan la riqueza, el crecimiento económico, los empleos y la mejoría en los niveles de vida de la población. Pero, mientras que la competitividad es asunto de la empresa, lo que importa al gobierno y al país, es la productividad, ya que solamente elevando la productividad se hace posible la competitividad de las empresas y con ello, la generación de riqueza, empleo y mayores ingresos.
El desarrollo económico es el proceso histórico mediante el cual las economías coloniales se transforman en economías industriales. Es un proceso históricamente significativo, en el sentido de que el desarrollo económico encierra un período y abre otro en la historia de los países en que ocurre.
La característica que distingue al sector de subsistencia de los demás, es que la mayor parte de su producción es directamente consumida por sus productores. Sus unidades económicas no dependen enteramente del mercado y, si los productores consiguen vender sus excedentes, podrán consumir bienes no esenciales; si por alguna razón no lo consiguen, su bienestar podría estar amenazado, más no su supervivencia, nos dice Paul Singer.
Las empresas sólo sobreviven en la medida en que se insertan en la división social del trabajo; esto es, en la medida en que la demanda por sus productos es suficientemente grande.
En un país subdesarrollado, la población tiende a permanecer estacionaria y el número de nacimientos es, a largo plazo, casi igual al de las defunciones. Generalmente, tanto la tasa de natalidad como la de mortalidad son muy altas, las personas se casan temprano tienen tantos hijos como los que vengan y mueren relativamente jóvenes, con promedios de vida inferiores a los 50 ó 40 años. La tasa de incremento de la población rural, tiende a ser mayor que de la urbana.
El crecimiento demográfico en la mayoría de los países en desarrollo, no depende del desarrollo, ya que se da tanto en los países que se están desarrollando rápidamente, como en otros, que ni siquiera han iniciado algún cambio estructural significativo; sin embargo, el efecto del crecimiento demográfico es muy distinto en uno y otro caso.
Una economía colonial, sólo puede absorber, económicamente, la población adicional, resultante del crecimiento demográfico en sus sectores de mercado; si su sector de mercado externo está expandiéndose, es porque depende de la evolución de la demanda externa. Los indigentes que carecen de tierras, no pueden ni producir ni comprar alimentos suficientes.
Además del crecimiento demográfico y la pobreza, como causa importante del hambre, debe mencionarse la inestabilidad de provisiones alimenticias, donde los caprichos del clima precipitan fluctuaciones locales o regionales en la disponibilidad y precios de los comestibles; otro tanto lo hacen las enfermedades que destruyen las cosechas y el ganado.
La inestabilidad de precios y oferta, produce sus efectos más severos en los pobres, que carecen de recursos para soportar períodos prolongados de escasez. Es evidente que estas dificultades podrían disminuir en grado considerable, con ayuda de políticas gubernamentales ideadas y aplicadas con miras a fomentar la producción de más alimentos, para hacer posible el almacenar sobrantes hasta que se necesiten.
Un breve informe difundido en 2013, da cuenta de que con una cuarta parte de los doscientos cuarenta mil millones de dólares que durante 2012 embolsaron las cien personas más ricas del mundo, se podría acabar con la pobreza en el planeta.
En las últimas décadas, el uno por ciento de la población mundial había incrementado sesenta por ciento sus riquezas, los cuales están vinculados a los negocios financieros, pero no a los productivos, que son los que crean la verdadera riqueza, fuente de trabajo, distribución equitativa de los bienes.
Los pronósticos más conservadores vaticinan que hacia 2020, Italia, Francia y Gran Bretaña, consumirán apenas el tres por ciento de la producción mundial, contra el cuarenta por ciento que consumirán los chinos.
¿Podemos desarrollar políticas de manera efectiva para tratar con los temas espinosos de distribución de la riqueza, prudencia en el crecimiento de la población, comercio internacional y suministro de energía en un mundo, donde el simple paliativo de mayor crecimiento ya no es una solución? se pregunta Constanza.
Ahora el desafío consiste en vivir de forma sustentable y adecuada, pero dentro de los límites materiales de un planeta finito. Es imperativo mantener el tamaño de la economía mundial dentro de las capacidades del ecosistema para sostenerla.
El crecimiento de la producción no es la forma para alcanzar la sustentabilidad; no podemos crecer hacia la sustentabilidad. El ecosistema global que es la fuente de todos los recursos necesarios para el subsistema económico, es finito y tiene capacidades limitadas de regeneración y asimilación.
Ya hemos comenzado a encontrarnos con varios tipos de límites a la expansión material continua, nos dice Constanza. Y el camino a los futuros incrementos sustentables en la condición humana, se darán a través del mejoramiento cualitativo más que por aumentos cuantitativos en el rendimiento.
ECONOMÍA PARA UN FUTURO SOSTENIBLE
Durante los dos últimos siglos, la economía ha transformado la vida del ser humano. Donde el nivel de vida ha pasado de la mera subsistencia a la abundancia.
A medida que las personas se vuelven más ricos, no sólo compran más cosas, sino que también desechan más cosas. Ha aumentado en demasía la escala de la actividad en relación con la biosfera, ya que en sólo 36 años, se ha duplicado la población, en tanto que el consumo de combustibles fósiles se ha cuadriplicado. Y es muy probable que de continuar dicho crecimiento, nos dice Herman Daly, se incrementen los costos con mayor rapidez que los beneficios, iniciándose una era de crecimiento antieconómico, que llegará a empobrecer en lugar de enriquecer.
Se considera sobre todo, los posibles traumas políticos que se afrontarán cuando ya no sea posible más crecimiento económico. Para conectar la economía con los límites y capacidad de sostén de la biosfera, en la necesidad de conducirnos a una transición menos traumática, será necesario recurrir a la reflexión, previsión e imaginación para construir una economía radicalmente diferente y, contra las fronteras disciplinarias por las que se construye y organiza el conocimiento en las universidades.
Para Walter Weisskopf, lo que le ha hecho la economía a los seres humanos es poco ético, al operar contra los juicios de valor objetivo, alentando el relativismo moral, destacando unos aspectos de la existencia humana a expensas de otros y causando enajenación.
Este sistema de ideas no reconoce más principio regulador que el del egoísmo individual y el hecho esencial nos dice Joseph Schumpeter, es que ya sea como causa o como consecuencia, esta filosofía expresa un espíritu de irresponsabilidad social y, en medio de la confusión moral, el éxito económico sólo sirve para agravar la situación social y política, resultado natural del liberalismo económico.
Ecologistas han señalado a la economía actual como el gran villano y, Karl Polanyi, describe los desarrollos sociales asociados como la “Fabrica Satánica”, señalando que los economistas han prestado escasa atención al agotamiento de los recursos escasos o a la contaminación, alentando la maximización de ambos, considerando además que los frenos al egoísmo son innecesarios y nocivos y, a medida que se aplican sus principios, se agudizan los problemas psicológicos, sociológicos y ecológicos.
Tratando como secundarios los efectos negativos y, como necesarios para tener un avance decisivo. Sin embargo, con el paso del tiempo los logros se han vuelto menos evidentes y sus consecuencias destructivas han cobrado mayor importancia. Por lo que se observa, es necesario un cambio urgente de paradigma en la relación sociedad-economía.
La obsesión por el futuro, es una de las marcas distintivas y más densamente cargadas de significado en nuestro presente. Nunca antes en la historia se había hecho el género humano preguntas tan serias y angustiosas en torno a su porvenir, nos dice Harrison Brown.
Yace la pregunta fundamental: los seres humanos ¿seremos capaces, o no, de promediar la racionalidad política con los avances tecnológicos? La respuesta a tal pregunta es el punto principal de cara al futuro de la vida humana en este planeta.
El hecho de abrumadora importancia, es que el hombre todavía posee en cierto grado, el poder de decidir el curso futuro de su desarrollo. Las probabilidades favorecen sin duda la extinción de la civilización industrial.
Se ha hecho a un lado la democracia, para proteger a la minoría rica y privilegiada. Y parece poco probable que seamos capaces de trabajar unidos en los problemas, realmente trascendentales, de los aspectos vulnerables de la estructura social que brotan de inestabilidades, tanto internas como externas, que son económicas, sociales y políticas.
Pero en realidad, hay razones para suponer que en cuanto comprendamos plenamente la situación crítica actual, ya seremos capaces de producir un cambio favorable para la humanidad.
Si la democracia ha de sobrevivir, nos dice Brown, los países industriales deben trabajar en íntima unión, con miras a planear sus propios destinos, reconociendo que los puntos vulnerables económicos de las democracias industriales se combinan con sus aspectos vulnerables de índole política.
¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a seguir tolerando violencia, sufrimiento y humillaciones en el presente?
La humanidad ha pasado ya el punto en el que podía permitirse esperar para ver qué sucede después. Los riesgos son demasiado grandes. El mundo al que aspiramos sólo puede hacerse realidad mediante una planificación cuidadosa y un esfuerzo asiduo y diligente.
Antes de examinar lo que podemos hacer sobre la precaria situación en que nos encontramos, es esencial que preguntemos qué queremos de la vida, ya que en realidad no nos hemos planteado en forma colectiva la pregunta de lo que podría estar más allá de nosotros, ya que pueden suceder tres cosas: Exterminarnos, volver a las formas de vida de nuestros antepasados o, podemos pegar un salto hacia un nuevo nivel de civilización, algo nunca soñado.
Muchos problemas que hoy tenemos, como lo de la guerra nuclear, el ambiente, el aumento poblacional, las crisis energéticas y de alimentos, son peligros que la tecnología hizo posible. Pero, se necesita el comportamiento humano para convertir los peligros posibles en reales.
Nuestra tecnología nos da poder sobre la naturaleza sin precedentes y el hambre y la pobreza en el mundo: hoy son ya inexcusables, porque puede darse de comer a toda la gente y donde todos pueden gozar de comodidades; pero por desgracia, los patrones de conducta humana impiden que suceda.
Las civilizaciones basadas en una elevada tecnología y de mucha energía, son básicamente inestables, ya que vivirán unos cuantos siglos y de forma inevitable, perecerán debido al mal uso de su gran poder.
La sociedad nos dice Daly, no son nuevos agregados, sino algo mucho más sutil y complicado; es algo claramente mayor que la suma de sus partes, donde los seres humanos son extremadamente complejos y pueden estudiarse desde muchos puntos de vista.
Nuestros antepasados dependían del grupo para la observación vigilante de predadores y el acopio de alimentos y, en el curso de cientos de miles de años, dicha inteligencia social se hizo cada vez más refinada, lo que permitió cooperar entre sí en un alto nivel y, gracias a la complejidad del rasgo “visual y social”, ser poco a poco más creativos, logrando adaptarse a todo tipo de clima.
Cuanto más tiempo dedicaban a observar algo, mayor era su comprensión y conexión con la realidad, puesto que vemos con más hondura y realismo.
La historia de la vida, muestra que el destino final más probable de toda especie es su desaparición.
Repasando la trayectoria humana, resulta evidente que gran parte del éxito de su estirpe se ha basado en ir desvinculándose progresivamente de las restricciones ambientales que limitan su existencia y dispersión.
El ser humano se ha convertido, por primera vez en su historia, en una fuerza natural de primer orden, capaz de alterar las condiciones de equilibrio que han regido el planeta durante millones de años, generando a su vez problemas ecológicos, que amenazan su propia existencia.
El éxito reproductor del hombre, ha acabado por hacer del planeta un espacio limitado, con grandes dificultades para abastecer a todos sus representantes con importantes desigualdades entre ellos. Y cuando esto sucede, la evolución suele fomentar las estrategias conservadoras y, se reducen todos los órganos y estructuras que no son estrictamente necesarias, señala Mario Furió.
La escases energética para las próximas décadas, se perfila como uno de los factores más decisivos para forzar un nuevo estadio evolutivo en los seres humanos. La supervivencia del ser humano requerirá reconocer de manera consciente, que existen problemas graves derivados del descenso energético.
Entre las preferencias personales privadas y las preferencias sociales, los economistas trabajan sólo con las primeras y nos dice Turow, que ninguna ciencia aceptará desechar sus axiomas probados y exactos, mientras no se disponga de un nuevo y más poderoso conjunto de axiomas.
Polanyi, señala que la sociedad capitalista, en lugar de que la economía esté incorporada en las relaciones sociales, éstas están incorporadas en los sistemas económicos y de que es esta inversión, la que no puede tolerar una economía para la comunidad.
Con el entusiasmo por el crecimiento económico y la fe ilimitada en la tecnología, se olvidó que la obtención de los beneficios, tenía un precio: a saber, la creciente dependencia más escasa de recursos.
La Revolución Industrial, sinónimo de desarrollo económico, ha evolucionado hacia una mayor escala y a una mayor especialización, de modo que han aumentado la integración y la interdependencia, así como la vulnerabilidad a la falla sistémica.
El conflicto que se plantea entre capitalismo y socialismo, nos dice Daly, se refiere al sistema económico que pueda producir mejor una cantidad creciente de bienes y servicios y, distribuir equitativamente los beneficios.
También dependen en gran medida de recursos no renovables y, tienden a explotar los recursos renovables y aprovechar las capacidades de absorción a tasas insostenibles.
En la sociedad industrial, se supone como únicas opciones económicas el capitalismo y el socialismo. Ambos sistemas se oponen al nacionalismo en particular; y por lo menos, implícitamente, a que se preste atención a la comunidad en general.
A medida en que una economía apoye o destruya a las comunidades saludables, es más importante que su ubicación a la izquierda o a la derecha. El marxismo y el capitalismo, son sólo dos formas de una sociedad industrial moderna, que es más determinante de las condiciones humanas que cualquiera diferencia existente entre tales sistemas.
La Revolución industrial ha cambiado la dependencia de una fuente relativamente abundante a otra relativamente escasa: La materia-energía de baja entropía. Cuando los pensamientos estén apasionadamente comprometidos con la justicia y el alivio del sufrimiento, estaremos dispuestos a escuchar con el mayor cuidado.
Tanto la izquierda como la derecha, carecen de una apreciación de los límites ecológicos; nuestra esperanza es que se avance hacia un nuevo tipo de economía, diferente del capitalismo y el socialismo.
El mercado no es el fin de la sociedad y no es el instrumento adecuado para la fijación de sus fines, en el apoyo de la descentralización del poder político y económico, así como la subordinación de la economía a las metas sociales democráticamente definidas.
Robert Costanza, nos dice que el reconocimiento del impacto humano sobre la tierra ha sido retrasado en relación con la magnitud del daño, lo cual debilita los esfuerzos para controlar dichos daños hasta que ésta, impacta de modo más directo su bienestar personal.
Declaraciones, como que las cifras del producto interno bruto PIB siguen aumentando en el mundo; de que la expectativa de vida va en aumento; de que la evidencia del calentamiento global es ambigua; de que los pronósticos de catástrofes ambientales no se han confirmado, son correctos. Sin embargo, ninguna de ellas es una razón para la complacencia y de hecho, tomadas en su conjunto, son una poderosa evidencia de la necesidad de un enfoque innovador del análisis y administración en materia ambiental.
Se acumulan evidencias, en lo referente a la pérdida acelerada de bosque tropicales vitales, extinción de especies, disminución de las zonas pesqueras oceánicas, escasez de agua potable, aumento de inundaciones, erosión de la tierra, contaminación de atmósfera y océanos, a que el índice de mortalidad debido al cáncer pulmonar es dos veces mayor entre residentes urbanos que entre habitantes de zonas rurales; de que el monóxido de carbono de los automoviles obstaculizan la capacidad de los glóbulos rojos de llevar oxigeno, dificultando en forma grave las coronarias y el sistema nervioso central.
El asbesto en el aire produce cáncer bronquial y el berilio a su vez, padecimientos pulmonares progresivos y el mercurio, afecta el sistema nervioso central. Al mismo tiempo, las condiciones de vida que hemos creado están acelerando los padecimientos cardiovasculares y el cáncer, que son la causa principal de muertes en la actualidad.
Creemos firmemente que la humanidad necesita que sus problemas económicos se enfoquen de manera marcadamente diferente a la que se utiliza en la actualidad, con la mayoría de los profesionales de la economía convencional.
Las fallas de la disciplina de la economía, tal como ahora se practica, tienen que ser señaladas para que haya alguna esperanza de reconstruir la economía sobre una base diferente.
El análisis del mercado puede continuar desempeñando un papel muy importante, nos dice Daly, dentro de un contexto que vea en el servicio a la comunidad, el propósito de la economía.
Se ha llegado a estas concepciones ecológicas, porque nos ha consternado el ver lo que el desarrollo convencional está haciendo en el tercer mundo, dice Daly, por lo que no debieran tomarse decisiones dentro del contexto restringido actual de la disciplina académica de la economía.
Los seres humanos nos dirigimos hacia un callejón sin salida, hacia la extinción ya que estamos viviendo con una ideología de la muerte, necesitamos un orden económico que sea justo, participativo y sostenible.
Las políticas económicas globales, han infringido sufrimientos a centenares de millones de seres humanos. Esta generación, nos dice Daly, afronta dos caminos: el camino de la vida y el camino de la muerte.
Si la humanidad cambia mientras todavía puede optar por el cambio, no evitará el sufrimiento y las crisis, pero podrá sortearlos con una esperanza realista de un mundo mejor.
Es enorme y constante aceleración de la capacidad de la especie humana para modificar el planeta, mediante la tecnología y la actividad económica y la globalización.
Desgraciadamente no se ha ejercido un impacto significativo en quiénes han de tomar las decisiones políticas. Ya que el objetivo de los gobiernos sigue siendo la maximización del crecimiento económico y, no existe una expectativa realista que indique que se estén dando pasos efectivos para afrontar la crisis.
El apresurado crecimiento de la globalización, de un mundo convertido en una unidad indivisa de actividades interrelacionadas y libres de estorbo de las fronteras locales, ha producido un profundo efecto político y cultural en su actual forma dominante: la de un mercado global libre y carente de controles.
La globalización del mercado libre, ha traído consigo un crecimiento espectacular de las desigualdades económicas y sociales, tanto en el seno de los estados como en el ámbito internacional y, constituye la raíz de las principales tensiones sociales y políticas del nuevo siglo. Y quienes perciben con mayor intensidad el impacto de esta globalización, son quienes menos se benefician de ella.
La historia, nos dice Hobsbawm, se ha acelerado a un ritmo vertiginoso, que amenaza el futuro de la raza humana y, los grandes problemas a que nos enfrentamos, de la guerra y las posibilidades de un orden mundial y de cómo un grupo de políticos locos pretenden implantar su propia versión de la supremacía mundial y de los efectos de una globalización que acentúa las disparidades en el mundo y, de las dificultades de mantener el orden público en un mundo violento en el que circulan ciento veinticinco millones de rifles de asalto.
La tarea esencial es el entendimiento, antes que la explicación o el pronóstico.
Hoy en día, está claro que el modelo de crecimiento y de consumo de los países más ricos no es generalizable a todo el planeta, observándose que cuando los procesos sociales regidos por la acumulación del capital se desvinculan de procesos de la reproducción natural, la crisis ecológica se hace inevitable y los destrozos infringidos al ecosistema alcanzan niveles de irreversibilidad, nos dice Daniel Bensaid.
El modo de producción y consumo está en cuestión, porque las crisis sociales y ecológicas están estrechamente entrelazadas y el capital necesita vivir al día, sin preocuparse del futuro. La protección ecológica del planeta no puede estar sometida a la lógica ciega de la regulación mercantil, nos dice Bensaid.
La crítica, plantea la necesidad de una revisión radical de las relaciones entre naturaleza y sociedad y, entre ciencia y política. Y preguntarnos: ¿Qué planificación de recursos y proyectos es compatible con el desarrollo sostenible?
Aunque todavía hay muchos países que ni siquiera han iniciado su desarrollo, sus mercados están casi siempre dominados por las naciones industrializadas y además, aquéllos que abogan porque los países en desarrollo no deben “descuidar” el comercio exterior, sino dar prioridad a la expansión de su agricultura, están de hecho abogando por el reforzamiento de las estructuras coloniales, según Singer.
La expansión del mercado interno, es ahora un requisito esencial para el desarrollo. En los últimos años, la confusión entre crecimiento y desarrollo económico, propició el renacimiento de las teorías neomalthusianas aplicadas exclusivamente a países no desarrollados. Y, aunque desarrollo implique crecimiento, el crecimiento dentro de la estructura colonial es lo opuesto a desarrollo. Distinguir de forma clara, el desarrollo del crecimiento colonial.
La tecnología es el único campo de la actividad humana en el que ha habido progreso. No ha habido un avance correspondiente en la sociabilidad humana, a pesar de que este terreno es una necesidad apremiante.
La Tierra en su estado natural y el genero de vida humana fuera la recolección de sus alimentos, según Singer, no habría podido mantener a más de diez millones de personas; lo que significa un individuo por cada dieciséis kilómetros cuadrados de terreno y, la duración de su vida debe haber sido de no más de 25 años.
La proporción muy baja de comestibles a su alcance, ponía un límite al tamaño de una tribu y, su radio máximo de operación de los cazadores era de unos 25 kilómetros, por lo que en estas condiciones, no eran más de 250 personas.
La domesticación de animales y la agricultura, permitieron que varios cientos de personas habitaran una región y que antes en su estado natural no habría podido sostener. Dichos cambios hizo posible la creación de aldeas estables, rodeadas de campos agrícolas y así regiones que en la época pre agrícola no habrían podido alojar el millar de individuos, en el período agrícola eran capaces de albergar un medio millón de personas.
Los agricultores eran capaces de producir más alimento del que necesitaban sus familias, excedentes con lo que podían dedicar su tiempo a actividades distintas del cultivo de las tierras; lo que condujo a la aparición de las ciudades.
Una clave importante de la evolución cultural del hombre fue su capacidad de controlar la energía, con lo que la civilización y uso controlado de la energía son inseparables.
El término capitalismo, en su acepción más amplia, data de principios del siglo XX, donde las experiencias del pasado no dejan de prolongarse en la vida actual y no dejan de incrementarlas.
El capital no sólo designa la acumulación de dinero, sino también los resultados utilizables y utilizados de todo trabajo previamente ejecutado. Un bien capital, sólo merece ese nombre si participa en el renovado proceso de producción.
Como privilegio de una minoría, el capitalismo es impensable sin la complicidad activa de la sociedad. Constituye forzosamente una realidad de orden social, una realidad de orden político e incluso una realidad de civilización; porque hace falta, en cierto modo, nos dice Fernand Brandel, que la sociedad entera acepte, más o menos conscientemente, sus valores.
Toda sociedad se descompone en varios “conjuntos”: el económico, el político, el cultural y el jerárquico-social. Donde el económico, sólo podrá comprenderse en unión de los demás “conjuntos”, disolviéndose en ellos. El capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado.
El verdadero destino del capitalismo se plasmó, de cara a las jerarquías sociales, ya que toda sociedad evolucionada admite varias jerarquías, que le permiten salir de la planta baja donde vegeta la masa del pueblo que está en la base; jerarquía religiosa, política, militar y diversas jerarquías del dinero.
El capitalismo se volvió rapaz, la clase media comenzó a reducirse, los ciclos económicos se acentuaron y una grieta cada vez mayor separa ahora a una élite adinerada de la mayoría que está en aprietos, seguida por un doloroso desempleo y estancamiento económico.
Sin la regulación, la competencia se vuelve destructiva y la idea de que la estabilidad y una amplia prosperidad pueden surgir de la competencia pura, está totalmente desacreditada en la práctica; pero, es un mito útil para el 1% que se beneficia enormemente cuando no existen reglas ni reguladores.
Así pues, promueven el dogma de un libre mercado, no porque crean en ésta o en aquella ideología, sino porque apoya la libertad de los más grandes y los más fuertes, para saquear a todos los demás, nos dice Mitteldorf.
El darwinismo social, promueve la ficción de que existe un orden natural en la predominancia de una clase de élite hereditaria, donde la competencia pura y sin límites puede ser mágicamente transmutada en una sociedad armónica.
La verdad es, que la competencia plantea un riesgo fatal de inestabilidad para el sistema en su totalidad. Y no es ningún accidente que, en nuestra cultura, la versión dominante de la teoría de Darwin se base en el egoísmo puro.
La evolución tiene que ver con la cooperación y con el egoísmo y, pagamos con nuestra vida, nos dice Mittledorf, para proteger a los ecosistemas, ya que una mayor tasa de mortalidad debida al envejecimiento, impide el sobre crecimiento salvaje que presagia un colapso completo de la población.
Se prevé que para el año 2050, exista un deterioro del medio ambiente en un punto de no retorno, que dañará de modo significativo los bancos de pesca oceánica y los bosques, que nos afectará globalmente, lo que quiere decir, en la disponibilidad de agua potable, producción de alimentos y salud.
Si estas predicciones se cumplieran, se estima que a partir de entonces, cientos de millones de personas pueden padecer hambre e insuficiencia de agua, a medida que siga progresando la humanidad y, de no actuar ya, las consecuencias económicas podrían alcanzar cotas no manejables por los gobiernos.
¿Cuál será la mejor manera de cambiar a una cultura de permanencia que sostenga tanto nuestras vidas como la de la biosfera?
Muchos de nuestros pensadores de disciplinas diferentes, indican que nuestra humanidad debe entrar en una relación madura con la que pueda alcanzar una recomposición de la situación. O de lo contrario, el proceso continuará acelerado, sobreviniendo con ello un declinar irreparable de nuestra civilización.
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