Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura
Octubre de 1997
El expediente X de la Globalización
Federico García Morales
Más arriba nos habíamos preocupado de definir la globalización. Este fenómeno que se sobrepone al manejo previo de la economía y del mercado mundial como un surplus, una situación excedentaria provista por una enorme movilidad y concentración de capitales, que no ha implicado un crecimiento de la producción, y que viene a corresponder a un período de depresión de la economía global, maquillado por un crecimiento técnico y un discurso hasta cierto punto crítico del viejo papel del estado en la economía, pero que no amaga la existencia del capitalismo y de sus mecanismos de soporte --el valor y el estado. La globalización contiene una fuerte presencia de apariencias, entre otras, la de la efectividad y la abundancia.
Este hecho sorprende por si mismo, ya que en las últimas décadas el capitalismo a nivel mundial ha estado viviendo en una crisis que no ve hasta ahora alguna salida. De hecho, no se puede hablar de crecimiento, aunque si de grandes traslados de valor hacia el interior de algunos bloques (como el G7) que han permitido al sistema continuar alimentando su sobrevivencia.
Algunos factores que se censuran y que han empujado la globalización , concediéndole aliento al capital trasnacional, han sido:
1) De caracter distributivo: a lo largo de los veinte últimos años se ha logrado imponer severos recortes a la capacidad adquisitiva del sector trabajo. Al respecto puede hablarse de un derrumbe mundial de los salarios. Y aún de un crecimiento generalizado del desempleo y de la pobreza, y de un crecimiento paralelo de la concentración del capital. Según Fortune en 1992, los cien más ricos del mundo poseían 450 000 millones de dólares. Los 358 más ricos--según un último informe de Naciones Unidas--ganan más que 2 mil trescientos millones de individuos. En 1996, la revista Forbes indicaba que para un país como México con un acrecentamiento de la línea de pobreza extrema, crecía también el número de billonarios (todos vinculados a la globalización "neoliberal") de 10 a 15.
Se ha dado también una redistribución de ventajas comparativas ( y de potenciales de desarrollo) en favor de los países de más fuerte crecimiento. (Entre el 80 y el 89, el PIB de los países de la OCD creció en 4000 dls.p.cápita, en tanto en los países de menor desarrollo, el crecimiento fue de 100 dls). Los países de mayor desarrollo acrecientan una capacidad de planeación estratégica que los de menor desarrollo pierden. El primer grupo de países, con sólo el 14% de la población del globo, produce el 78% del producto mundial. Sólo Japón y Alemania producen el 49% del producto mundial. La polarización de la riqueza ha dejado muy atrás a la inmensa mayoría de la población, los que viven en el Tercer mundo, ya sobre los cuatro mil 600 millones de seres humanos. De seguir esta tendencia, para la siguiente generación, los países pobres tendrán rentas per cápita de poco más de 300 dólares, y estarán reventados, mientras los ricos superarán los 40 000 dólares, con seguridad en un reparto no equitativo.
La distribución del capital ha favorecido al sector financiero y especulativo. Buena parte de las colocaciones bursátiles son golondrinas, pero con pico de águila, que fundan su presencia en elevadas ofertas de ganancia rápida (otra forma de extracción de valor). En México el 98.6% de la inversión extranjera se sitúa actualmente en la Bolsa Mexicana de Valores, y sólo el 1.4% en inversiones directas.
Un punto de corte en la reestructuración financiera del globo fue provista por una serie de acontecimientos posteriores al término de la guerra de Vietnam (1974), entre los que fueron sobresalientes dos hechos que desnivelaron profundamente la ya desigual situación entre los países del primer mundo y el área en desarrollo: el establecimiento de la flotación del dólar por Nixon, que puso fuera de juego a todas las monedas del tercer mundo; y la crisis petrolera y los sucesos que siguieron que aseguraron el control de la energía y una inmensa acumulación de valores en favor del primer mundo y de las trasnacionales.
La reestructuración financiera generó también --y con esto conformamos todo un ciclo en estas reflexiones-- mediante el estímulo al crecimiento del endeudamiento público y privado a nivel mundial, un crecimiento de valores que escapan fácilmente al escrutinio cuando masivamente comienzan a ser valores electrónicos o equivalencias de valor concertados. Sobre esa base se crearon sucesivos "milagros" de afluencia que terminaban en desastres, hasta ahora en contra de los países de la periferia.
2) De carácter financiero- tributario: son inmensos los capitales que succiona el centro de la periferia, conformado a partir de remesas de intereses de deuda, que dan su contribución al sostenimiento de la banca trasnacional. La remesa de capitales por esta vía desde América Latina ha venido a reforzar una situación de dependencia y de no desarrollo. Con el crecimiento de inversiones de cartera, se ha acrecentado esta tendencia tributaria. Por otra, con las facilidades que ha venido encontrando la inversión directa en el espacio "neoliberal" neocolonial, una parte importante del PIB de estos países, en realidad se conforma con remesas de ganancias de compañías maquileras "hacia afuera". El tremendo potencial ganado así por las trasnacionales explica los inmensos capitales invertidos en los gigantescas fusiones de los últimos años. No es extraño que entonces, los centros de acumulación se hayan tornado extremadamente atractivos para dirigir las colocaciones y depósitos de los subditos multimillonarios del retraso. Eso vendría a constituir otra forma de donación. Sólo los depósitos de mexicanos adinerados en la banca norteamericana, alcanza una suma de 80 mil millones de dólares.
3)De carácter expropiatorio en directo: provisto por las privatizaciones a nivel mundial. Este recurso permitió la apropiación y rápida entrada en circulación con dirección hacia el sistema trasnacional, de inmensas inversiones públicas o de carácter social, en lo que vino a ser la extorción de patrimonios colectivos de naciones completas en favor de empresas internacionales y de sectores de la clase política desnacionalizadora. En su libro Privado de Público, el investigador belga Gérard de Seylis, anota cómo desde 1980, 80 países lanzaron proyectos de privatización que traspasaron 6 832 grandes empresas públicas en el mundo al sector privado y transnacional, de éstas 2 000 empresas se ubicaban en países en desarrollo. La estimación de este regalo viene a sumar varias decenas de millones de millones de dólares. Dentro de esta misma "economía política" habría que agregar la movilización de fondos públicos "para salvar" a los bancos de sus carteras vencidas, como en el caso de Japón donde sin más se "trasladaron" 100 billones de yenes, la cuarta parte del PIB, para el disfrute de la banca privada, o el caso de los EEUU, donde se salvó a las Cajas de Ahorro y Crédito mediante el obsequio de un billón 369 mil millones de dólares que terminarán de pagar los contribuyentes del futuro.
Recientemente en México se comienza a vislumbrar el significado y la forma de dudosa legalidad de esos traspasos realizados a expensas de la economía pública y con la concurrencia de una elite corrupta.Aqui es el recurso fiscal el que alimenta a la banca, al punto que puede sostenerse que la banca mexicana "privatizada"es un parásito del estado.El monto que succiona ha sido un aporte sustantivo al sostenimiento de la estructura capitalista .
4) De carácter ilegal y criminosa también en directo: que surge de la constante inyección hacia el sistema financiero e industrial de valores procedentes del narcotráfico en todos los continentes. Sólo en los EEUU, el monto multimillonario de estas actividades, y a través de muchos años, da a imaginar una situación en donde esos valores no han quedado atesorados sino que se han fusionado y "legalizado" ampliamente con el sector regular de la economía, y naturalmente, con las cúspides de la pirámide de ingresos. Los EEUU, principal consumidor, (con 12 millones de consumidores, y en donde la mitad necesita de tratamientos de rehabilitación), utiliza dos escalas para medir la importancia del tráfico de drogas. Uno funciona a nivel de producción, una evaluación algo incompleta pero con números. La otra, a nivel de distribución, en el interior de los EEUU, que no tiene cifras conocidas, pero que fácilmente puede decuplicar el valor de la anterior.
Ahora, si se calcula que en 1994,un solo país, Colombia, obtenía del tráfico una ganancia que permitía pagar su deuda externa, y que Bolivia obtenía de este tráfico el equivalente de la mitad de su PIB, y que traficantes mexicanos obtenían 27 000 millones más al año... y si se integra al cuadro todas las líneas de abastecimiento asiáticas, africanas, y de los propios EEUU, y las ganancias que han significado los ingresos de la droga hacia el interior de los países del Este, pueden imaginarse qué montos se han integrado a la circulación capitalística de este período globalizante. Para favorecer esta integración se desarrollaron paraísos fiscales, facilidades electrónicas, y prácticas bancarias y bolsísticas. El Secretario Benson, estimaba hace unos dos años, que el lavado de dinero a nivel mundial podía calcularse en unos 300 mil millones de dólares al año...
La estabilidad de la economía capitalista mundial y global , hipocresías aparte , descansa en la continuidad e interacción en la operación de estos factores. Y si todo esto llama a la corrupción, es porque a eso huele. La construcción de la globalidad en estilo "neoliberal" es escandalosa.
Esta situación, cuya dinámica recién comienza a notarse, y que por lo demás se encuentra en las primeras fases de lo que puede ser un desarrollo monstruoso, tiene efectos en la esfera política :
Desde luego, ha dado surgimiento a un discurso y a los proveedores del discurso justificador de la operación de esta tetralogía, que más o menos se reparte entre los políticos y tecnócratas que conviven con el negocio, recogiendo ávidamente su tajada. Este discurso da expresión a lo que se ha venido en llamar "la agenda corporativa" de la globalización. Es justificativo públicamente, de la economía de mercado, del sometimiento al mercado globalizante, de las privatizaciones, de la ineluctabilidad y conveniencia del pago de la deuda; y en corto, de las movidas más menudas : lavado de dinero, fugas de capitales, distribución de paraestatales, políticas de recortes salariales, etc.
En todos los países de América Latina se pintan estas "Meninas". A veces el discurso del mercado se embellece con algún otro discurso tartuffesco sobre la corrupción.
De moda como está la cuestión de la reforma del Estado, está claro que mientras prevalezca y se esté expandiendo la operación de los cuatro factores mencionados, el Estado se estará reformando: plegándose a "placas" de dominio del capital esquilmador, o liberando regiones hacia estatutos que las hagan más fácilmente operativas para los manejos del capital, desmembrando por ejemplo, antiguas naciones (ej.USSS), o haciéndolos a los estados de la esfera colonial accesibles a la imposición autoritaria del decálogo neoliberal (los Lebed de la reserva) , adecuando aparatos para la represión interna . Rusia, hoy día es todo un escenario para la "reforma del Estado". El nuevo estado tiene como misión conservar la competencia en la oferta de mano de obra barata, asegurar la entrada y salida enriquecida de capitales, mantener la disciplina y puntualidad en el pago de la deuda ingeniando medidas expropiatorias que provean los ingresos necesarios, y por último (y quizás todavía haya más), mantener operantes condiciones saludables para la narcoeconomía de apoyo, y para la presencia asegurada de trillonarios en control. Masivamente este proyecto no concuerda con una vía democrática. Por lo menos las grandes cuestiones de la política económica han escapado al escrutinio democrático. El destino de toda movida política (regional, nacional, internacional,etc.) es acumular poder para la acumulación económica selectiva. Y entonces nunca tanto como ahora la propiedad es un robo. Y esa valoración fundamental empuja más claramente hacia los autoritarismos, militares, policíacos, fascistas o bonapartistas, o hacia cualquier impostura que permita establecer una valla de represión y enajenación capaz de sostener la operación del sistema sobre miles de millones de aplastados.
El "neoliberalismo" que se ha impuesto en América Latina, con su jerga micro y macro, encierra como meollo la operación de los cuatro factores. Desde mediados de los 70, lo esencial del proyecto económico reposaba en el misterio del valor - trabajo que había que recortar. Con ello se aspectaba el resurgimiento de la cúspide de la pirámide de ingresos, y el fortalecimiento sino el renacimiento de una clase capitalista con algún nuevo estilo o "viraje hacia afuera". Pero ese recurso no bastaba: fue preciso recurrir a liberar tierras y fábricas, servicios públicos como las comunicaciones, --de satélites a puertos--la salud y la educación, la banca y la bolsa, a la voracidad de la empresa privada, que ya no pensaba en términos nacionales. Y el aparato de poder, como lo demuestran los casos del Perú de Fujimori, de la Argentina de Menem, de la Colombia de Samper, la Nicaragua de la Chamorro y de todo el resto del paisaje y del paisanaje, debió incluir como allegados del poder a los narcos. Todos unidos en la importante tarea de darle continuidad al sistema. El apoyo que han encontrado de sus Congresos los gobernantes de Perú a Panamá vienen a demostrar la extensión de la complicidad, o al menos el grado de consolidación de la clase política con los negocios tal cual. En Paraguay, el Presidente Wasmosy se sostiene en el poder a pesar y quizás a causa de su participación en la nueva gradación de la eficiencia competitiva. Es natural, entonces que en algún momento de la inflación globalizante vengan a estallar los escándalos y las contradicciones escandalosas, y que los gobernantes del "nuevo orden" se apresuren a reclamar el silencio, la concordia de "los religiosos con los religiosos" y la continuación de la servidumbre.
Ensayo de alternativas
¿Pero son la globalización y el neoliberalismo con todas sus tenebrosas secuelas y acompañamientos un evento fatal ? ¿Existen alternativas ?
La globalización viene a ser el resultado de la imposición de la agenda corporativa. La continuación de este programa conduce a una crisis que ni la humanidad ni la naturaleza están en condiciones de pagar. El costo de la imposición del proyecto del sistema es: desigualdad, autoritarismo, hambrunas, guerras, discriminación, contaminación. Pero las alternativas están multiplicando su aparición: amplios movimientos en contra de las implantaciones neoliberales, movimientos por la democracia, nuevos nacionalismos, y nuevos internacionalismos, empujando por la defensa de los derechos de los trabajadores, de los derechos humanos, de los derechos de la mujer y de los niños, empujando por la defensa del ambiente, de la igualdad, de la soberanía alimentaria, de las culturas indígenas, de los campesinos que buscan cambios de las políticas agrarias, de los estudiantes, de los migrantes, de los pobladores. En cada país esta agenda va reclamando coherencia en torno a un proyecto más sólido de nación y de futuros compatibles con los reclamos de las masas. Es evidente que avanza también la conformación de una extensa agenda obrera, de más poderosa capacidad unificadora. En el fondo, de lo que se trata en una agenda alternativa al proyecto corporativo, es consolidar el desarrollo de la vida en el planeta , de sus humanidades, de su naturaleza, sobre bases verdaderamente racionales. Se trata también de llegar al encuentro de un gobiernio mundial de la economía bajo condiciones de escrutinio democrático. Es esta la globalización que puede armonizar con el imperio de la igualdad, de la justicia y de la libertad.
La reacción frente a los excesos del neoliberalismo, en diferentes continentes, se inscribe en esta agenda y toma la forma de una recomposición de las izquierdas. Basta observar cuánta gente está votando en este tiempo por la izquierda. Aún cuando en sus banderas no se inscribe con claridad un programa que levante coherente y valientemente las demandas de las masas.
Todavía a esas izquierdas les queda un gran trabajo para llegar a remontar la corriente. Las nuevas generaciones, las que en el pasado siempre conformaron los batallones que abrieron camino a los cambios, hoy llegan a esta situación sin proyecto, y casi sin esperanzas. Y se ve claramente que ellos mismos, quizás a qué costo, deberán salir de la ciénaga tirándose de los propios pelos. Un plan, un proyecto, un futuro, un grito. Algo así como el Plan de Ayala, el grito de Dolores es un umbral que se aguarda.
Pero estamos presenciando, todavía de un modo molecular, el crecimiento de un nuevo tipo de conflicto que se extiende sobre una realidad mundial en donde no se han encontrado soluciones ni a la pobreza, ni a la diferenciación clasista o de géneros, ni a la descomposición del ambiente (lo único sustentable hasta aquí es la corrupción) , todo debido al imperio de criterios de superexplotación del hombre y de la naturaleza, Lo interesante del caso es que en las polaridades de este conflicto se comienza a distinguir el surgimiento de un nuevo tipo de conciencia activista, que se orienta en una perspectiva planetaria y en una ética altruista, movilizada sobre una visión crítica, humanista y propositiva. Pero es todavía un anuncio.
De todos modos esos indicios implican el resquebrajamiento de viejos paradigmas de dominación y de sus expresiones culturales. La globalización ha traído consigo un desesperado esfuerzo de todas las reservas reaccionarias en el terreno cultural por establecer su dominación, su autoritarismo monotemático mediante la mecanización de la comunicación, el establecimiento exacerbado de afasias exclusiones y enajenaciones condicionadas y condicionantes del valor del mercado, y la resistencia que genera viene a desplazarse inevitablemente hacia ese espacio más universal de la cultura, empujando la crisis del sistema en términos de una revolución más honda que la prevista a principios de siglo, una revolución cultural que puede venir a reemplazar tanto el orden de los objetos como de los sujetos, y las relaciones entre ellos. La industria de la conciencia se encuentra con una reviolución de la conciencia. Y por ejemplo, en un extraño giro weberiano se comienza a dar masivamente no tanto una lucha contra el poder, que es algo difuso, sino una lucha contra todas las formas de dominación. Lo que viene a vertebrar a las nuevas luchas por la democracia.
En este camino, la experiencia de las luchas sociales del siglo XX, a pesar de fuertes derrotas, ha dejado un caldo de cultivo que induce avances con respecto a etapas anteriores. Existe una actitud de previsión frente a "la regla de hierro de las organizaciones", esto es la tendencia a prohijar burocracias. Los movimientos de nuevo tipo tratan de amarrar sus sistemas de decisión desde la base en una sana desconfianza frente al funcionario o el "gran hermano". Desde sus inicios saben que en su camino está el estado y que la desestructuración de las relaciones de jerarquía es una tarea que debe impulsarse desde las propias bases productivas de la sociedad, y que envuelve un proceso de constante reafirmación ideológica. La radicalización de los procesos revolucionarios de este fin de siglo es el descubrimiento de nuevos sujetos y movimientos, de nuevas potencialidades. Y fue un buen comienzo, y hasta cierto punto una vuelta de hoja, el decir de la Declaración Lacandona: "Para nosotros, nada". El tiempo, como lo conocíamos, queda así fuera de quicio.
Pero el tiempo también es escaso: las direcciones que surjan en este proceso, deben considerar que ya estamos pagando por un tiempo perdido. Lo qie significó el gran desastre de los movimientos socialistas que en este siglo perdieron el rumbo. Enfrentamos un enemigo muy fuerte, casi extragaláctico, pero todavía terrestre. Todavía en la dialéctica del amo y el esclavo. Donde el uno no existe sin el otro. Y en este conflicto el tiempo cuenta, sobre todo ese tiempo que se remonta entre los ciclos de una economía que tanto paraliza como da alas, y en medio de crisis políticas en donde a veces los de abajo pueden por breves momentos asir su oportunidad, o perderla por mucho tiempo.