Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Noviembre de 2022

“Las COP27 de la ONU no hacen más que empeorar crisis climática causada en gran parte por el agronegocio y el sistema capitalista”
duro pronunciamiento de La Vía Campesina. Cronicón


CRONICÓN.NET /



“Año tras año, una tras otra Conferencia de las Partes de la ONU sobre el Clima (COP), no hace más que empeorar la crisis climática mundial. Causada en gran parte por el agronegocio y el sistema capitalista destructivo que la fomenta, la crisis actual es el resultado directo de un sistema económico que explota toda forma de vida sin reconocer ningún límite a la naturaleza”. Así encabeza un categórico pronunciamiento del Movimiento Campesino Internacional conocido como La Vía Campesina con ocasión de la realización en Egipto de la versión COP27



Representantes de diversos gobiernos, líderes políticos, representantes de la sociedad civil y activistas del mundo acudirán a la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Egipto (COP27) que se inicia este domingo 6 y se prolongará hasta el 18 de noviembre en Sharm El-Sheik, Egipto. Tras un año de eventos climáticos extremos, sumados a la crisis energética, se han acentuado las diferencias socioeconómicas en prácticamente todo el mundo. Se requieren por lo tanto grandes decisiones para enfrentar la emergencia que de no atenuarse generará otra crisis, como la alimentaria, que se sumará a la lista.

El panorama no puede ser más desolador puesto que durante los últimos meses en varias regiones geográficas del planeta se han registrado temperaturas récord y la situación va a empeorar, pues ya existe un 50 % de probabilidades de que la temperatura global media alcance los 1,5 grados de calentamiento antes del 2026. Y, como ya han advertido las Naciones Unidas, 2025 es el año límite para frenar el calentamiento global. A partir de ahí, será inevitable.



Aunque existe un gran escepticismo ante los resultados de la COP27, esta es una nueva oportunidad para terminar de sentar las bases que permitan a los países evitar colectivamente el aumento del termómetro planetario, después de que la COP26 de Glasgow no diera los frutos esperados. Allí se firmó el Pacto Climático de Glasgow, pero tanto el documento como la presidencia de la Conferencia a cargo del Reino Unido han sido duramente criticados por no responder con decisión a la urgencia.

Durante la COP26, los países acordaron actualizar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, el núcleo del Acuerdo de París, con objetivos más sólidos. Sin embargo, solo 23 de 193 países han presentado sus planes a la ONU hasta el momento.

“Empresas transnacionales están mercantilizando la crisis”



En un duro y cuestionador pronunciamiento, la Vía Campesina hizo un crudo análisis de la crisis medioambiental del planeta y denuncia que las codiciosas empresas transnacionales se vienen aprovechando de la caótica situación para continuar satisfaciendo sus intereses sin fin.

El texto de la declaración es el siguiente:

Año tras año, una tras otra Conferencia de las Partes de la ONU sobre el Clima (COP), no hace más que empeorar la crisis climática mundial. Causada en gran parte por el agronegocio y el sistema capitalista destructivo que la fomenta, la crisis actual es el resultado directo de un sistema económico que explota toda forma de vida sin reconocer ningún límite a la naturaleza. Los intrincados sistemas de la Madre Tierra y los ciclos que sostienen la vida están quebrados. La devastadora pandemia de Covid-19 y la falta de acceso a la atención sanitaria para muchas personas demuestran lo cruel que puede ser el capitalismo a la hora de repartir dolor, sufrimiento y pérdidas relacionadas con la destrucción de la naturaleza. Ya sea en Pakistán, Palestina o Puerto Rico -por nombrar sólo algunos-, la otrora lejana amenaza del “cambio climático” se presenta ahora en oleadas sucesivas de “fenómenos meteorológicos catastróficos” que convierten las tragedias provocadas por el clima en elementos demasiado frecuentes en la vida cotidiana de las personas. De las sequías a las inundaciones, pasando por los incendios forestales y los huracanes, estos eventos extremos han amenazado e incluso destruido vida y la Soberanía Alimentaria de los pueblos, que exigen soluciones reales para limitar el calentamiento global al 1,5%. Por si eso fuera poco, los hambrientos de poder producen nuevas guerras, ocupaciones y sanciones sin tener en cuenta los derechos reconocidos por la ONU a la alimentación, la salud, la paz y la autodeterminación, y mucho menos el derecho ahora universal a un “medio ambiente limpio, sano y sostenible” (Asamblea General de la ONU, 2022). El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI, 2022) reportó que la vulnerabilidad y los extremos climáticos ponen de manifiesto el aumento del número de personas con hambre, pobreza y desigualdad.



En la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y sus COP anuales sobre el clima, las empresas transnacionales (ETNs) utilizan su control sobre una mayoría de los gobiernos nacionales y las instituciones multilaterales para mercantilizar la crisis, negar que el capitalismo de los combustibles fósiles tenga algo que ver con ella y limitar cualquier posibilidad real de cambio transformador. Aunque el sistema alimentario corporativo es responsable de más del 50% de todos los gases de efecto invernadero (GEI), los Bayer-Monsanto del mundo no ofrecen más que propuestas ávidas de beneficios empaquetadas en vergonzosos esquemas de “emisiones netas cero”. En lugar de una reducción muy real, urgente y necesaria de las emisiones -cuya principal responsabilidad recae en las élites de los emisores históricos, como Estados Unidos, Europa, Canadá y Australia-, las falsas soluciones corporativas ofrecen un pase libre al núcleo colonial mientras lideran un asalto global a las comunidades rurales, los medios de vida y los territorios. Las llamadas “soluciones basadas en la naturaleza” (NBS), como REDD y REDD+, la “Agricultura del carbón” y otros esquemas de comercio basados en el mercado, y la toma de posesión de la agricultura por parte de las empresas mediante las patentes, la “digitalización”, la “intensificación sostenible” y la “agricultura climáticamente inteligente”, son todas ellas grandes victorias para el agronegocio, pero terribles pérdidas para los campesinos, los pueblos indígenas, los pescadores, los habitantes de los bosques y otros en la primera línea de la crisis climática mundial. Y cuando el gran engaño de las “emisiones netas cero” no consigue calmar el clima, las empresas transnacionales prometen que la geoingeniería de altísimo riesgo salvará el día (o al menos sus márgenes de beneficio). Ésta ha sido la norma en todas las Conferencias de las Partes sobre el Clima, y es poco probable que la 27 Conferencia Anual de las Partes (COP27) sea diferente.



La COP del clima de este año, llamada a ser “la COP de África”, se celebrará en el enclave elitista y artificial que es Sharm el Sheikh, en Egipto. Lejos de las firmes luchas de los pueblos africanos y árabes por la autodeterminación, la COP27 está dejando muy poco espacio para que las comunidades organizadas digan la verdad al poder corporativo. Por esta razón, entre otras, muchas de nuestras organizaciones hermanas del Colectivo por la Justicia Climática en África (ACJC) organizaron la Contra COP de los Pueblos Africanos exigiendo soluciones reales basadas en la justicia climática, una prioridad para las personas y el planeta, y el fin del control corporativo del CMNUCC. Tal y como se recoge en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDOP): “Los Estados adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar que los actores no estatales cuyas actividades estén en condiciones de regular, como los particulares y las organizaciones privadas, así como las sociedades transnacionales y otras empresas, respeten y refuercen los derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales… (y) adoptarán medidas apropiadas para que los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales disfruten, sin discriminación alguna, de un medio ambiente seguro, limpio y saludable”.



Es precisamente por este contexto que La Vía Campesina estará en la COP27. Los delegados de nuestras organizaciones miembros harán oír sus voces, tradiciones, experiencias y soluciones. Seguiremos promoviendo, practicando y elevando la Soberanía Alimentaria como el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente apropiados producidos a través de métodos ecológicamente sanos y sostenibles, y el derecho a definir nuestros sistemas alimentarios y agrícolas. Explicaremos una vez más que los campesinos, mediante prácticas y territorios agroecológicos, cultivan más del 70 % de los alimentos producidos en el mundo en menos del 30 % de las tierras cultivables. Haremos hincapié en que la agroecología es un camino sostenible basado en siglos de experiencia y evidencia acumulada –es una ciencia, un movimiento social y un estilo de vida practicado por millones de personas en todo el mundo a través del trabajo significativo, la cooperación, la estrategia y la organización. Ampliaremos y compartiremos la UNDROP, un instrumento jurídico internacional que ayudamos a crear y que defiende los derechos de los pueblos sobre sus territorios, semillas, aguas, bosques y que promueve una forma de ser y vivir más sostenible. Nos solidarizaremos con todos los que luchan por los derechos colectivos y reiteraremos la necesidad de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” entre los Estados– incluyendo un vibrante Fondo Verde para el Clima libre de cualquier influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) o del Banco Mundial (BM), vacío de todas las imposiciones neoliberales que sólo sirven para explotar aún más a las personas y al planeta, y totalmente financiado a través de reparaciones climáticas por los legados coloniales del pasado y del presente.

Nos solidarizamos y apoyamos a nuestros aliados del movimiento por la justicia climática que exigen reparaciones climáticas justas y no sólo “financiación climática”. Por último, en la COP27 seguiremos extendiendo nuestras manos y brazos construyendo solidaridad, acciones y estrategias comunes con organizaciones de base, alianzas y movimientos sociales de todo el mundo que luchan por la justicia climática y social.



Mientras la mayoría de los gobiernos nacionales y las instituciones multilaterales ofrecen soluciones capitalistas que continúan fracasando en la lucha contra la crisis climática, nosotros, la voz organizada de más de 200 millones de campesinos, pueblos indígenas, trabajadores sin tierra, pescadores, pastores, trabajadores agrícolas migrantes, pequeños y medianos agricultores, luchadores por la Soberanía Alimentaria, miembros de comunidades rurales, costeras y urbanas, mujeres, jóvenes y personas de diversas identidades de género que conforman La Vía Campesina, en convergencia con una diversidad de movimientos por la Justicia Climática, reiteramos aquí y ahora nuestras soluciones reales: ¡LA SOBERANÍA ALIMENTARIA ENFRIA EL PLANETA! La logramos con la Agroecología y los Derechos Campesinos para garantizar una Transición Justa arraigada en el poder popular, el bienestar ecológico y social, y la solidaridad en el contexto local, regional e internacional. ¡Juntos, en la lucha, venceremos!

¡DERECHOS Y AGROECOLOGÍA CAMPESINA PARA UNA TRANSICIÓN JUSTA!

¡GLOBALICEMOS LA LUCHA!

¡GLOBALICEMOS LA ESPERANZA!

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