Julio de 2022
7 de julio de 2022
En las últimas dos décadas del siglo XX se logra una cierta recuperación del crecimiento económico global, con fundamento en las brutales reformas y políticas neoliberales y el crecimiento económico de China y otros países asiáticos. Esta recuperación tuvo como antecedente inmediato grandes acontecimientos de los años 70, tales como:
En los últimos dos siglos, la economía industrial ha resuelto sus crisis de crecimiento, por medio de dislocamientos de la producción y el consumo; por medio de muy sangrientas revoluciones que entrañan una fuga hacia adelante: en lugar de un cambio o corrección en sus principios, un mayor rigor en su aplicación. Hacia el final de los 70, los gobiernos más poderosos perciben ya la necesidad de crear una nueva globalización, para evitar por más tiempo la recesión o el decrecimiento, con el apoyo de diversas tecnologías, especialmente, de información y comunicación y con nuevos tipos de industrialización; también, perciben ya los límites de la riqueza natural del mundo (recursos no renovables; agotamiento del petróleo convencional o pico del petróleo) y la creciente inconformidad de las sociedades de crecimiento ricas y poderosas, con las contaminaciones producidas por la industria. Empieza a fortalecerse globalmente el ambientalismo o defensa de Mi Ambiente: No en mi patio trasero.
En los 80 se reconoce ya un Norte global: países ricos y poderosos que explotan sin medida las riquezas naturales, culturales y sociales de un Sur global: países empobrecidos, por el gran endeudamiento internacional derivado de los “programas para el desarrollo” de las décadas anteriores. El Norte global se desentiende del fracasado desarrollo de los países del Sur global y de la miseria en sus propios países: se necesitarían más de 7 planetas Tierra, para hacer universal el modo de vida “desarrollado”. En los países del Norte global crece un Sur global (la pobreza y la miseria) y en los países del Sur global crece un Norte global (la riqueza extrema de unos pocos) Se dispara el desempleo en el Norte y en el Sur globales. Se vuelve supernumerario el 80% de la población humana.
Entre las primeras medidas neoliberales orientadas a reactivar el crecimiento económico estuvo el ataque brutal al mundo del trabajo: la Thatcher y Reagan descargan fuertes golpes a los grandes sindicatos de sus países que logran reducir radicalmente el poder político de estas organizaciones y las condiciones económicas de sus trabajadores; por otro lado, se introducen nuevas políticas y prácticas en la administración de las grandes corporaciones, con el fin de obtener la máxima productividad y competitividad y la “Calidad de Clase Mundial” . Se colocan las utilidades de las empresas como la máxima prioridad de la dirección- los directores de empresas empiezan a ganar fortunas en un solo año de trabajo y la gran mayoría de sus empleados a perder rápidamente poder adquisitivo: la violencia laboral conoce nuevos máximos históricos: se introducen tecnologías industriales para automatizar, como la robótica o la mecatrónica que pueden eliminar gran cantidad de puestos de trabajo; se eliminan gran cantidad de empleos por medio de poderosas tecnologías de administración (método Jack Welch) y se trasladan gran cantidad de industrias a China, India, Pakistán, México. Las viejas grandes ciudades industriales como Liverpool, Manchester, Detroit, Cleveland, Pittsburg, Filadelfia, Lyon, Barcelona, Torino, Porto Marghera (Mestre-Venecia) ven cerrar casi todas sus grandes industrias.
Las tecnologías de extracción se tornan mucho más depredadoras: se eleva enormemente el uso de agroquímicos en la agricultura, como el glifosato (revolución verde) y su automatización electrónica; la minería adopta tecnologías de tajo abierto y gran uso de venenos químicos como el cianuro; crece mucho la extracción de petróleo no convencional de muy alto riesgo e impacto ambiental: perforación en aguas someras(Cantarell- Ixtoc-México) y profundas (Mar del Norte), la extracción de petróleo en las arenas bituminosas en los grandes bosques de Alberta en Canadá y los ensayos para fracturar esquistos bituminosos del subsuelo por medio de grandes inyecciones de aguas, con productos químicos, para perfeccionar la técnica del fracking; las centrales nucleares se multiplican por el mundo hasta que el accidente de Chernóbil(1986) cambia radicalmente su situación.
Frente a un horizonte de hidrocarburos cada década más caros (agotamiento del petróleo convencional), se inician las grandes inversiones en el desarrollo de la extracción de gas y petróleo no convencional y las “energías limpias” (solares y eólicas gigantescas) Los megaproyectos empiezan a revelarse como una gran inversión, si se construyen con acuerdos gubernamentales y tratados de inversiones, favorecidos por la emergencia de gobiernos neoliberales en el Sur global, elegidos con un fuerte apoyo de los gobiernos del G-7 y de técnicas para la manipulación de las opiniones ciudadanas, creadas en el Norte global. En su campaña electoral de 1988 Salinas de Gortari anuncia la construcción de varios megaproyectos.
En estos años comienza el rápido escalamiento de las cuotas de la educación y los estudios superiores; los costos de las medicinas y las tarifas y honorarios en los servicios médicos; las tarifas del transporte urbano y los servicios de municipales de agua potable. Sólo una pequeña parte de los jóvenes logra tener acceso a un empleo bien pagado. Otros se quedan endeudados por décadas, para pagar sus estudios superiores. Familias se ven obligadas a vender su casa para pagar los gastos médicos de alguno de sus integrantes. El consumismo empieza a colonizar intensamente el tiempo libre. Los gobiernos impulsan la omnimercantilización del mundo: las personas (capital humano), los órganos, el agua, el aire, los servicios públicos, las playas, los bosques, las selvas, los mares, los bienes comunes, todo debe convertirse en mercancía. El agua embotellada se convierte en el Oro Azul: un litro de agua embotellada resulta más caro que un litro de gasolina.
A principios de los 80, EU logra reducir el precio del petróleo, por medio de acuerdos con las monarquías y dictaduras árabes, la extracción de petróleo en aguas someras y profundas y en arenas bituminosas (Canadá) y la guerra Irán-Iraq, entre otras acciones. Con este esfuerzo quiso no solo favorecer el crecimiento global, también quiso debilitar a la Unión Soviética cuya existencia, sostenida en la venta de petróleo, frenaba una mayor explotación de los trabajadores en el “mundo libre” y estorbaba para la introducción de la nueva globalización. Lo consigue al empezar los 90, con la Caída del Muro de Berlín. Las patronales del mundo reaccionaron inmediatamente y parece que dijeron En los próximos años habrá que trabajar el doble para ganar el mismo salario, lo que pronto lograron. En adelante aumentan las horas de trabajo mensuales y se reducen mucho los ingresos y las prestaciones de los trabajadores. Tal como lo predijo Hannah Arendt en 1958 Nada es peor que una sociedad hecha para el trabajo en la que no hay trabajo. La economía informal se convirtió en la gran salida para los perdedores en esta guerra: la mayor parte de la población (en México ha llegado a ser del 60% de la fuerza de trabajo) Se eleva rápidamente el consumo de drogas, la criminalidad y por supuesto, se fortalece mucho el crimen organizado.
La brutal devastación del mundo del trabajo y el nuevo crecimiento económico realizados por las políticas neoliberales disparan las disfunciones sociales: se triplican las personas en la cárcel en los países de la OCDE. Los médicos franceses estiman en 3% del PIB de su país el costo del stress. Se desploma el “bienestar” en el Norte global y se eleva enormemente la violencia intrafamiliar, escolar, laboral y urbana, la toxicomanía, las depresiones, los suicidios (muy por arriba de los homicidios y las víctimas de guerra), las conductas de riesgo. La miseria moral de los opulentos escala a niveles inauditos.
La contaminación global producida por Chernóbil, el reconocimiento de la catástrofe climática y ecológica, los peligros de la era nuclear y otras nuevas tecnologías, según Ulrich Beck revelan la entrada en una nueva modernidad, La Sociedad del Riesgo (1986). Por su parte, Iván Illich, al finalizar los años 80, anuncia el advenimiento de una nueva era, La Edad de los Sistemas, en la que el ser humano se vuelve parte de los nuevos sistemas; ya no hay ventanas, para ver fuera del sistema. Triunfa el Hombre Unidimensional descrito por Marcuse en los 60: la economía se vuelve religión.
En los 80 China empieza a crecer con tasas de dos dígitos a costa de un terrible sufrimiento humano, por la brutal eliminación de su campesinado, un crecimiento que sostiene hasta hace pocos años. Desarrollando sus propias tecnologías y aprovechando la nueva globalización y sin tratados de libre comercio, Corea del Sur, Vietnam, Tailandia e India despuntan como grandes potencias comerciales. Asia empieza a fortalecer sus relaciones económicas con Europa, debilitando las relaciones trasatlánticas (NATO) .
A principios de los 90, el Norte global pudo contar con los elementos técnicos y políticos para impulsar una nueva globalización que le permitiera hacer más “sostenible” el crecimiento económico global: Con fundamento en avances informáticos de los 70 y 80, se crea en 1992 la WWW o Word Wide Web que en 1995 se volvería de acceso a las personas de muchos países. La Caída del Muro de Berlín abría la posibilidad de integrar a las antiguas repúblicas soviéticas y socialistas de la Europa Oriental a la Comunidad Europea de Libre Comercio: en 1992 se firma el Tratado de Maastricht, para hacer posible la Unión Europea. En 1990, EU y Canadá le proponen a un México gobernado por un presidente neoliberal, Salinas de Gortari, impuesto por estos países, por medio de un fraude electoral, firmar un tratado de libre comercio. Sin mayor problema, este tratado leonino sería firmado a finales de 1992 y entraría en vigor el 1 de enero de 1994, con la fuerte oposición de grupos indígenas (rebelión zapatista en Chiapas), campesinos (La Vía Campesina), ecologistas, sindicalistas y otras organizaciones sociales.
En el famoso NAFTA, Estados Unidos no queda sujeto a las practicas del derecho internacional o sujeto a las leyes de otros estados; algo muy peculiar en un “tratado”. Se intensifica así, el saqueo de la riqueza natural, cultural y social de México y su dependencia de estos muy poderosos países que rápidamente exigen cambios constitucionales que permitieran a sus empresas transnacionales realizar la extracción en gran escala de metales, petróleo, agua, tierras (Calica), maderas e imponer el uso de sus tecnologías en el campo (semillas transgénicas) y en la ciudad y eliminar al campesinado mexicano. En la década de los 90, más de 10 millones de campesinos mexicanos se ven obligados a migrar principalmente a EU y Canadá y más de un millón de jóvenes con buena educación superior hacen lo mismo. La mayor parte de la pequeña y mediana empresa mexicana desaparece.
En su libro El Horror Económico de 1996, Viviane Forrester denuncia el engaño, la burla y la culpabilización que los economistas, los políticos y los empresarios les hacían en esos años a los desempleados, haciéndoles creer que era posible y probable tener en esta nueva época neoliberal un trabajo digno y pasablemente bien remunerado para la mayor parte de las personas que tienen capacidad de realizarlo y que era su falta de actitud y preparación la razón de su desempleo. Ella dice: la sociedad hecha para vivir de un empleo ha muerto. Denuncia la tragedia que significa el desempleo para quien lo sufre y para la sociedad en su conjunto. Con el neoliberalismo, el empleo se empieza a precarizar y a finales del siglo XX, la mayor parte del empleo en Occidente, es ya empleo precario, deleznable. Las migraciones de los países del Sur global al Norte global crecen a grandes tasas al mismo tiempo que crecen en el mundo las dificultades, los obstáculos, para migrar y para viajar a los países opulentos.
En las últimas dos décadas del siglo XX, el crecimiento económico de solo un punto porcentual necesitó cada vez más devastación climática, ecológica, ambiental, cultural, social, económica, política y simbólica; necesitó de mucha más muerte, enfermedad, contaminación, destrucción ecológica, exclusión y violencia política y económica.
1980-2000 Recuperación del crecimiento económico global con el neoliberalismo y el nacimiento de una nueva globalización.
¡Descrecimiento o colapso!