Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Mayo de 2022

Argentina. Enfoques cooperativos, Hoy: Latinoamérica clama por un cooperativismo con poder político transformador
José Yorg, el cooperario



“La existencia en nuestros países de una estructura económica y social de dependencia y atraso, conlleva la presencia de una ideología que la sustenta y justifica. La concentración en manos de los grandes intereses monopolistas de los medios de información y deformación de la opinión pública, su intervención en los diversos niveles de la instrucción y la enseñanza, hace que la misma asuma generalmente un carácter predominante. Como tal, mentalidad dependiente, se manifiesta también en el seno del movimiento de la gestión económica solidaria”. León Schujman.



En varias ocasiones se ha debatido el rol transformador o no del cooperativismo en eventos diversos tal como en el que “se realizó en abril y mayo de 1975, y por espacio de casi cuarenta días, tuvo lugar en Lima (Perú), el Seminario Internacional sobre Administración y Contabilidad Cooperativa, contando con la presencia de dirigentes en las distintas ramas de la cooperación de diversos países de América Latina”, nos narra Ricardo A. Mastronard en su artículo “Seminario Internacional de Cooperativismo”- (Revista de Idelcoop – Año 1975).

Las temáticas abordadas fueron varias, sin embargo, la que nos interesa en esta ocasión es la que estuvo en relación con los aspectos de “La cooperativa como instrumento del desarrollo económico-social”.

Por otra, el gran maestro León Schujman nos refiere sobre ese Seminario en su artículo “La educación cooperativa, fines y contenidos” (Revista de Idelcoop – Año 1976) “…luego de un fructífero intercambio de informaciones y experiencias, se llegaron a importantes conclusiones que valoran el quehacer cooperativo en el medio latinoamericano, pero también, con amplio sentido autocrítico, registra sus falencias con relación a las grandes tareas de la transformación económica social”:

1.-El desarrollo debe ser concebido como un dinámico proceso de transformaciones estructurales, destinado a cambiar radicalmente la naturaleza de las relaciones del poder económico, político y social, en una nación subdesarrollada y dependiente, que aspira a la construcción de una sociedad nueva, profundamente justa, en la que cada hombre sea libre para la realización plena de sus potencialidades personales y sociales.

2.-Coincidimos con la Alianza Cooperativa Internacional en señalar que el cooperativismo es simultáneamente una empresa económica y un movimiento popular gestionado democráticamente, y que por consiguiente debe cumplir con una doble condición. Debe representar el más alto nivel de eficiencia dentro de una economía competitiva, pero también debe conservar su carácter de movimiento democrático, gestionado por, para y a través del pueblo mismo.

3.-La característica principal de América Latina es su dependencia que implica y se manifiesta en distintos grados de subdesarrollo. Dicho subdesarrollo se aprecia en la deformación de las economías, en la mayoría de los casos mono-productores, en los altos índices de analfabetismo, en los bajos niveles de nutrición, en los altos índices de mortalidad infantil, en la carencia de asistencia médica sanitaria, en los bajos niveles de ingreso por habitante y en los grandes desniveles en su distribución.

4.-El movimiento cooperativo latinoamericano está llamado a ser un valioso instrumento de transformación socio económico de sus países. Se reconocen los importantes aportes del cooperativismo latinoamericano a nivel de cada país para mejorar las condiciones económicas y sociales de amplios sectores de población pero es necesario analizar sus errores y deficiencias que permitan superarlos para que puedan responder con fidelidad a los anhelos de justicia y solidaridad de los pueblos de la patria grande.

5.-Con profundo sentido autocrítico observamos, en determinadas manifestaciones del cooperativismo latinoamericano, una inserción complaciente dentro de los marcos que configura la dependencia, una inobservancia principista que se expresa en el ámbito del control democrático y en la falta de participación, un vacío de integración vertical y horizontal a nivel de los movimientos cooperativos, una educación formalista que no hace sentir a los integrantes de las cooperativas partícipes de un movimiento más amplio que desea transformar las estructuras socio-económicas de la sociedad en que se encuentra, una preeminencia del éxito de la gestión económica sobre la finalidad esencial de carácter social y humanista.

Estos vicios ajenos al contenido principista y doctrinario del cooperativismo, deben ser corregidos de inmediato si pretendemos que este instrumento de organización y promoción social cumpla con la parte que le compete en el conjunto de las fuerzas sociales y progresivas que en cada país trabajan por el auténtico desarrollo.

6.-El cooperativismo latinoamericano también ofrece experiencias de riquísimo contenido que afianzan su carácter como valioso instrumento del cambio económico y social.

7.-En muchos países de América Latina, las cooperativas son el único medio útil, para la defensa de los intereses económicos de los auténticos productores agropecuarios, frente a la agresión que son objeto por parte de los sectores nativos de privilegio y la acción externa de los monopolios. Como en Argentina y Uruguay, las cooperativas están organizando la exportación de productos básicos agropecuarios, sobre bases que permita la justa retribución a quienes lo producen y al mismo tiempo haciendo que ingrese al país la totalidad de las divisas generadas sin evasiones de ninguna clase. También están permitiendo que en el país conozca, a través de la total apertura de las cooperativas, cual es verdaderamente la situación de los mercados internacionales, sin las distorsiones que normalmente provocan los enemigos ocultos de nuestras riquezas nacionales.

Estos siete (7) de los veinte (20) puntos que consignamos del artículo de Schujman nos describen un diagnóstico de la década de los 70 del siglo pasado, y que hoy en el año de 2022 por influjo del neoliberalismo se agravó. El cooperativismo aportó y seguirá seguramente aportando para edificar un mundo mejor, sin embargo, su incidencia política es neutralizada, esta simple observación nos debe llevar a poner fin a la práctica cooperativista carente de poder político transformador, e inmediatamente darnos a la tarea histórica de construir el poder político del cooperativismo del siglo XXI, porque Latinoamérica desde sus entrañas clama por un cooperativismo con poder político transformador.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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