Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Abril de 2022

La Guerra Económica Global: Bloque Atlántico contra el Bloque Asiático y la Estrategia de Desdolarización
Jorge Retana Yarto


Tesis: la guerra entre la Federación de Rusia y la República de Ucrania ha pasado a segundo término, fue detonante de la emergencia y colisión de las grandes contradicciones y antagonismos que se han venido desarrollando en las relaciones entre potencias al interior del sistema global ante el colapso y muerte del Orden Unipolar hegemonizado por EUA-OTAN. Al interior de esa crisis histórica emerge el sistema policéntrico o multipolar en donde las grandes potencias asiáticas emergentes (China, Federación de Rusia, India) con sus respectivas alianzas regionales e interregionales, han conquistado un nuevo espacio en la economía, la política internacional y el balance estratégico militar regional-mundial. Esta nueva realidad no cabe dentro del orden atlántico creado durante las últimas tres décadas bajo la cobertura de la Unipolaridad, y la guerra económica entre un bloque asiático emergente en proceso de nucleación como polo dominante en el sistema global con China al frente, y el bloque atlántico con una potencia decadente como EUA al frente, se está convirtiendo en el gran mecanismo de ajuste de las fuerzas en disputa, ante la imposibilidad de reconvertirlo como durante la primera y la segunda guerra mundial, por la vía de una conflagración militar que sería nuclear. De esta mega colisión de los grandes intereses surgirán las bases del nuevo Orden Mundial con un mayor o menor nivel de globalidad económica y política.

En este contexto, la estrategia del bloque atlántico es la ruptura de la alianza China-Rusia, el desgaste y guerra económica contra esta última aprovechando su menor potencia industrial y financiera (se dice “expulsarlo del sistema económico internacional”), y el bloqueo de su ascenso geopolítico y geoestratégico-militar luego de la victoria en Siria, de la consolidación de su alianza con Irán en Oriente Medio, del bloque con los aliados en la Organización para la Cooperación de Shangái (que crece y puede evolucionar hacia un pacto militar) y también de su penetración en América Latina que es muy importante, incluso en lo militar.

El bloque asiático está tratando de responder de la mejor manera posible dentro de una táctica defensiva-ofensiva ante la enorme agresividad económica y político-propagandística del bloque adversario, cerrando sus mercados, reorientando sus procesos económicos, resguardando sus riquezas energéticas, sus tecnologías, repensando el uso del oro acumulado durante los últimos 15-18 años por Rusia y China, pero el arma estratégica es la desdolarización de sus transacciones económicas y financieras que suman más de la tercera parte de la economía globalizada, y de una presencia en tres continentes (Rusia e India) y en cuatro continentes (China). EUA hace esfuerzos por separar a China de Rusia, es imposible, China debilitaría su proceso de disputa hegemónica con EUA si se debilita severamente a su principal aliado estratégico (no económico) y se quedaría casi solo para negociar con un bloque EUA-Occidente-OTAN fortalecidos. Los dirigentes chinos no son retrasados mentales, y todo indica que las afinidades China-Rusia son mucho mayores de lo que EUA-Occidente pensó.

Hoy estos últimos no tienen el margen de maniobra táctica y estratégica que les dio en otro tiempo la disputa URSS-China (por el liderazgo comunista internacional, confrontaciones ideológicas sobre doctrina, temas fronterizos), y esto es un factor de cohesión político-estratégico modificado que parece que los líderes occidentales no calcularon bien, a juzgar por las respuesta de China, quien puede no estar de acuerdo en la política de Putin hacia Ucrania, pero mucho menos en el debilitamiento proyectado de la Federación de Rusia por y ante Occidente. Las discrepancias también tienen jerarquías.
Las guerras olvidadas que no importan a Occidente-OTAN.

La guerra Rusia Ucrania es muy importante para las proyecciones estratégicas de EUA-OTAN, pero hay otras guerras en el planeta que carecen de sentido estratégico para las potencias occidentales y no voltean a verlas, a pesar de que las catástrofes humanitarias son mucho mayores de lo que es hoy el conflicto en Ucrania. Por ejemplo: es el caso del conflicto en Yemen, que lleva activo al menos 11 años. Las cifras son impactantes: más de 233,000 muertos y 2.3 millones de niños con desnutrición aguda. Falta de agua potable y atención médica para la población. La ONU ha clasificado la situación en Yemen como la peor crisis humanitaria en el planeta. Pero el humanismo occidental, la capacidad de asombro ante las desgracias, no conduelen a los líderes occidentales. Ucrania sí, tiene frontera territorial y marítima con Rusia y requiere toda su parafernalia mediática y su dinero.

Es el caso también de Etiopía (cuando su gobierno fue aliado de la URSS y de Cuba mereció toda la atención de occidente, hoy no les importa), o de Myanmar. El humanismo de los líderes occidentales y su capacidad de asombro ante la desgracia de una guerra es profundamente selectivo, por no decir, hipócrita. (BBC Mundo, marzo, 2022). La guerra en Siria no ha terminado del todo a pesar de que han destruido el país entero, ni tampoco en Afganistán, centro de gravedad de la producción de opio y amapola en Asia Central. Veamos, que por lo menos en estas últimas dos guerras la huella de EUA-OTAN con una presencia militar de varios años está presente, pero ya no se conduelen por ello. Su humanitarismo es circunspecto.

Los Pasos hacia la Cooperación Estratégica China-Rusia e Irán.

Hay muchos sectores económicos en donde el bloque asiático, especialmente China, Rusia, India e Irán están tomando decisiones para contrarrestar y golpear a las economías occidentales. El más relevante es la desdolarización de sus transacciones comerciales, especialmente las de energéticos de origen fósil. No es nueva ni surge al momento en que se impone un amplio conjunto de sanciones económico-financieras contra Rusia, tienen años madurando este golpe a la economía occidental, no implementado cabalmente porque se mantenían lazos de cooperación económica, política y monetario-financiera particularmente con China, pero hoy estamos ante un escenario de guerra económica global como sustituto de una confrontación bélica que sería con armas nucleares y otras de destrucción masiva. Y en dicho contexto nace con toda la fuerza que le da el entorno de confrontación actualmente.

El nuevo Orden Global multipolar está en curso en todo el sistema internacional, pero en la magna región de Asia es una realidad desde hace algunos años. Particularmente en Eurasia con la alianza tridimensional China-Rusia-Irán en los económico, político-militar probados ya en Siria, lo que F. William Engdahl llama “el triángulo de oro” y “los tres Estados pivotes del corazón eurasiático que está ganando estratégico”. El mapa geopolítico-geoestratégico militar ya cambió, hay un nuevo Orden Euro Asiático que gana gradualmente espacios geopolíticos y estratégicos-militares en el resto del continente asiático. Turquía se mantiene expectante, aunque es miembro de la OTAN. Quiso y no pudo en Siria. La incorporación de Paquistán e India a la Organización para la Cooperación de Shangái son fundamentales para extender este nuevo orden a Asia del Sur. En Asia del Este el bloque atlántico todavía tiene gran influencia con Japón, Corea del Sur e Indonesia. Taiwán escasamente levanta la voz. La reconfiguración está en proceso, no es una construcción acabada, pero los ejes presentes prefiguran el escenario del futuro.

Los tres Estados que hoy hegemonizan en Eurasia son los tres principales rivales de EUA a nivel regional-global. Esto es claramente afirmado y propagado por EUA: desde su documento “Estrategia de Seguridad Nacional 2017” se acusa a Teherán, Beijín y Moscú de ser potencias “revisionistas” que intentan socavar el orden global comandado por Occidente, con el liderazgo de los Estados Unidos. “Revisionistas” significa que impulsan la modificación del Orden preexistente. El trabajo político de ajuste y recomposición de relaciones, principios y bases de acción común realizado por Vladimir Putin, con China desde principios del siglo XXI, pero con Irán más recientemente, en la segunda década del presente siglo, ha sido extraordinario: dejó de ser enemigo del mundo persa-musulmán, sunnita y chiíta, luego de la ocupación de Afganistán. Sus relaciones en tales espacios estaban colapsadas totalmente.

Rusia se negó más de una vez a vender armas anti-aéreas a Irán a quien consideraba gobernada por una Teocracia que iba hacia un rearme general y cuya participación en dicho proceso lastimaría sus relaciones con Washington y Tel Aviv. Luego la participación de Rusia y China en el Acuerdo nuclear con EUA-Occidente por parte de Irán, despejó mayormente el camino para estrechar la cooperación regional estratégica. El levantamiento de las “sanciones económicas” a Irán por su acceso a la tecnológica nuclear por la administración de Barak Obama, posibilitó la inserción de diversas empresas rusas y chinas en el sector energético del gas y el petróleo, incluyendo la energía nuclear, ya supervisada.

Y China inmersa en el pragmatismo doctrinario con el éxito del acuerdo con Gran Bretaña sobre Hong Kong, prefería el “retraimiento estratégico” de ámbito global, y proseguía su impresionante desarrollo industrial y tecnológico iniciado con Deng Xiaoping. Se abasteció con lo más avanzado de la industria bélica de alta tecnología desde Rusia (especialmente aviones de combate) y firmaba contratos de suministro de gas muy importantes. La guerra por la red de los gasoductos en Siria, el inmenso negocio que esto constituía, el desplazamiento de EUA, Gran Bretaña y Francia en favor de Rusia por parte del Presidente sirio Bashar al Asad, la acción del Estado Islámico impulsado tácticamente por Occidente, y los desarrollos posteriores, modificaron el cuadro geopolítico y geoestratégico en Medio Oriente y Levante y solidificó el “triángulo de Oro” euroasiático, es decir, el nuevo eje de poder en toda la zona de Medio Oriente y Levante y en Eurasia, que se consolida durante la guerra en Siria en que derrotan al bloque occidental capitaneado por EUA y que incluyó a Arabia Saudita. Irán también se abastecía de armamento desde Rusia en contratos de miles de millones de dólares).

Todos querían ver derribado al presidente sirio, y derrotados a Rusia, Irán y China (quien actuaba con mayor sigilo) en el conflicto militar en Siria, que devolvería las opciones del negocio de los gasoductos a las empresas occidentales y aliados. Donald Trump acusó de violaciones al tratado nuclear a Irán y aplicó nuevas sanciones económicas que reavivó la confrontación Irán-EUA-Occidente.

El conflicto militar con Ucrania tras el acoso bélico de la OTAN a Rusia con la probable incorporación de Ucrania a la alianza militar, consolidó la alianza China-Rusia-Irán, y particularmente la opción China a fondo para Putin. Irán ingresará formalmente a la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS) y se integrará a la Unión Económica Euroasiática con Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Tayikistán. Como decíamos, el nuevo eje de poder se consolida.
Según el Fondo Monetario Internacional, la economía rusa es la onceava más grande del planeta en términos de PIB nominal. Y si nos fijamos en el PIB real, se sitúa en la sexta posición, tan solo por detrás de Estados Unidos, China, India, Japón y Alemania. No hay ninguna duda de que Rusia sigue siendo una de las grandes potencias mundiales. Y el nivel de vida de la gente que vive en el país ha mejorado mucho desde que el país quebrara a finales de los años 90.


Desde luego que ello incomoda sobremanera a la OTAN, Japón e Israel, hace pensar a Turquía y Arabia Saudita en los pasos estratégicos para el futuro, porque los ejes de poder precedentes se han alterado y el juego estratégico entre las potencias se ha intensificado. Por ello el conflicto Rusia-Ucrania detonó las contradicciones y antagonismos prexistentes y los está llevando a la palestra internacional bajo una modalidad de guerra económica entre bloques.
Rusia como proveedor estratégico de los más importantes países de la OTAN y de Ucrania.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/.

Y el encabezado por el nuevo eje de poder prepara un golpe certero a uno de los factores fundamentales del poder estadounidense de hoy, toda vez que ha decaído en sectores industriales y tecnológicos muy relevantes: el dólar estadounidense como moneda de cambio de mayor aceptación mundial, y eje de las transacciones energéticas mundiales en donde los integrantes del “triángulo de oro” tienen un rol destacado como potencias energéticas, productoras y consumidoras como China. Pero desde luego, no es una alianza exenta de contradicciones. Hoy predominan los intereses regionales y globales estratégicos frente al bloque de fuerzas occidentales que encabezan EUA y la OTAN.

La Estrategia de Desdolarización: un Golpe Certero.

El dólar americano posee un estatus privilegiado desde los acuerdos de Bretton Woods en 1949, pero la postura económica de EUA respecto a la economía internacional ha variado significativamente: hoy EUA es oferente de un 25% de la producción o de la riqueza mundial, cuando en 1949 poseía casi el 50% por si mismo. No obstante el abandono del patrón oro por el Presidente Richard Nixon en agosto de 1973 (el USD tenía una equivalencia en oro que lo hacía convertible, a dicho metal en cualquier banco central del mundo, evidenció que EUA había perdido esa posición ampliamente preponderante en la economía internacional, y los Acuerdos de Plaza en los inicios del G-7 lo mantuvieron anclado al precio internacional del petróleo el cual se cotizaba en todo el mundo en dólares americanos y se ha seguido cotizando.

Ello ha mantenido al USD como moneda de aceptación e intercambio mundial SIN la potencia que tuvo la economía estadounidense. Este desfase entre el poder industrial-tecnológico/ monetario es tremendamente desfavorable a todos los demás países que rivalizan con EUA en la economía mundial, quienes no poseen esa inmensa ventaja monetaria. Es una gran anomalía en la economía globalizada que debe subsanarse en algún momento.

Existe otro gran desfase entre la potencia económica-financiera y tecnológica de EUA con su poder militar estratégico, la una no corresponde con lo otro y ello se manifiesta en enormes vacíos de competitividad económica de EUA (por ejemplo como hemos apreciado en los últimos años frente a China) que llena con su capacidad de coacción militar, su “poder duro”, sus amenazas, presiones y tensiones de todo tipo, como primera potencia militar, pero sin la gran distancia que existió al términos del Orden Bipolar y dela “campo socialista”, de la “guerra fría”. Esa distancia la han acortado en gran medida China, y sobre todo Rusia.
Partiendo entonces en nuestro análisis de estas dos grandes asimetrías propias de una hegemonía severamente fracturada, heredada del Orden Unipolar (o de “pausa estratégica” como le llamaron en la administración de Bill Clinton ante la ausencia de una rival de su misma talla), pero que colapsó durante el avance del siglo XXI la intención política-estratégica de “expulsar a la Federación de Rusia del sistema económico internacional” a partir de la “guerra preventiva” contra Ucrania) mediante una declaratoria de “guerra económica global” en su contra, debido al conjunto de Estados-actores que arrastra dicha confrontación y su agrupamiento en curso en dos grandes bloques estratégicos confrontados, equivale al inicio de la Tercera Guerra Mundial bajo un formato industrial-comercial-financiero-monetario. Por ello afirmamos que la guerra Rusia-Ucrania detonó las graves contradicciones y antagonismos que crecieron al interior de un sistema global de facto que se fue desarrollando desde la década de los años 90 a partir del colapso del “socialismo real”.

La respuesta que madura el bloque de fuerzas encabezado por China-Rusia (si es que China está dispuesta a ir a fondo, no en defensa de Rusia, sino de sí misma ante el escenario de ofensiva occidental) de atacar el mayor factor de privilegio y ventaja de EUA en la economía global que es el USD, pone la confrontación en un terreno de guerra global: podríamos encaminarnos hacia la mayor reconversión monetaria desde la posguerra y desde el colapso del campo socialista. El impacto sobre el actual poder económico de EUA puede ser muy grande, muy amplio y relevante.

Una reconversión monetaria histórica, que en las circunstancias actuales no podría ser más que mediante el yuan como moneda de reserva internacional para respaldar las enormes transacciones económicas de todos los socios comerciales de China, la segunda potencia económica del mundo, y según ciertas metodologías como “la paridad del poder adquisitivo” es la primera.

El FMI define la actual “dolarización de la economía internacional” como la tenencia por parte de los residentes de un país que no radican en los EUA de una parte significativa de sus activos en moneda extranjera, en USD. Todos los bancos centrales los poseen como moneda de reserva, pero existen casos más extremos, como los de economías que se dolarizaron por completo en donde el USD pasó a ser la moneda de curso legal, o bien, en donde la tenencia del USD es prácticamente la única reserva de valor para transacciones internacionales, en ellas predomina un “bi-monetarismo de facto”, su moneda nacional no tiene más referente que la cotización en USD frente al exterior, no obstante que en la economía globalizada circula con mucha fuerza el Euro, pero en ningún momento con la misma aceptación que el USD.

Podemos ampliar el espectro del análisis y establecer “modalidades de dolarización” en las economías nacionales y en la economía internacional: a) la dolarización financiera, que implica la sustitución de activos o pasivos financieros (deuda, valores bursátiles o cuentas en bancos o entre bancos), en moneda local por moneda extranjera; b) la dolarización real (o derivada de la economía real, la productiva), que asume la indexación de las transacciones nacionales al tipo de cambio (es decir, que modifica su valor monetario conforme a la cotización de la moneda nacional respecto de la cotización del dólar americano); y c) la dolarización transaccional (o completa), que responde al hecho de que las transacciones de bienes y servicios dentro de la economía se realizan en moneda extranjera, con el USD, por ejemplo (lo que en algún momento se llamó “la dolarización del sistema monetario nacional, como el que hubo en Argentina).
En dicho caso, la dolarización puede originarse por decisión de los agentes privados, cuya preferencia está en disponer y valorizar los intercambios económicos en otra moneda o por decisión de sus gobernantes. En distintos casos, lo primero impulsa lo segundo, o viceversa. Ante la gravedad y descontrol de los procesos inflacionarios algunos países optaron por una moneda sólida, confiable en su valor y aceptada internacionalmente, como el USD, aunque ya mencionamos cómo remontó el declive de la economía de EUA.

Ahora bien: bajo los parámetros teóricos y de experiencia en política monetaria señalados, tenemos que un proceso de desdolarización requiere una serie de acciones debidamente articuladas: requiere una combinación de políticas macroeconómicas y de medidas microeconómicas para mejorar el atractivo de la moneda local frente a la moneda extranjera o mejorar la aceptación y la confianza de la moneda sustituta respecto de la anterior usada como reserva de valor. Porque esta medida trae consecuencias severas, por ejemplo, en el manejo de la deuda pública y privada pendiente de reembolso a los acreedores, que son regularmente grandes bancos de acción regional o global.

Sin embargo observemos el gráfico siguiente: Rusia generó una tendencia descendente sostenida hasta 2008 en la relación deuda pública/ PIB, y ha creido moderadamente de 2009 a 2019. No tienen las presiones que los países europeos poseen a este respecto, es una relación estructural de su economía muy sana.

Fuente: https://www.finanzasclaras.es/impuestos-rusia/

Los efectos y procesos internos en la economía rusa, bajo el supuesto de que la estrategia de “desdolarización internacional” se lleve adelante conjuntamente con China, principalmente, serían como en general como los siguientes:

La primera es la consolidación fiscal (por ejemplo, la puso en práctica la UE ante la crisis reciente de deuda soberana, consistió en un pacto de equilibrio presupuestario entre los países adscritos a la zona del Euro y detener los procesos de endeudamiento en moneda extranjera). Esto permite que exista una menor necesidad de que el Banco Central financie los déficits que tiene la economía mediante la emisión de moneda o también del ingreso de flujos financieros externos, que hacen que la economía se sujete a obligaciones en otra moneda. Pero Rusia tiene una amplia deuda externa en USD que deberá re-documentar en rublos o yuanes, y no será un proceso fácil.

En segundo lugar, se ubica la política monetaria, que debe estar asociada al objetivo de reducir la inflación (de haberlo y ser necesario contenerlo), o bien, como en el caso que nos ocupa de “desdolarización”, deberá generarse confianza en la moneda sustituta (el yuan) para evitar un mercado negro de la divisa anterior, el USD. Por ejemplo, ahora el rublo ruso tendrá un valor interno y externo basado en el yuan chino, como lo tuvo antes frente al USD. Las autoridades monetarias rusas tendrán que usar su reserva de yuanes y oro para respaldar el valor del rublo, que deberá reevaluarse sin duda, y proseguir sus esfuerzos comerciales en lo que será hoy “la zona del yuan” o usando el yuan en su valor internacional y acumular yuanes desde el comercio internacional, y los pagos a las empresas rusas y al Banco Central serán en yuanes. Todo el gas y petróleo o derivados que le vende a Europa deberán cubrirse en yuanes, igual los compromisos que América Latina tenga con la economía rusa deberán cubrirse en yuanes, esto puede empezar a reevaluar el yuan en los mercados internacionales de divisas y devaluar el USD en los meses siguientes. Modifica las tendencias monetarias al nivel global. Pero el valor de su deuda soberana caerá en los mercados de deuda internacional, ello también es una consecuencia.

Además, los impuestos financieros (por ejemplo aduanales) deben tratarse de igual manera en moneda extranjera y local, sin generar incentivos de la inversión en moneda dura (USD), desincentivando el mercado negro. Así también todo ello debe complementarse con incentivar el ahorro en moneda local, no extranjera, ofreciendo rendimientos (tasas de interés) que permitan mantener los ahorros en el sistema bancario local, evitar las “conversiones de pánico a moneda extranjera” cubrirse frente a la inflación y generar un mayor acceso a distintos instrumentos de financiamiento a partir de inversores nacionales, como fondos de pensión y nuevos instrumentos de ahorro con premisos atractivos. El control de cambios sería una medida de emergencia ante fugas de capital. Las oligarquías económicas (bancarias, industriales, comerciales, bursátiles especulativas) en este contexto tienden a tratar de rebasar las medidas de los gobiernos, deben estar bien vigiladas.

En este aspecto Rusia tiene un punto fuerte: cuenta con un nivel enorme de reservas extranjeras y su relación Deuda/PIB como se aprecia en el gráfico de más arriba, es mucho más bajo que muchos países europeos y que EUA, quienes llegan al 70-90% o lo rebasan. Sus reservas internacionales fueron en 2020 el equivalente a poco más de $600,000 millones de USD y en enero de 2022 subieron a 630,000 millones de USD. La composición de sus reservas fue al 30 de junio de 2021: 21.7% en oro, 32.3% en Euros, 13.1% en Yuanes y otros 16.5%. Observar: sus reservas internacionales no están dolarizadas, se han venido preparando para disminuir los efectos de las ofensivas de EUA desde hace tiempo. En 2014 fueron los primeros golpes recibidos.
La Preparación de Rusia para su conflicto total con Occidente.

Fuente: www.diarioabierto.es

De hecho, el país no tiene nada de deuda neta, su posición respecto de sus reservas es superavitaria, favorable. Esto significa que tiene más reservas que deuda. Toda esta problemática a confrontarse sólida y creativamente, debe generar sobre todo, confianza en la sociedad, una percepción de certidumbre, de rumbo cierto y correcto desde el programa que presente el gobierno para cada una de las instituciones.

Ahora bien: hay dos cuestiones complejas y difíciles en cuyo contexto se llevaría adelante el proceso antes indicado en los mercados monetarios y financieros globales: a) el nuevo ciclo económico que avanzará a partir de los ajustes de “las sanciones económicas a Rusia” y sus efectos regionales y globales pueden estar marcados por una tendencia recesiva como fórmula de los bancos centrales estadounidense y europeos para contener el proceso inflacionario que ya estaba presente antes de la guerra Rusia-Ucrania y que se está amplificando debido al alza en el precio de los combustibles; b) en consecuencia nuestra perspectiva económica inmediata para 2022 es de una tendencia recesiva con tensiones inflacionarias generalizadas al alza y tasas de interés en ascenso como rutas probables de ciclo económico que se desenvolverá desde el ajuste económico internacional planteado por las sanciones y la respuesta a las mismas. No parece ser el mejor escenario de fortaleza económica occidental para desarrollar una guerra global contra el bloque en formación bajo el liderazgo chino-ruso.
La OCDE ha adelantado que el PIB retrocederá poco más de 1.0% este año 2022 solo por el efecto de la guerra, mientras la Reserva Federal en EUA eleva los tipos de interés y disminuye sus expectativas de crecimiento para derrotar a la inflación. Por otro lado un conflicto militar en Europa significa ampliar el gasto militar de los países de la OTAN provisoriamente.

Así otro de los efectos del ambiente de confrontación es un aumento en los gastos de defensa del 2.0% como promedio en los países de la alianza militar atlántica bajo la hipótesis de la “amenaza rusa”: Alemania ya marcó una pauta, al anunciar el 27 de febrero que que gastaría $100.000 millones de euros adicionales (111.000 millones de dólares) en defensa en 2022, triplicando su presupuesto de defensa para el año. Además de esta inversión única, Alemania tiene como objetivo aumentar su gasto anual de alrededor del 1,5% al ??2% del PIB para 2024. Una parte del aumento anual, equivalente a unos 18.000 millones de euros, se destinará a las armas.

El banco Jefferies, señala que si todos los miembros en la OTAN cumplen con el objetivo de aumentar entre 1.5-2.0% el presupuesto militar para 2022, sus presupuestos de defensa combinados (excluyendo a Estados Unidos) aumentarán en un 25% a un total de alrededor de $ 400 mil millones al año. Cifra estratosférica que pone felices a los “halcones de un lado y otro del Océano Atlántico. Pero EUA estaría por dar a conocer su incremento frente a las tendencias recesivas. El Pentágono representa casi las 2/5 partes del gasto mundial en defensa. (The Economist, marzo, 2022)


¿Hay salida al conflicto?

Lo que estamos presenciando es lo que los teóricos llaman una lucha por la sustitución hegemónica pero con particularidades históricas muy características, una lucha, un macro choque de fuerzas, no una sucesión de un Estado por otro como determinante histórica, tampoco como proceso inexorable, porque cuentan también y mucho, las fuerzas sociales que resisten y las que se adaptan a nuevos escenarios. Hoy la lucha por la sustitución hegemónica es colectiva (¿debemos llamarle lucha de sucesión hegemónica?). Es una lucha por institucionalizar el poder mundial que se ha redistribuido, en la forma de un Nuevo Orden Global mucho más simétrico que el actual entre sus líderes. Que reposicione a los muy distintos poderes regionales emergentes y a los globales en una articulación mundial compatible. Si bien EUA y China encabezan el choque de fuerzas, no está planteado sustituir a uno por el otro llanamente, sino sustituir el Orden que hegemoniza uno (EUA) hoy en muchos aspectos frágilmente o con vacíos de poder muy importantes, por otro cuya hegemonía no la detente un Estado predominante, sino un colectivo de poderes que fijen reglas, normas y construyan instituciones mucho más horizontales. De allí su peculiaridad histórica.

Por ejemplo, se llegó a analizar la posibilidad de que la Unión Europea y el Euro pudieran desarrollar un proceso de sustitución o sucesión hegemónica ante el debilitamiento pronunciado y manifiesto de EUA. A lo largo de estas últimas décadas hemos vista que está muy lejos de suceder porque Europa necesita a EUA. Dice Henry Kissinger que a Europa le asusta un mundo sin EUA. Es muy probable que sea así, más aún, ante la cercanía con un poder creciente del “gigante ruso” o del “triángulo de oro” con China, Rusia e Irán en Eurasia.

En dicho sentido tenemos una razón fundamental para que todas las iniciativas estadounidenses contra China, Rusia o Irán encuentran eco rápidamente en Europa, cuya apuesta centra fue su expansión económica, política y militar hacia el este europeo. Acerca las estructuras militares de la OTAN a todas las fronteras con Rusia es parte de la atenuación de sus temores. Aislada Rusia pueden negociar con China intereses económicos e ignorar a Irán. No parece tan fácil. El desplazamiento de los ejes estratégicos de la economía, la política, la tecnología, las finanzas y el poder militar se han mutado al continente asiático y a EUA –Occidente le cuesta demasiado y no lo ha logrado, regresados tales ejes al espacio atlántico. Por ello en distintas coyunturas conflictivas, la OTAN hace lo que las maquinarias industriales y tecnológicas no logran completar: limpiar los espacios geográficos y geoeconómicos de rivales que cuestionan y tratan de revertir el tradicional papel supremo de Occidente.

Por estas razones y otras más, el paradigma estadounidense continúa gravitando dentro de la propia Unión Europea , que tuvo aptitudes para comandar el viejo colonialismo y el naciente imperialismo, pero no reúne por sí misma condiciones para liderar un estadio más global del capitalismo altamente tecnológico como colectivo más o menos homogéneo. Pero China, Rusia India y otras potencias, les tomaron la palabra y compiten colocándose globalmente en la economía mundial (como China) o ubicándose en segmentos específicos y compitiendo exitosamente, sin descuidar, al contrario, su fortalecimiento militar estratégico, como Rusia.
La hegemonía del capital ha resultado históricamente mucho más compleja y sólida de lo que muchos analistas han estudiado y pronosticado. Hoy la lucha por la sucesión hegemónica no es Estado contra Estado, sino un bloque de Estados contra otro, y no está en juego la hegemonía del capital como tal contra una hegemonía probable de la propiedad colectiva de los activos, sino modelos de hegemonía del capital, con contenidos sociales específicos del Estado y las relaciones sociales. Pero el tema fundamental es hoy la transición hacia un Orden Mundial distinto al actual en donde los actores se correlacionen e interrelacionen desde una institucionalidad global con asimetrías muy menores o simetrías mayores, en un concierto de Estados más amplio que el que actualmente dominan las potencias occidentales con las claves del poder global y que no están dispuestos a compartir con las potencias asiáticas que han emergido de las ruinas de la Unipolaridad hegemónica de finales del siglo XX y principios del siglo XXI.

Este nuevo estadio en el desarrollo humano y político, no está siendo factible para un bloque de Estados agrupados tras de los EUA y ponen el poder económico, tecnológico, financiero y militar colectivo por delante para evitarlo. La alternativa a una Gran Negociación para transitar a un nuevo Orden Global multipolar no se ve fácil no está cercana, antes habrá que librar múltiples batallas incluso militares poniendo al frente Estados que no tienen un rol destacado en esta disputa, pero que permiten calibrar el poder y alcances del adversario, como en el caso de Ucrania.

La guerra económica global que ha sustituido a una eventual guerra con armas nucleares presagia un conflicto prolongado y muy complejo de inmensos costos para todos, impredecible en muchos aspectos, en donde el poder real se ha redistribuido pero no se ha institucionalizado como tal, es decir, no se ha convertido en un poder mundial compartido entre distintos polos de poder en todo el planeta. No. EUA-Occidente resiste la sustitución del Orden normativo, económico y militar creado y sostenido por ellos por otro en donde la simetría de los poderes sustituya la asimetría actual que ofrece ventajas amplias y prolongadas para el dominio y desarrollo de EUA-Occidente.

Consideramos que es allí en donde estamos situados conflictivamente.

Marzo de 2022.


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