Marzo de 2022
UCRANIA: Occidente no escatimó esfuerzos para abrir la caja de los truenos. Ahora finge inocencia. Crónica una guerra anunciadaChris Hedges
Chris Hedges es periodista estadounidense, fue corresponsal extranjero de The New York Times durante 15 años, donde fue Director de la Sección de Medio Oriente, y Director de la Sección de la Balcanes. Algunos de sus libros son: «Fascistas estadounidenses: la derecha cristiana y la guerra en EEUU»; «La muerte de la clase liberal»; «La guerra es la fuerza que nos da sentido»; «Días de destrucción, Días de revuelta».
Estuve en Europa del Este en 1989 informando sobre la caída de los gobiernos comunistas anquilosados, que llevaron al colapso de la Unión Soviética. Fue un momento de esperanza. La OTAN, con la ruptura del Pacto de Varsovia, se volvió obsoleta. El presidente Mikhail Gorbachov se acercó a Washington y Europa para construir un nuevo pacto de seguridad que incluiría a Rusia.
El Secretario de Estado James Baker de la Administración de Reagan, junto con el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Occidental, Hans-Dietrich Genscher, aseguraron al líder soviético que si Alemania era unificada, la OTAN no se extendería más allá de la nueva frontera [de Alemania].
El compromiso de no ampliar la OTAN, también hecho por Gran Bretaña y Francia, apareció como el heraldo de un nuevo orden global. Vimos las ganancias de la paz al alcance de la mano, la promesa de que los gastos masivos en armas que caracterizaron la guerra fría, se convertirían en presupuestos para los programas sociales y las infraestructuras, que habían sido descuidados para alimentar el insaciable apetito de los militares.
Hubo una comprensión casi universal entre los diplomáticos y los líderes políticos del momento, de que cualquier intento de expandir la OTAN era estúpido, una provocación injustificada contra Rusia que destruiría los lazos y las conexiones que surgieron alegremente al final de la Guerra Fría.
¡Qué ingenuos que fuimos! La industria de la guerra no pretendía reducir su poder o sus ganancias: casi inmediatamente se dedicó a reclutar a los antiguos países del bloque soviético para la Unión Europea y la OTAN. Los países que se unieron a la OTAN, que ahora incluyen a Polonia, Hungría, la República Checa, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte se vieron obligados a reconfigurar sus ejércitos, a menudo a través de fuertes préstamos , para ser compatible con el equipamiento de la OTAN.
No habría dividendos para la paz. La expansión de la OTAN se convirtió rápidamente en una era de bonanza multimillonaria para las corporaciones que se habían beneficiado de la Guerra Fría. Polonia, por ejemplo, acaba de acordar gastar 6 mil millones de dólares en tanques Abrams M1 y otros equipos militares estadounidenses. Si Rusia no aceptaba volver a ser el enemigo, entonces se presionaría a Rusia para convertirse en el enemigo. Y aquí estamos. Al borde de otra guerra fría, una de la que sólo la industria de la guerra se beneficiará mientras, los niños pequeños mueren en las calles.
Las consecuencias de empujar a la OTAN hasta las fronteras con Rusia – ahora hay una base de misiles de la OTAN en Polonia, a 160 km de la frontera rusa- era bien conocida por los responsables políticos. Sin embargo, lo hicieron de todos modos. No tenía ningún sentido geopolítico, pero tenía sentido comercial. La guerra, después de todo, es un negocio, uno muy lucrativo. Es por eso que EEUU pasó dos décadas en Afganistán, y después hubo un consenso universal, tras años de luchas infructuosas, que se había ido a un atolladero y que nunca se pudo ganar.
En un cable diplomático clasificado del 1 de febrero de 2008, obtenido y publicado por WikiLeaks, escrito desde Moscú, y dirigido a la Junta de Jefes de la OTAN en la UE; al Consejo de Seguridad Nacional; a la comunidad política [occidental?] en Moscú; al Secretario de Defensa; al Secretario de Estado .. […]hubo una comprensión inequívoca que la expansión de la OTAN arriesga un eventual conflicto con Rusia, especialmente sobre Ucrania. [Todo indica que el cable es de una embajada occidental en Rusia, pero no se aclara si es de la de EEUU ].
«No sólo, Rusia percibe el cerco [de la OTAN] y los esfuerzos para socavar la influencia de Rusia en la región, sino que también teme consecuencias impredecibles e incontroladas que afectarían seriamente los intereses de seguridad rusos», dice el cable. «Los expertos nos dicen que Rusia está especialmente preocupada de que las fuertes divisiones en Ucrania sobre la membresía en la OTAN, con gran parte de la comunidad étnica rusa en contra la membresía, podría llevar a una división importante, que involucre violencia o en el peor una la guerra civil. En esa eventualidad, Rusia tendría que decidir si intervenir; una decisión de Rusia no quiere tener que tomar. . . . Dmitri Trenin, Director Adjunto del Centro Carnegie Moscú, expresó su preocupación de que Ucrania sea, a largo plazo, el factor potencialmente más desestabilizador en las relaciones EEUU- Rusia dado el nivel de emoción y nerviosismo provocado por su búsqueda de la membresía en la OTAN. . . Debido a que la membresía permanece dividida en la política interna ucraniana, creó una apertura para la intervención rusa. TRENIN expresó su preocupación de que elementos dentro del establishment ruso se alentarían a entrometerse, estimulando a EEUU a fomentar a las fuerzas políticas opuestas, y dejando a los Estados Unidos y Rusia en una postura confrontacional clásica».
La administración de Obama, que no quería inflamar aún más las tensiones con Rusia, bloqueó las ventas de armas a Kiev. Pero este acto de prudencia fue abandonado por las Administraciones de Trump y Biden. Las armas de EEUU y Gran Bretaña están llegando a la Ucrania, como parte de los 1.5 mil millones de dólares en ayuda militar prometida. El equipo incluye cientos de misiles Javelin (sistema de misiles tácticos, portátiles, de rango de medio,contra tanques y blindados) y misiles ligeros antitanques de corto alcance Nlaw (desarrollados por Suecia y Reino Unido), a pesar de las protestas repetidas por Moscú.
Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN no tienen intención de enviar tropas a Ucrania. Más bien, inundarán el país con armas, que es lo que hicieron en el conflicto de 2008 entre Rusia y Georgia.
El conflicto en Ucrania se hace eco de la novela «Crónica de una muerte anunciada» de Gabriel García Márquez. En la novela, el narrador dice que «nunca había habido una muerte más exigida» y, sin embargo, nadie era capaz ni estaba dispuesto a detenerla. Todos quienes informaron desde Europa del Este en 1989 sabían las consecuencias de provocar a Rusia, y sin embargo, pocos han levantado sus voces para detener la locura. Los pasos metódicos hacia la guerra tomaron una vida propia, y condujeron hacia el desastre.
Una vez que la OTAN se expandió hacia el Este, la administración de Clinton prometió a Moscú que las tropas de combate de la OTAN no estarían estacionadas en Europa del Este: el tema definitorio de la Ley Fundacional sobre las relaciones mutuas OTAN-RUSIA. Esta promesa de nuevo, resultó ser una mentira.
Luego, en 2014, Estados Unidos respaldó un golpe de Estado contra el presidente ucraniano Viktor Yanukovych, que trató de construir una alianza económica con Rusia en lugar de con la Unión Europea. Por supuesto, una vez integrado en la Unión Europea, como se ve en el resto de Europa del Este, el siguiente paso es la integración en la OTAN. Rusia, asustada por el golpe de Estado, alarmada por las propuestas de la UE y la OTAN, luego anexa Crimea, poblada en gran medida por población rusoparlante. Y la espiral que nos llevó al conflicto actualmente en curso en Ucrania se hizo imparable.
El estado de guerra necesita enemigos para sostenerse. Cuando no se puede encontrar un enemigo, se fabrica un enemigo.
Putin se ha convertido, según el senador Angus King, «en el nuevo Hitler, que va a agarrar a Ucrania y al resto de Europa del Este». El griterío de guerra, del cual se hace eco descaradamente la prensa, es justificado drenando el conflicto del contexto histórico, elevando a los EEUU como los salvadores de cualquiera a quien los EEUU se opongan, Saddam Hussein hasta Putin, convertido en «el nuevo líder nazi».
No sé dónde terminará esto. Debemos recordar, ya que Putin nos lo recordó, que Rusia es una potencia nuclear. Debemos recordar que una vez que se abra la caja de Pandora de la guerra, se desatan fuerzas oscuras y violentas que nadie puede controlar. Sé esto por experiencia personal. El partido ha empezado. La tragedia es que nunca se discute sobre cómo comenzará la conflagración.
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