Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Febrero de 2022

UN TIEMPO IMPERFECTO
Walter Ritter Ortiz


Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito interior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacan, México, D. F. email: walter@atmosfera.unam.mx

INTRODUCCIÓN

En el comienzo, no había nada; no había espacio, ni había tiempo. El universo carecía de forma y casualmente se dio una fluctuación, emergiendo de la nada y tomando su existencia de la pauta que formaron y determinó el tiempo.

La formación azarosa concluyó con la aparición del tiempo; una emergencia de la Nada Absoluta, sin ninguna intervención como se da en una existencia rudimentaria e incluso, en acontecimientos muy corrientes o que no atribuimos importancia y, que revelan la complejidad de la estructura del tiempo. Una acción fortuita e inmotivada, nos hizo existir, con opuestos y simplicidades emergiendo de la nada, explica Atkins.

Según la versión más tradicional de las religiones judía, cristiana y musulmana, el mundo se creó de la nada hace unos 5,500 años y, en cierto sentido la Caída de Adan y Eva representó el verdadero principio del tiempo y la historia, pero fue la teoría de Darwin la que proporcionó una base material para el modelo progresivo del tiempo, donde mediante la evolución, los animales, los seres humanos las sociedades e incluso el universo entero podían alcanzar grados cada vez más altos de desarrollo.

La evolución. es un proceso indefinido. Y fue Herbert Spencer, quien examinó los campos de la biología, la psicología, la sociología y la moral desde una perspectiva evolucionista, imaginando que el universo ha evolucionado desde el caos hasta una estructura ordenada. Donde dicha vía, parece evolucionar hacia formas cada vez más complejas y nuestra propia existencia, nos indica que ha ocurrido con nosotros lo improbable.

El tiempo es una palabra y la palabra se refiere a algo o a varias cosas; pero nos olvidamos si discutimos de las palabras o de las cosas y, asumimos que toda palabra debe tener una definición y lo consideramos como un continuo no espacial, en el que los acontecimientos ocurren en una sucesión aparentemente irreversible desde el pasado a través del presente, hasta el futuro. El tiempo es un continuo, pero pregunta Gleick, ¿Se sabe con certeza?

El tiempo, ese Ente misterioso y contradictorio, que por otra parte parece constituir la base de la existencia del mundo y de nuestra propia existencia, que nos hace preguntarnos: ¿Qué es el tiempo? ¿Hasta qué punto lo entendemos? ¿Existimos en el tiempo o el tiempo existe en nosotros? ¿Por qué recordamos el pasado y no el futuro? ¿Existe de verdad? O tal vez es la cantidad fundamental de que se concibe, constan los periodos o intervalos de existencia y que se usa para cuantificar su duración

Pregunta Vladimir Nabokov, ¿Por qué es tan difícil, tan vergonzosamente difícil, fijar en la mente el concepto de Tiempo y conservarlo allí para su examen? ¡Qué esfuerzos, qué tanteos, qué irritante fatiga!

La experiencia nos enseña que “El tiempo no es una Cosa”. Su esencia, trasciende al tiempo que define el reino de lo mundano, en un marco temporal, sin embargo y de forma paradójica, este marco sólo existe porque los acontecimientos ocurren.

El tiempo nos afecta a todos y sin embargo, nadie lo comprende de verdad y se le ha concebido como: “creador, conservador o destructor”; e incluso como una combinación de las tres cosas, ya que sin el tiempo, el mundo no existiría y sin éste, no existiría el tiempo, señala Paul Harper.

Empezando por la palabra “tiempo”, hay cosas que la lógica no puede demostrar o refutar. Y a fin de cuentas acabamos asumiendo abiertamente aquello que se trata de demostrar y, toda esa hipotética situación está plagada de contradicciones y no hay nada lógicamente posible que las palabras puedan describir.

¿Acaso se puede expresar la verdad con palabras? ¿Cuál es el sendero, el camino para llegar a esta experiencia con conciencia de unidad universal? Lo que está presente no hay que buscarlo y no hay medios, técnicas ni sendero para alcanzar lo fundamental, ya que sin saber lo cerca que está la verdad, la gente la busca lejos, nos dicen Sequera y Pérez.

La búsqueda cuando la realizamos con nuestro ego, a través de conceptos, deseos e imágenes, nos impide el descubrimiento de lo que es. Y entonces, ¿De qué sirve tanto estudio y tantas devociones? Y, tanto si procuramos hacer como no hacer, erramos el blanco. La conciencia de unidad tiene un comienzo en el tiempo, que ahora no existe, pero que existirá, algo inaceptable ya que la conciencia de unidad está siempre presente. Donde el estado del mundo, es un reflejo de nuestra mente Dualista y desintegradora, tanto en lo individual como en lo colectivo.

La Bio-psiquico-síntesis, hace una verdadera Síntesis, que no cae en la mera yuxtaposición, síntesis que refleja la verdadera manifestación de la realidad, la Diversidad en la Unidad y la Unidad en la Diversidad Organizada. Donde hemos aprendido a reconocer que los problemas más grandes y más importantes de la vida, son todos insolubles y deben serlo, pues expresan la polaridad necesaria que es inmanente a todo sistema autorregulativo y, que jamás pueden llegar a ser resueltos, sino solamente sobrepasados. Y si bien, Dios es trascendente y el hombre con conciencia personal no tiene paradigma para poderlo conocer, ni experimentar directamente, no por eso el universo carece de relación con él, pues todo participa de la energía divina, sin que necesariamente la expresión de divina, sea necesariamente Dios.

Normalmente concebimos el tiempo como algo sencillo y fundamental que discurre de manera uniforme e indiferente a todo, desde el pasado al futuro; y donde el pasado es fijo y el futuro abierto. Todo eso nos dice Carlo Rivelli, se ha revelado falso, donde sus aspectos característicos han resultado ser sólo aproximaciones, errores debido a la perspectiva de análisis.

La sensación de que pasa el tiempo, se debe a un aumento de la información que se almacena en nuestro cerebro, donde la dirección del aumento de entropía debe ser la misma que la de los procesos vitales y, ser la misma que la dirección del aumento de memoria, dada por la flecha del tiempo psicológico, donde la vida sólo puede desarrollarse cuando vivimos en un universo con una entropía relativamente baja. Y al proclamar que el tiempo tiene principio y fin, el papel de Dios será el de especificar la serie de constantes que se requieren para ciertas leyes físicas.

El “Principio Antrópico”, afirma que las condiciones físicas del universo primitivo deben de haber sido de tal forma, que permitieron la aparición de la vida inteligente. Y es Hawkings quien ha propuesto una teoría de la relación que existe entre las tres flechas fundamentales consideradas en el análisis del tiempo, como son: la de la termodinámica, la psicológica y la cosmológica.

El tiempo en su apresurada sucesión de segundos, horas y años, nos lanza hacia la vida y luego, nos arrastra hacia la Nada. Nuestro Ser es ser en el tiempo; su arrullo nos alimenta y nos abre al mundo. Pero las cosas son más complejas, ya que la Realidad suele ser distinta de lo que parece. Y así también la estructura del Tiempo, tampoco es lo que parece; sin embargo todavía ignoramos cómo funciona de verdad el tiempo y, sigue siendo el mayor de los misterios: y el descubrir que no es como pensábamos, plantea miles de preguntas.

Para Carlo Roveli, “La Realidad suele ser distinta de lo que parece”, donde el flujo del tiempo es un aspecto esencial de nuestra percepción del mundo y, la Causalidad es otro aspecto esencial en esa percepción del mundo.

Agregando que: “No debemos avergonzarnos de la admiración y el asombro que nos causa la naturaleza, tan llena de sucesos desconcertantes y de cosas imposibles”. Así, el Tiempo del hombre es el de su vida misma. Él, fija su horizonte y rige su destino y traza el cuadro de sus empresas y de sus ambiciones; dinastía, fiesta, recolección, poderío, que se representan en la decoración que él monta y al ritmo que él mide. Siempre ambiguo, es a la vez fuente de muerte y de vida, nos agrega Michel de Montaigne.

Las formas del tiempo, se entrelazan en complejos arabescos, en interferencias refinadas. Nada resulta inesperado, las genealogías de todos los objetos se inscriben en las que son propias de las sociedades y de las culturas, donde toman forma, los explican y desarrollan. Y a la vez, en historias múltiples y ambiguas. Y de estos entrelazamientos, nace la multiplicidad de las lecturas posibles de nuestro tiempo.

La vida se alimenta de la vida; es cruel, pero es según Paul de Kruif, la voluntad divina. Y es para nuestro bien, indudablemente, porque desafiar a Dios y protestar ante la inexorable crueldad de la naturaleza para la comunidad, para con sus hijos, no es posible. Pero, no seremos un verdadero hombre de ciencia si para probar algo no aprendemos a guiarnos por los hechos, abandonando todo posible prejuicio.

Para comprender nuestro mundo y reflexionar sobre nuestro porvenir, será necesario disponer de las historias que corresponden a los múltiples objetos comunes, que nos sirven y nos dominan a la vez. El hombre teme en todas partes que el Sol no se levante, que el mundo llegue a congelarse. Al mismo tiempo, espera que tal ruina advenga y regenere el universo y desea el regreso al punto de partida de un ciclo, a la imagen del eterno movimiento de los astros y de la vida, de la luz y de la sombra, señala Jacques Attali.

Tampoco podemos advertir toda la realidad, porque siempre habrá elementos que quedan fuera.

Nos dice Inmanuel Kant: “No vemos el mundo como es, sino como somos”. Y Michio Kaku pregunta: ¿Existimos dentro del tiempo o el tiempo existe dentro de nosotros? Y que según Sergi Torres, son preguntas que sólo existen y que sólo aparecen en la cabeza de alguien que vive con su corazón abierto a los misterios de la vida.

Nuestro Ser, es ser en el tiempo, donde el tiempo lo habitamos como los peces habitan en el agua. Pero todavía ignoramos cómo funciona el tiempo y su naturaleza sigue siendo el mayor de los misterios. Agregando que cada gota de luz que penetra nuestra ignorancia, lejos de acercarnos a la certeza, nos acerca a la humildad y, lo importante es la apertura mental a lo desconocido, donde encontraremos muchas ideas desafiantes y que todas apuntan a un modelo distinto de la Realidad, que nos ha llevado a darnos cuenta de que en verdad no sabemos nada. Y mientras los seres humanos no conozcamos con absoluta certeza el Misterio Universal, todo lo conocido hasta ahora es tan solo una posibilidad.

El tiempo nace en la mente humana, una construcción mental; por eso las personas con niveles altos de dopamina dilatan su percepción del tiempo. Sus recuerdos son más largos y el tiempo pasa más lento. Donde todo es una posibilidad a la que vamos dando realidad y por eso, la relación mente-tiempo, la conexión con la supra conciencia, viajar en el tiempo o convertirlo en dueño o maestro de tus pensamientos, son también una posibilidad.

Presenta muchas facetas y crea, a la vez que destruye; brinda esperanzas e inspira terror, cosechamos sus productos y sufrimos los efectos de su carestía, nos dice Paul Halper, que a la vez nos pregunta: ¿Cómo podemos describir el tiempo? ¿De qué forma definirlo? ¿Estamos condenados a ver cómo se desliza entre nuestras manos, controlándonos al mismo tiempo, que elude nuestro dominio? ¿Nuestro destino será seguir sirviendo de presa, algo que nunca podemos esperar comprender?

Nos dice Carlo Rovelli, que en busca de lo que ha engendrado el tiempo, encontraremos una a una las piezas de las que se compone el tiempo; no como estructuras elementales de la Realidad, sino como aproximaciones útiles, aspectos de nuestra perspectiva y puede que también aspectos determinantes de lo que somos. Tal vez, el misterio del tiempo atañe más a lo que somos, que lo que atañe al Cosmos. Y que según los poetas: “El amor es lo único que somos capaces de percibir que trasciende las dimensiones del tiempo y del espacio.

Si el universo se expande en el espacio-tiempo, el tiempo también se está expandiendo; donde el Ahora, es la nueva cantidad de tiempo que nace con la expansión del universo. Un manantial de flujo infinito, un instante en constante creación, por lo que experimentar el presente, el aquí y el ahora, es saborear el espacio y tiempo virgen, creado por la continua expansión del universo.

Para Greg Braden, el tiempo es cíclico y repetitivo y, así son también los eventos que suceden en el tiempo, ya que se repiten como las ondas en un estanque. Aplicando el tiempo fractal, a la historia del mundo y de la vida, Braden propone que todo lo que sucede entre las naciones y las relaciones humanas, es un reflejo de los recurrentes ciclos del pasado, que al repetirse, surge como una versión amplificada y más potente de sí mismo, tanto en los grandes eventos mundiales, como en los sucesos personales.

Donde para R. N. Elliot, no sólo es posible reconocer patrones y ciclos en la naturaleza, sino que también para las formas de aplicar sus descubrimientos en el mundo real.

Para Anaximandro, las cosas se transforman una en otra, según necesidad y se hacen mutuamente justicia según el orden del tiempo. Comprender cómo suceden los fenómenos según el orden del tiempo. Y así las ecuaciones de la física, describen cómo cambian las cosas en el tiempo. Toda nuestra física, es la ciencia de cómo evolucionan las cosas, según el orden del tiempo.

Para Einstein, el Sol y la Tierra modifican el espacio y el tiempo que les rodea, igual que un cuerpo que se sumerge en el agua y, la modificación de la estructura del tiempo influye en el movimiento de todos los cuerpos, haciéndolos caer unos sobre otros, por lo que todo cuerpo ralentiza el tiempo en sus inmediaciones. Y si las cosas caen, es debido a esa ralentización del tiempo, donde en la superficie de la Tierra, el movimiento de las cosas se dirige hacia donde el tiempo pasa más lento.

Nos dice Rovelli, que la ralentización del tiempo hace caer las cosas y nos mantiene pegados en el suelo. Que el tiempo transcurre más de prisa en la cima de la montaña y más despacio en el valle o en la playa. Abajo, todos los procesos son más lentos, hay más tiempo que arriba y, pasa más despacio en algunos lugares y más de prisa en otros. No hay dos tiempos, sino montones de ellos, donde hay un tiempo distinto para cada punto del espacio.

No describimos cómo evoluciona el mundo en el tiempo, describimos el evolucionar de las cosas en tiempos locales y, el evolucionar de los tiempos locales, uno con respecto a otro. El mundo es una red de eventos, que influyen unos en otros. Y la física, no describe cómo evolucionan las cosas en el tiempo, sino cómo evolucionan las cosas y los tiempos uno con respecto a otro. Carlo Rovelli, nos dice que: El tiempo ha perdido su unicidad, ya que en cada lugar, el tiempo tiene un ritmo diferente, un distinto transitar, formando una danza común.

El espacio depende de la escala de medida y así, usando una regla cada vez más pequeña en un mismo recorrido, veríamos cómo la distancia se hace cada vez más y más pequeña y tiende a cero. Y, cuanto más personal soy, más división percibo, más fragmentos, porque necesito percibir más división para seguir manteniéndome a mí mismo como un fragmento exclusivo de la conciencia universal.

Para la descripción del tiempo, tenemos al menos dos teorías distintas: la mecánica clásica y la mecánica cuántica y, cuya ambición es la de decirnos cómo el Universo ha evolucionado en el tiempo. Pero ni la clásica a nivel macro, ni la cuántica a nivel micro, operan con objetos cuya velocidad sea cercana a la de la luz. A partir de estas ideas, surgen ciertas preguntas, como la de: ¿Qué es posible? ¿El pasado contiene realmente un anteproyecto del futuro? ¿Hay alguna manera de mirar retrospectivamente en el tiempo para hacernos una idea de lo que podemos esperar en el futuro?

Cada cosa tiene su tiempo Normal, en relación con el sistema del mundo, donde las más antiguas sociedades, ni la prisa ni la lentitud tienen sentido y cada acontecimiento tiene su ritmo, su origen y su duración; donde la posibilidad de enunciar un futuro como una vuelta al pasado, es condición necesaria para la supervivencia. En el interior de cada ciclo, debe transcurrir el tiempo, efectivamente el orden debe agotarse, consumirse y el mundo debe envejecer y que degenere sin límites, nos dice Jacques Attali.

Todo se hunde y para que se reorganice el orden, el tiempo debe cambiar de sentido, el ciclo mismo debe cambiar de duración y así, de ciclo en ciclo en el interior de un mismo orden, sucede que el tiempo de los dioses no se repite y, todo tiempo primero es también tiempo de los Dioses.

Casi en todas partes, se creía que la Luna controlaba la intemperie, provocaba la lluvia y la nieve y era también el Sol un regulador del tiempo y agrimensor del espacio, donde en ciertos cultivos la llegada de la primavera indica la transformación y el paso del invierno a la primavera provoca una ruptura por la que se entreabre el mundo y deja escapar las almas de los muertos, que para apaciguarlos exigen adoraciones y sacrificios, cosechas y arrepentimientos y cuando se calman, vuelven a partir y el mundo queda purificado, para la siguiente estación.

El tiempo chino, está así organizado alrededor de la idea de ritmo, donde el tiempo y el espacio son dos conceptos que se corresponden y están formados, uno por períodos y el otro por regiones y cada una de las partes, tiene un conjunto de atributos propios. Que se distinguen por un conjunto de reglas, donde el espacio y el tiempo son, uno y otro, rítmicos y así, en un ciclo se da vuelta al espacio y al tiempo, nos narra Attali, agregando que toda cultura inicial organiza el tiempo a la vez como irreversible y reversible y toda representación del tiempo depende del orden social que ella estructura.

El tiempo, no se reduce a su medida y tiene una existencia irreductible a su duración, que no es una ordenación o una manera de llamarla, de clasificarla, de arreglarla, de domesticarla. La medida del tiempo cambia con el orden social y en relación con el mundo. Medir el tiempo, permite separar el tiempo en espacios, poner límites a los actos, sincronizar los comportamientos, remplazar lo irreversible insensato con un reversible tranquilizador, circunscribir las cortaduras ahí donde pueda y deba, con el fin de eliminar el pasado y reanudar el ciclo.

El pasado y el futuro son distintos, donde las causas preceden a los efectos y donde no podemos cambiar el pasado, en cambio el futuro es incertidumbre, deseo, inquietud, espacio abierto, quizá destino, podemos vivirlo, elegirlo, porque todavía no es y todo nos es posible; el tiempo no es una línea con dos direcciones iguales, más bien es una flecha, con extremos distintos, nos dice Carlo Rovelli. ¿Qué distingue el pasado y su haber sido, del futuro y, su no haber sido aún entre los pliegues del mecanismo del mundo? ¿Por qué el pasado es tan diferente del futuro?

La concepción bíblica del tiempo, es lineal e histórica, donde el conocimiento de la muerte, va acompañada de la conciencia del tiempo que pasa, o del tiempo lineal. Pero para la fe hindú, los acontecimientos divinos existen fuera del reino del tiempo humano y según esta visión, la historia humana es insignificante. En cambio la religión judía, cristiana y musulmana, ven la historia humana como parte de un proyecto divino, donde las leyes de Dios son entidades dinámicas que se revelan poco a poco y no todas de una vez y, nunca se pone en duda el hecho de que exista un proyecto divino, que se revelan a la humanidad de manera lenta y fragmentada.

En la corriente filosófico-religiosa hermética, la historia del universo, comienza con una conciencia omnipresente, lo que algunos podrían llamar Dios, lo Divino, el Todo, Conciencia Infinita, donde esta esencia es consciente y está en todas partes y nada queda y existe fuera del todo. Y de acuerdo con la historia hermética de la creación, cada uno de nosotros somos copia del universo y así, si llegamos a conocernos a nosotros mismos, podemos conocer el universo; y si trabajamos para crear un cambio en nosotros, podemos provocar un cambio en el universo mayor. De que cada uno de nosotros contiene una versión microscópica de la Mente Única, y la Cosa Única, por lo que nosotros también poseemos grandes poderes creativos. La Mente Creadora, crea el universo entero utilizando como ladrillos los elementos arquetipos.

Para Melisea Tipton, “Reiki” es la Energía Universal y la energía que hace que la vida sea posible y puede interpretarse como tu ser verdadero, porque es una energía espiritual y a la vez nuestro verdadero Ser. Y los estudios de Mikao Usui, lo llevaron a deducir el propósito de final de la vida, que es la de dejar al universo lo que no puedes cambiar y, conservar una conciencia tranquila, sin preocuparte de nada en absoluto; relájate haz tu mejor esfuerzo y después entrega al universo lo que no puedes controlar en lugar de preocuparte hasta agotar tu vida.

Donde la energía del Reiki es universal y está en todo lo que existe, siendo la energía o poder que dio luz al universo, creó el sistema solar y dio lugar a las creaturas de la tierra y las mantuvo en orden. Es la energía del amor, que irradia al universo desde la conciencia más alta.

A lo largo de la vida, muchas situaciones afectan nuestra energía, desde las actividades físicas, pensamientos, y emociones. Todo lo que vivimos, tanto en el ámbito externo, como en nuestro interior, afecta nuestra energía y, sus efectos son una gama tanto provechosos como dañinos, done el Reiki puede entrar a nuestro campo energético, para equilibrar áreas donde la energía es deficiente o excesiva y, no sólo es energía, sino que está impregnada de conciencia divina y es muy poderosa para producir cambios en uno mismo.

Cuando el espacio es estático, nos dice Paul Halpens, el tiempo pierde su significado y carece de flecha direccional. Las antiguas religiones utilizaban el tiempo “cíclico”, como antídoto de la muerte mediante la reencarnación, ya que sin la eterna repetición, nuestro ser es leve y nuestra existencia insignificante, nos dice Milan Kundera. Y donde para Eliade, la transición de la creencia humana desde el tiempo circular hasta el lineal, ha producido un efecto devastador a la vez que desmoralizante, donde al rechazar la tradición y el concepto de los ciclos universales, la vida humana perdió la santidad que implica la eterna repetición.

El tiempo progresivo no puede comprenderse con un esquema logarítmico y, desde varias décadas venimos asistiendo a un interés por un enfoque holístico de la ciencia.

La flecha del tiempo, forma parte del orden del mundo, ya que nació con él, donde parece que el avance del tiempo es un elemento esencial de la organización del mundo. Como si la coherencia de este último, implicara un movimiento más o menos rápido, pero irreversible, del instante pasado al presente y al futuro y, donde todas las estructuras que nos rodean y forman nuestra realidad, son el resultado de procesos históricos concretos.

El universo, parece poseer desde las épocas más remotas todas las propiedades necesarias para permitir que la “materia” acceda a estados de complejidad cada vez más avanzada; donde los físicos y los astrónomos, están muy lejos de darnos respuestas claras sobre el origen y la razón de esta “organización primordial”, completamente esencial, puesto que al fin y al cabo, ésta acaba formando parte de nosotros mismos. Lo que distingue a lo vivo de lo no vivo, no es aquello de que están hechos los organismos, sino el modo en que están compuestos, organizados y que funcionan como un todo.

Cuando una alma sensible y culta, recuerda sus esfuerzos por trazar las grandes líneas de la razón y cuando estudia la historia de su propia cultura, se da cuenta de que en la base de sus certidumbres queda aún el recuerdo de una ignorancia esencial. Y, hay así una falla original de ser intemporal y, la de no despertar siendo uno mismo para permanecer como uno mismo. ¿Qué pondrá orden suficiente en nuestro espíritu, para permitirnos comprender el orden supremo de las cosas, marcándonos con el signo de la Razón Pura?, pregunta Bachelard.

El envejecimiento está integrado en nuestro cuerpo y es regulado por nuestros genes y, a medida que envejecemos el metabolismo natural del cuerpo se empeña en la autodestrucción. Nuestra autodestrucción está programada y los intentos por reforzar las defensas naturales, están lentamente siendo apagadas con la edad. Los genes pueden provocar el envejecimiento, pero el envejecimiento no puede promover las posibilidades futuras de esos genes y, todo lo contrario, el envejecimiento termina la carrera de los genes mismos que la provocaron.

Así, a medida que envejecemos, nos dice Josh Mitteldorf, nuestros genes se vuelven contra nosotros, matando células nerviosas y musculares sanas, permitiendo que la glándula del “Timo” se marchite, lo cual socaba nuestro sistema inmunológico, que de hecho no se aplica a todas las especies, ya que existen animales y plantas que no envejecen. En su realidad, no existe el envejecimiento, porque no viven el tiempo suficiente, para morir de edad avanzada.

El envejecimiento es malo para el individuo, pero es importante para la comunidad, ya que crea oportunidades para los jóvenes y así, promueve el reemplazo poblacional a favor del cambio adaptativo, estabilizando las poblaciones.

Existen cientos de genes que cuando están presentes, acortan la expectativa de vida. Somos todos Eucariontas y compartimos algunos genes, pero ¿Por qué? ¿Por qué la naturaleza a conservado a los genes asesinos que acortan la vida? La respuesta nos dice Mitteldorf, debe reflejar la unidad de la vida. Donde la evolución parece haber protegido y preservado los genes del envejecimiento, como si fueran joyas de la corona, siendo un claro indicativo de que el envejecimiento debe tener una función biológica esencial, donde el cuerpo se está destruyendo a sí mismo de una forma programada y, muchos han reconocido que hoy en día la evolución está pasando por alto algo básico.

Los genetistas han podido aumentar el lapso de vida simplemente deshabilitando ciertos genes, pero el envejecimiento destruye a los organismos que tienen las herramientas para vivir más tiempo y, aunque no preserva al individuo, sí protege y vigoriza a las comunidades que son una parte integral de la sobrevivencia de nuestra especie.

Pero al menos quisiéramos decir en qué puntos recibimos los impulsos más eficaces y, que temas enteramente nuevos aporta el filósofo que quiere meditar en los problemas del tiempo y del instante de la vida. Todo hombre tiene en su vida la hora en que de pronto comprende su propio mensaje, la hora en que el conocimiento revela las reglas, el momento verdaderamente sintético en que, al dar conciencia de lo irracional, el fracaso decisivo a pesar de todo, es el éxito del pensamiento. Por lo demás una intuición no se demuestra sino que se experimenta; y si una verdad no es lo suficientemente sólida para soportar que se le desnaturalice o se le maltrate, no es de especie muy robusta.


PARADOJAS DEL TIEMPO

Escribo para aquellos que quieren tener una relación viva con el saber sin posibles barreras. Para los que piensan que la labor más útil de la cultura es enriquecer nuestras vidas y ayudar a conocernos mejor, donde la cultura es un juego social caracterizado por un conjunto de expectativas y, de expectativas de expectativas, como nos dice D. Schwanitz. Y aunque estás son irreales, pues no pueden comprobarse y ciertas preguntas son tabú, pero en caso de duda, hay que suponer que los demás conocen determinado contenido y no hay que preguntar por éste.

La verdad es siempre más compleja de lo que jamás podremos ver desde nuestra perspectiva finita y, en nuestro estado de conciencia actual nunca estamos al tanto de todos los posibles factores que contribuyeron a una situación, ya que simplemente hay demasiadas partes en movimiento. La verdad es siempre mayor de lo que suponemos y en realidad, tu objetivo aquí en el presente, no tiene relación con buscar las concordancias, como nos dice Melisa Tipton, sino la de tener suficiente espacio, ya que cuando hay suficiente espacio, hay menos necesidad de erradicar la oposición, porque ambos pueden vivir de forma cómoda. Y eres capaz de reconocer que alguien más siente de otra manera, sin que la diferencia impulse tanta comodidad, sólo significa que hay suficiente espacio de opiniones y de que hay suficiente espacio para todo. Y el secreto es que incluso no permite ser parte de ti y que están aquí de cualquier forma, pero encerradas en el subconsciente, donde pueden hacer más daño. Y la ilusión de que sólo existen “Allá Afuera” nos evita tener que aceptar que estas partes también existen dentro de nosotros, ya sean buenas, malas o neutras.

Este esfuerzo para mantener estas fuerzas afuera, se manifiestan con nuestras creencias y opiniones, ya sea intentando convertir a las personas a nuestra forma de ver las cosas y que trata por lo tanto de integrar y juntar las piezas y hacer espacio para que todas existan y, la transformación que no es negar la existencia de las luces de colores, ya que aquí están y podemos verlas alrededor nuestro y, son una faceta de la realidad que debemos aceptar, ser capaces de mantener en nuestra conciencia la existencia del arcoíris y de la luz blanca y comprender que a fin de cuentas, son una sola y misma luz.

Hubo un tiempo en que la filosofía abarcó todos los terrenos posibles, la política, la sociedad, la ética, la buena vida y la naturaleza; pero en términos generales la filosofía sigue siendo interesante en tanto como teoría del conocimiento, ya que su pregunta principal es: ¿Cómo conocemos? Donde los conceptos confieren autoridad para definir normas, vocabularios, problemas, planteamientos y sistemas de referencia. Pero sólo cuando hayamos interiorizado su sistema conceptual y sepamos manejarlo correctamente, podremos ser una figura respetada en su panorama teórico. Y comprenderemos que cuando surgen conflictos, éstos no se deben tanto al interlocutor cuanto a la impenetrabilidad de la misma comunicación, donde los sociólogos nos muestran cómo construimos nuestra realidad y qué papel desempeñan en esta construcción nuestro propia comunicación con los demás, las costumbres, el lenguaje, las instituciones y los roles sociales. Y, sabrá qué conflictos entre los hombres son irresolubles y porqué. Y comprenderemos hasta que punto nuestra realidad es precaria y llena de presupuestos y cuando ya no la comprendemos o la encontramos absurda.

Desde el momento en que el hombre se convierte en ser racional, comienza a filosofar y fue evolucionando y transformándose debido a la ley fundamental de la Dialéctica, con lo que se superó la filosofía idealista y el mecanismo materialista, para dar lugar al Materialismo Dialectico, el Materialismo Histórico y a la Lógica Dialéctica, reconociendo que la verdad cambia, que la verdad de ayer es hoy error y por lo mismo, la de hoy, inservible podrá ser mañana.

¿Cómo medimos la complejidad de un problema? ¿Podremos algún día encontrar soluciones simples para problemas difíciles? ¿Existe lo irresoluble? Se pregunta Luis Fernando Álvarez. La teoría de la Complejidad Computacional aborda estas preguntas y otras similares, muchas de las cuales aún no tienen respuesta; pero existen evidentes aplicaciones prácticas, tales que pueden dar respuesta a estas preguntas, aunque también la teoría arroja luz sobre profundos problemas matemáticos y filosóficos, relacionados con la inteligencia y el conocimiento.

¿Qué es el tiempo? Se preguntó San Agustin de Hiposa, y respondió: Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si alguien me pide que se lo diga, no puedo. ¿Cómo pueden existir el pasado y el futuro, cuando el pasado ya no es y el futuro todavía no lo es? El presente, si fuera siempre presente y nunca se moviera para convertirse en pasado, no sería tiempo, sino eternidad.

En realidad, nadie sabe qué es el tiempo y nadie puede explicar qué es el tiempo. Y nadie puede explicar qué es en términos de algo que en sí mismo no está relacionado con el tiempo y, no puede hacerlo sin usar el concepto en sí mismo. Y para salir de este bucle, los físicos describieron el tiempo como una dimensión del espacio, según Alan Wolf. Y así, el tiempo lineal definido como una flecha, se convirtió en la perspectiva de sentido común en la ciencia moderna y en la vida.

El ahora de nuestra conciencia, se desliza hacia el futuro, transformando los eventos que estaban en su momento en el informe futuro de la realidad concreta pero fugaz del presente y, de allí relegándolos al pasado fijo.

Hoy en día, hay físicos que argumentan que si se ha demostrado que un universo no contradice las leyes de la física, entonces es Real. En suma, no puede haber un hecho objetivo a menos que haya uno subjetivo. Ah, pero el alcance del hombre debería superar su comprensión, ¿O para qué existe el cielo?, nos pregunta Robert Browning.

Los antiguos habían pensado que el firmamento era perfecto y que no variaba, una morada más bien tranquila llena de buenas estrellas y elegantes galaxias desplazándose en espiral; sin embargo de pronto descubrieron que el cosmos es un reino de extraordinaria violencia. Estos esfuerzos son la culminación de una búsqueda que ha durado siglos y que es la de encontrar una respuesta al misterio del espacio y del tiempo.

Einstein, nos demostró que la materia, el espacio y el tiempo, no son entidades separadas sino que más bien están ligadas y producen la fuerza de la gravedad y nos presenta un mundo donde las medidas pueden contraerse, el tiempo puede acelerarse o desacelerar y, la materia puede desaparecer. Y donde según Marcia Bartusiak, casi nadie duda de la existencia de las ondas gravitacionales, pues ya hay evidencia de que estas ondas son reales.

Ian Hinkfuss, afirmaba que la materia es lo que existe en el espacio y perdura en el tiempo. El espacio se percibe, pero no se siente ni se observa ni se oye. Así pues, ¿Qué es el espacio después de todo? Los filósofos de Grecia desarrollaron el concepto de vacío, una vacuidad que permitía una separación de las cosas.

Richard Feyman nos dice: si digo que se comportan como partículas, doy la impresión equivocada; también si digo que se comportan como ondas. Se comportan de un modo que no se parece a nada que hayamos visto antes. Aunque no puede parecerlo, nuestra historia sobre el tiempo no puede completarse sin incluir nuestra historia sobre el espacio y la materia. Porque resulta que el espacio, el tiempo y la materia están íntimamente relacionados. Sobre cómo se relacionan, la llamamos Teoría Cuántica de Campos y los detalles de la historia constituyen el “Modelo Estándar”.

Según la visión védica, Krishna hace de lo imposible una posibilidad, creando la ilusión temporaria llamada Mundo Material, donde podemos olvidarnos de él y disfrutar de ser ilusorios y controladores durante un tiempo. Es decir, que el universo de universos fue creado para que cada uno de nosotros pudiera tener la experiencia de ser como el creador. La materia no está hecha de algo real, según la teoría cuántica de campos, sino de que está hecha de luz en diferentes formas, luz que según Alan Wolf, no va a ninguna parte y no usa el tiempo para hacerlo, sin embargo llena el vasto universo y parece tomarse su tiempo para hacerlo, mientras recorre grandes distancias para mostrarnos lo grande que es el universo.

Si intentamos descubrir la cuarta dimensión, encontraremos un obstáculo insalvable, ya que sin duda podemos calcular espacios de dimensión superior, pero no podemos imaginarlos, ya que estamos confinados en el espacio en que nos encontrábamos cuando empezamos a existir, como si estuviéramos en una prisión. Podemos creer en una dimensión superior, pero no podemos verla.

Lo que Ptolomeo prueba, es que no es posible concebir la existencia de cuatro dimensiones, dentro de nuestro espacio visible. La profundidad de las revoluciones de la geometría de los espacios, de la geometría no-euclidiana y la geometría multidimensional, propició su inclusión en algunos de los debates científico-filosóficos más importantes, entre ellos las cuestiones de la verdad en la ciencia y, el concepto de existencia; ciencia y realidad y la posible existencia de dimensiones superiores, la estructura, funcionamiento e importancia de las matemáticas, el concepto de espacio y sobre todo, una pregunta que se hizo necesaria e incluso evidente: ¿Qué forma tiene nuestro espacio o universo? ¿Es euclidiano o no?

Charles H. Hinton, fue de los convencidos de que era posible visualizar la cuarta dimensión, como también lo creía Poincaré, siendo el principal representante de lo que se conocía como “Filosofía del Hiperespacio” que reflexionaba sobre los espacios de dimensiones superiores y su interacción con otras materias.
Existen en realidad cuatro dimensiones, tres a las que llamamos los tres espacios del Espacio y una cuarta, que es el Tiempo. Hay sin embargo, una tendencia a establecer una distinción imaginaria entre las tres primeras dimensiones y la última, porque sucede que nuestra conciencia se mueve por intermitencias en una dirección a lo largo de la última, es decir, el tiempo, desde el comienzo hasta el fin de nuestras vidas.

El presente y el pasado son tiempos diferentes, por tanto no son ni el mismo tiempo ni al mismo tiempo y, no se puede cambiar el pasado. Y esa es la cuestión fundamental de que el pasado es lo que sucedió y no se puede hacer que no haya sucedido, y es por eso que se llega a decir que: “Ni todos los caballos del rey, ni todos los hombres del rey, podrían conseguir que no haya sucedido lo que ha sucedido, porque es una imposibilidad lógica”.

La posibilidad de que existan dimensiones adicionales, más allá de nuestros sentidos, ha fascinado a todo mundo en todas las épocas. Y aunque pueda parecer imposible trascender las tres dimensiones que configuran nuestra experiencia del mundo, las matemáticas han demostrado lo contrario y nos han abierto los ojos a un universo de apariciones y objetos imposibles, según Ibañez Torres.

Nuestra concepción intuitiva del tiempo es asimétrica. No podemos ir adelante y atrás en el tiempo, como sí podemos en cambio hacerlo en el espacio. Sin embargo, las leyes de la física, sí pueden hacerlo y lo que experimentamos como irreversible es perfectamente reversible para las ecuaciones, ¿Cómo se resuelve, la contradicción? ¿Hay que corregir las ecuaciones? ¿O son nuestras intuiciones más elementales acerca del tiempo las que están equivocadas?
La irreversibilidad del tiempo proyecta una sombra que acompaña cada paso que damos y con él vimos que el pasado y el futuro no existen, más que como recuerdos o expectativas que la razón estima desde el presente, ¿Y qué es el presente? La mínima cantidad de tiempo, indivisible, que vuela del pasado al futuro y, así el tiempo pasa de aquello que aún no es, por aquello que carece de espacio, hacia aquello que ya no es. La vida nos impone un viaje sin retorno, nos dice David Blanco. El ayer se fue, y el mañana no ha llegado. El Hoy se está yendo sin parar. El pasado queda siempre fuera de nuestro alcance y somos incapaces de acelerar el ritmo o de frenar nuestra marcha temporal.

El pasado se extiende como un territorio libre de sorpresas, en contraposición al futuro, que sólo adquiere forma difusa a base de indicios y conjeturas; y un impulso ciego nos arrastra en uno solo de los sentidos, engrosando así los recuerdos, precipitándonos en la incógnita constante del futuro. Dos sucesos que una persona juzga simultáneos, pueden no serlo para otra persona. Hasta el extremo de que para un observador, la extinción de los dinosaurios podría coincidir con otro que ubicamos en un lejano futuro. Y cabría esperar de extender la observación a las ecuaciones fundamentales de la física y, sospechar que saben algo que nosotros pasamos por alto, nos dice David Blanco, ya que no diferencian el pasado del futuro, ya que para ellas los dos sentidos del tiempo ofrecen alternativas equiparables. Las principales leyes de la física se muestran indiferentes a la dirección del tiempo.

En el sistema caótico, las magnitudes físicas, varían de forma errática en el tiempo. En el caos determinista, este comportamiento errático es debido a reglas perfectamente definidas, determinadas. Dos ejemplos característicos de caos determinista son el sistema solar y el tiempo atmosférico.

La ciencia, no es otra cosa sino el intento de encontrar la verdad mediante la observación cuidadosa y el razonamiento razonable. Sin embargo, el observador más hábil puede equivocarse y sólo nos fiaremos de nuestras propias observaciones mil veces repetidas y, únicamente nos atendremos al resultado de nuestros experimentos y nada más. Sin embargo en la ciencia es vital la competencia entre cerebros humanos, ya que cada hombre debe contrarrestar el pensamiento de su prójimo enloquecido por sus propias ideas.

Hay que estar decididos a no aferrarnos a las ideas, abandonándolas tan pronto como encontremos razones para hacerlo. Y en la medida de nuestras fuerzas, poner la verdad frente a nuestros ojos y emplear el poco talento que nos ha sido concedido, en apartar al mundo de sus viejas ideas paganas, caminando en la verdad sin abandonarla jamás.

Y así, vemos que los resultados psicológicos que son famosos, lo son no porque se hayan demostrado rigurosamente, sino porque son interesantes. Los resultados debido a una casualidad tienen más posibilidades de ser sorprendentes, y todavía es más probable que alcancen un nivel contra intuitivo que los hace fascinantes. Así nos dice Harford, el filtro de lo Interesante es poderosísimo y otros sesgos, como publicación y supervivencia, son bastante inofensivos si sólo producen distorsiones leves de nuestra visión del mundo.

En general, cuando hablamos de Dimensiones de un Espacio, nos estamos refiriendo a los Grados de Libertad. Donde un espacio de dimensión Uno, es aquel en el cual sólo podemos movernos en una dirección y tiene un Grado de Libertad, ya sea hacia atrás o hacia delante. Si además podemos movernos a la derecha e izquierda, tendremos dos grados de libertad. Si agregamos un desplazamiento en profundidad y altura, tendremos tres grados de libertad o sea un espacio tridimensional. Y si además es algo que se repite, podríamos añadir el “tiempo” como un nuevo grado de libertad, aunque aquí únicamente nos movemos hacia delante y quizá podríamos hablar del espacio-tiempo de “Cuatro Dimensiones”. Y así, para determinar la posición en un espacio, necesitamos tantos valores numéricos como grados de libertad de dicho espacio.

Para Inmanuel Kant, una ciencia de todas estas posibles clases de espacio, sería sin duda la empresa más relevante que un entendimiento finito podría acometer en el campo de la geometría. Si es posible que existan regiones con otras dimensiones, también es muy probable que Dios las haya traído a la existencia. Tales espacios superiores no pertenecerían sin embargo a nuestro mundo, sino que deben formar mundos separados.

La revolución geométrica del siglo xix, nos dice Raúl Ibañez, iba más allá de la simple formulación de espacios de dimensión superior y, fue clave para que la sociedad se adentrara en el mundo de los espacios multidimensionales. Y así cuando los físicos hablan de la cuarte dimensión, tienden a pensar en el espacio-tiempo tetradimensional, pero para un matemático sin embargo, la pregunta podría ser ¿Puede existir el concepto de espacio de dimensión cuatro?

A pesar de la distancia, quizá infinita, entre realidad y matemáticas, acaban finalmente siendo aplicadas de forma muy satisfactoria y útil en el mundo real. Para los matemáticos, los conceptos matemáticos existen siempre que no sean lógicamente contradictorios. Nuestros sentidos nos evidencian que el universo en el que habitamos, es un espacio de dimensión tres, de manera que si añadimos el tiempo, podremos conseguir que el universo sea tetra dimensional.

En la “Teoría de Cuerdas”, los físicos hablan de modelos que describen que nuestro universo podría existir dentro de un espacio de dimensiones superiores. Desde el punto de vista de la física matemática, queda patente la importancia de trabajar con espacios de dimensión superior y ya Lagrange habla de la mecánica en términos de muchas coordenadas o grados de libertad, incluyendo el tiempo, como una coordenada más.

Posteriormente, Hamiltón reformuló las ecuaciones de la mecánica dentro de los espacios multidisciplinarios, conocidos como Espacios de Configuraciones. Podemos decir que en cualquier rama de la ciencia, se trabaja con espacios multidisciplinarios y, su importancia reside en el hecho de que podemos utilizar las herramientas geométricas y matemáticas para obtener información útil del objeto de estudio, por lo que la cuarta dimensión, tras la revolución geométrica del siglo xix, acabó calando profundamente en la sociedad, ciencia, filosofía y teología.

Podemos decir que al igual que un punto de dimensión cero, divide la recta en dos Semirectas, Derecha e Izquierda. Una recta divide a un plano en dos Semiplanos, Delante y Detrás. El plano divide el espacio de dimensión tres en dos Semiespacios, que podemos llamar Arriba y Abajo; aunque en los demás casos, cuál es cuál, es una simple cuestión de elección.

En general, Ibañez nos dice que un Hiperespacio n-dimensional, dividirá por la mitad el espacio de dimensión n+1 en el que está contenido en dos regiones disjuntas. Y cuando hemos reconocido la existencia de un espacio de cuatro dimensiones, no hay grandes impedimentos para el reconocimiento de un espacio de cinco dimensiones; y así, hasta el espacio de un número infinito de dimensiones.

Para Oupensky, si existiendo la cuarta dimensión fuéramos seres tridimensionales, significaría que no tendríamos existencia física real, que seríamos seres ideales sin materia, así como un punto no tiene longitud en una recta, una recta no tiene anchura en un plano y un plano, no tiene volumen en el espacio tridimensional. Luego, sólo existiríamos en la mente de algún ser superior y supremo y, todos nuestros actos, pensamientos o sentimientos no serían más que producto de ese Ser, donde se desarrolla nuestra artificial existencia al antojo de su imaginación. En resumen, todo es Uno y el Uno, es incognoscible.
Dados los números naturales N y, dada la idea de número, podemos entender que es N, pero si insistimos en el número completo, es decir la lista de todos los números naturales, entonces N nos es inalcanzable, incognoscible.

El tiempo o, el movimiento como una versión local del mismo, nos dice Ibañez, era utilizado como generador de una dimensión distinta a las tres dimensiones espaciales. El espacio-tiempo sería un espacio tridimensional, de donde la parte espacial, vendría dada por el espacio bidimensional y, el tiempo sería una dirección perpendicular a éste.

En el espacio-tiempo estático, comenta Ibañez, cohabitan pasado, presente y futuro; sin embargo, no es posible ver el pasado, ni el futuro, a pesar de que existen y, nuestra percepción del paso del tiempo es un movimiento continuo, hacia delante. Todos los instantes de nuestra vida y de nuestra historia, según David Park, coexisten; y la ilusión del paso del tiempo, es una propiedad del universo observable, pero que no puede ser explicada. Otros piensan que el paso del tiempo es algo subjetivo que sucede en nuestras mentes y, que es posible alcanzar un estado mental en el que cambiemos la ubicación de nuestra conciencia en el espacio-tiempo.

Otro problema interesante, es el problema del Libre Albedrío. Y la objeción común es que el futuro no parece estar completamente determinado por los instantes anteriores y, el hecho de que esté predeterminado, no implica que se pueda predecir, en contra de lo que implicaría la validez del espacio-tiempo continuo. Y, aparentemente implicaría que no tenemos Libre Albedrío de Acción, que nuestros caminos están marcados antes de que seamos conscientes e incluso, de que estamos empezando a caminar.

Normalmente creemos que siempre existen razones internas y externas que explican cualquier hecho y, tenemos la impresión de que todo tiene su causa o, de que no hay nada al azar. Sin embargo, la física nos ha demostrado que existen hechos que pueden suceder o no, sin depender de lo ocurrido en el instante anterior. Una solución al problema del libre albedrío en el espacio-tiempo continuo, es el Universo Ramificado.

En el modelo del universo ramificado, coexisten todos los universos posibles unidos unos con otros, en forma de Ramas; y nuestro universo no es más que uno de los posibles caminos. Donde, en cada instante, un evento Cuántico indeterminado tendrá lugar o no en algún átomo y entonces, el universo o su rama, se dividirá en dos. Eso significa un montón de nuevas ramas por segundo, e infinidad de mundos ramificados. Habrá universos en los que existimos y otros en los que no, e incluso puede haber universos en los que tengamos alas para volar, según Ibañez.

Isaac Newton, aceptó como postulado lo que a primera vista parecía evidente: El tiempo Absoluto. Cierto y matemático, que fluye de manera uniforme por sí mismo y por su propia naturaleza, sin relación con nada externo y, permanece siempre semejante e inmutable. Gottfried Leibniz, consideraba el espacio y el tiempo, como categorías que crea la mente para organizar de manera eficaz las impresiones de los sentidos. El escenario donde se desenvuelven los fenómenos, no tenía entidad real, se trataba de un mero andamio conceptual, apunta David Blanco.

El tiempo físico, se asocia a cada registro y crece a medida que éstos se acumulan, donde si el tiempo retrocede, desaparecen dichos registros. Y en el sentido en el que se consolida nuestra experiencia y, en el que podamos asimilar que los registros coincidan siempre con aquel en el que envejecemos. Y la asimetría en el tiempo, no radica en el mundo sino en nuestro proceso cognitivo y, trasladar la reversibilidad de las ecuaciones fundamentales de la física a la dinámica de todas las partículas que componen el universo, sin excluir las que participan en los procesos mentales, nos obligan a admitir fenómenos cuyo acontecimiento seríamos incapaces de constatar.

Su realidad, según David Blanco, cae por completo fuera de nuestra jurisdicción sensorial y se nos presenta como una especulación inverificable. Y no hay modo de presentar pruebas tangibles a favor o en contra de su existencia. Donde el reconocimiento subjetivo de que el tiempo transcurre, se apoya en una serie de registros con sentido. Pero en un universo caótico, éste adquiere una noción muy pobre del paso del tiempo. Su conciencia se limitaría a constatar una sucesión de impresiones azarosas. Examinaría registro tras registro, incapaz de relacionar entre sí sus particulares accidentes, según Blanco.

Ningún relato emergería de la acumulación anárquica de datos y, no se establecerían patrones ni conexiones causales y la falta de significado, convertiría la constante variedad de los registros en la más perfecta monotonía. Y el análisis del archivo de memoria, no promovería expectativa alguna acerca de los venideros registros. Y en esta situación, la flecha del tiempo se desvanece y el presente se convierte en el punto de inflexión de un caos simétrico, donde futuro y pasado se miran en el espejo.

En un mundo que ejercitase toda la libertad que prometen las ecuaciones físicas, la armonía brotaría gracias al azar y, se perdería por su culpa y surgirían extrañas estructuras fugaces, cuya organización se desharía en un instante y no podría armarse ninguna narración con sentido, ninguna noción de progreso y de hecho, nadie establecería distinciones entre orden y azar. Y nuestra mente no tendría lugar o si la casualidad la fraguara, sería tan efímera como una burbuja. Planteada en estos términos, la paradoja de la flecha del tiempo, las interrogantes de Blanco, son acerca de la arquitectura y la historia del universo. Y ¿Por qué no impera un caos indiferente? ¿Por qué el universo evolucionó a través de una determinada sucesión de episodios, que componen un vastísimo relato y, qué infinidad de pequeñas o grandes reversiones espontáneas, no han deshecho? ¿Por qué han cuajado las estructuras complejas y se han preservado?

El viaje en el tiempo es imposible, porque viajar al pasado y matar a tu abuelo, tú como asesino, nunca habrías llegado a nacer. Y es James Gleick, quien nos dice que nos hallamos en el terreno de la lógica y, que no hay que olvidar que es distinto al terreno de la realidad. Así, una misma cosa puede ser lógicamente posible, pero empíricamente imposible.

Para Soren Kierkegaard, esto parece una Paradoja. Pero no debe pensarse mal de la paradoja, porque la paradoja es la pasión del pensamiento y, un pensador sin paradoja, es como un amante sin pasión; un tipo mediocre.

Las paradojas se multiplican, pero examinarlas con atención, acaban siendo todas la misma. Sólo hay una paradoja, que viste ropajes diferentes dependiendo de la ocasión. Todas las paradojas son bucles temporales y, todas nos obligan a pensar en la Causalidad. Y la pregunta es: ¿Puede un efecto preceder a su causa?

Por definición: Una Causa es un objeto seguido por otro. No obstante, no se nos da muy bien entender las causas. Y fue Aristóteles quien creó niveles de complejidad que han causado confusión, al distinguir cuatro tipos de causas: La Eficiente, La Formal, La Material y La Final. Sin embargo, otros no querrían debatir sobre las relaciones causales, sin mencionar: La Inmaterial, La Trascendencia, La Individuación, La Áridad, Las Causas Híbridas, Las Causas Probabilísticas y las Cadenas Causales.

Pero en cualquier caso, si se analiza detenidamente, no hay nada que tenga “Una Causa Única”, inequívoca e incontrovertible. Todos los razonamientos que se refieren a hechos, parecen fundarse en la relación de causa y efecto. Pero Hume, descubrió que los razonamientos nunca eran fáciles ni seguros y, lo único que se podía afirmar con certeza, era la de que: “Una Causa es un objeto, seguido por otro”. Y la razón por la que la física ha dejado de buscar las Causas, es porque en realidad, no existen.

Creo que Ley de la Causalidad, nos dice Gleick, como mucho de lo que dan por bueno los filósofos, es una reliquia de una época pasada que sobrevive, sólo porque se supone erróneamente que no hace ningún daño. Según Hume: Todos los razonamiento que se refieren a los hechos, parecen fundarse en la relación de Causalidad y Efecto y, las líneas de la Causalidad están por todas partes, unas son cortas y otras débiles, invisibles, entrelazadas e ineludibles. Todos ellos discurren en una dirección, del pasado al futuro.

Se dice que Bertrand Russell se percato de que cuando los físicos escriben sus leyes en el lenguaje matemático, El Tiempo, no posee una direccionalidad inherente; es decir que “La Ley no diferencia el pasado del futuro y, así vio que “El Futuro” determina el pasado de la misma forma y que exactamente “El Pasado” determina el Futuro. Pero se nos dice que no podemos alterar el pasado, mientras que sí podemos alterar hasta cierto punto el futuro. Opinión que se basa en errores sobre la Causalidad. Si el pasado no se puede cambiar, ¿El Futuro, tampoco se puede cambiar?

Y nos dice el filósofo Mario Bunge, que la adopción de un sistema filosófico para abordar una situación, no suele resultar de una larga y angustiosa deliberación, sino más bien, de una combinación de predisposición con necesidad y oportunidad; que son los que suelen aceptarse o rechazarse, en todo o en parte, sin emplear criterios claros y objetivos. La evolución de esas teorías suele ser intuitiva, utilitaria o incluso emotiva. Y en definitiva, según Bunge, las teorías filosóficas no suelen adoptarse o rechazarse por sus meritos conceptuales, empíricos o morales, sino por tradición, interés político o afinidad temperamental; ninguna de las cuales es una buena razón. Una teoría filosófica vale en cuanto ayuda a conocer, actuar, conservar nuestra herencia común y convivir.

A lo que señala Hania Czajkowski S.: Comprendí que nadie lograba expresar sus pensamientos, porque todas las disputas giran en torno a destruir los argumentos del otro. La mayor cantidad de víctimas fatales, es provocada por la epidemia de “Insatisfacción”. Y estos datos deben ser conocidos a fin de evitar contagios. Advertimos a la población que esta lamentable epidemia debe ser vigorosamente controlada, ya que parecen no hacer efecto sobre la enfermedad los medicamentos más fuertes que están siendo distribuidos desde donde se encuentran los recursos tecnológicos.

Es en física, con la Gravedad Cuántica, que se trata de comprender y dar un sentido coherente al mundo sin tiempo. Donde debe de haber algo que dé origen al tiempo que conocemos, con su orden: su pasado distinto del futuro y su tranquilo fluir, ya que de algún modo, nuestro tiempo tiene que emerger a nuestro alrededor, a nuestra escala y para nosotros. Encontrar una a una las piezas de las que se compone el tiempo, no como estructuras elementales de la realidad, sino como aproximaciones útiles para nosotros los mortales, con aspectos de nuestra perspectiva y tal vez determinantes de lo que somos. Y tal vez el misterio del tiempo, atañe más a lo que somos de lo que atañe al cosmos, guiándonos hasta el gran océano nocturno y estrellado de lo que todavía ignoramos, como nos dice Rovelli.

Uno de los objetivos de las ciencias físicas, ha sido aportar una descripción exacta del mundo material. Un logro de la física del siglo XX, ha sido demostrar que ese objetivo es inalcanzable. Pero lo que ahora ha hecho la física, es mostrarnos que éste es el único método de conocimiento y, no existe un conocimiento Absoluto. Y aquellos que lo afirman, ya sean científicos o dogmáticos, están abriendo la puerta a la tragedia, nos dice Jacob Bronowski.

Toda información es imperfecta y tenemos que manejarla con humildad. Esa es la condición humana y eso es lo que dice la física cuántica, literalmente. Nos hallamos pues cara a cara frente a la paradoja crucial del conocimiento, donde parece que estuviéramos persiguiendo un objeto que se aleja de nosotros hacia el infinito cada vez que lo vemos en el horizonte. La paradoja del conocimiento, no está limitada a la escala atómica; todo lo contrario, es igualmente consciente a escala del hombre e incluso a escala de las estrellas.

Los errores están indisolublemente unidos a la naturaleza del conocimiento humano. Los enigmas de las partículas subatómicas, son enigmas mentales y eso no requiere de cálculos, sino de introspección, imaginación… Y si lo preferimos, nos dice Bronowski, de la Metafísica. Por su parte, Max Born nos dice: Estoy ahora convencido de que la física teórica es realmente filosofía. De que las nuevas ideas de la física, tenían que ver con una visión diferente de la realidad, ya que el mundo no es una colección fija y concreta de objetos, porque no podemos separar del todo, lo que son de la percepción que tenemos de ellos. Cambia ante nuestra mirada, interactúa con nosotros y, el conocimiento que atesora es el que interpretamos.

No existe forma posible de intercambiar información que no exija un enjuiciamiento. Sean cuales sean las unidades fundamentales, a partir de las que se crea el mundo, son más discretas, más fugaces, más sorprendentes que lo que atrapamos con nuestros sentidos. El principio de Incertidumbre de Heisenberg, en cierto sentido, es un principio sólido en nuestro día a día. Sabemos que no podemos esperar que el mundo sea exacto, ya que en el acto de reconocimiento, se lleva a cabo un juicio con una zona de tolerancia o de incertidumbre y, no hay acontecimiento que pueda describirse con absoluta certeza, es decir con tolerancia cero.

Tanto en ciencia como fuera de ella, no somos inciertos; nuestro conocimiento está simplemente delimitado dentro de cierta tolerancia y, se ha entendido de que el intercambio de información entre el hombre y la naturaleza y entre los mismos hombres, puede llevarse a cabo dentro de cierta tolerancia. Todo conocimiento, toda información entre los seres humanos, sólo puede ser intercambiada dentro de un marco de tolerancia. Y eso es cierto en cualquier forma de pensamiento que aspire a constituir un dogma.

Cuando la gente cree firmemente que es poseedora del conocimiento absoluto, sin ponerlo a prueba a través de la realidad, es lo que hacen los hombres cuando aspiran a tener un conocimiento propio de los dioses. La ciencia, es una forma muy humana de conocimiento y donde estamos, siempre en el umbral de lo conocido, siempre sentimos que hemos de ir tras lo que se puede esperar, ya que cada juicio hecho en la ciencia, está erigido en el límite del error y, es personal. La ciencia es un tributo a lo que podemos saber, a pesar de que somos falibles. Tenemos que curarnos nosotros mismos de esa ansia de conocimiento absoluto y de poder. Tenemos que estar en contacto con las personas, nos dice Bronowski.

Según el Bhagavad Gita, Krishna nos dice: “El tiempo soy yo”, bajo mi influencia y mi presencia como tiempo eterno, la manifestación cósmica que ves a tu alrededor se crea, se mantiene y se aniquila a intervalos regulares, a mi antojo. El tiempo, la creación y la aniquilación, son compañeros íntimos en la producción del espectáculo cósmico de luz.

El tiempo controla y domina a todos los seres encarnados a través del nacimiento, crecimiento, mantenimiento, reproducción, deterioro y muerte. El apogeo y la caída de las civilizaciones, sigue el mismo patrón. Como el tiempo devora imperceptiblemente la duración de la existencia de cada uno, uno debe usar la vida con cuidado y adecuadamente. Emplear el tiempo para buscar la Verdad Absoluta, es el mejor uso práctico que podamos dar al tiempo, ya que del espacio, el tiempo y la materia, el tiempo es el más simple. Sin embargo, el más misterioso de todos, según Fred Alan Wolf.

El tiempo pasa de un modo diferente según nuestra situación en el cosmos. El tiempo es relativo al tipo de cuerpo que ocupamos y, en la Teoría de la Relatividad Especial, aprendemos que el tiempo y el espacio ya no están separados y que un nuevo escenario para este espectáculo de luz, deben reunir los lugares separados en uno llamado espacio-tiempo, donde podemos probar que el intervalo que separa los eventos observados, puede ser tan largo o tan breve como uno podría imaginar, de acuerdo con cómo los observadores de estos eventos se muevan, en relación con la velocidad de la luz y, hacia cada uno de ellos.

Einstein, se dio cuenta que el tiempo no transcurre de manera uniforme, sino que el tiempo pasa más despacio en algunos lugares y más de prisa en otros. Así, el tiempo transcurre más de prisa en la montaña y más despacio en el llano. Y al cabo de algunos años, según Rovelli, las personas de la llanura ha vivido menos y ha envejecido menos, ha dispuesto de menos tiempo, las plantas han crecido menos. En las partes bajas hay menos tiempo que arriba.

Einstein imaginó que el Sol y la Tierra modifican el espacio y el tiempo que les rodea y, que a su vez la modificación de la estructura del tiempo influye en el movimiento de todos los cuerpos, haciéndolos caer unos sobre los otros. Las cosas caen hacia abajo, porque abajo, el tiempo se ve ralentizado por la Tierra. Y si los pies se adhieren al suelo, es porque todo nuestro cuerpo se dirige de manera natural hacia allí donde el tiempo pasa más despacio y, el tiempo discurre más lentamente para nuestros pies que para nuestra cabeza.

Pero no hay un tiempo más real que el otro, y la física es la ciencia que se encarga de estudiar cómo evolucionan las cosas, según el orden del tiempo. Y sus ecuaciones nos dicen cómo cambiar las cosas a medida que pasa el tiempo medido por un reloj. Y el hecho de que el tiempo transcurra a diferentes velocidades en diferentes lugares, donde la diferencia entre pasado y futuro y entre causa y efecto, entre memoria y esperanza, entre remordimiento e intención, según Rovelli, no existe en las leyes elementales que describen los mecanismos del mundo. Y quizá una de las raíces profundas de la ciencia, sea también saber ver más allá de lo visible.

En las leyes del mundo mecánico, las ecuaciones de la electricidad y el magnetismo, las de la gravedad relativista y las de la mecánica cuántica, ninguna hace diferencias entre el pasado del futuro. Y si permiten una secuencia determinada de eventos, también permiten que la misma secuencia se desarrolle hacia atrás en el tiempo. Y así en las ecuaciones elementales del mundo, “La Flecha del Tiempo, sólo aparece cuando hay calor, por lo que el Vínculo entre tiempo y calor, es profundo. Y, cada vez que se manifiesta una diferencia entre pasado y futuro, hay calor de por medio y, sólo donde hay calor hay diferenciación entre pasado y futuro”.

Uno de los mayores enigmas de la cosmología es de dónde procede la organización y, en qué forma el Big Bang representa organización.


UN TIEMPO IMPERFECTO

Muchas preguntas fundamentales para la comprensión del universo. quedan sin respuesta porque no nos atrevemos a formularlas. Y todos nos hemos planteado alguna vez algo acerca del tiempo: de si tiene un principio y cómo fue que apareció en el universo. Y, cuál es su futuro en un pasado irreversible de nuestro universo. Vivimos una revolución científica y las consecuencias de esta revolución, atañen no sólo a la física, sino también a la biología, la química, la ecología y, el saber el lugar que ocupamos en el universo.

Jacques Monod, trata con rigor y coherencia las consecuencias filosóficas de la ciencia clásica que pretende determinar las leyes universales de una naturaleza, vista como el modelo mecanicista del mundo. Sin embargo, Prigogine nos ofrece una imagen muy distinta, donde la irreversibilidad es fuente de orden y, es creadora de organización. Y junto con el tiempo, se puede construir una nueva relación del hombre con la naturaleza. Por lo que ya es hora de que asumamos los riesgos de la aventura humana. Para nuevas alianzas y por tanto tiempo ignoradas entre la historia del hombre, de su sociedad, de sus saberes y la aventura exploradora de la naturaleza, un proceso abierto de producción y de invención en un mundo objetivo, productivo e inventivo, donde según Laplace, Dios ya no es una hipótesis necesaria.

Donde, el universo accesible ha estallado y, el tiempo adquiere una nueva imagen. Donde Darwin, nos ha enseñado que estamos inmersos en una evolución biológica y Einstein, de que estamos inmersos en un universo en evolución. Y es Prigogine, quien empieza a considerar el papel esencial de los fenómenos irreversibles en los seres vivientes, que lo llevará al concepto de “Estructuras Disipativas”, al darse cuenta de que al lado de las estructuras clásicas del equilibrio, aparecen también estructuras disipativas coherentes, alejadas del equilibrio y del papel fundamental de la irreversibilidad en los procesos de autoorganización espontánea.

Según Prigogine, en condiciones alejadas del equilibrio, la materia tiene la capacidad de percibir diferencias en el mundo exterior y, de reaccionar con grandes efectos a pequeñas fluctuaciones. Y, sugiere la posibilidad de una analogía con los sistemas sociales y con la historia. Prigogine ha precisado la forma en que las fluctuaciones fortuitas pueden conducir a unos estados crecientes de orden en algunos casos y, a un desorden creciente en otros, demostrando cómo pueden surgir determinados patrones de manifestación a partir de un comportamiento totalmente caótico.

Su descripción de la creación del orden, a partir del caos, presenta cierta analogías con la teoría de la selección natural de Darwin, donde las especies presentan y experimentan fluctuaciones aleatorias que se deben a su entorno; donde si éstas no son demasiado grandes, la especie tiende a permanecer estable, reproduciéndose sin variaciones importantes. Pero si existen fluctuaciones grandes, se presentan dos alternativas, donde la nueva variación se ajusta mejor que la especie original y, se propaga de forma más prolifera. Y, se dice que ha evolucionado a una forma superior, pero si está mal ajustada, la especie se extinguirá.

Todo, según Prigogine, reside en su idea de una serie de estados dispuestos por orden de complejidad, ya sea un sistema físico, biológico o químico. Y así, la complejidad puede evolucionar de forma espontánea a partir del caos, mediante un proceso evolutivo. Y lo que ocurre, es que las fluctuaciones aleatorias pueden impulsar al sistema hacia nuevas Islas de Estabilidad y Nuevas Configuraciones, que Son Estables, pero más Complejas que las originales.

Halpen, nos dice que solamente a través de la teoría cuántica sabremos entender los temas relacionados de la desintegración, la estabilidad y la fluctuación; por lo que la naturaleza de la forma del tiempo,, sigue siendo un problema por resolver. Y según Hawkings en el interior de un Agujero Negro, existe una región donde el espacio y el tiempo se invierten en sus papeles y, se encuentra una anomalía matemática llamada “Singularidad del Espacio-Tiempo”, algo que nadie sabe interpretar en términos físicos, ya que si un objeto tropieza con una singularidad, simplemente desaparece.

Las implicaciones científicas en el concepto de estructura disipativa, se han ampliado a otros campos como la biología y la meteorología. Y en lo referente al tiempo, para Einstein, “El tiempo no está en la física”, coincidiendo con Bergson y Heideger, de que el tiempo no puede ser objeto de la ciencia, porque es demasiado complejo para la ciencia. Pero estamos entrando a un período de resistematización conceptual y vemos los fenómenos irreversibles en la naturaleza y, comprendemos el papel constructivo de los fenómenos irreversibles: el de cómo se forman estructuras y cómo algunas regiones del espacio se organizan. Y nuestra tarea debe ser la de incorporarla en la estructura fundamental de la ciencia, reconociendo a su vez la importancia del tiempo, donde deberíamos considerar el tiempo como aquello que conduce al hombre y, no al hombre como creador del tiempo.

Para Jhon A. Wheeler, es el observador, el hombre, la conciencia, lo que crea el tiempo, el cual no existiría en un universo sin hombres y sin conciencia.

¿El tiempo es esencial, tal como pensaba Bergson o, es accesorio como pensaba Einstein? Para Prigogine, el tiempo sí es un objeto de la ciencia y ha de tener su lugar en la estructura de la ciencia moderna. Y este lugar es fundamental y es el primero a considerar. Donde hay que pensar en el universo como una evolución irreversible, donde la irreversibilidad y la simplicidad clásica resultan casos particulares y, de que la ciencia es hecha por el hombre, que es a su vez parte de la naturaleza que describe y que debe unir el hombre a la naturaleza, encontrando estos vínculos. Y donde el tiempo es uno de ellos, ya que el hombre proviene del tiempo, ya que si el hombre fuera quién creara el tiempo, el tiempo sería una pantalla entre el hombre y la naturaleza.

En estas conclusiones, el futuro del universo no está determinado. Y el mensaje del segundo principio de la termodinámica, es que nunca podemos predecir el futuro de un sistema complejo, ya que el futuro está abierto. Y esta apertura se aplica tanto a los sistemas físicos de las partículas como al sistema del universo en que existimos. Pero lo que vemos en la evolución biológica y en la evolución de la sociedad, es una historia natural del tiempo.

Normalmente, concebimos el tiempo como algo sencillo y fundamental, que discurre de manera uniforme e indiferente a todo, desde el pasado al futuro y, donde el pasado es fijo y el futuro abierto. Todo eso, nos dice Carlo Rivelli, se ha revelado falso, donde sus aspectos característicos han resultado ser sólo aproximaciones, errores debido a la perspectiva de análisis.

El tiempo, en su apresurada sucesión de segundos, horas y años, que nos lanza hacia la vida y, luego nos arrastra hacia la Nada. Nuestro Ser, es ser en el tiempo, su arrullo nos alimenta y nos abre al mundo. Pero las cosas son más complejas, ya que la Realidad suele ser distinta de lo que parece. Y así también la estructura del Tiempo, que tampoco es lo que parece. Sin embargo, todavía ignoramos cómo funciona de verdad el tiempo. Y sigue siendo el mayor de los misterios. Y el descubrir que no es como pensábamos, plantea miles de preguntas.

Para Carlo Roveli, “La Realidad suele ser distinta de lo que parece”, donde el flujo del tiempo es un aspecto esencial de nuestra percepción del mundo. Y la Causalidad, es otro aspecto esencial en esa percepción del mundo.

Agregando que: “No debemos avergonzarnos de la admiración y el asombro que nos causa la naturaleza, tan llena de sucesos desconcertantes y de cosas imposibles”. Así, el tiempo del hombre es el de su vida misma. Él fija su horizonte y rige su destino. Él traza el cuadro de sus empresas y de sus ambiciones. Dinastía, fiesta, recolección, poderío, se representan en la decoración que él monta y, al ritmo que el mide. Siempre ambiguo, es a la vez fuente de muerte y de vida, nos agrega Michel de Montaigne.

Las formas del tiempo, se entrelazan en complejos arabescos, en interferencias refinadas. Nada resulta inesperado, las genealogías de todos los objetos se inscriben en las que son propias de las sociedades y de las culturas, donde toman forma, las explican y desarrollan, a la vez en historias múltiples y ambiguas. Y de estos entrelazamientos, nace la multiplicidad de las lecturas posibles de nuestro tiempo.

La vida se alimenta de la vida, es cruel, pero es según Paul de Kruif, la voluntad divina. Y es para nuestro bien, indudablemente, porque desafiar a Dios y protestar ante la inexorable crueldad de la naturaleza para la comunidad, para con sus hijos, no es posible. Pero no seremos un verdadero hombre de ciencia, si para probar algo no aprendemos a guiarnos por los hechos, abandonando todo posible prejuicio.

Para comprender nuestro mundo y reflexionar sobre nuestro porvenir, será necesario disponer de las historias que corresponden a los múltiples objetos comunes que nos sirven y nos dominan a la vez. El hombre teme en todas partes, que el Sol no se levante, que el mundo llegue a congelarse. Al mismo tiempo, espera que tal ruina advenga y regenere el universo y, desea el regreso al punto de partida de un ciclo, a la imagen del eterno movimiento de los astros y de la vida, de la luz y de la sombra, señala Jacques Attali.

Tampoco podemos advertir toda la realidad, porque siempre habrá elementos que quedan fuera

Inmanuel Kant, nos dice: “No vemos el mundo como es, sino como somos”. Y Michio Kaku pregunta: ¿Existimos dentro del tiempo o el tiempo existe dentro de nosotros? Y según Sergi Torres, son preguntas que sólo existen y que sólo aparecen en la cabeza de alguien que vive con su corazón abierto a los misterios de la vida.

Nuestro Ser, es ser en el tiempo, donde el tiempo lo habitamos como los peces habitan en el agua. Pero todavía ignoramos cómo funciona el tiempo y su naturaleza sigue siendo el mayor de los misterios. Agregando que cada gota de luz que penetra nuestra ignorancia, lejos de acercarnos a la certeza, nos acerca a la humildad. Y lo importante es la apertura mental a lo desconocido, donde encontraremos muchas ideas desafiantes y todas apuntan a un modelo distinto de la Realidad, que nos ha llevado a darnos cuenta de que en verdad, no sabemos nada. Y mientras los seres humanos no conozcamos con absoluta certeza el Misterio Universal, todo lo conocido hasta ahora es tan sólo una posibilidad.

El tiempo nace en la mente humana, una construcción mental, por eso las personas con niveles altos de dopamina dilatan su percepción del tiempo. Sus recuerdos son más largos y el tiempo pasa más lento. Donde todo es una posibilidad a la que vamos dando realidad y por eso, la relación mente-tiempo, la conexión con la supra conciencia, viajar en el tiempo o convertirlo en dueño o maestro de tus pensamientos, son también una posibilidad.

Presenta muchas facetas y, crea a la vez que destruye, brinda esperanzas e inspira terror, cosechamos sus productos y sufrimos los efectos de su carestía, nos dice Paul Halper, que a la vez nos pregunta: ¿Cómo podemos describir el tiempo? ¿De qué forma definirlo? ¿Estamos condenados a ver cómo se desliza entre nuestras manos, controlándonos al mismo tiempo y que elude nuestro dominio? ¿Nuestro destino será seguir sirviendo de presa, algo que nunca podemos esperar comprender?

Nos dice Carlo Rovelli, que en la búsqueda de lo que ha engendrado el tiempo, encontraremos una a una las piezas de las que se compone el tiempo, no como estructuras elementales de la Realidad, sino como aproximaciones útiles, aspectos de nuestra perspectiva y, puede que también aspectos determinantes de lo que somos. Tal vez, el misterio del tiempo atañe más a lo que somos, que lo que atañe al Cosmos.

Si el universo se expande en el espacio-tiempo, el tiempo también se está expandiendo, donde el Ahora, es la nueva cantidad de tiempo que nace con la expansión del universo. Un manantial de flujo infinito, un instante en constante creación, por lo que experimentar el presente, el aquí y el ahora, es saborear el espacio y tiempo virgen, creado por la continua expansión del universo.

Para Greg Braden, el tiempo es cíclico y repetitivo y, así son también los eventos que suceden en el tiempo, ya que se repiten como las ondas en un estanque. Aplicando el tiempo fractal a la historia del mundo y de la vida, Braden propone que todo lo que sucede entre las naciones y las relaciones humanas, es un reflejo de los recurrentes ciclos del pasado, que al repetirse, surge como una versión amplificada y más potente de sí mismo, tanto en los grandes eventos mundiales, como en los sucesos personales.

Donde para R. N. Elliot, no sólo es posible reconocer patrones y ciclos en la naturaleza, sino que también para las formas de aplicar sus descubrimientos en el mundo real.

Para Anaximandro, las cosas se transforman una en otra según necesidad y, se hacen mutuamente justicia según el orden del tiempo. Y así comprender cómo suceden los fenómenos según el orden del tiempo. Así, las ecuaciones de la física describen cómo cambian las cosas en el tiempo. Toda nuestra física es la ciencia de cómo evolucionan las cosas según el orden del tiempo.

Para Einstein, El Sol y la Tierra modifican el espacio y el tiempo que les rodea, igual que un cuerpo que se sumerge en el agua y, la modificación de la estructura del tiempo influye en el movimiento de todos los cuerpos, haciéndolos caer unos sobre otros, por lo que todo cuerpo ralentiza el tiempo en sus inmediaciones. Y si las cosas caen, es debido a esa ralentización del tiempo, donde en la superficie de la Tierra, el movimiento de las cosas se dirige hacia donde el tiempo pasa más lento.

Rovelli, nos dice que la ralentización del tiempo hace caer las cosas y nos mantiene pegados en el suelo. Que el tiempo transcurre más de prisa en la cima de la montaña y más despacio en el valle o en la playa. Abajo todos los procesos son más lentos, hay más tiempo que arriba y pasa más despacio en algunos lugares y más de prisa en otros. No hay dos tiempos, sino montones de ellos, donde hay un tiempo distinto para cada punto del espacio.

No describimos cómo evoluciona el mundo en el tiempo, describimos el evolucionar de las cosas en tiempos locales y, el evolucionar de los tiempos locales, uno con respecto a otro. El mundo es una red de eventos que influyen unos en otros. Y la física no describe cómo evolucionan las cosas en el tiempo, sino cómo evolucionan las cosas y los tiempos uno con respecto a otro. Carlo Rovelli nos dice que: El tiempo ha perdido su unicidad, ya que en cada lugar, el tiempo tiene un ritmo diferente, un distinto transitar, formando una danza común.

El espacio depende de la escala de medida y usando una regla cada vez más pequeña en un mismo recorrido, veríamos cómo la distancia se hace cada vez más y más pequeña y tiende a cero. Y cuanto más personal soy, más división percibo, más la fragmento, porque necesito percibir más división para seguir manteniéndome a mí mismo como un fragmento exclusivo de la conciencia universal.

Para la descripción del tiempo, tenemos al menos dos teorías distintas: la mecánica clásica y la mecánica cuántica, cuya ambición es la de decirnos cómo el Universo ha evolucionado en el tiempo. Pero ni la clásica a nivel macro, ni la cuántica a nivel micro, operan con objetos cuya velocidad sea cercana a la de la luz. A partir de estas ideas, surgen ciertas preguntas, como la de: ¿Qué es posible? ¿El pasado contiene realmente un anteproyecto del futuro? ¿Hay alguna manera de mirar retrospectivamente en el tiempo para hacernos una idea de lo que podemos esperar en el futuro?

Cada cosa tiene su tiempo Normal, en relación con el sistema del mundo donde las más antiguas sociedades, ni la prisa ni la lentitud tienen sentido y cada acontecimiento tiene su ritmo, su origen y su duración. Donde la posibilidad de enunciar un futuro como una vuelta al pasado es condición necesaria para la supervivencia. En el interior de cada ciclo, debe transcurrir el tiempo efectivamente y el orden debe agotarse, consumirse y, el mundo debe envejecer y que degenere sin límites, nos dice Jacques Attali.

Todo se hunde y, para que se reorganice el orden, el tiempo debe cambiar de sentido, el ciclo mismo debe cambiar de duración y así, de ciclo en ciclo en el interior de un mismo orden, sucede que el tiempo de los dioses no se repite y, todo tiempo primero es también tiempo de los Dioses.

Casi en todas partes, se creía que la Luna controlaba la intemperie, provocaba la lluvia y la nieve. Y el Sol, también un regulador del tiempo y agrimensor del espacio, donde en ciertos cultivos, la llegada de la primavera indica la transformación y el paso del invierno a la primavera, provoca una ruptura por la que se entreabre el mundo y deja escapar las almas de los muertos y, que para apaciguarlos exigen adoraciones y sacrificios, cosechas y arrepentimientos y cuando se calman, vuelven a partir y el mundo queda purificado, para la siguiente estación.

El tiempo chino está así organizado alrededor de la idea de ritmo, donde el tiempo y el espacio son dos conceptos que se corresponden y están formados, uno por períodos y el otro por regiones y, cada una de las partes tiene un conjunto de atributos propios. Que se distinguen por un conjunto de reglas, donde el espacio y el tiempo son, uno y otro, rítmicos y así, en un ciclo se da vuelta al espacio y al tiempo, nos narra Attali, agregando que toda cultura inicial organiza el tiempo a la vez como irreversible y reversible y toda representación del tiempo depende del orden social que ella estructura.

El tiempo no se reduce a su medida y tiene una existencia irreductible a su duración y, que no es una ordenación o una manera de llamarla, de clasificarla, de arreglarla, de domesticarla. La medida del tiempo cambia con el orden social y en relación con el mundo. Medir el tiempo permite separar el tiempo en espacios, poner límites a los actos, sincronizar los comportamientos, remplazar lo irreversible insensato con un reversible tranquilizador, circunscribir las cortaduras ahí donde pueda y deba, con el fin de eliminar el pasado y reanudar el ciclo.

El pasado y el futuro son distintos, donde las causas preceden a los efectos y, donde no podemos cambiar el pasado. En cambio el futuro es incertidumbre, deseo, inquietud, espacio abierto, quizá destino, podemos vivirlo, elegirlo, porque todavía no es y todo nos es posible. El tiempo no es una línea con dos direcciones iguales, más bien es una flecha, con extremos distintos, nos dice Carlo Rovelli. ¿Qué distingue el pasado y su haber sido, del futuro, y su no haber sido aún entre los pliegues del mecanismo del mundo? ¿Por qué el pasado es tan diferente del futuro?

La concepción bíblica del tiempo, es lineal e histórica, donde el conocimiento de la muerte, va acompañada de la conciencia del tiempo que pasa o, del tiempo lineal. Pero para la fe hindú, los acontecimientos divinos existen fuera del reino del tiempo humano y según esta visión, la historia humana es insignificante. En cambio la religión judía, cristiana y musulmana, ven la historia humana como parte de un proyecto divino, donde las leyes de Dios son entidades dinámicas que se revelan poco a poco y no todas de una vez y, nunca se pone en duda el hecho de que exista un proyecto divino de que se revelen a la humanidad de manera lenta y fragmentada.

Cuando el espacio es estático, el tiempo pico de su significado carece de flecha direccional. Las antiguas religiones utilizaban el tiempo “cíclico”, como antídoto de la muerte mediante la reencarnación, ya que sin la eterna repetición, nuestro ser es leve y nuestra existencia insignificante, nos dice Milan Kundera. Y donde para Eliade, la transición de la creencia humana desde el tiempo circular hasta el lineal, ha producido un efecto devastador a la vez que desmoralizante, donde al rechazar la tradición y el concepto de los ciclos universales, la vida humana perdió la santidad que implica la eterna repetición.
La flecha del tiempo forma parte del orden del mundo, ya que nació con él, donde parece que el avance del tiempo es un elemento esencial de la organización del mundo, como si la coherencia de este último, implicara un movimiento más o menos rápido, pero irreversible, del instante pasado, al presente y al futuro. Y donde todas las estructuras que nos rodean y forman nuestra realidad, son el resultado de procesos históricos concretos.

El envejecimiento está integrado en nuestro cuerpo y es regulado por nuestros genes y, a medida que envejecemos, el metabolismo natural del cuerpo se empeña en la autodestrucción. Nuestra autodestrucción está programada y los intentos por reforzar las defensas naturales están lentamente siendo apagadas con la edad. Los genes pueden provocar el envejecimiento, pero el envejecimiento no puede promover las posibilidades futuras de esos genes y, todo lo contrario, el envejecimiento termina la carrera de los genes mismos que la provocaron.

Así a medida que envejecemos, nos dice Josh Mitteldorf, nuestros genes se vuelven contra nosotros, matando células nerviosas y musculares sanas, permitiendo que la glándula del “Timo” se marchite, lo cual socaba nuestro sistema inmunológico, que de hecho no se aplica a todas las especies, ya que existen animales y plantas que no envejecen. En su realidad, no existe el envejecimiento, porque no viven el tiempo suficiente, para morir de edad avanzada.

El envejecimiento es malo para el individuo, pero es importante para la comunidad, ya que crea oportunidades para los jóvenes y así, promueve el reemplazo poblacional a favor del cambio adaptativo, estabilizando las poblaciones.

Existen cientos de genes que cuando están presentes, acortan la expectativa de vida. Somos todos Eucariontas y compartimos algunos genes, pero ¿Por qué? ¿Por qué la naturaleza a conservado a los genes asesinos que acortan la vida? La respuesta nos dice Mitteldorf, debe reflejar la unidad de la vida. Donde la evolución parece haber protegido y preservado los genes del envejecimiento, como si fueran joyas de la corona, siendo un claro indicativo de que el envejecimiento debe tener una función biológica esencial, donde el cuerpo se está destruyendo a sí mismo de una forma programada y, muchos han reconocido que hoy en día, la evolución está pasando por alto algo básico.

Los genetistas han podido aumentar el lapso de vida simplemente deshabilitando ciertos genes, pero el envejecimiento destruye a los organismos que tienen las herramientas para vivir más tiempo. Y aunque no preserva al individuo, sí protege y vigoriza a las comunidades que son una parte integral de la sobrevivencia de nuestra especie.

Pero al menos, quisiéramos decir en qué puntos recibimos los impulsos más eficaces y qué temas enteramente nuevos aporta el filósofo que quiere meditar en los problemas del tiempo y del instante de la vida. Todo hombre tiene en su vida la hora en que de pronto comprende su propio mensaje, la hora en que el conocimiento revela las reglas, el momento verdaderamente sintético en que, al dar conciencia de lo irracional, el fracaso decisivo a pesar de todo es el éxito del pensamiento. Por lo demás, una intuición no se demuestra sino que se experimenta y, si una verdad no es lo suficientemente sólida para soportar que se le desnaturalice o se le maltrate, no es de especie muy robusta.

Estamos viviendo la vida a través de la ilusión de que existen cosas como un tiempo que fue y un ahora y, un tiempo que será; y aunque pueda no parecerlo, nuestra historia sobre el tiempo, no puede contemplarse sin incluir nuestra historia sobre el espacio y la materia, ya que tiempo, espacio y materia están íntimamente relacionados. Donde el tiempo ha sido identificado como el personaje más importante y, la historia está lejos de estar terminada en un relato en permanente evolución.

Las paradojas desaparecen cuando se tiene en cuenta que el tiempo no es absoluto, sino relativo. Y el hecho de que en la velocidad se supone considerar el tiempo como algo uniforme y constante, es algo que no es cierto. Y el hecho de que nada viaja más rápido que la luz, dos observadores en dos marcos de referencia distintos, realmente no se pondrán de acuerdo sobre la hora que es, ya que la velocidad finita de la luz impide que se sincronicen sus relojes, y no se pondrían de acuerdo respecto al momento en que tuviesen lugar los acontecimientos en el universo. Y es Bartusiak quien nos dice que la masa, la longitud y el tiempo, se regulan según el marco de referencia de cada individuo.

El espacio se contrae y el tiempo se ralentiza, cuando dos observadores se acercan o se alejan el uno del otro a una velocidad uniforme; el espacio y el tiempo serán diferentes en cada marco de referencia y en la única cosa en que se pondrán de acuerdo es en la velocidad de la luz en el vacío, ya que es la única constante universal. Por lo que podemos decir que no existe un único marco de referencia que indique un estado absoluto de reposo, y así todo es relativo, incluso la masa de un objeto cuando se acerca a la velocidad de la luz, incrementa y esa es la razón por la que nada puede ir más rápido que la luz, ya que su masa sería infinita en ese escenario y no existe una fuerza que pudiese empujarla más de prisa, ya que el objeto tendría una resistencia infinita, con lo que la propia luz tiene masa, nos dice Bartusiak.

Hermann Minkouski, se dio cuenta de que la teoría relativista especial podía convertirse en un modelo geométrico y demostrar que el tiempo, se convertía en una cuarta dimensión y con esto el tiempo es la dimensión que nos permite seguir todo el curso de un acontecimiento y que respecto a las dimensiones, el tiempo no es diferente del espacio. Y así, de que solo un tipo de unión de los dos, espacio y tiempo, conservará una realidad independiente, con lo que se afirma que el mundo es una variedad Reimanniana de cuatro dimensiones.

Gauss, al darse cuenta de que era posible una geometría diferente a la euclidiana, empezó a preguntarse si podría describir el verdadero espacio físico, ya que tal vez el espacio no era plano como pensaba Newton, sino curvo, ya que este espacio no necesita estar restringido a dos dimensiones. Y junto con Lobachevsky y Bolyai, estuvieron a punto de describir un espacio de curvatura negativa. Y a partir de la nada, crearon otro mundo completamente nuevo, que puede ser visualizado al imaginarse un triangulo dibujado sobre la superficie de una silla de montar.

Riemann, descubrió que se puede imaginar muchos mundos geométricos diferentes llevando la geometría de los espacios curvos a espacios de cuatro o más dimensiones, creando así las herramientas que permitieron a Einstein prever una visión diferente del espacio y tiempo e imaginarse que el universo podía cerrase en sí mismo, formando una esfera de cuatro dimensiones. Y así, sus matemáticas se convertirían en el ingrediente vital de la nueva física del futuro, con una nueva concepción de espacio y tiempo y con esto todo se aclaraba.

Como la aceleración y la gravedad, son de cierta manera la misma cosa, se cayó en la cuenta de que la gravedad podría implicar curvaturas espacio temporales, con lo que las ideas de Einstein están mejor expresadas en el lenguaje de la Geometría de Reimann. Donde las leyes de Newton podrían ser incompletas, pero no estaban equivocadas y, se mantuvieron válidas cuando la gravedad fuese débil y la velocidad fuese baja. La gravedad no es una fuerza en el sentido habitual, sino una respuesta a la curvatura del espacio-tiempo.

Ello implica una drástica revisión del concepto de tiempo, que en la ciencia actual ya no es solamente un parámetro del movimiento, sino que mide evoluciones internas hacia un mundo en no-equilibrio, con lo que según Prigogine, el universo accesible a nuestras investigaciones ha estallado y el tiempo, ha adquirido una nueva imagen, que ha profundizado en el concepto de estructuras disipativas, ampliándolas a otras disciplinas como la biología y la meteorología sobre todo.
En las antiguas concepciones del tiempo, había un eterno retorno de lo mismo o, un hoy venido a menos, menesteroso, frente al pasado mítico. O bien, una esperanza de salvación en un tiempo nuevo que era un salto absoluto, no un progreso gradual, según Zaid. Donde el ideal monástico integra el mandamiento radical de ser perfectos y, los temores milenarios del fin del mundo, se vuelven esperanzas milenarias de un mundo nuevo superior.

Se dice que Grandes inteligencias afirmaron que el cambio no existe y que el tiempo no existe y que lo mejor no existe y de que hablar de progreso en la evolución de las especies es algo sin fundamento y que las variaciones a lo largo del tiempo eran vistas como diversidad en el espacio. Pero, no vieron las diferencias como cambios evolutivos o menos aún, como progreso, nos dice Zaid.

Los cambios pueden concebirse como saltos bruscos o procesos graduales o como cambios graduales acumulados hasta que se produce un salto brusco o, cambios bruscos que después tienen ajustes graduales. Y así también, pueden concebirse como orientados a una plenitud cada vez mayor o sin rumbo alguno.
Todo observador de la realidad física, mide las distancias desde el punto especial en que se encuentra con su aparato de medida y calcula los tiempos con su propio reloj. Y así, con sus tiempos y distancias, puede determinar la velocidad o la aceleración de un cuerpo. Y si bien las magnitudes medidas desde diferentes sistemas de referencia pueden resultar distintas, las leyes físicas deben aplicarse del mismo modo y no pueden depender del observador: y es lo que se conoce como Invariancia.

Sin embargo, de las Reglas de Transformación de Lorenz, cada observador medía un tiempo y una distancia propios, donde se dilata el tiempo y el espacio, cuando aumentaba la velocidad del observador. De la dinámica relativista, se infería que la cantidad de movimiento de una partícula con masa en reposo, no nula, se hacía infinita cuando la velocidad se aproximaba a la velocidad de la luz; y en consecuencia, ese valor resultaba ser una constante universal, con un profundo significado de que nada podía propagarse a una velocidad superior a la luz.

Todo cuerpo, por efecto de su masa, deforma a su alrededor el espacio-tiempo, modificando su curvatura. Y así, un segundo cuerpo en su presencia sigue la trayectoria de “Mínimo Esfuerzo” en un espacio deformado, curva conocida como Geodésica y, donde en un espacio no curvado sin masas, las geodésicas serían líneas rectas.

Las geodésicas serían curvas cerradas de curvatura constante y no habría bordes en el universo finito pero ilimitado, siguiendo una geodésica y que siempre regresaríamos al punto de partida. Fue Georges Lemaitre, quien descubrió que las ecuaciones de Einstein podían usarse para retroceder en el tiempo, de tal manera que, para una solución expansiva, era posible remontarse hasta un principio en el que toda la masa y toda la energía se encontraban en un volumen muy pequeño, curvado sobre sí mismo, debido a la enorme densidad y sometido a temperaturas inimaginables. Y de hecho, la solución conducía a un instante singular en el que la densidad y la temperatura se harían infinitas y, que de algún modo, esa configuración singular primigenia debió explotar, que inició el proceso expansivo.

Debido a que tanto el tiempo como el espacio habían surgido de la singularidad inicial, no cabía preguntarse por un “antes” de ese instante, porque sencillamente el tiempo existió a partir de él, ya que sin el tiempo mismo, no puede haber un antes sobre el que cuestionarse. Pero fue Faraday quien argumenta y culmina diciéndonos que: “Nada es demasiado maravilloso para ser verdad si es consistente con las leyes de la naturaleza”.

Para Gruenbam, el flujo del tiempo sería tan sólo una ilusión y, el “Llegar a Ser” equivaldría al “Llegar a Ser Consciente”. Y, Costa de Beauregard agrega de que el hecho de que fluya el tiempo, está vinculado a los mecanismos interiores humanos y no a la realidad física objetiva. Donde el momento del “Ahora” no tiene ningún sentido fuera del reino de la mente y, es sólo la mente consciente la que se aferra a la ilusión del flujo temporal, donde la mente inconsciente puede correr libremente explorando momentos pasados con la mayor facilidad. Lo que constituye un serio reto para los que vinculan el flujo del tiempo, con el aumento de entropía o con otro estado físico, examinando el flujo temporal en tanto proceso mental, desvinculado del espacio físico.

Según Du Nouy, el tiempo exterior, no tiene principio ni fin y no puede decirse que fluye en absoluto. Pero por el contrario, el Tiempo Fisiológico parece fluir a velocidades distintas para observadores distintos y, no existe un tiempo biológico objetivo, sino tan sólo un tiempo relativo, basado en el proceso de Envejecer. Y dado que no podemos entrar en contacto con el tiempo físico auténtico, el tiempo físico lógico es el único flujo temporal del que se puede o permite hablar.

Los modelos de autómatas celulares, nos demuestran cómo el orden puede surgir del caos, donde simulan pero no duplican la vida real. Y, la autentica imagen del universo es mucho más compleja, sin embargo Edward Fredkin, es defensor del hecho de que el propio universo es un autómata y ello constituiría que todas las estructuras que vemos habrían evolucionado a partir de una fuente totalmente aleatoria de datos y, que son las estructuras informativas y no las partículas las que forman la base de todo lo que conocemos. Y según Ihachiski y Max Dresden, el universo es un autómata topológico, donde los valores locales como su geometría, cambian según las reglas de los autómatas. Y lo interesante es que en los que el orden surge del caos, parecen violar la segunda ley de la termodinámica. Y el interés es la de elaborar un medio de comprender la relación que existe entre el determinismo y la vía descendente del aumento de Entropía y la vía ascendente de la formación de Patrones de Manifestación.

Para Pablo Morales y Carmen Mora, Dios es el trasfondo de cuanto hay y aunque el hombre lo ve como una proyección de un modo parcial, por lo tanto Dios es más íntimo al Yo, que el sí mismo de cada persona, ya que Dios está en el fondo de cada realidad y, todo es expresión y substancia divina, sin que agote su energía y la unidad con el cosmos. Y no hay que buscarlo en regiones apartadas, sino en lo más profundo del ser humano.

Se trata de una “Conciencia transpersonal”, más allá de la conciencia personal, racional que habitualmente usamos, matizada por nuestros conocimientos, conceptos, imágenes, experiencias que siempre provienen del pasado y, sólo como parte de nuestro pequeño Yo, de nuestra propia representación. Y es a través del cual pretendemos, sin lograrlo, ver la realidad total; es decir lo que es presente, concreto, cambiante, integrado, con la que verdadera y únicamente estamos relacionados. La conciencia transpersonal, intuitiva, sólo se logra cuando se vive en el presente.


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