Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Octubre de 2021

LAS PRIVATIZACIONES: ECONOMÍA POLÍTICA DE LA SUBASTA DE AMÉRICA LATINA.
Federico García Morales


Introducción

En América Latina, la "globalización" tiene una expresión en la "privatización" que en pocos años ha transferido el control de la producción al sector privado de este continente. Este movimiento se ha transnacionalizado y ha implicado el traspaso de propiedad social, entre 1990 y 1996, por un precio calculado en 72 mil mdd.
En este artículo se resume el marco histórico, las justificaciones de esta operación, sus modalidades, su extensión y efectos.

Es parte ya de la historia recordar que un buen día, entre preparativos de carnaval, Bahía vendió su distribuidora eléctrica -Coelba- en 1600 mdd a Iberdrola, conocida por generar el 40% de la electricidad de España, pero además por tener fuerte ingerencia en Argentina, Bolivia, Chile y Colombia. Se recuerda pero también se esfuma la operación en Brasil, porque ya forma parte de una lista imponente de empresas transferidas en este país que está a la cabeza del interés privatizador en América Latina. En el sólo negocio de la electricidad, caben alli también las operaciones de Enersis en el noreste brasileño, al adquirir Coelce, en Ceará. Mientras la empresa UniLever, holandesa, entra a controlar el 60% del negocio de los helados. Nada se escapa a la operación privatizadora.

En algunos países la ola privatizadora, luego de absorber todo el territorio, se revuelve en un enconado conflicto por el control de unas empresas sobre otras, como ocurre por ejemplo en Chile, en donde después de enconada lucha concentradora, siete personas han logrado controlar el 70% de los valores. Pero en otros , como son el caso de Venezuela o Brasil, se ha venido a constituir algo así como una Nueva Frontera, en donde la privatización está en su ascenso a una especie de climax, apoyada en agendas y cronogramas para los remates de este año, en donde cabe todo, desde la electricidad a las minas, los teléfonos y las tierras, los puertos del litoral y los aeropuertos, el turismo y los hipódromos y, por si algo se escapa, las alcantarillas.

Como ofertantes aparecen oficinas de los diferentes Gobiernos latinoamericanos, comités ad hoc, o como se les llame. La contraparte son generalmente holdings, una suma de intereses locales y transnacionales, con fuertes capacidades financieras. En algún momento y casi sin excepción, los estatutos que han presidido estas transacciones, han aceptado también la concurrencia de "sectores sociales", obreros y jubilados de preferencia, en un afán de manifestar al mundo la orientación democrática de la operación en curso que hasta ha llegado a denominarse de "capitalismo popular".

El marco histórico

Las privatizaciones masivas en América Latina se lanzan desde mediados de los setenta, coincidiendo con la entrada de un período contractivo de la economía capitalista, que fue encontrando soluciones parciales a través del ensanchamiento de las operaciones financieras, asentadas en el manejo del crédito, y una fuerte presión sobre los ingresos de la población y los recursos públicos. En este período se exacerba la tendencia de los centros a drenar valor de sus periferias, particularmente la franja colonial, explotando el fuerte endeudamiento que deriva de la primera crisis de energía y de las ofertas de eurodólares. Situación que abre las puertas para las intervenciones de la banca y de las corporaciones internacionales a través del FMI y sus "cartas de intención".

El marco histórico de las privatizaciones se construye en América Latina en un período que se señala por la fuerte expansión de la deuda y de reforzamiento de formas de acumulación primitiva al servicio de la acumulación ampliada.
Construcción que lleva a enfatizar las políticas monetarias y la independencia del capital con relación a otros factores, lo que lleva a dar énfasis a sus aspectos depredadores. La ola privatizadora forma parte y hasta preside la entrada del llamado "capitalismo salvaje", que combina explotación extensiva e intensiva de todos los recursos humanos y naturales en la producción de "milagros". Porque llega a ser sobre todo "milagrosa" la capacidad demostrada por los países latinoamericanos en esto de seguir cubriendo los intereses de sus deudas.

La privatización tiene en América Latina el sentido de una extorción, y se hizo posible a través de complejos escenarios sociales y políticos en donde no se excluye la violencia y la presión constante de estados neocoloniales. Cobró fuerza suficiente como para sustentarse ideológicamente.

La introducción de las privatizaciones masivas en América Latina se facilita a partir del derrumbe de las experiencias desarrollistas, de crecimiento hacia adentro, con algún contenido socialista o nacionalista. Muy particularmente, vienen a operar en las revanchas que siguen a la detención de la Revolución boliviana, el ocaso de la experiencia allendista , peronista y velasquista. Es muy grande la importancia, en este sentido de la proyección que habría de tener el establecimiento de la dictadura pinochetista en Chile y su apego a los proyectos neoliberales que venían a tener un significado político, al dar con una consolidación de una base social y económica para esa dictadura. El fuerte retroceso de la organización obrera, el desastre centroamericano y la descomposición del sistema soviético, crearon condiciones para una ofensiva burguesa así como para la extensión de nuevas formas de coloniaje neoimperial, que ya no encontró restricciones para acceder al control de la producción y del excedente en el continente del sur.

Una clase media debilitada, reformas agrarias inconclusas o en repliegue, la destrucción del movimiento sindical y de los partidos de extracción popular, empujaron hacia el control de los estados a representaciones del sistema imperial coptados entre sectores colaboracionistas, con alguna capacidad de mediación frente a estructuras políticas más tradicionales, partidos desde largo tiempo en el poder, como ocurrió en diferentes países con el movimiento peronista, Acción Democrática, el MIR, el Partido institucional, Liberación Nacional, la Democracia Cristiana. Su proyecto se vino a identificar plenamente con los intereses de los sectores económicos en expansión que tenían su representación más cabal en sectores exportadores y entre los especuladores financieros, de los que vinieron a ser simples marionetas. Estos personajes son los que han difundido en los últimos años el credo neoliberal que en su espacio dedicado a la liberación de los mercados tiene como dogma la importante conveniencia de las " privatizaciones". Muchas veces el término, según la conveniencia, se envolvió de otros, como "modernizaciones", "desregulaciones", o simplemente "realidad globalizante".

Un empuje sobresaliente a este movimiento privatizador provendría de las nuevas características del sistema financiero internacional, que ha estado apoyando consistentemente el endeudamiento de América Latina y la penetración del sistema transnacional "privatizador", de acuerdo al "modelo poswestfaliano", que concede tanta importancia a la empresa por encima de los estados.

Indudablemente las privatizaciones y el control que sigue de las naciones latinoamericanas por el sistema corporativo capitalista, produce un giro en la historia que conocíamos: establece lineamientos completamente nuevos, con efectos demográficos, políticos, culturales, etc. El efecto que ya se percibe es el del ascendente control o hegemonía empresarial, descentrado con relación a los antiguos estados y sus bases sociales, con una fuerte tendencia a constituirse como "ajenos"--"aliens", en la jerga cinematográfica. Ya ven esa frase de Yuraszeck, el magnate de la electricidad y otros affairs chilenos, "o nos transnacionalizamos (nosotros, los de Enersis) o perecemos".

Hasta l990, las empresas parasitaban adecuándose a las presiones y ofertas estatales, pero de ahí en adelante, debido al endeudamiento y al mismo proceso privatizador, las empresas han comenzado a apreciar el debilitamiento económico de los estados como productores. Ahora el poderío económico se encuentra en manos de conglomerados nacionales y transnacionales. Y cada vez más la transnacionalización es como un destino manifiesto.

El marco histórico se tiende a singularizar en cada país. Pero la orientación privatizadora es general, y es un proyecto que ha cobrado una gran velocidad pues parece atravesar por un vacío político, ya que sin contar con apoyos mayoritarios (nunca se solicitan), ni menos unanimidades, se sigue imponiendo con pocas objeciones, que las hay, como lo han demostrado grandes movilizaciones en contra de privatizaciones en Guatemala, Bolivia, Venezuela, Colombia, Brasil o Argentina. Pero todavía no es suficiente, el vacío existe, y por eso, sobre ese vacío, los Presidentes de este tiempo, hacen oír sus chillidos a favor del libre mercado. Y les hacen eco instituciones como ese fantasmal "Parlamento latinoamericano" que por este tiempo pone en su agenda de discusiones el punto "La privatización de los Servicios Públicos y otras alternativas"...

Qué es eso de "privatizar"

No es muy barroca la definición utlizada por los gobiernos latinoamericanos para definir a las privatizaciones. En Venezuela, una publicación oficial dice muy parcamente: "es la venta de los bienes del gobierno a entes privados, o de servicios públicos por parte de las compañías privadas..." Lo que implica todo un programa, ya que la secuencia más frecuente ha ido desde la transferencia de infraestructuras al dominio de los servicios.
En Chile, ya con tonalidades más elogiosos y trascendentes se ha dicho: "es un programa que reasigna activos de sectores públicos a sectores privados con la esperanza /sic) de que se le de un uso más eficiente...que eleve el nivel del producto en la economía". Discurso éste que dispara una mezcla entre la definición general y las justificaciones, lo que ya habla de una "mala conciencia".

En Argentina este aspecto justificativo prosperó algo más, ya que se la definió, incluso en proyectos legislativos, como medida "para darle aire al gobierno", "para continuar el rumbo de..." y "salida de las crisis financieras" "que opera el rescate"...

Mientras en Brasil, bien recientemente bajo la vigilancia científica y desarrollista del presidente Cardoso, prosperó esta sesuda sentencia: "la principal razón de la privatización es buscar un Estado más eficiente, menos intervencionista y menos centralizador, a fin de adaptar al país a las realidades económicas..."

Los documentos oficiales del Perú se elevan a consideraciones de mayor abstracción : "hasta hace unos años se pensaba que la privatización era simplemente una moda...pero existe una razón: la crisis fiscal por la que muchos de estos países han atravesado...y otra, la globalización del pensamiento económico, la globalización de las ideas. La privatización favorece una nueva visión..."

Otro documento venezolano pareciera intentar anclar las ideas en algún terreno más concreto y dice así: "La privatización es un proceso complejo que interactúa con diversos sectores y áreas profesionales y funcionales, como la contabilidad, para ser llevados a cabo de manera exitosa..."

Con estas definiciones oficiales, se puede notar que a veces se esquiva el tema principal o se entran a considerar otros problemas, a veces ni siquiera de modo muy específico. Pareciera a veces que se está hablando de otra cosa.

Aspectos esenciales de las privatizaciones quedan fuera de toda consideración; por ejemplo, el del valor de la transacción, a qué precio se vende o también, cómo se deprecia lo que se transfiere. Recordemos por ejemplo las "desincorporaciones" mexicanas de bancos y teléfonos. No se dice de dónde proviene la avidez con que se adquiere, al punto que se construyen conglomerados específicos para buscar y realizar este tipo de transacciones o igualmente, que las empresas privilegiadas busquen comprometerse a gigantescos endeudamientos internacionales para adquirir esas empresas públicas "que no son eficientes". Seguramente la gran minería chilena no era eficiente, la CORFO y sus filiales no eran eficientes. YPF no era eficiente. Nada se dice sobre el carácter del sector que se adjudica estos bienes y sus exóticas colusiones. Ni se alude tampoco, obviamente, a la linea del proyecto concentrador en que se incluye. Tampoco queda clara la situación a mediano y largo plazo del país que se despoja de esos espacios económicos, ni el efecto que tendrá sobre su población, particularmente sobre la fuerza de trabajo. Se alude brumosamente a alguna crisis fiscal y en algunas legislaciones y, hasta en cartas de intención. se declara que los ingresos procedentes de una privatización se destinarán al pago de deudas... Aunque en esto también la realidad es esquiva, ya que el propio Banco Interamericano de Desarrollo señalaba este año, que "no estaba tan claro el destino que se había venido dando a los dineros recaudados". ¿Es que la privatización, además de ser en si misma una invitación a la corrupción, que se desarrolla y promueve en ambientes corrompidos, hereda mayor corrupción ?

Quizás convenga conceder en este campo algún espacio, por breve que sea, a los antecedentes históricos en cuanto a prácticas "privatizadoras", partiendo de la figura que implica una transferencia de bienes de una forma de propiedad estatal o colectiva a propiedad privada. En este sentido, las privatizaciones tienen hasta antecedentes romanos. Cuando en el siglo I las legiones conquistan la Galia, la

Hispania, el Norte de Africa, Grecia y buena parte del Medio oriente, se distribuyeron grandes extensiones principalmente entre los grupos consulares o senatoriales, y hasta entre sus soldados. Lo que implicó una transferencia de propiedad y la fundación de una nueva sociedad en las regiones conquistadas. España, en su conquista de América, traspasó propiedades a los dominios privados de los colonos. Habría que recordar a este respecto las "desincorporaciones" que echaron a andar Cortés y Pizarro. Situaciones que abrieron los espacios para la formación de una sociedad poderosamente estratificada a partir de la disposición propietaria En América del Norte, las colonias, y luego la República americana se expanden sobre una expropiación muy vasta de tierras, que se arrancan a los indígenas y más adelante, a medida que prosperaba "la Conquista del Oeste", a los nuevos estados mexicanos. De algún modo, EEUU se "privatizó" Tejas y California. La entrega de espacios a colonos, en todo el mundo decimonónico, involucró un traspaso de propíedad pública eminente a manos privadas y generalmente a título gratuito, en Africa, en Australia y en Sud América. Esta apropiación de bienes y de rentas las coloca Marx en el capítulo del Capital dedicado a la "acumulación originaria".

No tocamos acá el problema de las "privatizaciones" en los países del Este europeo, por tratarse de un tema extenso y porque sus lineamientos tienden todavía a ser muy diferentes a los que se dan en América Latina. Por citar sólo un detalle: la privatización en Polonia ha debido encontrarse con fallas financieras y con la inexistencia casi absoluta de un polo acumulador privado, que permitiera grandes traspasos, de modo que ha debido extenderse por un largo plazo, en ensayos sobre formas de "capitalismo popular", empresas autogestionarias y empresas de microaccionistas. El caso polaco también sirve para demostrar que no toda empresa estatal es necesariamente una empresa en bancarrota, una situación que afectó allí a los propagandistas de la privatización. Aunque no cabe duda que con sus sesgos propios, el curso privatizador ha levantado vuelo en Rusia, sostenido sobre las acumulaciones de la nomenklatura , de las maffias y de inversionistas externos.

Consideraremos aquí sólo tangencialmente las privatizaciones europeas, a pesar de que son miles las empresas públicas que en Francia, Italia, Alemania, Inglaterra y España han seguido esos rumbos. Europa nos interesa en esta ocasión en relación a los centros adjudicatarios de empresas privatizadas que desde alli prosperan hacia América Latina, particularmente desde España, y que han encontrado en el gobierno de Aznar un gran apoyo, lo que no excluye un recuerdo a Felipe González, bajo cuyo gobierno entre 1992 y 1994, se dio un gran impulso a las privatizaciones españolas (otro tanto ocurría con Mitterrand en su cohabitación al otro lado de los Pirineos). Fue por allí donde el discurso justificativo comenzó a mencionar el reordenamiento del sector público y el saneamiento de las finanzas. Y en ambos casos, la respuesta fue una gran derrota electoral.

Diversos ciclos en el desarrollo capitalista de América Latina han sido presididos por operaciones ventajosas, alumbradas generalmente desde el poder, que concedieron beneficios por la vía de la "privatización" o también "desincorporación" a empresas o propietarios individuales. En el siglo XVIII se dio la adjudicación de los fundos de la Compañía de Jesús a sectores nada de clericales. En el XIX, en México se redistribuyeron los fundos eclesiales, las tierras de comunidades y se produjeron generosos traspasos a raíz del tendido de las líneas de ferrocarriles. En Brasil se logra consolidar el reparto del interior. En Chile, la atención se concentró a mediados del siglo pasado en la conquista y

reparto de las tierras mapuches, que conduce a una privatización y luego, en el remate de las estacas salitreras que deriva en la propiedad privada de enormes concesiones mineras.

A nadie se le ocurrió entonces justificar estos traspasos por alguna necesidad de mundialización o por razones de crisis fiscal o cosa parecida. Se daba más directa y obviamente el despliegue del interés y la necesidad de consolidar un dominio.
Después vendrían las complicaciones, y eso que agudamente alguien denomina "el proceso complejo de la privatización". Pero esencialmente estos fenómenos se parecen.

Por un lado hay un traspaso de bienes. En segundo lugar este traspaso del dominio público al privado se realiza bajo ciertas condiciones de coerción que se ejerce por alguna agencia o circunstancia sobre el estado que se ve en la necesidad de transferir la propiedad. En tercer lugar, y esto es muy importante, la transferencia es enormemente atractiva y ventajosa para el adquirente, al punto de hacerlo movilizar todos los esfuerzos posibles, y hasta toda su capacidad de crédito para la adquisición de estas propiedades. En la mayoría de los casos se trata de una ventaja comercial apreciable, y en algunos menos de la más absoluta y ventajosa rendición ante el hecho de que me están obsequiando a título gratuito una propiedad, es decir se trata de donaciones con algún encubrimiento. Rara vez el proceso de privatización es conducido de manera transparente, y con mucha frecuencia contiene: a) cláusulas secretas que son de la conveniencia de alguno de los contratantes; b) ventajas pecuniarias aceptadas por los representantes de la parte estatal; c) participación de funcionarios o de parientes o presta-nombres del gobernante en el directorio de la nueva sociedad ;

d) perspectivas de integración a conglomerados no definidos en el convenio público; e) condiciones tácitas para el progreso de condonación de pagos a futuro;
f) condiciones en corto para repartos de parte o del total de la indemnización; g) convenciones que afectarán los derechos de los trabajadores o derechos de terceros.

Tampoco en estos convenios se deja ver el elemento disparador de estas privatizaciones que quedan cada una clavada en una justificación de "baja productividad" o "mala administración". Esto es, nada se dice del peso que en estas decisiones pudo tener alguna "carta de intenciones" con el FMI, ni las presiones de un sector empresarial que sobrepasa en poder a cualquier otra fuerza política. El altruismo parece dominar el escenario.

Yendo al grano, la privatización en curso es una de las expresiones que tiene la globalización (como expresión de la agenda corporativa) en América Latina. Está contribuyendo a obtener todas las ventajas posibles de una situación de sometimiento que ha seguido al gran proceso de endeudamientos internacionales de las últimas dos décadas. Ventajas que se acumulan a favor del sistema transnacional de acumulación y de concentración, y que de pasada deja completamente fuera de balance a la distribución del producto en cada uno de los países afectados por estas medidas.

La privatización en este medio viene consistiendo en el traspaso de propiedad social por montos multimillonarios, a título gratuito o a precios de remate al disfrute del capital en proceso de muy alta concentración. A su vez, la composición de ese capital conduce a distintos ritmos en una misma dirección: al control transnacional del sistema de producción, de las finanzas y de la totalidad del complejo económico continental, lo que vendrá a implicar modificaciones

nunca consensuadas, discutidas ni menos aceptadas para la economía, las sociedades, la política y las culturas de los pueblos de América Latina.

Este traspaso se explica de diversas maneras: formalmente una buena parte de estas privatizaciones se han hecho a favor de compañías del ámbito regional latinoamericano, aspirantes a una semitransnacionalización ("semi" ya que a diferencia de las mayores, suelen carecer de un centro financiero propio).
Generalmente se trata de holdings especializados en alguna rama, por ejemplo, de energía o alimentos, que para realizar sus operaciones deben contar con una faja de créditos. Ultimamente cada vez con más frecuencia, recurren a la colocación de bonos de deuda, operaciones con ADR, por sumas bastante considerables, que llevan a que una parte importante del patrimonio bursátil se negocie en el extranjero.

Estos bonos entre 1990 y 1996 pasaron de 76.000 mmd, a 200.000 mdd. A esto habría que sumar préstamos obtenidos en diversos paraísos fiscales (cerca del 5%).

Por otro lado, estos conglomerados, están asociados a empresas internacionales. Al caso, el Grupo Cisneros de Venezuela , con vinculos con Apple, Burger King, RCA y AT&T. O la Enersis de origen chileno, vinculada a Endesa/España. De muchas maneras entonces, los grupos regionales catapultan las ganancias que derivan de estas privatizaciones hacia el sistema transnacional, reforzando el carácter tributario encubierto de las economías latinoamericanas.

Garantizar el saneamiento fiscal y el pago de las deudas suele ser el punto justificativo para las privatizaciones. Pero las deudas públicas de América Latina suman ya más de 650 mil millones de dólares, (las privadas constituyen un escándalo paralelo, gigantesco y mal cuantificado) en tanto los ingresos estatales en los últimos 10 años, derivados de esta fiebre de "desincorporaciones" no suman más de 73 mil millones de dólares. Entretanto, América pierde el ingreso que le generaban las empresas privatizadas o lo que viene a significar la baja en los precios que tiene su producción en el mercado internacional, debido a excesos en la concurrencia. Está el caso por ejemplo en Chile, de "la fiebre del cobre" que ha inducido precios más bajos al metal rojo debido a la explosión productivista de las minas privatizadas que compiten en el mercado mundial con la minería estatal. Recientemente, la corona del disparate económico la obtuvo el empresario Hochschild quien declaró que el remedio para la baja de los precios del cobre era producir más. Habría que agregar que de la producción de las firmas privadas, el estado chileno sólo obtiene un pequeño impuesto.

El problema de la deuda externa no será paliado por las privatizaciones. Ésta sigue devorando el 30% de los ingresos anuales de Latinoamérica, y la política de privatizaciones no está prometiendo crecimiento. Por el contrario, está induciendo situaciones ajenas a reclamos de desarrollo. También los trabajadores de América Latina tienen que pagar los intereses de los préstamos solicitados por las corporaciones que ganan las licitaciones. Pero hay también otro anecdotario: En el NorEste brasileño, al día siguiente de establecerse el nuevo propietario -- ENERSIS-- que se adjudicó la central eléctrica, Coelce, procedió a despedir a la mitad del personal. Esto en el Nordeste del Brasil, donde hay un problema endémico de desempleo. Y ésta no es una ocurrencia extraordinaria. Las políticas a que se adscriben los agentes de la privatización giran en torno a criterios de ganancia corporativa, expansión de intereses transnacionales, y no sobre criterios de seguridad social. Y si se interesan, y están muy interesados, en la

Seguridad social es para entenderla como fuente de financiamiento para otras aventuras que desplacen a los capitales controlados hacia otros niveles de realización.

El proceso privatizador en diversos países de América Latina.

Las empresas del área social o empresas públicas o paraestatales, jugaron un papel muy importante en el desarrollo económico y social de América Latina, sin embargo gran parte de ellas ya han sido ejecutadas en beneficio de la acumulación privada, que opera según un modelo concentrador, saqueador y de injusticia social.

La ola privatizadora se vincula estrechamente al problema del endeudamiento y ha ido acorralando a las políticas fiscales en esta línea de "soluciones" que ha dado su contribución a las corrupciones locales, y ocasión al aparecimiento de un puñado de potentados latinoamericanos en las listas de billonarios de Forbes.

Desde luego, el más rico de todos, Slim, que utilizando su amistad con el Presidente Salinas de México se adjudicó Telmex. O los holdings de Chile (Enersis, Matte, Cruzat, Luksic) que se engendraron y crecieron a partir de su colaboración con la dictadura de Pinochet. Siempre, en Argentina, en Bolivia, en Perú, el sistema privatizador fue un escándalo. Pero un escándalo auspiciado.

Vean si no esas "reglas" de sana privatización de un documento peruano: 1) "contar con la voluntad política y tener pleno apoyo del Presidente de la República.2) Crear las condiciones para que el proceso se lleve a cabo con la debida celeridad.3) Se debe tener en cuenta la rentabilidad a mediano y largo plazo de las empresas a ser privatizadas, su recuperación operacional y rápido crecimiento.4) atraer inversión extranjera.5) Los ingresos provenientes de la privatización sólo podrán ser destinados al pago de la deuda pública externa..." A esto habría que agregar un consejo del SELA: que los bienes se oferten a precios muy bajos para estimular el interés de los adquirentes. "Los precios han de ser lo suficientemente bajos para garantizar la demanda, la suscripción total y la distribución de la propiedad... también el gobierno puede vender participaciones por etapas, y al inicio con ofertas de pequeños lotes de acciones y mayores descuentos. Con el tiempo, a medida que se muestra el compromiso del gobierno y aumenta la confianza del sector privado, se ofrece un mayor porcentaje y se reducen los descuentos."

El proceso privatizador, que ha dado origen a estas enormes fortunas locales, se ha dado también una organización a través de conglomerados dedicados casi exclusivamente a la privatización, y que muy ágilmente ya operan a nivel continental. No tienen esa integración multisectorial que caracteriza a los conglomerados transnacionales de origen europeo o asiático. Tienden los latinoamericanos a concentrarse en algunas bandas: la "transnacional " argentina Bunge, se especializa en alimentos, mientras Villares, de Brasil , que tiene filiales en EEUU y Europa, se especializa en transporte vertical. Es raro el sistema que tenga algún núcleo bancario, a menos que derive de ese tipo de operaciones, como pasa con Luksic, de Chile, que cuenta con un fuerte núcleo bancario (también fruto de privatizaciones) que se junta a sus actividades mineras o de otro orden. El resultado de esta particularidad es que el financiamiento de modo creciente viene a depender de la venta de bonos o la contratación de créditos a largo plazo en el mercado mundial. Los bonos de deuda adquiridos por inversionistas institucionales (fondos de pensiones, seguros, etc) se han transformado en los últimos años en el modo regular para conseguir financiamientos.

No debe exagerarse sin embargo esta presencia local entre los favorecidos en las licitaciones. También aquí encuentra su lugar muy destacado el sector transnacional. Vale la pena señalar que España invierte casi el 90% de su capital dedicado a la compra de empresas en esta situación, en América Latina, en una operación que se parece mucho a una Reconquista. Pero allí también están empeñados grandes capitales del Reino Unido, de Francia, Suiza, Alemania, y obviamente de los EEUU. La alimentación de operaciones que se engranan en el espacio especulativo, que encaja en el fenómeno del capitalismo "burbuja", ha estado empujando recientemente, y hasta con el apoyo del FMI, la búsqueda de una ampliación de la operación financiera a través de la apertura de las bolsas latinoamericanas de la venta de valores derivados ( futuros, deudas,etc.).

La "privatización " llamada también "capitalización" en lugares como Bolivia o el Caribe, se hermana con un amplio movimiento desnacionalizador que se aprecia más claramente en la entrega de los recursos petroleros en todo el continente.

YPF, YPFB, PETROBRAS, PEMEX... son expresiones comunes en este proceso de reconquista imperial. Una situación que se agrava por la superexplotación de esos recursos, con consecuencias que no se tardarán de ver como suicidas.

Como ya hemos expresado, las privatizaciones no sólo afectan a la infraestructura o a otros negocios. Se orientan más recientemente a copar un lugar central en los sistemas de pensiones que de esta manera se han reorientado para convertirse en combustible del sistema financiero al entregarse los ahorros de los trabajadores a manos del capital especulador. En Chile, por ejemplo, los fondos de pensiones son inversionistas institucionales en diferentes mercados de valores, y sus aventuras en Asia en este año trágico, han venido a verse como desventuras. En México, sobre el mismo modelo se han ido creando cuentas de retiro en un ambiente financiero cargado de malos signos.

Las privatizaciones se constituyeron en programa central de los gobiernos latinoamericanos, en una ola que llega al paroxismo en 1997. Los proyectos de las empresas que ya se especializan en este tipo de adquisiciones tienen ambiciones continentales, adecuadas a su constitución transnacional.(Ej. tendida de vías férreas a través de la masa continental sudamericana, de gaseoductos, conquista de la plenitud de la energía eléctrica y de los recursos mineros y forestales,etc) Sin embargo, la contracción económica que comienza a afectar a la economía mundial a partir de mediados de ese mismo año 1997, ha tocado al negocio privatizador latinoamericano, encontrándonos con muchos remates desiertos de compradores,por ejemplo en las licitaciones recientes de empresas eléctricas brasileñas.

Es notable como toda la historia económica de estos países ha venido a desembocar en esta explosión privatizadora. En algunos ese escenario es más abigarrado. En otros hay menos recursos a que echar mano. En Barbados, en Aruba, en Trinidad, la privatización se interesó sobre todo en el cemento

Algunos datos adicionales:
Crecimiento de la deuda externa (pública) latinoamericana:

En 1975 era de 69.000 mdd. En 1990, de 443.000. En 1996, de 603.000.

Monto de privatizaciones: en los últimos 15 años, de 110.000 m.dd.

América Latina acumuló en 1996 el 17% del total mundial en materia de privatizaciones, por un total de 15 000 m.dd. Una suma que se alzó todavía más

en 1997 (probablemente sobre los 25 000 m.dd). Otro dato que debe tenerse siempre presente, lo proporciona Cepal: en 1990 había en América Latina 197.2 millones de pobres; en 1994 la cifra había crecido a 210 millones.
En este artículo tendremos también ocasión de apreciar si en algún país latinoamericano la privatización ha servido, como se dijo, para pagar o reducir la deuda externa.

Argentina.

En los últimos 20 años Argentina ha visto crecer su deuda externa vertiginosamente, al menos en un 2000%. Desde 1990 en adelante, se comienza a repetir el slogan de que es posible una disminución de esa deuda mediante el recurso de las privatizaciones. Pero desde el 90 a la fecha, esa deuda se duplicó.

La gran expansión privatizadora se da bajo los sucesivos gobiernos de Menem, que se identificó plenamente con el discurso liberador de mercados y las políticas del FMI.

El gran golpe, con alcances simbólicos, fue la privatización de Yacimientos Petroliferos Fiscales, que puso a Argentina a la vanguardia en esto de la desnacionalización petrolera en el hemisferio.

Pero con el tiempo no todo serían clarines vanguardistas, y en estos días, en el proceso de venta de bandas de la telefonía celular han surgido problemas judiciales que manifiestan desacuerdos entre el Gobierno y su manera de llevar la licitación, y la empresa canadiense Telesystem que consideró inconstitucionales algunas cláusulas introducidas por la parte gubernamental. Un detalle que viene a darse después de una extensa operación privatizadora que en contra del discurso presidencial, no ha contribuído en absoluto a resolver la creciente deuda externa del país que ya sube de los 100.000 millones de dólares (era menor a
50.000 mdd. cuando asumió Menem).

La telefónica celular es un segundo acto, ya antes en 1990, el gobierno argentino se había desprendido de Entel a favor de Telefonica International Holding, que se adjudicó a través de COMTEL la región Sur, y una asociación entre Stet y France Telecom que se quedó con la región Norte. Gas del Estado se vendió en 3.320 millones; Aerolínea Argentinas en 1900.

.En Argentina, desde el ascenso de Menem, en tres años se vendieron 400 empresas.
Pero el argumento del "pago de deuda" lo ha esgrimido desde la venta de la parte estatal de YPF al sostenido intento de privatizar el Banco de la Nación

De todos modos, varios conglomerados argentinos han logrado con estas prácticas ponerse en órbita: Bunge & Bom (dedicada a molinos y alimentos, y ahora en un nuevo giro hacia los fertilizantes) ha extendido su acción a Brasil,Chile y Uruguay, con ventas de 1.500 millones. El Grupo Techinet (fundiciones e ingeniería) ya opera en Ecuador, Paraguay, Chile, Colombia, Venezuela y Uruguay.

Mientras Pérez Companc (petróleo, gas, comunicaciones) cuenta con filiales en Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela. En tanto YPF realiza actividades petroleras en lugares tan lejanos como Indonesia, Argelia y el Golfo de México. YPF fue privatizada en 1993 por la cantidad de 3040 millones de dólares.

Más recientemente en lo que se refiere a la entrega de la infraestructura argentina mediante privatizaciones, los afortunados han sido los "holdings" chilenos: la Compañía de gas del estado, por un valor de 2380 millones de dols, pasó a Gasco de Chile; la eléctrica SEGBA, a un conjunto integrado por Chilgener, Chilectra; Costanera a Endesa, Enersis y Chilectra; Hidroeléctrica El Chocón (por 223 mdd) a Endesa, y así. Para este año se licitan Eseba, con un comprador norteamericano, AES Corp, la Distribuidora Eléctrica de Buenos Aires, que la compra Camuzzi de Italia en sociedad con United Utilities de Gran Bretaña y Loma Negra, argentina. También la Central Piedra Buena en que interviene Citicorp y Pacific Enterprises de EEUU.

Las compañías privatizadas siguen en adelante destinos sinuosos, como es el caso de Aerolíneas Argentinas, tan pronto en manos de la española Iberia, como de un tentador descenso forzado hacia Continental Airlines que busca consolidarse en el continente americano (recientemente Continental se asocia a la Varig brasileña).

La chilena Enersis participa en la licitación de la Distribuidora de Electricidad Mendoza, que le abrirá enlaces importantes en la zona central de América del Sur. Esta sociedad tiene una asociación con Endesa/España. Que a su vez está fuertemente vinculada con Argentaria, Santander y BCH..

El espacio de acción de las corporaciones internacionales en las privatizaciones se amplía en otros negocios, como en el caso de Argentaria de España que le compra a Citibank su parte en las aseguradoras argentinas (las mayores) Siembra AFJP, Siembra Retiro y Aseguradora Sur.

Se vende también la Empresa Nacional de Correos y Telégrafos, Encotesa, (en 3600 mdd) a un grupo británico (Royal Mail) asociado con el Banco de Galicia y Macri.

Menem ha anunciado nuevos proyectos de licitación, de ramales ferroviarios, de obras sanitarias, puertos y hasta de áreas de la Defensa. Puede ser todo el paquete un buen negocio, al fin y al cabo uno de los consejos que se suele dar a quienes entran en estas adquisiciones es saber apreciar el interés de los funcionarios encargados de poner estos bienes a la venta. O como dice un libreto de reglas empresariales español: "cuánto cobra el intermediario".Y el gobierno que le toca hoy a los argentinos es inusualmente corrupto y "liberal".

Bolivia

En 1975 la deuda externa de Bolivia era de 784 millones de dólares, y en 1995 era de 4523, y de entonces a la fecha no ha dejado de crecer. También allí, poner un fin a la deuda es la razón alegada por los círculos oficiales para empujar la privatización, a lo que se agregan como en Brasil, Perú y otros países, grandes encomios a las capacidades de una economía totalmente privatizada. Se juzga la economía boliviana como una de las más beneficiadas en su crecimiento por la introducción de inversiones extranjeras, atraídas particularmente por el programa de "capitalización de empresas estatales", eufemismo con que se designa allí a las privatizaciones.

Bolivia ya vivió anteriormente una etapa de control privado de su economía, desde 1900 a 1952, cuando "los barones del estaño" dominaron su principal producción. Entonces, el imperio de los magnates privados sólo consiguió darle al

país andino ese sello de miseria propio de las economías de enclave que aún perdura. Y eso que ese negocio estañero tuvo una importancia mundial.

La caída de ese sistema con la Revolución dio lugar a una substitución: por un tiempo el control minero quedó en manos de la COMIBOL (Corporación Minera de Bolivia). Y en los campos se extendió paralelamente una reforma agraria. Pero hubo limitaciones, y de algún modo el mercado mundial en otras manos se hizo valer. Por ejemplo, las refinerías estaban en el extranjero, y esto originaba una constante pérdida de valor. Por otra parte los precios del estaño tuvieron permanentemente pendiente como espada de Damocles la amenaza de la liberación de las grandes reservas acumuladas por EEUU durante la segunda guerra. Más adelante se dio el crecimiento de las exportaciones de China.

Presiones parecidas vivió Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, que a partir de 1977 debió contratar grandes deudas para sostenerse.

El boom de las deudas que sigue llegó a comprometer parte importante del ingreso de exportación. Y así:

La deuda externa que era en 1970 de 670 millones dd, fue en 1977 de 2510 millones,

Y sube en 1995 a 5260 millones dd.

Paralelamente en términos políticos se dieron muchas condiciones que propiciaron una ofensiva desnacionalizadora de sectores internos y externos. Y los ataques convergen contra toda la infraestructura, principalmente COMIBOL. Y sucesivos gobiernos vieron la conveniencia particular de la privatización. La táctica utilizada fue la venta de "aumentos al capital" de empresas estatales. El capital original en manos del estado se transforma aquí en un "aporte de capital" al que se suma el capital fresco que concurre con supuestas modernizaciones y con una capacidad gerencial que lo coloca en la dirección de la empresa.La capitalización que queda todavía en manos del "socio"estatal, toma el rumbo del capitalismo popular. Supuestamente para beneficio de la ancianidad.

Mediante este procedimiento se "capitalizó" en 1995 la Empresa Nacional de Electricidad (Ende). Quedando en manos de diversas empresas extranjeras: Dominion Energy,Energy Initiatives, Constellation, todas norteamericanas y todo en 104 millones dd.

La Empresa Nacional de Ferrocarriles, en sus dos ramales fue adjudicada al poco a la compañía chilena Cruz Blanca, en 39 millones dd.

Comienza así a ampliarse el campo de la inversión extranjera, de la que ocupa un 59.5% la estadounidense, 9% de origen europeo, y un 22.1 por ciento la proveniente de la región latinoamericana. Entre ellas se reparten las privatizaciones recientes:

En 1995 el Gobierno boliviano vende Luz y Fuerza de Bolivia a una empresa chilena, en 50,3 millones.

Vende también el Lloyd Aéreo Boliviano a la VASP (brasileña, en 50 millones). Una venta que estará luego sujeta a controversias.

Telecomunicaciones se cede a la italiana Stet, en 610 millones.

Se da entretanto un conflicto entre diversas empresas chilenas, británicas, americanas por controlar los sistemas de gasoductos.

Una adjudicación estratégica, pues controla las conexiones troncales de redes de alta tensión, fue la venta de TDE de Bolivia por 39,9 millones de dólares (TDE tenía activos fijos por 124 millones y una deuda con el estado de 70 millones) a la empresa española

Unión Fenosa ACEX junto con AIG-GE Capital Latinoamerican Infrastructure Fund, con el apoyo de la Banca Central Hispana.

En 1996 se privatizó YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) para cuyo efecto la compañía estatal se dividió en varias empresas : Chaco y Andina (que capitalizó la norteamericana AMOCO en 306 millones de dd. IPF exargentina, PLUSPETROL con Pérez Companc (que puso 206 millones dd).
Mientras Transportadora de Hidrocarburos fue adquirida/capitalizada por la Shell y un consorcio norteamericano, Enron, que en conjunto pusieron en la aventura 263 millones dd.

Han seguido a estas operaciones, industrias lácteas, Luz y fuerza de Cochabamba, etc.

Para este año Bolivia ofrece a la venta el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de la Paz, a capitales franceses (Lyonnais des Eaux) y argentinos (Meller, Ardusa y Comercial del Plata). A esto se agrega la Empresa Petrolera del Chaco, a Amoco (EEUU); la Empresa Petrolera Andina (a YPF y Pérez Companc) y la Compañía Boliviana de Transportes, a Enron y Shell (EEUU).

Muchos proyectos de los grupos privatizadores latinoamericanos pasan por Bolivia, claramente redes eléctricas, de gas y transportes. En este último rubro cabe lo que viene a ser el resultado de tramos de privatización de redes ferroviarias en Chile,Bolivia y Brasil. Al respecto el grupo Cruzat y Luksic de Chile buscan empalmar la red Oriental boliviana (en manos de Cruzat, que la compró a Bolivia en 1995) con el ferrocarril Arica-La Paz,( que también control el grupo Cruzat), y el ferrocarril Antofagasta-Bolivia de su socio el grupo Luksic.
Luego es cosa de agregar segmentos brasileños y argentinos para unir una inmensa franja continental y sus recursos.

Brasil

Brasil, junto con México, se adjudican las principales posiciones como deudores en América Latina. Si en 1980, tenía una deuda pública externa de 71,520 millones dd, en 1995 la había más que duplicado, y escalado el porcentaje de deuda en relación a las exportaciones en un 270%, en una balanza permanentemente negativa. El servicio de intereses consume el 21,6% del valor de las exportaciones.

En los manejos financieros, es sorprendente la participación de paraísos fiscales como islas Caymán y Bahamas, que totalizan inversiones desde 1993 en adelante de varios miles de millones dd.

Se han estado vendiendo empresas públicas en Brasil desde hace más de diez años- El cronograma de las privatizaciones, vale la pena recordarlo, se elaboró en el gobierno de Fernando Collor de Mello.

Las privatizaciones han progresado al amparo de las políticas del Presidente Cardoso, sin que el valor de estas transacciones hayan implicado ingresos significativos frente al crecimiento de la deuda. Por ejemplo, entre octubre de 1991 y junio de 1996 se privatizaron cincuenta grandes empresas estatales, entre ellas la Usinas Siderúrgicas de Minas Gerais (Usiminas), la Companhia Siderúrgica Nacional ( CSN), Copesul y LIGHT, recibiendo el estado brasileño 11 mil millones de dólares. En ese mismo lapso, la deuda externa había crecido de 123 mil millones a 175 mil millones de dólares.

Actualmente realiza grandes licitaciones, y en el año reciente dio lugar principalmente al traspaso de las mayores empresas eléctricas públicas. En el caso de Brasil --todo un subcontinente-- las transnacionales y las empresas regionales con sus abigarradas alianzas, han jugado estrategias de posicionamiento. Ha sido una lucha denodada en donde ha habido algunas bajas (ej. la caída del grupo duro de Enersis chilena que perdió pie en esta aventura, al tratar de devorarse un bocado descomunal, como es Endesa/España, que terminó engulléndose a la chilena).

Han participado en los repartos, Endesa, Enersis, Iberdrola, EDF, EDP, CMS, AES Corporation (las tres últimas norteamericanas) y la brasileña VBC .

Se alzaron con los depojos: Endesa, Enersis y EDT que controlan ahora Cerj (Río) y Coelce (Fortaleza, en Ceará). Iberdrola que se quedó con Coeba (Bahía) y Cosern (Río Grande do Norte); EDF , de Francia, que ahora posee Light (Rio) y Electropaulo Metropolitana.

La compra de Coelce fue extremadamente baja, y permitió a Endesa adquirir por añadidura el 32% de las acciones de Enersis y expandir operaciones en Colombia donde entró a dominar dos empresas más.

Otras licitaciones importantes en Brasil han sido, en primer lugar CVRD (Compañía Vale do Rio Doce), una gran minera de nivel mundial, en 1.400 mdd, a un grupo de inversionistas encabezado por la Cia. Metalúrgica Nacional. Luego entra en licitación Telebrás. La licitación de Telebrás constituye, en momentos más angustiosos para la economía global, un tema más repleto de estrategias y de sobresaltos. Para licitarla, la gran compañía se divide en doce partes, pero luego ha surgido el problema de la capacidad de las partes para responsabilizarse de los ADR de la compañía en la bolsa de Nueva York... Mientras, hasta el último momento, el Gobierno invierte miles de millones de dólares en su modernización.

Entre las licitaciones en curso está también el gaseoducto Bolivia-Brasil con sus estaciones de compresión. Las adjudicaciones se realizarán en julio de este año.

Los grupos brasileños que han cobrado fuerza han sido: Petrobrás S.A. que se dedica a exploración y explotación petrolera en diferentes países (Angola, Libia, EEUU, etc), Odebrecht ( obraje pesado, metalurgia, tecnología), también con proyección externa a Perú, Venezuela, Ecuador. Sadia, en materia de frigorificos y alimentos. Pero han dejado espacio a nivel de infraestructura, como ya se dijo, a la penetración de capitales españoles y chilenos.

A lo largo del año 1997, Brasil recibió 21.5 mil millones por la venta de activos estatales, y espera recibir en 1998 una cifra cercana a los 26 mil millones dd. Entre las licitaciones más importantes del presente año entran las mayores restantes en electricidad (Eletronorte, Eletrosul, Eletropaulo, Furnas, Gerasul, Electrica de Mina Gerais,Cesp,etc), petróleo (Petrobras),distribuidoras de gas (Comgas,Bahiagas) puertos (Tecon,Sepetiba) ferrocarriles (Flumintrens, Fepasa, Ferroeste, Ferro Teresa Cristina, Raffsa) y telecomunicaciones (Embratel, Telebrás (que integra 27 compañías telefónicas) la Riogradense de Telecomunicóes, Banda B Amazonia, (de telefonía celular), bancos (Banco del estado de Minas, Credireal).

Para organizar el delicado negocio de las privatizaciones eléctricas y petroleras, el Presidente Fernando Cardoso ha puesto a su propio yerno, David Zylbersztajn, Secretario de Energía de Sao Paulo y Director general de la Agencia Nacional de Petróleos. Otro involucrado en las campañas privatizadoras fue el recientemente fallecido Sergio Motta, tesorero en las campañas de Cardoso, que se manejó en lo de las telecomunicaciones y Banda B. Así se hace historia.

Chile

Chile se ostenta como país modelo en la ejecución de las políticas de libre mercado. Sin embargo abriga una deuda externa pública y privada excepcionalmente alta y dinámica, que ha sido puesta al servicio de vastos procesos de privatización y de concentración de la riqueza. Contiene en este sentido muchas de las características de las economías burbuja del sudeste asiático, y se coloca por ello actualmente como una economía riesgosa.

En 1975 esta economía tenía deudas por 4072 millones, y hoy bordea los 27 000 millones dd. Una parte pequeña, siempre algo así de 4000 millones es deuda pública, el resto es deuda privada.

Durante la dictadura de Pinochet se puso a la orden del día la privatización de un número grande de empresas públicas que vinieron a sazonar el apoyo de la derecha social chilena a esa dictadura, contribuyendo a consolidar una costra burguesa.

Las privatizaciones absorbieron CAP (Compañía de Aceros del Pacífico), la CTC (Compañía de Teléfonos de Chile), Entel, Endesa, porciones de LAN,etc.

En los años de la Concertación, la práctica privatizadora prosiguió con nuevos bríos, estimulando la acumulación en conglomerados que ya habían encontrado su momento de despegue en los años anteriores. Al parecer continuar estimulando este curso económico fue una de las condiciones pactadas para la llamada "transición".

El éxito de este proceso, como ya hemos señalado, se expresa en el hecho de que hoy día siete personas tengan el control del 70% de los valores del país. El proceso privatizador ha encontrado su instrumento en una serie de "holdings", donde se conglomeran diversas empresas dedicadas a este lucrativo negocio, que completado ya en Chile ha empezado a dirigir sus posicionamientos en otros lugares del continente solas, asociadas entre ellas o con empresas transnacionales. De algún modo esto ha conducido a reforzar una idea algo falsa sobre "la competitividad" del modelo chileno y sobre un pretendido éxito de su economía. Lo que ha ocurrido es que se han generado condiciones para sacar capitales, a un alto costo para los niveles de vida de la mayoría de la población.

Actualmente quedan muy pocas empresas, sobre todo mineras, en manos del estado. Es posible que guarden esa situación por razones de tipo estratégico (alimentan la burocracia y el aparato militar). Pero a lo largo de los años se han ensayado muchas fórmulas para inducir su privatización.

El resto de la economía se encuentra ya casi totalmente en manos privadas, desde las empresas vinculadas a la infraestructura ( minas, transportes, electricidad, fundiciones, alimentos) a bancos, seguros, y una extensa gama de servicios en donde se incluye parte de la estructura de seguridad social, educacional, hospitalaria, etc.

Quienes se adjudicaron estas propiedades fueron grupos como Angelini (fuertes en forestales, pesca, sector eléctrico y minero), Luksic,que controla el mayor grupo bancario, minas, alimentos y las cervezas; Matte,forestales, celulosa, construcción,; Yuraszeck, con su holding Enersis controlando la electricidad y en proceso de transnacionalización; Said, embotelladores y financistas.

Chile dejó escurrir la mayor parte de sus nuevas minas a manos de estos grupos privados, y de empresarios extranjeros. Los Luksic por ejemplo, poseen el mineral Los Pelambres, con una reserva de 4 mil millones de toneladas, que explota en sociedad con empresas japonesas. Actualmente los consorcios privados tienen el control del 61% de la producción minera de Chile. De entre este paquete minero, La Escondida ya supera la producción de Chuquicamata. La Escondida, con una producción de cerca de 850 000 toneladas de cobre, es propiedad de un consorcio australiano, Broken Hill, que tiene presencia en ochenta países.

La presión adquisitiva no cesa, y puede decirse que existe ya una ofensiva privatizadora dirigida hacia Codelco, la compañía estatal que produce el 15% del cobre mundial y que posee el 18% de las reservas.

Una novedad del año reciente fue la toma de posesión del holding privatizador Endesa por Endesa/España, por un valor de 1.500 millones de dd.

Este año Chile ofrece la licitación de areopuertos (Carriel Sur, en Concepción), de empresas eléctricas (Colbún) de transportes / Ferronor, Ferrocarril Arica-La Paz), las Obras Sanitarias de Valparaíso...

El carácter de estas privatizaciones constituye de por si un acto expropiatorio del patrimonio social. Las concesiones fueron hechas bajo condiciones políticas favorables a los empresarios,( que frecuentemente eran los propios funcionarios encargados de realizar las licitaciones) que muchas veces se adjudicaron estos bienes por sumas ínfimas o poniendo como garantías sus propias deudas. El rumbo de las grandes empresas privatizadas fue el de la gran concentración del capital: contribuyó a ahondar las diferencias sociales, y se llevó adelante sin contemplaciones con respecto a las reservas del país o a su patrimonio ecológico. Hasta el momento toda esta operación no puede justificarse por haber contribuído de alguna mínima manera a la producción de empleo, al mejoramiento del nivel de vida de la población trabajadora, o al pago de la deuda externa.

Colombia

En 1975 tenía una deuda de 3500 millones, que cinco años después se había triplicado, y vuelto a duplicar cinco años más tarde, y volver a multiplicarse de la

misma manera cada lustro.De modo que hoy día es de 28 000 millones. El servicio de esa deuda absorbe una parte importante de las exportaciones

El país tiene como primer producto de exportación el petróleo, como segundo el café (cerca de 900 000 hectáreas). Ambos sujetos a fuertes fluctuaciones de mercado, y sostenidos mediante recursos devaluatorios (este año ha habido una devaluación del 30% que ha abaratado el componente de trabajo). A lo largo del tiempo constantemente han tenido un significado estabilizador las producciones de algunas hierbas.

Entre las primeras privatizaciones estuvo la de Papelcol, industria papelera, que fue adquirida por la firma Grace; la venta de la ensambladora Sofaja a la Renault y la Toyota.

El Ministerio de Minas ha tenido a su cargo la venta de las propiedades más importantes como por ejemplo, las acciones de Ecopetrol en diversas empresas, sobre todo de gas (Colgas, Surtigas, la Guajira,etc.)

Las transnacionales invierten en el negocio privatizador colombiano, a pesar de las frecuenten "decertificaciones" con que EEUU ha bombardeado al gobierno de Samper.

En 1997 se recogieron a este respecto 3100 millones por propiedades públicas (compañías eléctricas, hidroeléctricas, bancos y minas) adjudicadas a empresas españolas, sudafricanas, norteamericanas, chilenas, venezolanas. Endesa de España por ejemplo, se adjudicó una compañía eléctrica en Bogotá. En este negocio han sobresalido Enron Corp, Houston Industries, Banco Central Hispano, AngloAmerican Coal Corp., Chilgener. Y estas operaciones han sido ubicadas por el Gobierno colombiano como "inversión directa".

En Colombia se desarrolló un período de privatizaciones completas, pero debido a la resistencia de muchos municipios y regiones, recientemente el Gobierno optó por la táctica de privatizaciones parciales, conformando empresas mixtas con la inversión privada. Son los casos de la Empresa Eléctrica de Bogotá, la Corporación Eléctrica Atlántica y la Interconexión Eléctrica. En ésta última por ejemplo, se vende hasta un 15% de las acciones.

El Gobierno ha estado ofreciendo acciones de Ecopetrol (sobre todo compañías de gas), de las electrificadoras de Santander y Tolima, de Carbocol. Y acciones de bancos (13% del Popular, 11% de Bancoldex). Ecopetrol ha iniciado también aventuras conjuntas con British Petroleum, Triton y Total, mientras una legislación que restringía las exportaciones petroleras, ha sido reemplazada por otra que rebaja los impuestos de salida de los hidrocarburos.

Este año ofrece en venta distribuidoras eléctricas en Huila, Cundinamarca, Tolima, Meta y Quindio.

Es interesante enfatizar la dedicación que han puesto los gobiernos desde el de César Gaviria a Samper en facilitar el proceso privatizador, sorteando hábilmente a la oposición social a esas medidas. Un ejemplo fue el intento de privatización de las telecomunicaciones en 1992, que experimentó la dura oposición de los sindicatos de Telecom, que amenazaron con dejar al país sin comunicaciones. El Gobierno optó entonces por introducir la privatización por puertas traseras, seccionando las telecomunicaciones por regiones, estimulando competencias y

forzando la desincorporación de funciones laterales que se reforzaron con la entrada de la comunicación celular apoyada en el capital transnacional.

En el país estos movimientos de penetración del capital extranjero con fines privatizadores se ven favorecidos por el inmenso poder de consorcios ya en amplio proceso de transnacionalización. En Colombia se han creado grandes conglomerados, como el grupo Bavaria, integrado por más de 150 compañías, (línea aérea Avianca, cerveceras, cadenas de periódicos, radios, televisión, telefonía, petróleos, construcción, seguros, etc). Asociados con la Renault, están armadurías, y con British Petroleum hacen exploraciones petroleras. Sus ingresos anuales son del orden de los 5,2 mil millones dd.

Colombía desde 1991 proclama una política de "cielos abiertos" en materia de transporte aéreo, que favorece la privatización de ese sector desde las aeronaves a los aeropuertos.

Entendidos ahora como sectores de concurrencia capitalista internacional.

Para 1998, el Gobierno buscará vender la gran mina carbonífera de Carrejón, por la que espera recibir 500 millones dd., y la Empresa de telecomunicaciones de Bogotá que oferta en 1300 millones.

Están en licitación la construcción y rehabilitación de carreteras Briceño-Villa Pinzón-Tunja-Sogamoso y Bucaramanga-Ye de la Ciénaga. Se estarán contratando en este mes de mayo. El mantenimiento de vías férreas también busca una opción privada en la línea del Ferrocarril al Pacífico. La línea Bogotá- Santa Marta, que estaba por ser concesionada, encontró recientemente problemas legales que han dejado en suspenso la operación. Todo ha derivado de la falta de representatividad de Fepaz, la empresa compradora de la que se desgajó uno de los socios, el departamento del César. Se suma a esto, la privatización de Corelca, empresa eléctrica de la costa Atlántica), de Codensa (que se adjudica a ENDESA, España/Chile y Enersis), de Chivor (a Chilgener), Energía del Pacífico, Epsa (a Houston Energy), Betania ( a Endesa Chile). Se suma a esto Te
http://www.archivochile.cl/America_latina/al_vg/america_latina_dg_00011.pdf

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