Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Agosto de 2021

Bloqueo, protestas y represión: ¿A dónde va Cuba?
El Socialista Centroamericano No 332


Las recientes protestas sociales en Cuba han tenido una enorme repercusión a nivel mundial. El triunfo de la revolución cubana en 1959 y su tránsito hacia el socialismo en 1961, bajo el bloqueo y asedio de Estados Unidos, fueron acontecimientos que influyeron en el resto de América Latina.

Durante varias décadas, el castrismo se postuló como una dirección antimperialista, que resistía el bloqueo de Estados Unidos, pero que ya no fomentaba el triunfo de nuevas revoluciones, sino que cuando estas se producían las utilizaba como cartas de negociación, como ocurrió con las guerrillas en Centroamérica.

Los logros de la revolución cubana quedaron reflejados en las estadísticas. A pesar del bloqueo imperialista, con el cuantioso subsidio de la URSS, Cuba logró conquistas altos índices de desarrollo humano, hasta el año 1990 cuando se produjo el derrumbe de la URSS y del llamado “campo socialista”.

Vino entonces el llamado “periodo especial” lleno de penurias y de retroceso de las conquistas sociales. Fidel Castro impulsó la industria turística, abriendo la isla a las inversiones capitalistas, hasta el año 1999 cuando el triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela, le brindó la vital asistencia petrolera que impidió el colapso económico de la isla.

Pero en las últimas dos décadas, producto del salvaje bloqueo imperialista que tiene más de 60 años, la economía de Cuba sigue decayendo, causando dolor y miseria en el pueblo. En la actualidad, la mayoría de los cubanos sobreviven de las remesas que envían sus familiares desde Estados Unidos. Por esta razón, fue que Trump intensificó el bloqueo, pero al final no pudo contener el envío de remesas por que iba a perder el apoyo de la comunidad cubana en Estados Unidos.

El castrismo ha tenido la habilidad política de resistir y de mantenerse en el poder en condiciones muy duras, pero a costa de instaurar una dictadura totalitaria de partido único, creando sofisticados mecanismos de control social y represión, que en algunos casos incluyeron fusilamientos de opositores.

La pandemia de coronavirus ha ocasionado un golpe casi mortal a la industria turística en Cuba, el flujo de turistas se ha detenido abruptamente, asfixiando la economía ya debilitada.

El pueblo cubano es quien soporta directamente todas las consecuencias del bloqueo imperialista, y de las políticas de lenta apertura hacia el capitalismo que impulsa el castrismo, que han traído una creciente desigualdad social. El castrismo aspira a convertir a Cuba en una nueva Singapur, copiando el modelo de capitalismo de Estado de China o Vietnam, pero estas aspiraciones chocan contra el muro del bloqueo imperialista.

Aunque la administración de Joe Biden ha sido mucho más moderada que Trump en relación a Cuba, la realidad es que no rompe con la estrategia de criminal bloqueo que fue adoptada por Estados Unidos en Otubre de 1960.

Los trabajadores y la izquierda de Centroamérica y del mundo debemos solidarizarnos con las protestas del pueblo cubano, aunque sabemos que el imperialismo norteamericano y la derecha mundial, tratan de llevar agua a su molino. Debemos exigir el cese del bloqueo imperialista, al mismo tiempo que exigimos al gobierno castrista que cese la represión contra las justas protestas pacíficas. Existe un peligro real de una masacre, como la ocurrida durante las protestas en la plaza Tiananmmen en China, en 1989, o de fusilamientos selectivos de dirigentes opositores, para implantar el terror.

No hay duda que Cuba está en punto culminante. Es una disyuntiva de acero: o el pueblo cubano a través de la movilización conquista la democracia real y logra ponerle fin al bloqueo imperialista, enderezar el rumbo actual de la economía, para satisfacer las necesidades materiales del pueblo, o las consecuencias del prolongado bloqueo de más de 60 años y las erróneas políticas de la dirección castrista van a producir continuos estallidos sociales, que pueden conducir a la desintegración de Cuba, y a una salvaje restauración capitalista, convirtiéndola nuevamente en una semicolonia de Estados Unidos. Nosotros apostamos por la primera opción.


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