Agosto de 2021
AMLO aboga por solución pacífica en Cuba, sin intervencionismo ni bloqueo.Roberto Garduño y René Alberto López
Reitera los principios de política exterior
Roberto Garduño y René Alberto López
Periódico La Jornada Martes 13 de julio de 2021, p. 3
En Cuba debe buscarse una salida mediante el diálogo, sin el uso de la fuerza, sin la confrontación, sin violencia, sugirió el presidente Andrés Manuel López Obrador. En la región militar de Villahermosa, Tabasco, donde se organizó su conferencia de prensa tras un recorrido de tres días por las obras de infraestructura del Tren Maya, expuso con amplitud su postura ante los sucesos del fin de semana en la isla.
Sin rodeos, consideró intervencionista la interpretación que desde un sector político y del ámbito informativo se da al asunto, y la verdad es que, si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo, como lo están solicitando la mayoría de los países del mundo. Eso sería un gesto verdaderamente humanitario. Ningún país del mundo debe ser cercado, bloqueado, eso es lo más contrario que puede haber a los derechos humanos. Nadie puede, nadie tiene derecho a tomar esas decisiones que afectan a los pueblos.
Ante los sucesos, puntualizó, debemos guiarnos siempre por los principios de política exterior: no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y garantizar los derechos humanos.
“Quiero expresar mi solidaridad con el pueblo cubano. Y tienen que ser los cubanos los que decidan, porque Cuba es un país libre, independiente y soberano. No debe haber intervencionismo, no debe utilizarse la situación de salud del pueblo de Cuba con fines políticos, eso debe quedar de lado.
Hay muchos países con problemas en América Latina, en el Caribe, no es sólo el caso de Cuba; sin embargo, llama la atención que ha habido un despliegue informativo inusual, desde luego promovido por quienes no están de acuerdo con las políticas del gobierno de Cuba, es obvio. No hay que politizar el asunto y no hay que utilizar de bandera el apoyo humanitario para interferir en asuntos que sólo corresponde resolver a los cubanos.
Ofrece apoyo
La defensa del Presidente se acompañó de la disposición a brindar apoyo humanitario, sin ninguna tendencia o sesgo político, pues México siempre ha sido solidario con la isla y con todos los pueblos del mundo.
Si el gobierno de Cuba lo considera necesario y su pueblo así lo demanda, el gobierno de México podría ayudar con medicamentos, con vacunas, con comida, porque la salud y la alimentación son derechos humanos fundamentales, indicó el mandatario.
De tal forma, insistió, si lo solicita el gobierno de Cuba se establecerá un puente, para ayudarle. Y un llamado reiterado a que no intervengan gobiernos, grupos de intereses creados en la situación interna de Cuba. Que se respete la autodeterminación del pueblo cubano, pero que no haya intervencionismo, subrayó.
Al preguntarle si observa la mano de países extranjeros en las protestas en la isla, habló de un destinatario: “Yo veo que están interviniendo. Ayer vi un mensaje en redes sociales de un grupo que se llama Artículo 19, financiado en México por el gobierno de Estados Unidos.
Y ayer casualmente esta organización, que ya hemos denunciado nosotros. Sacó una foto, con cuestionamientos mordaces: ¿Quiénes son ellos para hacer estos juicios? ¿Cómo una organización se sitúa por encima de todos y define una postura política?
López Obrador mostró la imagen publicada por Artículo 19, describiéndola de esta forma. ¡No es de La Habana!, es creo, Egipto. Un montaje. Esto no, la mentira no. Y deseamos de todo corazón que las cosas se resuelvan en paz en Cuba y con respeto a la independencia, a la soberanía del pueblo cubano.
Cuba: malestar e injerencismo
Miles de cubanos se manifestaron el domingo pasado contra el desabasto de artículos básicos, la carestía y los cortes intermitentes de la energía eléctrica, entre otras demandas. De manera completamente inusual en los actos de protesta que tienen lugar en la isla, durante las marchas se registraron saqueos de tiendas y ataques contra patrullas de policía, así como detenciones violentas de quienes causaban desmanes.
En respuesta, el presidente Miguel Díaz-Canel se apersonó en la protesta realizada en la localidad de San Antonio de los Baños para escuchar las demandas de la población y explicar los motivos de las estrecheces que aquejan al país. El mandatario reconoció que no todos los manifestantes son contrarrevolucionarios ni mucho menos, sino personas insatisfechas, pero también denunció la campaña de desestabilización urdida por la mafia cubanoestadunidense, y sostuvo que quienes alientan esas manifestaciones no quieren el bienestar de la gente, sino la privatización de la salud y la educación, el neoliberalismo.
Sería pueril negar que en ese país, como en muchos otros, existe un sector social descontento con las autoridades y decidido a tomar las calles para plantear sus exigencias; es sabido, por otra parte, que este malestar se ha exacerbado y ampliado a consecuencia de la prolongada pandemia que mantiene paralizado el turismo, una de las principales fuentes de ocupación e ingresos en la isla; por otra parte, es claro que las dificultades que experimentan millones de cubanos se origina, en parte, en las ineficiencias del gobierno y en las inercias burocráticas.
Sin embargo, supondría una enorme ingenuidad creer que no hay una promoción de estas manifestaciones desde Washington y Miami, y resultaría absurdo ignorar el peso que han tenido en la gestación de este enojo social las seis décadas del bloqueo estadunidense contra la isla, toda vez que esta brutal y permanente violación a los derechos humanos de todos los cubanos está expresamente diseñada para generar malestar contra el régimen y doblegarlo mediante el hambre y la carencia generalizada.
En las actuales circunstancias, la hostilidad de Estados Unidos contra La Habana se inserta, además, como una fuerza extraña que enturbia los legítimos reclamos de la sociedad cubana y oscurece el entendimiento de sus malestares.
Por ello, el llamado del presidente Joe Biden a que el gobierno cubano atienda a las necesidades de su pueblo en este momento vital resulta de una perversidad inaudita: es el bloqueo estadunidense y no las autoridades cubanas lo que impide a la isla adquirir los insumos básicos para lidiar con la pandemia, y la primera medida para terminar con el sufrimiento económico que denuncia el político demócrata pasa por levantar el embargo que mantiene maniatados al comercio y las finanzas cubanas desde hace más de medio siglo.
Está claro que la única actitud sensata ante las dificultades que enfrenta la isla es dejar que sean los propios cubanos quienes decidan qué quieren hacer con su país. Como lo expresó ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, la situación del pueblo cubano no debe utilizarse para intervenir en los asuntos internos una nación independiente, libre y soberana, a cuyos gobierno y ciudadanos corresponde buscar una salida mediante el diálogo.
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