Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Mayo de 2021

El agua es sagrada, no debe reconocerse como mercancía
Miguel Valencia Mulkay


El agua tiene varias dimensiones: la cultural, la ecológica y la sagrada.
En el pasado, en cada territorio hubo prácticas diferentes, con respecto
al manejo del agua; se dice que las religiones del medio oriente nacen del
pacto de los bereberes de los desiertos; no se toleraba aceptar un pago por
un vaso de agua entregado a un sediento ser humano a la mitad del desierto.
No era un bien o una mercancía, era un líquido sagrado, para conservar la
vida.

El agua ha sido a lo largo de la historia factor de Paz entre los pueblos
y de costumbres compasivas por los más débiles. Se dice que las primeras
leyes del mundo tenían como motivo el uso del agua. Hasta la llegada de la
tercera o cuarta revolución industrial brotan en el mundo las "guerras del
agua". Con el neoliberalismo se radicaliza la idea del agua como un bien
sujeto al mercado. Con el nacimiento de la ciencia económica se perdía la
antigua sacralidad del agua y se crearon las condiciones para las guerras
del agua.

Cada cuenca tiene "su agua" es decir: la cantidad de agua que permite la
existencia de su diversidad biológica; la extracción excesiva de agua de
una cuenca destruye su equilibrio ecológico. El excusado inglés, las
grandes bombas y los grandes tubos son los principales enemigos de la
conservación del agua: destruyen el equilibrio ecológico y fomentan el
despilfarro del agua. Las grandes presas y los trasvases de agua entre
cuencas, como el del Cutzamala, constituyen grandes atentados contra la
conservación del agua. La moderna tecnología del agua ignora totalmente la
ecología del territorio: es enemiga de la conservación del agua. La
revolución sanitaria de Inglaterra como la misma revolución industrial han
resultado una calamidad, especialmente en los territorios tropicales.

El uso industrial del agua representa la mayor amenaza para la conservación
del agua- se utilizan cantidades descomunales para la fabricación de
cualquier producto industrial, muy especialmente, los alimentos
industrializados. Desde hace más de 30 años, los grandes empresarios
decidieron quitarle al Estado la gestión del agua y colocarla como una
mercancía al igual que el petróleo o la madera o los minerales. Canadá, el
país con mayores reservas de agua en el mundo, en los 90 rechaza la
aplicación del TLC, en trasvases de agua con Estados Unidos; con Maude
Barlow a la cabeza, se crea el Council of Canadians para frenar las
pretensiones de su gran vecino; Maude publica su famoso libro El Oro Azul
que informa mundialmente la nueva situación del agua. En Cochabamba,
Bolivia, Oscar Olivera encabeza la primera "guerra por el agua" que crea las
condiciones, para eliminar la dictadura boliviana y la entrada al poder
de Evo Morales.

El agua embotellada es el epítome de las ideas neoliberales: la
privatización extrema del agua. Vicente Fox fue colocado por la
mercadotecnia de Coca Cola en la presidencia de la República, con el
propósito de introducir la privatización del agua en gran escala; coloca
inmediatamente a Cristóbal Jaime Jacques, ex director de Cocacola y de LALA
como director de la Comisión Nacional del Agua- las ovejas al cuidado del
lobo- , para repartir concesiones de agua- el mayor negocio del país- en
gran escala y crear una Ley de Aguas tan privatizadora como fuera posible;
además, invita a la gran mafia mundial de piratas del agua, agrupados en el
Foro Mundial del Agua, apoyado por la ONU e integrado por las mayores
transnacionales del agua: Suez, Nestlé, Veolia, Aguas de Barcelona,
Bechtel, para celebrar su gran encuentro en México 2006. Se privatiza la
distribución de agua en varias ciudades de México, como Saltillo, Puebla y
otras. La Ciudad de México entrega parte de su servicio público de agua a
empresas privadas. El Banco Mundial ofrece préstamos blandos, con el fin de
que los municipios y las ciudades entreguen sus servicios públicos de agua
a empresas privadas.

Desde la época de Salinas de Gortari, México descuida la calidad del agua
municipal, el agua entubada, para propiciar el consumo de agua embotellada
y consigue que años después, nuestro país obtenga el primer lugar en
consumo de refrescos y de agua embotellada- seguido muy de cerca por
Italia. Las botellas de plástico vacías invaden todos los rincones del
país y se descubren las grandes islas de plástico en los océanos. El agua
embotellada, como cualquier alimento industrializado, se convierte pronto
en alimento chatarra, sin el sabor que le daba su origen territorial.

La jurisprudencia mundial se niega a sacar el agua del mercado y reconocer
la sacralidad del agua tal como lo hace con el ser humano. La
jurisprudencia de Estados Unidos se decanta en cambio por la total
privatización del agua.

La Ley debe reconocer la sacralidad del agua y prohibir su mercantilización
y su gestión extraterritorial, como lo hace la gran enemiga de la
conservación del agua, la Comisión Nacional del Agua.

Día Mundial del Agua 2021


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