Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Septiembre de 2020

Immanuel Wallerstein, Premio Nobel de Ciencias Sociales



Immanuel Wallerstein



Del mismo modo en que Fernand Braudel ha sido el más importante historiador de todo el siglo XX, a nivel mundial, así Immanuel Wallerstein ha sido el más importante sociólogo del siglo XX en todo el planeta. Por eso, su reciente desaparición crea un hueco dentro de las ciencias sociales contemporáneas, que es de la misma magnitud que ese rol único y excepcional que Wallerstein llegó a jugar dentro del paisaje intelectual del último medio siglo recién transcurrido. Hueco fundamental e imposible de llenar, que de ahora en adelante nos hará extrañar los agudos, profundos e incisivos análisis wallerstinianos sobre la historia global del sistema-mundo capitalista, sobre los sucesos esenciales del largo siglo XX aún no concluido, sobre las coyunturas y los acontecimientos mundiales inmediatos junto a sus escenarios prospectivos posibles, o sobre la urgente reorganización del entero sistema de los saberes modernos y de las actuales ciencias sociales contemporáneas, que son los cuatros ejes teóricos centrales en los que se despliega la compleja obra de Immanuel Wallerstein.

Conocí personalmente a Immanuel Wallerstein en París, en enero de 1989. Desde tres años antes, estábamos en contacto epistolar, pues en 1986 le envié mi ensayo que comparaba la obra de Marx con los trabajos de Fernand Braudel, sorprendido de haber encontrado cómo él, también por su propia vía, se interesaba como yo en rescatar las contribuciones de algunos autores de la mal llamada Escuela de los Annales, como Marc Bloch y Fernand Braudel, desde una clara perspectiva marxista.

Así, luego de leer mi ensayo “Entre Marx y Braudel: hacer la historia, saber la historia”,[1] Wallerstein me ofreció traducirlo al inglés y publicarlo en la prestigiosa Review del Centro Fernand Braudel que él dirigía. Ahí comenzó un intercambio intelectual de tres décadas, que para mí fue muy rico y fructífero, y que después de nuestro primer encuentro personal en París, se convirtió también en una especial amistad personal, lo que me llevó muy pronto a conocer a su esposa Beatriz, primera interlocutora intelectual de sus ideas, y luego a su inteligente hija Katharine.

Todo el mundo sabe que una de las tesis más originales y provocativas de Wallerstein, es la que afirma que en los últimos quinientos años, la verdadera unidad de análisis pertinente para todas nuestras investigaciones, diagnósticos y estudios, es la del sistema-mundo en su conjunto, primero semiplanetario y luego estrictamente planetario. En cambio, lo que no todos saben, son las profundas implicaciones intelectuales que esta tesis puede tener, cuando se le aplica en concreto y de manera particular a un determinado Continente o región, o a una cierta nación, en un específico periodo de tiempo, o respecto de un cierto proceso social singular. Por ejemplo, para la explicación de varios de los momentos y procesos cruciales de la historia de América Latina y de México.

Pues algo que llama poderosamente la atención en todos los análisis que Immanuel Wallerstein realiza de los distintos temas particulares que aborda, es su capacidad para reinsertarlos no solo dentro de perspectivas y horizontes globales, en el sentido tanto marxista como braudeliano de este término, sino también y simultáneamente, dentro de un marco estrictamente planetario, donde interactúan constantemente las dinámicas locales, nacionales o regionales, con las dinámicas planetarias del sistema-mundo capitalista, explicándose e iluminándose recíprocamente. Lo que, naturalmente, lleva siempre a interpretar esos temas concretos en formas novedosas, originales y hasta inesperadas.

Por ejemplo, cuando Wallerstein caracteriza los procesos de las llamadas “Independencias” de América Latina, desarrollados a principios del siglo XIX, no como tales Independencias, sino solamente como simples descolonizaciones de las futuras naciones latinoamericanas. Porque partiendo de la condición histórica siempre periférica de América Latina, que elimina a priori cualquier posibilidad de su real independencia económica, social, política o cultural, y desde la rica comparación de esas supuestas “Independencias” latinoamericanas del siglo XIX, con el proceso de la descolonización de África desarrollado en el siglo XX, Wallerstein llega a la obvia conclusión de que no se trata de la verdadera Independencia de los países de América Latina, sino solamente de su independencia jurídica formal, y de su real descolonización o separación de la metrópoli española.[2]

Lo que, en la historiografía actual de América Latina, y en el imaginario oficial de todas las naciones latinoamericanas, es un verdadero “escándalo intelectual”, que rompe totalmente con las explicaciones históricas habituales, y que nos obliga a repensar y reconstruir buena parte de todas las historias oficiales de todos los países latinoamericanos en los últimos doscientos años.

Entonces, del mismo modo en que Wallerstein desmitifica a la Revolución Francesa, negando que sea una revolución burguesa y que es ella la que crea al moderno Estado burgués, así también desconstruye el mito de las Independencias latinoamericanas del siglo XIX. Lo que en parte se apoya en el serio conocimiento que Wallerstein tuvo de la historia latinoamericana, y que se inició con los trabajos de la Comisión Económica para América Latina y sobre todo con la teoría de la dependencia latinoamericana, la que conoció a través de André Gunder Frank, y de la que retomó la distinción entre países del centro y de la periferia, para enriquecerla y complejizarla, agregando un tercer estrato, el de los países de la semiperiferia capitalista.

Y lo mismo sucede cuando Wallerstein analiza los procesos políticos recientes de América Latina y de México, y en especial cuando caracteriza a los llamados gobiernos “progresistas” de América Latina y al neozapatismo mexicano. Aquí, y una vez más desde una perspectiva planetaria de lo que sucede con las diversas izquierdas en todo el mundo, y también desde una braudeliana visión de larga duración sobre la historia de los dilemas principales que en los últimos dos siglos han enfrentado los movimientos antisistémicos en todo el globo terráqueo, Wallerstein va a considerar a todos esos gobiernos progresistas de Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa, Felipe Lugo, Lula da Silva, etc., y más recientemente Andrés Manuel López Obrador en México, como simples soluciones puramente defensivas y transitorias, profundamente limitadas en sus capacidades de cambio, y solo capaces de mitigar tenuemente los graves sufrimientos de las clases populares de todas las respectivas naciones latinoamericanas. Pero sin hacerse ninguna falsa ilusión acerca de estos limitados gobiernos progresistas, totalmente procapitalistas, que no son más que esa inmediata y puramente defensiva respuesta a los catastróficos efectos de la actual crisis terminal del capitalismo, sobre todas las clases populares y subalternas del planeta.

En cambio, Wallerstein considera que, frente a esta salida solo defensiva y transitoria existe la salida radical, genuinamente antisistémica, que representa por ejemplo el neozapatismo mexicano, el que él consideraba como “el movimiento social más importante en el planeta, barómetro y detonador de movimientos antisistémicos desarrollados alrededor del mundo”.[3] Por eso, Immanuel Wallerstein seguía siempre con mucha atención este movimiento neozapatista, sobre el que escribió periódicamente, consagrándole varios ensayos en sucesivos momentos, y hablando de él en varias entrevistas importantes. Y también, visitó Chiapas en al menos tres ocasiones, participando en una de ellas en un Coloquio al lado del Subcomandante Insurgente Marcos, y teniendo con este último una interesante entrevista, hasta hoy inédita,[4] en la que también participamos Sergio Rodríguez Lazcano y yo. Por eso, no es extraño que en 2005 se fundó en Chiapas un Centro Immanuel Wallerstein, que fue muy activo entre 2005 y 2008, aunque después, lamentablemente, entró en crisis total y prácticamente desapareció.

Immanuel Wallerstein visitó México muchas veces. En 1991 participó en las Primeras Jornadas Braudelianas Internacionales, celebradas en la Ciudad de México, para después apoyar enérgicamente las secuelas de esta iniciativa junto con Maurice Aymard, lo que derivó en unas Segundas Jornadas celebradas en París en la Maison des Sciences de lHomme, las Terceras en Génova, las Cuartas en Wassenar, Holanda y las Quintas en el propio Fernand Braudel Center en Binghamton. Además, recibió cuatro Doctorados Honoris Causa de distintas Universidades de América Latina, uno de Perú, otro de Brasil, y dos de México, el de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el de la Universidad Nacional Autónoma de México. Y también ocupó en alguna ocasión la prestigiosa Cátedra Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara, fundada por Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes.

También, Wallerstein fue miembro del Comité Científico Internacional de la revista mexicana Contrahistorias, desde su fundación en 2003, colaborando en ella asiduamente y desde su primer número, y publicando en sus 32 números hasta hoy editados, veinte artículos, dos de ellos escritos especialmente para la revista, y también tres entrevistas, todas ellas concedidas directamente a la propia Contrahistorias.

Además, fue igualmente en México que se publicó originalmente la larga entrevista que Immanuel Wallerstein me concedió en 1999, cuando siendo Investigador Visitante en el Fernand Braudel Center, pude realizar esta amplia entrevista de trece horas de duración, que es la más larga entrevista que él concedió en toda su vida.[5] Y también, fue en México donde se publicaron inicialmente los tres libros de compilación de sus ensayos, que compusimos juntos en diversos momentos, y que después fueron reeditados en Colombia y en Chile. Primero, el libro La crisis estructural del capitalismo, que contiene toda una sección con sus ensayos sobre América Latina publicados hasta ese momento. Después el libro Historia y dilemas de los movimientos antisistémicos, y finalmente la obra en dos tomos Horizontes del análisis de los sistemas-mundo, de la cual solo ha sido publicado hasta hoy el primer tomo.[6]

Immanuel Wallerstein, intelectual genuinamente crítico como pocos, y con visiones globales y también estrictamente planetarias como muy pocos, ha dejado de existir. Nos queda su rica obra intelectual como legado y herencia, pero también como reclamo para seguir luchando, como él lo hizo durante toda su vida, por un mundo no capitalista, real y verdaderamente justo, igualitario y democrático. Y no hay duda de que, de haber existido un hipotético Premio Nobel de las Ciencias Sociales, Immanuel Wallerstein lo habría ganado fácilmente. Aunque, muy probablemente, y al igual que Jean-Paul Sartre, tal vez también lo habría rechazado.

- Carlos Antonio Aguirre Rojas es investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

Este texto fue escrito a solicitud de la Asociación de Amigos de la Fondation Maison des Sciences de lHomme, y publicado dentro del folleto Immanuel Wallerstein. Une quête intellectuelle et politique, Ed. Association des Amis de la FMSH, Paris, noviembre, 2019.


[1] Cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas, “Between Marx and Braudel: making history, knowing history”, en Review, vol. XV, núm. 2, Spring 1992, pp. 175-221.

[2] Sobre esta original tesis, cfr. Immanuel Wallerstein, The modern-world system III, Ed. University of California Press, Berkeley, 2011, pp. 191-256.

[3] Cfr. Immanuel Wallerstein, "The Zapatistas: The Second Stage", Commentary núm. 165, July 15, 2005, en el sitio: https://www.binghamton.edu/fbc/commentaries/index.html.

[4] Esta entrevista o diálogo entre Immanuel Wallerstein y el Subcomandante Insurgente Marcos, hasta hoy inédita a nivel mundial, se publica por primera vez en el mismo número de Contrahistorias donde se publicó el presente artículo.

[5] Cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas, Immanuel Wallerstein: Crítica del sistema-mundo capitalista, Ed. Era, México, 2003 (reimpreso varias veces en México), publicado después en Chile, y parcialmente en Cuba, y finalmente con recortes, modificaciones y agregados, en inglés, bajo el título Uncertain Worlds. World-Systems Analysis in Changing Times, Ed. Paradigm Publisher, New York, 2012 (reeditado en 2013).

[6] Cfr. Immanuel Wallerstein, La crisis estructural del capitalismo, Ed. Contrahistorias, México, 2005, Historia y dilemas de los movimientos antisistémicos, Ed. Contrahistorias, México, 2008, y Horizontes del análisis de los sistemas-mundo, Ed. Instituto Politécnico Nacional, México, 2015.
https://www.alainet.org/es/articulo/208521

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