Agosto de 2020
¿DÓNDE QUEDÓ LA CUARTA?Gustavo Gordillo De Anda
Como en las novelas de Ernesto Sábato empiezo por el final. ¿Dónde quedó la 4T? Donde siempre ha estado. En la mente y en la imaginación de muchos mexicanos que votaron por AMLO.
¿Qué es la 4T? Ahí sí que entramos en problemas.
Como trata de un concepto polisémico -y ahí su fuerza narrativa- quiere decir muchas cosas para muchas personas. A partir de la narración lineal de la historia que propone AMLO -Juárez, Madero y Cárdenas- se pueden imaginar muchas combinaciones discursivas. Todo en el terreno del simbolismo. Aquí más que elaboraciones teóricas, son imágenes. Sobre las distintas maneras en que AMLO se conecta con la gente. En este ámbito que se expresa el apoyo a AMLO.
Gobierno de coalición. Pero AMLO preside un gobierno de composición, no lo llamo de coalición, aunque tres partidos así lo hicieron, porque en su integración jugaron factores políticos ajenos a esa coalición. Por ello ni el más coherente, puro, transparente de los gobiernos en régimen autoritario o democrático, está libre de contradicciones internas. Al contrario, ese es el lubricante que lo aceita. A la mejor el gabinete celestial de Dios está libre de contradicciones, pero aún ahí los ángeles y arcángeles son bien fascinerosos.
Ciento ochenta grados. Me parece más interesante discutir por qué el gobierno federal hace lo que hace. Esto resalta de maneras notoria en las políticas donde AMLO ha dado un giro de 180 grados respecto a lo que planteaba en sus campañas electorales. Menciono tres: el papel de las fuerzas armadas en el combate al crimen organizado, el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá y la austeridad como eje del programa económico. En estos como en otros casos priva desde luego el pragmatismo del presidente, pero alimentado por el estado que guarda el Estado que recibió.
Crisis orgánica. Los resultados electorales de 2018 y el gobierno de AMLO es la consecuencia de la crisis orgánica que explotó en el siglo 21 en México. Como lo he argumentado antes, la erosion y fragmentación del Estado ocurrido paulatinamente en los últimos 30 años, fue el producto combinado de las crisis económicas, políticas y sociales agudizadas por el rotundo fracaso de la guerra con el crimen organizado. Los resultados electorales de 2018 pusieron al descubierto una crisis orgánica que venía gestándose, uno de cuyos signos más evidentes y preocupantes, fue el desfondamiento del sistema de partidos. La coalición que se armó a partir de 1997 y hasta 2018 se disolvió bajo el peso de la corrupción, y la nueva coalición de fuerzas sociales no existe aún. Se generó una coalición electoral con AMLO en el centro y MORENA como el instrumento. Pero esa coalición no terminó ni en partido ni en movimiento.
Una revolución que no es revolución. Para Gramsci esta es otra manera de definir a la revolución pasiva busca dar cuenta de la tensión entre dos tendencias o momentos: restauración y renovación, preservación y transformación. Las elites económicas están divididas, las elites políticas están desplazadas y fuerzas sociales dominadas aunque en evervesenecia se encuentra también fragmentadas. Emerge un movimiento multiforme que aglutina agravios y personal político proveniente de todos los agrupamientos desarticulados. Y se da un proceso de cooptación.
Transformismo. Se trata de la decapitación intelectual de las dirigencias opositoras. A veces tiene una forma molecular atrayendo a dirigentes de un potencial polo opositor. A veces - los quiebra políticamente, usando como ariete el combate a la corrupción. Funciona bien porque son corruptos de carne y hueso.
No hay oposición. Lo que hay y seguirá habiendo son fragmentos sociales que se llaman partidos, asociaciones, gremios, organismos ciudadanos.Por eso construir un sistema de intermediación que incluye a partidos, gremios y asociaciones ciudadanas es la mayor apuesta para un México democrático. Pero esto no es para 2021.
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