Julio de 2020
Efectos económicos diferenciados del COVID-19 en América LatinaAlan Olguín, Daniela Bernal, Monika Meireles
Foto: Cesar Itiberê/Fotos Públicas
Apenas corre la primera mitad del año 2020 y todas las expectativas económicas, políticas y sociales se tornan negativas para escenarios a corto, mediano y hasta largo plazo. A inicios del mes de marzo de este mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la propagación del COVID-19 alcanzaba oficialmente el estatus de pandemia mundial [Sevillano, 2020]. Mientras que, para el siguiente mes, la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) aseveraba que esta pandemia llevaría a “la peor contracción de la actividad económica que la región [latinoamericana] haya sufrido desde que se iniciaron los registros, en 1900” [CEPAL, 2020b: 7].
ara que esta contracción haya alcanzado niveles tan graves como los que están pronosticados para el resto del año, hay que mencionar que los países latinoamericanos tuvieron como antesala una prolongada tendencia al estancamiento económico que se ha combinado con la profundización de la dependencia a los vaivenes del exterior [Meireles & Todd, 2020]. Dado este contexto, la CEPAL sugiere que los impactos económicos negativos que el COVID-19 trae para la región serán transmitidos a través de cinco canales externos: i) la disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales; ii) la caída de los precios de los productos primarios; iii) la interrupción de las cadenas globales de valor; iv) la menor demanda de servicios de turismo; y v) la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales [CEPAL, 2020a: 5-6].
Si bien los países del subcontinente comparten rasgos comunes en su estructura económica, como la orientación exportadora siendo el principal elemento dinámico de su crecimiento económico, nos damos cuenta, en un examen más detenido, que hay especificidades internas de cada país, lo que nos lleva a la conclusión de que se trata de una región con una composición bastante heterogénea. Hecha esta observación, los canales de transmisión antes enunciados deben ser tomados mirando también a las especificidades internas de cada país. En este espacio nos dedicaremos a reflexionar sobre tres aspectos que dan muestra de estas distinciones: a) estructuras económicas diferenciadas en la forma de inserción externa; b) el tamaño del Estado y su capacidad tributaria; y c) el arreglo político-institucional. Así, encontramos que la implementación de las medidas de distanciamiento social y la suspensión de las actividades productivas internas se han llevado a cabo con matices, grados diferenciados y resultados distintos para cada país.
En lo concerniente a la estructura económica productiva de América Latina, el punto más importante para relacionar los impactos de la crisis derivada de la pandemia es la característica que asume la matriz exportadora los distintos países. La región tiene un patrón de crecimiento económico basado en la exportación de diferentes commodities, materias primas tales como productos alimentarios (maíz, soja y trigo), así como en hidrocarburos (gas y petróleo), metales y minerales (cobre, oro, plata, estaño, bauxita, zinc, entre otros). Históricamente, esta ha sido la inserción de los países de la región en el comercio mundial, pero a partir de finales de los noventa este patrón de exportación de productoras primarios se ha intensificado significativamente, lo que ha llevado a que algunos autores hablaran de la reprimarización de la pauta de exportaciones. El crecimiento y las políticas de distribución de los gobiernos nacionales también tuvieron rasgos divergentes entre sí, aunque se han basado en el boom de los precios internacionales de las materias primas y los bienes de consumo a la par del crecimiento de su demanda por los países centrales y potencias emergentes [Svampa, 2018].
Para el caso de México, la situación no es exactamente la misma, ya que su estructura económica es marcada por la fuerte dependencia de las exportaciones de manufacturas oriundas de la maquila, siendo que los últimos datos de la CEPAL indican que estás representan el 81.3% del total de las exportaciones – siendo el mercado estadounidense el principal destino –. Aunque no depende en gran medida de las materias primas como el resto de sus homónimos regionales, México se inserta en las cadenas globales de valor como país maquilador únicamente y el valor agregado por el ensamblaje no representa una gran aportación a su economía.
Ante el carácter de diversas formas de dependencia hacia el exterior que los países latinoamericanos presentan, la dimensión internacional recobra suma importancia para evaluar los impactos económicos del COVID-19 en la región. Las tasas de crecimiento que la CEPAL [2020b] prevé para la economía mundial al terminar el 2020 son del -2,0% – -3,8% para Estados Unidos, -4,2% la de Japón, -5,7% para la Unión Europea, y 1,8% para China –. Dado que estos países son los principales consumidores de las materias primas exportadas por las economías de la región, estas estimaciones son muy relevantes, pues permiten dilucidar que en 2020 se espera que el valor de las exportaciones de México y Brasil caigan 15.1% y 11.6% respectivamente. De acuerdo a las mismas previsiones, la caída para Latinoamérica en la exportación de productos primarios sería de 18%. Así, la región latinoamericana sufre especialmente ante la fragilidad estructural con la que se inserta en el mercado internacional, ya que los precios de los commodities son fijados internacionalmente y sus fluctuaciones constantes dejan bajo la incertidumbre y la dependencia de los términos de intercambio al crecimiento económico, los ingresos fiscales y la estabilidad de la balanza de pagos al ser su principal fuente de divisas, por lo que la implementación de una política social redistributiva y apoyos a empresas y hogares para la reactivación económica derivada del confinamiento se complique seriamente.
En el aspecto de la capacidad fiscal, la recaudación promedio en América Latina fue de 19% del PIB en 2019,1 mientras que para 2018 el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés) fue de 34.26% [OECD, 2020]. Esto muestra el poco margen de maniobra que se tiene para la implementación de planes y programas de financiamiento de la reactivación y las ayudas y los incentivos que los gobiernos pueden poner en marcha; en 2017 (el último dato disponible) Brasil era el país mejor posicionado con 23.59% del total de ingresos tributarios con respecto al PIB y México de los peores con 14.30% [CEPALSTAT, 2019]. Es decir, que mismo las mayores economías de la región se muestran débiles en su estructura fiscal. Así, promover cambios sustanciales a esta estructura fiscal es una tarea compleja, pero urgente para lograr los fondos públicos necesarios tanto para garantizar los niveles de empleo, ingreso y consumo actualmente como para emprender una reactivación económica contundente tras la crisis sanitaria.
Con respecto al eje que corresponde al arreglo político-institucional, las diferencias saltan a la vista al observar el tipo de gobierno a cargo de cada país, hay un desfile de liderazgos que se filian ideológicamente desde la extrema derecha hasta aquellos autodenominados de “izquierda”. Sin embargo, se nota que en la práctica, los llamados “planteamientos neoliberales” – como la anacrónica insistencia en la austeridad como guía del manejo de las finanzas públicas – siguen muy vigentes en la región. Para acercarnos a la manera en que algunos de los países han intervenido y los resultados que obtenidos, el Observatorio COVID-2019 América Latina y el Caribe de la CEPAL da muestra del número de acciones – tales como restricciones a desplazamientos, salud, economía, empleo, protección social, educación y género – que cada país ha implementado, siendo Brasil, Chile y Perú algunos de los países que mayor número de acciones han llevado a cabo para sortear las vicisitudes que la pandemia trae consigo. Sin embargo, este número de acciones termina siendo poco significativo si se observan otras variables como el monto destinado, la población a la que están dirigidas o, como expresión última, el número de contagios y muertes que se registran. Es en este último punto donde encontramos que las cifras de cada país distan mucho entre sí, siendo Brasil y México – con cifras de Perú, Chile y Colombia en ascenso – quienes lideran las listas prominentemente al concentrar el 78% de las muertes en Latinoamérica,2 y que empujan a la región a ser el nuevo foco del brote de COVID-19 en el mundo [Aristegui Noticias, 2020].
No es para menos que la percepción y el debate público se tornen pesimistas, ya que, además, esta situación tiene efectos directos sobre los niveles de empleo y pobreza que están comenzado a sentirse. El cuadro 1 muestra los diferentes escenarios que se presentan en los principales indicadores socioeconómicos de una muestra de países latinoamericanos, comparando los indicadores finales de 2019 y la evolución que se espera de ellos en el 2020 a partir de los efectos de las medidas de confinamiento por la pandemia de COVID-19. Absolutamente todos los países de la región tendrán un deterioro en el crecimiento económico, el desempleo y los niveles de pobreza.
Cuadro 1. Indicadores socioeconómicos en América Latina 2019 y expectativas para 2020
Fuente: elaboración propia con datos y proyecciones de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI).
1/ Proyecciones realizadas por la CEPAL en diciembre de 2019
2/ CEPAL [2020b]
3/ Indicadores del Desarrollo
4/ Informe Perspectivas de la Economía Mundial del FMI
5/ Proyecciones preliminares de la CEPAL [2020c]. Se dividen en escenario bajo, medio y alto, en este caso se toma en cuenta el escenario medio.
Aún de acuerdo con el cuadro 1, en cuanto el crecimiento del producto, los países más golpeados en términos absolutos serán Argentina y México, que tienen como pronóstico un crecimiento de -6.5 del PIB para 2020. Sin embargo, con relación al nivel presentado en el 2019, la diferencia más significativa la tendrá Bolivia, que era de los países que mejor desempeño mostraba y que, en relación al año anterior, para 2020 sufrirá una caída de más de 8 puntos. El panorama para el mundo del trabajo es esencialmente problemático, con la tasa de desempleo subiendo en todos los países analizados, con especial destaque negativo para el caso brasileño, que tendrá casi el 15% de su mano de obra desocupada en 2020. Además, Bolivia, Brasil y México tuvieron en 2019 y tendrán en 2020 los niveles de pobreza más altos. Pero, en cuanto a Brasil y México, el agravante es que, al ser las economías más grandes de la región, serán los países que tendrán la mayor cantidad de pobres en números absolutos al final de la crisis del Gran Confinamiento. Es decir, inferimos que, incluso tratándose de las economías más grandes de la región, es posible que tengan sistemas de protección social y de medidas de mitigación de los efectos económicos negativos del COVID-19 muy precarios e ineficientes comparados con países homónimos de ingreso medio.
Finalmente, quisiéramos recalcar que los países de América Latina presentan sendas similitudes en su patrón de comercio e inserción internacional por medio de los commodities, México siendo la excepción, donde la exportación de bienes manufacturados se pauta en el modelo maquilador de “competencia espuria” [Fajnzylber,1990: 65], valiéndose de bajos salarios y de la cercanía geográfica con el mercado consumidor estadunidense. Además, a pesar de los esfuerzos de la última década, la pobreza es un tema que aún adolece en esta región, y es paradójicamente dramático que las economías más grandes, México y Brasil, ostenten niveles de pobreza tan elevados. Derivado de su debilidad estructural, la capacidad de captación fiscal es baja y esto dificulta seriamente la salida de la crisis por la pandemia del COVID-19. En una palabra, los desafíos económicos que emanan de la emergencia sanitaria al menos sirvieron para volver a poner sobre la mesa de discusión la necesidad de fortalecer los sistemas públicos de salud y los esquemas de protección social que sean la imprescindible red de apoyo para la parte más vulnerable de nuestra población ante eventos como este. Ojalá, para el futuro, no se nos olvide este poderoso mensaje.
- Alan Olguín es estudiante de la licenciatura en Economía, Facultad de Economía, UNAM. E-mail: alaneolguin23@gmail.com
- Daniela Bernal es estudiante de la licenciatura en Economía, Facultad de Economía, UNAM. E-mail: bcalderon.daniela@gmail.com
- Monika Meireles es investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIEc-UNAM). E-mail: momeireles@iiec.unam.mx.
Referencias
Aristegui Noticias [2020]. “Hay más de 70 mil muertes por Covid-19 en América Latina: Reuters” en Aristegui Noticias, 10 de junio de 2020.
CEPAL [2020a]. “América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19. Efectos económicos y sociales” en Informe Especial COVID-19, CEPAL. No. 1, Pp: 1-15, 3 de abril de 2020.
CEPAL [2020b]. “Dimensionar los efectos del COVID-19 para pensar en la reactivación” en Informe Especial COVID-19, CEPAL. No. 2, Pp: 1-21, 21 de abril de 2020.
CEPAL [2020c]. “El desafío social en tiempos del COVID-19” en Informe Especial COVID-19, CEPAL. No. 3, Pp: 1-22, 12 de mayo de 2020.
CEPALSTAT [2019]. Ingresos tributarios por tipo de impuestos en porcentajes del PIB (América Latina y el Caribe), Estadísticas e indicadores económicos, 11 de junio de 2020.
Fajnzylber, F. [1990]. “Industrialización de América Latina: de la ‘caja negra’ al ‘casillero vacío” en Cuadernos de la CEPAL, No. 60.
Meireles, M. & Todd, C. [2020]. “Los fantasmas de América Latina: estancamiento económico, vulnerabilidad externa y pandemia” en Revista Común, 13 de abril de 2020.
OECD [2020]. Tax revenue, OECD Data, 11 de junio de 2020.
Sevillano, E. [2020]. “La OMS declara el brote de coronavirus pandemia global” en El País, 11 de marzo de 2020.
Svampa, M. [2013]. “Consenso de los commodities y lenguajes de valoración en América Latina” en Nueva Sociedad, No. 244, Pp: 30-46.
Worldometer [2020]. Reported Cases and Deaths by Country, Territory, or Conveyance, COVID-19 Coronavirus Pandemic, 11 de junio de 2020.
1 Estimación propia realizada a partir de los datos de CEPALSTAT [2019].
2 Para el 11 de junio, en Brasil y México los contagios por COVID-19 ascendían a 775,581 y 129,184, respectivamente; mientras que el total de muertes en estos países alcanzaron 39,803 y 15,357 [Worldometer, 2020]. Pese a que los números de otros países latinoamericanos están muy por debajo de los antes citados, no deja de existir en los debates públicos de toda la región la sospecha de un “ocultamiento de cifras” y el escudriñamiento a la metodología de contabilización dada la experiencia que se relata de voz en voz como los largos tiempos de espera en las líneas telefónicas y en ambulancias, los hospitales saturados, así como casos como el de Guayaquil, Ecuador, en los que el colapso del sistema hospitalario y funerario se vio rebasado al punto de observar cuerpos sobre la vía pública.
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